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El COVID 19 es una enfermedad ocasionada por una nueva cepa de coronavirus que causa
enfermedades ligadas al sistema respiratorio. Ha sido declarada pandemia por la
Organización Mundial de la Salud. Sus características más importantes son:
El contagio se da al entrar en contacto con gotas o partículas que son expedidas por
una persona infectada al hablar, toser o estornudar, y que quedan en el aire o en
superficies. Por lo tanto, su propagación es bastante rápida y no es posible establecer
la fuente específica.
En muchos casos (80%) se presentan síntomas leves o incluso estos no se manifiestan,
y la recuperación se da sin tratamiento hospitalario.
El contagio puede darse desde una persona asintomática.
Si bien existen factores de riesgo para desarrollar cuadros respiratorios graves, no es
posible determinar de manera previa quiénes los desarrollarán. Cualquier persona
podrá desarrollar la enfermedad y presentar cuadros clínicos graves.
El Estado asegura, a través del derecho penal, la protección de aquellos intereses más valiosos
para las personas en sociedad. No solo intereses individuales; también derechos colectivos.
El Código Penal prevé como delitos los siguientes contra la libertad de trabajo:
El artículo 168 segundo párrafo del Código Penal sanciona con pena de dos a cinco años al
que simula causales para el cierre del centro de trabajo.
Sujeto activo: este delito debe ser interpretado en consonancia con las normas laborales
– especialmente de acuerdo con el TUO de la Ley de Productividad y Competitividad
Laboral (LPCL) – y con la concreta situación de hecho. En ese sentido, responderá
penalmente como autor quien tenga la capacidad para dirigir la relación de trabajo, esto
es, el empleador. Bajo esta condición se encontrará no solamente el titular del negocio,
sino todo aquel que actúe en su representación. Esta situación se prevé en el artículo 27
del Código Penal (actuar en lugar de otro).
Estas causales se encuentran previstas en el artículo 46 del TUO de la LPCL: caso fortuito
y fuerza mayor; motivos económicos, tecnológicos, estructurales o análogos; disolución
y liquidación de la empresa y la quiebra; y reestructuración patrimonial. La crisis
económica producida por el Covid-19 puede afectar a las empresas en el cumplimiento
de sus obligaciones laborales. Además, puede afectar directamente al giro del negocio,
que puede verse modificado a raíz de las restricciones que se imponen para evitar la
propagación de la enfermedad, como la restricción de actividades que impliquen
concentraciones de personas. Sin embargo, lo que no se encuentra amparado por el
derecho es la falsa representación de estas situaciones.
El artículo 168-A del Código Penal sanciona al que deliberadamente infringe las normas de
seguridad y salud en el trabajo y a consecuencia de ello pone en peligro inminente la vida,
salud o integridad física de sus trabajadores de forma grave.
Bien jurídico: al igual que en el caso del delito del artículo 168, se trata de proteger
un bien jurídico colectivo. Por lo tanto, el riesgo y las medidas que el empleador debe
adoptar deben estar dirigidas a proteger a un colectivo determinado, el conjunto de
los trabajadores, sin importar la condición o vínculo laboral que tengan o que
finalmente se termine afectando a uno o varios trabajadores. Por ello, la no
implementación de los protocolos y medidas sanitarias que puede ser sancionada
mediante este delito tendrá que ver con aquellas medidas destinadas a eliminar o
reducir el alto nivel de contagio al interior del centro de trabajo.
Elemento subjetivo: el tipo penal incluye un elemento subjetivo especial del delito,
que consiste en que el incumplimiento de las medidas de prevención debe ser
deliberado. Este requisito ha de interpretarse de manera objetiva, como el
conocimiento consciente del riesgo que se está generando. En tanto elemento
subjetivo, se imputa al sujeto a partir de las características del caso, lo que supone
tener presente los efectos de la COVID-19 así como la obligatoriedad e importancia de
los protocolos sanitarios.
Ejemplo: la empresa ABC, dedicada al rubro de preparación y venta de comida, no
implementa los protocolos sanitarios para la recepción de productos necesarios para
su funcionamiento. En el almacén, los trabajadores no cuentan con mascarillas ni
guantes, ni con puntos para el lavado de manos. Tampoco se ha previsto un
procedimiento para la recepción de productos que permita mantener la distancia
mínima y el control de la sintomatología de los proveedores. Uno de los trabajadores
del almacén se ha contagiado con la COVID-19 por el contacto con uno de los
proveedores que se encontraba infectado.
3. Lesiones
Los delitos de lesiones se tipifican en el artículo 121 y siguientes del código penal.
Bien jurídico: los delitos de lesiones protegen la salud de las personas, tanto física como
psíquica. En el marco del Covid-19, además del delito contra la seguridad del trabajo,
podrá presentarse un delito de lesiones cuando se verifique que la puesta en riesgo de la
integridad física está dirigida, objetivamente, hacia un individuo o trabajador, sin
perjuicio de que ello pueda afectar también al colectivo de trabajadores. A diferencia del
artículo 168-A, que protege un bien jurídico colectivo, el delito de lesiones protege un
bien jurídico individual.
Modalidades: el Código Penal prevé dos modalidades dolosas del delito de lesiones y una
modalidad imprudente. Las lesiones dolosas, a su vez, pueden ser graves o leves. En
términos generales, en el caso de las lesiones graves rige tanto un criterio cualitativo, en
virtud del cual ha de verificarse que la grave afectación para la salud implique un peligro
inminente para la vida, como un criterio cuantitativo, conforme al cual la lesión será
grave si se requieren veinte o más días de descanso o asistencia o un daño psíquico de
nivel grave o muy grave. En el caso de las lesiones leves rige solo un criterio cuantitativo:
más de diez y menos de veinte días de descanso o asistencia o un daño psíquico en nivel
moderado.
La diferencia de estas formas dolosas con las lesiones imprudentes radica en la tipicidad
subjetiva. En el primer caso se exige el conocimiento de la realización del
comportamiento de riesgo para la salud, mientras que en el caso de las lesiones
imprudentes no se exige.
4. Trata de personas
Bien jurídico: el delito de trata de personas, previsto en el art. 153 del Código Pernal,
reprime una manifestación contemporánea de la esclavitud. El bien jurídico protegido es
la dignidad, concretada en la prohibición de instrumentalizar a la persona y, por ende, de
vulnerar su singularidad o esencia.
Este es un delito que se aprovecha de la poca presencia del Estado, de los factores de
riesgo presentes en la víctima – pobreza, desempleo, informalidad, alta tasa de migración
– y de la existencia mercados ilícitos que requieren de un mayor nivel de personas para
destinarlas a fines de explotación.
Tanto las conductas como los medios deben estar gobernados por la finalidad de
explotación, entre las que se encuentra la sexual, laboral, esclavitud, servidumbre y otras
formas análogas, trabajo o servicio forzoso, entre otras.
Ejemplos: las consecuencias económicas y sociales del Covid-19 deben ser valoradas en
cada caso concreto para determinar la realización de los elementos típicos del delito de
trata de personas. Así, por ejemplo, la valoración de la captación a través de ofertas de
empleos falsas – modalidad típica de engaño – deberá tener en cuenta las características
de la víctima, la necesidad de conseguir un empleo o el poco acceso a éste a causa de la
crisis sanitaria. Además, podrían darse casos de trata mediante la entrega o promesa de
concesión de beneficios tales como medicinas, mascarillas, o la realización de pruebas.
5. Trabajo forzoso
Bien jurídico: el artículo 168-B protege el derecho fundamental de toda persona a decidir
libremente la prestación de un trabajo o servicio, como manifestación o concretización
de la dignidad en el trabajo. Se trata de un delito que sanciona una manifestación
contemporánea de la esclavitud, la explotación de la fuerza de trabajo.
En esa línea, las consecuencias del Covid-19 para el mercado laboral deberán ser
valoradas para apreciar la existencia de un delito de trabajo forzoso. Así, los trabajadores
podrían ser forzados a continuar trabajando en ausencia de medidas de seguridad
idóneas, bajo amenazas de distinto tipo, o incluso simulando que se cumplen con los
protocolos o que el centro de trabajo cuenta con las autorizaciones correspondientes.
Ejemplo: una empresa de call center opera sin contar con las medidas sanitarias
correspondientes. Las y los trabajadores se encuentran en un ambiente sin ventilación, a
30 centímetros uno de otro, y no se les provee de mascarillas. Una de las trabajadoras ha
decidido no asistir en dichas condiciones como medida de prevención ante un posible
contagio. Sin embargo, el empleador le indica que, si no asiste a trabajar, la denunciará
por la desaparición de equipos del centro de trabajo y no le pagará ninguno de los días
trabajado. Además, ha enviado un mensaje a todos los trabajadores señalando que, si no
continuaban operando, habrá consecuencias, cerrarán la empresa y por la crisis será
imposible que consigan otro trabajo.