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PROCEDMIENTO CIVIL ROMANO

José Antonio Gallardo Malia


GRUPO: 1ºH

CAPITULO IX: PROCEDIMIENTO CIVIL ROMANO


Los derechos subjetivos facultaban a su titular para realizar su pretensión,
esto era en algunos casos la prestación, y en otros la abstención de los
demás. Los derechos requerían protección ya que podía darse en algunos
casos la ausencia de colaboración activa o pasiva por parte de los demás y
así verse vulnerado su derecho; la forma más arcaica de protección del
derecho era la defensa por parte de la familia, pero la armonía social
requerirá la formación de un sistema de defensa por medio del Estado.

A comienzos del Principado la ''Lex Iulia de vi'' castigaba con la pérdida de


su derecho de crédito al acreedor que utilizara actos de fuerza para llevar
a cabo el pago del ''debitum'' , más adelante las Constituciones de
Dioclesiano y Maximiano calificaron de ''rapina'' el apoderamiento de la
cosa pignorada y los emperadores Valentiniano, Teodosio y Arcadio,
sancionaron dicha acción con la pérdida del derecho de propiedad a aquel
que violentamente arrebatara el objeto.

Todo esto no eliminó el empleo de la fuerza personal para defender los


derechos , permitiendo el la legítima defensa contra ataques injustos.

Los tramites que hacia el titular de un Derecho subjetivo que consideraba


vulnerado es lo que actualmente llamamos ''proceso'', que el Estado
realizaba mediante la ''iurisdictio''. La '' actio'' era la petición que el
particular hacía al Estado para proteger su derecho frente a otro
particular, la importancia de la ''actio'' era tanta que cada derecho gozaba
de una acción propia y específica; para los juristas romanos la ''actio'' era
la garantía de cada derecho concreto.

En la Historia del Derecho Romano podemos distinguir tres períodos:

- Sistema procesal de las ''legis actiones'', se extienden hasta la segunda


mitad del s. II A.C.
- Sistema formulario (per formulam), desde la segunda mitad s. II hasta
Dioclesiano, s. III D.C.

Estos dos sistemas constituyen el ''ordo iudiciorum privatorum''

- El tercer período es la llamada extraordinaria ''cognitio'' o procedimiento


extraordinario, que llega hasta los momentos finales del Derecho Romano.

Hay que tener en cuenta que se produce una superposición de un sistema


sobre el anterior. Una característica común a los sistemas de las ''Legis
actiones'' y el ''formulario'' es la bipartición del proceso civil romano, esto
es que en el pleito se distinguen dos fases la primera que era la fase ''in
iure'', ante el magistrado, y la fase ''apud iudicem'', ante el juez.

En la primera fase no se resolvía la cuestión, sino que el magistrado


concedía o denegaba una ''actio''; en la segunda fase el ''iudex'' (juez)
daba una opinión pero no una orden ya que carecía de ''iurisdictio'' y de
''imperium''; la tercera fase, '' cognitio extraordinem'' en sus inicios se
usaba solo en casos especiales, pero poco a poco terminó sustituyendo el
''ordo iudiciorum privatorum'', por la intervención de funcionarios que ya
no necesitaban la bipartición procesal.

La palabra ius estaba designada hacia el lugar donde se reunía el


magistrado para ejercer o al lugar donde el pretor aplicaba el derecho,
dicho lugar era el ''comitium'', más adelante serán las ''basilicae'' y por
último los lugares habilitados ex profeso; los Pontífices una de sus
funciones era la de elaborar el calendario judicial, denominando los días
hábiles con una F mayúscula que estaba por ''fasti'' y al año eran 40 días
más adelante 230 y 249.

En el pleito las partes o ''adversarii'' venían denominados actor, al


demandantes, y ''reus'', al demandado; estos tenían que comparecer
personalmente ante el magistrado en la primera fase, tanto como antes el
juez en la segunda fase. En el sistema formulario se permitían dos tipos de
representantes, el ''cognitor'' que era dotado de palabra solemne en
presencia de la otra parte, y el ''procurator'' que actuaba como un
mandatario. Como se trataba de una representación indirecta se daba a
favor o en contra del representante y no del representado.
El proceso se inicia con la citación del demandado ante el magistrado, en
el caso de que este no compareciese puede nombrar un ''videx'' o
sustituto, sí no nombra sustituto ni se presenta puede ser llevado ante el
magistrado con el uso de la fuerza. Una vez ante el magistrado se expone
la reclamación y ambas partes se comprometen a comparecer otro día
para empezar el pleito, este compromiso se denomina ''vadimonium''; en
el ''extraordinem'' se da una forma distinta de citación que es mediante
un escrito, en la época de Justiniano este escrito se entregaba al
Magistrado que a su vez lo enviaba a un funcionario y este se ocupaba de
enviarlo al demandado .

CAPITULO X: SISTEMA PROCESAL LEGIS ACCIONES


Las ''legis actiones'' se caracterizaban por su arcaísmo y por su extremo
formalismo; estas eran cinco, tres de ellas: ''sacramentum'', ''iudicis
arbitrive postulalionem'' y '' condictionem'', eran declarativas y decidían
sobre un derecho discutido, y otras dos: ''manus iniectionem'' y ''pignoris
capionem'', eran de ejecutividad.

Debido a la bipartición, como ya hablamos hay dos fases. Generalmente la


primera fase ''in iure'' era de rígido formalismo y por lo tanto se exigía que
la persona tuviera en sus manos todos los requisitos para ser considerado
persona; la tramitación ''in iure'' ante el magistrado exigía palabras
solemnes y a continuación tenía lugar la ''litis contestatio''. La segunda
fase era la ''apud iudicem'' ante el juez, que era idéntica en el
procedimiento en las ''legis actiones'' y en el formulario''.

Lo normal era el cumplimiento voluntario por parte del que perdía el


pleito, este debía entregar la cosa litigiosa, de no hacerlo se utilizaría las
dos ''legis actiones'' ejecutivas.

Las ''legis actio sacramento'', anteriores a la Ley de las XII Tablas,


presentaba dos modalidades: ''in rem'' e ''in personam''.
En las ''legis actiones sacramento in rem'' las partes se presentaban ante
el magistrado, llevando la cosa litigiosa en el caso de que esta sea un bien
mueble, y en el caso de que fuese un bien inmueble había que llevar algo
que la representase, cada una de las partes hacía su ''vindicatio''
contrapuesta y convenían una apuesta pecuniaria, la cual sería perdida a
favor del Estado. Lo esencial de esta ''legis'' era la provocación de una
apuesta que es lo que se llama ''sacramentum'', mientras dura el proceso
la cosa venia otorgada por el pretor en posesión a aquella parte que
presentara la fianza más alta por medio de fiadores y si al final del litigio la
sentencia le era desfavorable entregarían la cosa; esta era es
''sacramentum'' o juramento que llegados a este punto el magistrado
declaraba objeto litigioso a la cosa que remitía la cosa a un ''iudex'' o juez.
Nombrado el juez termina la fase ''in iure'' y comienza la fase ''apud
iudicem'' que consistía en la ''litis contestatio''.

Las restantes ''legis actiones'' declarativas nos son menos conocidas, en la


''legis actio per iudicis postulationem'' se juzgaban acciones divisorias o de
liquidación de dinero y también para reclamar créditos de un contrato
verbal. La diferencia con la ''sacramento'' era la ausencia de apuesta y por
lo tanto el procedimiento era más rápido.

La ''legis actio per condictionem'' se diferenciaba de las legis actio en que


en esta el demandante no tenía que manifestar la causa de su reclamación
y en que no se nombraba un iudex sino que el demandante formulaba una
citación solemne. En esta ''actio'' demandante y demandado celebraban
un contrato verbal, por el que el demandado prometía el pago de una
suma de dinero, y de este contrato verbal surgía una obligación.

Las dos ''legis actiones'' de ejecución eran la '' per iniectionem'' y la


''pignoris capio''. Los pasos de la '' per iniectionem'' eran que después de
la sentencia el litigante que ganaba el pleito llevaba al ''iudicatus'' ante el
magistrado al que comunicaba la cantidad que le debía; el juicio podía
pararse, bien pagando el ''iudicatus'' o presentando una tercera persona
que negara la validez en la sentencia. Si el que perdía el pleito no pagaba o
presentaba un ''videx'', el magistrado hacia entrega de la persona al que
ganó y éste venía encadenado durante 60 días y exhibido en 3 mercados
por si alguien quería pagar su deuda, pasado este plazo el acreedor podía
matarlo o venderlo como esclavo.

Por último, la ''legis actio'' ejecutiva '' pignoris capio'' sólo sería para hacer
efectivos determinados créditos.

CAPITULO XI: PROCEDIMIENTO FORMULARIO


El procedimiento de las ''legis actiones'' con su formalismo hacían que por
un error o un equívoco se pudiera perder el pleito y también en este caso
el juez no podía tener en cuenta las circunstancias particulares; la ''lex
Aebutia'' pone fin al sistema de las ''legis actiones'' introduciendo el
sistema de fórmulas, donde su origen lo podemos encontrar en el ''ius
honorarium'' y más concretamente en el ''ius gentium''.

En la fase ''in iure'' en este caso tras la citación tenía lugar la llamada
''postulatio'' o ''edictio actionis'' en la cual el demandante expone su
pretensión señalando la acción de la que pretende valerse, la acción
solicitada puede ser existente o nueva.

La petición puede ser concedida o denegada por el magistrado


dependiendo de si se dan los presupuestos básicos en el caso de que ésta
ya exista, o si es conveniente, la protección judicial en el caso de que ésta
sea nueva.

Una vez admitida la acción solicitada correspondía al demandado el turno


de exponer su punto de vista, su alegación podía consistir en reconocer
como válidas las afirmaciones del demandante, negar totalmente lo
afirmado por el actor o sin negar las afirmaciones del demandante traer a
colación determinadas circunstancias ''exceptiones''.

En el procedimiento formulario desempeña un papel importantísimo la


fórmula que es el documento donde se plasman las alegaciones de
demandante y demandado, y se da las indicaciones que este ha de seguir
para la decisión del pleito. Además de la designación del juez en la fórmula
aparecen las siguientes partes principales o esenciales.
a)''Intentio'': es la parte en la que el demandante concreta su pretensión
jurídica, esta puede ser cierta o incierta.

b)''Demonstratio'': es la parte donde se precisa el asunto de la demanda.

c)''Condemnatio'': es la parte donde se otorga al juez la facultad


alternativa de condenar o absolver.

d)''Adiudicatio'': es la parte en la que el magistrado autoriza al juez para


que haga asignaciones de propiedad entre las partes.

Dentro de las acciones pretorias podemos destacar las acciones con


transposición de sujeto, las ficticias, las útiles y las ''in factum''. Las
acciones con transposición de sujetos, solían utilizarse cuando la persona
a la que se exige responsabilidad no es la autora del negocio o acto del
que surge dicha responsabilidad. Las acciones ''in factum'' se basan en la
''aequitas'', estas constituyen el más importante sistema pretorio para dar
tutela jurídica a situaciones no protegidas. Las fórmulas útiles, ficticias e
''in factum'' eran la ampliación del ámbito de aplicación de acciones civiles
ya existentes.

Además de las partes esenciales de la fórmula habían otras partes que


eran la ''praescriptio'' que era la parte en la que se señala al juez
determinadas circunstancias que han de ser tenidas en cuenta, estas
prescripciones pueden ser introducidas en las fórmulas a instancia del
demandante o del demandado y la ''exceptio'' que en su origen señalaba
hechos que debían ser tenidos en cuenta y paralizarían la acción,
posteriormente hace alusión a cualquier medio de defensa que podía usar
el demandado. Entre las numerosas excepciones podemos señalar la
''exceptio iusti domini'' que es la que corresponde al propietario civil o
quiritario ; la ''exceptio iusiurandi'' concedida al demandado para rechazar
la acción intentada por el actor que no ha observado el pacto de
juramento convenido; y la ''exceptio solutionis'', mediante la cual el
demandado alega haber sido extinguida la deuda reclamada.

Si el magistrado estima que la pretensión del demandante es digna de


protección, se abre la segunda fase (apud iudicem) poniendo fin a la fase
''in iure'' con la ''litis contestatio''. En el procedimiento formulario, la ''litis
contestatio'' consiste en el traspaso de la fórmula hecha por el magistrado
al ''iudex'', el efecto más importante que tiene es la imposibilidad de
ejercitar nuevamente la misma acción; además tiene un efecto de fijación
de las alegaciones de las partes, es decir, una vez propuesta la fórmula no
podrán modificar sus pretensiones.

La extinción de la acción se produce unas veces automáticamente, ''ipso


iure''; otras veces mediante una ''exceptio'' opuesta por el demandado .

Para que la extinción tuviese lugar ''ipso iure'' era preciso que se tratase
de un ''iudicium legitimum'', de una acción personal y de una fórmula ''in
ius conceptae''; se llamaba ''iudicium legitimum'' al que tenía lugar en
Roma.

CAPITULO XII: FASE APUD AIUDICEM

Una vez celebrada la ''litis contestatio'' las partes comparecen ante el


''iudex'', la no comparecencia implica la sentencia a favor de la parte
compareciente, la característica esencial de la fase ''apud aiudicem'' es la
oralidad.

Esta fase se desarrolla en los siguientes trámites:

a) Exposición y defensa de la tesis de cada parte: las partes podían actuar


personalmente o hacerlo mediante oradores, cada parte debía indicar las
pruebas en que se fundan sus alegaciones y probar dichos hechos
alegados.

b) Práctica de la prueba: las pruebas pueden ser testigos, documental,


juramento de las partes, inspección ocular y dictamen pericial; los testigos
habían de ser más de uno, tuvieron enorme relevancia en la época
preclásica y clásica; los documentos en su origen fueron utilizado en parte
oriental del Imperio; en cuanto a la valoración de la prueba por parte del
juez, este forma su opinión sin que exista obligación legal de dar
importancia a la prueba.

Al final de esta fase el juez dicta sentencia, si el juez no lograba formarse


una opinión podía abstenerse de resolver la cuestión y en tal caso el
magistrado nombraría un nuevo juez. La sentencia se pronuncia
oralmente, podía ser absolutoria, condenatoria o constitutiva, en
cualquier caso debía atenerse a los términos de la fórmula, ello era
peligroso ya que cualquier error daría lugar a un fallo absolutorio; esto
podía evitarse, hasta cierto punto, en las acciones de buena fe ya que en
ellas se redactaba de forma incierta y genérica.

Aun cuando no existía, en el procedimiento ordinario una segunda


instancia, habían mecanismos para privar de eficacia a la sentencia; entre
estos mecanismos pueden citarse:

-''Restitutio in integrum ob aerrorem'': permitía al magistrado dar por no


acaecido todo lo actuado cuando el error de una de las partes se estimara
excusable.

-''Intercessio'' de un magistrado superior o de un Tribuno de la Plebe.

-''Infitatio in duplum'': era la impugnación que el demandado hacía a la


''actio iudicati'', significaba la repetición del proceso declarativo.

La sentencia pone fin a la cuestión litigiosa, entendiendo que el fallo


cometido en la sentencia constituye la verdad legal.

En el procedimiento formulario se mantiene la ejecución sobre la persona


del deudor, y progresivamente sobre el patrimonio. La ejecución sobre la
persona del deudor se realiza a través de la ''actio iudicati'', cuya finalidad
es la misma que la de la ''legis actio per manus iniectionem''; por lo que a
la ejecución sobre el patrimonio se refiere, esta tiene su origen en el
derecho pretorio.

La forma más antigua de ejecución patrimonial (''venditio bonorum''), esta


aun cuando fuera iniciada por un solo acreedor, afectaba a todo el
patrimonio del deudor. Así, cuando el condenado en juicio no cumplía
voluntariamente la condena, podía el vencedor solicitar ser puesto en
posesión de los bienes del vencido.

Al frente del patrimonio se colocaba un administrador provisional,


''curator bonorum''. Transcurrido el plazo de 15-30 días, se nombraba
entre los acreedores un ''magister bonorum'', encargado de proceder a la
venta del patrimonio. Transcurrido cierto plazo desde la elaboración de las
condiciones de venta se procedía a la venta de los bienes en pública
subasta al mejor postor (''bonorum emptor''). El adquirente se
comprometía a pagar una cantidad de dinero por los bienes del deudor,
como si de un heredero se tratase; ello significaba que el ''bonorum
emptor'' tenía derecho a cobrar los créditos, al igual que estaba obligado a
pagar las deudas de este. Para que el ''bonorum emptor'' pudiera cobrar
los créditos del concursado se utilizaban las acciones Rutiliana y Serviana;
la primera era una acción con transposición de sujetos, en el caso de que
se tratase de la venta de bienes de un vivo, en el caso de que los bienes
fueran de un difunto, esta es una acción ficticia que considera al
''bonorum emptor'' como si fuera el heredero.

Lo gravoso de la ''venditio bonorum'' hizo que se introdujese la ''bonorum


distractio'', en la cual no se nombraba un ''magister'', ni se vendía el
patrimonio en bloque, sino que el mismo ''curator'' iba vendiendo por
partes hasta cubrir los créditos existentes contra el concursado.

La protección de los derechos en Roma no se llevaba a cabo solamente a


través del proceso, el pretor defendía un derecho sin que ello implicara un
proceso; en Roma se dieron una serie de medidas que tomaba el pretor
para proteger situaciones jurídicas; dichas medidas significaban
protección jurídica extraprocesal, estas eran:

1- ''Interdictia'': los interdictos son órdenes dadas por el magistrado con el


fin de amparar determinadas situaciones de hecho consideradas como
dignas de protección.

2- ''Stipulationes pretorias o cautiones'': la ''stipulatio'' es un contrato


verbal en virtud del cual una persona se obliga a dar o hacer algo a favor
de otra; tiene su origen en la voluntad de las partes.

3- ''Missiones in possessionem'': es la autorización del magistrado en


virtud de la cual se permite que una persona tome posesión de todos o
parte de los bienes de otra.

4- ''Restitutiones in integrum'': restitución por entero que constituye el


antecedente de la actual acción rescisoria; se trata de una medida jurídica
que consiste en la cancelación plena de los efectos de un hecho o negocio
jurídico, restableciendo la situación o cosa a su estado anterior.

CAPITULO XIII: PROCEDIMIENTO EXTRAORDINARIO


El sistema procesal romano se caracteriza, en épocas posclásica y
justinianea, por la desaparición de la división del pleito en dos fases, ante
el magistrado y el ''iudex''. El nuevo sistema procesal acentúa el carácter
público de la administración de la justicia, ahora todo el pleito se
desarrolla ante un funcionario público del cual emana la sentencia.

Las principales diferencias son la desaparición de la dualidad de fases, la


sustitución de la citación verbal por la escrita, posibilidad de
procedimiento contumacial, desaparición del efecto consultivo de la ''litis
contestatio'' y la posibilidad de una segunda instancia (apelación).

En cuanto al origen de la ''cognitio extra ordinem'', puede encontrarse en


la práctica procesal de resolver los litigios en una sola fase ante el
magistrado; ya en la época clásica algunos magistrados decidían por sí,
este es el caso de los prefectos ''vigilum'', ''urbi'' y ''annonae''.

El ''praefectus vigilum'', era un cuerpo de siete mil hombres que se


encargaba de la vigilancia nocturna de la ciudad de Roma y de la
sofocación de incendios.

El ''praefectus urbi'', era el funcionario imperial que sustituye al Príncipe


en sus ausencias, estaba encargado de la policía de la ciudad de Roma con
jurisdicción criminal.

El ''praefectus annonae'', tenía la misión de cuidar de la provisión de


víveres para la ciudad.

Desaparece también la distinción entre magistrado y ''iudex'', los órganos


jurisdiccionales de este último período puede resumirse: ''magistratis
municipales'', rectores de las provincias, ''vicarii'' de las diócesis,
''praefecti'' y el emperador.
Desaparece la citación oral (''vadinomium'') que es sustituida por el libelo,
que es un escrito de demanda que, en un principio, presenta el
demandante directamente al demandado, posteriormente, lo hace a
través de un funcionario; a este libelo (''libellus conventionis'') responde el
demandado con otro ''contradictionis''.

En cuanto a la incomparecencia del demandado no supone la


imposibilidad de continuar el pleito, admitiéndose incluso que pueda el
magistrado dictar una sentencia absolutoria.

En el procedimiento extraordinario la ''litis contestatio'' deja de ser un


acto formal y solemne; más importante deja de tener efecto consuntivo
de la acción, ello significa que cuando por cualquier motivo no se llega a
una sentencia, la acción ejercitada podrá utilizarse de nuevo.

Comienzan a aparecer una serie de normas que implantan el principio de


la prueba legada, significa que el magistrado está obligado a dar mayor
relevancia y fiabilidad a unas pruebas que a otras. El criterio general fue la
prioridad de la prueba escrita frente a la testifical. La importancia de la
prueba escrita dependía de si el documento era privado o público; los
documentos privados se consideraban más o menos fiables según si
estaban firmados por tres testigos y que los hechos contenidos en estos
estuvieran corroborados por otras pruebas; los documentos públicos
tenían mayor importancia entre los que se incluyen los redactados por
''tabelliones'' (especie de notarios) y los emanados por los funcionarios
públicos.

La sentencia es escrita con previo aviso a las partes para que si lo desean
comparezcan al acto; presenta esta dos importantes diferencias respecto
al procedimiento anterior, en primer lugar el juez puede condenar a
menos de lo pedido por el demandante en el caso de que estime que este
se excedió en su petición; en segundo lugar la condena no ha de consistir
necesariamente en una suma de dinero, sino que, se condenará al
demandado exactamente a aquello que pidió. Por último, en los casos en
los que el juez no haya logrado formarse una opinión del litigio, habrá que
enviar una ''relatio'' sobre el asunto al emperador, quién decidirá.
La jerarquización de la burocracia imperial dio pie a la aparición de la
apelación, es decir, la posibilidad de que ante el magistrado superior a
aquél que había conocido del asunto pudiera plantearse de nuevo la
cuestión litigiosa. La sentencia dictada en esta instancia no tenia porqué
limitarse a ratificar o anular la anterior, sino que el juez puede dictar
contra el apelante una sentencia más desfavorable de la apelada.
Asimismo, puede el juez, imponer penas pecuniarias accesorias al
apelante temerario.

Las formas de ejecución son:

- Ejecución sobre la persona del deudor; tiene lugar excepcionalmente, ya


que el deudor puede evitarla haciendo cesión de sus bienes al acreedor, y
en el caso de que tenga lugar es conducido a una cárcel privada.

- Ejecución específica; es aquella con la que se pretende el cumplimiento


''in natura'', es decir, que realice la conducta concreta que el demandado
esperaba de él.

- Ejecución por embargo y venta de bienes concretos del deudor; esta


forma de ejecución se diferenciaba de la ''distractio bonorum'' en que no
hay concurso de acreedores, se produce respecto del entero patrimonio
del deudor.

- Ejecución concursal; tiene lugar cuando el deudor cede voluntariamente


sus bienes al acreedor.

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