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HAMBRE EN COLOMBIA.

La mala nutrición es casi siempre el resultado de la pobreza que le impide a las personas
adquirir los alimentos en la cantidad y calidad adecuados, en especial para que los niños se
desempeñen normalmente. Porque hasta no sentir el hambre no se va a dejar de
desperdiciar al comida (Ricos)
Más allá de eso, la cifra del hambre también es un síntoma de un país donde la corrupción
cobra vidas.
El problema en Colombia no es de falta de alimentos, tenemos muchas tierras fértiles que
fácilmente podrían producir muchos alimentos de buena calidad, sino la inequidad porque
el ingreso está mal repartido y mucha gente no obtiene lo necesario para alimentarse bien
con su familia
la incapacidad del Estado de llegar a todos los rincones del país, unida a la desidia de
muchos gobiernos y las desigualdades estructurales de la sociedad, generan una situación
deplorable y que no tiene solución a la vista. La gran mayoría de esos tres millones son
personas ubicadas en sectores rurales del país, los espacios más olvidados y donde
precisamente la implementación del Acuerdo de Paz se está encontrando con sus obstáculos
más complejos.
Como la lucha contra el hambre requiere, sobre todo, de un esfuerzo regional, este tema
debería ser el centro de las elecciones parlamentarias y, por supuesto, las presidenciales.
¿Cuántos barones electorales no han construido sus alianzas a partir de acuerdos que les
quitan los recursos a los más necesitados? ¿Cuántos políticos tienen planes para combatir la
desigualdad y desarrollar una genuina inclusión del campo, más allá de la indignación
retórica, tan común por estos días?
Mientras haya colombianos con hambre, no podemos sentirnos orgullosos de los
avances del país.
El fondo de las naciones unidas (Unifed) uno de cada diez niños sufre desnutrición en
Colombia.
En Colombia se extiende la muerte de niños por hambre y desnutrición.
Cada semana mueren 5 niños por desnutrición.
11,4 de los colombianos padece hambre según la organización de las naciones unidas.

El drama golpea más a La Guajira


La alerta por las muertes a causa de la desnutrición se detonó en La Guajira, donde
problema ha sido histórico. Cifras oficiales revelan que 55 por ciento de la población de La
Guajira vive en pobreza extrema y 98.5 por ciento de los niños indígenas que mueren por
desnutrición alcanzan a tener un año.
En esta región, las más de 400 mil personas que conforman la comunidad wayúu viven los
365 días del año con temperaturas de entre 35 y 42 grados. Deben soportarla sin el
suministro de agua, porque desde que se instaló -hace más de 10 años- una empresa minera
en la región, han ido disminuyendo las garantías para que se pueda tener acceso al líquido.
Las muertes son la evidencia del drama que en esa zona se vive. La corrupción y la desidia.
La sequia es producto del hambre, la desnutrición.
Javier Rojas Uriana, líder de la Asociación Shipia Wayuu, explicó que el Cerrejón (la mina
que explota carbón a cielo abierto en La Guajira) consume 34.903 metros cúbicos de agua
al día, en comparación con el consumo de las rancherías más cercanas, que solo pueden
consumir entre 2.000 y 5.000 metros cúbicos al día, una cantidad que no es suficiente para
satisfacer sus mínimas necesidades. Javier Rojas recita de memoria los múltiples intentos
de los wayús por lograr la reivindicación de sus derechos a un ambiente sano y seguro, pero
nunca han obtenido una atención adecuada de parte del Estado colombiano.
La pobreza: En Colombia, más del 40 por ciento de la población no puede acceder a
alimentos para completar una vida saludable. Según el último informe del Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, por su sigla en inglés), Colombia ocupa el
puesto 12 de 168 en desigualdad en el ingreso, y acceso a la educación y la salud entre
hombres y mujeres.
La muerte de hambre y desnutrición se producen debido a la inequidad social que se vive
en el país. Principalmente en zonas rurales. Líderes sociales denuncian la desidia y la
indiferencia del Estado y la élite política ante una problemática cuyas cifras alarman.
COMIDA-DESPERDICIADA.
Yo pienso en el problema del abre empieza desde el estado económico en la que nos
encontremos. Todavía las personas en general no se percatan de la magnitud de alimentos
que se están votando. Si somos conscientes podemos acabar con el hambre.
En Colombia se pierde 9,7 millones toneladas de alimentos es la tercera parte que se
produce en el país y son tirados a la basura. El 23% se vota en el procesamiento y
almacenamiento de los alimentos, el 21% se está votando en el retail, en las centrales de
abastecimiento que tenemos en el país y el 16% se está votando en las casas. Entonces,
tenemos un reto muy grande porque son muchos alimentos que se están votando en
Colombia, alimentos que podríamos aprovecharlos antes de que se dañen para acabar con el
hambre y la desnutrición en este país.
Para poner un ejemplo, tenemos una red de 18 bancos de alimentos en Colombia y más de
500 personas vinculadas trabajando todos los días, muchísimos camiones por todo el país
recuperando alimentos. A pesar de un esfuerzo gigantesco y una amplia logística para evitar
que se voten a la basura, ni siquiera alcanzamos a llegar al 1% de lo que se bota. Al día en
Colombia se botan 26.000 toneladas de alimentos y los bancos durante todo el año
rescatamos 24.500 toneladas.
CAMPAÑAS PARA EL HAMBRE
Tanto el sector publico como el sector privado hacen millonarias inversiones para atacar el
problema, pero finalmente no benefician a los niños, otros recursos se pierden en el camino,
por la corrupción, la carencia de ingresos es un determinante, el problema no es siempre la
falta de recursos económicos, sino la poca disponibilidad de alimentos.
hace poco el programa ‘Gen Cero’ de la Fundación Éxito empezó a intervenir zonas donde
no tienen presencia comercial. “Desde hace tres años decidimos convocar al país para que
en 2030 Colombia ya no tenga casos de desnutrición crónica en ningún niño menor de 5
años. Por eso comenzamos a llegar a más regiones como La Guajira, Chocó o Vaupés. Allí,
donde no tenemos presencia comercial, pero donde es más urgente hacer intervenciones en
el campo nutricional”, explica Germán Jaramillo, director de la Fundación Éxito. Asegura
que Gen Cero no hace una intervención directa, ni cuenta con comedores o sitios
específicos de atención, porque la idea no es sustituir al gobierno nacional. “Lo que
hacemos es complementar el suministro de alimentos que el Estado proporciona para la
nutrición de los menores y lo hacemos en alianza con hogares infantiles, jardines y otras
instituciones que son los que ejecutan los recursos”, agrega.
Hace unos meses el programa ‘De cero a siempre’ de la Consejería Presidencial para la
Primera Infancia se convirtió en Ley de la República, como respuesta a todos los sectores
que claman por evitar más muertes de niños a causa del hambre. La iniciativa funciona a
través de una gestión intersectorial que busca garantizar los derechos de niños y niñas entre
0 y 5 años, una etapa fundamental y determinante en el desarrollo del ser humano. A pesar
de esto, los esfuerzos se quedan cortos.

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