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EL ROL DE LA INVESTIGACION EN LA FORMACION PROFESIONAL

Desde que Wilhelm von Humboldt agregó al proceso universitario la


investigación, le dio un valor más a la misión institucional de la Universidad,
como fue la de generar nuevos conocimientos, para trascender la repetición y
el eco de otros, para no seguir estancados en teorías que no solo eran
importantes, pero limitaban porque se creían como verdades absolutas; se
retoma el método científico y se lleva al claustro, ahora no solo se lee para
redundar, analizar y pensar, también para crear, para el fortalecimiento de la
heurística como producto de fases de aprendizaje, conocimientos de otras
teorías y llevarlas a la práctica. La universidad, así, se potenció con un nuevo
factor: hacer ciencia, generar nuevos sapiencias, aplicación de metodologías
científicas, teorías, leyes etc. “El propósito de Humboldt para la Universidad de
Berlín era la creación de unidades de investigación y enseñanza para la
relación entre alumnos y profesores”[1]. La academia dio paso adelante,
incorpora la investigación y todos sus componentes para robustecer la
educación, fortalecer el aprendizaje y dar más elementos para que los
profesionales, fuera de su ejercicio como tal, crearan nuevos conocimientos
con miras a solucionar problemas, generar desarrollo y progreso. Por eso la
investigación tiene un rol importante en la educación superior, la cual deberá
asumirse con responsabilidad, criterio profesional, con disciplina y rigurosidad
académica, y esta tiene que venir desde la misma universidad, cuando
incorpora los procedimientos requeridos a través de sus programas, escoge el
personal idóneo, con el perfil requerido y la experticia propia de la actividad
investigativa, es muy complejo que un docente hable de investigación cuando
tan solo la conoce en teoría, en formulas, en procedimientos escritos, o con la
sola formación académica, a ello hay que aunarle la práctica y las experiencias,
esos factores que vigorizan la enseñanza, que permitirán que se instruya con
propiedad, conocimientos, entereza, intelectualidad; no basta tener formulas y
una simple formación, la experiencia hará al maestro investigador, mientras no
se cuente con este recorrido, tan solo seguirá siendo un docente repetidor de
las experiencias de otros. “Por eso, el profesor de universidad no es un
maestro, ni el estudiante un educando, sino alguien que investiga por sí mismo,
guiado y orientado por el profesor”[2]

La sola formación –maestría- y los documentos en materia de investigación


como herramientas para un profesor no son suficientes, y estas son las que
han llevado a que los estudiantes cuando se les habla de trabajo de grado, se
impresionan viendo tal proceso como un obstáculo o una problemática de
orden mayor para ostentar su título, porque algunos profesores que no tienen la
experiencia de investigar, dimensionan este proceso como algo complejo y
dificultoso, se habla solo desde la teoría y la formación, y habidos de experticia,
y ahí es donde aparece aquel adagio popular “que todo el que no sabe hacer
se dedica a enseñar”[3], dicen que la mejor educación es aquella que viene del
ejemplo, por eso cuando un profesor exija a sus estudiantes que escriban el
tendrá ya como práctica dicha exigencia, se requiere de que hagan ensayos y
porque él también los hace, y de igual forma en la investigación, si se requiere
que un estudiante haga investigación, es porque ese profesor ha investigado y
sabe hacerlo, de lo contrario están hablando idiomas totalmente diferentes, se
generan contraposiciones, el uno habla desde la práctica y el que
supuestamente está enseñando lo hace desde la teorías, lecturas o su
erudición, en esta pugna el estudiante está en desventaja, ya que es la palabra
del estudiante contra la del docente. Si él considera que esta mal orientada la
investigación porque las teorías que ha leído así se lo enseñaron, ahí hay un
diferencia, literatura vs práctica. Todo lo anterior solo contribuye a generar una
apatía hacia una experiencia tan importante y trascendental en la vida de un
profesional, allí se pierde la oportunidad de un nuevo método de aprendizaje,
como es vivir, evidenciar, confrontar conocimientos y teorías con la realidad,
con el entorno y su problemática, el respectivo análisis, estudios, disertaciones,
y toda la productividad científica que demanda un proceso investigativo, el
estudiante se queda con las narraciones y lecturas, teorías y escritos, sin poder
hacer ese laboratorio práctico que fortalece la intelectualidad, producto de sus
estudios, observaciones, lecturabilidad, escriturabilidad y demás acciones
propias de la investigación. Todo lo anterior nos conduce a:

“El infeliz estudiante se ve inevitablemente forzado a echar mano de sus


propios recursos para recoger al azar y por casualidad, de aquí o de allá,
fragmentos desorganizados del método científico, así como fragmentos de
métodos no científicos. Y cuando el estudiante se convierta en investigador
profesional, como no posee la educación y la instrucción necesarias, caminará
torpemente en la oscuridad, siguiendo caminos costosos y cerrados y echando
mano de cosas tan desconfiables como adivinanzas al azar, conjeturas
arbitrarias, corazonadas subjetivas, intuición accidental, suerte pura, accidentes
afortunados, pruebas no planeadas, e invariablemente erróneas. ¿Puede ser
ésta una metodología adecuada para hacer nuevos descubrimientos y lograr
aplicaciones benéficas? Desde luego que no, pero esta es la metodología que
los exponentes de las antítesis recomiendan a los investigadores
profesionales”[4].

En la actualidad, todas las universidades deberán fortalecer el ejercicio


investigativo, promover semilleros, grupos de investigación, publicación de los
resultados de las investigaciones, revistas indexadas, otros documentos
científicos; y que finalmente para graduarse, un requisito fundamental debe ser
su trabajo de grado, una actividad investigativa que recoge todo el proceso
formativo y lo pone en práctica, permitiéndole complementar con una
experiencia que va desde plantearse un problema, indagarlo, ahondar en él,
elaboración de instrumentos para obtener los datos, complementar con el
estudio, análisis e interpretaciones de esos datos y otras teorías, para
confrontarlas con la realidad que investiga, para tener elementos de juicio para
sus observaciones, permitiéndole pensar, y posiblemente construir nuevas
hipótesis que ayuden a su disciplina; una educación en este aspecto se hace
importante, y termina siendo vital para la actividad profesional, y para el mismo
profesional. Esta estrecha relación con el enseñante debería poder capacitar al
estudiante para desempeñar por sí mismo una labor científica”

La ciencia surgió de la capacidad de asombro del ser humano y desde la


necesidad de resolver dudas, inquietudes y problemas, y que solo la academia
vino a retomarla solo hasta el siglo XIX, setecientos veinte años después de
haberse creado la primera universidad –Bologna 1088-, aparece en la
universidad la investigación como parte trascendente de la ciencia, y fuen en la
obra de Wilhelm von Humboldt, que propone su modelo de universidad, la cual
se caracteriza por aunar la enseñanza y la investigación -1808-. La libertad de
la ciencia y la autonomía del cuerpo docente son las premisas en que se basa
su modelo universitario. Empero Humboldt proponía que la universidad debía
garantizar a los investigadores que han de ser interpretados como un intento de
confinar la ciencia a una torre de marfil. Posición que hasta el mismo decano
de la universidad Heinrich Deiters[5], se opuso, por su carácter elitista.

Con los historiales aquí presentados, la investigación juega un rol de


trascendencia en la academia, por asignarle un papel ante la ciencia, aquella
torre de marfil donde sus colectividades de temporalidad corta, deberán
durante su proceso de formación apuntalar la ciencia, promover la
investigación, generar nuevos conocimientos, leyes, principios, intelectualidad,
documentos científicos, entre otras. La investigación permite que el estudiante
asuma retos de creatividad, de análisis, escritos resultados de sus experiencias
investigativas, argumentar hipótesis, y enfrentar el reto de proponer sobre
conocimientos racionales ciertas y probables, los cuales han sido obtenidos
metodológicamente a través de la sistematización, dándole la capacidad de
enfrentar procesos de manera más analítica y razonadamente, como una
nueva forma de asumir el reto de la práctica de su profesión y poder
enriquecerla desde sus estudios e investigaciones, contribuir con más teorías y
conocimientos que le permitan avanzar.
La investigación es ese proceso educativo que enriquece el saber del
estudiante, ya que propicia nuevos conocimientos como resultado de la
interacción entre vivencias en la profesión y la sumatoria de las teorías
adquiridas en su quinquenio formativo, las cuales confronta, cuestiona, afirma,
controvierte, reafirma probando su validez con esa actividad experimental
vivida en un trabajo de campo y en la obtención de una serie de datos que
analiza, estudia, concluye, y luego condensa en un informe final, permitiéndole
la realización argumentativa y escritural de los resultados, para luego
sustentarlos y socializarlo ante la comunidad científica y experta en la temática
investigada. Esta es otra forma de enriquecer educativamente al futuro
profesional, prepararlo con una capacidad de indagar, de enfrentar problemas,
y los retos de la ciencia y de la sociedad.

BIBLIOGRAFIA

[1] BROZCHINNI Giacomo. La educación de la investigación. Editorial Athenea.


Milán 1993. Pág. 107.

[2] Deiters, H. 1960. Wilhelm von Humboldt als Gründer der Universität Berlin
[Wilhelm von Humboldt, fundador de la Universidad de Berlín]. En: Forschen
und Wirken. Festschrift zur 150-Jahrfeier der Humboldt Universität zu Berlin [La
investigación y la acción: ensayo con motivo del 150 aniversario de la
Universidad Humboldt, Berlín.]. Vol. I, Berlín

[3] Adagio popular

[4] PEREZ TAMAYO, Ruy. ¿Existe el Método Científico?. Fondo de Cultura de


México. México 2003. Pág. 266.

[5] Alemán que reformó la educación y la política educativa de la República


Democrática Alemana; En 1946 fue nombrado profesor de educación en la
Universidad Humboldt de Berlín, cargo que ocupó hasta 1959. Entre sus obras
principales se cuentan La educación y la vida: Memorias de un educador
alemán

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