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La instalación de gases medicinales del hospital desde el punto de vista de

la empresa de mantenimiento

   

Los gases medicinales hoy en día son un elemento esencial para el tratamiento de los pacientes en
cualquier edificio de uso sanitario. Pero detrás de las tomas, se esconde una compleja instalación
con ciertas particularidades, que la diferencian de las otras muchas que existen en estos edificios.
Aunque no hay dos instalaciones iguales, por lo general, cumplen lo siguiente:

1. La central de producción y almacenamiento es propiedad del proveedor de gases

Es así, casi la totalidad de centrales de gases en hospitales son titularidad de los proveedores de
estos productos, y es precisamente la empresa dedica al mantenimiento la responsable de su
legalización, seguridad, manipulación y mantenimiento. Este hecho, condiciona mucho tanto los
contratos de suministro así como los de mantenimiento, pero a su vez, también repercute en las
responsabilidades sobre dicha instalación.

2. Los gases son considerados un medicamento.

La legislación vigente regula estos productos como medicamento. Esta particularidad es


prácticamente única en una instalación sanitaria. De todas las instalaciones técnicas de un
hospital, ninguna otra transporta por su interior un fluido considerado medicamento, y por tanto,
las responsabilidades de su buen funcionamiento están en el Departamento de mantenimiento y
gestión de las infraestructuras. Ello obliga a una buena coordinación entre dichas áreas de modo
que el servicio siempre esté garantizado y supervisado de forma idónea.

3. La empresa de mantenimiento no puede actuar sobre el consumo.

La fuerte crisis global y en particular la del sector sanitario, al ser uno de los principales gastos
públicos, ha forzado a los administradores de mantenimiento a tomar medidas para ahorrar al
máximo consumos de sus suministros como el agua, la electricidad, el gas natural, etc. Pero en
el caso de los gases medicinales, no es posible actuar para disminuir consumos. Dejando de
lado el control de fugas, las necesidades van directamente ligadas a la actividad sanitaria y para
nada dependen de una buena o mala gestión.

4. Requiere diversos servicios asociados

Un gas medicinal no es un suministro que se entrega a la puerta del almacén y ahí nos
olvidamos de él. Normalmente, lleva asociados diversos servicios que dependerán de los
recursos e infraestructuras de cada hospital: servicios de reparto de botellas, personal de
mantenimiento propio, etc. son necesarios para completar el servicio y habitualmente
complementan los contratos de suministro, con lo que cada centro acaba disponiendo de un
contrato a la carta adaptado a sus necesidades reales.

5. Entorno normativo complejo

Desde la propia normativa reguladora del medicamento hasta todas aquellas que rigen sus
instalaciones (aparatos a presión, canalizaciones, elementos de seguridad, manipulación, riesgos
laborales, etc), exigen estar al día para poder gestionar un equipamiento de este tipo.

6. Servicio prioritario

De todos los servicios de un hospital, algunos pocos son vitales para la asistencia ininterrumpida
de los pacientes, y los gases medicinales son uno de ellos.

7. Diferentes sistemas

Una misma instalación de un centro sanitario, puede requerir diferentes sistemas de


almacenamiento y distribución de gases: botellones portátiles, baterías de botellas aisladas,
depósitos criogénicos y hasta auto-producción de aire para uso médico.

Dicho todo esto, nos podemos preguntar cómo debe realizarse una buena gestión de estas
instalaciones y cuales deben ser las prioridades.

Evidentemente, como en el resto de instalaciones, la empresa de mantenimiento se debe centrar


en evitar los posibles problemas que la instalación le pueda dar y conseguir un equilibrio entre los
costos derivados de ello y la seguridad que de los servicios contratados se derive.

Ya hemos comentado que no podemos incidir sobre el consumo para optimizar costos. Los precios
unitarios de los proveedores y la competencia en este mercado son las únicas variables con las
que podremos jugar, más allá de ello, sólo nos queda optimizar la buena gestión de las
instalaciones y sus servicios asociados.

Un buen diseño de la instalación es básico para ahorrarnos problemas de futuro. Si tenemos la


oportunidad de participar en la fase de ingeniería, es conveniente prever todo aquello que nos
pueda evitar problemas graves posteriormente. Desde realizar canalizaciones con trazados
ordenados y accesibles, doblar circuitos a tomas en locales críticos como los quirófanos o
urgencias, disponer de suministro complementario en caso de fallo de la central mediante la
disposición de baterías de botellas, diseñar espacios de almacenamientos adecuados, etc. son
temas a tener muy presentes. Es necesario tener en cuenta que las instalaciones normalmente son
muy extensas en cuanto a recorridos y que a menudo se instalan muchas tomas en lugares que
normalmente no se usarán pero que pueden llegar a ser necesarias. Por suerte, las canalizaciones
con puntos sin uso no se contaminan como las de agua, pero eso no quita que se deban someter a
un buen mantenimiento para que el día que se requiera estén a punto.

Pero pese a tener un buen diseño, los incidentes son inevitables. Los más habituales son los
debidos a una mala praxis de las tomas, lo que puede llegar a provocar pequeñas fugas en ellas o
sencillamente la asistencia de un técnico para poder explicar cómo se deben manipular
correctamente. La existencia de diferentes tipos de tomas en el mercado (no hay un modelo único
normalizado) puede provocar la confusión del personal sanitario.

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