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Una clave para entender las desigualdades de la vida

Eclesiastés 9:8
En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.

Mientras vivimos en esta tierra, tendremos tiempos diferentes y cada tiempo traerá consigo sus
exigencias, a las que tendremos que responder y de nuestras respuestas a esos tiempos, recibiremos
impactos que no necesariamente irán de acuerdo con nuestras respuestas.

Analicemos el texto sagrado.


El verso inicia diciendo: “En todo tiempo”, porque hay todo tiempo debajo del Sol (Ec. 3:1-8), es decir:
tiempo de nacer, de morir, de plantar, de arrancar, etc.

Luego hay una acción que el predicador (escritor del libro de Eclesiastés) recomienda sin importar cual
sea el tiempo que nos haya tocado vivir, y es: “sean blancos tus vestidos”. El vestido es utilizado para
cubrir al cuerpo, no solo para protegerle del frío, calor, lluvia; sino, también para cubrir su desnudez, la
cual, llevándolo al contexto espiritual, representa la vergüenza del pecado, la desobediencia a Dios. (Gen.
3:10,21). Continuando con esta parte del texto, también dice que tus vestidos sean blancos, no está
hablando solo del color, sino, de lo que representa lo blanco, es decir: Pureza, limpieza, santidad. Y esto
nos lleva a entender que en todo tiempo debemos mantener un testimonio intachable mostrando nuestra
obediencia a Dios, apartados del pecado.

Por último, y no menos importante el verso concluye diciendo: “nunca falte ungüento sobre tu cabeza”;
el adverbio de tiempo ‘’nunca”, significa también “en ningún momento”, es decir, que no importa el
tiempo que sea, no debe faltar, lo que es lo mismo: “que siempre haya ungüento sobre nuestra cabeza”;
el salmo 23:5(b) dice “…unge mi cabeza con aceite”, esto es porque el salmista David, como un pastor
experimentado, sabía que a las ovejas se les unge la cabeza con aceite de oliva para repeler las moscas y
otros insectos que pueden poner sus huevos en ellas, luego crecen las larvas y por último se convierten
en gusanos; esto provoca que las ovejas tengan que golpearse con las rocas, los árboles, corran y se
maten; pero el aceite de oliva repele a estos insectos y mantiene a las ovejas en paz. Las moscas o insectos
representan pensamientos negativos y contrarios que invaden nuestra mente para debilitar nuestra fe en
nuestro creador; si creemos o damos cabida a esos pensamientos, estos se convierten en fortalezas
mentales que perjudican nuestra vida espiritual, nuestra relación con nuestro creador; asimismo el aceite
de oliva es símbolo del Espíritu Santo, nuestra cabeza es símbolo de dirección, visión, liderazgo; por tanto
debemos dejar que el Espíritu Santo nos dirija y no permitir que las “moscas”, se asienten sobre nuestra
cabeza; un dato interesante es, que: “Belzebú”, que el Señor lo reprenda, es el dios de las moscas, por
tanto éstas representan enviaciones de demonios para entorpecer la paz, provocar pleitos, chismes,
contiendas, divisiones.

Por lo antes analizado, podemos tener una interpretación, para poder conocer una clave para entender
las desigualdades de la vida, que se encuentran en el contexto de Eclesiastés 8:10 al capítulo 9 completo:

“Siempre cúbrete de santidad y nunca falte la unción del Espíritu Santo sobre tu cabeza” …

… esa es la clave.

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