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Sin embargo, a corto plazo los salarios nominales están dados por motivos
institucionales. Una parte importante de los contratos salariales tienen una duración
temporal prolongada y no se revisan permanentemente. Por tanto, si por ejemplo se
produce una bajada en el nivel general de precios, el salario real tenderá a incrementarse
durante algún tiempo (hasta que los contratos salariales vayan revisándose) y las
empresas reducirán su demanda de empleo para cumplir con la condición de
maximización de los beneficios. El resultado de este menor nivel de empleo será
también, lógicamente, una producción más baja. Por tanto, la curva de oferta agregada
tiene pendiente positiva.
Percepciones erróneas de los precios relativos
Esta segunda explicación de la pendiente positiva de la curva de oferta a corto plazo
hace hincapié en el papel de los precios relativos en la asignación de los recursos en una
economía de mercado. Los cambios en los precios relativos permiten asignar los
recursos entre los distintos bienes y servicios de acuerdo con las preferencias de los
consumidores: por ejemplo, un aumento de la demanda de un bien eleva su precio
relativo, y anima a aumentar su producción (y a reducir la de otros bienes).
Pero los productores no tienen información sobre todos los precios de la economía, a los
que acceden con un cierto retraso. Cada productor conoce la evolución de los precios de
su producto y debe compararlos con la evolución que espera que se produzca en el resto
de bienes que se producen en la economía, es decir, en el nivel general de precios
esperado (Pe).
Si el productor observa que su precio se sitúa por encima del que espera para el resto, lo
interpreta como un cambio en los precios relativos derivado de un aumento de la
demanda de sus productos: una “señal” para producir más. Por supuesto, si el productor
observa que sus precios suben, pero lo hacen a la misma tasa que espera que suban el
resto de bienes de la economía, no modificaría su producción (no estarían cambiando
los precios relativos).
Ahora bien, si se produce una “sorpresa inflacionista” y sube el nivel general de precios
más que lo esperado, lo que ocurrirá es que todos los productores a la vez interpretarán
que sus precios relativos están aumentando y elevarán (erróneamente) la producción,
que se situará por encima de la potencial (Y*). Por tanto, a corto plazo, hasta que se
ajusten las expectativas de precios al nivel que realmente está teniendo lugar, volverá a
observarse una relación positiva entre precios y producción, que se recoge a través de la
siguiente ecuación (β es un parámetro positivo):
Y = Y* + β x (P - Pe)
Considerando los dos efectos, en el Gráfico 3 se presenta la curva de oferta agregada a
largo plazo (OALP, vertical) y la curva de oferta a corto plazo (OACP, pendiente
positiva).
Ya se ha señalado que la curva de oferta agregada a largo plazo se desplaza
(generalmente hacia la derecha) con los cambios en la productividad de los factores y en
la dotación de estos factores. Respecto a la curva de oferta agregada a corto plazo
también se puede desplazar hacia la derecha en los siguientes casos (hacia la izquierda
en los casos contrarios):
— Una reducción de los costes salariales nominales o de cualquier otro coste de
producción (por ejemplo, petróleo, materias primas).
— Una reducción de los precios esperados.
— Un aumento de la productividad o de la producción potencial.
Equilibrio a corto plazo y a largo plazo. Shocks de demanda y de oferta
A nivel agregado, la producción que llevan a cabo las empresas debe coincidir con la
suma de todos los componentes de la demanda agregada. Por tanto, el modelo se
encuentra en equilibrio en el punto en que se cortan las curvas de demanda y oferta
agregada, determinándose así el nivel de precios y el PIB.
A corto plazo, este equilibrio viene determinado por la curva de demanda agregada y la
curva de oferta agregada a corto plazo, y puede ser distinto al potencial.
Por ejemplo, si se parte de este nivel de producción potencial y tiene lugar una caída en
la demanda de consumo (Gráfico 4a), al nivel de precios inicial se producirá un exceso
de oferta, y los precios empezarán a caer. Por el lado de la demanda, esto estimulará el
gasto en bienes de inversión (cae el tipo de interés), en consumo (aumenta el valor real
de la riqueza) y las exportaciones netas (mejora la competitividad). Por el lado de la
oferta, la elevación en los salarios reales y el valor más bajo de lo esperado de los
precios, sin embargo, harán que las empresas reduzcan su producción. El resultado será
un nuevo equilibrio con un nivel de producción menor que el inicial.
También podría ocurrir esto si tiene lugar un shock de oferta, por ejemplo una subida en
el salario nominal. La curva de oferta a corto plazo se desplaza hacia la izquierda, con lo
que habría exceso de demanda al nivel de precios inicial. Esta brecha se eliminará
mediante una subida en el nivel general de precios, pero a costa de una producción más
baja (Gráfico 4b).
A largo plazo, sin embargo, la producción viene determinada exclusivamente por la
oferta agregada y la renta es la potencial. El mecanismo que asegura esta vuelta a este
nivel de renta es el desplazamiento de la curva de oferta a corto plazo. En los dos casos
que hemos planteado antes, el resultado fue un aumento del desempleo, y aunque los
salarios nominales son rígidos a corto plazo, es previsible que a más largo plazo acaben
bajando para que el salario real se ajuste a su nivel compatible con la utilización normal
de los recursos (en este caso, el trabajo). Esto desplaza la curva de oferta agregada hacia
la derecha y la renta vuelve a su nivel de equilibrio a largo plazo.
Obsérvese, sin embargo, que los precios sí vienen determinados por la demanda
agregada: en el Gráfico 5a, donde el origen de la perturbación fue un shock de demanda,
el nivel de precios se mantiene en un nivel más bajo que en el Gráfico 5b.