Está en la página 1de 6

ANÁLISIS A NIVEL LOCAL

Para dar a conocer la problemática planteada a nivel local, es necesario ahondar en uno de los
principales actores y sus mayores retos y propósitos dentro del ámbito energético.

Existe el Grupo de Energía de Bogotá quien lanzó la iniciativa Energía para la Paz, que busca apoyar
el posconflicto, y en especial las labores de desminado, en 11 municipios, 82 corregimientos y
cinco organizaciones étnicas.

La empresa, que se encarga de la transmisión, distribución y transporte de energía eléctrica y gas


natural, presentó el programa “Energía para la Paz”, que busca ayudar a construir la paz en los
territorios afectados por el conflicto, en especial en las comunidades que hacen parte del área de
influencia de los proyectos de interconexión eléctrica.

Esta breve introducción nos lleva al conflicto actual que surge entre el Grupo Energía Bogotá (GEB)
y Enel, las cuales desde hace un par de años están enfrentadas dos compañías, que por sus
ingresos se encuentran entre las 30 más grandes del país. En una esquina está el Grupo Energía
Bogotá (GEB), considerada la joya de la corona de la capital, en el que la ciudad participa en 65,7
por ciento, en la otra está Enel, multinacional italiana con presencia en 34 países. Además, es uno
de los jugadores más fuertes en energías renovables no convencionales. Estas dos firmas son
socias en Codensa, empresa que maneja la distribución de energía en Bogotá y Cundinamarca, y
atiende cerca de 24 por ciento del mercado nacional.

Después de varios hechos desencadenaron la crisis: el reparto de las utilidades, el desarrollo de los
negocios en energías renovables, el uso de la marca Enel y denuncias por conflictos de interés. En
este momento se tiene investigaciones de la Contraloría de Bogotá y procesos en la Fiscalía por
denuncias de chuzadas ilegales y espionaje corporativo. Este panorama surge en medio de un
deterioro en el servicio de distribución de energía de Codensa, que tiene preocupada a la
Superintendencia de Servicios Públicos.

En los tribunales discuten varias diferencias. Una, el desarrollo de las energías renovables no
convencionales, como la eólica o la solar. Colombia está cambiando su matriz energética, y busca
pasar de 1 por ciento de participación de este tipo de energías a más de 20 por ciento a 2030.

Discuten por la venta, en 2015, que hizo Emgesa a Enel Green Power, filial de Enel, de unas torres
de medición de vientos ubicadas en La Guajira. Para hacerlo, la junta decidió que Emgesa no tenía
la capacidad para desarrollar esos proyectos. Según la empresa italiana, en la zona de las torres no
había proyectos ni estudios de viabilidad.

La discusión va más allá: para el GEB, Enel se ha negado a que Emgesa genere energía renovable
no convencional, pero la empresa italiana sí lo está haciendo, desde 2012, por medio de Enel
Green Power. En la subasta de hace un año esta ganó el desarrollo de los proyectos eólicos
Windpeshi, Tumawind y Chemesky en La Guajira, y los solares El Paso y La Loma en Cesar.

Para Enel, hay circunstancias de manejo de caja, riesgos regulatorios y comerciales que pueden
afectar la situación financiera, según esta empresa, esos recursos están en el balance en una
cuenta denominada utilidades retenidas pendientes de distribuir y forman parte del patrimonio de
las firmas. GEB considera que con la menor distribución de dividendos ha dejado de recibir en los
últimos tres años más de 632.000 millones de pesos, que impactan a su vez las inversiones del
Distrito. Y estima que entre 2016 y 2023, de continuar esta política, dejaría de recibir 1,9 billones
de pesos.

https://www.semana.com/nacion/articulo/grupo-energia-bogota-geb-y-enel-en-conflicto-por-
que/652095/

https://www.semana.com/nacion/articulo/energia-para-la-paz-iniciativa-del-grupo-de-energia-de-
bogota-contribuye-al-desminado/570326/

Análisis a nivel Nacional.


En Colombia, la generación de energías renovables no convencionales (solar, geotérmica, eólica y
biomasa) representa menos del 1%. A pesar del gran potencial que puede tener el país en este
campo, la poca explotación se explica por la baja competitividad económica que tienen este tipo
de energías en comparación con las convencionales (hidráulica y térmica).
En medio de dificultades en materia energética en el país, las energías renovables recobran
importancia y trascendencia. Una de las mayores problemáticas que ha enfrentado nuestro país es
la disputa con los grupos al margen de la línea como es el caso del (ELN) y el sector de
hidrocarburos en Arauca, por medio del análisis de los ataques a la infraestructura petrolera que
este grupo guerrillero ha cometido en el departamento. Se sostiene que los ataques a la
infraestructura petrolera no responden únicamente a las motivaciones económicas del ELN, sino
también a objetivos sociopolíticos y tácticas militares.

En la actualidad, los propósitos de esta guerrilla, detrás de los ataques, se concentran no solo en
presionar el pago de extorsiones, sino también en posicionar su agenda frente a la explotación de
hidrocarburos, es importante tener en cuenta las bandas criminales se han nutrido de diferentes
maneras del sector de hidrocarburos mediante la extorsión, pagos por seguridad y la captación
ilegal de regalías. Sin embargo, el ELN es el grupo que más se ha beneficiado de la economía
petrolera y el que ha articulado a su agenda, de manera más clara, el sector petrolero, por ende, el
que más ha recurrido a los atentados a la infraestructura petrolera. También uno de los casos más
relevantes es el del Plan Colombia, que tiene como objetivo controlar la producción petrolera en el
país. El Plan Colombia se ha centrado en la región del Putumayo en la Amazonía del país, donde si
bien la producción petrolera no es muy importante, las nuevas licitaciones nos insinúan que las
reservas podrían ser mayores que las conocidas.

La mayor parte de la producción es manejada en forma directa por Ecopetrol, pero existen
contratos de asociación con empresas norteamericanas. El problema en la región es el continuo
sabotaje que sufre la infraestructura petrolera por parte de los ejércitos irregulares existentes en
ese país, lo que significa para la industria petrolera importantes pérdidas económicas. En otras
partes del país la industria petrolera ha sufrido atentados, perjudicando a empresas
estadounidenses como Occidental y BP. El presidente Bush anunció que parte del Plan Colombia
incluirá la protección a Occidental. El conflicto armado colombiano suele asociarse con la
presencia del narcotráfico. Sin embrago, existe una amplia literatura sobre la relación entre
disponibilidad de recursos lícitos, como el petróleo, y la presencia perdurabilidad de los actores
armados ilegales.

El petróleo es uno de los casos más emblemáticos y más comúnmente estudiados en términos de
la relación entre la guerra y los recursos. En este caso, si se superpone el mapa de los
hidrocarburos y el del conflicto armado, se observa la concordancia entre los territorios que
incluyen los polos clave como escenarios de guerra o de agudos enfrentamientos armados con
activa intervención de la fuerza pública, fuerzas paramilitares y guerrillas.

http://cdn.ideaspaz.org/media/website/document/55411b8a3ccab.pdf

https://www.dinero.com/pais/articulo/consecuencias-de-atentados-terroristas-a-oleoductos-en-
colombia/267099

ANÁLISIS A NIVEL LATINOAMERICANO.

Aunque Estados Unidos es un país líder en producción petrolera, es también el primer


consumidor; su economía, así como la de Europa y Japón depende del petróleo.

Alrededor de 1970 Estados Unidos llegó a su pico máximo de producción; sin embargo, su
demanda siguió en aumento. Por tal motivo, su gobierno, reunido con oficiales de varias empresas
petroleras, de la industria nuclear y del carbón, desarrollaron una estrategia a largo plazo en
materia energética. Ellos determinaron que, en los próximos años, aumentaría su dependencia del
petróleo extranjero; previeron que esto pasaría del 52% en el año 2002, al 66% en el año 2020. El
consumo subiría de 10,4 mil millones de barriles al día de 2001, a 16,7 mil millones de barriles al
día en el año 2020.

Para alcanzar esta meta el gobierno de Estados Unidos tendría que convencer a sus aliados
proveedores extranjeros para incrementar la producción; sin embargo, la única región que puede
incrementar sustancialmente los volúmenes de explotación de crudo es el Golfo Arábigo. Pero esta
es una región inestable, por lo que se ha propuesto aumentar la diversidad geográfica de sus
proveedores, poniendo su mira en zonas tales como el Mar Caspio especialmente Azerbajan y
Kazakstán, el África Sub-Sahariana con énfasis en mares profundos de Angola y Nigeria y América
Latina, especialmente Colombia, Venezuela y México. Sin embargo, también identifican a todas
estas regiones como inestables, por lo que establecen una relación entre la política y la defensa.
Esto explica el hecho de que la seguridad energética sea una de las principales claves de la política
exterior de Estados Unidos, lo que hace que sea imperativo asegurar la presencia militar de este
país en estas regiones.
En América Latina ha habido por lo menos dos guerras que en la década de los 40 estuvieron
relacionadas con el petróleo: la guerra del Chaco, donde Paraguay perdió una porción del país con
importantes yacimientos petroleros, y la guerra entre Ecuador y Perú. En los 80 la guerra civil que
azotó a Guatemala se centró en el Ixcán, zona donde al momento se exploran reservas petroleras,
luego de que la población indígena fue obligada a desplazarse.

En relación a Hugo Chávez, varios analistas han señalado el papel que jugó la política petrolera en
el golpe perpetrado en su contra en abril de 2002. Desde su subida al poder en 1998, su política
irritó a Washington, especialmente el importante papel que jugó en la rehabilitación de la OPEP y
la estabilización de los precios petroleros en marzo de 2000, los mismos que se cuadruplicaron en
relación al precio que tenían en 1999. Por otro lado, la Nueva Constitución, fuertemente
auspiciada por Chávez, prohíbe la privatización de la empresa petrolera estatal. Más tarde, Chávez
lanzó un acuerdo petrolero con Cuba para venderle crudo a precios subsidiados, y finalmente
realizó un cambio de las autoridades petroleras.

https://www.grain.org/es/article/entries/1031-impactos-de-la-explotacion-petrolera-en-america-
latina

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3663464.pdf

¿Cuáles son las causas históricas, socio culturales, políticas y económicas del problema?

En el ámbito económico, el petróleo se convirtió en el primer renglón productivo de la región


desplazando las tradicionales actividades agrícolas y generó un rápido proceso de urbanización
ligada a amplios movimientos migratorios de trabajadores desde el interior del país. En el plano
político hubo un inusitado interés por parte del Estado en la región después de décadas de
abandono. El interés del gobierno se reflejó en el desarrollo de infraestructura (carreteras,
aeropuertos, escenarios públicos), pero para captar rentas petroleras más que para brindar
condiciones de seguridad y bienestar a la población y de ejercer soberanía. Las personas
manifestaron que el nivel de institucionalidad de ese momento fue incapaz de destinar tales
recursos en el desarrollo integral del territorio. Respecto a la dimensión social hubo tres grandes
cambios. El primero fue que la visión utilitarista del Estado centrada en la extracción de rentas
petroleras hizo que se generara una ola de manifestaciones masivas que expresaban su
inconformidad por el desplazamiento de la actividad agrícola y que reclamaban servicios públicos,
vivienda, educación, salud y mayor presencia del Estado.

Los conflictos armados tienen consecuencias sociales y ambientales extremadamente graves que
tras el restablecimiento de la paz quedan marcados en las personas y en el territorio durante
mucho tiempo. Sin embargo, desde un punto de vista estrictamente ambiental, los efectos de las
guerras y de las situaciones postbélicas son contradictorios: por una parte, se producen graves
daños en los ecosistemas y en las poblaciones de numerosas especies, pero, por otro, amplias
extensiones dejan de ser utilizables por las personas y, tras ser abandonadas, pueden recuperarse
y acabar convirtiéndose en refugios para la biodiversidad. De este modo, mientras que extensas
superficies de bosque o de manglar y numerosos hábitats valiosos han desaparecido como
consecuencia de guerras, otros se conservan o se han podido regenerar constituyendo hoy
entornos valiosos “gracias” a ellas. 

En todos los casos, los ecosistemas resultantes presentan caracteres y dinámicas peculiares que
justifican su estudio como “casos aparte” (habiéndose incluso propuesto para ellos la
denominación de “polemosistemas”: sistemas resultantes de un conflicto). Uno de los ejemplos
más importantes fue el Paro de Nororiente entre 1987 y 1988, en el que alrededor de 20.000
pobladores del Norte de Santander y de municipios aledaños se movilizaron para presentar un
pliego de exigencias ante el Estado.

https://www.cvc.gov.co/sites/default/files/Normatividad/Nacional/Leyes/Decreto-Ley2811-74-
Codigo-Recursos-Naturales-Renovables-y-Proteccion-Medio-Ambiente.pdf

¿CUÁLES SON LOS EFECTOS SOCIALES, CULTURALES, AMBIENTALES Y POLÍTICOS DEL PROBLEMA?

Las situaciones de conflicto asociadas a las guerras por el control de los recursos no renovables y
renovables favorecen el aumento de desastres causados por incendios, mareas negras,
contaminación radiactiva, inundaciones, esparcimiento de sustancias tóxicas u otras razones ya
que la sociedad se vuelve más vulnerable y los riesgos se agudizan, pero también, porque estos
desastres se multiplican como consecuencias “colaterales” de los ataques o, incluso, son
provocados de forma voluntaria con el objetivo de debilitar al bando opuesto.

No es raro, por tanto, que junto a las consecuencias directas de impactos intrínsecamente
asociados al conflicto armado (por ejemplo, destrucción física o incendios causados por
explosiones…) los ecosistemas acusen los efectos indirectos de múltiples situaciones asociadas a él
(contaminación, presión sobre determinados recursos, etc.).

En la actualidad América Latina cuenta con 33 Estados y una población de 548 millones de
habitantes que ocupan un poco más de 21 millones de kilómetros cuadrados. Según a las
estadísticas mundiales oficiales, cuenta con unas reservas probadas de 115 millones de barriles de
petróleo y consume diariamente un poco más de 7 millones de barriles diarios. Sus reservas son
siete veces mayores que las de Estados Unidos, con tendencia a duplicar su producción en los
próximos 20 años. Sus exportaciones se van a multiplicar por dos veces y media, y llegarán a 10
millones de barriles por día, cuyas ventas se inclinarán a su mercado natural: Estados Unidos.

Como en otras zonas petroleras, los Estados Unidos garantizan esa seguridad mediante su
capacidad militar y el apoyo a gobiernos incluso corruptos. Igualmente, con el establecimiento de
nuevas bases militares y la recuperación de otras, así como la firma de convenios que persiguen la
inserción de las fuerzas estadounidenses en los territorios implicados, dentro de claros planes de
dominación que cumplen con el objetivo de vigilar los frecuentes movimientos populares.
En la década de los ochenta, con la declaración de la incapacidad de endeudamiento de países
como México, un país petrolero, y de Argentina, sirvió de justificación para la implementación de
las políticas neoliberales de privatización y apertura de las economías latinoamericanas al capital
trasnacional ahora desterritorializado. Por esa vía los gobiernos de facto y democráticos
neoliberales inician la venta de activos estatales: empresas, refinerías y oleoductos.

No sobra señalar que, en el momento actual, mientras este fantasma nacionalista del manejo de
los recursos naturales recorre a Latinoamérica, en países como México, Colombia y Perú se asiste
a su contravía, pues se tercia hacia la profundización en su privatización y entrega a las
multinacionales por vía de los tratados del libre comercio con Estados Unidos. Por esa política
puede explicarse como un país como México, que en 2000 contaba con reservas cercanas a los 50
mil millones de barriles, hoy sólo cuente con 13 mil millones, que implica una explotación sin igual
de 37 mil millones en siete años.

https://www.grain.org/es/article/entries/1031-impactos-de-la-explotacion-petrolera-en-america-
latina

https://ocw.unican.es/mod/page/view.php?id=979

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3663464.pdf

También podría gustarte