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Prehistoria

La Prehistoria (del latín præ: ‘antes de’, y de latín historia 'historia', este último préstamo del
griego ιστορία: ‘historia, investigación, noticia’) es, según la definición clásica, el período de
tiempo transcurrido desde la aparición de los primeros homininos, antecesores del Homo sapiens,
hasta que tenemos constancia de la existencia de documentos escritos, algo que ocurrió en primer
lugar en el Oriente Próximo hacia el 3300 a. C.; en el resto del planeta, posteriormente
Mapamundi de las migraciones de Homo sapiens, con el polo norte como centro. Los patrones de
migración están basados en estudios del ADN mitocondrial (matrilinear). Los números representan
miles de años. África es el punto de partida, leyéndose desde la parte superior izquierda hasta
América del Sur en el extremo derecho. Estado social y tecnológico del mundo, hacia 1000 AC.

Cazadores-Recolectores
Pastores nómadas

Sociedades agrícolas simples

Sociedades agrícolas complejas/jefaturas

Estados

Deshabitado

Según otros autores, la Prehistoria terminaría en algunas regiones del mundo antes, con la
aparición de las sociedades complejas que dieron lugar a los primeros estados y civilizaciones. Es
importante señalar que, según las nuevas interpretaciones de la ciencia histórica, la prehistoria es
un término carente de significado real en el sentido que fue entendido por generaciones. Si se
considera a la Historia, tomando la definición de Marc Bloch, como el «acontecer humano en el
tiempo», todo es Historia existiendo el ser humano, y la Prehistoria podría, forzadamente, solo
entenderse como el estudio de la vida antes de la aparición del primer homínido en la tierra.
Desde el punto de vista cronológico, sus límites están lejos de ser claros, pues ni la llegada del ser
humano ni la invención de la escritura tienen lugar al mismo tiempo en todas las zonas del planeta

Herodoto

Se le considera el padre de la historiografía (la primera vez que se le cita de esta forma es


por Cicerón en su De legibus) por su famosa obra Ἱστορίαι (Historiae 'Historia'), literalmente
«investigaciones, exploraciones» (de ἵστωρ, «saber, conocer»), escrita probablemente
en Turios, una colonia panhelénica situada en la Magna Grecia. El terminus post quem de la
obra se sitúa en el año 430 a. C.

Historiae o Los nueve libros de historia es considerada una fuente importante por los
historiadores por ser la primera descripción del mundo antiguo a gran escala y de las primeras
en prosa griega. El primer párrafo anuncia:
El conjunto fue dividido en nueve libros por su editor alejandrino en el siglo III o el II a. C., uno
por cada musa:
(Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Erato, Polimnia,Urania y Calíope).

En ellos narra con precisión las Guerras Médicas entre Grecia y Persia a principios


del s. V a. C., con especial énfasis en aspectos curiosos de los pueblos y personajes de unos
y otros, al tiempo que describe la historia, etnografía y geografía de su tiempo.

Para sus obras históricas recurrió a fuentes orales y escritas. Cuando menciona las primeras,
casi siempre alude a sus informadores de forma indefinida ("según los persas...", "a decir de
los griegos..."; "unos dicen... otros, en cambio, sostienen..."). Del carácter parcial y poco fiable
de sus fuentes era consciente el propio autor, que escribió:

«me veo en el deber de referir lo que se me cuenta, pero no a creérmelo todo a


rajatabla; Esta afirmación es aplicable a la totalidad de mi obra» (VII, 151, 3).

Entre las segundas pueden hacerse tres grandes grupos: a) datos obtenidos de los
poetas, que conocía bien; b) inscripciones, listas oficiales y administrativas de los distintos
Estados y oráculos y, finalmente, c) informaciones de los logógrafos y la literatura de su
época.

Entre los poetas cita


a Homero, Museo, Bacis, Olén, Aristeas, Arquíloco, Esopo, Solón, Alceo, Safo, Laso, Sim
ónides de Ceos, Frínico, Esquilo, Píndaro y Anacreonte.

Pese a esta inspiración poética de Heródoto, influjo quizás de su tío Paniasis, del que
asume la idea de un hombre impotente ante una divinidad que castiga sus faltas y su
soberbia (hibris), se muestra a menudo crítico con dichas fuentes.

En cuanto al segundo tipo de fuentes, realiza algunas interpretaciones ingenuas de textos


escritos en lenguas que desconoce, como los jeroglíficos u otras lenguas, dependiendo
del testimonio no siempre fiable de los intérpretes o los personajes consultados. Por otra
parte, los oráculos, con frecuencia comentados post eventum, ofrecen problemas de
datación importantes.

El tercer tipo de fuentes está representado por los logógrafos, sobre todo Hecateo, y
los filósofos presocráticos, algunas de cuyas ideas son citadas directa o indirectamente.
En general, se inclina por obras de la literatura jonia. Como Hecateo, se muestra crítico,
racionalizador o escéptico, con las tradiciones míticas.

Su metodología histórica se apoya en la verosimilitud apelando al sentido común, aplicada


al análisis de tradiciones legendarias o controvertidas. Además utiliza la interpretatio
graeca, helenizando costumbres y culturas extrañas de pueblos que no conoce desde
dentro. Saca a veces conclusiones erróneas, por ejemplo, de la escasez de leones
comparados con otros animales infiere que las leonas paren un solo cachorro y una sola
vez en su vida.

Se le considera el padre de la historiografía (la primera vez que se le cita de esta forma es por
Cicerón en su De legibus) por su famosa obra Ἱστορίαι (Historiae 'Historia'), literalmente
«investigaciones, exploraciones» (de ἵστωρ, «saber, conocer»), escrita probablemente en Turios,
una colonia panhelénica situada en la Magna Grecia. El terminus post quem de la obra se sitúa en
el año 430 a. C.

Historiae o Los nueve libros de historia es considerada una fuente importante por los historiadores
por ser la primera descripción del mundo antiguo a gran escala y de las primeras en prosa griega.
El primer párrafo anuncia:Ἡροδότου Ἁλικαρνησσέος ἱστορίης ἀπόδεξις ἥδε, ὡς μήτε τὰ γενόμενα
ἐξ ἀνθρώπων τῷ χρόνῳ ἐξίτηλα γένηται, μήτε ἔργα μεγάλα τε καὶ θωμαστά, τὰ μὲν Ἕλλησι τὰ δὲ
βαρβάροισι ἀποδεχθέντα, ἀκλεᾶ γένηται, τά τε ἄλλα καὶ δι' ἣν αἰτίην ἐπολέμησαν ἀλλήλοισι.

«Heródoto de Halicarnaso presenta aquí los resultados de su investigación para que el tiempo no
abata el recuerdo de las acciones humanas y que las grandes empresas acometidas, ya sea por los
griegos, ya por los bárbaros, no caigan en olvido; da también razón del conflicto que enfrentó a
estos dos pueblos.»

El conjunto fue dividido en nueve libros por su editor alejandrino en el siglo III o el II a. C., uno por
cada musa: (Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Erato, Polimnia, Urania y Calíope).n ellos
narra con precisión las Guerras Médicas entre Grecia y Persia a principios del s. V a. C., con
especial énfasis en aspectos curiosos de los pueblos y personajes de unos y otros, al tiempo que
describe la historia, etnografía y geografía de su tiempo.

Para sus obras históricas recurrió a fuentes orales y escritas. Cuando menciona las primeras, casi
siempre alude a sus informadores de forma indefinida ("según los persas...", "a decir de los
griegos..."; "unos dicen... otros, en cambio, sostienen..."). Del carácter parcial y poco fiable de sus
fuentes era consciente el propio autor, que escribió:

«me veo en el deber de referir lo que se me cuenta, pero no a creérmelo todo a rajatabla; Esta
afirmación es aplicable a la totalidad de mi obra» (VII, 151, 3).Entre las segundas pueden hacerse
tres grandes grupos: a) datos obtenidos de los poetas, que conocía bien; b) inscripciones, listas
oficiales y administrativas de los distintos Estados y oráculos y, finalmente, c) informaciones de los
logógrafos y la literatura de su época.Entre los poetas cita a Homero, Museo, Bacis, Olén, Aristeas,
Arquíloco, Esopo, Solón, Alceo, Safo, Laso, Simónides de Ceos, Frínico, Esquilo, Píndaro y
Anacreonte.Pese a esta inspiración poética de Heródoto, influjo quizás de su tío Paniasis, del que
asume la idea de un hombre impotente ante una divinidad que castiga sus faltas y su soberbia
(hibris), se muestra a menudo crítico con dichas fuentes.En cuanto al segundo tipo de fuentes,
realiza algunas interpretaciones ingenuas de textos escritos en lenguas que desconoce, como los
jeroglíficos u otras lenguas, dependiendo del testimonio no siempre fiable de los intérpretes o los
personajes consultados. Por otra parte, los oráculos, con frecuencia comentados post eventum,
ofrecen problemas de datación importantes.El tercer tipo de fuentes está representado por los
logógrafos, sobre todo Hecateo, y los filósofos presocráticos, algunas de cuyas ideas son citadas
directa o indirectamente. En general, se inclina por obras de la literatura jonia. Como Hecateo, se
muestra crítico, racionalizador o escéptico, con las tradiciones míticas.Su metodología histórica se
apoya en la verosimilitud apelando al sentido común, aplicada al análisis de tradiciones
legendarias o controvertidas. Además utiliza la interpretatio graeca, helenizando costumbres y
culturas extrañas de pueblos que no conoce desde dentro. Saca a veces conclusiones erróneas,
por ejemplo, de la escasez de leones comparados con otros animales infiere que las leonas paren
un solo cachorro y una sola vez en su vida.
Iglesia metodista
Iglesia metodista

Doctrina

Fundador John Wesley

Texto sagrado Biblia

Tipo Protestantismo

separada del Anglicanismo


Número de seguidores 90 millones

inicio en  Inglaterra

País con mayor cantidad de metodistas  Estados Unidos


(unos 28 251 000)

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La iglesia metodista fue un movimiento protestante de John Wesley que inició a mediados del
siglo XVIII en el Reino Unido. Su idea era separar a la población británica de la
iglesia anglicana y traer otra iglesia reformada al país. Durante su exilio vivió enPensilvania,
una de las trece colonias británicas, donde predicó el metodismo, pero cuando logró regresar
a Londres, retornó al anglicanismo. En la actualidad hay aproximadamente 90 millones de
metodistas en el mundo. Porcentualmente el país con más metodistas es Inglaterra (11,6 %),
pero en cantidad es Estados Unidos, siendo la religión mayoritaria en Dakota del
Norte, Dakota del Sur y Minesota.
Historia[editar]

La iglesia metodista fue fundada en el siglo XVIII por John Wesley. Tal vez Wesley se
revolcaría en la tumba si escuchase decir que él fue quien fundó esta Iglesia. En realidad
nunca quiso fundar una nueva iglesia. Esto lo consideraba arrogante, pues pensaba que quien
funda una iglesia necesariamente es por que considera que las existentes son inferiores. La
anglicana era la iglesia oficial de Inglaterra, y Wesley nació anglicano, vivió anglicano, murió
anglicano y fue enterrado bajo el rito anglicano.

Wesley trabajó toda su vida para que los cristianos, cualquiera que fuese su denominación,
fueran practicantes serios de su fe. Sin proponérselo, lideró un gran avivamiento espiritual en
plena revolución industrial inglesa. Durante más de 60 años predicó al aire libre a grandes
multitudes, más de tres sermones diarios.
John Wesley y su predicación[editar]

Alguna vez escribió en su diario: Mi vida es predicar. Decía Paul Johnson, el historiador, que
si Wesley no fue el más grande predicador de la historia, por lo menos sí fue el más tenaz.
Fue un hombre inquieto, disciplinado y metódico. De acá viene el nombre metodista, que al
comienzo sólo era un sobrenombre, pero que con el tiempo vino a ser una importante Iglesia.

Wesley publicó una extensa biblioteca de autores cristianos, que comprendía autores de
diversas tendencias. Tenía un espíritu ecuménico. Aprendió español sólo por el placer que le
producía la poesía y la mística española. Aprendió y dominó el alemán para conocer de cerca
el pietismo alemán y a Lutero. Citaba la Biblia directamente del griego. El hebreo no lo
dominaba muy bien. Leyó en latín las extensas obras de la patrística cristiana, que conocía
ampliamente. También escribió cerca de 200 libros, muchos de los cuales eran resúmenes de
obras técnicas de su tiempo, pero la mayor parte fueron obras teológicas y sermones.
Iglesias metodistas por el mundo[editar]

La iglesia metodista tiene fuerte presencia en el continente americano, sobre todo en


los Estados Unidos.
Historia[editar]

La iglesia metodista fue fundada en el siglo XVIII por John Wesley. Tal vez Wesley se
revolcaría en la tumba si escuchase decir que él fue quien fundó esta Iglesia. En realidad
nunca quiso fundar una nueva iglesia. Esto lo consideraba arrogante, pues pensaba que quien
funda una iglesia necesariamente es por que considera que las existentes son inferiores. La
anglicana era la iglesia oficial de Inglaterra, y Wesley nació anglicano, vivió anglicano, murió
anglicano y fue enterrado bajo el rito anglicano.

Wesley trabajó toda su vida para que los cristianos, cualquiera que fuese su denominación,
fueran practicantes serios de su fe. Sin proponérselo, lideró un gran avivamiento espiritual en
plena revolución industrial inglesa. Durante más de 60 años predicó al aire libre a grandes
multitudes, más de tres sermones diarios.
John Wesley y su predicación[editar]

Alguna vez escribió en su diario: Mi vida es predicar. Decía Paul Johnson, el historiador, que
si Wesley no fue el más grande predicador de la historia, por lo menos sí fue el más tenaz.
Fue un hombre inquieto, disciplinado y metódico. De acá viene el nombre metodista, que al
comienzo sólo era un sobrenombre, pero que con el tiempo vino a ser una importante Iglesia.

Wesley publicó una extensa biblioteca de autores cristianos, que comprendía autores de
diversas tendencias. Tenía un espíritu ecuménico. Aprendió español sólo por el placer que le
producía la poesía y la mística española. Aprendió y dominó el alemán para conocer de cerca
el pietismo alemán y a Lutero. Citaba la Biblia directamente del griego. El hebreo no lo
dominaba muy bien. Leyó en latín las extensas obras de la patrística cristiana, que conocía
ampliamente. También escribió cerca de 200 libros, muchos de los cuales eran resúmenes de
obras técnicas de su tiempo, pero la mayor parte fueron obras teológicas y sermones.
Iglesias metodistas por el mundo[editar]

La iglesia metodista tiene fuerte presencia en el continente americano, sobre todo en


los Estados Unidos.

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