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valuando la innovación educativa

by FRANCESC BALAGUÉ on 20/10/2017 with NO COMMENTS

Si bien ya son muchas las experiencias de innovación educativa, no lo son tantas a nivel de centro
o de institución. Y pocas de ellas han documentado y compartido con tanto detalle el proceso
como lo ha hecho Horitzó 2020 de Jesuïtes Educació. En concreto, en este artículo me gustaría
destacar el apartado de evaluación, que en general creo que se le ha dado poca importancia, y
como veremos, es y debería ser un elemento imprescindible ya desde el diseño de cualquier
proceso de innovación educativa.

Jesuïtes Educació tiene un apartado de “Materiales” con toda la documentación de su proceso de


innovación educativa Horitzó 2020 que recoge muchos materiales, artículos, vídeos, reflexiones,
etc. y que sin duda es el lugar de referencia para inspirarse y aprender.

jesuïtes educació materials

Y uno de los apartados documentado es el que hace referencia a la evaluación del proceso,
concretamente el Cuaderno 9: Avaluem la primera experiència pilot. 35 factors per calibrar el
canvi educatiu dirigido por Xavier Aragay. En él se describe y detalla todo el proceso de evaluación
de la experiencia piloto de la Etapa NEI, llevada a cabo en esta institución (Nueva Etapa
Intermedia, de 5º de primaria a 2º de ESO).

“La evaluación es la aplicación de técnicas y métodos propios de las ciencias sociales para
descubrir en que medida se han conseguido los resultados y el impacto que pretendíamos
conseguir con las innovaciones introducidas“

En este artículo se describe la evaluación como un método para descubrir a partir de la


observación de evidencias medibles y contrastadas, si verdaderamente se ha producido una
mejora en la línea deseada y si además de ha conseguido el impacto deseado en el alumnado. Esta
es una reafirmación de la necesidad de avanzar en la transformación de la educación bajo el
paradigma evidence-based education, como camino de mejora continua y calibrado de las
innovaciones introducidas.

Hay que definir la evaluación desde el principio en todo el proceso, según se defiende en el
artículo innovación y evaluación nacen juntas. Y esta concepción es la que posibilita entender la
evaluación como una guía que acompañará todo el proceso desde el inicio, no solo una
intervención puntual final. No se trata de obsesionarse con los resultados, sino de proveernos de
elementos reales sobre los cuales fomentar el aprendizaje y mejora de la propia tarea educativa
centrada en la persona y en su desarrollo integral.
Para plantear un cambio disruptivo, será muy importante definir bien el impacto que se espera
conseguir en los alumnos en relación al modelo educativo. En este sentido, se plantea un proceso
de transformación de la escuela donde la comunidad educativa es la protagonista.

En Horitzó 2020, se utiliza el acrónimo MIRARI para referir-se a todos los elementos del proceso:
MI (misión educativa), R (recursos), A (actividades), R (resultados), I (impactos). Y en su
planteamiento, parten de unos recursos concretos y que el proceso de transformación de la
escuela se deberá llevar a cabo sin añadir de nuevos. Lo que implica combinar, deconstruir,
reinventar, etc. para adaptarlos a las nuevas necesidades.

MIRARI - Horitzó 2020

Otros aspecto que quería destacar es la diferenciación entre evaluación del proceso y evaluación
del impacto. Y aunque pueda parecer obvio, me parece muy interesante diferenciarlo
explícitamente de esta forma, para poder concretar y analizar con mayor profundidad tanto el
desarrollo de la innovación, las dificultades, los avances, etc. y el impacto esperado. “Evaluando el
proceso observamos si el desarrollo de las actividades educativas que hemos diseñado y que se
realizan en la experiencia de innovación son efectivamente coherentes con la formulación de la
experiencia piloto y si sus elementos toman la forma , la intensidad y el sentido previstos“. Por
otro lado,la evaluación del impacto sirve para comprobar si la experiencia piloto está consiguiendo
en los alumnos los efectos esperados según la misión educativa: “investigar los efectos producidos
por una intervención, de forma que no solo se considere que hacen las instituciones, sino,
sobretodo, que pasa como consecuencia de sus actividades y resultados, y hasta que punto estas
intervenciones generan cambios en el estilo de vida de las personas, en su proyecto vital y en las
condiciones en las que viven.

Entenderlo como dos ramas del proceso de evaluación, también permite elegir las metodologías
que más se adecuen a medir cada una de las vertientes, y como decía, aunque parece muy obvio,
no hay muchas experiencias innovadoras que lo concreten con tanto detalle.

Para dotar todavía más de rigor y objetividad al proceso, han participado tres grupos de
investigación internacionales externos coordinados por el CETEI – Centre de Tecnologies Ituarte.

No voy a repetir aquí los resultados de la evaluación, que están muy bien resumido a partir de la
página 63 del cuaderno 9, donde se combinan los datos más cuantitativos con las percepciones y
reflexiones de maestros y familias.

De las 10 conclusiones más importantes del informe, destaco las 4 siguientes:


La evaluación debe ser el verdadero motor de la mejora educativa, pues informa de los avances a
reforzar y de los que no funciona y hay que modificar.

Establecer una línea directa entre las acciones de innovación educativa iniciadas y los resultados
en los alumnos en términos de impacto directo en el modelo de persona adaptado a la edad.

La importancia de poner al alumno al centro del proceso de enseñanza y aprendizaje, constatando


un aumento en la autonomía de los alumnos.

Y relacionado con el punto anterior, la necesidad de acompañar esta concepción de un nuevo


modelo pedagógico, organizativo y de los espacios físicos para que habilite las herramientas y los
espacios para este objetivo. Para ello, priorizar contenidos, revisar el currículum, docencia
compartida, grupos de clase grandes, etc. es lo que ha permitido hacer nuevas actividades y
destinar tiempo al servicio del proyecto educativo transformador iniciado.

Finalmente, en las recomendaciones finales destacan la importancia de analizar la vivencia de la


gestión del tiempo por parte de los docentes (Este proceso supone más trabajo? si/no? como lo
perciben…) así como garantizar la formación inicial y continuada del profesorado. Por otro lado, es
imprescindible aumentar la participación de los docentes y alumnos en el proceso de evaluación,
mejorar algunas herramientas de medición e incorporar otras nuevas.

También te puede interesar esta entrevista a Xavier Aragay en Diari de l’Educació: “Quan
dissenyes un procés de transformació educativa has de pensar com l’avaluaràs”

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