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Interpreta y grafica la Demanda Agregada y Oferta Agregada

El modelo de oferta y demanda agregada se utiliza para explicar la determinación de los


niveles de producción y de precios de una economía. Se compone de una curva de
demanda agregada (relación entre el nivel de precios y el PIB desde el punto de vista de
la demanda) y una curva de oferta agregada (relación entre el nivel de precios y el PIB
desde el punto de vista de la producción).
Dado el nivel de producción de equilibrio a largo plazo (potencial) este modelo permite
explicar las fluctuaciones cíclicas que experimenta la economía alrededor de este nivel
de renta, como consecuencia de perturbaciones de demanda o de oferta.
Principio del formulario
La curva de demanda agregada
La curva de demanda agregada recoge la relación entre el nivel de demanda agregada y
el nivel de precios. Para saber cómo influyen los precios a la demanda agregada es
necesario explicar antes cuáles son los principales componentes de esta última y de qué
dependen.
La demanda agregada (DA) es la suma de la cantidad de bienes y servicios que quieren
comprar las familias (C, consumo), las empresas (I, inversión), el Gobierno (G, compras
públicas) y los extranjeros (X, exportaciones), descontando la parte de estas compras
que se destinan a producción realizada en otros países (M, importaciones):
DA = C + I + G + X - M
El principal determinante de la demanda de consumo de las familias es la renta
disponible (Yd), que es aquella que les queda después de descontar los impuestos (T) a
los ingresos que obtienen como pago por su trabajo y por la propiedad del capital (Y):
Yd = Y - T
Una parte de la renta disponible la dedican a consumir (C) y otra parte la ahorran (S).
Por tanto, cuando la renta disponible crece, lo hace también el consumo, pero este
aumento es menos que proporcional (también crece el ahorro). La propensión marginal
a consumir (c) mide cuánto aumenta el consumo al aumentar la renta disponible:
C = C* + c x Yd
Un segundo determinante del consumo es la riqueza de las familias. Dada la renta
disponible, el consumo también es mayor cuanto mayor sea la riqueza de los individuos
(desplaza la función de consumo influyendo en C*).
Respecto a la inversión, en este modelo se hace hincapié en la relación que existe con el
tipo de interés real (r). Para que un proyecto de inversión sea rentable, su rendimiento
(el valor presente descontado de todo el flujo de ingresos que se espera obtener en el
futuro) debe ser superior a su coste. El tipo de interés mide el coste de los fondos
necesarios para financiar la inversión y, por tanto, si aumenta se reduce el número de
proyectos de inversión rentables.
I = I* - b x r
El tercer componente de la demanda agregada está formado por el total de las compras
públicas (G), que se considera una variable exógena, que depende por completo de las
decisiones de las autoridades. Respecto a los impuestos, también puede suponerse, para
simplificar, que son una decisión exógena del Gobierno:
G = G*
T = T*
Por último, las exportaciones netas (X - M) dependen, en primer lugar, del tipo de
cambio real, que determina la competitividad de la economía nacional respecto a sus
competidores. El tipo de cambio real (TCR) no es más que el precio relativo de los
productos nacionales en relación con los del resto del mundo (P/PRM), pero medidos en
la misma moneda, y, por tanto, se ve afectado también por el tipo de cambio nominal
(TCN). Definiendo este último como el número de unidades de moneda extranjera que
se reciben por cada unidad de moneda nacional, se puede escribir:
TCR = (P x TCN) / PRM
Una apreciación nominal o una subida de los precios nacionales por encima de lo que
suben los precios de otros países supondrá una pérdida de competitividad y una caída de
la demanda externa (exportaciones netas).
Otros determinantes de este saldo comercial son la renta nacional disponible (una parte
de lo que se incrementan los gastos de consumo se destinan a bienes producidos en el
extranjero) y la renta del resto del mundo (por la misma razón, cuando crece la renta del
resto de países se incrementan nuestras exportaciones).
Una vez definidos los componentes de la demanda agregada, es posible explicar que su
relación con el nivel general de precios es inversa (la curva tiene pendiente negativa)
como consecuencia de tres efectos principales: efecto tipo de interés, efecto riqueza y
efecto tipo de cambio real.
Efecto tipo de interés
En este modelo, el tipo de interés afecta a la demanda agregada a través de los cambios
en la demanda de inversión. A su vez, el tipo de interés se determina en el equilibrio del
mercado de dinero (oferta y demanda de dinero).
La oferta monetaria (MS) se considera una variable exógena, que el Banco central
puede controlar a través de distintos instrumentos, como las operaciones de mercado
abierto o el coeficiente de caja.
MS = M*
La demanda de dinero (MD), por su parte, representa la parte de los activos totales de
las familias que se desea mantener en forma de activos líquidos. En principio, la razón
principal por la que los agentes demandan dinero es para realizar transacciones, y por
tanto esta demanda será tanto mayor cuanto más elevado sea el volumen de estas
transacciones (lo que depende del nivel de renta) y su precio medio (nivel general de
precios). Por tanto, un nivel de precios más alto requiere un mayor volumen de demanda
de liquidez.
El segundo determinante principal de la demanda de dinero es el tipo de interés
nominal, que mide el coste de oportunidad de mantener los activos en forma de dinero
(líquido, pero sin rentabilidad) en lugar de comprar activos financieros alternativos que
no son líquidos, pero que ofrecen a cambio una remuneración.
Se puede escribir la demanda de dinero de la siguiente forma, donde k y h son dos
constantes positivas:
MD = P x (kY - hi)
Por tanto, dada la oferta monetaria fijada por las autoridades monetarias, el tipo de
interés se determina en el equilibrio del mercado de dinero y es igual a:
i = 1/h x (kY - MS/P)
El tipo de interés se incrementa si se reduce la oferta monetaria o si se elevan los
precios (esto hace que suba la demanda de dinero). De esta forma, puede verse que
existe una relación inversa entre nivel general de precios y demanda agregada:
Subida de precios → mayor demanda de dinero → subida del tipo de interés → bajada
de la inversión → menor demanda agregada
Efecto riqueza
Como se señaló más arriba, el valor de la riqueza es uno de los determinantes de la
demanda de consumo. Pues bien, una subida del nivel general de precios supone una
reducción del valor real de la riqueza de las familias, y por tanto da lugar también a una
reducción del consumo y de la demanda agregada. Las familias deben incrementar su
ahorro y limitar su gasto para recomponer el valor de la riqueza que habían acumulado
hasta ese momento.
Efecto competitividad
Si se mantienen constantes los precios del resto del mundo y el tipo de cambio nominal,
una subida del nivel de precios nacional se traduce en una pérdida de competitividad en
los mercados internacionales, y en una reducción de las exportaciones netas. Por tanto,
también por esta vía se verifica la relación inversa entre precios y demanda agregada.
Considerando conjuntamente el efecto tipo de interés, el efecto riqueza y el efecto
competitividad, hemos llegado a la conclusión de que la curva de demanda agregada
tiene pendiente negativa, tal y como se recoge en el Gráfico 1.
Además de la pendiente de la curva de demanda agregada, debe determinarse su
posición y posibles desplazamientos hacia la derecha (mayor demanda agregada para un
nivel de precios dado) o hacia la izquierda (caídas de la demanda agregada). Esta
posición depende de los cambios que puedan producirse en el resto de determinantes de
los componentes de la demanda agregada. Por ejemplo, suponiendo que los demás
factores permanecen constantes, la curva de demanda agregada se desplaza hacia la
derecha en los siguientes casos (hacia la izquierda en los casos contrarios):
— Un aumento en la preferencia por el consumo de las familias.
— Una mejora en las expectativas de rentabilidad de los proyectos de inversión por
parte de las empresas.
— Una política fiscal más expansiva, ya sea por un aumento en el gasto público como
por una reducción en los impuestos.
— Una política monetaria más expansiva, concretada en una oferta monetaria mayor y
un tipo de interés más bajo.
— Un aumento de la preferencia por los productos nacionales respecto a los producidos
en otros países.
— Un aumento de la renta del resto del mundo.
— Una depreciación nominal de la moneda nacional.
La curva de oferta agregada: largo plazo y corto plazo
La curva de oferta agregada recoge la cantidad de bienes y servicios que producen las
empresas a cada nivel de precios. En este sentido, el modelo recoge la dicotomía clásica
entre el corto y el largo plazo.
A largo plazo la producción viene determinada únicamente por los recursos disponibles
(capital y trabajo) y la tecnología. La producción será la que se derive de la utilización
normal de los recursos con la tecnología existente, y por tanto no depende del nivel de
precios. O, dicho de otra forma, el nivel de precios se ajusta para que haya suficiente
demanda y pueda absorberse toda la producción potencial. Por tanto, a largo plazo, la
curva de oferta es vertical sobre el nivel de producción potencial. Se desplazará hacia la
derecha en la medida en que se produzcan avances tecnológicos que mejoren la
productividad o incrementos en la dotación de los factores (acumulación de capital y
crecimiento de la población activa).
A corto plazo, sin embargo, la curva de oferta agregada tiene pendiente positiva, por la
existencia de algunas rigideces nominales en la economía. Concretamente, esta relación
positiva entre precios y oferta agregada puede obtenerse atendiendo, entre otras, a las
dos explicaciones siguientes:
Rigidez de los salarios nominales
Las empresas maximizan sus beneficios cuando los costes marginales igualan a los
ingresos marginales. En este caso, producir una unidad adicional generaría el mismo
aumento de los costes (coste marginal) que de los ingresos (ingreso marginal).
Si consideramos esta idea desde el punto de vista de la cantidad de trabajo que las
empresas desean contratar, el coste marginal de una unidad más de trabajo es el salario
nominal (W) que deben pagarle al nuevo trabajador. Respecto al ingreso marginal, será
igual a la productividad marginal de ese trabajador (PMgN) multiplicada por el precio
de mercado de la producción. A nivel agregado, por tanto, esta condición puede
escribirse de la siguiente forma:
W = P x PMgN
O en términos del salario real:
W/P = PMgN
En el equilibrio a largo plazo, el salario real se ajustará para que se alcance el nivel de
pleno empleo (N*), como se representa en el Gráfico 2.

Sin embargo, a corto plazo los salarios nominales están dados por motivos
institucionales. Una parte importante de los contratos salariales tienen una duración
temporal prolongada y no se revisan permanentemente. Por tanto, si por ejemplo se
produce una bajada en el nivel general de precios, el salario real tenderá a incrementarse
durante algún tiempo (hasta que los contratos salariales vayan revisándose) y las
empresas reducirán su demanda de empleo para cumplir con la condición de
maximización de los beneficios. El resultado de este menor nivel de empleo será
también, lógicamente, una producción más baja. Por tanto, la curva de oferta agregada
tiene pendiente positiva.
Percepciones erróneas de los precios relativos
Esta segunda explicación de la pendiente positiva de la curva de oferta a corto plazo
hace hincapié en el papel de los precios relativos en la asignación de los recursos en una
economía de mercado. Los cambios en los precios relativos permiten asignar los
recursos entre los distintos bienes y servicios de acuerdo con las preferencias de los
consumidores: por ejemplo, un aumento de la demanda de un bien eleva su precio
relativo, y anima a aumentar su producción (y a reducir la de otros bienes).
Pero los productores no tienen información sobre todos los precios de la economía, a los
que acceden con un cierto retraso. Cada productor conoce la evolución de los precios de
su producto y debe compararlos con la evolución que espera que se produzca en el resto
de bienes que se producen en la economía, es decir, en el nivel general de precios
esperado (Pe).
Si el productor observa que su precio se sitúa por encima del que espera para el resto, lo
interpreta como un cambio en los precios relativos derivado de un aumento de la
demanda de sus productos: una “señal” para producir más. Por supuesto, si el productor
observa que sus precios suben, pero lo hacen a la misma tasa que espera que suban el
resto de bienes de la economía, no modificaría su producción (no estarían cambiando
los precios relativos).
Ahora bien, si se produce una “sorpresa inflacionista” y sube el nivel general de precios
más que lo esperado, lo que ocurrirá es que todos los productores a la vez interpretarán
que sus precios relativos están aumentando y elevarán (erróneamente) la producción,
que se situará por encima de la potencial (Y*). Por tanto, a corto plazo, hasta que se
ajusten las expectativas de precios al nivel que realmente está teniendo lugar, volverá a
observarse una relación positiva entre precios y producción, que se recoge a través de la
siguiente ecuación (β es un parámetro positivo):
Y = Y* + β x (P - Pe)
Considerando los dos efectos, en el Gráfico 3 se presenta la curva de oferta agregada a
largo plazo (OALP, vertical) y la curva de oferta a corto plazo (OACP, pendiente
positiva).
Ya se ha señalado que la curva de oferta agregada a largo plazo se desplaza
(generalmente hacia la derecha) con los cambios en la productividad de los factores y en
la dotación de estos factores. Respecto a la curva de oferta agregada a corto plazo
también se puede desplazar hacia la derecha en los siguientes casos (hacia la izquierda
en los casos contrarios):
— Una reducción de los costes salariales nominales o de cualquier otro coste de
producción (por ejemplo, petróleo, materias primas).
— Una reducción de los precios esperados.
— Un aumento de la productividad o de la producción potencial.
Equilibrio a corto plazo y a largo plazo. Shocks de demanda y de oferta
A nivel agregado, la producción que llevan a cabo las empresas debe coincidir con la
suma de todos los componentes de la demanda agregada. Por tanto, el modelo se
encuentra en equilibrio en el punto en que se cortan las curvas de demanda y oferta
agregada, determinándose así el nivel de precios y el PIB.
A corto plazo, este equilibrio viene determinado por la curva de demanda agregada y la
curva de oferta agregada a corto plazo, y puede ser distinto al potencial.
Por ejemplo, si se parte de este nivel de producción potencial y tiene lugar una caída en
la demanda de consumo (Gráfico 4a), al nivel de precios inicial se producirá un exceso
de oferta, y los precios empezarán a caer. Por el lado de la demanda, esto estimulará el
gasto en bienes de inversión (cae el tipo de interés), en consumo (aumenta el valor real
de la riqueza) y las exportaciones netas (mejora la competitividad). Por el lado de la
oferta, la elevación en los salarios reales y el valor más bajo de lo esperado de los
precios, sin embargo, harán que las empresas reduzcan su producción. El resultado será
un nuevo equilibrio con un nivel de producción menor que el inicial.
También podría ocurrir esto si tiene lugar un shock de oferta, por ejemplo una subida en
el salario nominal. La curva de oferta a corto plazo se desplaza hacia la izquierda, con lo
que habría exceso de demanda al nivel de precios inicial. Esta brecha se eliminará
mediante una subida en el nivel general de precios, pero a costa de una producción más
baja (Gráfico 4b).
A largo plazo, sin embargo, la producción viene determinada exclusivamente por la
oferta agregada y la renta es la potencial. El mecanismo que asegura esta vuelta a este
nivel de renta es el desplazamiento de la curva de oferta a corto plazo. En los dos casos
que hemos planteado antes, el resultado fue un aumento del desempleo, y aunque los
salarios nominales son rígidos a corto plazo, es previsible que a más largo plazo acaben
bajando para que el salario real se ajuste a su nivel compatible con la utilización normal
de los recursos (en este caso, el trabajo). Esto desplaza la curva de oferta agregada hacia
la derecha y la renta vuelve a su nivel de equilibrio a largo plazo.
Obsérvese, sin embargo, que los precios sí vienen determinados por la demanda
agregada: en el Gráfico 5a, donde el origen de la perturbación fue un shock de demanda,
el nivel de precios se mantiene en un nivel más bajo que en el Gráfico 5b.

Las políticas de demanda


En la sección anterior se ha descrito un mecanismo para el ajuste de la economía a su
nivel de equilibrio a largo plazo que está basado en la flexibilidad de los salarios y los
precios. Los economistas liberales argumentan que la existencia de este mecanismo
hace innecesaria la actuación estabilizadora de las políticas económicas, debiéndose
dejar que el mercado se ajuste libremente a los niveles de pleno empleo. Sin embargo,
las economías reales se caracterizan por la existencia de mecanismos institucionales que
provocan grados importantes de rigidez nominal en los salarios y los precios, al menos a
corto y medio plazo. Por tanto, este ajuste puede ser lento y costoso en términos de
desempleo.
Una posible alternativa para evitar estos costes puede ser la utilización de políticas de
demanda para mejorar el ajuste cíclico de la economía (no para estimular la renta a
largo plazo, ya que ésta viene determinada por factores de oferta y solo se acabaría
generando inflación).
Por ejemplo, en el caso de la perturbación de demanda de la sección anterior podría
actuarse mediante políticas monetarias o fiscales expansivas para volver a situar la
curva de demanda agregada en su poción anterior al shock. Esto permitiría mantener
constante tanto el nivel de precios como el nivel de renta (Gráfico 6a). Cuando lo que se
ha producido es un shock de oferta, sin embargo, la decisión de las autoridades debe
enfrentarse a una elección entre dos objetivos: si se aplican políticas de demanda
expansivas, se podría lograr una vuelta más rápida a la renta de equilibrio, pero a costa
de un nivel de precios mayor (Gráfico 6b).

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