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La Antijuricidad.

Señala la oposición entre el comportamiento realizado y el


ordenamiento jurídico, además es un concepto que no pertenece al
derecho penal en forma exclusiva, así como otras categorías de la
teoría del delito, sino que es útil para todo el ordenamiento jurídico por
ser consustancial al mismo aun produzca efectos diferentes en cada
uno de sus sectores.

Así mismo se utiliza este término para expresar una expresión u


omisión es contraria al derecho, sino que concurre una causa de
justificación que excluye la antijuricidad.

DICCIONARIO JURIDICO GUILLERMO CABANELLAS


Relación entre tipicidad y antijuricidad

Sobre la relación entre tipicidad y antijuricidad, han surgido diferentes


concepciones a lo largo de la historia. En la actualidad no ha sido
superada todavía esta polémica y existen diversas opiniones como los
que consideran que sin tipicidad no es posible la antijuricidad. En
cuanto al concepto del tipo como indicio de la antijuricidad ratio-
cognscendi, que es la opinión de Max Ernest Mayer y que adopta el
finalismo.

Es importante saber el carácter indiciario de la tipicidad y la


concepción de la “ratio essendi” para saber la relación entre tipicidad y
antijuricidad.

1) Carácter indiciario de la tipicidad

Esta concepción fue expuesta por Max Ernest Mayer en 1915


(en su tratado de derecho penal) el considera que la tipicidad
lleva en si un valor indiciario, pues el hecho que una conducta
sea típica(tipo) es ya indicio de antijuricidad para Mayer la
tipicidad “es el más importante fundamento cognoscitivo de la
antijuricidad”. Por tal razón, se ha dicho que la tipicidad es, con
relación a la antijuricidad lo que el humo es respecto del fuego,
es decir, un indicio o presunción “Juris Tatum”.

26 Los autores de este manual, abiertamente han tomado como opción el esquema finalista, para estudiar la
Teoría del Delito.
Por otra parte, el carácter indiciario de la tipicidad con relación a
la antijuricidad, se manifiesta claramente en los elementos
normativos del tipo penal; por ejemplo: en los elementos
normativos de índole jurídica como la ajenidad de la cosa en el
tipo de hurto.
Se concluye entonces que la tipicidad concebida como ratio
cogsendi, se encuentra ligada con la antijuricidad con un vínculo
indiciario.

2) La concepción de la ratio essendi de la antijuricidad

La consideración de la tipicidad como “ratio assendi” de la


antijuricidad surge a partir de Edmund Mezger, quien público en
1931 (su tratado de derecho penal). Define el concepto de delito,
ya no en forma trimembre (acción típica, antijuridica y culpable),
sino como acción típicamente antijuridica y culpable, es decir,
vuelve a la estructura bipartita del concepto de delito
considerando el estudio de la la tipicidad como un apéndice de la
antijuricidad. De ahí que Welzel, afirma que el tipo-según esta
teoría- antijuricidad tipificada.

Esa posición, afirma que la tipicidad es la razón de ser o “ratio


assendi” de la antijuricidad, puede sostenerse a partir de dos
fundamentos o variantes diferentes.

56 Vid., Ibid., p. 122, ZAFFARONI, Eugenio Raúl: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 491. GOMEZ BENITEZ, José Manuel:
¨Teoría…¨, Op. Cit., p. 328-329. Bustos Ramírez, Juan: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 204.
A- Primera variante

Esta sostiene que la tipicidad cierra el juicio de antijuricidad con la


cual, al afirmarse que una conducta es “típica” se afirma también que
la antijuricidad es la misma. Con ello las causas de justificación pasan
a transformarse, no ya en elementos negativos de la antijuricidad, sino
en elementos negativos del tipo. De esta forma las causas de
justificación, al haber desaparecer la conducta típica hacen
desaparecer la antijuricidad.

Esta variante es conocida como teoría de los elementos negativos de


tipo.

B- Segunda variante

En este caso, también la antijuricidad queda afirmada con la tipicidad;


pero aquella puede ser negada por una causa de justificación en una
etapa de análisis posterior. Esta variante es conocida como teoría del
tipo injusto.

Con esta postura la tipicidad se mantiene en tanto que la primera


variante, la tipicidad desaparece, cuando emerge una causa de
justificación.

26 Los autores de este manual, abiertamente han tomado como opción el esquema finalista, para estudiar la
Teoría del Delito.
Antijuricidad formal y material.

La distinción que se estableció en un tiempo entre “antijuricidad


formal” y “material” ha perdido interés en la actualidad, tal como lo
veremos. No ocurre así ya la mencionada distinción entre “antijuricidad
objetiva” y antijuricidad subjetiva” pues esta clasificación deja ver uno
de los grandes aportes de la teoría de la acciona finalista, cuando se
analizan las causas de justificación.

Antijuricidad formal y material.

Se ha afirmado que la antijuricidad es un concepto unitario válido para


todo el ordenamiento jurídico. Es comprensible entonces que los
conceptos de “antijuricidad formal” y “material” tuviera en un tiempo
una significación diferente puesto que se indaga sobre si, además de
las causas de justificación contenidas en el Código Penal, había otras
que pudieran extraerse del contexto valorativo de la Ley Penal. Es
decir, se preguntaba si el catálogo de causas de justificación del
Código Penal era o taxativo.

En el cualidad ese cuestión así no suceda nada, puesto que las


causas de justificación aparecen en todo el ordenamiento jurídico. es
decir, no existe taxatividad de las justificaciones la ley penal. “
material“, no tiene mayor importancia.

56 Vid., Ibid., p. 122, ZAFFARONI, Eugenio Raúl: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 491. GOMEZ BENITEZ, José Manuel:
¨Teoría…¨, Op. Cit., p. 328-329. Bustos Ramírez, Juan: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 204.
Se han denominado “antijuricidad formal” A la mera contradicción entre
hoy comportamiento y el ordenamiento jurídico. Es decir que se
establezca una oposición formal al derecho.

La oposición entre la conducta y la norma no agota, sin embargo, la


antijuricidad, pues se requiere además un contenido material dado por
la ofensa al bien jurídico cuya tutela corresponde al ordenamiento. Es
decir: la oposición entre la acción y la norma para que sea
materialmente contraria al derecho requiere que no existan causas
que justifiquen tal acción, puesto que si existen inequívocamente
puede decirse que la conducta típica es solo formalmente antijuridica,
pero no lo será materialmente.

En consecuencia puede existir, como se acaba de demostrar, una


contradicción formal entre acción y normal, sin que por ello la acción
deba ser calificada de antijuricidad.

26 Los autores de este manual, abiertamente han tomado como opción el esquema finalista, para estudiar la
Teoría del Delito.
Legítima defensa

La legítima defensa o defensa necesaria tiene un fundamento que


sobrepasa el aspecto individual; la necesidad de defensa del bien
jurídico y del derecho en general, por cuanto, al realizar el sujeto
agredido una acción de legítima defensa está actuando de la firma en
que el estado lo haría, es decir, defendiendo los bienes del agredido y
consecuentemente el orden jurídico. La legítima defensa supone un
derecho que el sujeto tiene para asumir por si, por razón de urgencia e
inaplicabilidad, el mantenimiento del orden que corresponde al Estado
frente al trance de lesión o perdida de determinados derechos.

En realidad, detrás de esta circunstancia subyace una inexigibilidad de


una conducta distinta. Se hace con ella posible la defensa de toda
clase de bienes jurídicos u derechos, propios o ajenos, así como la
defensa de la propia persona o de la ajena, con la única restricción
que ha de tratarse de bienes jurídicos personales y no comunitarios.
Por otra parte, en la actualidad, no existe duda alguna acerca de que
la legitima defensa constituye una causa de justificación.

La Legitima defensa tiene dos elementos.

Elemento objetivo:

56 Vid., Ibid., p. 122, ZAFFARONI, Eugenio Raúl: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 491. GOMEZ BENITEZ, José Manuel:
¨Teoría…¨, Op. Cit., p. 328-329. Bustos Ramírez, Juan: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 204.
El elemento objetivo de la legitima defensa está representado por la
descripción que hace el legislador de requisitos necesarios, para que
se afirme la existencia de esta como causa de justificación.

Los elementos objetivos o descriptivos de la legitima defensa de


acuerdo con el art. 27 inc. 2 del código penal, son tres:

A) Agresión ilegitima.
B) La necesidad razonable de la defensa empleada para impedir o
repelar.
C) no haber sido provocada la agresión de modo suficiente por
quien ejerce la defensa.

-Agresión ilegitima: es la razón de ser o el presupuestó de la


legitima defensa, ya que es inconcebible hablar de defensa
necesaria cuando no hay agresión ilegitima. Por otra parte, este
presupuesto constituye un elemento diferenciador respecto de otras
causas de justificación.

De este requisito cabe destacar lo siguiente: la agresión debe ser


realizada por un ser humano ya que, si parte de un animal, dará
lugar a un estado de necesidad.

Por otra parte, no debe entenderse exclusivamente en sentido de


acontecimiento o acto de fuerza, ya que debe de entenderse por
agresión la acción que pone en peligro un bien jurídico como también
una agresión omisiva, por ejemplo: negarse a abandonar un domicilio

26 Los autores de este manual, abiertamente han tomado como opción el esquema finalista, para estudiar la
Teoría del Delito.
La agresión, ya sea comisiva o no, debe ser dolosa (con intención
de atacar el bien jurídico), lo cual excluye la agresión imprudente,
casos en los que opera el estado de necesidad.

La agresión debe ser en todo caso ilegitima, es decir, antijurídica en


consecuencia se entenderá que una agresión es antijurídica
“cuando el agredido no está obligado a tolerarla” por ejemplo: no
puede haber agresión antijuridica cuando los ejecutores de la pena
de muerte por fusilamiento cumplen con ese deber.

Por ello debe entenderse, entonces, que la agresión ilegitima es


todo acto físico o de fuerza, acontecimiento material ofensivo, o
actitud de inminente ataque o de la que resulte un evidente
propósito agresivo inmediato que crea un riesgo real e inminente
para los bienes jurídicos, legítimamente defendibles.

Debe tener cierta entidad y vigencia.

La presencia de este elemento es ineludible, de modo que sin el no


cabe apreciar la circunstancia excluyente y de forma plena, ni de
forma incompleta, conforme a lo dispuesto en el artículo 29 numeral 2,
C. penal.

-Necesidad razonable de la defensa empleada: debe distinguirse


la necesidad de una reacción defensiva de la necesidad racional del
medio empleado para impedir o repelar la agresión.

La necesidad de defensa exige una agresión actual y persistente


que crea un riesgo para el bien jurídico.

56 Vid., Ibid., p. 122, ZAFFARONI, Eugenio Raúl: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 491. GOMEZ BENITEZ, José Manuel:
¨Teoría…¨, Op. Cit., p. 328-329. Bustos Ramírez, Juan: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 204.
Entre agresión y defensa debe existir unidad de acto porque, de lo
contrario, la reacción dejaría de ser de defensa, para convertirse en
venganza, lo cual impedirá la apreciación de la circunstancia
excluyente bajo cualquiera de sus formas.

La necesidad de defensa opera como la agresión ilegitima, como


elemento esencial para la aplicación de la causa excluyente bajo
cualquiera de sus formas, tanto extensión plena como incompleta.
La falta de racionalidad o proporcionalidad en el medio empleado
(exceso defensivo), no obstaculiza la apreciación de la
circunstancia, provocando su apreciación como incompleta.

-Falta de provocación suficiente: debe entenderse por


provocación la incitación, excitación u hostigamiento con actos,
palabras o ademanes que despiertan o avivan la agresividad del
contrario.

La nota de suficiencia exige causalidad y eficacia, es decir una


proporción entre la inicial y la repuesta agresora, valorándose la
adecuación de la misma en conexión con la reacción observada
atendiendo a la circunstancia del hecho y de las personas
implicadas, así como el conocimiento reciproco que estas personas
tuviesen.

26 Los autores de este manual, abiertamente han tomado como opción el esquema finalista, para estudiar la
Teoría del Delito.
Si el defensor actúa con provocación suficiente y adecuada se
produce un exceso defensivo que da lugar a la apreciación
incompleta de la causa excluyente, lo que también sucedería con la
provocación imprudente en la que el sujeto actúa sin poner el
debido cuidado ante la posibilidad de prever que su
comportamiento genere el ataque del contrario.

Si lo que sucede es que el sujeto provoca intencionadamente a su


contrario, buscando y aceptando una determinada reacción lo que
habrá es una autentica agresión por su parte y no se podrá apreciar
la situación de defensa bajo ninguna de sus formas.

Elemento subjetivo:

Modernamente se entiende a exigir no solo elementos objetivos,


sino también elementos subjetivos para admitir una causa de
justificación.

Así, la legitima defensa, como cualquier otra de las cusas de


justificación, necesita que se haya actuado con “conocimiento y
voluntad” de defenderse.

Con relación a los bienes que pueden ser defendidos, existen


limitaciones. ¨No todo bien admite la defensa necesaria frente a
una agresión¨. Para el caso, los bienes jurídicos colectivos no
pueden ser objeto de legítima defensa, ya que para ellos existen
otros instrumentos de defensa jurídica a los que tienen que recurrir
para hacerla eficaz.

56 Vid., Ibid., p. 122, ZAFFARONI, Eugenio Raúl: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 491. GOMEZ BENITEZ, José Manuel:
¨Teoría…¨, Op. Cit., p. 328-329. Bustos Ramírez, Juan: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 204.
La agresión finalmente ha de ser real, actual o inminente. Sino se
trata de una agresión real, es decir, si la supuesta agresión solo
existe en la imaginación del que cree agredido, se trata de una
defensa putativa que da lugar a una inculpabilidad por error en los
objetivos de una causa de justificación. La agresión debe ser actual,
pues concluida la agresión cesa el derecho a defenderse (es decir,
se requiere que se haya consumado formal y materialmente la
agresión); de lo contrario, podría darse un exceso en los límites de
defensa. Lo inminente de la agresión tiene vinculación estricta con
el principio de ejecución de la agresión.

-Racionalidad de la defensa: La necesidad de la defensa surge


junto con la agresión y subsiste mientras esta dure. Sin embargo,
debe existir racionalidad respecto del medio que se emplea para
impedir o repelar la agresión.

Ello no significa que tales medios deben ser proporcionales al daño


que hubiere causado el agresor.

Por ejemplo: una víctima de violación puede justificadamente


repelar el ataque del violador, causándole la muerte a este, si no
tiene otra forma de evitar la agresión de que es objeto.

La proporcionalidad de la defensa se apreciará en cada caso


concreto y de acuerdo a las circunstancias del hecho.

26 Los autores de este manual, abiertamente han tomado como opción el esquema finalista, para estudiar la
Teoría del Delito.
Estado de necesidad.

Art.27.3 código penal.

Quien actúa u omite por necesidad de salvaguardar un bien jurídico,


propio o ajeno, de un peligro real, actual o eminente, no ocasionado
intencionalmente, lesionando otro bien de menor o igual valor que el
salvaguardado, siempre que la conducta sea proporcional al peligro y
que no se tenga el deber jurídico de afrontarlo.

La circunstancia define lo que se ha venido llamando estado de


necesidad y pudiendo desglosarse a lo largo del enunciado del
precepto, los diversos elementos que lo integran, se definen como una
situación, en la que el sujeto, a fin de evitar la destrucción o lesión de
un bien jurídico, propio o ajeno, no tiene otra alternativa que destruir o
lesionar el bien jurídico de un tercero o abstenerse de cumplir un
deber que le era exigible.

Cualquier hipótesis de comportamiento con relevancia penal puede


consistir en una acción u omisión, un bien jurídico penalmente
protegido.

En el presente caso ese comportamiento esta rodeado por varias


premisa acumulativamente consideradas:

56 Vid., Ibid., p. 122, ZAFFARONI, Eugenio Raúl: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 491. GOMEZ BENITEZ, José Manuel:
¨Teoría…¨, Op. Cit., p. 328-329. Bustos Ramírez, Juan: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 204.
1. el sujeto contempla un peligro actual, real o inminente de lesión
o perdida de un bien jurídico, propio o ajeno.
2. El sujeto no ha provocado con su voluntario comportamiento
precedente esa situación de peligro.
3. El sujeto reacción exclusivamente para salvaguardar el bien
jurídico en peligro
4. El sujeto no está obligado jurídicamente.

El Estado de necesidad Justificante.

Su concepto y naturaleza jurídica sostiene que se justifica el hecho


cuando el agente obra por la necesidad de proteger un derecho propio
ajeno de un peligro actual o eminente, no evitable de otra manera que
el agente no haya causado intencionalmente o por imprudencia y que
no tenga el deber jurídico de afrontar; se consagra así el Estado de
necesidad, que, en términos generales, puede entenderse como la
situación de conflicto entre dos bienes en la cual la salvación de uno
exige el sacrificio del otro. Aquí se toma en consideración el Estado de
necesidad Justificante Y no el Excluyente de la Culpabilidad de
nominado- exculpante por gran parte de la doctrina.

Diferencia de Estado de necesidad Justificante y disculpante.

26 Los autores de este manual, abiertamente han tomado como opción el esquema finalista, para estudiar la
Teoría del Delito.
si se pretende hacer un distingo entre las dos formas de Estado de
necesidad se puede decir que, mientras el “Justificante” se presenta
cuando se produce un daño menor para evitar un mayor. En este caso
el hecho se justifica y no cabe ejerce contra él legitima defensa ni es
punible la participación (instigación o complicidad) en lq conducta
típica realizada. ; El “Disculpante” su pone un daño en todo caso no
menor que el evitado. El comportamiento no es culpable y el afectado
con la conducta puede defenderse legítimamente, y la participación es
punible, a no ser que actué bajo el influjo de dicha situación.

Requisitos del estado de necesidad.

1) Debe existir un riesgo, un mal o un daño ( un peligro como dice


la ley). Esto significa que es indispensable la presencia de una
manzana real para el bien jurídico, o la posibilidad de que este
resulte lesionado, sea que l lesión provenga de las fuerzas de
naturaleza ( un incendio provocado por un corto circuito, una
avalancha, un terremoto , etc.) de un actuar no constitutivo de
conducta penalmente relevante (movimiento reflejo), de un
comportamiento humano licito o ilícito con tal que en este ultimo
caso no constituya agresión ilícita.

2) El riesgo debe ser actual o inminente. Al respecto, caben las


mismas precisiones efectuadas al exponer le legitima defensa,
que pueden reducirse a lo siguiente: “ actual” es el riesgo que ya
ha comenzado y no ha concluido aun, el que se concretó en un
daño real y pervive toda vía; mientras que “inminente” es el

56 Vid., Ibid., p. 122, ZAFFARONI, Eugenio Raúl: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 491. GOMEZ BENITEZ, José Manuel:
¨Teoría…¨, Op. Cit., p. 328-329. Bustos Ramírez, Juan: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 204.
presenta cualquier amenaza inmediata para el bien jurídico
deducible de un gesto, actitud, movimiento, etc., de tal manera
que lleve al sujeto racionalmente a la convicción de que es
necesario tomar las medidas indispensables encaminadas a
proteger aquel.

3) El agente debe actuar para “proteger un derecho propio o ajeno”.


De aquí se desprende que el titular del bien jurídico o derecho
amenazado puede ser cualquier persona, natural o jurídica,
incluso el mismo Estado, entendido como el órgano del poder
soberano o la sociedad; esto último significa, a diferencia de la
legitima defensa, que se puede ejercer esta justificante para
evitar un daño en el ente estatal o al colectivo social.

4) Es necesario que el mal o daño no sea evitable por otro


procedimiento menos perjudicial. Esta exigencia se deriva de la
expresión legal “ no evitable de otra manera” y significa que ,
previa una valoración racional de la situación el agente se vea
obligado a actuar por no tener a su alcance otros medios
legítimos o lícitos que eviten el perjuicio ajeno, o que coadyuven
a que esta sea de menor precisión.

5) Se deba causar un mal menor. Es de la esencia de esta


justificante que el daño causado se de entidad menor, pues si es
equiparable solo podrá invocarse el Estado de necesidad
excluyente de la culpabilidad; ahora bien, para hacer la
ponderación entre el derecho o bien jurídico salvado y el

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Teoría del Delito.
lesionado, deben tenerse en cuenta los intereses en juego-
Maxime que el interés preponderadamente explica en
fundamento de la justificante – acudiendo, en todo caso, no solo
a un criterio abstracto de la valoración de los derechos en
conflicto sino también a las circunstancias del caso concreto.

6) Se requiere que el mal menor no haya sido causado por el


agente “intencionalmente o por imprudencia” como dice la ley;
en otras palabras, pues, se excluye de la justificante al
provocador, a diferencia de la legitima defensa. Al efecto, debe
distinguirse al provocador, a diferencia de la legitima defensa. Al
efecto debe distinguirse la provocado intencional de la
imprudente.

7) El daño o mal no deba afrontarse por deber jurídico, como se


refiere del texto legal. Ello es apenas explicable, pues existen
personas obligadas a afrontar las contingencias que amenazan
los bienes jurídicos o los derechos, en virtud de deberes
emanados de la ley, la profesión, un contrato o acuerdo, e
incluso de la asunción voluntaria de ellos.

8) Debe existir finalidad de proteger el derecho o bien jurídico, o


como dice el texto legal, “ por la necesidad de proteger”, es este,
como en toda justificante, el elemento subjetivo que se puede
formular diciendo que las persona debe obrar no solo
conociendo los elementos objetivos de la causal, sino además

56 Vid., Ibid., p. 122, ZAFFARONI, Eugenio Raúl: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 491. GOMEZ BENITEZ, José Manuel:
¨Teoría…¨, Op. Cit., p. 328-329. Bustos Ramírez, Juan: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 204.
con el animo de evitar un mal. propio o ajeno, el cual es
perfectamente compatible con otras motivaciones. Téngase en
cuenta, pues, que si falta ese elemento no se puede invocar la
eximente.

Colisión de deberes y justificación.

Conceptos cuales

Sin lugar a duda, es hoy mayoritaria la tesis según la cual únicamente


cabe hablar de auténticas colisiones de deberes allí donde concurren
dos deberes de actuar (mandatos), es decir, allí donde un agente está
obligado a llevar a cabo activamente dos conductas que resultan de

26 Los autores de este manual, abiertamente han tomado como opción el esquema finalista, para estudiar la
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imposible realización cumulativa. A decir verdad, posiblemente fuera
más preciso afirmar en relación negativa que es mayoritaria la tesis
según la cual los mandatos y prohibiciones no integran
conceptualmente la figura penal de la colisión de deberes, pues
muchos de los autores aquí citados no se oponen a la reunión en
aquélla de hipotéticos conflictos entre prohibiciones.

Sin embargo, la escasa trascendencia práctica de éstos permite


afirmar que, en la actualidad, se concibe mayoritariamente la
institución penal de la colisión de deberes a partir del conflicto que
surge entre dos o más deberes de actuar, ya sean estos deberes de
solidaridad general, cuya infracción se sanciona mediante los delitos
omisivos propios, o deberes de garante, cuya infracción se sanciona a
través de los delitos omisivos impropios. Ello lleva a su vez a concebir
mayoritariamente la colisión de deberes como una causa autónoma y
exclusiva de exención de la responsabilidad del delito omisivo, por lo
general con efectos justificantes de la omisión típica.

Ahora bien, como pone de relieve HRUSCHKA, resulta como mínimo


paradójico (él habla de contradictorio) afirmar que la colisión entre un
mandato y una prohibición no constituye una colisión de deberes.
NEUMANN ofrece desde los postulados “reduccionistas” una primera
explicación de la paradoja referida: lo relevante aquí es distinguir entre
el fenómeno de la colisión entre distintos deberes, por un lado, y el
instituto dogmático de la colisión de deberes, por el otro. Desde un
punto de vista fenomenológico, efectivamente pueden colidir mandatos
y prohibiciones; sin embargo, no sería ésta la perspectiva decisiva a la
hora de definir conceptualmente la eximente jurídico-penal.

56 Vid., Ibid., p. 122, ZAFFARONI, Eugenio Raúl: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 491. GOMEZ BENITEZ, José Manuel:
¨Teoría…¨, Op. Cit., p. 328-329. Bustos Ramírez, Juan: ¨Manual…¨, Op. Cit., p. 204.
Más bien, lo relevante sería el modo en el que habrían de resolverse
las colisiones. Los conflictos de deberes entre mandatos y
prohibiciones no han de integrar la institución porque su solución se
rige por reglas distintas a las que deciden los conflictos entre
mandatos, es decir, por las reglas propias del estado de necesidad. Y
esto último se trata de fundamentar a su vez a partir de dos clases de
argumentos profundamente vinculados entre sí: por un lado, hay
autores que supeditan esta reducción conceptual a las exigencias del
derecho positivo alemán y, en concreto, al tenor literal del regulador en
aquel país del estado de necesidad agresivo justificante; por el otro,
cabe igualmente advertir intentos de justificar la exclusión conceptual
de los conflictos entre mandatos y prohibiciones a partir de
razonamientos axiológicos tendentes a afirmar una supremacía
normativa general de los deberes de omitir frente a los de actuar.
Veamos ambas cuestiones con algo más de detalle.

26 Los autores de este manual, abiertamente han tomado como opción el esquema finalista, para estudiar la
Teoría del Delito.

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