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Maryam y Marziyeh fueron arrestadas en Irán en marzo de 2009. Su crimen, ser cristianas.
Durante su tiempo en prisión, las interrogaron, las tuvieron con los ojos vendados y se
enfermaron. El 9 de agosto, fueron llevadas a los tribunales. El señor Haddad, el abogado de la
fiscalía, preguntó a las dos mujeres si eran cristianas. «Amamos a Jesús», respondieron.
Repitió su pregunta y ellas respondieron: «Sí, somos cristianas».
El señor Haddad preguntó si se arrepentían de ser cristianas, a lo cual respondieron: «No nos
arrepentimos». Entonces, él declaró enfáticamente: «Deben renunciar a su fe verbalmente y
por escrito». Las mujeres se mantuvieron firmes y contestaron: «No renegaremos de nuestra
fe».
Cuando el señor Haddad mandó a las mujeres que regresaran a la cárcel para sopesar sus
opciones y volver a él cuando estuvieran listas (cuando acataran). Maryam y Marziyeh le
respondieron: «Ya hemos hecho nuestro reflexión».
El autor de Hebreos escribe a los cristianos que son objeto de persecución: «… permane[zcan]
fieles aunque [tengan] que soportar terrible sufrimiento» (Hebreos 10:32, NTV), como lo
hicieron Maryam y Marziyeh ante sus acusadores (gracias a Dios, fueron liberadas).
SALMOS 123:1-4
1. Busca la ayuda de Dios
En palabras de The Message: «A ti levanto mis ojos [...] Dios, te miro buscando ayuda» (v.1,
MSG). Tú también, igual que salmista, espera pacientemente que Dios te ayude. Persevera
frente a la oposición: «… ¡ya estamos hartos de que nos desprecien! Ya son muchas las burlas
que hemos sufrido; muchos son los insultos de los altivos, y mucho el menosprecio de los
orgullosos» (vv.3b-4).
Dios es «el Señor nuestro Dios». Dirige tu mirada hacia Él en busca de ayuda: «Seguimos
buscando la misericordia del Señor nuestro Dios, así como los sirvientes fijan los ojos en su
amo y la esclava observa a su ama, atenta al más mínimo gesto. Ten misericordia de nosotros»
(v.2-3, NTV).
HEBREOS 10:19-39
2. Permanece firme
Millones de cristianos de todo el mundo aún siguen siendo perseguidos por su fe. La epístola a
los Hebreos está escrita para aquellos cristianos que eran objeto de persecución (posiblemente
de la mano de Nerón en Roma). Uno de los propósitos principales del libro es alentar a los
lectores a perseverar. Una vez el autor ha terminado su exposición doctrinal, comienza una
invitación prolongada a la perseverancia. Aquí da las razones, los incentivos y los estímulos
para perseverar.
No estás solo
Debemos perseverar porque nos tenemos los unos a los otros para ayudarnos mutuamente.
Cuando el escritor nos insta: «Mantengamos firme la esperanza que profesamos» (v.23), lo
hace en el contexto de la comunidad. Reúnete a menudo: «Preocupémonos los unos por los
otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como
acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros» (vv.24-25).
Esto se aplica a menudo a gente de fuera de la iglesia, pero en realidad fue escrito en el
contexto del Señor juzgando a Su propio pueblo. Aquello no es algo en lo que sus lectores han
caído. Les recuerda el tiempo en que «permanecieron fieles» (v.32, NTV).
Sé paciente
La vida es larga y la vida corta. Por un lado, la vida es larga; en el transcurso de toda una vida
habrá pruebas, sufrimientos y dificultades que requieren persistencia así como paciencia,
resistencia y perseverancia: «Perseverar con paciencia es lo que necesitan ahora para seguir
haciendo la voluntad de Dios. Entonces recibirán todo lo que él ha prometido» (v.36, NTV).
Por otro lado, la vida es corta. En poco tiempo, habremos muerto o Jesús habrá regresado:
El escritor tiene plena confianza en que sus lectores perseverarán: «Pero nosotros no somos
de los que se apartan de Dios hacia su propia destrucción. Somos los fieles, y nuestras almas
serán salvas» (v.39, NTV).
Señor, ayúdame a perseverar y a animar a los demás hacia el amor y las buenas acciones
mientras todos nos reunimos.
EZEQUIEL 20:45-22:22
3. Enfrenta el mal
Fue llamado a predicar y a profetizar (20:46). La suya no era una tarea fácil: su mensaje era
difícil, era contracultural; sin embargo, él perseveró, no se dio por vencido, persistió y siguió
predicando. La palabra del Señor vino a él una y otra vez, y la proclamó fielmente.
Dios sabía que no era fácil. Alentó a Ezequiel: «Ponte de cara» (20:46; 21:2, NTV): «… ponte
de cara a Jerusalén y profetiza contra Israel y sus santuarios. Dile: “Esto dice el Señor: ‘Oh
Israel, yo soy tu enemigo…’”» (vv.2-3, NTV). Tuvo que haber sido muy duro.
Los pecados contra los que él habla son tan relevantes para nosotros como para el pueblo de
Israel: tratar a los padres con desprecio, malos tratos a los pobres y marginados (incluyendo
inmigrantes, viudas y huérfanos), abuso sexual, incesto, soborno, avaricia y extorsión (22:7-12).
Se han olvidado de Dios: «… te olvidas de mí. Lo afirma el Señor» (v.12). Aquellos de nosotros
que vivimos en occidente vivimos en una sociedad que corre el peligro de olvidar a Dios. Al
mirar a nuestro alrededor en un mundo donde hay tanto mal, puede ser fácil pensar que Dios
debe habernos olvidado. Sin embargo, paradójicamente, pasajes de juicio como éste nos
muestran cuánto cuida Dios por nosotros. Dios se preocupa apasionadamente por la injusticia y
el sufrimiento, por eso está tan enojado con aquellos que afligen a los demás, y por eso Dios se
niega a ignorar a los que sufren.
En todo esto, también hay una dimensión espiritual. Nuestra preocupación no solo es
oponernos a la injusticia, sino también traer a la gente a Dios. El extraordinario mensaje de la
segunda mitad de Ezequiel (y de toda la Biblia) es que este juicio no es la última palabra, Dios
también actuará en gracia, para redimir y salvar a Su pueblo.
Lo que inspiró a Ezequiel, es esta apasionada preocupación de Dios por los pobres, los
oprimidos y los perdidos, y también ha inspirado a los cristianos a lo largo de los siglos. El
general William Booth, fundador del Ejército de Salvación, quien fue modelo de una remarcable
persistencia dijo: «Mientras las mujeres lloren como lo hacen ahora, pelearé; mientras los niños
pequeños pasen hambre como lo hacen ahora, voy a luchar; mientras los hombres vayan a la
cárcel, entren y salgan, adentro y afuera, voy a luchar; mientras haya una pobre muchacha
perdida en la calle, lucharé; mientras permanezca un alma oscura sin la luz de Dios, lucharé:
lucharé hasta el final».
Señor, ayúdame a hacer frente con determinación para no ser rechazado por la oposición, el
desprecio y el ridículo. Ayúdame a perseverar; enfrentando el mal y proclamando las buenas
nuevas acerca de Jesús hasta el final.
Pippa añade
Pippa añade
Hebreos 10:23-25
No puedo dejar de pensar en el sufrimiento de los cristianos en Siria, Iraq, Irán y otros lugares
donde los cristianos están siendo perseguidos. Cuánto más difícil les tiene que resultar
mantenerse firmes cuando sus iglesias y amigos son atacados y asesinados. Cuando intentan
reunirse se encuentran con una oposición real (v.25). Orar puede no parecer mucho, pero es
algo «poderoso y efectivo», y debemos aprovechar todas las oportunidades que nos brinda la
libertad que tenemos para hacer presente el reino de Dios.