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Ing.

Tania Mendoza Gómez, MsC


Macroeconomía
Formas para Calcular el PIB

El producto interior bruto, o PIB, mide el valor de todos los bienes y servicios
finales producidos en la economía. No incluye el valor de los bienes y servicios
intermedios. El PIB se puede calcular de tres formas:
• sumando el valor añadido por todos los productores;
• sumando todo el gasto en bienes y servicios finales producidos en el interior del
país; o
• sumando todos los ingresos pagados por las empresas nacionales a los factores
de producción.
Estos tres métodos son equivalentes porque, en el conjunto de la economía, el total de
las rentas pagadas por las empresas nacionales a los factores de producción tiene que
ser igual al gasto total en bienes y servicios finales producidos en el interior del país.

PIB real Y PIB real Per Cápita

El PIB real es el valor de los bienes y servicios finales producidos, calculado utilizando
los precios de un determinado año base. Excepto en el año base, el PIB real es diferente
del PIB nominal, que es el valor de la producción agregada calculado utilizando los
precios actuales o corrientes. Para analizar la tasa de crecimiento de la producción
agregada hay que utilizar el PIB real, porque al hacerlo se elimina cualquier variación del
valor de la producción agregada debida solo a variaciones de los precios.

El PIB real per cápita es una medida de la producción agregada media por persona,
pero no es en sí mismo un objetivo adecuado de la política económica.

La Inflación

Cuando suben los precios de la mayoría de los bienes y servicios, de manera que el nivel
general de precios aumenta, la economía experimenta inflación

Se dice que existe inflación cuando se produce un aumento de dicho nivel general de
precios. La magnitud más conocida que mide los precios agregados es el Índice de
Precios de Consumo (IPC), que se calcula como una media ponderada de los precios
de los bienes de consumo finales. Las ponderaciones utilizadas son los porcentajes de
gasto de la familia media en cada uno de los bienes.

Cuando el nivel general de precios disminuye, la economía experimenta deflación. A


corto plazo, la inflación y la deflación están estrechamente relacionadas con el ciclo
económico. A largo plazo, los precios tienden a reflejar las variaciones de la cantidad
total de dinero.

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Puesto que tanto la inflación como la deflación pueden causar problemas, los economistas
y los gestores de la política económica generalmente persiguen la estabilidad de
precios.

Para medir el nivel agregado de precios, los economistas calculan el coste de


adquisición de una cesta de la compra. Un índice de precios es el cociente entre e
coste corriente de esa cesta de la compra y el coste de la misma cesta en un determinado
año base, multiplicado por 100.

La tasa de inflación es la variación porcentual anual del un índice de precios,


generalmente el índice de precio de consumo, o IPC, que es la medida más utilizada
del nivel agregado de precios. Un índice similar para los bienes y servicios comprados por
las empresas es el índice de precios del productor, o IPP.

El deflactor del Producto Interior Bruto (PIB) es otro índice de precios, que se
calcula como el cociente entre el PIB nominal y el PIB real. Se diferencia del IPC en que
incluye los precios de todos los bienes finales (no sólo los bienes de consumo, sino
también los bienes de inversión), pero no incluye el precio de los bienes de consumo
importados.

Uno de los efectos de los incrementos de precio es que el dinero pierde valor y hace
imposible comparar directamente el poder adquisitivo de dos cantidades de dinero
recibidas en años diferentes.

Es necesario transformar esas cantidades nominales (o en euros corrientes) en


cantidades reales (o en euros constantes de un año base). Para ello, basta con dividir
las magnitudes nominales por un índice de precios: el cociente es una magnitud real. De
este modo, es posible comparar magnitudes de distintos años, pues todas ellas quedan
medidas en dolares con un poder adquisitivo constante.

La tasa de inflación se mide como el incremento porcentual del índice de precios (sea
éste el IPC o el Deflactor del PIB) durante un período (generalmente un año).

Lo que se paga o se obtiene por un préstamo (en términos de poder adquisitivo) es el


tipo de interés real, que se calcula como la diferencia entre el tipo de interés nominal
y la tasa de inflación.

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La Balanza de Pago

La balanza de pagos de un país es un documento contable en el que se registra el


importe de todas las operaciones comerciales y financieras de los residentes en ese país
con los residentes en el extranjero durante un año. La balanza se compone de tres
grandes cuentas: la cuenta corriente (que incluye mercancías, servicios, rentas y
transferencias), la cuenta de capital y la cuenta financiera (que se compone a su vez
de las cuentas de inversiones, otra inversión y variaciones de reservas).

La balanza de pagos se rige por el principio contable de la partida doble: todas las
operaciones se anotan dos veces dando lugar a que en conjunto se encuentre siempre
equilibrada, ya que un déficit en una partida es compensado por un superávit en otra.

Cabe destacar los déficit o superávit por cuenta corriente, que implican un incremento de
la posición deudora de un país con respecto al exterior o un aumento de la posición
acreedora respectivamente.

LECTURA DE ACTUALIDAD

Pandemia del COVID-19 llevará a la mayor contracción de la actividad


económica en la historia de la región: caerá -5,3% en 2020

CEPAL entregó nuevas proyecciones de crecimiento para los países de América Latina y el Caribe.
Recalca que la crisis provocará en el mediano plazo cambios estructurales en la organización
productiva, el comercio internacional y el actual modelo de globalización.

21 DE ABRIL DE 2020|COMUNICADO DE PRENSA

La pandemia del coronavirus (COVID-19) impacta a las economías de América Latina y el Caribe
a través de factores externos e internos cuyo efecto conjunto conducirá a la peor contracción que
la región ha sufrido desde 1914 y 1930. Según las últimas estimaciones, se prevé una contracción
regional promedio de -5,3% para 2020, informó hoy la CEPAL durante el lanzamiento de un nuevo
informe.

La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia
Bárcena, presentó este martes 21 de abril el Informe especial COVID-19 N⁰ 2,
titulado Dimensionar los efectos del COVID-19 para pensar en la reactivación, sobre el
seguimiento de los efectos económicos y sociales de la actual crisis derivada del impacto del
coronavirus en la región (cuya primera entrega se efectuó el 3 de abril pasado). En una
conferencia de prensa virtual transmitida en vivo desde la sede central del organismo regional de
las Naciones Unidas en Santiago de Chile, Bárcena dio a conocer también las nuevas proyecciones
de crecimiento para cada uno de los países miembros de la Comisión.

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Según el informe, desde antes de la pandemia, América Latina y el Caribe ya acumulaba casi
siete años de bajo crecimiento, con un promedio de 0,4% entre 2014 y 2019. La crisis que sufre
la región este año 2020, con una caída del PIB de -5,3%, será la peor en toda su historia. Para
encontrar una contracción de magnitud comparable hace falta retroceder hasta la Gran Depresión
de 1930 (-5%) o más aún hasta 1914 (-4,9%).

El documento plantea también que la crisis del coronavirus se ha transmitido a América Latina y
el Caribe a través de cinco canales: una reducción del comercio internacional, la caída de los
precios de los productos primarios, la intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento
de las condiciones financieras mundiales, una menor demanda de servicios turísticos y una
reducción de las remesas.

“Los efectos del COVID-19 generarán la recesión más grande que ha sufrido la región desde 1914
y 1930. Se prevé un fuerte aumento del desempleo con efectos negativos en pobreza y
desigualdad”, declaró Alicia Bárcena en su presentación.

“Los países de la región han anunciado medidas importantes, las que deben ser reforzadas
mediante la ampliación del espacio fiscal. Es urgente acceder a recursos financieros con base en
un apoyo flexible de los organismos financieros multilaterales, acompañado de líneas de crédito
a bajo costo, alivios del servicio de la deuda y eventuales condonaciones. Además, se requiere
repensar el modelo de inserción de la región y las alternativas de reactivación a la luz de los
cambios estructurales que ocurrirán en la globalización y el mundo post COVID-19”, agregó la
alta funcionaria de las Naciones Unidas.

En el detalle de sus proyecciones, el organismo prevé que América del Sur se contraiga -5,2%
debido a que varios países de esta zona se verán muy afectados por la caída de la actividad de
China, que es un importante mercado para sus exportaciones. En tanto, en América Central la
caída sería de -2,3%, afectada por la caída en el turismo y la reducción de la actividad de Estados
Unidos, su principal socio comercial y fuente de remesas; mientras que el Caribe se contraería en
-2,5%, debido a la reducción de la demanda de servicios turísticos.

La interrupción de las cadenas de valor producida por la pandemia impactará con mayor
intensidad en las economías brasileña y mexicana, que poseen los sectores manufactureros más
grandes de la región.

En tanto, el valor de las exportaciones de la región caería cerca de 15%. Los mayores impactos
se darían en los países de América del Sur, que se especializan en la exportación de bienes
primarios y, por lo tanto, son más vulnerables a la disminución de sus precios. Por su parte, el
valor de las exportaciones de Centroamérica, el Caribe y México sufrirá el impacto de la
desaceleración de la economía de los Estados Unidos. México además se verá golpeado por la
caída del precio del petróleo.

Las proyecciones también anticipan un importante deterioro de los indicadores laborales en 2020.
La tasa de desempleo se ubicaría en torno a 11,5%, un aumento de 3,4 puntos porcentuales
respecto al nivel de 2019 (8,1%). De esta forma, el número de desempleados de la región llegaría
a 37,7 millones. Asimismo, la elevada participación de las pequeñas y medianas empresas
(pymes) en la creación del empleo (más del 50% del empleo formal) aumenta los impactos
negativos, pues este sector ha sido duramente afectado por la crisis, mientras que la desigualdad

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de género se acentuará con medidas como el cierre de las escuelas, el aislamiento social y el
aumento de personas enfermas, pues aumentará la sobrecarga de trabajo no remunerado de las
mujeres.

Por otro lado, la caída de -5,3% del PIB y el aumento del desempleo tendrían un efecto negativo
directo sobre los ingresos de los hogares y su posibilidad de contar con recursos suficientes para
satisfacer las necesidades básicas. En ese contexto, la tasa de pobreza en la región aumentaría
en 4,4 puntos porcentuales durante 2020 al pasar de 30,3% a 34,7%, lo que significa un
incremento de 29 millones de personas en situación de pobreza. Por su parte, la pobreza extrema
crecería en 2,5 puntos porcentuales pasando de 11,0% a 13,5%, lo que representa un incremento
de 16 millones de personas.

“Los líderes del G-20 deben apoyar que las organizaciones multilaterales presten a tasas de
interés favorables y alivien de la deuda de los países altamente endeudados, aplazándola o
condonándola. De lo contrario, los pagos serán imposibles y se comprometerá el espacio fiscal.
Se requieren medidas excepcionales para enfrentar una crisis sin precedentes. No habrá progreso
sin cooperación y solidaridad internacionales”, recalcó Alicia Bárcena.

La crisis productiva traerá cambios que persistirán más allá de la pandemia sanitaria, explica el
reporte. Se necesitará mayor resiliencia en las redes de producción diversificando proveedores
en términos de países y empresas, privilegiando ubicaciones más cercanas a los mercados finales
de consumo (nearshoring) y relocalizando procesos productivos y tecnológicos estratégicos
(reshoring). Las empresas ya están adecuando su funcionamiento interno a las medidas de
distanciamiento social, acelerando la tendencia a la automatización y digitalización, y se aprecia
una agudización en la fragilidad del multilateralismo. La CEPAL agrega que no se revertirá la
globalización, pero sí habrá una economía mundial más regionalizada en torno a tres polos:
Europa, América del Norte y Asia oriental.

“Hay que prepararse para el mundo post COVID-19. Debemos pensar el futuro de la región en la
nueva geografía económica ante la elevada dependencia de manufacturas importadas”, indicó
Bárcena. “Se requieren políticas industriales que permitan a la región fortalecer sus capacidades
productivas y generar nuevas capacidades en sectores estratégicos”, agregó.

“Para incidir en la nueva economía mundial, la región debe avanzar hacia una mayor integración
regional tanto en lo productivo, comercial y tecnológico. La coordinación de nuestros países en
materia macroeconómica y productiva es crucial para negociar las condiciones de la nueva
normalidad, particularmente en una dimensión urgente en la actual crisis y en el mediano plazo:
la del financiamiento para un nuevo estilo de desarrollo con igualdad y sostenibilidad ambiental”,
enfatizó la máxima autoridad de la CEPAL.

https://www.cepal.org/es/comunicados/pandemia-covid-19-llevara-la-mayor-contraccion-la-
actividad-economica-la-historia-la

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