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para ser
(
3
^Marina Müller
-Doctora en Psicología
Universidad Católica.
-Licenciada en Psicología
y en Psicopedagogía,
Universidad del Salvador.
-Especializada en juventud
y adolescencia, temas de la
mujer, orientación educativa,
wocacional, profesional,
tutorías,psicopedagogía
preventiva, ética profesional y
trabajo.
-Psicoterapeuta y orientadora
vocacional profesional.
-Docente universitaria y de
postgrado.
'-Formadora de personal
docente en diversas
instituciones públicas
y privadas del país y del
exterior.
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A p ren d er para ser
Principios de psicopedagogía clínica
A ,r /
t. A f
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Bonum
Müller, Marina
Aprender para ser - 5a ed. - Buenos Aires : Bonum, 2006.
288 p .; 22x15 cm.
ISBN 950-507-355-0
Impreso en la Argentina
Es industria argentina
M a r in a M ü l l e r • 7
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Prólogo, a la presente edición
~ A n th o n y d e M e llo ,
Un minuto para e l absurdo.
10 • A p r e n d e r p a r a s e r
de postgrado en psicopedagogía y psicología (elaboración del rol
profesional, ética profesional) y de la clínica psicológica. En estos
terrenos estoy preparando nuevas publicaciones, que aspiro a seguir
compartiendo con quienes trabajarnos en los ámbitos de la educación
y de la salud mental, y con todos los que sientan interés por estos
aspectos de la vida humana.
Marina Müller
M a r in a M ü l l e r • I I
Introducción
M a r i n a M ü l l e r • 15
dizaje, a la vez que su apertura para escuchrv los mensajes de esos
sujetos que les están “enseñando cómo aprenden”, en un proceso
donde investigador y objeto-sujetos de estudio se influyen recípro
camente. En nuestra tarea, no podemos prescindir de las activida
des de aprendizaje que cada psicopedagogía realiza, en especial con
respecto de su propio campo profesional, y de la progresiva elabora
ción personal del rol laboral.
Tenemos entonces la paradoja de que se constituye una “ciencia”
—conocimiento sistematizado objetivo y general—de lo subjetivo tanto
a nivel del objeto de estudio como de quien lo conoce (y que “se”
conoce en este mismo hecho). No obstante esta complejidad, las
definiciones conceptuales, las construcciones teóricas explicativas,
las verificaciones clínicas y experimentales, van acrecentando lenta
mente el caudal del conocimiento psicopedagógico.
Con respecto de los campos en psicopedagogía, encontramos la clí
nica, dedicada tanto a reconocer y atender las alteraciones del apren
dizaje sistemático o asistemático (este último, por ejemplo en la
orientación vocacional), como a orientar a quienes estén implica
dos en estos problemas.
También existen otras áreas; la sistemática, relacionada con el pla
neamiento educacional y el asesoramiento pedagógico; la institucio
nal, que colabora con los planes educacionales y sanitarios en el
ámbito de las organizaciones, mediante el diagnóstico y las pro
puestas metodológicas pertinentes; la preventiva, cuyos alcances son
muy amplios y aún insuficientemente explorados, que contribuye a
evitar los fracasos educacionales y a mejorar los resultados del apren
dizaje sistemático y asistemático, mediante la participación en pro
yectos comunitarios, en medios de comunicación (televisión, radio,
revistas, diarios, cine, audiovisuales, videos, etc.), en tareas de aseso
ramiento a docentes y padres, en la orientación vocacional incluida
en el sistema educativo desde niveles tempranos, en planes para la
recreación y el uso del tiempo libre, en la educación permanente y
de adultos, etc.
Cuando hablo de aprender, me refiero a un proceso que implica la
puesta en acción de diferentes sistemas que intervienen en todo su
jeto: la red de relaciones y códigos culturales y d el lenguaje, que ya
desde antes de nacer “hace un lugar” a cada ser humano que se
incorpora a la sociedad, “hecha p rop ia ” por el sujeto en un proceso
que implica un transcurso temporal (una historia) y un lugar, un
espacio psicológico, familiar y también ecológico, mediante estruc
turas psíquicas relacionadas con el conocim iento y con las representa
ciones inconscientes.
El aprendizaje tiene que ver con. la inserción de cada persona en el
mundo de la cultura y de lo simbólico, mundo pre-subjetivo, por el
cual el ser humano adquiere un sentido.
Mediante el aprendizaje, y al apropiarse de conocimientos y técni
cas, cada ser humano se incorpora a ese mundo cultural con una
participación activa, y así construye en su interioridad el universo
de representaciones simbólicas, que por otra parte le trascienden.
Los psicopedagogos se ocupan de este campo polifacético. Siendo
una profesión reciente, se les plantea la necesidad de esclarecer su
identidad ocupacional: quiénes son, qué hacen, qué formación los
habilita para su desempeño. Las instituciones encargadas de la pre
paración académica en general acentúan uno de los grandes campos
de esta formación, en desmedro del otro: así resultan psicopedago
gos que tienen un fuerte predominio psicológico y un entrenamiento
especialmente clínico, apto para desenvolverse en el terreno de la
salud mental y sus alteraciones; o por otra parte, para el trabajo de
investigación y planeamiento en lo educacional; lo difícil es la inte
gración de estas dos líneas, ya que como vimos, ambas son constitu
tivas de esta ocupación.
La preparación parcial se observa con facilidad en posiciones que, a
mi modo de ver, distorsionan el rol psicopedagógico o reflejan for
maciones unilaterales:
• los psicopedagogos que trabajan “como maestro/a diferencial” o
recuperador/a, haciendo lo que muchos llaman reeducación, con
un contenido ejercitatorio y de “apoyo escolar”;
• los que desconocen todo el ámbito de tareas preventivas en que
su inserción resulta valiosa e impostergable (psicohigiene del
aprendizaje);
» los que carecen de preparación psicológica y clínica para poder
abordar el diagnóstico, el tratamiento y la investigación de los
problemas individuales y grupales del aprendizaje;
® los que no disponen de preparación pedagógica y didáctica, y
que descartan de su reflexión las problemáticas del sistema
educativo.
18 • A p r e n d e r p a r a s e r
proceso de elección vocacional en el ingreso a la carrera, detectar pro
blemáticas personales o de aprendizaje, y hacer el seguimiento y la
orientación de los estudiantes que lo necesiten.
Esto puede extenderse con los graduados mediante servicios de estu
dios de postgrado, de asistencia técnica y de orientación organizados
por los mismos centros de estudio o asociaciones de graduados.
Además, la metodología de enseñanza en los ciclos de preparación
profesional debería incluir simultáneamente modos de esclarecer cómo
se aprende psicopedagogía y qué obstáculos surgen ante ese aprendizaje.
M a r i n a M u l i e r • 19
cas, lo “esperable” según distribuciones de frecuencias, lo cual redu
ce las diferencias y acentúa la uniformidad (por ejemplo: la utiliza
ción de técnicas estandardizadas).
En el método clínico, pasa a primer plano que se trata con sujetos
particulares atendidos por otro sujeto, en una relación inter-subjetiva.
Se entra en contacto con ellos, mediante el lenguaje, en el marco de
las entrevistas, para escuchar su relato de qué les pasa, qué esperan
hacer para atenderse, qué imaginan rcjpecto del curso de sus pro
blemas y de la intervención clínica.
Esto implica disponer de un marco referencial teórico y de un en
trenamiento en entrevistas clínicas, pero a la vez, de una gran plas
ticidad para aceptar que quien configura las entrevistas, es decir, lo
que sucede durante ellas, es el sujeto en su peculiaridad.
Podemos establecer el símil de un texto “en clave”, con diversos
niveles que se superponen, en el cual los estratos más profundos “se
cuelan” de modo irregular a través del lenguaje manifiesto, verbal,
gráfico, lúdico, de gestos, de acciones; procuramos continuamente
“leer” ese texto, no en forma ingenua y literal, sino otorgándole un
efecto de sentido según nuestra habilidad para “escuchar” algo dis
tinto de lo meramente enunciado.
Esta “lectura” clínica presupone contribuciones epistemológicas que
dan lugar a la construcción de un sistema de conocimientos psico-
pedagógicos.
Comentaré sintéticamente las fuentes teóricas que en mi práctica
clínica han resultado significativas:
1. el psicoanálisis (Freud, Latan, Mannoni, Dolto, Winnicott)
2. la psicología social (Pichón Riviére)
3. la epistemología genética (Piaget y su escuela)
4. la lingüística (de Saussure, Jakobson, Greimas, Barthes)
2 0 • A p r e n d e r p a r a ser
2. la constitución de los sujetos, que responde a las relaciones fami
liares, grupales e institucionales, en condiciones socioculturales
y económicas específicas y que cualifican todo aprendizaje (psi
cología social);
3. el conocimiento y su construcción evolutiva, que depende de las
estructuras mentales subjetivas y de la interacción con otros y
con los objetos (epistemología y psicología genética);
4. el lenguaje como uno de los medios que caracterizan lo típicamente
humano y cultural, la lengua como código disponible a todas los
miembros de una sociedad y el habla como modo subjetivo, evolu
tivo e historizado de acceder a la estructura simbólica (lingüística).
H a r in a M ü l l e r • 2 1
“Uno aprende así, poquito a poquito al comienzo, luego más y más. Lo
que se aprende no es nunca lo que uno creía. El conocim iento no es
nunca lo que uno se espera. Cada paso d el aprendizaje es un atollade
ro... p ero debem os dar, a pesar d el miedo, el siguiente paso, y el siguien
te, y e l siguiente. »
No debem os detenernos: ¡ésa es la regla!”
(Las enseñanzas d e Don Juan,
de C arlos C asta ñ ed a ,
F ondo de C u ltu ra E conóm ica,
M é x ico , 1 9 7 4 , pág. 1 0 8 ).
2 2 • A p r e n d e r pa r a ser
esclarecimiento y en los procesos de cambio, sean preventivos o
terapéuticos;
• aprender a mantener disponible en todo momento, en la tarea,
una actitud investigadora: apertura para percibir los fenómenos.
Poder ir más allá de ellos, para reconocer su estructura y dinámi
ca, sólo discernible si se realiza una “puesta entre paréntesis” de
“lo obvio”, “lo dado” y aparente, para internarse en una búsque
da del sentido de los datos. Sentido que es siempre de alguite
manera “construido” según inferencias teóricas, y que nunca re
cubre en forma total la complejidad de los fenómenos, por lo
cual deja puntos oscuros, vacíos e interrogantes que a su vez pro
pulsan nuevas búsquedas.
De todo esto surge que para llevar a cabo esta actividad no se puede
prescindir de estudios y trabajos interdisciplinarios, ya que para aten
der a un objeto-sujeto tan complejo y de tan múltiples facetas, como es
el ser humano que aprende, hay que recurrir a muy diversas discipli
nas, aceptando que cada una de ellas contribuirá con una gama impor
tante de conocimientos, que por lo demás nunca agotarán su objeto.
Esta exigencia de colaboración encuentra dificultades en la prácti
ca, no sólo desde el campo propiamente científico, los métodos y
teorías explicativas diferentes, sino muchas veces por factores perso
nales. Entre ellos, el desconocimiento y la descalificación recípro
cos; los malentendidos provenientes de interpretar significados pro
pios de una ciencia, con criterios de otra: las rivalidades expresadas
o implícitas por las zonas de competencia de cada ciencia; la pres
cripción del campo de una disciplina por los miembros de otra,
debido al intento de mantenerla subordinada, etc.
Así se producen verdaderos “islotes” de conocimiento, con escasas
posibilidades de intercomunicación, y con frecuente disociación de
cada línea o escuela con respecto de las otras.
Es en la medida que trabajemos en equipo, como podemos atenuar
las desconfianzas mutuas y favorecer el conocimiento de los aportes
de otras ciencias.
La psicopedagogía clínica tampoco debe restringirse a la consulta
privada que se hace difícil o inaccesible a muchos sectores; es im
M a r in a M ü l l e r • 2 3
portante incluir este servicio a nivel institucional: en obras sociales,
en instituciones sanitarias (hospitales, clínicas, centros de salud
mental); en instituciones educativas (escuelas comunes y especiales
o centros de rehabilitación, dependencias del Ministerio de Educa
ción, programas de educación a distancia).
Pero estaríamos realizando una acción reducida, costosa y difícil, y a
veces de resultados insuficientes, si no ampliarnos nuestro radio de
intervención al campo preventivo:
• campañas de difusión comunitaria sobre el aprendizaje, sus ba
ses emocionales y psicogenéticas, la detección precoz de sus pro
blemas, sus condiciones favorecedoras
• “educación permanente” dirigida a padres y a docentes
• participación en planes de preparación curricular
• asesoramiento a directivos educacionales y a docentes
• intervención en “preparación para el cambio de etapa educativa”
en la escuela primaria y en el secundario
• orientación vocacional en todos los niveles educativos.
M a r i n a M iji i f r • 25
mo será escuchado e interpretado por el o la profesional desde la
perspectiva del aprendizaje, con intervenciones que tomen en cuen
ta la demanda del sujeto y la puesta en circulación de sus deseos de
aprender.
El trabajo mediante entrevistas de tipo operativo tiende a tomar la
situación de consulta como lugar para el planteamiento y la even
tual resolución de la problemática (en este caso, del aprendizaje),
con la participación activa del sujeto consultante.
Las intervenciones, verbales y no verbales, no llevan la finalidad de
“curar” compulsivamente eliminando síntomas o solucionando la
problemática planteada en consulta, sino que procuran descubrir
su sentido en el sistema de relaciones intrapsíquicas y también in
tersubjetivas: en la familia, en la institución escolar, en el medio
social, para ayudar a que los pacientes descubran las ilusiones, dis
torsiones y obstáculos que padece su aprendizaje y se movilicen para
elaborar nuevos aprendizajes que les proporcionen un acceso más
operativo al mundo cultural y simbólico.
La investigación clínica operativa en diagnóstico y tratamiento, in
tenta sintetizar la aplicación de marcos referenciales teóricos, for
mación y sistema de valores de los psicopedagogos, con la lectura
del sentido del "existente” (aquí y ahora de la acción psicopedagógi
ca). Desde ahí se produce la formulación de señalamientos e inter
pretaciones dedicados a esclarecer al paciente sus dificultades, la
proposición y planificación de tareas que contribuyan a resolver los
obstáculos del aprendizaje, la modificación del existente inicial y la
aparición de un em ergente que vuelve a confrontarse con los esque
mas previos, convirtiéndose en un nuevo existente que requiere ser
trabajado.
Esta confluencia espacio-temporal se logra mediante la experiencia
clínica misma, pero quien está iniciándose tiende a separar la cro
nología de este proceso: recoge datos, información sobre los pacien
tes; reflexiona sobre esos datos después de las entrevistas, para lo
cual consulta o supervisa con otros; elabora así una estrategia o plan
de su acción posterior; luego prueba sus hipótesis y su estrategia en la
actividad co n los pacientes. Esto le ayuda a mantener cierta distan
2 6 • A p r e n d e r pa r a ser
cia con el objeto de estudio, a la vez nue le sostiene y acompaña en
su rol psicopedagógico para la resolución de sus propios conflictos
de aprendizaje y para la elaboración de su identidad profesional.
Al decir que el método clínico es también operativo , estamos apun
tando a una tarea de aprendizaje y de tratamiento de sus alteracio
nes, tanto hacer como pensar , un conocer y un vivenciar (imaginari-
zar - revestir de afecto y significación): para cada paciente es no
solamente expresar (por el lenguaje de diversos códigos: corporal,
lúdico, verbal, gráfico, etc.); también es incorporar información (co
nocimientos) vivencia! y significativa con respecto a sus problemas,
a distintas áreas culturales o científicas y técnicas; desarrollar aptitu -
des y destrezas (aprendizaje de las técnicas en las áreas del saber y de
la actividad humana); con incorporación por parte de los psicope-
dagogos de materiales pedagógicos y variados recursos auxiliares cuyo
inventario haré más adelante.
Lo característico de la psicopedagogía clínica es realizar una tarea
mediante la cual se ponen en evidencia los obstáculos para el apren
dizaje, y se mueven los sistemas personales o grupales que llevan a
elaborar y en lo posible a resolver esos obstáculos.
La tarea estructura la relación clínica, que no fomenta el desarrollo
transferencia! como ocurre en un tratamiento psicoanalítico (transfe
rencia hacia el terapeuta), sino que trabaja con la transferencia y las
dificultades hacia la misma tarea , y por ende, hacia el aprendizaje.
La tarea (lúdica, pedagógica, dramática, dialogal) es el eje que orga
niza la clínica psicopedagógica y que ayuda a superar relaciones
dualísticas sujeto-aprendizaje, sujeto-psicopedagogo/a, sujeto-fami-
lia, donde no se hace lugar a un tercero. Por lo tanto, donde no
puede ser discriminada la “falta”, aquello de lo cual carece, lo que
no p u ed e o no tiene, lo que no es, su incompletud y dependencia
básica, para aceptar entonces ese “tercero ordenador”, mediatizado
por el conocimiento, la escuela y la cultura, y experimentado desde
las primeras relaciones familiares en el triángulo padre-madre-hijo.
Vamos a reflexionar, para concluir, en la intencionalidad de la tarea
clínica: qué se proponen los psicopedagogos con su operación:
M a r in a M ü l l e r • 2 7
observan y atienden el aprendizaje individual o grupal:
—qué cualidades presenta, qué perturbaciones lo afecta: tanto en
el ámbito sistemático cognitivo como en las relaciones interper
sonales (por ejemplo en el rol de padre, en el de docentes o estu
diantes, en tareas de interacción grupal ó laboral, o en las con
flictivas vocacionales-ocupacionales);
para que los sujetos acompañados-orientados (pero no dirigidos):
—aprendan conocimientos, reconocimiento de situaciones, de
vivencias personales e interpersonales, decisiones, técnicas, de un
modo operacional, instrumental, “para la vida” y no simplemen
te “para cumplir un curriculum académico”
—hagan un meta-aprendizaje, un “saber aprender”, desarrollan
do la disposición para aprender, para seguir aprendiendo más
allá de la educación sistemática y de la asistencia psicopedagógi
ca clínica o preventiva.
2. Algunos aportes teóricos
en psicopedagogía clínica
M a r in a M ü l le r • 2 9
sistencia, subsisten durante todo el ciclo vital con una vigencia pe
rentoria y una modalidad infantil. La más importante es la pulsión
sexual, que penetra la mayor parte de actividades psíquicas en for
ma directa o sustitutiva. Estas son en gran medida surgidas para
satisfacción de aquélla, más o menos desviada de su meta específica.
Si por una parte Freud está supeditado en sus formulaciones al len
guaje científico disponible en su época, por otra anticipa postula
dos que serán sostenidos por la lingüística y el estructuralismo, y
aplicados posteriormente para realizar otra lectura de sus textos en
la escuela francesa de psicoanálisis, la cual ubica en un lugar central
al mundo de lo cultural y lo simbólico y al lenguaje, que son previos
a todo sujeto y lo fundan como tal, a la vez que posibilitan la cons
titución del inconsciente.
Las elaboraciones psicoanalíticas se apoyan en una serie de cons
trucciones teóricas no comprobables empíricamente, metapsicoló-
gicas “más allá de lo psicológico”...
Freud definió tres puntos de vista metapsicológicos:
1) Dinámico: exige que la explicación psicoanalítica de cualquier
fenómeno psíquico incluya la consideración de las fuerzas psíquicas
que actúan, conjunta y antagónicamente; en este último caso, esta
rían en conflicto.
La actividad psíquica está determinada por las pulsiones. Pero no
existe un determinante único: el concepto de sobredeterminación
afirma que la explicación causal psicoanalítica es compleja, múlti
ple, porque inciden simultáneamente diferentes niveles de repre
sentaciones. Por ello, toda expresión psíquica o sintomática remite
a múltiples lazos asociativos y elementos inconscientes.
3 0 • A p r e n d e r p a r a ser
— el del placer, que es el más primitivo, característico del incons
ciente, busca la satisfacción por descarga inmediata, sin tomar
en cuenta las consecuencias, para gratificar los deseos incons
cientes. Caracterizado por el funcionamiento del proceso prima
rio y la omnipotencia del pensamiento.
— el de realidad, más tardío en su aparición, resulta de los aspectos
conscientes y preconscientes. Reprime, posterga o proporciona
mediante rodeos la satisfacción, considera las consecuencias de
la acción, toma en cuenta los objetos sociales y las motivaciones
culturales (por ejemplo morales). Está gobernado por el proceso
secundario donde aparece el pensamiento lógico consciente.
M a r in a M ü l l e r • 3
transgresión” (Laplanche-Pontalis, D iccionario de Psicoanálisis, pág.
441).
Su formación coincide con la declinación del complejo de Edipo,
cuando el niño renuncia al cumplimiento de sus deseos edípicos pro
hibidos por el tabú del incesto, y por medio de la identificación se
cundaria interioriza las pautas valorativas y prohibiones de los padres.
Estas instancias psíquicas son formaciones estables que permiten la
persistencia del pasado en la conducta actual, según los rasgos y de
fensas predominantes en un sujeto.
Otro punto de vista que puede deducirse de la obra freudiana, si bien
Freud mismo no lo enunció directamente, es el genético, por el cual
podemos ocuparnos del origen y desarrollo de los fenómenos psí
quicos. El psicoanálisis nos dice que las manifestaciones psíquicas
son parte integrante de series genéticas que promovieron sus for
mas actuales.
Esto se describe en las llamadas series complementarias o factores
tanto constitucionales como adquiridos. La acción etíológica de es
tos factores se interrelaciona y compensa mutuamente, de ahí su
nombre:
la herencia i
= Constitución
+
Iras, experiencias infantiles
(5 primeros años)
2 da. serie
Constitución
= DISPOSICIÓN
Iras, experiencias
infantiles / Factor I = ENFERMEDAD
desencadenante I PSÍQUICA
de la neurosis
Otro concepto de tipo genético sería el de zonas erógenas predomi
nantes en las distintas etapas. Las formas primitivas, propias de eta
pas más tempranas, siguen siendo siempre potencialmente activas,
aunque sean desplazadas o integradas en forma sublimada.
Esto explica la presencia de regresiones tanto normales (sueños, fan
tasías) como patológicas (síntomas neuróticos).
El proceso genético desde el enfoque psicoanalítico, presenta etapas
de evolución de la libido, la cual va modificando sus fuentes de
excitación o satisfacción.
Madikia Mi ' i i i cd • 7 3
A portes psicoanalíticos de la escuela francesa
3 4 • A p r e n d e r p a r a ser
3) lo simbólico, corresponde al orden de la cultura y del lenguaje,
de la “ley del Padre” o sistema de parentesco y leyes que lo regu
lan: prohibición del incesto, del canibalismo, del asesinato, lo
que rompe la dualidad narcisista entre madre e hijo, e introduce
el reconocimiento del tercero, sujetos los tres integrantes del trián
gulo edípico a una legalidad cultural de la cual el padre real es
siempre sólo una metáfora.
M a r in a M ü l l e r • 35
de otra cosa” no puede ser delimitado a un objeto preciso. El objeto
del deseo es precisamente m etoním ico, se desplaza de una cosa a otra
interminablemente, trasladándose de un significante a otro en for
ma perpetua: es esa empresa de búsqueda imposible de concluir a
nivel de lo “real”, lo que constituye la vida psíquica.
3 8 • A p r e n d e r p a r a ser
informe e inconexo, o quizás de un juego rudimentario, como en
una zona neutral. Unicamente así, en ese estado no integrado de la
personalidad, puede aparecer lo que describimos como creativo.”
(Ibid, pág. 91).
La posibilidad de simbolizar sólo aparece cuando existe una madre y
un medio que sostengan al pequeño lo suficiente como para que éste
aprenda a confiar y a elaborar la ilusión de que las cosas son como él
cree, para aceptar poco a poco que no es así (desilusión gradual).
En cuanto al encuentro terapéutico, señala como principio general
que se realiza en la superposición de la zona de juego del paciente
con la del terapeuta. Tanto éste como aquél deberán saber —o apren
der- a jugar para que se produzca una labor creadora.
Su técnica para facilitar esa “zona intermedia” o transicional con el
paciente, consiste en crear en forma espontánea una especie de ga
rabato que tenga cierta forma, con la consigna:
b) A p o r te s p ro v e n ie n te s de la p sico lo g ía g en é tica
M a r in a M ü l l e r • 3 9
objetos”—a sus estructuras mentales previas. La epistemología es la
ciencia del conocimiento entendida como genética, es decir, consti
tuida por etapas de formación del sujeto que conoce sólo sucesivos
objetos a lo largo de dichas etapas, y los va construyendo por su
interacción con ellos.
Piaget investigó por más de 50 años las estructuras y procesos cog-
nitivos. Su teoría posee un instrumento de verificación que puede
ser aplicado aun por docentes: el método clínico. Se plantean a los
sujetos experiencias muy simples y se los interroga para explicitar
sus razonamientos, su dinámica del pensamiento, e inferir las es
tructuras mentales subyacentes y la forma de adquisición de los co
nocimientos.
Este investigador descubre que los conocimientos, para ser adquiri
dos aun en sus aspectos más intelectuales, requieren la actividad del
sujeto y sus intercambios con otros sujetos y con los objetos a ser
conocidos. Todo acto de pensamiento, por rudimentario que sea
supone una serie de operaciones que sólo se producen si han sido
preparadas por actos que se van interiorizando y coordinando pro
gresivamente desde las regulaciones conducidas por los esquemas
del sujeto.
El sistema es a la vez:
G enético : analiza cómo se forman las nociones y operaciones men
tales en el curso del desarrollo psíquico. Explica el pensamiento adul
to a partir de su origen en la mentalidad infantil, describe los diver
sos estadios que culminan en las estructuras terminales.
Estructural-, entiende las operaciones psíquicas como sistemas de
conjunto, que relacionan todos los elementos incluidos, formando
totalidades cuyos factores son interdependientes.
D inám ico: es móvil, activo; “una marcha hacia niveles cada vez más
amplios de equilibrio”, en caso de no experimentar alteraciones o
inhibiciones.
M a r in a M i ji i f r • 4 I
sujeto en un movimiento centrípeto que modifica los elementos
incorporados en función del sujeto:
4 2 • A p r en d er pa r a ser
acciones para adecuarlas mejor a las características reales de los ob
jetos y situaciones.
M a r in a M ü lle r • /
neas —no exactamente delimitables por edades—una serie de esta
dios o períodos que obedecen a los siguientes criterios:
• Tienen un orden de presentación constante, aunque las edades
dentro de cada uno presentan gran variación individual en ade
lanto o retraso, según las actitudes y la estimulación ambiental.
• Cada estadio se caracteriza por un conjunto de rasgos coheren
tes, una estructura de conjunto por la cual pueden encontrar un
sentido los aspectos particulares.
• Estas estructuras sucesivas son también integrativas, es decir, cada
una proviene de la anterior y se convierte en parte integrante de la
que sigue, preparando a su vez la que le sucederá, al mismo tiempo
que 1a. anticipa; es la base de las adquisiciones posteriores.
4 4 • A pr p m h fr p a r a sfr
para descubrir sus resultados: como al reunir y separar para recono
cer la permanencia de las cantidades.
Esta experiencia no consiste en un simple registro pasivo de los da
tos, sino en una estructuración activa donde los marcos lógicos per
miten asimilar lo conocido.
III. Las interacciones y transmisiones sociales: la socialización es un
proceso al que el individuo no sólo contribuye, sino que también
recibe (co-operación). La acción social es ineficaz sin una activa asi
milación del niño, provisto de sus instrumentos operatorios. Por
otra parte, también influye el trabajo sucesivo de las generaciones
que se trasmite por la cultura.
IV. La progresiva construcción o proceso d e equilibración, es una
autorregulación o serie de compensaciones activas del sujeto en res
puesta a las perturbaciones externas; regulación a la vez retroactiva
(sistema encadenado o feed backs) y anticipadora (el sujeto regula
sus relaciones con el medio, aprende por la experiencia y anticipa el
curso de sus acciones).
DESDE HACIA
• el egocentrismo • la socialización
M a r in a M ü l l e r • 4 5
Existen tres grandes niveles en las construcciones mentales:
• los esquemas senso-motores (2 primeros años de vida).
• el surgimiento de la actividad sem iótica (2 a 7 años) y la interio
rización de los esquemas de acción en el plano representativo,
hasta rebasarlos por las operaciones concretas y la cooperación
interindividual (7 a 12 años).
• la reestructuración de las operaciones concretas, subordinándo
las a estructuras lógico form ales (12 años en adelante).
4 6 • A p re n d e r para ser
riéndose en una realidad sustancial persistente aun cuando no se lo
tenga presente (experiencias del objeto escondido, poco a poco bus
cado en diferentes lugares).
M a r in a M ü l l e r • 4 ’
ca, que puede hacer presentes las realidades ausentes, y libera al
sujeto de las ataduras actuales dándole el poder de recordar y antici
par con más flexibilidad.
De 2 a 4 años, el pensamiento es preconceptual o simbólico, carac
terizado por una asimilación deformante y una acomodación in
completa, cortas, centradas sobre elementos privilegiados.
Un elemento es tomado como prototipo o ejemplo representativo
del conjunto, por ello el esquema queda ligado a la imagen, repre
sentación de ese individuo típico.
Desde los 3 años, diferencia los colores (puede reconocerlos sin de
signarlos), y desde los 4 años, diferencia las formas (puede recono
cerlas sin designarlas).
De 4 a 7 años, el pensamiento es intuitivo, los razonamientos se
ligan a configuraciones o imágenes de conjunto, son guiados por lo
perceptivo.
Esto se comprueba en el diagnóstico operatorio con fichas (equiva
lencias y conservación de los conjuntos):
De 4 a 5 años: el niño hace una fila de igual longitud, con diferente
número de fichas (intuición global sin analizar las relaciones).
O O o o o o o
Establecer series indica que puede hacer más de una relación simul
tánea, por ejemplo: los conceptos de mayor y menor; en ellos la
anticipación y retroacción son solidarias y aseguran la reversibilidad
del sistema. (Un miembro es a la vez mayor que el que le antecede y
menor que el que le sigue.)
La reversibilidad operatoria se comprueba asimismo en las opera
ciones matemáticas directas e inversas.
Las operaciones se llaman aquí concretas por referirse directamente
a los objetos, actuando sobre ellos como en el nivel preoperatorio,
pero en forma reversible.
Se irán aplicando con desniveles cronológicos a contenidos dis
tintos:
a la conservación y seriación:
de la sustancia (6-7 años)
del peso (9 años)
del volumen (11-12 años)
M í di ki a M r II i m . JQ
Recién desde los 7 u 8 años pueden hacerse seriaciones de doble en
trada: correspondencias seriales: perros-casas; hombres-árboles, etc.
y matrices: ejemplo, hojas de un árbol:
Según sus
tonos
Hacia los 9-10 años el niño logra coordinar sus puntos de vista
respecto de un conjunto de objetos: por ejemplo tres montañas o
edificios observados en distintas posiciones (sobre una mesa):
5 0 • A p r e n d e r pa r a ser
El pensamiento procede por hipótesis, sobrepasando lo real para
insertarse en lo posible, sin recurrir a comprobaciones empíricas.
Aparecen las operaciones de tipo combinatorio: operar sobre opera
ciones, combinar, clasificar según todas las posibilidades, permutar
o seriar según todas las posibles disposiciones de los elementos con
siderados. El m undo físico y hum ano, en su dinam ism o
espacio-temporal, comienza a ser accesible a una lectura objetiva de
sus leyes y a explicaciones causales que obligan al sujeto a una cons
tante des-centración en su conquista de los objetos.
Recién entonces el aprendizaje puede realizarse paulatinamente so
bre abstracciones crecientes y en forma verbal, sin que sea necesario
recurrir en todos los casos a las experiencias concretas.
M a r in a M ü l l e r • 5 1
■
o ■
o .
!0
3. Aproximación al
diagnostico psicopedagogico
Marima M i fr • S
ui
Con respecto a la curación, ocurre que su búsqueda y las pautas
para fijar su logro, están ligadas a esquemas normativos propios
del narcisismo de quienes “curan”. De donde el paciente que “se
cura” resulta tan gratificador —para el ideal superyoico de su tera
peuta—y el que “no se cura”, lo “frustra” y decepciona en alguna
medida.
De aquí que debamos revisar estos conceptos, reflexionar sobre
sus fuentes y su validez. Incluso las instituciones —familia, escuela,
hospital- proponen sus metas adaptativas para los sujetos que las
integran y tienden a marginar o segregar a quienes “no se adaptan”
porque no se ajustan a dichas expectativas.
Los límites entre lo considerado sano o patológico no son estric
tos ni claros: todos tenemos características y aspectos más o me
nos enfermos, más o menos sanos, en nuestra personalidad. Sin
embargo, algunos sujetos presentan desviaciones más obvias a los
códigos sociales, y tienden a ser tratados como extraños, raros,
enfermos. Son inquietantes para su medio; entre ellos, los niños y
adolescentes que no aprenden según lo deseado y propuesto por la
escuela.
La sociedad asume la atención de dichas dificultades mediante un
proceso educativo o re-educativo que intenta afianzar el consenso
social: normas escolares e ideales, que al ser incorporados subjeti
vamente llevan a una adecuación sociocultural inconsciente, y con
frecuencia, a un trato del sujeto como objeto o producto social,
desconociéndolo como sujeto y como ser de deseos y de relativa
autonomía.
El “a-normal” se presenta como portavoz (Pichón Riviére) o testi
monio de los problemas y las fisuras, de “la otra cara” del grupo,
latente, reprimida o proyectada en él.
Con frecuencia la “buena educación” o la “buena adaptación”
—podríamos agregar: “la curación”—llegan a ser las resultantes de
una larga serie de conformismos y de inhibiciones que reprimen
al sujeto, oprimiendo su mundo de deseos y de creatividad.
El psiquiatra David Cooper expresa así estas nociones:
5 4 • A p r e n d e r p a r a ser
“A partir del nacimiento, la mayor parte de las personas progresa a
través de las situaciones de aprendizaje de la familia y la escuela,
hasta que logran la “normalidad social”; también la mayoría se de
tiene en ese estado de normalidad. Otras se detienen en ese progre
so y retroceden a lo que en el diagrama llamamos “locura”.
Otras, muy pocas, logran deslizarse a través del estado de inercia o
detención representado por la normalidad estadística... y avanzan
hasta cierto punto por el camino hacia la salud, con conciencia de
los criterios de la normalidad social, de modo tal que pueden evitar
la invalidación.
Debe observarse que la normalidad está lejos, en el polo opuesto no
sólo de la locura sino también de la salud.
La salud está cerca de la locura, pero entre ambas subsiste siempre
una brecha, una diferencia decisiva. Este es el punto omega (Q)”.
(Psiquiatría y antipsiquiatría, Ed. Paidós, Bs. As., 1972, pág. 29).
Esquema de Cooper:
(i "Normalidad"
Q "Salud" psicótica
M a r in a M ü l l e r • 5 5
imprimiéndole su sello, transformándolo por sus acciones al mismo
tiempo que es transformado por los otros y por el mundo.
Pichón llama adaptación activa a la aprehensión de la realidad por
una lectura subjetiva, más la modificación recíproca mediante la
interacción sujeto-mundo.
En cambio, designa como adaptación pasiva al empleo de defensas
estereotipadas para resistir las posibilidades de cambio, volviéndose
inoperantes dichos mecanismos psíquicos para comprender, afron
tar y resolver las situaciones dilemáticas.
Como en otros campos terapéuticos, en psicopedagogía podemos
también referirnos a los diferentes niveles de la prevención.
El p rim er nivel preven tivo apunta a reducir la frecuencia de los tras
tornos -en nuestro caso, del aprendizaje- mediante una promoción
de aprendizajes más operativos, individuales, grupales e institucio
nales: reformulación de objetivos y de planes educativos, asesora-
miento a padres y a docentes, educación e información vocacional-
ocupacional escolar.
El segundo nivel busca reducir los trastornos y su duración. Para ello
recurre al diagnóstico precoz: detección de la preparación para el
aprendizaje sistemático, sistemas de evaluación escolar flexibles e
individualizados, atención escolar personalizada o en grupos de re
cuperación paralelos al aprendizaje sistemático, orientación ocupa-
cional-vocacional desde las clases primarias y secundarias.
El tercer n ivel trata las medidas para rehabilitar las perturbaciones ya
instaladas: tratamientos individuales y grupales con inclusión de la
familia y asesoramiento escolar, seguimiento de casos.
La ecuación etiológica
¿Cómo se entremezclan e inciden recíprocamente los factores cau
sales de los trastornos del aprendizaje? ¿Qué principios intervienen
en la configuración de un sistema psíquico, sea éste patológico, o
aun relativamente sano?
Aquí tomaremos conceptos de nuestro acervo epistemológico, es
decir, del psicoanálisis, la psicología social y la psicología genética:
“lo dado”, lo fenoménico, se nos ofrece mediante un lenguaje (los
síntomas, el discurso del paciente y de sus padres, los escritos, dibu
jos, juegos, etc.).
Para escuchar ese lenguaje, para “leerlo”, atendemos a dos ejes:
a) lo sin crón ico o estructural, a-histórico pues consiste en un
sistema de relaciones actuantes con referencia a una estructura
simbólica;
b) lo diacrónico o genético, histórico.
N/1 .„
la aptitud para aprender y para realizar determinadas tareas (leer,
escribir, realizar operaciones aritméticas, trabajar, elegir una ocupa
ción, etc.).
Estas inhibiciones pueden producirse por evitar conflictos del Yo
con el Ello (erotización y “tabú” ante determinadas funciones, por
ejemplo donde intervengan las manos, los ojos, el pensamiento, etc.);
o con el SuperYo (necesidad de fracaso y de ser castigado, ya que el
éxito estaría prohibido: como los niños que fracasan en la escuela
por no poder “ser más que sus propios padres”); o por estar absorbi
do el Yo en una labor psíquica intensa que resta energía (duelos por
la pérdida de un ser querido a por pérdida de una situación gratifi
cante, como la vida familiar pre-escolar, la niñez de la escuela pri
maria o la adolescencia de la secundaria).
Por otra parte encontramos los síntomas, formaciones de transac
ción entre lo reprimido inconsciente y las exigencias defensivas que
lo deforman hasta que el deseo inconsciente resulta irreconocible.
En sentido más general, síntoma es toda manifestación de alteracio
nes orgánicas o funcionales.
Cada patología encubre con sus síntomas un mensaje que trata de
hacerse oír —aunque fuera mediante el rechazo—y que se ha cons
truido en una relación intersubjetiva. La problemática que se ma
nifiesta, “tapa” o defiende al grupo familiar de abordar otras ver
dades más profundas que están distorsionando el aprendizaje y las
relaciones con lo simbólico de esos sujetos: ellos pueden así man
tener más defendido lo que el paciente entre tanto expresa me
diante su enfermedad.
Como dice Maud Mannoni: “más allá del síntoma que debe ser
reeducado, en primer término existe un mensaje que debe ser oído”.
“Todo sujeto disminuido es considerado en principio como un su
jeto hablante. Es un sujeto que por su palabra —su síntoma- dirige
un llamado, trata de hacerse oír...” (El niño, su enferm edad y los otros,
pág. 205 y 208).
Por ello, no tomaremos los síntomas “al pie de la letra”, sino que
trataremos de escuchar qué sentido reciben en toda esa red de rela
ciones simbólicas e históricas que lo han hilvanado.
5 8 • A p r e n d e r p a r a ser
El proceso diagnóstico
M a r in a M ü l l e r • 5 9
remite en todo sujeto, en última instancia, a articulaciones y fallas
con respecto del orden simbólico.
6 2 • A p r e n d e r pa r a ser
La forma de enunciar el problema ya “nos dice” algo sobre éste: “no
m e aprende”... “con los antecedentes de la familia, ya me imaginaba
que mi hija tendría alguna tara”... “es igualito al padre, duro para
que “le entren” las cosas”. Hay en esas expresiones todo un juego de
identificaciones, de defensas y deseos que esperan ser descifrados.
El encuadre constituye el conjunto de constantes que dan posibili
dad de emerger a las variables que particularizan al sujeto y a su
problemática. Incluye un espacio (el consultorio) suficientemente
amplio y tranquilo, sin interferencias perturbadoras, que permite el
desarrollo de un encuentro personal de intimidad.
Un tiempo: duración de cada entrevista (de 40 a 50 minutos si es
individual; de 60 a 90 si es grupal; también pueden plantearse se
siones prolongadas), una vez decidida la duración por el psicopeda
gogo, de acuerdo con las características de la consulta, el tiempo de
sesión se mantendrá estable; frecuencia de encuentros (desde quin
cenales a 2, 3 o más veces por semana).
Roles diferenciados: entrevistador; entrevistado/s.
O bjetivo de las entrevistas: proceso diagnóstico psicopedagógico.
Por medio del contrato explicitamos las características del encua
dre y pedimos al sujeto que acepte ser “ayudado/a a entender qué
le pasa y si es necesario, ver qué puede hacerse para encarar sus
dificultades”.
Se trata de iniciar una relación de cooperación para abordar la pro
blemática del aprendizaje. Se plantean horarios y honorarios, lugar
y forma de trabajo, se encara el esclarecimiento de las fantasías rela
tivas al diagnóstico: muchas veces éste es confundido por los pa
cientes con un tratamiento.
Las primeras entrevistas (1 ó 2) proporcionan una información
que será trabajada por el psicopedagogo para formular una serie
de hipótesis en cuanto al motivo imaginario y latente de consulta,
las características estructurales y dinámicas de los transtornos, las
fantasías de resolución, los probables factores concurrentes histó
ricos, las resistencias y defensas erigidas ante los problemas, su
valor estructurante y funcional, “operativo” en un cierto sistema
de relaciones.
M a r in a M ü l l e r • 63
Esto nos llevará a trazar una estrategia para proseguir y completar el
diagnóstico, seleccionando recursos auxiliares para corroborar, des
cartar o replantear nuestras “construcciones” o elaboraciones dedi
cadas a reconstituir la historia del sujeto, y nuestras interpretaciones
de sus síntomas: “estructuramos”, “organizamos” el material que
nos brindan los pacientes proponiéndoles así una oportunidad de
reorganización al sujeto desde un nuevo sistema u orden simbólico
que le hace encontrar nuevas imágenes de sí y de su problemática.
G rupo familiar
y problem ática del aprendizaje
Todo sujeto se constituye como tal desde otros que le dan cabida en
un sistema de relaciones —familiares, culturales- que en última ins
tancia se fundamentan subjetivamente desde las estructuras socia
les, culturales y lingüísticas (registro simbólico). Cada individuo es
así a modo de un significante, ligado en forma intergeneracional a
otros individuos -significantes y sincrónicamente a los sujetos- sig
nificantes que en conjunto despliegan el discurso familiar: abuelos,
padres, hijos, nietos, hermanos, tíos, sobrinos, primos... etc. en una
amplia red de la cual percibimos en la consulta sólo un fragmento.
Por lo tanto, tomaremos el discurso contenido en las sesiones diag
nósticas como una pequeña muestra a partir de la cual inferir cómo
se inscribe el sujeto en el texto mayor que sería la familia.
Al recibir un pedido de consulta, planteamos la importancia de en
trevistas a am bosJpadres, en pareja o bien individualmente, si la pri
mera variante es imposible, por ejemplo, si están separados. En caso
de nueva pareja del progenitor que está a cargo del niño, puede
evaluarse la conveniencia de invitar al nuevo cónyuge a participar
de la entrevista, ya que integra el mundo cotidiano del paciente. La
familia que recibió al sujeto lo ha imaginado previamente, y éste
representa para aquélla, desde antes de su nacimiento, una serie de
cosas. Vino a intentar colmar los deseos de sus padres, pero por otra
parte, nunca podrá cumplirlos a nivel de lo imaginario y narcisista
que supone esa representación. En el individuo enfermo, ocurre
que sus fallas y trastornos están imbricados en las fantasías, temo
res y —paradójicamente- los deseos más secretos y angustiantes de
sus padres.
Los niños y adolescentes con alteraciones del aprendizaje crean en
sus padres un indefinible sentimiento de “estar en falta”, de “haber
hecho las cosas mal”, ya que estos no pueden terminar de recono
cerse en el hijo problemático, viviéndolo a veces como una especie
de castigo o como que “de ellos salió algo dañado”. Otras actitudes
manifiestan diversas defensas ante la ansiedad movilizada por los
trastornos: “no es nada, es cosa de la edad; nos dijeron que cuando
crezca se va a mejorar solo”; “tiene algunos problemitas, pero no
creemos que sea para tanto: ya se le va a ir pasando con el tiempo”;
o por el contrario: “sabemos que es incurable, como una enferme
dad grave: qué le vamos a hacer”.
M a r in a M ü l l e r • 6 5
cosas” para él y con él, pero sin contar con su verdadera participa
ción, al estar disminuidos o inhibidos su pensamiento, su lenguaje,
su instrumentación para desenvolverse en el aprendizaje.
La única forma de ser y sentirse sujeto es recibir de los demás un
reconocimiento, un valor, un espacio para diferenciarse y expresar
su propia verdad. Si para la familia del paciente han existido fallas
para ubicar al sujeto en un plano simbólico, y se han reforzado
una serie de modos estereotipados y enajenantes de aprendizaje
(por lo común de larga data), es mediante la consulta como los
psicopedagogos y otros profesionales estamos situados en un lu
gar que puede revestir importancia simbólica para esa familia, que
nos interroga sobre qué les pasa y qué conviene hacer para “estar
mejor”. Somos requeridos como representantes de un orden (el de
la cultura) desde el cual ayudaremos a replantear y desestructurar
aprendizajes inhibitorios o alterados y a elaborar modalidades más
operativas.
De aquí lo significativo de nuestras intervenciones, de las palabras y
las apreciaciones diagnósticas y pronosticas que transmitimos a los
padres y al mismo sujeto. Nuestro lenguaje ha de ser accesible, cla
ro, evitando rótulos o designaciones que encierren al consultante en
un círculo sin salida, y permitiendo la explicitación de la problemá
tica y los caminos para atenderla según las posibilidades concretas
de los consultantes, que distinga lo que conviene hacer de lo que
puede hacerse, y esto último según etapas estratégicas.
La interpretación diagnóstica
utilización de técnicas auxiliares
6 6 * A p r e n d e r pa r a ser
• Las transferencias en relación al psicopedagogo y a la consulta, el
lugar que ocupa la problemática del sujeto y este mismo en el
sistema de relaciones familiares e intergeneracionales, en fun
ción de obturar los vacíos y patologías grupales en su papel de
depositario de la enfermedad.
Las perturbaciones tendrán diferente sentido si se ligan a estructu
ras psicóticas, neuróticas, con compromiso orgánico, con déficit
mental o perversas.
La orientación a los consultantes -padres y pacientes- forma parte
del diagnóstico, y tiene que respetar el “tempo” psicológico de ela
boración de los mensajes, el marco referencial —personal, grupal y
cultural-, las fantasías y angustias subyacentes. Así podremos pre
parar las distintas alternativas: ya sean la iniciación del tratamiento,
la derivación a otro profesional, la adopción de medidas pedagógi
cas, el cambio de nivel educativo, el ingreso a nuevos ámbitos labo
rales, educacionales o terapéuticos, u otras.
La devolución ha de dosificarse operativamente en una serie de en
trevistas, ya que es conveniente que se realice más de un encuentro
con tal finalidad.
En el libro La dislexia en cuestión, de Ajuriaguerra y otros, leemos:
“Cuando un niño viene a consultar, no se puede adelantar una res
puesta antes de comprender lo que le pasa, cómo reacciona ante el
mundo exterior, ante el conjunto de sus relaciones, sea en el seno de
la familia o fuera de ella, cómo reacciona frente a su trastorno”... “el
síntoma... es significativo de algo personal del niño: éste tiene por
tanto, derecho a tenerlo” (Pág. 105).
El diagnóstico psicopedagógico a veces corre el riesgo de convertirse
en un ritual de aplicación de técnicas, con conclusiones que rotulan
y encasillan al sujeto que consulta.
Maud Mannoni nos dice al respecto refiriéndose a los diagnósticos
de debilidad mental: “...el drama de estos niños es justamente el de
la desesperanza. ¿Cómo puede luchar un individuo cuyos padres acep
taron con resignación para él la imposibilidad de progresar? ¿Qué
sentido podrá dar a una vida que los mismos adultos condenan a
que no tenga sentido?” (El niño retrasado y su madre, pág. 238).
M a r in a M ü l l e r • 6 7
Muchos exámenes psicológicos y psicopedagógicos se toman dema
siado al pie de la letra al servicio de ese encasillamiento. Lo que hay
que aprender a interpretar es cómo piensa y aprende ese sujeto, y qué
problemas tiene para ello, “en vivo”, como proceso viviente y en sus
estructuras subyacentes, y no con resultados “concluidos”, cerrados,
estáticos. Los tests son auxiliares del proceso diagnóstico que no pue
den sustituir a la formación clínica y operativa del psicopedagogo,
quien hará la lectura del material para darle un efecto de sentido.
Las conclusiones que puedan desprenderse de los tests deberán ser
tomadas en forma estructural, interrelacionando los datos, no en
forma esquemática y estereotipada como si se tratara de una clave
aplicable automáticamente en todos los casos.
Las técnicas permiten descubrir las particularidades de cada sujeto,
su manifestación como persona, a través del análisis profundo de su
cualitatividad, sin olvidar que constituyen muestras parciales y fija
das en el tiempo.
El diagnóstico deberá comparar las manifestaciones de alteración
con las que son propias y esperables en cada etapa del desarrollo
normal.
“El niño normal se descubre en el niño patológico”, afirmaba Wallon.
7 0 • A p r e n d e r p a r a ser
4. Revisión de criterios
diagnósticos y pronósticos
referidos al aprendizaje
M a r in a M ü l l e r • 7 1
Insistimos en la importancia de realizar el diagnóstico y el pronóstico
en forma procesual, con intervención de lo diacrónico (las transfor
maciones temporales) y no solamente de lo sincrónico dado por un
corte transversal, el cual de todos modos es un artificio teórico, dada
la fluencia existencial. El lenguaje subjetivo del paciente apela a nues
tra receptividad subjetiva, para poder transformarse, en el curso de la
relación entre consultante y psicopedagogo, en un mensaje percibido
y reflejado otra vez, para ser reelaborado por quien lo emitió.
En psicopedagogía, el diagnóstico y el pronóstico se refieren al cono
cer, saber y saber-hacer, sus condiciones subjetivas y relaciónales (en
especial familiares, escolares, laborales), sus inhibiciones, detenciones
y desvíos.
El conocimiento psicopedagógico no se cristaliza en una delimita
ción inamovible, ni en los déficits y alteraciones subjetivas del apren
der, sino que evalúa lo posible para cada sujeto, lo que está en dispo
sición efectiva o virtual de saber y de hacer.
El sujeto aprende y conoce desde su historia personal y familiar, con
las potencialidades y los límites mentales, educativos, culturales y cien
tíficos de su individualidad, desde su lugar en la estructura social y en
su época.
Haré una rápida revisión de algunos factores generales que actúan inter-
5 fr ie n d o el aprendizaje. Cuando describo sus alteraciones, éstas apare-
| cen sobredeterminadas, es decir, originadas en múltiples causas que
I inciden recíprocamente, si bien pueden prevalecer algunas sobre otras
según se organice en cada personalidad la problemática detectada.
7 0 • A D D C K in C R PAPA SPR
que producen graves enfermedades: depresión anaclítica por priva
ción prolongada, hospitalismo por carencia total, con empobreci
miento y detención del desarrollo psíquico.
En numerosos casos se producen procesos de identificación y pro
yección masiva de los padres hacia los hijos: fantasías psicóticas
maternas relativas a sus hijos deficitarios o severamente perturba
dos; ansiedades, fantasías y conflictos de la pareja depositados por
proyección en alguno de los hijos, el más apto para hacerse cargo de
la depositación; relaciones de tipo perverso entre padres e hijos;
padres psicóticos, ausentes o gravemente incapacitados; relaciones
llamadas “psicotóxicas” por Spitz. Entre estas últimas:
• la repulsa primaria activa de la madre (rechazo global del hijo),
por sexualidad y femeneidad maternas no asumidas;
• la repulsa primaria pasiva (niño no deseado);
• la solicitud ansiosa primaria (sobreprotección): da lugar al “cóli
co de los tres meses”;
• la hostilidad materna disfrazada de angustia: “no tocar” al niño;
no cuidarlo, (da lugar a las dermatitis, eczemas, del bebé);
• las oscilaciones rápidas entre mimos y hostilidad agresiva (hiper-
motilidad, ansiedad, autoerotismo del niño);
• los saltos de humor cíclicos a largo plazo (juegos fecales, melan
colía del niño);
• la hostilidad compensada conscientemente (agresividad, retrai
miento con hiperdesarrollo intelectual en el niño).
7 4 • A p r e n d e r pa r a ser
• Cambios de domicilio, de localidad, de país.
• Enfermedades temporarias.
• Nacimiento de hermanos.
• Condición de hijo/hija adoptivo/a.
• Elección de estudios u ocupación.
• Fallecimiento de un familiar o personaje significativo.
• Separación y nueva pareja de los padres.
• Enfermedad grave de familiares inmediatos que conviven con el
sujeto.
M a r in a M ü l l e r • 75
)
6. S iste m a e d u ca tiv o :
Su organización, sus métodos, contenido, objetivos, la mala remune
ración que perciben los docentes y que les hace difícil actualizarse,
inciden en muchos niños y adolescentes para provocar o acentuar
fallas en el aprendizaje sistemático y actitudes de rechazo, desaliento o
fracaso.
Es importante no sólo considerar la estructura de la institución
escolar, sino las relaciones entre alumnos y educadores con todas
las posibilidades de aprendizaje o de obstrucción de éste que con
llevan.
• ¿O D C M nC O DADA CCR
D e fe n sa s p r e d o m in a n te s y cu a d r o s relacion a do s
R E PR E SIÓ N D ESESTIM A CIÓ N D E S M E N T ID A ID E N T IF IC A
(tam bién llam ada (tam bién llam ada C IÓ N
RECHAZO o R E N E G A C IÓ N ) SE C U N D A R IA
R E P U D IO )
PL,
M a r in a M ü l i er • 7 7
En el D iccionario de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis encontra
mos la siguiente definición (pág. 246):
—“Neurosis: afección psicógena cuyos síntomas son la expresión sim
bólica de un conflicto psíquico que tiene sus raíces en la historia
infantil del sujeto y constituyen compromisos entre el deseo y la
defensa. Actualmente el término tiende a reservarse a aquellas for
mas clínicas que pueden relacionarse con la neurosis obsesiva, la
histeria y la neurosis fóbica.”
aislamiento
• Neurosis obsesiva: anulación
mecanismos formación reactiva
prevalecientes control omnipotente (esquizoide,
en las personalidades que
mantienen latente una psicosis)
7 8 • A p r e n d e r pa r a ser
• Histeria: I negación
mecanismos represión
prevalecientes I disociación atenuada
M a r in a M ü l l e r • 7'
tiempo, el del delirio, el Yo reconstruiría una nueva realidad, con
forme a los deseos del Ello.” (Obra citada, pág. 335)
• esquizofrenia:
splitting (desintegración)
mecanismos
identificación proyecdva masiva disociación
prevalecientes
• paranoia: megalomanía
mecanismos proyección masiva
prevalecientes control omnipotente de los objetos ideali
zado y persecutorio
negación
disociación
idealización
• maníaco-depresiva:
introyección
a) mecanismos
identificación introyectiva
prevalecientes
inhibición, restricción del yo
en la fase depresiva
regresión
disociación
b) mecanismos
idealización
prevalecientes
negación
en la fase maníaca
control omnipotente
En las psicosis habría siempre un empobrecimiento o una carencia
que distorsiona el acceso a lo simbólico-cultural, por lo cual es
frecuente la alteración de los aprendizajes sistemáticos, salvo en per
sonalidades que compensan su trastorno psicótico con un elevado
rendimiento intelectual o laboral (variaciones dentro de estados ma
níaco depresivos o paranoicos).
En muchos casos, se presentan desempeños excelentes en algunas
actividades, junto a chatarra o déficits en otras.
Como indicación psicopedagógica, tanto en las psicosis infantoju-
veniles como de adultos, es conveniente el tratamiento individual o
en pequeños grupos de las alteraciones del aprendizaje, o la educa
ción especial (en cuadros autistas).
• En la escuela primaria:
— retraso intelectual (de grado leve)
— disfasias leves, trastornos en la lectoescritura, discalculias
— retraso madurativo
— signos de organicidad
— perturbaciones emocionales que alteran el aprendizaje: fobias
escolares, inhibiciones, etc.
— psicosis infantil con trastornos del pensamiento, del lenguaje
y de la conducta
• Escuela secundaria:
— problemas de método de estudio
— inhibiciones del pensamiento y otras perturbaciones emocio
nales que afectan el rendimiento académico
— síntomas disléxicos
— trastornos de la personalidad (psicosis, psicopatías, adiccio
nes, depresiones severas, etc.)
8 2 • A p r e n d e r pa r a ser
Acerca de la diferencia y de la relación entre
debilidad mental y psicosis
Este rol es adjudicado por los otros y asumido por el sujeto según
sus predisposiciones.
La enfermedad -debilidad o psicosis- aparece como expresión de
situaciones y fantasías muy temidas y ocultadas por el grupo, pero
vividas directamente en ese “chivo expiatorio” que toma sobre sí los
déficits y problemas del grupo. Es difícil establecer una neta dife
rencia entre debilidad y psicosis, dado que los disminuidos menta
les muestran una organización de su personalidad que presenta
muchas características psicóticas, si se indaga en profundidad. Mu
chos rendimientos bajos en el aprendizaje y en los tests psicométri-
cos testimonian carencias muy precoces en las relaciones con la madre
M a r in a M ü l u r * 8 3
y con el grupo familiar, en los vínculos emocionales y en la posibi
lidad de dar a ese niño un lugar en los deseos y el amor familiar.
La debilidad mental como tal bordea o se instala directamente en la
estructura psicótica de la personalidad, pero a un nivel de em pobre
cim iento, más que de distorsión de lo simbólico.
A su vez ese paciente sólo puede ser captado, para dar un sentido
a sus trastornos, si conocemos y tomamos en cuenta la personali
dad de sus padres, la estructura y la dinámica de sus relaciones
familiares.
Los problemas que plantea el diagnóstico diferencial entre retraso
mental y psicosis son complejos y difíciles y los diferentes autores
no concuerdan entre sí. Las técnicas de evaluación psicológica que
proponen resultados cuantitativos no son absolutamente válidas ni
ajustadas al examen de estos sujetos (Terman, Wisc, Raven, Rors-
chach, etc.). Por lo común los pacientes no se interesan por la situa
ción de prueba, sus respuestas pueden ser fluctuantes, su atención y
concentración escasas, su fatigabilidad y desinterés pueden hacer
poco consistentes los datos finales. Éstos son más confiables en su
jetos de 7 a 13 años. Durante este período, según Moore, en el W isc
los mejores subtests en niños psicóticos, serían comprensión, seme
janzas, rompecabezas y ordenamiento de imágenes y después de los
13 años, vocabulario, información y ordenamiento.
8 4 • A p r e n d e r p a r a ser
El estudio de niños psicóticos por pruebas de diagnóstico operato
rio (Piaget-lnhelder), evidencia su dificultad para razonar en térmi
nos de azar y probabilidad, el desfasaje de las operaciones físicas en
relación a las lógico-matemáticas, la dificultad para situarse en el
punto de vista de los demás y para establecer relaciones significante/
significado
La alteración reside principalmente en el ámbito de la función
simbólica.
Por otra parte, si el niño padeció privaciones sensoriales, afectivas y
sociales severas durante sus dos primeros años, la oligofrenia o debi
lidad mental más o menos profunda se instaura en un cuadro que
presenta características de autismo.
En general, el psicótico presenta algunas funciones mentales bien
conservadas o incluso hiperdesarrolladas (pensamiento lógico-ma
temático, elaboración de conceptos, vocabulario, conocimientos
generales, habilidad motriz fina, etc.).
En la debilidad mental, se supone un compromiso constitucional
(genético, congénito o bien orgánico) que altera, lentifica o detie
ne la posibilidad de aprendizaje y el desarrollo mental a un nivel
precoz. Ello trastorna la organización sensorio-motriz e infralógi-
ca y empobrece el avance en la simbolización y en el pensamiento
reversible.
En el psicótico se postula una relación especialmente patógena ma-
dre-hijo desde las primeras etapas: esto no es privativo de dicha
enfermedad psíquica (Mannoni, Dolto) ya que los “retrasados men
tales” y los niños retrasados psicóticos o de dotación intelectual
normal que padecen de organicidad también presentan fallas en las
relaciones interpersonales y en su ubicación simbólica en la familia.
El débil mental no logra -o lo hace en forma precaria- establecer
relaciones entre ideas ni coordinar sus acciones de modo de llegar a
conceptos de semejanza, oposición, sucesión, inclusión, exclusión y
transformación reversible.
Si lo consideramos desde el enfoque psicogenético, el débil avanza a
un ritmo lento, conservando en cada nuevo estadio que transpone
M a r in a M u i i fr • 8 5
las características de niveles anteriores, por “viscosidad” o adheren
cia (no por las oscilaciones esperables en sujetos “normales”). Se
observa un paso cada vez más lento hasta llegar a una detención a
determinado nivel.
8 6 • A p r e n d e r p a r a ser
En las psicosis infantiles, encontramos:
• alteraciones importantes, prolongadas y precoces de las relacio
nes interpersonales;
• desconocimiento evidente de la propia identidad, según la edad
del sujeto;
• ausencia del pronombre personal y del lenguaje “en primera per
sona”;
• preocupación patológica por objetos determinados o por sus pro
piedades, sin relación con su uso corriente;
• resistencia intensa hacia cualquier cambio con lucha por mante
ner o restablecer la constancia (pánico a lo nuevo y lo diferente);
• fobias fuertes frecuentes;
• marcados rasgos obsesivos (rituales compulsivos);
• experiencia perceptiva anormal (alucinaciones) en ausencia de
anormalidades sensoriales y orgánicas;
• angustia aguda, excesiva y en apariencia irracional;
• pérdida o falta de adquisición del lenguaje, o bien su desarrollo
insuficiente;
• conductas motoras bizarras;
• fondo de retraso mental sobre el cual aparecen fragmentos de
funciones intelectuales o de habilidad manual casi normal o ex
cepcional.
I - O rg a n icid a d
M a r in a M ü l l e r • 8 7
Caracterización de la personalidad en los diferentes cuadros
orgánicos:
• atención inestable, dificultades de concentración, fácil reacción
a los estímulos, distracciones;
• perseveración (repetición reiterada, compulsiva, estereotipada,
de una misma actividad);
• fatiga fácil, necesidad de rápida variación de actividades;
• “reacción catastrófica”, angustia, rechazo y crisis ante dificulta
des o frustraciones, o ante situaciones de competencia, por sen
tirse incapaz, impotente;
• negativismo, agresividad, a veces destructividad (irritable, terco,
impulsivo), explosividad;
• viscosidad, “pegoteo”, necesidad de contacto físico, adherencia;
• cambios bruscos de humor;
• abulia, desinterés, desgano, lentitud psicomotriz; o por lo con
trario hiperactividad, inquietud;
• fallas en la coordinación psicomotriz y perceptivo-motriz;
• dificultades en la memoria;
• dificultades en análisis y síntesis (confusión figura-fondo, toma
la parte por el todo, atiende a detalles sin importancia, dificultad
de síntesis);
• trastornos de elaboración conceptual (pensamiento rígido, poco
reversible, concreto, “literal”);
• desorientación en el dominio espacio temporal y corporal, fallas
de lateralidad;
• déficit en la discriminación auditiva;
• dificultades en lectura (deletreo), disgrafías, disortografías, fallas
lingüísticas;
• discalculias.
Consecuencias en el aprendizaje escolar:
• trastornos en lectura y escritura, matemática o combinados;
• irritabilidad, cansancio, desinterés;
• se los confunde con niños deficitarios (repetidores o desertores);
por fallas de retención y asimilación.
Indicaciones:
• consulta neurológica;
• clases de recuperación (en grupos reducidos, con didáctica correcti
va; menores exigencias y contenidos flexibles).
II - Trastornos p s ic o m o t ric e s
2. Evolutivos:
• hipertonism o: movimientos bruscos, descargas motoras violen
tas, efectúan desplazamientos más que manipulaciones;
• hipotonism o: movimientos simples y de poca energía; explo
ración manipuladora de objetos y del propio cuerpo;
• ritm iasm otoras: bruscas descargas tensionales para resolver
montos de ansiedad: cefálicas - oculocefálicas - céfalocorpo-
rales;
• “h ea d -b a n gin g”: golpeteo de cabeza; “autoacunarse” (“roc-
king”) por insatisfacción emocional, como forma de autoero-
tismo. Señala graves trastornos y/o carencias en las relacio
nes afectivas.
3. Debilidad motriz:
• Paratonía - sincinesias, exageración de los reflejos tendinosos, tor
peza en los movimientos voluntarios, imposibilidad de relaja
ción voluntaria, maduración motriz y lingüística retrasada.
4. Inestabilidad psicomotriz:
Presentan hiperactividad, pensamiento confuso y superficial, existe
desinhibición motriz.
El rendimiento escolar es mínimo, con indisciplina y bufonería.
Oposicionismo: pasivo (pereza - tozudez - desobediencia) o activo
(irritabilidad - agresión).
5. Trastornos de la realización psicomotriz:
• Desorganización prdxica: fallas de esquema corporal, de laterali-
dad, de organización espacial y gráfica, de rítmica, de lectura,
escritura y cálculo.
• Disgrafías: fallas en la caligrafía.
Trastornos del tamaño, la forma (o x a - ch x d), la presión, la dis
tribución espacial (renglón - espacios en blanco - márgenes), los
límites (aglutina en los bordes o los sobrepasa), la dirección (hacia
arriba o abajo; dirección fluctuante).
Indicaciones:
en todos estos casos se requiere:
• diagnóstico psicopedagógico;
• eventualmente ciases de recuperación;
• psicomotricidad relacional.
9 0 ■A p r e n d e r p a r a s e r
• simplificación de contenidos y de exigencias curriculares duran
te los primeros grados.
IV - Disfasia e sco la r
Indicaciones:
• diagnóstico médico - psicopedagógico;
• grado de recuperación y/o tratamiento psicopedagógico clínico.
M a r in a M ü l l e r • 9 i
V - D islexia e s p e cífica ( “d e e v o lu c ió n ”)
n*»
mas de sonido similar; fallas de código (en el caso de mayúsculas,
acentos, puntuación, etc.);
• lectura lenta, dificultosa, poco comprensiva, a veces fabulada,
saltea letras, palabras o renglones, omite y agrega fonemas, repi
te, etc.;
• incapacidad de expresar por escrito su pensamiento.
Indicaciones:
• clases de recuperación, paralelas a las clases escolares comunes si
la dislexia es leve (2 ó 3 veces por semana);
• grados de recuperación si la dislexia es severa;
• tratamiento psicopedagógico.
VI - B a jo rend im ie n to in te le ctu a l
Características:
• desinterés por la realidad que los rodea;
• escasa capacidad de observación;
• disminución más o menos pareja de todas las actividades intelec
tuales (atención, memoria, vocabulario, razonamiento, etc.);
• dificultad para lograr independencia en sus conductas;
• inseguros, necesitan supervisión.
Indicaciones:
• programas educativos especiales (retraso severo o moderado);
• si el déficit es leve, consideración de sus dificultades y ritmo len
to de aprendizaje, en escuelas de recuperación o en la enseñanza
común.
(Ver más arriba: “Acerca de la diferencia y de la relación entre debi
lidad mental y psicosis”.)
9 4 • A p r e n d e r pa r a ser
5. El tratam iento
psicopedagógico
La problemática del aprendizaje: los síntomas
como lenguaje
M a r in a M ü l l e r • 9 5
Es frecuente que escuchemos a los padres decirnos durante sus pri
meras consultas: “Pero en realidad, yo era igual... aún ahora, si pue
do, evito escribir y se lo hago hacer a otro. Por suerte en la oficina la
secretaria se encarga de eso”, o: “Claro, si él es igual a como era yo...
¡era más “duro” para la escuela!”.
Como vemos, interjuegan una serie de identificaciones entre padres
e hijos, con proyecciones y depositaciones en “el integrante de la
familia que ahora no aprende”.
Muchas veces son las madres quienes solicitan la consulta y recla
man tratamiento psicopedagógico para sus niños, en especial cuan
do éstos inician su escolaridad.
Éste es un momento de pasaje, desde el seno familiar y materno
hacia el mundo cultural, simbólico y social. Es como si temieran la
confrontación que deben sufrir sus hijos, que han de ser marcados
por sus carencias. Ya no serán más “el objeto que colma el deseo
materno”, se vivirán carentes, expuestos al dolor y a la pérdida de su
lugar en el triángulo edípico, lo cual a su vez les permitirá aprender
—formación del Superyó (ideal del yo, conciencia moral, auto ob
servación), entrada en la latencia—.
Piaget señala que en esta etapa se consolida la des-centración, el
pasaje a lo social, a la co-operación, la superación de la percepción
intuitiva, pro-operatoria, a favor de la reversibilidad operatoria.
Para abordar los problemas del aprendizaje, hemos de partir del
proceso diagnóstico, que habitualmente envuelve de tres a seis en
trevistas en las que se plantea cóm o aprende el paciente - y su fami
lia—qué alteraciones presenta en su aprendizaje, p o r qué ocurren,
cuál es el pronóstico, qué medidas de tratamiento son apropiadas.
Todo esto, trabajando operativamente con el sujeto y sus padres
para que puedan asumir sus dificultades y participar cooperativa
mente del tratamiento posterior.
Las dificultades del aprendizaje no son privativas de los niños es
colares: las encontramos en niños pequeños (autistas, psicóticos
no autistas, retrasados mentales, “inmaduros”), en adolescentes y
en adultos de diversa sintomatología. Los trastornos se desarro
llan en una personalidad con una estructura y una dinámica pro-
pías, en una sucesión de episodios vitales, en un determinado con
texto. Rara vez los problemas de aprendizaje se recortan nítida
mente de dificultades de otro orden: psíquicas, orgánicas, socio-
culturales, etc. El diagnóstico nos llevará a precisar qué acciones
serán prioritarias, dentro de una gama más o menos amplia de
alternativas posibles, atendiendo a preservar siempre, que el suje
to “no se pierda” en un conjunto de terapias inconexas donde en
definitiva se sentirá manipulado y desconocido como persona
portadora de sentido. No todo lo que “ habrá que hacer” para
ayudar al paciente se hará simultáneamente. Es preferible iniciar
la atención con un tratamiento psicopedagógico clínico, si el pa
ciente se encuentra en algún momento escolar durante el cual asu
me importancia el aprendizaje sistemático: preescolar, primeros
grados, últimos grados, primeros años del secundario, y si los tras
tornos, aun cuando interesan diversas facetas y niveles de la perso
nalidad, pueden ser focalizados en relación al aprendizaje y la dis
ponibilidad para la comprensión y expresión simbólica, sin existir
graves perturbaciones de la subjetividad. Considero que es mejor
proceder por etapas en cuanto a tratamientos psicopedagógicos y
psicológicos, salvo en casos de severa patología que exijan una in
tervención paralela, la que ha de ser coordinada, o al menos debe
rán permanecer en contacto los diferentes especialistas e intercam
biar información.
Antes de iniciar un tratamiento psicopedagógico es imprescin
dible realizar al menos una entrevista con los padres, también
con el paciente o con toda la familia, para tener de ellos un co
nocimiento directo, aunque ya haya sido realizado el diagnósti
co y la recomendación sea “empezarlo de inmediato”.
Esto permite escuchar sus fantasías, su relato de los problemas y
lo que imagina o respecto del tratamiento, indagar sus distorsio
nes, ansiedades, expectativas, las fantasías de enfermedad, de tra
tamiento (transferencias hechas sobre el psicopedagogo y la ta
rea) y de curación: cómo, cuándo, hasta qué punto el sujeto es
percibido “aprendiendo”, superando sus dificultades o perpetuán
dose en ellas.
K/1 . „ 07
Es fu n da m en ta l la presencia del padre o su sustituto, ya que es él
quien representa “la ley”, la normativa cultural, el corte con la ma
dre, el acceso a lo simbólico. Su palabra tendrá para nosotras peso,
será requerido como responsable de su hijo: éste no es “propiedad
de la madre”, sino sujeto signado por un apellido: en el caso habi
tual, el del padre, que le ha dado así un lugar en el sistema social.
Muchos “el papá no puede venir porque está muy ocupado...” ta
pan una sutil búsqueda de no-cambio en el estatus del paciente, que
ha de ser atendido, pero no curado, ya que permanece ligado a una
relación de tipo dual madre-hijo, de la cual el padre es excluido.
Durante esta primera entrevista se plantea el contrato de trabajo,
cuál es el compromiso recíproco, y se procura lograr una actitud
colaborativa de parte de la familia y del paciente, aliándonos con
sus aspectos transferenciales positivos.
En cuanto al encuadre, según el término lo indica, consiste en el
marco suficientem ente estable, elfon d o o continente de la tarea sobre el
cual se recortará la figu ra o contenido. El campo de la relación clínica
tendrá tantas variaciones como pacientes existan, y según sean los
“estilos” de trabajo psicopedagógico.
El lugar:
• dónde se efectuará el tratamiento
—consultorio del psicopedagogo.
—consultorio institucional (clínica-hospital-centro
asistencial, etc.).
—gabinete escolar.
9 8 • A p r e n d e r p a r a ser
comotrices y de relajación); que no haya elementos demasiado frági
les o costosos; los muebles serán sólidos, al menos una mesa amplia,
sillas, estantes o armario donde guardar los materiales de tratamiento.
PSICOPEDAGOGO
M a r in a M ü l l e r • 9 9
Por ejemplo al atender a María Marta, paciente adulta “débil men
tal” en quien podía presumirse una psicosis con “chatarra” mental,
de extremo infantilismo y dependencia, sugerí que trabajara como
auxiliar en una oficina de la familia, para que llevase papeles de una
sección a otra, cerrara sobres, colocara estampillas y otras tareas sim
ples. Se efectuaban dos sesiones semanales “de paseo” donde con
versábamos, mirábamos vidrieras, la paciente las describía, tomába
mos algo en un bar, y en caso necesario María Marta elegía y com
praba artículos diversos para su uso personal.
Del mismo modo el sujeto puede realizar otras tareas fuera del con
sultorio, por ejemplo escritura de cartas, lecturas, búsqueda de ma
teriales requeridos para su actividad en el consultorio.
10 2 • A p r e n d e r p a r a s e r
Chassagny agrega:
.. en cuanto a l síntoma, lo hemos p od ido comprobar, desaparece m u
cho antes cuando uno no se ocupa de él sistemáticamente, que en el caso
contrario”; “quizás el objetivo sea conseguir p od er respetar e l trabajo de
cada uno, conseguir todas las perspectivas que el niño necesita” (op. cit.,
pág. 111).
El problema es, pues, cómo llegamos al sujeto.
Sólo desde allí podremos “hacer algo juntos” para atender sus tras
tornos.
M a r i n a M ü l l e r • 10 3
Dice M . Mannoni: “El niño necesita aprender primero a verse de
una manera no mutilante para su ser, para poder luego localizarse,
con un cuerpo reconocido por él dentro del espacio y del tiempo, y
para estar finalmente maduro para un saber que siempre sufrirá dis
torsiones graves si el preaprendizaje indispensable para este conoci
miento escolar no fue efectuado correctamente.” (El niño, su enfer
m edad y los otros, pág. 205)
• La organización espacio-temporal.
• La coordinación perceptivo-psicomotriz.
• Las operaciones lógico concretas de clases y relaciones.
• El lenguaje verbal: sus campos comprensivos y expresivos pro
pios (narración, poesía, descripción, diálogo) y conexos (expre
sión corporal y dramática, expresión plástica).
M ARIMA M n i ICD• I 0
del cual, el aprendizaje corre el riesgo de dañarse o interrumpirse.
Nuestra intervención apunta a acompañar al sujeto, para que des
cubra su propio lugar como ser de deseo y de palabra, desde la ope
ración de “un otro” extrafamiliar y extraescolar, que remite a lo sim
bólico cultural.
Es importante poder participar con los pacientes del mundo lúdico,
dramático, gráfico, musical, corporal, descifrándolo a su vez en térmi
nos de lenguaje. ¿Y por qué remitirnos al lenguaje? Porque desempe
ña un papel estructurante en el proceso clínico: me refiero a la ex
presión significante y portadora de sentido, ya que “cada caso pato
lógico es la mímica de un discurso no verbalizado”... y “la persona
lidad... por su parte está apoyada en la función del lenguaje, modo
de relación inter-humano básico para la organización de la persona
humana.” (E Dolto, prefacio a La prim era entrevista con el psicoana
lista de M. Mannoni, pág. 31)
Todos los recursos lingüísticos comprensivos y expresivos, en un
sentido amplio: corporal, mímico, dramático, plástico, musical,
además del verbal, se iluminan por la palabra que ubica lo vivido en
una estructura simbólica.
Por otra parte, quienes presentan problemas del aprendizaje mues
tran fallas en sus procesos de simbolización y alteraciones en cuanto
a su relación con un orden simbólico.
10 6 • A p r e n d e r p a r a s e r
• La tarea es operativa: aprender, conocer algo y al mismo tiempo
aprender una forma de pensar, de indagar activamente, y reco
nocer los obstáculos subjetivos para el conocimiento.
En la elección de la tarea, en la formulación de consignas y el desa
rrollo de la acción clínica, el psicopedagogo trata siempre de escu
char el pedido y el deseo de su paciente, para traducirlo a una acti
vidad que lo reconozca, y dispone de recursos y actividades para
encontrar una vía de expresión metonímica al deseo del paciente,
quien trabajando a partir de sus posibilidades, amplía su marco re-
ferencial originario, y accede a nuevos matices del universo cultural:
el conocimiento, el lenguaje, la normativa social, los medios com
prensivos y significantes para expresar su palabra personal.
La selección de materiales auxiliares y actividades se efectúa toman
do en consideración:
• Su significación para los pacientes. Es decir, que puedan propo
ner y hacer tareas “con sentido”, según una estructura global de
significación que evite el “adiestramiento” o la ejecución reitera
da de ejercicios vacíos de interés y de vida.
Si ejemplificamos con el aprendizaje musical, será muy distinto
“aprender a hacer escalas”, que aprender a tocar una melodía de
moda, que interese al sujeto, para participar como integrante de
un conjunto en una reunión de amigos.
• Su correlación con las posibilidades, motivaciones y deseos del
paciente en su individualidad.
• Su nivel óptimo con respecto de sus realizaciones (ni demasiado
fácil, ni muy difícil).
• Su grado de estructuración: que ésta no sea excesiva, para dar
lugar a la creatividad subjetiva, al permitir múltiples variaciones.
M a r i n a M ü l l e r • 10 7
• la creación de un libro o revista sobre temas de interés informativo;
• la integración de una pequeña biblioteca de libros creados por
los sujetos;
• la realización de una “feria de libros” propios, para un grupo de
amigos, para otros grupos, o en una institución;
• la redacción de un periódico, con elección de secciones, ilustracio
nes, diagramación, noticias, que pueda comentarse a otros grupos;
• el proyecto y la realización de compras;
• la explicación de las reglas de un juego, la organización y con
ducción del mismo;
• el cálculo de costos de artículos de interés, con inclusión de da
tos periodísticos;
• el cálculo de gastos.
M a r i n a M ü l l e r • 10 9
• Televisor.
• Video.
• Computadora personal.
• Calculadora.
• Equipo musical.
A ) L o verbal:
I 10 - A p r e n d e r p a r a s e r
A.3 ) Señalamientos: consisten en relacionar secuencias del discur
so, datos, contradicciones entre el lenguaje verbal y la acción, o en
tre diferentes afirmaciones. Llaman la atención al sujeto sobre as
pectos significativos de su experiencia y su aprendizaje, que ocurren
a un nivel manifiesto, pero cuya relación no ha sido percibida por el
consultante. Apelan a la capacidad de autocomprensión del pacien
te, por ello conviene en un primer momento emplear señalamien
tos antes que interpretaciones.
M a r in a M ü l l e r - M I
habría que ver s i...
y se expresan en términos coloquiales, con un estilo y un nivel con
ceptual similares a los del consultante.
La relación psicopedagogo-paciente
M a r in a M ü l l e r - 1 1 3
posee en su propio inconsciente un instrumento con el cual puede
interpretar las expresiones del inconsciente de los demás”. Por esto,
es necesario que la contratransferencia sea un conocimiento contro
lado por el análisis de postsesión del material, o en las supervisio
nes, para interpretar qué pasa en el diagnóstico o el tratamiento por
parte del paciente, en el psicopedagogo.
Si no se hacen conscientes la contratransferencia ni la transferencia,
el psicopedagogo se expone a negar, proyectar, escotomizar los con
tenidos aportados por el paciente, ya que influyen sobre sus propios
conflictos y resistencias. En el encuentro con el sujeto que consulta
actúa el deseo inconsciente del psicopedagogo y su propio narcisis
mo, con las consiguientes ilusiones que podrían entorpecer o impe
dir el proceso del tratamiento más allá del deseo del paciente. Algu
nos signos de contratransferencia que se presentan con frecuencia
en el psicopedagogo, y cuyos móviles habrá que detectar, son:
• el agrado o desagrado “excesivos e irracionales” por el sujeto o
por sus padres;
• el “tomar partido” por el paciente, “en contra” de sus padres o
maestros, sintiendo secretamente que “va a salvarle” de aquéllos;
• la propensión a enojarse, a discutir con el sujeto; el sentir deseos
de que se vaya, a veces racionalizados como necesidad de deri
varlo a otro profesional;
• la compulsión “a hacer trabajar”, a “cumplir una tarea estructura
da” o de tipo escolar, con intolerancia a la actividad espontánea.
• la tendencia a aconsejar y sugerir;
• la preocupación porque “mejore pronto” con dificultosa acepta
ción de los fracasos o recaídas del sujeto;
• la dificultad para escuchar;
• el aburrimiento o el sueño durante la sesión;
• los problemas en el manejo del tiempo (empezar tarde, terminar
antes, no poder terminar);
• dificultades relativas a los honorarios (no poder cobrar, cobrar
demasiado poco o demasiado, no poder actualizar honorarios,
no poder señalar las actuaciones del paciente o de los padres en
este aspecto).
1 1 4 * A p r e n d e r p a r a ser
Con respecto del aprendizaje, la relación transferencial-contratrans-
ferencial nos señala cómo el sujeto percibe y se vincula con las situa
ciones que implican cambios, a partir de una incorporación de
conocimientos y una instrumentación activa de los mismos, enten
diendo el conocer en sus dim ensiones subjetiva y objetiva
(conocer-se; saber; saber hacer; saber resolver). A su vez, nos revela
la vigencia de pautas correlativas de amor, odio, ambivalencia, de
pendencia, omnipotencia, que ha estructurado en su personalidad a
partir de las primeras relaciones intersubjetivas.
Complementariamente, el psicopedagogo pone en acción una serie
de modelos tempranos de relación (contratransferencia, pero tam
bién transferencia como actualización de vivencias del pasado) que
si bien son muy valiosos para comprender al paciente y a la relación
diagnóstica o terapéutica, pueden llevarlo, si 110 consigue esclare
cerse acerca de ellos, a “actuar” estos sentimientos y reacciones, con
los riesgos consiguientes para su tarea clínica.
M a r in a M ü l l e r * 1 1 5
Para Erikson, el juego es una actividad creativa e incluso autocurativa
mediante la cual el niño elabora sus dificultades. El juego es una fun
ción del yo por la cual el sujeto sincroniza los procesos corporales y
sociales, consigo mismo. La dramatización y simbolización dan opor
tunidad a organizar el dominio de sí y de los objetos, de modo que se
logre el control imaginario sobre situaciones complejas o excesivas.
El niño simboliza por el juego, tomando los elementos que su me
dio socio-cultural pone a su disposición según su propio desarrollo
mental. Para evaluar el juego, el psicopedagogo debe conocer a qué
juegan los niños en una edad y comunidad determinadas, y obser
var con atención no sólo los materiales, el contenido, el “tema” y el
modo de juego, sino qué palabras, gestos y afectos lo acompañan.
M a r in a M ü l l e r • I I 7
Losjuegos sexuales son generales desde los 3 años: “ la mamáy el papá”,
“el doctor”, “los novios”, etc. (voyeurismo, exhibicionismo, explora
ción corporal y comprobación de las diferencias anatómicas.)
1 1 8 - A p r e n d e r p a r a ser
hacerlo utilizable según sus intenciones. Niños obsesivos pueden
detener su juego en el momento clasificatorio, sin poder pasar a un
tema dramático, tal como en el aprendizaje no pasan a una síntesis.
b) en la organización de la actividad lúdica: observar la fantasía argu
mentad la aptitud anticipatoria, la coherencia del relato, los aportes
verbales, la capacidad de establecer relaciones, de plantearse y solu
cionar problemas;
c) en la posibilidad de realizar una síntesis que logre retener el juego
como experiencia disponible.
M a r in a M ü l l e r • M 9
niñeantes (“texto” del juego); verbalizaciones; contenidos del con
flicto; adecuación a la realidad.
• A d o c m pic d p a r a ccb
6. Abordaje de niños
preescolares y que cursan
los primeros grados
in i
lectual bueno y aun superior, pero en cambio su desarrollo emocional
quizás muestra todavía un predominio de la lógica inconsciente (ego
centrismo, principio de placer, procesos primarios donde la fantasía y
el deseo gobiernan la actividad) sobre la lógica de los procesos secun
darios (des-centración, avance hacia la “objetivación” del pensamien
to; instauración del SuperYo postedípico, lógica reversible). Lo cual,
por lo demás, es esperable hasta alrededor de los 7 años, inclusive en
niños que presentan un desarrollo que se considere “normal”.
12 2 • A p r e n d e r p a r a s e r
miento de la protección y exclusividad materna-familiar, despren
dimiento del “sólo jugar” para aproximarse al “tener-que-hacer” dis
tintas cosas cuyo interés o significación están en muchos casos lejos
de ser percibidos por el niño. Es importante, en estos como en otros
casos, no situarnos en el papel de quienes “compulsionan al apren
dizaje sistemático” al niño, y así le obturan la expresión y elabora
ción de sus síntomas. Esto es algo que trabajai'emos con los padres y
docentes, para dar lugar a un espacio-tiempo en que el niño se ma
nifieste con su peculiaridad: el ritmo madurativo más lento la de
manda de juego, el rechazo a las tareas escolares.
M a r i n a M ü l l e r * 12 3
Si los símbolos son elaborados como sustitutos del objeto origina
rio (el primer objeto es la madre), se puede producir una expresión
y una creatividad reparatorias, siendo reconocidos como mediado
res del pensamiento y del lenguaje.
Desde el punto de vista de la psicología genética, trabajaremos con
el pensamiento, actividad mental que representa, mediante la coor
dinación e interiorización progresiva de las acciones, el mundo de
los signos (semiótica) y las significaciones.
El pensamiento evoluciona a partir de la inteligencia sensorio-mo-
triz, que lo prepara por la actividad corporal, las nociones básicas
infralógicas espacio-temporales, causales y de estabilidad del obje
to, y las coordinaciones perceptivo-motrices.
)
Si trabajamos con bebés o niños muy pequeños, promoveremos ac
tividades sensorio-motoras para contribuir a establecer lo que Muc-
chielli llamaba la “psicogénesis del universo orientado”, a lo que
siguen más tarde los períodos preconceptual o simbólico e intuiti
vo, para iniciarse en la operatividad lógico concreta en coincidencia
con el ingreso a la escuela primaria.
Por lo común, los niños con dificultades en el aprendizaje inicial
escolar, se desenvuelven entre los períodos preconceptual e intuiti
vo del pensamiento, por lo cual la actividad apela a la fantasía, a lo
simbólico-dramático y a lo corporal-perceptual para desligarse muy
paulatinamente de lo inmediato-figurativo.
M a r in a M ü l l e r • I 2 5
Reproducción gráfica
y representación de la figura humana
• 4 a 5 años: O
• h acia 7 años: oo
Todo este p eríod o se caracteriza p or las
relaciones top ológicas de p ro xim id ad ,
separación, cierre, in clu sión , ord en y
con tin u id ad / d isco n tin u id ad espacial.
<£> <<■:
12 6 • A p r e n d e r p a r a s e r
Es importante incluir en el tratamiento actividades de expresión y
representación gráfica, enriquecidas mediante experiencias signifi
cativas (un paseo, una fiesta, un cumpleaños, un juguete nuevo,
etc.) en estos casos, placenteras, o bien referidas a hechos traumáti
cos manifestados por el niño (un susto, un castigo, un accidente).
Pueden señalarse sentimientos que afloren, y mediante preguntas o
comentarios, mostrar aspectos omitidos o altamente significativos
en la producción gráfica, con el objetivo de promover actitudes y
operaciones del pensamiento y la imaginación que flexibilicen el
aprendizaje actual y futuro.
Por ejemplo, preguntar qué está haciendo el personaje dibujado,
qué le pasa, qué va a hacer. Si le faltan elementos indicados a la
verbalización, e implícitos en la acción (ojos, manos, pies, boca,
etc.), preguntar con qué parte del cuerpo él o ella ve, camina o
habla, según los elementos faltantes.
M a r in a M ü l l e r • I 2 7
Estas imágenes anticipadoras dan lugar a prever acciones, a adelan
tarse a la configuración total para realizar el encaje de las partes en el
todo. Por ejemplo los rompecabezas del Wisc; los relatos anticipa-
torios de una actividad proyectada; la previsión de consecuencias en
diversas acciones; la previsión de reacciones de otras personas; la
comprensión de las transformaciones perceptivas en pruebas de
operatividad lógico-matemática (trasvasamiento de líquidos, nivel
de las cuentas en recipientes diferentes, pasaje de cuentas de dife
rente color dentro de un tubo opaco, etc.).
Esto puede trabajarse comenzando por dramatizaciones con cam
bios de roles y de “argumentos”; con rompecabezas primero senci
llos, que se complejizan progresivamente; con armado de figuras
geométricas, etc.
13 0 • A p r e n d e r p a r a s e r
misma desaparición y retorno con los objetos que a su alcance en
contraba... La marcha de la madre no puede ser de ningún modo
agradable, ni siquiera indiferente, para el niño. ¿Cómo, pues, está
de acuerdo con el principio del placer el hecho de que el niño repita
como un juego el suceso penoso para él?... el niño ha convertido en
juego el suceso desagradable. En éste representaba el niño un papel
pasivo, era el objeto del suceso, papel que trueca por el activo repi
tiendo el suceso, a pesar de ser penoso para él, como juego. Este
impulso podría atribuirse a un instinto de dominio...
M a r in a M ü l l e r * 1 3 1
El sujeto tiene que aprender a coordinar una serie de códigos dife
rentes: las imágenes visuales, auditivas, motrices, interiores a los
movimientos gráficos y a su fonética, ia identificación de semejan
zas y de diferencias, el ajuste de direcciones y posiciones reversibles,
con sus propias hipótesis acerca de la escritura y la lectura.
Además debe aprender a orientarse en el sentido del espacio gráfico
de nuestro idioma: de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha.
I 3 4 • A p r en d er pa ra ser
libre de las cantidades externas, tomando pequeñas muestras de las
mismas para no devastar el aparato psíquico. El principio de asocia
ción entre huellas mnémicas se produce por facilitación, es decir, el
pasaje de la cantidad proveniente del mundo externo produce una
apertura de las barreras de contacto, contactándose las neuronas
investidas de energía psíquica, y formándose de ese modo una vía o
camino asociativo que circula por investimiento.
Más adelante Freud abandona esta teoría neurofisiológica, para en
fatizar la psicogénesis de las perturbaciones funcionales y el papel
del lenguaje como representación.
M a r in a M ü l l e r • I 3 5
Hugo Bleichmar, refiriéndose a las representaciones narcisistas del
yo, dice que: “el yo, utilizado el término para designar la forma bajo
la cual el sujeto se representa, no es una entidad única y homogénea.
En realidad se halla integrado por el conjunto de representaciones,
enunciados e imágenes que el sujeto toma como descripciones de su
ser.” (El narcisismo. Estudio sobre la enunciación y la gram ática in
consciente. Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, pág. 20)
Cada sujeto las aprende desde sus conocimientos previos y sus atri
buciones de sentido, multiplicando sus estructuras espacio-tempo
rales y simbólicas por la creación de un contexto interior en el cual
se enlazan significativamente los signos, con las vivencias y las ope
raciones del pensamiento.
.
7.Tratamiento grupa! en
psicopedagogía clínica
M a r in a M ü l l e r • 1 3 9
Este papel relevante “del otro” en la vida psíquica personal, es tal,
que se considera constituyente del sujeto, ya que originariamente el
deseo y el amor del otro —en primer lugar, de la madre—son los que
permiten la subsistencia en los momentos de radical dependencia
del bebé.
Los procesos psicológicos de introyección e identificación van for
mando el mundo subjetivo, el “imaginario”. En la medida que se
produce la ruptura del dualismo inicial madre-hijo para admitir al
tercero -e l padre, la ley, las prohibiciones que organizan toda socie
dad: no formar unidad con la madre, no devorar al otro ni matarlo—
se internalizan las normas y la cultura, y por tanto se hace posible el
aprendizaje por la aceptación de la no completud y del no saber
(establecimiento del Super Yo, ideal del Yo y conciencia moral).
1 4 0 • A p r e n d e r p a r a ser
sista: adulto-niño, equiparable a la dualidad madre-hijo, y dificul
tar la inclusión del tercero, que en cambio los compañeros grupales
hacen indefectiblemente presente.
M a r im a M i 'ii i f r • 141
tante espacio-temporal, con una tarea (explícita e implícita); tienen
una mutua representación interna, y al compartir normas, presen
tan relaciones dinámicas recíprocas —interjuego de roles—y procu
ran objetivos comunes.
En psicopedagogía la tarea es "aprender a aprender”, resolver las difi
cultades del aprendizaje en forma conjunta, mediante las interac
ciones grupales. Con una tarea compartida —no individualista, sino
pensada y realizada entre todos-, en la cual cada uno contribuye al
proceso total, y a su vez aprende a trabajar grupalm ente, a compartir
la experiencia de los problemas y de su resolución.
1 4 2 ' A p r e n d e r p a r a ser
Si se trabaja con criterio grupal, se comenzará con la recepción del
paciente, en lo posible con participación del psicopedagogo, para
indagar el motivo de consulta y establecer el contrato de trabajo:
etapa diagnóstica.
M a r in a M ü l l e r • 143
Cada 15 días se destina la jornada a admisiones y también quince
nalmente se dedica el día a una reunión de intercambio profesional
coordinada por el/la coordinador/a general.
144 • A p r fm h p r p a r a qpr
A la vez, se realiza una reunión grupal con las madres, donde se
esclarece el encuadre, la forma de trabajo, los objetivos.
Se toman datos sobre cada niño respecto a intereses, actividades,
vida cotidiana, peculiaridades y vinculo de la madre en cuanto a las
dificultades del hijo.
Al finalizar el grupo diagnóstico, se efectúa una reunión de evalua
ción y devolución con los chicos y otras madres.
M a r in a M m i fr • 145
rativo mediante las intervenciones y la introducción oportuna de
materiales y técnicas.
Presentaré a continuación cómo trabajar en la coordinación de gru
pos de aprendizaje en psicopedagogía.
Encontramos en nosotros mismos —como en toda persona—lo que
se denomina el “esquema referencial”, o conjunto de vivencias, pen
samientos y afectos con que cada uno piensa y actúa. Es la estructu
ración inconsciente de nuestra mente, que nos lleva a percibir el
mundo con determinadas significaciones.
Este esquema referencial del que disponemos, constituye nuestro a
priori irracional ante todo conocimiento y toda tarea profesional;
donde incluimos las ideologías como sistemas subyacentes que de
rivan a la acción. Sobre este esquema referencial originario, apren
demos el ECRO, o esquema conceptual referencial operativo, ela
borado por Pichón Riviére para trabajar grupalmente.
Dicho ECRO es un esquema de referencia plástico, no estereotipa
do, construido como un marco de conocimientos con posibilidad
instrumental que a partir de lo fenoménico rescata lo latente perso
nal y grupal y lo conceptualiza en lenguaje científico.
14 6 • A p r e n d e r p a r a s e r
El psicopedagogo ayuda a descubrir y romper las pautas estereoti
padas que impiden o dificultan el aprendizaje y la comunicación y
que interfieren aquello que implica aprender: cambiar, resolver pro
blemáticas, aplicar el pensamiento y el conocimiento en forma ins
trumental y significativa.
M a r in a M ü u e r • 1 4 7
El coordinador deberá reunir ciertas condiciones de operatividad:
2. Capacidad de predicción
La experiencia le va enseñando; puede volver a disponer de ella para
evaluar cada situación nueva grupal y efectuar anticipaciones hipo
téticas con respecto del grupo o de sus integrantes.
Reconoce los emergentes y los sintetiza, tomando como materia
prima de su conocimiento sus propias experiencias, que le permiten
establecer hipótesis a confirmar. Elabora los datos, confronta las
expectativas previas (pro-entrevistas) con los fenómenos grupales y
da un ordenamiento a esa masa de datos, decodificando el aconte
cer grupal mediante su esquema conceptual operativo.
1 4 8 • A p r e n d e r p a r a ser
• “dejar hacer”, “dejar pasar”, sin poder intervenir delimitando;
• sentirse desbordado por las ansiedades y agresiones del grupo,
no pudiendo actuar como continente;
• apurar al grupo “para que aprenda rápido y bien”, compulsiva
mente, por sentir que “debe cumplir lo prescripto” por el deseo
de los padres o maestros;
• centrar toda la actividad en él, impidiendo la independencia y la
creatividad grupales por un énfasis pedagogista con liderazgo au
toritario.
M a r in a M ü l l e r • 14 9
El observador registra quiénes están presentes, cómo y cuándo llegan,
dónde se ubican, qué hacen y dicen, textualmente en lo posible. El
observador puede ser silencioso o bien “participante” complemen
tando al coordinador en la misma línea de aportes, y devolviendo al
grupo los datos sintetizados, al comienzo o al final de cada reunión.
Los observadores analizan los roles de los diferentes miembros del
grupo, los liderazgos ante las tareas, las actitudes y los obstáculos
surgidos en las distintas actividades, las fantasías, ansiedades, defen
sas, los diferentes momentos de la tarea, la relación entre los inte
grantes, entre éstos y el equipo y con la tarea de aprendizaje.
Se reúnen con el coordinador para trabajar sobre los datos en la
“post entrevista” y reajustan la estrategia del tratamiento según los
emergentes.
15 0 • A p r e n d e r p a r a s e r
• elaboración de proyectos grupales, por ejemplo un periódico, un
libro, un audiovisual, etc. que implique aunar esfuerzos y efec
tuar aprendizajes personales y grupales;
• juegos dramáticos.
M a r in a M ü l l e r * 1 5 1
%
.“1
8. Un tratam iento
psicopedagogico ~¿£SZ~
“Tras haber acariciado la idea de ilustrar nuestro trabajo con
casos de éxito, llegamos a la conclusión d e que era más im portan
te seleccionar aquellos que más nos hubieran enseñado, inde
pendientem ente de que hubiéramos term inado felizm ente o no.
B r u n o B e t t e l h e im , La fortaleza vacía.
Por otra parte, he comprobado por otra parte que pacientes atendi
dos solamente con psicoterapia o psicoanálisis si son preescolares o
escolares y presentan síntomas de dificultades del desarrollo o del
aprendizaje, no avanzan o bien regresionan, haciéndose necesaria la
tarea psicopedagógica hasta permitirles instrumentarse en su acceso
a lo simbólico-cultural. Es evidente que en trastornos severos y ge
neralizados se requiere intervención de un equipo interdisciplina
rio, centralizado en una institución clínica y/o educacional.
I 5 4 • A p r e n d e r p a r a ser
puedan decir sus verdades, respetar sus problemas, reconocer paula
tinamente su propio deseo de ser y de aprender, explorar con nues
tro acompañamiento las formas más operativas de pensar, relacio
narse, hacer y decir.
Quiero presentar en las páginas siguientes la tarea clínica a partir de
uno de estos sujetos que tienen problemas para aprender. De este
material se desprenderán con seguridad numerosos interrogantes e
ideas que inducirán a continuar indagando.
Alicia fue atendida por mí hace ya varios años, de manera que mi
modalidad de trabajo ha cambiado bastante desde entonces y lo iré
señalando al presentar el caso.
No obstante, deseo referirme a esta paciente, pues aprendí mucho
con ella. Exploré con ella el papel trascendente del lenguaje como
estructurante del pensamiento y de la expresión oral y escrita, como
así también el valor de la lectura, para favorecer el aprendizaje en
todos los órdenes y la transformación de la personalidad.
La madre de Alicia solicitó una consulta conmigo, preocupada por el
fracaso escolar de la niña: ésta, de 10 años entonces, había aprobado
primer grado con mucha dificultad, luego de repetir varias veces.
M a r i n a M ü l l e r • 155
La anotaron como hija legítima y al hermano adoptivo le explica
ron que era su hermana carnal. Que “él no recordaba el embarazo y el
nacimiento, ni los pañales tendidos, que sin em bargo había visto, p o r
que Alicia enseguida había tenido problem as de salud y había estado
internada en un hospital hasta su llegada a la casa”. Los padres aduje
ron que al decirle así, respondían a su temor ante posibles reaccio
nes de rechazo hacia la niña por parte del hijo.
Fue de desarrollo lento e inhibido. Caminó a los 18 meses, tardó en
hablar. Era anoréxica. Llegó a no comer absolutamente nada duran
te dos días enteros.
Se balanceaba en la cama habitualmente y golpeaba su cabeza. Se
chupaba el pulgar, aun introduciéndose toda la mano en la boca.
En la época en que fue criada por la enfermera, ésta le puso un
mitón de madera para que no se chupara el dedo.
Se provocaba a sí misma el vómito, introduciéndose los dedos en la
garganta. En los primeros tiempos de su adopción, la niña reclama
ba mucho a su “mamá” enfermera. Su madre adoptiva quiso que
esta mujer dejase de visitarlos. Cuando tres años después volvió a
verla, la niña puso cara de susto y no quiso saludarla. Los padres
vivían en una ciudad distante de Buenos Aires, pero como la señora
tenía aquí parientes, decidieron mudarse. Desde que residieron acá
Alicia se convirtió en una niña más expansiva y segura de sí.
Quiero señalar cómo veo ahora esta forma de abordaje y mis dife
rencias actuales.
No considero necesario tomar tantas técnicas. Si se seleccionan unas
pocas y se evalúan exhaustivamente con todas sus implicaciones clí
nicas, brindan mucha información, más las expresiones espontá
neas del paciente y su conducta ante consignas amplias, como en la
entrevista operativa de aprendizaje (Visco), en la sesión de juego, o
en la creación de un relato con gráfico complementario.
En casos especiales, cuando existen importantes determinantes fa
miliares, propongo una entrevista familiar para evaluar pautas de
comunicación y aprendizaje. La consigna se refiere a indagar cómo
se relaciona el paciente con sus familiares y éstos con él, y qué pau
tas de aprendizaje circulan en el grupo familiar.
Propongo el dibujo de una persona a cada integrante, en hoja indi
vidual. Les ponen nombre y edad a sus figuras. Hay marcadores y
lápices de color a disposición de todos. Luego les pido que entre
todos inventen un cuento por relevos, haciendo participar a los per
sonajes dibujados.
Se puede solicitar la descripción del personaje gráfico antes de ini
ciar el relato. A continuación se les repite el cuento, pidiendo acla
raciones o agregados, y se les solicita que expliquen qué quiere decir
ese relato, de qué cosas se dan cuenta sobre ellos mismos. Se hace
una breve síntesis y se concluye la entrevista.
Otra manera de realizar la entrevista familiar es recibir a todos los
integrantes, presentarse y solicitarles que relaten cuáles son los pro
blemas que los preocupan. Se escucha a todos. Se incluyen juguetes
y juegos si hay niños pequeños.
En la devolución es importante la participación de ambos padres y
también la devolución al paciente mismo. Se parte de lo que ellos
mismos han traído como motivo de consulta y se mantiene una
actitud dialógica donde es fundamental el aporte de los consul
tantes y la dosificación de información por nuestra parte.
Se atenderá no a lo ideal sino a lo posible y según la línea de la
menor resistencia. Si es necesaria una derivación, se procederá
con tacto y respetando el tiempo subjetivo de elaboración de lo
planteado.
15 8 • A p r e n d e r p a r a s e r
Los padres no podían hacer un tratamiento psicopedagógico para
lelo al de Alicia por razones económicas y en este caso consideré
prioritario el abordaje psicoterapéutico por la gravedad de los tras
tornos y carencias emocionales, agregadas a la novela familiar sobre
su origen, que tergiversaba y revertía sus posibilidades de pensa
miento y aprendizaje.
Test desiderativo
M a r in a M ú l l e r • 1 5 9
Y los re su lta d o s cu a n tita tiv o s d el p rim e r d ia g n ó stico :
W .I.S.C . Subtests Verbales Puntajes Puntajes Equivalentes E dad M ental
C.I. Verbal: 63
C.I. Ejecuc.: 79
C.I. Total 68 (MARGINAL)
BENDER: Edad de maduración aproximada: entre 6 y 7 años.
^ - JL ^°- / ,
M a r i n a M ü l l e r • 161
El nivel aproximado de sus razonamientos se hallaba entre los 5 a
los 7 años, aunque sin lograr reversibilidad operatoria: se basaba en
las configuraciones perceptivas, cualitativas, aproximativas, de su
pensamiento, sin llegar a establecer relaciones significativas más
amplias (ausencia del concepto de cantidad); no obstante conseguía
seriar diez elementos, revelando una tentativa de pasaje a un nivel
superior. Este desnivel en su razonamiento matemático y lógico se
ñalaba la influencia de intensas perturbaciones emocionales que le
quitaban eficiencia intelectual.
El aprendizaje de conocimientos generales era pobre, alcanzando
apenas un desarrollo equivalente a un primer grado lento. Se obser
vaba dificultad en la escritura al dictado, fallas en la discriminación
auditiva, sustituía vocales, fragmentaba palabras, omitía letras. Ha
bía también gran dificultad en la redacción.
Parecía haber un nivel alto de aspiraciones intelectuales, con inten
tos de abarcar y controlar el mayor número de contenidos posibles,
pero fallaba en las realizaciones, por todo lo dicho anteriormente, y
por la emergencia de pulsiones y fantasías inconscientes perturba
doras: se sentía muy perseguida por una imagen muy arcaica, “mons
truosa”, agresiva, ante lo cual el temor la paralizaba y disminuía la
integración de su contacto con la realidad.
Se sentía vacía y carente, por arrastrar vivencias de abandono y frus
traciones muy tempranas, respecto a la figura materna originaria y
luego sustituta. Por lo tanto, guardaba una imagen materna des
tructiva, dañina, peligrosa, y a la vez se sentía amenazada de perder
irreparablemente la protección y el afecto. Esto acrecentaba sus de
seos de recibir ávidamente, para satisfacer sus tendencias depen
dientes y de aceptación.
Como temía ser despojada de lo bueno que pudiera obtener, reac
cionaba con hostilidad, necesidad de valorizarse agresivamente y
angustia por sentimiento de culpa y temor a ser castigada por su
autoafirmación.
La confundía y angustiaba el desconocimiento de su origen y las
conjeturas que se hacía al respecto; como contrapartida, necesitaba
“conocer claramente” —a la vez que no podía aprender—para poder
16 2 • A p r e n d e r p a r a s e r
percibir y razonar correctamente sobre hechos que la angustiaban (su
nacimiento e historia personal temprana). Esta contradicción incre
mentaba su angustia y la podía llevar a autoagredirse severamente.
Como aspectos positivos de su personalidad, se observaban ten
dencias a la identificación con una mamá proveedora de cosas
buenas y de afecto, que repara, y que la ayuda a afirmarse y a
protegerse de la hostilidad ambiental; búsqueda de esclarecimien
to respecto a sus orígenes y a sí misma; desniveles del rendimiento
intelectual que señalaban un potencial mayor que el que manifes
taba en ese momento.
Conclusiones
M a r i n a M ü l l e r • 16 3
Aportó dos datos significativos: siempre sintió que no quería tanto
a esta niña como a su hijo carnal. A los 8 años la encontró dedicada
a juegos sexuales con un amigo del hermano, de 12 años, y la re
prendió severamente.
16 4 • A p r e n d e r p a r a s e r
aplicarse en forma grupal, dando lugar a la elaboración de un “li
bro” creado íntegramente por los pacientes.
Alicia solamente escribió su cuento. Decía así:
igura 3.
“Cuento
avia una ves una mariposas que tinia un jardín y botaba portas ajas d el
jardín.
a loschicos les tan alas mariposa p or los colores que tiene en las al i t ay
ju enlan p o r la plantas deljardin pero a loschicos las agaran p or las alas
de las mariposa am i las mar isas les ju sta las ajas, pero ala mariposa
nolejusta tanto las chicos porque lom tan”
(sic)
M a rin a M í 'j i i f r •
partir del deseo y la aceptación materna de su hijo o hija. Aquí
percibimos la precariedad —¿o inexistencia?—de ese deseo materno
que le daría estatuto de sujeto.
Desde el relato, plagado de condensación y fracturas, se filtra el
inconsciente de Alicia que habla más allá de su intencionalidad cons
ciente. Surgen fantasías siniestras: la existencia propia (mariposa-
marisa-Ali) es poco significante y efímera. Sólo vale para ser perse
guida codiciosamente y con crueldad por “seres de otra especie” (los
chicos) = (¿los padres privados de hijos?) para quienes ella es un
instrumento de placer, un objeto desmembrable y muerto (no un
sujeto). Se nos muestra atrapada en un círculo de relaciones sado-
masoquistas, con gradual deslizamiento desde imágenes de vida y
alegría a imágenes de destrucción y muerte que expresan una inte
gración lábil y la posibilidad de disgregación psíquica. El relato está
trunco, describe una escena dramática y queda paralizado a poco de
iniciarse, por la aterradora imagen persecutoria y mortal.
La condensación del término “juenlan” une “juegan” + “vuelan” y
está indicando la búsqueda de un espacio placentero y propio, que
dé oportunidad al vuelo (a sentir la vitalidad y libertad).
Pero este espacio imaginario es endeble, fugaz, por las amenazas que
lo circundan.
“Hojas” se transforma en “ajas”: alguien aja (a la mariposa-Alicia);
ésta es ajada. “Gusta” es sustituida por “justa” : puede representar
una idea de sanción y castigo merecidos (justos) al realizarse activi
dades placenteras y libres.
Ala, a la, alita -A licia- corresponde a una serie donde una púber
seductora y deseante, a su vez es amenazada por el desmembramiento
—la aniquilación, la pérdida de su subjetividad, desprendida y anu
lada—pues el deseo y la seducción parecen conducir a la muerte.
Si releemos el “cuento” (que para la paciente se convierte en el rela
to de su propia estructura inconsciente), encontramos este texto:
“A mí, Ali, mujer-mariposa, m e gusta ( *sju sto) las hojas, volar, jugar.
Pero a la/s mariposa/s —marisa/s —mujer!es tam bién le!s gusta - es ju sta
- ajar - a mí. ”
16 6 • A p r e n d e r p a r a s e r
Encontramos en este punto una identificación, un sometimiento
hacia el deseo de muerte proveniente del otro (probablemente de
las mujeres-mamás).
M a r in a M ü l l e r • 1 6 7
máticas: la búsqueda del placer, el temor al daño. Designa las cosas
y su contacto de placer o disgusto, sin analizar sus cualidades a nivel
de lenguaje.
El relato atiende a la acción (preponderancia de verbos) con algu
nos nombres que categorizan el mundo descripto en el relato. No
asigna atributos a esas clases (carencia de adjetivación) por lo cual la
simbolización es poco matizada, conectándose con experiencias dra
máticas: la búsqueda dql placer, el temor al daño. Designa las cosas
y su contacto de placer o disgusto, sin analizar sus cualidades a nivel
de lenguaje.
El relato atiende a la acción percibida “desde afuera” sin describir el
pensamiento. Puede trasladar sus operaciones mentales al plano del
lenguaje, con limitaciones y fallas. No puede expresar en palabras
sus matices vivenciales.
Hay un desajuste entre su experiencia y sus representaciones. Pre
dominan sus deseos, temores y fantasías inconscientes, mostrando
un modo de pensar sincrético y mágico simbólico, con atisbos de
lógica operatoria.
)
En síntesis
El cuento describe metafóricamente las fantasías relativas a la filia
ción adoptiva. Depende en forma masiva de un deseo omnipotente
de los “humanos” (los chicos-padres) que tienen el poder de soste
ner o quitar la existencia. La relatora, ubicada en un lugar subhu-
mano, se siente marginal y desposeída de un lugar simbólico, dada
la avidez destructiva de padres que la dejan sin protección ante fan
tasmas mortíferos en los que desaparece como sujeto deseante.
Las fallas en la articulación subjetiva parecen de semejante magni
tud, que hacen posible suponer un modo de relación donde el sen
tido personal sólo estaría dado por la condición psíquica marginal,
con interdicción para hacer circular deseos personales. Esto se des
prende de la falta de reconocimiento como sujeto y como hija.
De ahí la imposibilidad de estructurar un desarrollo “normal” del
pensamiento, atado e impedido de crecer.
Resultados cuantitativos:
W .I.S.C.
Subtests Verbales Punt. P.E. Subtests Ejecutivos Punt. P.E.
M a r i n a M ü l l e r • 16 9
Conclusiones
17 0 • A p r e n d e r p a r a s e r
En síntesis
M a r in a M ü i l e r * 1 7 1
p
Dados:
N/1 . r. I 71
bas y palabras, o las condensaba, en forma similar al relato que
escribió en su segunda evaluación psicopedagógica (cuento de la
mariposa).
Se quejaba de “andar floja en el colegio” y de “ no prestar atención”;
decía: “m e preocupo mucho y me asusto”, “no aguanto más el colegio”.
Por otra parte, al comentar las quejas de su madre contra ella por
sus coqueteos con compañeros de la escuela, habla de su preocupa
ción porque el hermano y la madre “no le dicen que la quieren”.
Agrega: “me odio a mí misma”.
En esta primera serie de sesiones desea leer cuentos de hadas. Lee y
comenta “Caperucita Roja”, “E lgato con botas”, “La bella durm iente
d el bosque”, “B lancanieves”, etc.
17 4 ' A p r e n d e r p a r a ser
“Los realistas rem iten todo a la experiencia d e los días”, (nos dice)
“olvidando la experiencia de las noches”, y nos propone “volver a
situar las im ágenes en la doble perspectiva d e los sueños y de los p en sa
mientos. ”
Para encontrarse con su alienada subjetividad, y desde allí reto
mar su inserción activa en la realidad, Alicia debía pasar por lo
imaginario y explorar sus caminos. Los cuentos presentan situa
ciones arquetípicas, con propuestas normativas, simbólicas, que
pueden ser tomadas de distintas maneras, ya que su lenguaje es
mítico, multideterminado como el de los sueños. Por ello pueden
ser utilizados como vehículo de proyección y de elaboración de
pensamientos, fantasías y ansiedades evolutivos tanto como de
experiencias traumáticas.
M a r i n a M ü l l e r • 17 5
A través de los cuentos podemos pensar que Alicia fue establecien
do las bases de su propio discurso y el contacto con sus fantasmas
inconscientes inexpresados.
M a r in a M u i i fr • I 77
Los dueños de la perrera le dijeron: -No se preocupe señor que se lo vamos
a buscar.
La bucaron en todas partes y nada.
-¡Quiero m i Lobo!Roberto dijo
-No te preocupes hijo que ya lo vamos a encontrar.
Los de la perrera le mostraron una foto de un hombre que a la luz de la
luna se convertía en lobo.
El doctor Canon era malo con los perros guardianes porque se ponía f u
rioso. Era enferm o de la cabeza y tenía guardias (?/ hombre lobo, Frankes-
tein, Drácula). Los hombres de la perrera con el padre de Roberto y los
perros de casa olfateando las huellas d el hom bre Lobo se fu eron a l castillo
del doctor Canon Nro. 180. Llegan a la puerta, tocaron e l timbre y le
abrieron.
El doctor Conan vio al padre de Roberto y le dijo: -¿para qué vino señor
Pablo?
Pablo le contesta: -vengo a buscar a m i perro Lobo ¿dónde está m i perro
Lobo?
El doctor Conan le dijo al señor Pablo:
-¿quiere ver las cabezas de animales que están colgadas en las paredes?
Pablo responde: -si, porfavor, muéstreme.
Le mostró las cabezas de animales.
Pablo se em ocionó al verlas y vió las cabezas de leones y tigres y muchos
más. Uno de los guardias de Conan le dijo a Pablo: -señor Pablo si usted
no nos da 50.000.000 de pesos ley, mato a su perro Lobo.
-Si dijo Pablo, -puede esperar hasta mañana? Conan le contesto que si.
Los policías se quedaron en la puerta d el castillo de Conan todo el día.
Llegó la mañana, se levantó Pablo temprano, fu e al banco y le dió un
cheque al señor d el banco y le dijo: -yo le doy un cheque de 50.000.000
millones de $.
-bueno, gracias p or darme los 50.000.000para el estúpido d e Conan.
Pablo llamó a lapolisiapara que lo acom pañe hasta el castillo de Conan
con 'el dinero.
Tocan el timbre: ¡R Rin! Se abren la puerta y le abrió Conan.
Pablo ledio el dinero y le digo aquí está.
Cuando le entrego el dinero, el hombre le entregó a l perro Lobo a su amo.
I 7 8 • A p r e n d e r p a r a ser
La polisia agarro a los secuestradores y los metieron en la cárcel.
Elperro Lobo ve a su amo faborito que es Roberto y juegan a la escondi
da.
Se fueron juntos hasta el FIN. ”
(sic)
lu
ÍU vUU llV h f
f&ArtJU, ¿b, AC tu
¿i£ a¿U v A, A i ^W»i/ JiJ!/
Cp+y/ xJi, |U A ^ Í^iuin-íliuowv'.
£X 'fo&djL fa jb gjjJL n fcj *í> 'rú srvf nt->
^ cL (u ,
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¿i/ j Í l« W , a j 'Vv*> itSdLc* .íl» !*>>*/.
tJt ln\iAsm/tr Auu ¡¡buC^ostA** |&¿¿«A<v*.
R aÍk aIp ' í*. k Á ff o Ji fu L fw l—fiAflÁ,, (W|WUUoi¿
yu L |uull/Vnfrv -JUaI>U (?a|lAy |UVUW
“ tlc O W I W f t iO V , Ou L . . | w u h * ) O.
OAKnL«yu4su úuLorJfe- IaÍZ;.. jiVspuf, tjuju $jAí***v»
< w VL
'L.ea» ¿HJJlÁí^v Al/ ^cl» ^vW\lfuu - <fculy^»*v«i í —'Vtr'
x fju ^njLoutttj»JL<_ ÁLmÁr* A#'. r\ra^w*v
| .^UCttA^W . .JW_fc*AoÁ*. ju w d w .
M a r in a M ü l l e r • 1 7 9
—i f} v w ^ cLú^
"* (Wl^ fe* huÁ ^ ^ iL
í-*<G**j£va*v.
^ * i' d&- 2¿Ljt4AJbtA<Xy )t> 'K>iTi>rt~iOl' 1 iit+ji* ^|i&
cU, Zxsr^ A rJh n x * <X* iaC. it- ^ fl*Uva>
vt-£- C»r^Al<nJ2^t' J&ru' £ o h r t
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18 2 • A p re nd er pa ra ser
Figura 8: Ilustración del cuento: El niño y el perro Lobo
M a r i n a M ü l u e r • 18 3
Veamos a continuación una lectura interpretativa de este relato
" R o b e rto ”
El hijo varón, perteneciente a la categoría humana; es dejado solo
por sus padres: desprotegido (su guardián desaparece; necesita y no
logra ser “guardado”).
Figura metafórica del hermano adoptivo real, cuyo nombre se inicia
con la misma letra (R). Demanda al padre qué han hecho con su
perro, ¿con su hermana adoptiva?
Si lo consideramos como representante-significante de la categoría
“hijo” puede también metaforizar a la sujeto, aunque identificada
con el hijo-hermano varón. No puede ocupar dicho lugar al carecer
de los atributos valorados por los padres; por la madre en especial, si
nos referimos al primer tiempo edípico en que ésta reviste al bebé
como significante fálico. Esto señala su vacío y carencia de ser en
cuanto sujeto femenino, no deseada ni reconocida, más bien recha
zada, “repudiada” como ocurre con el reconocimiento de la castra
ción en los individuos psicóticos. Carecería de lugar en la estructura
simbólica: sólo recibe su sentido si se equipara inconscientemente
al hermano varón: ella “es” un varón, repudia su femineidad para
tomar algún papel en el interjuego del deseo.
“ P e rro L o b o ”
Animal doméstico, con nombre de animal salvaje. Metaforiza por
un lado a la sujeto, “que está y desaparece”, “es secuestrado”, es un
objeto del que se dispone y al que se cambia de lugar sin consultar.
Pertenece a una categoría no humana. El nombre del perro se inicia
con la misma letra del segundo nombre de la sujeto y también del
primer nombre materno (L).
El “perro-Lobo” doméstico y salvaje a la vez, cuya misión de guar
dar no puede cumplir, objeto del deseo pero no sujeto, también
puede remitir al hermano de la autora del relato abandonante, de-
" P a d re s"
Abandonadores, descuidan al hijo, son al principio una autoridad
que no resguarda. El “Padre” es demandado como conocedor de
recursos para encontrar el animal hijo perdido. Luego asume la bús
queda del perro perdido y encara al doctor loco en su mismo ámbi
to, paga el rescate, eligiendo la vida del perro-sujeto aun deseo mor
tífero proveniente de la madre, u originado en su ausencia.
La madre aparece perdida en la identidad genérica “padres”.
Lo femenino aparece reprimido en el relato -todos los personajes
explicitados son masculinos-, pero estaría expresado como fantas
ma muy arcaico y peligroso; figuras demenciaies, embrujadas y mor
tíferas, de las cuales sólo puede proteger la intervención paterna que
representa la ley y la hace cumplir.
“ D r. C o n a n ”
Figura siniestra, descripta como personaje persecutorio “enfermo
de la cabeza”, loco. Sus seguidores: el hombre-lobo, reúne las na
turalezas animal y humana; Frankestein, es un autómata que se corres
ponde con fantasmas tempranos de cuerpo despedazado; Drácula,
M a r in a M u i i fr • I 85
el hombre-vampiro, subsiste muerto-vivo, gracias al fluido vital suc
cionado a los vivientes (fantasías oral-sádicas).
Hay sumisión a un fantasma aterrador, sumamente persecutorio,
en que juega imágenes muy arcaicas vinculadas a una relación mor
tal con una madre devoradora, incapaz de darle la posibilidad de
una unificación ideal.
El relato describe vicisitudes que remiten metafóricamente a las que
vive en su inconsciente la sujeto respecto de su filiación adoptiva.
Expresa su extrema dependencia de un omnipotente deseo de los
padres, dador o privador de vida: desde un nivel pre-humano (ani
mal doméstico con nombre de animal salvaje), está ligada al
amo-amor-niño-hijo de sus padres, a la vez que indefensa ante fan
tasmas enloquecedores y mortíferos que la llevan a “desaparecer”
como sujeto.
Demanda una intervención normalizadora del padre —representan
te del Padre simbólico—, que “pague la deuda”, que la rescate de la
locura y de la muerte, que la integre a lo simbólico dándole lugar
como sujeto deseado y deseante. Este proceso de rescate y de ubica
ción como ser deseado está al servicio del placer del otro; no llega a
surgir claramente como deseante, ya que la figura materna está au
sente como posibilidad de servirle como espejo unificador y soporte
del yo ideal primitivo.
Al carecer de un lugar definido en la estructura simbólica, la sujeto
no puede asumir una identificación con un yo ideal narcisista, no
puede realizar su unidad especular imaginaria, ni ingresar sin “for-
clusión” (desestimación, rechazo o repudio, mecanismo caracterís
tico de la psicosis) al mundo de lo simbólico. No consigue adherirse
a un ideal del yo que la desprenda del apresamiento materno y la
ayude a incorporarse al registro del deseo y de la cultura.
De ahí sus problemas de identidad, y los desplazamientos en las iden
tificaciones que estarían diciendo: no sé quién o qué soy; no sé si soy.
Aparecen los opuestos salvaje-doméstico, animal-humano, muerte-
vida, bueno-malo, cuidar-descuidar, proteger-dañar, pero está au
sente el par femenino-masculino.
18 6 • A p r e n d e r p a r a s e r
II. A portes psicolingüísticos
M a r i n a M ü l l e r • 18
Los adjetivos son escasos, revelando una actitud poco reflexiva. Su
aparición es significativa: el hijo, solo, favorito (objeto de deseo de su
perro); el perro Lobo, guardián (que no guarda ni puede guardarse a
sí mismo); el Dr. Conan, malo, furioso, enfermo (de la cabeza) y
estúpido en este personaje, único con varias calificaciones, cargadas
negativamente, aparecen desplazadas palabras que parecen “marcar”
a la sujeto: maldad, estupidez, enfermedad (locura) y furia. En con
cordancia con esto, otros significantes del relato dicen en su efecto de
sentido: es un animal, es - son - un - unos -“cabeza/s de animal/es”.
Los tiempos verbales son simples, presentes o pretéritos indefinidos,
no hay futuros. (Nivel concreto del lenguaje, dificultad de anticipa
ción y de abstracción.)
Los errores ortográficos (b por v; s por c; fallas de código: mayúscula,
acentos), señalan dificultades de aprendizaje, dado el quinto grado de
la autora. Hay tendencia a la condensación (laperrera); cambios de le
tras por fallas caligráficas (ax o y viceversa); agregados que transforman
“no” en "nos" y “su” en “sus”; omisión de s; sustitución de g por j.
Las fallas ortográficas y caligráficas no son generalizadas, si bien refle
jan dificultades en el aprendizaje lingüístico. Predomina la conjun
ción “y”, aunque también emplea “porque” y “para” como conectivas
que expresan motivos psicológicos.
El relato muestra en su estructura psicolingüística una relativa tras
cendencia con respecto del egocentrismo; la representación puede
considerarse de tipo lógico-concreto, con subsistencia de rasgos preope
ratorios (razonamientos sincréticos, mágico-animistas).
Las fallas en la escritura pueden vincularse asimismo a la emergencia
de contenidos reprimidos, relativos a las dudas sobre su identidad
(fusión como en “nos” “sus”, en lugar de individuación) y su identifi
cación femenina (confusión de géneros). Como puede apreciarse, este
escrito muestra un notable progreso con respecto al cuento redactado
dos años antes.
En aquel tiempo, Alicia se puso de novia. Su festejante vivía en la
ciudad donde pasó el veraneo, por lo tanto, esta circunstancia fue
un buen motivo para escribirle cartas. También comenzó a escribir
poemas.
“M i amor y y o ”
El día que lo con ocí me gustó mucho.
El mismo día a la noche m e besé con
él, me quedé enamorada.
Al otro día salimos ju n tos de la mano
y fu im os a com er helado, después caminamos
un p oco y nos volvim os a m i casa.
A la noche nos sentamos en los sillones
d el patio, charlamos de muchas cosas
de él y de mi.
Al dia siguiente salimos a la
mañana temprano, nos fuim os a la playa.
Nos sentamos en la arena
bajo el sol,
sobre el mar
sobre las olas vencidas
entre las piedras calladas.
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Figura 9: “M i amor y yo”
19 0 • A p r e nd er pa ra ser
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M a r in a M u l l e r * 1 9 1
Veamos algunas de las cartas:
“Buenos Aires, noviem bre 2 4 de 19...
Querido Luis:
R ecibí tu carta el 23 de noviem bre y m e quedé em ocionada a l verla tan
llena de amor. Yo estoy bien gracias a Dios igual que m í fam ilia. En el
colegio ando bastante bien, voy a pasar de curso y o estoy estudiando
mucho.
No sabes que hubo un movimiento fu erte de tierra ayer a las 6y 30 horas.
No sabes que y o em pecé a trabajar el día miércoles 22 d e 11/19...
Cariño lo que m edecís en la carta es cierto. Creo que Dios se acordó de
nosotros es cierto m i am or que Dios se acordó de nosotros iso que nos
quisiéramos tanto yo también estoy muy contenta porq ue tengo quien
m e quiera y tengo a quien querer y ese querer mió sos vos Luis, y o tam
bién te quiero con toda el alma y todas las noches pienso en vos.
Cariño y o también quisiera tenerte en mis brazos toda la vida y tenerte
para m í sola. Cariño no se más que decirte lo único que te puedo decires
que teamo y que en Buenos Aires está lindo yfresq u ito ”. (sic)
1 0 ') • A D D C K in C D P A D A CCB
La relación con el novio la motivaba a fantasear sobre el futuro.
Deseaba casarse en pocos años: “a los 19”. Le propuse que desarro
llara esas fantasías y las escribiera. Veamos sus trabajos:
“M i amor volvió”
£ tnrlu, 6 Ct
J l - S~ \X. Ccj^ojvL Cirw
IOO
- Estoy p o r tener un hijo.
- ¿En serio? querida, ¡así que vamos a tener un hijo!
- ¿qué hacemos, le avisamos a m am á?
- Bueno.
Llamo a m am á y le d iré que voy a tener un hijo.
(sic)
19 4 • A p r e n d e r p a r a s e r
Entretanto, la relación con la madre se puso más tirante y conflicti
va. En ocasiones, según manifestaba Alicia, la señora la amenazaba
“con mandarla devuelta a l campo de donde había salido”. Esto pertur
baba mucho a la paciente, quien no podía reaccionar ni restablecer
ningún tipo de diálogo.
M a r i n a M ü l l e r • 19 5
vCiwv Cd/sA+tyv*/* ( r t ^ n i u t * » ;
X*^ e a A y y j ^ w -6a- fuxXUkv H * * a;«*,
4 t » -ííl*^¿Sm -^a^ur Z-tX^ZL y^K w ^t,
fyx&¿C\As -\^ X ¿ ^£<vv^V<t'«^ ^ín-vi/Ct*'^/
*\<f'
“Querida mamá:
Quisiera que me perdones lo que hice con Luis. El sábado a la no
che me llamó María, me dijo que Luis no está en S. Ella piensa que
está en M. trabajando.
Mira, mamá, yo estuve indispuesta el sabado y no me quedé emba
razada. Ahora entendí el error que cometí. Yo sé que estás enfadada
conmigo, pero igual te quiero y te necesito como el pan de Dios. Yo
quisiera que medes el calor de tu ternura, que me quieras como se
quiere a una hija, que lo perdones a Luis, por que yo lo quiero y lo
necesito.
M a r i n a M ü l l e r • 19 7
Te perdono porque te quiero mucho. Un beso grande y que cor
prendas.
Alicia.” (sic)
Vfcck, o J U J
nTnq^vrvq,
O^LAsA-*-lr¡A- '\ n t
ju.^cU^viA. t r CyjU. L a * , (jy^.
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£Í-X¿X- Cj^A. SL-\X&
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U^i-tya
t*. rp.'^'u/
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djL U n - ^ tl> v
19 8 • A prender p a r a ser
La señora, en una entrevista realizada poco después, me expresó su
abierto desconocimiento sobre Alicia: “Le escribió usted esta carta,
ella no maneja ese vocabulario, ni es capaz d e pensar esos pensam ien
tos. "No sólo la desconocía, sino que la descalificaba y la sentenciaba
a seguir siendo “tonta”, infradotada. Además, se oponía a que Alicia
prosiguiera un tratamiento que intentaba devolverle su estatus de
persona, de sujeto pensante, con deseos y demandas personales. Poco
después me llamó por teléfono para comunicarme “la decisión de
Alicia de no continuar su tratam iento”, de ese modo, resultó imposi
ble realizar al menos una sesión de despedida.
Dos años más tarde tuve la última noticia sobre esta paciente: las
relaciones madre-hija eran de abierta hostilidad, y la madre había
consultado a una nueva psicóloga, quien se comunicó conmigo para
conocer los antecedentes del caso.
M a r i n a M ü l l e r • 19 9
.
9. La técnica de creación de
relatos en psicopedagogía
M a r in a M ü l l e r • 2 0 1
acciones que acompañen y promuevan el despliegue fantasmático
de su interlocutor.
Se puede inventar el relato o bien plantear algunos condicionantes
seleccionados por el grupo o por el coordinador.
Los Personajes:
• su cantidad;
• su tipo: héroe, villano, heroína, ayudantes, adversarios, donan
tes, falso héroe;
• su especie: personas; animales; seres de ficción o mágicos;
• su edad: niños, adolescentes, adultos, ancianos;
• su realidad: cotidiana, de la televisión; del cine; de un cuento o
poesía, imaginarios.
2 0 2 • A p r e n d e r p a r a ser
11. El héroe acepta intervenir.
12. Abandona su hogar.
13. Es puesto a prueba como preparación para recibir un auxiliar
mágico.
14. Reacciona ante las acciones del futuro donante.
15-Entra en posesión del auxiliar mágico.
16. Se traslada o es conducido hacia el lugar donde se halla el objeto
del deseo (pasa del espacio cotidiano al espacio heroico).
17. El héroe lucha con su antagonista.
18. El antagonista es vencido.
19. Se repara el daño o la falta inicial.
20. El héroe regresa.
21. Es perseguido.
22. Escapa a la persecución.
23. Vuelve de incógnito a su hogar, o a otro lugar.
24. Se presenta un falso héroe o impostor.
25- Se le propone al héroe una tarea difícil.
26. La tarea es cumplida.
27. El héroe es reconocido.
28. El impostor o enemigo es desenmascarado.
29. El héroe se transfigura (es glorificado).
30. El enemigo es castigado.
31. El héroe se casa y llega al trono.
El Espacio:
• cantidad de lugares;
• su realidad;
M a r in a M ü l l e r • 2 0 3
• su ubicación geográfica: lugar habitual; cambios de escena, des
plazamiento de los personajes.
Tipo de Lugar:
• ciudad, campo, montaña, bosque, pueblo, el espacio estelar, otros
planetas, el fondo del mar, etc.;
• Lugar cerrado: casa, castillo, edificio, vehículo;
• Lugar abierto: camino, plaza, parque, cancha.
Ambiente General:
• deportivo;
• indígena;
• religioso;
• escolar, etc.
El Tiempo:
• la época: pasada, actual o futura;
• el lapso: horas, un día, un mes, un año, varios años;
• el momento: mañana, tarde, noche, medianoche, amanecer;
• la continuidad: sucesión normal, con retrocesos (evocación, re
cuerdos), o anticipaciones.
7 0 4 • A p r f n d f r p a ra s fr
El relato puede ser grabado.
Otras posibilidades consisten en iniciar la narración mediante un
trabajo plástico (dibujo, collage) o dramático, realizado en conjun
to o individualmente, en forma unitaria o por escenas (historieta),
sobre temas que el grupo elige.
Una vez relatado, el cuento puede escribirse, ilustrarse y encuader
narse para constituir una pequeña biblioteca grupal o individual.
Puede ser dramatizado, narrado a otros, modificado con otros fina
les, con intervención de nuevos personajes, etc.
M a r in a M ü l l e r • 2 0 5
Análisis del cuento: “los tres niños perdidos”
Para realizarlo, procedí a una lectura del texto, tanto verbal como
gráfico, atendiendo a aspectos metafóricos y metonímicos y a la
interpretación del contenido desde el punto de vista proyectivo y
del desarrollo. Para corroborar y enriquecer el análisis, se requieren
a los autores las asociaciones y simbolizaciones que les suscita su
propio relato, una vez producido.
De no existir ese material adicional, las interpretaciones mantienen
de todos modos su valor de hipótesis a ser constatadas o reformula-
das según se acreciente nuestro conocimiento de los sujetos o gru
pos investigados.
2 0 6 • A p r e n d e r p a r a ser
M a r in a M ü l l e r •
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camino de alejamiento del aquí sockl-s^T cas^su famÜk ^ n d ^ ^ d ^ C° n
tanto, metafóricos de lo d e s c o n o c í
T p 6^’ j 0 gm p° de niños como héroes que emprenden un
-lo s » , hacia lugares no especificaos, por lo
esbozos de perspectiva- pero bastante proporcionada- se dibuian ' ° rePresentacion grafica es esquemática, plana -sin
distancia pues “parten dev.aje”; abandonan l a X d a >’^ “ piUner Pk n ° ’ de loS CUaJes P e a j e s toman
M
ari na
L ám ina II: “D e p ro n to se d ie ro n cu en ta de' que no era el cam in o correcto”. Súb itam en te tom an conciencia de haber equivocado el
cam ino, ¿de ir “por m al cam ino”? de no haber discrim inado la m anera adecuada de llegar a hacer lo correcto: “no saber adonde se va”; “no
M
saber cóm o llegar”. Está im plícita una interdicción, “el m al cam in o”. Esto puede m etaforizar una crisis durante la cual se produce una
üller
confusión y no se puede pensar con eficacia. El dib u jo es más evolucionado que el an terior; la proporción es m ejor entre el tren y los
pasajeros, no así con respecto del árbol; se inicia la perspectiva. Se indica el darse cuenta m ediante signos: líneas rectas cortas que rodean las
• 209
cabezas, com o ocurre en las historietas. Toda la ilustración está encuadrada, m anifestando la necesidad de ponerse lím ites y precisiones.
210*
ción”.
prender
L ám ina IV: “P reg u n ta n a la gente. N o les en tie n d e n el id iom a. Se d istraen y p ierd en el tren ” . Buscan orientación y ayuda en la gente
M
—adulta— pero hablan distintos lenguajes y no consiguen hacerse entender. Tam poco son in terp retad os p o r sus interlocutores. Buscan
üller
infructuosam ente ser inform ados. E ntretanto, pierden el tren, lo cual im plica verse reducidos a arreglárselas totalm en te por sus propios
medios, u tilizando sus recursos personales para hacer fren te a la difícil situación. El d ib u jo es expresivo, ágil y em plea tam bién signos
*211
propios de la historieta: globos que transcriben la conversación, trazos que señalan sorpresa.
para <
™
;pr111
/I / .•AA»prr p.mmhprr
En esta escena h ay un tin te algo siniestro: un sótano, lugar su b terrán eo, som brío adem ás de desconocido, varios cam inos; los niños
sienten tem or y desconcierto, se hallan paralizados ante el dilem a de qué elegir, qué cam ino seguir, reiteración con variaciones del tem a
de “estar confusos, sin saber qué hacer”. El gráfico es triste, con pocos m atices: los personajes parecen el m ism o, repetido tres veces: no se
• 2 I3
sabe quién es quién, esto refleja una p roblem ática en la p ropia identidad. C arecen de m ovim ien to y de vitalidad.
se * . E L C jip . u n t v i » N * l l e í A'i A i f i n a l . M * m A f ® * '
Mf&A t/EN aTtio/e^.O » ***■*- f-«/va^ s*¿
L am in a V II: “Se deciden a eleg ir u n ca m in o , lleg an al fin al. M u y asom b rad os ven el teso ro . U n n iñ o to m a u n a e x tra ñ a lá m p a ra de
oro . F in alm en te se produce una decisión. Tom an u n cam ino y lo finalizan: se defin en y en cu entran un tesoro en las profu n didad es en
m edio d el cual descubren “una extraña lám para de o ro”, un in stru m en to para vencer la oscuridad, para ilum inarse, con algo que tiene
m uch o valor. S o n los héroes que con q u istan algo m isterioso y escondido de gran riqueza, luego de superar el tem or al viaje y al lugar
nuevo. El gráfico es fuerte, alegre y rico en detalles, co n utilización de la p ro p o rció n y la perspectiva.
f i> t <
j *S fiT6.A.e S**
L ám ina V III. “A l lim p ia r la lám p ara m aravillosa v e n salir com o u n a n u b e q u e se tra n s fo rm a en u n genio. Los n iñ o s le p id e n q u e los
M
üller
haga regresar a sus hogares” . A l p on er en condiciones el in stru m ento de ilu m in ación —m etáfora de sus recursos interiores— aparece en
escena una nube-genio; un ayudador incon d icion al p o r q uien v o lver al m un d o cotidian o y con ocid o de la p ropia fam ilia. El d ib u jo refleja
*215
el placer de todos los personajes. Es esquem ático aunque con detalles que precisan la acción.
§ o d 1/5
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2 2 8 • A p r e n d e r p a r a ser
Anexo I
La Interdisciplina en la
complejidad psicopedagógica
2 3 0 • A p r e n d e r p a r a ser
nexiones entre los diversos conocimientos, y entre estos y el saber
como verdad profunda de la subjetividad y del deseo.
Los contenidos curriculares, su organización en áreas de conoci
miento y en asignaturas, no son comúnmente objeto de reflexión ni
de discusión consensuada entre los actores de las instituciones for-
mativas, las asociaciones o colegios profesionales, los docentes, los
investigadores, las organizaciones laborales. La comunidad científi
ca, académica y laboral silencia ese debate.
La formación no relaciona fácilmente teoría y práctica profesional,
no realiza discusiones críticas respecto a las diversas teorías ni a la
aplicación de campos disciplinares a problemáticas complejas como
la educación, la salud, el trabajo, la diversidad cultural.
La realidad económica incide y se traslada a lo educativo: se han
aplicado metáforas fabriles y tecnológicas a la escuela; lo educativo
se encuentra atravesado por los discursos económico-sociales.
Junto con el desafío de elaborar currículos novedosos, abiertos a la
interdisciplina, está abierto el debate sobre las dimensiones de va
lor implícitas en las cuestiones disciplinares e interdisciplinares,
los aspectos políticos, éticos, culturales y sociales que se juegan
entre líneas.
Sin embargo, la intencionalidad docente o profesional propone
un currículum que todavía considera débilmente la transversali-
dad, la diversidad, la interdisciplinariedad. Muchos conocimien
tos y aprendizajes quedan al margen de los discursos académicos
instituidos, omitidos o excluidos del conocimiento ortodoxo, y
los profesionales tienden a no considerarlos como legítimos, exis
tentes o aceptables.
Edgar Morin afirma: “Vale más una cabeza bien puesta que una
repleta....“una cabeza repleta es” ...una cabeza en la que el saber se
ha acumulado sin disponer de un principio de selección y de orga
nización que le otorgue sentido. “Una cabeza bien puesta” significa
que mucho más importante que acumular el saber es disponer si
multáneamente de una aptitud general para plantear y analizar pro
blemas, y principios organizadores que permitan vincular los sabe
res y darles sentido.” (1999) en La cabeza bien puesta. Repensar la
M a r in a M ü l l e r • 2 3 I
reforma, reform ar el pensamiento. Bases para una reforma educativa.
Ed. Nueva Visión, Bs. As..
Los conocimientos disciplinares disociados nos resultan insuficien
tes ante problemáticas crecientemente transversales, polidimensio-
nales, mundializadas. Es urgente que volvamos visibles y audibles
las problemáticas y los abordajes interdisciplinarios y transdiscipli-
narios, las complejidades, la irrupción de lo inesperado, lo turbu
lento, la diversidad incesante.
Este conocimiento articulado, que ejerce la reconstrucción y la
producción aplicando operaciones de inclusión y síntesis, así
como de diferenciación y análisis, sitúa los conocimientos en su
contexto y en sus transversalidades (históricas, socioculturales,
políticas, económicas). Es un conocimiento que admite en todo
momento la complejidad en la diversidad, la incertidumbre, la
novedad, la singularidad de los fenómenos y los problemas, así
como sus recurrencias.
El nuevo espíritu científico es Ínter, m ulti o transdisciplinario: el
objeto de las ciencias y las disciplinas es un sistema complejo que
forma una totalidad organizada. Diversas disciplinas aplican su re
flexión para acceder a la inteligibilidad del Universo en sus múlti
ples facetas, microscópicas y macroscópicas, físicas y humanas.
Para considerar la complejidad no se pueden descontextuar los com
ponentes diversos que constituyen un todo (lo cultural, económico,
pedagógico, político, sociológico, psicológico) y la interdependen
cia entre las partes y el todo.
Abordar la complejidad requiere una racionalidad multidimensio-
nal, no sólo centrada en lo cognitivo y en su esfuerzo de objetiva
ción, sino en las fuentes afectivas y simbólicas que arraigan en la
subjetividad del saber.
El conocimiento cientificista del positivismo considera la socie
dad, la cultura, la vida psíquica, con una perspectiva mecanicista,
inhumana, que aplica la funcionalidad de lo tecnológico, lo mate
mático y la máquina artificial a los fenómenos cambiantes, cuali
tativos, subjetivos, afectivos, hasta cierto punto imprevisibles, de
lo específicamente humano. Esto hace que ciertas disciplinas, que
incluyen por cierto el factor humano, como la economía, se vuel
ven inhábiles para captar lo no cuantificable, los requerimientos
éticos y humanos.
M a r in a M ü l l e r • 2 3 3
Esto implica reconocer los limites de nuestros conocimientos y ha
cernos responsables ante su aplicación.
El siglo XX nos aportó "la certidumbre de lo incierto", en los cono
cimientos y en los fenómenos. Esta incertidumbre, precariedad y
riesgo constitutivos de la condición humana, vuelve imprescindible
el llamado a la interdisciplina para abordar dicha complejidad.
Las palabras humano, hominización, homo, provienen del latín
humus, tierra, y nos recuerdan que la carencia y menesterosidad, así
como el conflicto y el dolor, nos acompañan indefectiblemente.
Freud señalaba la relación constitutiva entre lo precioso, valioso,
viviente, y lo frágil, raro o efímero.
Respecto a nuestra conciencia y nuestra racionalidad sucede algo
parecido. En medio de océanos de incertidumbre o ignorancia, en
contramos islotes de conocimientos que intentamos convertir en
archipiélagos de certeza.
Todo conocimiento lleva en sí el riesgo del error; es una construc
ción-reconstrucción siempre amenazada de subjetivismo y de limita
ciones epistemológicas; está sujeto a un proceso de interpretación del
sentido en función de otros conocimientos y saberes. Pensar, conocer
y saber son actividades dialógicas, sometidas a diversas servidumbres
que nos obligan a cuestionar de continuo nuestras certezas.
Pensamiento conflictivo, constructivo y al mismo tiempo descons-
tructivo, placentero y a la vez doloroso, dulce, amargo y sabroso, en
él encontramos todos los sabores y una raíz de nuestras verdades.
Pensamiento que aunque se autoproclame poderoso y se desee om
nipotente, está restringido por la humildad (nuevamente, la raíz de
esta palabra es humus) de sabernos frágiles, limitados.
2 3 4 • A p r e n d e r p a ra se r
A partir de mediados del siglo XVIII, el racionalismo emancipato-
rio, surgido también en Europa, desarrolló las ideas que promovie
ron la independencia de casi toda América, y poco a poco de otras
colonias del resto del mundo.
La mundialización arrolladora del libre mercado en este principio de
milenio sería al menos un tercer movimiento de expansión mundial.
La gran circulación de los medios de comunicación, el comercio, las
vías de transporte aéreo, los imaginarios sociales, nos llevan a tomar
conciencia de la diversidad de identidades culturales, a la vez que de
la comunidad de destino planetario de la humanidad entera.
Hay una unidad de especie humana y una unidad de destino mun
dial: a todos los humanos nos amenazan las armas nucleares y bio
químicas, las grandes pestes antiguas y nuevas, las catástrofes ecoló
gicas, las guerras y otras diversas formas de violencia, el crimen or
ganizado, la economía descontrolada de mercado donde lucran y
ganan los poderosos y pierden y son excluidos los débiles.
Pero estamos todavía en pañales sobre la globalización de la solida
ridad, de los derechos humanos para todos, de la equidad, de los
principios éticos y auténticamente democráticos donde sean reali
dad la justicia social y la igualdad de oportunidades, ideales procla
mados y ensayados hasta cierto punto durante el siglo XX, y descui
dados en este principio de siglo XXI.
Solidarizarnos, responsabilizarnos, aprender a vivir y a convivir, es
la gran convocatoria del siglo XXI.
Rescatar y promover las grandes utopías que movilizaron pueblos
enteros en los albores del siglo XIX: la dignidad humana en la igual
dad y la diversidad, la libertad de opresiones e injusticias, la concien
cia de compartir la humanidad en la solidaridad con todo otro ser
humano, sin importar el género, la edad, la etnia, las pautas cultura
les, la religión, la bandería política, la situación socioeconómica.
Esto nos convoca a la interdisciplina y a la transdisciplina. Se vuelve
imprescindible construir nuevos paradigmas para comprender lo
que ocurre a nivel subjetivo, intersubjetivo, y macroscópico, para
decidir cómo obrar, cómo servir desde los diversos campos del co
nocimiento a la humanidad y a la calidad de vida para todos.
M a r in a M ü l l e r • 2 3 5
La educación actual demanda integrar la modernidad científica,
actualizando las necesidades de formación, y a la vez, ofrecer una
enseñanza metaprofesional, una cultura que sobrepase lo meramente
tecnológico.
En la educación superior, algunos valores que podemos transmitir
son: la autonomía y sistematización del pensamiento, la investiga
ción abierta y plural, el desarrollo de la racionalidad critica, la pri
macía de la verdad sobre la utilidad, la ética del conocimiento y de
sus aplicaciones.
Un Congreso Internacional de 1997 sobre la universidad del futu
ro, propuso instituir un diezmo epistemológico o transdisciplinario
para dedicar el 10% del tiempo de los cursos a una enseñanza trans-
versalizada. Algunos de estos temas serían:
• La racionalidad, la cientificidad, la objetividad.
• La interdependencia y la comunicación entre las ciencias (el cir
cuito de las ciencias que las vuelve interdependientes entre sí).
• La complejidad en los diferentes tipos de conocimiento.
• La complementación entre cultura de las humanidades y cultura
científica.
• La ciencia, la ética, la política.
• A p R P M n P B p a r a <; f r
• Preparar las mentes para que respondan a los desafíos que plan
tea la creciente complejidad de los problemas.
• Preparar para enfrentar la incertidumbre, favoreciendo la inteli
gencia estratégica para promover un mundo mejor.
• Educar para la comprensión humana entre los seres cercanos y
los alejados.
• Enseñar la historia y la cultura del país, y la filiación de Latino
américa (tanto autóctona como europea e internacional).
• Enseñar la unidad, diversidad y comunidad de destino de la hu
manidad.
Inter-multi-transdisciplinariedad
M a r in a M ü l l e r • 2 3 7
facilidad, eludiendo los fenómenos que no entran en sus propios
esquemas.
Ortega y Gasset se refería a los “sabios ignorantes” que conocen
muy bien su porcioncita de universo, e ignoran todo lo demás,
aunque se comporten en todo lo que ignoran con la arrogancia de
un sabio.
A partir de la Ilustración se identifica el pensamiento racional con
las matemáticas. El positivismo sostiene que la ciencia es una pura
actividad teórica, supuestamente incondicionada por las dimen
siones sociales, humanas y políticas.
En cambio, para la filosofía hermenéutica (de la interpretación o
del sentido) son importantes las nociones de comprensión, comu
nicación, diálogo, incorporadas desde mediados del siglo XX a las
ciencias sociales.
Las disciplinas circunscriben un dominio de competencia sin el
cual el conocimiento sería imposible de aprehender. Sin embargo,
implican el riesgo de la hiperespecialización del investigador y de
la “cosificación” del objeto estudiado, al olvidar que este objeto ha
sido construido racionalmente. Si esto ocurre, el objeto se percibe
como autosuficiente; los vínculos de ese objeto con otros objetos
analizados por otras disciplinas no serán considerados.
La frontera disciplinaria y sus conceptos propios aíslan la discipli
na en relación con las otras y con los problemas que enlazan las
disciplinas.
El espíritu hiperdisciplinario se convierte en espíritu de propie
tario o "patrón" (en su sentido de adueñarse del pensamiento, y
en su sentido de canon según el cual pensar) que prohíbe toda
incursión "extranjera" a su parcela de saber. La fragmentación
disciplinar permite mayor precisión investigativa, pero reduce la
importancia de las cuestiones estudiadas, volviéndolas a veces
irrelevantes. Existen obstáculos como el aislamiento disciplinar
y los “guetos” teóricos, que pueden llevar al desarrollo de un
pensamiento dogmático.
La historia de las ciencias no es sólo la de la constitución de las
disciplinas sino la de las rupturas de sus fronteras, la circulación
2 3 8 • A p r en d er pa r a ser
de conceptos, la formación de disciplinas híbridas que terminan
por ser autónomas, la formación de agrupamientos interdiscipli
narios. Es decir, es la historia de las inter-pluri-disciplinas.
Son innumerables las migraciones de ideas, las uniones y transfor
maciones teóricas, que pueden rastrearse en el desarrollo de una
teoría o aun en el de un solo pensador, así como en los intercam
bios disciplinarios.
Interdisciplina
M a r in a M ü l l e r • 2 3 9
Multidisciplina Interdisciplina Transdisciplina
Primer nivel de Segundo nivel de Etapa superior de
integración: se interacción. La integración. Se
busca información cooperación lleva a construye un
en varias disciplinas , interacciones reales, sistema sin fronteras
sin que la hay reciprocidad de sólidas entre
interacción las intercambios y mutuo disciplinas que
modifique o enriquecimiento. forma una
enriquezca. Hay macrodisciplina.
aspectos comunes Ej.: Teoría general
sin explicitar la de los sistemas,
intercomunicación estructuralismo,
fenomenología. Son
metadisciplinas,
transespecialidades.
Según Sven Sjolander, citado por Jurjo Torres, los pasos en la cons
titución de una interdisciplina serían los siguientes:
1) Presentaciones recíprocas de cada disciplina.
2) Descalificación de las otras disciplinas.
3) Permanecer en lo abstracto para encontrar fundamentos co
munes.
4) Definición de términos y descubrimiento de discrepancias se
mánticas.
5) Discusiones sobre metodología, marcos teóricos, aplicaciones,
etc.; “saltando de un tema a otro”.
6) Construcción de un marco referencial común.
7) Intento de síntesis.
8) Admitir los aportes de las disciplinas que interactuaron
9) Conocimiento más profundo de las disciplinas rivales, compren
sión de otras estructuras conceptuales, principios, procedimien
tos, modos de pensar.
10) “El verdadero comienzo” del trabajo interdisciplinar (en Jurjo
Torres, (1998) Globalización e interdisciplinariedad: el currícu
lum integrado. Ed. Morata, Madrid).
2 4 0 • A p r f n d f r p a r a sfr
Algunos obstáculos de la interdisciplina son:
• la desconfianza hacia otras especialidades las tradiciones en la
propia especialidad;
• el temor a la invasión del propio feudo;
• la ortodoxia disciplinar y el temor a la “desviación” heterodoxa;
• las jerarquías o el prestigio (recompensa simbólica) obtenidos
por los conocimientos disciplinares;
• las rivalidades y prejuicios entre profesionales la marginación y
exclusión de los disidentes.
Perspectivas interdisciplinarias de la
psicopedagogía
M a r in a M ü l l e r • 241
Sin embargo, la formación psicopedagógica sigue teniendo un ses
go tecnocrático, dirigida principalmente a atender consultantes desde
lo clínico. Aún presenta un énfasis insuficiente en lo institucional,
en el análisis crítico del sistema educativo y de los factores sociocul-
turales y económicopolíticos que inciden y atraviesan los aprendi
zajes y la producción y transmisión de conocimientos, y las posibles
intervenciones institucionales y organizacionales preventivas y asis-
tenciales.
La Psicopedagogía muestra rasgos de cientificidad posmoderna que
desafían al rigorismo positivista. Existen sistemas de intrínseca com
plejidad, que incluyen la imprevisibilidad como componente in
eludible. Así, el funcionamiento psíquico del ser humano, sus
aprendizajes y conocimientos, el entramado de las relaciones en
tre individuo, sociedad y cultura donde emergen los sentidos
múltiples de la educación, el aprendizaje y el conocimiento.
La Psicopedagogía presenta algunas de las características atribuidas
a la ciencia actual según Prigogine:
• Describe una diversidad fragmentada, rica, con potenciales sor
presas e interminables imprevistos teóricos y prácticos.
• Estudia las génesis y los cambios, las evoluciones y las crisis.
• Considera las teorías como producto de seres inscriptos en el
mundo y en las realidades que exploran.
• Considera la ciencia como parte integrante de la cultura en que
se desarrolla.
• Estudia cuestiones desestimadas por la ciencia clásica (la expe
riencia cotidiana, la relación interhumana, su variabilidad y ori
ginalidad, la singularidad y constructividad de los aprendizajes y
los procesos de enseñanza, la lógica no mensurable del sentido),
(ver Prigogine, Ilya y Stengers, Isabelle (1983) La nueva alianza.
M etamorfosis de la ciencia. Alianza, Madrid).
Es una disciplina abierta al diálogo y al trabajo conjunto con otras
disciplinas. Es inter-disciplinaria, en cuanto muchos de sus interro
gantes atraviesan otros campos del conocimiento y desbordan los
territorios supuestamente específicos, falsamente planteados como
infranqueables.
2 4 2 • A p r en d er pa r a ser
R e fe re n c ia s b ibliográficas
M a r in a M ü l l e r • 2 4 3
Prigogine, Ilya y Stengers, Isabelle - (1983 ) La nueva alianza. M eta
morfosis de la ciencia. Alianza, Madrid.
Ramonet, Ignacio y otros - ( 1998) Pensamiento crítico vs. L asa
m iento único. Le m onde diplomatique, edición española. Debate,
Madrid.
Savater, Fernando - (19979 El valor de educar. Ed. Ariel, Barcelona.
Torres, Jurjo - (1998,) Globalización e interdisciplinariedad: el currí
culum integrado. Ed. Morata, Madrid.
Vasilachis de Gialdino, Irene - {1993) M étodos cualitativos 1. Los
problem as teórico-epistemológicos. Centro Editor de América Latina,
Bs. As
En Internet: www.aprendizajehoy.com.ar
7 4 4 • A p r fn d fr pa r a ser
Anexo II
Formación y actualización
docente y psicopedagógica
M a r in a M ü l l e r • 2 4 5
ocupaciones; las demandas que plantean las transformaciones so-
cioculturales a la educación; la revolución del conocimiento en la
“sociedad de la información”; el papel de las nuevas tecnologías; la
urgencia de formaciones sólidas de grado y de postgrado.
La formación mínima requerida para superar el círculo de la exclu
sión es de 10 a 12 años de escolaridad intensiva, lo cual contrasta
con nuestra deserción primaria cercana al 50% y el alto desgrana-
miento en la educación media y superior. En nuestro país, más del
40% de los niños desertan del sistema educativo antes de terminar
la escuela primaria; sólo un 25% de adolescentes termina la escuela
secundaria.
Sólo 1 de cada 6 habitantes continúa estudios superiores, siendo
algo menos de un 20% los que llegan a recibirse.
Los conocimientos escolares recortan arbitrariamente los diversos
campos del conocimiento, e imponen a los alumnos determinados
“dialectos” académicos, ejerciendo sobre ellos una forma de "vio
lencia simbólica”.
La escuela no siempre admite las bases culturales, sociales, psicoge-
néticas y psicodinámicas con que los alumnos abordan los dialectos
escolares, debiendo estos someterse a las reglas escolares exigidas
para su enunciación, si quieren permanecer en el sistema. Las es
cuelas de zonas carenciales ofrecen una preparación más precaria,
de menor calidad; las situaciones de marginalidad social y económi
ca acrecientan el riesgo de fracaso, repetición o deserción escolar.
Estamos ante formas encubiertas de segregación o expulsión.
Urge una revisión profunda del sistema educativo en cuanto a pro
gramas, métodos, actualización y jerarquización de los docentes,
relaciones de la escuela con la comunidad, participación de los pa
dres y de la comunidad en las propuestas educativas, relaciones en
tre la educación y el mundo laboral.
Esto sin embargo, no significa que la escolaridad garantice las ha
bilidades y conocimientos para encontrar y mantener un buen
trabajo.
Ante un mercado laboral competitivo y exigente, es necesario ma
nejar un margen de continuos cambios, obtener información para
2 4 6 • A p r e n d e r pa r a ser
realizar opciones, acceder a sofisticadas tecnologías, interrelacionar
múltiples datos, transversalizar los conocimientos, que asumen ras
gos interdisciplinarios y problemáticas transdisciplinarias.
Es indispensable actualizar la preparación académica para resolver
los problemas de la vida cotidiana y el trabajo, aprender a pensar
creativamente más allá de la formación sistemática, con permanen
te interjuego entre información teórica y experiencias de campo.
De ahí la necesidad impostergable de la inversión en educación y la
formación de alta calificación, donde las universidades, los colegios
profesionales y las instituciones de formación, asistencia e investi
gación cumplen una función estratégica en la formación de post
grado, requerida ante las nuevas demandas que se presentan a los
educadores y otros profesionales de la educación, la salud y la ges
tión organizacional.
La transformación de las estructuras educativas y la promoción de
servicios psicopedagógicos en todos los ciclos, tienen como objeti
vo primordial mejorar el sistema educativo (psicopedagogía institu
cional y preventiva, orientación educativa), y acompañar a los estu
diantes hacia elecciones educacionales y ocupacionales más sanas
(o rien tació n y reo rientació n v o cacio n al, ocupacional y
profesional-laboral).
La experiencia indica que los educadores y orientadores educativos
requieren una formación básica en aportes de disciplinas psicológi
cas, psicopedagógicas y pedagógicas (ciencias de la educación con
especialización psicopedagógica), la que paulatinamente requerirá
grado universitario, y en el caso de los graduados universitarios,
actualización continua con cursos de postgrado.
Las intervenciones preventivas educacionales y psicopedagógicas
abarcan una gama amplia de posibilidades: talleres y grupos de do
centes y padres, preparación para los cambios de etapa educativa,
seguimiento grupal y personalizado de los aprendizajes, orientación
educativa y vocacional-ocupacional, psicopedagogía del trabajo y
de la identidad ocupacional de alumnos y docentes, orientación para
tutorías docentes.
Esta modalidad tiene rasgos en común con otras disciplinas:
M a r in a M ü l l e r • 2 4 7
• con la antropología porque como en ella, respeta la cultura desde
la cual cada aprendiente se enuncia, reconociendo los matices
provenientes de los diversos grupos sociales y las tradiciones sub-
culturales. Esto deja su marca en los relatos, las concepciones del
mundo, las estrategias de pensamiento, las premisas epistemoló
gicas, las problemáticas afectivas de alumnos, familias, docentes
y psicopedagogos;
• con la sociología ya que el psiquismo subjetivo se constituye como
resultante de una red de relaciones socioculturales, terreno
pro-subjetivo y trans-subjetivo que anuda la existencia personal.
2 4 8 • A p r e n d e r p a r a ser
tructivos hacia un representante significativo del sistema educati
vo o de la autoridad instituida: el/la docente, la escuela, el padre o
la madre, o se dirige hacia los más débiles: los hijos e hijas, los
alumnos y alumnas.
Cuando la violencia forma parte de la realidad familiar o escolar
cotidiana, presenciada y protagonizada como víctimas o victima
rios, sin espacios reflexivos ni críticas, sin sanciones o límites, puede
convertirse en un aprendizaje implícito que reproduzca más violen
cia y que conduzca a la banalización y generalización de conductas
violentas.
Ante estas problemáticas, el trabajo preventivo es eminentemente
comunitario. Opera contra las influencias perturbadoras psicoso-
ciales y educacionales que tienden a producir malestar y enferme
dad. Busca disminuir la incidencia de las alteraciones, no en un
eventual sujeto afectado, sino en “toda la población”, que en lo con
creto es una comunidad escolar, una familia, un grupo-clase, un
equipo docente, una comunidad.
Esto nos demanda pensar la educación y el aprendizaje no sólo
desde cada aprendiente, sino con criterios grupales, institucio
nales, comunitarios, socioculturales e históricos. Macrosociales,
microsociales y específicos según las problemáticas más frecuen
tes en la institución.
Utilizaremos esquemas referenciales que nos posibiliten operar des
de nuestras estructuras educativas y realidades culturales y socioeco
nómicas, desde nuestra situación latinoamericana y argentina, en
un marco micro y macrosocial, transitando un determinado mo
mento histórico: los comienzos del siglo XXI.
Buscaremos una preparación que nos sensibilice respecto a las ca
racterísticas socioculturales e históricas de las instituciones educati
vas sistemáticas y parasistemáticas (familia, clubes, instituciones re
ligiosas, instituciones asistenciales, organizaciones laborales, gremia
les, etc.).
Incluiremos los temas transversales, que surgen como nuevas de
mandas sociales. Se trata de las problemáticas que atraviesan todos
los niveles educativos por insertarse en la cultura actual. Competen
M a r in a M ü l l e r • 2 4 9
a todos los terrenos del conocimiento, expresando nuevas cosmovi-
siones, derivadas de los grandes cambios contemporáneos.
Nos ocuparemos particularmente de los siguientes temas transver
sales: educación para la democracia y la convivencia pacífica, orien
tación educacional, vocacional y laboral, educación para la salud,
educación para la igualdad de oportunidades entre los sexos, ética y
educación para los valores, educación sexual, educación del consu
midor, educación vial, educación ambiental.
Esto requiere promover una mejor calidad de vida con el prota
gonismo de cada integrante de la comunidad, en la promoción
de la convivencia pacífica, el respeto a la diversidad, el desarrollo
de la mediación ante los conflictos cotidianos, y trabajar inten
samente en la prevención de las adicciones, de los accidentes, de
los desastres ecológicos, de las enfermedades de transmisión
sexual, de la maternidad precoz, de la violencia, de todo tipo de
discriminación.
Al tratar estos temas, analizamos críticamente los conceptos involu
crados, sus presupuestos epistemológicos, sus basamentos en cues
tiones filosóficas y antropológico culturales.
2 5 0 • A p r e n d e r pa r a ser
Para dilucidarlo se vuelve imprescindible la preparación y optimiza
ción de educadores y orientadores psicopedagógicos, vócacionales y
profesionales en las instituciones educativas, en la transición entre
la educación y el trabajo, en lo laboral y en la salud mental.
M a r in a M ü l l e r • 2 5 1
Anexo III
Historia y perspectivas
de la psicopedagogía en
la Argentina
M a r in a M ü l l e r • 2 5 3
La Psicopedagogía es un espacio inter-disciplinar complejo y múlti
ple. Psicopedagogía como profesión, ha sido y es como espacio pro
fesional y praxis, un lugar de encuentros e intercambios, básica
mente interdisciplinaria desde su misma denominación.
Interdisciplina que configura una praxis donde encontramos perso
nas aprendiendo en diversos momentos de sus vidas, en la escuela,
en la universidad, en cursos de postgrado, en sus trabajos, en sus
familias, a través de los medios de comunicación, en su tiempo li
bre. Quehacer planteado como un saber-hacer, como una tecnolo
gía del aprendizaje eficaz, poco a poco devenido en reflexión teóri
ca, en confluencia interdisciplinaria que remite a una estrategia de
trabajo respetuosa de la interminable diversidad, de lo inédito, lo
móvil, lo inesperado e incierto.
2 5 4 • A p r e n d e r pa r a ser
go profesional cuestiones de género interesantes para ser indaga
das por las psicopedagogas y los psicopedagogos en sus variadas
realidades ocupacionales.
Al respecto, en 1999 y 2000 conduje en la Universidad del Salvador
una investigación sobre imágenes del trabajo en mujeres profesio
nales, particularmente psicopedagogas y psicólogas, a partir de sus
opciones vocacionales y sus historias laborales.
M a r in a M ü l l e r • 2 S 5
tesis de licenciatura, y Profesor de Enseñanza Secundaria, Normal y
Especial en Psicopedagogía cursando las materias didácticas y con
observación y práctica de la enseñanza.
En 1978 se suprimió el título intermedio, obteniéndose el de Li
cenciado en Psicopedagogía al aprobar los 5 años de estudios, reser
vándose el profesorado universitario a quienes cursaran otro año
más.
En 1972 se creó la Facultad de Psicopedagogía, que ha llegado a
tener durante sus últimos 10 años entre 880 y 980 alumnos, con
absoluta predominancia femenina. Hasta 1995, habían egresado 965
psicopedagogos, 2053 licenciados en psicopedagogía, y 78 profeso
res de enseñanza secundaria, normal y especial en psicopedagogía.
El plan de estudios de la carrera se modificó en varias oportunida
des a lo largo de los años, en respuesta a nuevas demandas en la
formación profesional y nuevas concepciones de la disciplina. En la
actualidad, por razones de una mejor distribución de recursos hu
manos y económicos, y por nuevas tendencias de distribución de
tiempos en los ciclos educativos universitarios de grado, el plan 1997
propone en la Universidad del Salvador una carrera de 4 años,
estableciendo un tronco común de dos años de formación básica
compartido con la carrera de Psicología, y planteando dos años de
formación psicopedagógica específica. En 1999 se fusiona esta Fa
cultad con la de Psicología, creándose la Facultad de Psicología y
Psicopedagogía.
Ante la actual estructura del plan de estudios de Psicopedagogía
muchos ingresantes, ante una carrera de Psicología que no acortó
sus 5 años de duración, al finalizar el segundo año del ciclo común
optan por continuar los tres años de psicología. Los que optan por
completar en 4 años la licenciatura en Psicopedagogía, tienen la
posibilidad de una doble titulación: si estudian un año más pueden
ser también licenciados en Psicología.
Se abre la posibilidad de especializaciones de un año de duración,
y sobrevuela el desafío de ofrecer maestrías o doctorados como
formación académica para la docencia superior y la investigación.
Actualmente, no son muchas las instituciones formativas que ofre
cen especializaciones, maestrías o doctorados específicos en Psico
pedagogía.
Psicopedagogía, a lo largo de estos casi 50 años, fue creándose en
otras universidades públicas y privadas de Argentina (Nacional del
Comahue, de La Rioja, de Río Cuarto, de Lomas de Zamora, de la
Patagonia Austral, Católica de Paraná, de Santa Fe, de Santiago del
Estero y de Cuyo, Caece, Universidad Católica Argentina (Buenos
Aires), Kennedy, y muchos etcétera).
Además, se cursa en muchos institutos terciarios públicos y priva
dos, como el prestigioso Instituto Cabred de Córdoba o el Instituto
de Educación Superior Alicia Moreau de Justo, dependiente del
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y en numerosos institutos
privados de todo el país. Psicopedagogía dura allí 4 años. De acuer
do con la reciente Ley de Educación Superior, estas carreras tercia
rias deberán insertarse en instituciones universitarias para homolo
gar y jerarquizar la formación ofrecida y asegurar la igualdad de
oportunidades en el campo laboral.
Desde hace pocos años, en la década del ’90, se abre la carrera de
Psicopedagogía en España, lo cual traerá sin dudas consecuencias
en nuestro país para la valorización académica de la carrera y de su
ejercicio profesional.
M a r in a M ü l l e r • 2 5 7
de los síntomas en el contexto familiar y escolar, al abordaje grupal
e institucional, a la formación y asesoramiento de docentes y pa
dres, al trabajo interdisciplinario con psicólogos, pediatras, neuró
logos, trabajadores sociales, fonoaudiólogos y otros profesionales en
la clínica, en los centros educativos, en las organizaciones.
Más recientemente, aborda la actividad preventiva en las comuni
dades, en talleres, desde hospitales y escuelas, en empresas, en me
dios de comunicación masiva (radios, programas televisivos, dia
rios, revistas, páginas de Internet).
Desde su misma creación, Psicopedagogía, “hermana” de la Psico
logía, padece reiterados cuestionamientos por parte de ésta. Algu
nos colegas psicólogos saben que existen muchos psicopedagogos y
que la Psicopedagogía goza de buena salud, pero insisten en dene
garla, en descalificar su existencia, en renegar de su presencia en el
mundo académico y laboral, en desestimar su significatividad como
disciplina y como praxis profesional.
¿Cuestiones de desconocimiento, cuestiones de campos profesiona
les, cuestiones de poder y de administración del conocimiento?
Lo paradójico es que ambas carreras comparten ámbitos laborales,
ambas trabajan con los mismos sujetos. Las formaciones tienen
mucho en común, y en la actualidad, al menos en la Universidad
del Salvador, se unifican en su ciclo inicial y diversifican en sus eta
pas finales. Hay un tronco común, con muchos conocimientos com
partidos. Quehaceres similares, con diversidad de abordajes teóri
cos y técnicos.
En Argentina la formación de ambas carreras pasa largamente por
la influencia del psicoanálisis, donde algunas corrientes, como la
francesa, desarrollaron mayor importancia académica y profesional
en Argentina que en sus tierras de origen.
Psicopedagogía lleva desde sus comienzos la impronta piagetiana,
en el estudio del conocimiento y el pensar. Actualmente recibe apor
tes cognitivos, aspecto recientemente incorporado a la pedagogía y
a algunas formaciones psicológicas.
La corriente teórica sistémica también tiene influencia en la psico
pedagogía argentina actual.
2 5 8 • A p r e n d e r p a r a ser
Sin embargo, es frecuente observar una dificultad de diálogo in
terdisciplinario.
¿Se trata de adhesiones escolares que asumen ribetes de creencia
religiosa, en afirmación ilusoria de una verdad científica absoluta?
¿Se juegan cuestiones de poder, intentos de monopolio o de hege
monía profesional?
No podemos hablar seriamente de disciplinas científicas, si no hay
en todo momento un lugar para interrogantes, cuestionamientos,
corrimientos, revisiones, si escasean nuevas producciones avaladas
por estudios serios e investigaciones.
Es necesario convivir con conocimientos y saberes parciales, frag
mentarios y cuestionables, en continua reconstrucción y revisión
posibles. Admitir una metodología plural, acorde con la compleji
dad e incertidumbre de los objetos y sujetos de estudio y de los
sujetos que los estudian.
¿Nos permitimos, tal como el niño Sigismund (luego Sigmund)
Freud, desgarrar los textos, deshojar los libros, desmenuzar la m íti
ca sacralidad de los conocimientos, interpelarlos críticamente desde
su construcción histórica y su deconstrucción arqueológica, para
atrevernos a pensar y a producir pensamiento?
¿Indagamos cómo se construyen y se transforman las teorías que
avalamos a veces con respeto de culto; investigamos cuáles son las
bases epistémicas de nuestros conocimientos, cuáles son los supues -
tos implícitos de nuestras prácticas?
En tiempos que subrayan la diversidad y abren a lo múltiple, ¿nos
atrevemos a cuestionar nuestras certidumbres y hábitos de pensamien
to, a examinar nuestros “patrones de interpretación”? Y valga el doble
sentido de esta última expresión: “patrones” de interpretación.
Nuestra episteme, nuestro modo de conocer, que no es uniforme ni
único, desde la psicopedagogía o desde cualquier otra disciplina, se
constituye desde estructuras preconceptuales complejas compartidas
por grupos, que rigen el modo de conocer y de operar en un ámbito
profesional dado. Se mueven cuestiones de preferencias teóricas, de
afectos y adhesiones personales, de valores, expectativas e ideales...
Preguntarnos cómo aprendemos, conocemos y pensamos en la di
M a r in a M ü l l e r • 2 5 9
versidad y en el continuo de la vida nos abre hoy a aportes de la
pedagogía crítica, de la etnometodología (cómo conocemos, inte-
ractuamos y resolvemos cotidianamente nuestros problemas, y qué
nos decimos a nosotros mismos y decimos a los demás al respecto).
Pasamos de situarnos en el terreno inamovible e incuestionable de
una teoría, desde el cual evaluamos los fenómenos, con el riesgo de
reificar u otorgar un estatus “real” y “objetivo” a nuestras interpreta
ciones, a un prolijo esfuerzo por analizar y comprender la construc
ción del sentido por parte de quienes atendemos, y nuestros pro
pios pre-supuestos teóricos y técnicos.
Reconocemos la intervención transversal de lo cultural y lo históri
co en nuestro campo de trabajo, revisando y deconstruyendo nues
tros supuestos sobre cómo conocemos, cómo construimos signifi
cado, cómo interpretamos nuestro conocimiento.
Explicar el campo actual de la Psicopedagogía es reconocer la sinuosa
y compleja historia de las ideas acerca del aprendizaje, del conoci
miento y sus vicisitudes, de quién es una psicopedagoga o un psico-
pedagogo y a qué se dedica, quién es un niño, una niña, un adoles
cente, un adulto que conocen y aprenden, qué es aprender y qué es
un problema de aprendizaje, qué es la salud psíquica en cuanto a
conocer, pensar y aprender, para qué sirve la escuela, qué es enseñar,
cómo se aprende y se enseña en contextos cotidianos y laborales,
qué es el conocimiento, qué es el saber, qué lógicas sigue la cons
trucción del sentido.
Es preguntarnos sobre la cultura contemporánea, cómo se relaciona
la cultura escolar e institucional con la cultura familiar, personal y
de las comunidades, qué vale la pena enseñar y aprender, cómo se
aprenden conocimientos y relaciones, convivencias y participacio
nes, valores y afrontamiento de conflictos.
Cómo se aprende de los malestares y sufrimientos, cómo se aprende
a afrontar la adversidad y los daños, cómo se aprende a vivir en la
familia, en la escuela y en la sociedad, cómo se aprenden y se defien
den los derechos humanos, el respeto por la diversidad, la conviven
cia civilizada.
Y nos transversaliza con otras variadas disciplinas.
2 6 0 • A p r e n d e r p a r a ser
Este tiempo nos abre a nuevos aprendizajes, inéditos en la historia
de la humanidad. Surge con fuerza un nuevo y poderoso vehículo
de transmisión de información y conocimiento: la informática, la
"red de redes" que transporta billones de páginas informativas y los
comienzos de nuevos espacios imaginarios y simbólicos: las realida
des virtuales, y otros avances tecnológicos que ortopedizan la mente
humana hasta extremos antes inimaginables. Esto hace avanzar el
fantasma de la dependencia humana hacia engendros cibernéticos
cada vez más sofisticados.
¿Cómo afectarán estos formidables avances tecnológicos los apren
dizajes y enseñanzas, en qué lugar se situarán los docentes y los
psicopedagogos en la compleja y creciente relación entre humanos
y máquinas? Nos encontramos ante un enorme y apasionante signo
de interrogación.
Otro desarrollo profesional psicopedagógico está dado en la crea
ción de asociaciones y colegios profesionales, que han conseguido la
aprobación de normas para incluir sistemáticamente la psicopeda
gogía en las prestaciones de salud y de educación, así como la elabo
ración de pautas para el ejercicio y la ética profesional y la matricu-
lación de los graduados.
Existen colegios y asociaciones de psicopedagogos, en diversos lu
gares del país: Córdoba, La Rioja, Tucumán, Catamarca, Entre Ríos,
Santa Fe, Misiones, Mendoza, La Pampa, Viedma, Salta, San Juan,
Buenos Aires (al menos cuatro asociaciones), Ciudad de Buenos
Aires (al menos dos). Y pido disculpas, si omito involuntariamente
alguno.
M a r in a M ü l l e r • 2 6 1
tución de posrgrado fbrmadora de psicopedagogos. La revista es un
foro abierto al intercambio interdisciplinario con colaboraciones de
autores argentinos y extranjeros, no tiene restricciones de escuelas
teóricas, sino criterios de rigor y calidad entre los que ha incorpora
do actualmente el referato. Desde hace años la revista tiene páginas
web, que difunden noticias nacionales e internacionales, que tiene
vínculos con una publicación virtual de psicología educacional y
psicopedagogía española y que próximamente difundirá notas bre
ves (revista virtual).
En Argentina también ya son numerosas las obras psicopedagógicas
clínicas, de orientación vocacional profesional, y de divulgación,
con autores como Nélida Atrio, Clemencia Baraldi, Gladys Brites
de Vila, Narda Chercasky, Sara D'Anna, Irene Espósito, Mariana
Galaz, Alberto Gatti, Ana González, Liliana González, Liliana Her
nández, Ana María Radrizzani Goñi, Jorge Vista, y otros, entre quie
nes me cuento.
2 6 2 • A p r e n d e r p a r a ser
nico, con un énfasis insuficiente en lo institucional, en el análisis
crítico del sistema educativo y de los factores socioculturales y
económico-políticos que inciden y atraviesan los procesos de apren
dizaje y la producción y transmisión de conocimientos, y en las
intervenciones institucionales y organizacionales preventivas y asis-
tenciales posibles.
Quedan asignaturas pendientes: que las psicopedagogas y los psico
pedagogos aborden su profesión, en sus variadísimos campos labora
les, como un quehacer que despierta permanentes interrogantes
teóricos y suscita intereses investigativos, no solamente prácticas pro
fesionales. Que acepten el desafío de una formación sistemática
continua o una periódica actualización; que realicen especializacio-
nes, maestrías o doctorados para jerarquizar académicamente su
formación e insertarse en la docencia superior con mejores califica
ciones.
Que se abran a una formación y a un trabajo tanto inter como
transdisciplinarios; que se autoricen a producir y validar conoci
mientos tanto como prácticas, para que pueda crecer la metapsico-
pedagogía, los principios básicos de la psicopedagogía, sus modelos
conceptuales, no vinculados directamente a observaciones clínicas
o experiencias prácticas. Se requiere estudiar la epistemología espe
cífica de los aprendizajes y los conocimientos, en la educación, la
salud, la investigación, la problemática de los sujetos que desean
conocer y aprender, y que con frecuencia también desean descono
cer y evitar, resistir o sabotear el aprendizaje.
Ante el fin de milenio y en más, queda pendiente el tema de los
límites o fronteras de la psicopedagogía, que se encuentran en fran
ca expansión, las zonas de confluencia compartidas con profesiones
afines, la urgencia de una formación cada vez más profunda, conti
nua, generalista y al mismo tiempo especializada, mediante post
grados y actualizaciones a lo largo de la carrera profesional entendi
da como formación permanente.
Estamos ante nuevas problemáticas del aprender, el enseñar, el co
nocer y el saber, en cuanto procesos subjetivos, intersubjetivos, so
ciales y culturales, en contextos de cambios históricos macroscópi
cos de alta complejidad.
M a r in a M ü l l e r • 2 6 3
Temas como las relaciones entre el conocimiento, el aprendizaje y el
deseo, la construcción de la subjetividad en el atravesamiento de los
aprendizajes culturales y sociales, los diversos aspectos psicopeda
gógicos de la didáctica y de las propuestas educativas sistemáticas,
los aprendizajes implícitos, transversales e informales, la optimiza
ción de los procesos de apropiación, transmisión y producción de
conocimientos, además de las habituales problemáticas clínicas, son
estimulantes cuestiones a seguir pensando.
2 6 4 • A p r e n d e r pa r a ser
7. b) (1995) “¿Qué es la Psicopedagogía, hoy?”, Relato del panel
inaugural, I Encuentro Nacional de debate académico, Escuela
de Psicopedagogía de la Zona Norte, Colegio Highland, Vte.
López, setiembre 1993. Publicado en revista Aprendizaje Hoy,
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Los problemas teórico-epistemológicos. Centro Editor de Amé
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14. Internet: www.aprendizajehoy.com.ar
Anexo IV
Las etapas del desarrollo
psicológico según
Erik Erikson
M a r in a M ü l l e r • 2 6 7
2. A u to n o m ía vs. v e rg ü e n za y duda (de d o s a tre s a ñ o s:
co n fia n z a en sí m ism o vs. a u to c o n c ie n c ia ve rg o n zo sa )
M adikia M ui i cp • 9 A 9
ción de la sexualidad y la pareja, y las relaciones de intimidad con
otros. Se definen la identidad y solidaridad, o hay riesgos de aisla
miento (narcisismo, soledad).
Los profesionales intervienen:
• en la prevención primaria, en campañas informativas sobre
esta etapa;
• en la interconsulta con otros especialistas requeridos;
• asesorando a los docentes de enseñanza polimodal o secundaria;
• realizando diagnósticos precoces de posibles alteraciones de la
personalidad y de los procesos de aprendizaje;
• realizando tratamientos, si son pertinentes;
• orientando a los padres;
• realizando orientación educativa, vocacional y ocupacional;
• organizando talleres con docentes, con padres y con alumnos
sobre temas transversales.
2 7 0 • A p r e n d e r p a r a ser
• realizando tratamientos, si son pertinentes;
• realizando orientación educativa, vocacional y ocupacional con
las personas interesadas;
• organizando talleres con docentes y con alumnos sobre temas
transversales de interés organizando grupos de autoayuda sobre
diversas problemáticas.
M a r in a M ü l l e r • 2 7 1
acumulado), juicio maduro e interpretación comprensiva. Podrá
decir: “Soy lo que sobrevive de m í.” La falta de dicha integridad da
lugar a la desesperanza o la desesperación y el disgusto, sin poder
aceptar la propia vida ni su término.
Los profesionales intervienen:
• en la prevención primaria, en campañas informativas sobre esta
etapa;
• en la interconsulta con otros especialistas requeridos;
• realizando diagnósticos precoces de posibles alteraciones de la
personalidad y de los procesos de aprendizaje;
• realizando tratamientos, si son pertinentes;
• realizando orientación educativa, vocacional y ocupacional con
las personas interesadas, en particular, para el uso del tiempo
libre y del voluntariado;
• talleres sobre temas de interés;
• organizando grupos de auyoayuda sobre diversas problemáticas.
B ibliografía
M a r in a M íii i pr • 9 7 1
• la similitud (lo semejante tiende a agruparse);
• el contraste (lo diferente también se asocia).
2 7 4 • A p r en d er pa ra ser
Lo que aprendemos depende en buena medida de lo que ya sabía
mos. Dos personas ante la misma “realidad”, no perciben lo mismo.
Pero también, la construcción se refiere a la dinámica del conoci
miento, los procesos mediante los que el conocimiento cambia. Las
teorías constructivistas del aprendizaje asumen que éste reestructu
ra los conocimientos anteriores, más que sustituirlos por otros. No
cambiamos de mapa, sino que reorganizamos ciertos elementos del
mismo para intentar movernos en un territorio nuevo.
Los seres vivos, a diferencia de los sistemas mecánicos, estamos or
ganizados con una redundancia de componentes, de forma que el
sistema y su confiabilidad son siempre superiores a las partes que lo
componen.
Una misma función puede ser realizada por más de un sistema y
mediante más de un proceso, estando cada sistema coordinado con
otros en un equilibrio dinámico. Esta concepción sistémica del or
ganismo humano entiende al aprendizaje como un sistema comple
jo compuesto por distintos subsistemas en estado de equilibrio móvil.
Cuanto más abiertas y variables sean las condiciones en que deban
aplicarse los conocimientos y habilidades adquiridos, más relevante
será el aprendizaje constructivo.
L o s ra sg o s de un b u en a p re n d iz a je
M a r in a M ü l l e r • 2 7 5
las regularidades que observamos en nuestro entorno, nos propor
ciona teorías implícitas en los diversos dominios (la naturaleza, la
economía, las relaciones interpersonales, la tecnología, la salud y la
enfermedad, etc.) que aunque son muy difíciles de verbalizar dado
su carácter implícito, influyen poderosamente en la forma en que
interactuamos y aprendemos en cada uno de esos dominios.
Nuestras teorías implícitas acerca del movimiento de los objetos,
que difícilmente podemos poner en palabras y de las que no somos
conscientes, nos proporcionan los conocimientos necesarios para
predecir y controlar con bastante éxito el movimiento de los objetos
(por ejemplo al conducir un vehículo).
Toda enseñanza se basa en una concepción del aprendizaje, la ma
yoría de las veces implícita, adquirida de modo incidental, cuando
el que ahora es docente se vio inmerso, como aprendiz, en una de
terminada cultura del aprendizaje. Todo cambio en la forma de en
señar requiere una toma de conciencia y un cambio de esas teorías
implícitas sobre el aprendizaje sostenidas por los docentes.
Mientras no tomemos conciencia de nuestras teorías implícitas, es
taremos condenados a ver el mundo a través de ellas.
Además, existen formas de aprendizaje explícito, producto de una
actividad deliberada y consciente, originada en actividades social
mente organizadas, que de modo genérico llamamos enseñanza.
Muchos de estos aprendizajes se realizan en la escuela (instrucción
formal) mientras que otros se adquieren en otros contextos donde
no existen docentes, pero sí un aprendizaje mediado por instruccio
nes (videos para aprender idiomas, libro de recetas de cocina).
Son situaciones en que alguien (el “docente”) se propuso que los
aprendices adquieran, mediante la realización de ciertas actividades
programadas, un conocimiento o habilidad.
El aprendizaje explícito requiere más esfuerzo que el implícito, pero
obtiene resultados que no pueden lograrse sin un aprendizaje deli
berado y sin alguien que de forma más o menos directa guíe ese
aprendizaje.
Aunque hay muchas cosas que pueden aprenderse sin enseñanza,
en nuestra cultura del conocimiento son cada vez más las que no
276 • A p r f n h f r pa r a sfr
pueden aprenderse sin ayuda instruccional. Incluso, muchas veces
ni aun con ayuda se adquieren. Éstas son las que plantean las difi
cultades de aprendizaje que preocupan a aprendices y maestros.
Los docentes ven con angustia que enseñan cosas que sus alumnos
no aprenden, y los aprendices viven con irritación o apatía la situa
ción inversa de ver cómo alguien les enseña cosas que no están dis
puestos a aprender.
Estos dos extremos pueden aproximarse si adecuamos la enseñanza
a las formas y condiciones reales del aprendizaje de los aprendices.
Por lo tanto, se trata de generar una nueva cultura del aprendizaje a
través de nuevas formas de instrucción.
Esto requiere comprender en qué consiste un buen aprendizaje,
conocer las dificultades de los aprendices y ayudarles a superarlas.
Los rasgos prototípicos del buen aprendizaje son:
1. Un cambio duradero
2. Es transferible a nuevas situaciones
3- Es consecuencia directa de la práctica realizada
M a r i n a M i i i i f r • 777
los objetivos. La evaluación, realizada tanto por el docente como
por el alumno, puede ser formal (examen) o informal (observación
cotidiana). Es importante evaluar la diferencia entre el punto inicial
y el terminal de determinada instrucción. La expansión del apren
dizaje y de la educación formal en toda la sociedad, conduce a un
deterioro de la función selectiva, por lo que asume mayor impor
tancia el valor formativo, es decir, la capacidad de generar aprendi
zajes. Por ello importa el segundo punto, la transferencia o utiliza
ción de lo aprendido en nuevos contextos.
2 7 8 • A p r en d er pa ra ser
A p o r te s d e L e v Vygotski a la p sico lo g ía e d u ca cio n a l
M a r in a M ü l l e r • 2 7 9
• nivel de desarrollo potencial: lo que el sujeto sería capaz de hacer
con ayuda de otras personas o de instrumentos mediadores pro
porcionados externamente. Se trataría de determinar los media
dores que el sujeto puede usar externamente pero que aún no ha
internalizado.
Este último es el nivel de interés para psicólogos, psicopedagogos y
educadores, por lo cual los procesos facilitadores de la instrucción
tienen mucha importancia para esta teoría.
B ibliografía
M a r im a M i li I F R • ? R I
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M a r in a M ü l l e r • 2 8 3
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nald W. Winnicott, Ed. Trieb, Bs. As., 1978.
Publicaciones periódicas
2 8 4 • A p r en d er pa r a ser
r
Indice
Prólogo
M a r in a M ü l l e r • 2 8 5
Este libro se term inó de im prim ir en el m es de agosto de 2006,
en Buenos Aires Print, Anatole France 570, Sarandí,
Buenos Aires, Argentina.
P rev en ir la viole)
M arina M ülle
D e sa p re n d e r la viol
Alejandro Castro San
D rogas, escuele
fam ilia y p reven ci
Juan A. Yaria
Innovación educat
Juan C. M oschet
A nalfabetism o em oc
Alejandro Castro Sam
A lu m n os superdotai
Sus n ecesid ad es ed u c
y sociales
Juan A. Alonso • Yoland
La natación infant
Jorge Rosental • Julio Zu
Docentes tutores
M arina M üller
La lectura, corazón del ap:
Elena Ianantuoni • Ana
Graciela H. de Lan,
Adolescencia y Autoes
M aría Julia Vernie,
Animación de proyec
educativos pastoralt
Ana Donini • Iris Maii
Zulema Paredes de Me,
Teresa Caride de Bo-_
Mitos y realidades del Sír
Atencional con Hiperacti
Alicia E. Risueño
Pedagogía del Arte
A na Lucía Frega
En el marco institucional, la Psicopedagogía clínica puede convertirse
en enfoque, diagnóstico y tratamiento que permitirá una particular
modalidad para decidir estrategias y acciones comprometidas en el tra
bajo institucional y preventivo.
Aprender para ser transita una amplia gama de temas teóricos y clínicos
y desarrolla valiosas síntesis de criterios, diagnósticos y tratamientos,
con un planteo orientador.
Se caracteriza por abarcar tanto los fundamentos teóricos como la
explicación y aplicación concreta de la labor psicopedagógica tan nece
saria para quien se inicia en su desempeño profesional.