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Seminario Internacional de Miami

Curso de Exegesis Bíblica para Pastores y Maestros

Preguntas de la Lección 4: Habacuc

Hecho por:

Pastor Ing. Jhony David Bernal Ramírez

Cedula de Identidad: 14.873.854

El Palmar de la Copé, Municipio Torbes, Estado Táchira, Venezuela.


1. ¿Qué hace Dios para desilusionarnos?

A veces Dios nos desilusiona. Más bien, consistentemente no cumple nuestras


expectaciones de lo que pensamos que debe hacer. Dios tiene su manera de
sorprendemos, enviando a nuestras vidas circunstancias y crisis que son
inesperadas y que tienen consecuencias imprevistas. En este capítulo se observó
la manera en que Habacuc respondió cuando se sintió profundamente
desilusionado por Dios.

2. ¿Cómo se convierte la desilusión en agotamiento?

La desilusión en el ministerio puede fácilmente convertirse en agotamiento


conforme los colaboradores y otros nos fallan, o cuando el crecimiento no tiene
lugar tan rápido como lo esperábamos. Además, la cultura más amplia en que
vivimos también puede agotarnos, drenar nuestra energía y esperanza: perfecto
precursor del agotamiento. Esta fue la lucha de Habacuc: un hombre consagrado
viviendo en una cultura inclinada al pecado y alejándose muy rápidamente de las
cosas de Dios.

3. ¿Qué opinaba Habacuc del actuar de Dios?

Según lo que pensaba Habacuc el Señor no estaba actuando con suficiente


rapidez. Después de todo, el profeta había estado orando por semanas y meses, e
incluso años. ¿Cuánto tiempo más esperaba Dios que él siguiera orando? Quería
saber: "¿Por qué Dios no está obrando ya?".

4. ¿En qué debemos ser sinceros en cuanto a nuestra cultura?

Aun cuando nosotros hemos sentido esta frustración con las tendencias en
nuestra propia cultura, para ser sinceros, debemos admitir que nos sentimos
frustrados con Dios tanto como con nuestros políticos y potentados de los medios
de comunicación o de la industria del entretenimiento. Dios podría estar haciendo
algo respecto a nuestra declinación nacional. Si es el gran Soberano sobre las
naciones -y lo es-, entonces ¿por qué no ha respondido ya? La realidad es que no
ha respondido. Más bien nuestra sociedad parece abalanzarse en espiral
descendente más rápido que nunca. Parece que estamos perdiendo nuestra
guerra de culturas. Barrera tras barrera moral se derrumban ante la masacre
producida por el concepto radical de tolerancia. Nociones anteriormente
sacrosantas respecto a la sexualidad se descartan a ritmo espeluznante. Nuestra
cultura, habiendo rechazado toda base trascendente para la moralidad, ha
descubierto que las murallas al parecer impenetrables de los matrimonios, las
relaciones familiares y civiles son porosas, o simplemente una ilusión, como el
paisaje en un escenario que muestra una fortaleza con defensas insuperables,
pero que en realidad no está hecha sino de muselina vaporosa y pintada.
5. ¿Por qué Habacuc estaba en peligro de agotamiento?

¿No se preocupa usted al considerar el mundo que heredarán sus hijos y nietos?
Suplicamos: "¿Hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?" Este fue igualmente el
clamor de Habacuc. "¿Por qué, Señor, no me escuchas? Sé que puedes hacerla.
Sé que quieres hacerla. Así que, ¿por qué no lo haces?" Habacuc se hallaba en
peligro de agotamiento, sin estar seguro de que podía seguir esperando, sin estar
seguro de que podía seguir orando, y Dios seguía en silencio.

6. ¿Qué cosas desesperaban al profeta?

¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y
violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. (Habacuc 1:3)

La segunda gran pregunta que Habacuc hace es "¿por qué?" "¿Por qué, Señor,
toleras el mal?" Habacuc es como el sociólogo, que observa las tendencias de su
día. Desdichadamente los paralelos con nuestro día presente son demasiado
obvios. Habacuc observaba una nación de Judá que estaba en medio de un
trastorno social. Las agencias del gobierno, que se suponía que debían asegurar
la seguridad de la población, estaban fracasando. La violencia iba en aumento. La
conducta antisocial estaba llegando a ser más la regla que la excepción. ¡Habacuc
parece estar describiendo nuestra propia nación! Sin embargo, Habacuc se
desesperaba no solo por la violencia abierta sino también por una actitud más
diluida y ampliamente extendida que infectaba su sociedad. La cortesía y la
generosidad estaban siendo reemplazadas por las rencillas y el conflicto. La
confianza estaba siendo suplantada por la suspicacia.

7. ¿Qué necesitaba Habacuc desesperadamente?

¿Cómo pudo Habacuc "seguir avanzando" mientras que el pecado crecía y la


justicia se hallaba en retirada? Lo que necesitaba desesperadamente era la
perspectiva de Dios y que Dios le asegurara que la justicia prevalecería. Pero todo
lo que oyó Habacuc fue silencio. ¿En dónde estaba Dios en medio de este mal
creciente? ¿En dónde estaba el Señor de los Ejércitos, el Alto y Sublime de Israel?
¿Por qué no hacía nada? ¿Por qué se demoraba tanto? ¿Por qué no hablaba?.

8. ¿Qué respuesta recibió?

¿Cuánto tiempo soportó Habacuc el silencio divino? ¿Meses? ¿Años? Al final


Habacuc recibió respuesta del Señor, pero fue una respuesta que le dejó más
confundido y desalentado que nunca. Mirad entre las naciones, y ved, y
asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os
contare, no la creeréis. (Habacuc 1:5) Dios dice, en efecto, "Alístate, Habacuc,
porque he estado preparando una respuesta que va a asombrarte. Es grande,
Habacuc, mucho más grande de lo que tienes en mente. No es sólo acerca de
Judá; es internacional; es global".

9. ¿Qué hace Dios en lugar de cumplir nuestras expectativas?

Todos tenemos expectaciones respecto a lo que Dios debe y no debe hacer.


Guardamos ciertas expectaciones de la manera en que debe hacer crecer la
iglesia, no solo numéricamente sino también en términos de madurez, visión y
amor. Tenemos expectaciones respecto a la manera en que nuestros hijos deben
resultar. Estas son buenas expectaciones, completamente consistentes con lo que
vemos revelado en las Escrituras. Sin embargo, a menudo Dios no hace lo que
"obviamente" debe hacer. Si somos sinceros, debemos admitir que a menudo nos
desilusionamos por lo que Dios hace o por lo que no hace. Oramos por cultos de
adoración en los cuales la presencia de Dios sea tan evidente y real que nuestra
gente se sienta energizada para adorar con devoción de corazón. Seguro que esta
es la voluntad de Dios, pero en lugar de eso, los cultos de nuevo se quedan lejos.
Oramos porque un hombre sea librado de las drogas o del alcohol, (¿qué podría
ser la voluntad de Dios más que esto?) sin embargo al final estas cosas lo
destruyen. El hecho es que Dios con frecuencia no hace las cosas como
pensamos que debería hacerlas.

10. ¿Qué cosa transformo al profeta?

¿Qué transformó y llevó a este hombre de un estado de confusión y


desesperación a un lugar de esperanza y libertad? ¿Cómo pasó Habacuc de sus
desencantos y expectaciones fallidas al lugar del gozo y fuerza confiada? ¿Cómo
pudo el profeta pasar de dudar de la bondad y sabiduría de Dios a confiar en su
infinito amor? ¿Cómo pudo Habacuc regocijarse aun cuando los graneros estaban
vacíos, los campos pelados y las viñas sin fruto? Fue transformado por una visión
del Señor Soberano reinando sobre todas sus obras. En esa realidad Habacuc
pudo descansar, confiado en que Dios le sacaría adelante incluso de las
circunstancias más difíciles. Dios hizo una obra maravillosa en Habacuc, la misma
obra que desea hacer en usted y en mí. Dios desea llevarnos de nuestro
agotamiento a la fuerza, de la profundidad de la desesperación a las alturas del
gozo. ¿No tiene su alma hambre de elevarse hacia arriba con Habacuc, para estar
en la cumbre de esta gran montaña llamada "el Soberano Señor"? Es sólo en esa
montaña que hallaremos protección de ese azote llamado colapso, agotamiento o
desaliento.

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