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Introducción.

Voy a hablar como hombre y como artista.


Como hombre porque me tocó vivir desde niño estas
experiencias musicales y como artista porque soy parte viva
de esta historia.
Saludo Protocolario.
Agradezco en sobremanera, esta invitación que me reconcilia
con gran parte de mi cultura, yo soy hijo de una generación
de músicos (Anécdota de mi papá) que hicieron parte de esta
historia en la que fluyeron saberes musicales de abajo hacia
arriba y de arriba hacia abajo en un encuentro musical donde
esta tejida la nación.
Voy a hablar como el hombre cuya vida artística está
íntimamente ligada a las músicas que navegaron por el rio la
Magdalena. Quiero señalar que los primeros vestigios de la
música que navegaban por el rio la Magdalena están
documentados en la memoria de los viajeros ingleses,
franceses, que dejaron un testimonio desde el caribe
colombiano, al interior del país, principalmente, la presencia
de las músicas negras con base en un formato de percusión y
canto, hoy conocida como bailes Cantao… Bullerengues,
Zambapalo, Pajarito, Tambora y Chande entre otros.
(Bullengueras).
Los relatos históricos sobre la música del rio la Magdalena
hasta la Dorada, tuvieron la presencia de músicos eruditos la
mayoría de ellos educados en Europa como Honorio Alarcón
(samario), Eusebio Sergio Fernández (samario), Gabriel
Angulo (samario), Antonio Manuel Combe (samario), Vicente
Vargas de la Rosa (samario), Birgilio (Magangué), Basanta
(Abuelo de toto) y Sipriano Guerrero (Magangué) entre otros
músicos.
Lo que yo llamo la tercera generación de músicos del rio la
Magdalena vincula a mi familia y de hecho a mi persona, por
tanto, ustedes al invitarme han removido los cimientos
emocionales e mi existencia, artística, cuestión esta que
llevaré en mi corazón eternamente. Mi padre Clímaco
Sarmiento Ávila y mi tío Blas Sarmiento Ávila, Manuel
Villanueva, Edrulco Polo, Pello Torres, Hermanos Mieles,
Juan Manuel Varcancel, Luis Felipe Sosa introdujeron el
formato Jazz Band en las embarcaciones que sirvieron de
escenario artístico.
Estos relatos musicales son la viva expresión de una historia
que, de alguna manera, es mi propia vida.

ANECDOTÁS.
Mi gran maestro Adolfo Mejía también navegó por estas
aguas y en compañía de mi padre me enseñaron la escritura
y el dietado melódico de pasillos, bambucos, guadinas,
torbellinos, bundes para ser de Colombia un tejido sonoro
amplio y de profundas resonancias en los aires musicales e
identitarios de nuestra nacionalidad. Porque allí donde cantan
las culturas se expresan las vivas emociones de mi noble
pueblo colombiano. Toco el bunde y soy colombiano.

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