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La meningitis bacteriana es aún una de las patologías infecciosas más graves en pediatría. Si
bien la inflamación de las meninges puede ser causada por una amplia variedad de agentes, la
presentación clínica inicial puede ser muy similar en una meningitis viral, en una bacteriana o
en una por causa química. Esto, porque cualquiera de estos agentes es capaz de estimular el
proceso de inflamación de las meninges y/o del tejido nervioso a través de la cascada de las
citoquinas.
Epidemiología
Los agentes bacterianos responsables de esta patología son variados; sin embargo, la Neisseria
meningitidis y el Streptococcus pneumoniae son las etiologías bacterianas más frecuentes a
nivel mundial, tanto en niños como en adultos (más del 50%). En Pediatría, los patógenos
bacterianos difieren por grupo etario; por ellos en la población pediátrica las meningitis se
clasifican, etiológicamente, en tres grandes grupos:
Recién nacidos a tres meses: este grupo representa el de mayor riesgo y los gérmenes
etiológicos a considerar son el Streptococcus β hemolítico grupo B (SGB), E. Coli, Listeria
monocyotogenes, Enterococcus y otros bacilos Gram negativos diferentes de E. coli.
La meningitis por SGB puede tener una presentación temprana y otra tardía, al igual que la
sepsis o neumonía; esto se refiere al momento del diagnóstico del cuadro meníngeo, antes o
después de los primeros cuatro días de vida. Esta diferenciación arbitraria define que los
recién nacidos, (por ejemplo, si el médico conoce los antecedentes maternos, como
colonización por SGB o el que la madre haya tenido un niño previo con enfermedad invasora
por SGB), se beneficiarían del uso profiláctico de antibióticos durante el parto, reduciéndose
así la incidencia de infección por SGB dentro de los primeros 4 días de vida.
Presentación Clínica:
La presentación clínica de los pacientes con meningitis bacteriana básicamente sigue siendo la
misma en los últimos 40 años. Los signos y síntomas prevalentes dependerán de la edad del
niño y de la virulencia del agente etiológico. En el 70-80% de los pacientes existirá una
historia sugerente de infección respiratoria alta, que precede en 2-5 días el diagnóstico de
meningitis bacteriana. Una infección viral previa puede ser un factor importante en la
patogénesis de una invasión bacteriana, ulterior. Al inicio, los niños afectados tendrán una
variedad de síntomas no muy específicos como fiebre, malestar, anorexia, alteración en el
sueño, vómitos. A veces tendrán mas irritabilidad y desinterés en el medio que los rodea. Estos
últimos, son síntomas algo mas propios de una infección del sistema nervioso central. En
etapas iniciales, el examen físico puede ser normal. Muchas veces la madre dirá que su hijo
está "raro" que "no es el de siempre". Este aspecto puede ser difícil de detectar para el médico
que examina al niño de manera precoz y debe considerarse como un dato importante en la
anamnesis.
En el periodo neonatal hay alteración de los signos vitales, con inestabilidad de la temperatura
(Hipo o hipertermia). La ausencia de fiebre en el recién nacido no excluye el diagnóstico de
meningitis u otra infección bacteriana aguda. Los cambios en el comportamiento en el recién
nacido pueden reflejar compromiso precoz del sistema nervioso central. La irritabilidad del
recién nacido sin compromiso meníngeo usualmente se alivia con la alimentación o cuando la
madre lo toma en brazos. Sin embargo, paradójicamente, en lactantes el movimiento al
tomarlos en brazos puede generar mayor irritabilidad. La rigidez de nuca es un hallazgo poco
frecuente en el recién nacido. Este signo es mucho mas constante después del primer año de
vida.
Diagnóstico
Punción Lumbar:
Cuando no está contraindicada (Ver tabla 2), la punción lumbar (PL) debe realizarse sin
retraso. En pacientes con hipertensión intracraneana debe tenerse la precaución de realizarla
con el paciente en decúbito lateral. El procedimiento debe realizarse con técnica aséptica. El
riesgo de crear una meningitis por realizar una PL en el curso de una bacteremia es teórico y
parece no ocurrir en la práctica. La herniación de los lóbulos temporales a través de la tienda
del cerebelo o de las amígdalas cerebelosas a través del foramen magno es raro y se presenta
en niños con hipertensión endocraneana grave y compromiso grave de conciencia, en quienes
está indicado realizar un TAC cerebral previo al procedimiento. En pacientes en quienes no
sea prudente realizar la PL en el momento inicial, por su inestabilidad, no debe retrasarse el
uso de antibióticos. Con posterioridad se podrá realizar el procedimiento.
Tratamiento antibiótico
Ante la sospecha de meningitis bacteriana, y una vez que todos los cultivos han sido
obtenidos, se inicia un tratamiento empírico de acuerdo a la edad y otros factores
epidemiológicos como: antecedentes de hospitalización y procedimientos invasores, uso
previo de antibióticos, contacto con un caso índice con meningitis, asistencia a sala cuna o
jardín infantil. Algunos elementos clínicos serán también de gran ayuda en la orientación
etiológica y consecuentemente terapéutica tales como la presencia de exantema petequial o
purpúrico y la presencia de otros focos, como neumonía o artritis.
La duración del tratamiento en meningitis del recién nacido por SGB es de 14 días en
meningitis no complicadas, y hasta un mes en casos con osteomielitis y ventriculitis. En
meningitis por bacilos Gram negativos 14 días o de acuerdo a evolución clínica o
bacteriológica. 10)
Tratamiento no específico
Estará determinado fundamentalmente por la edad del paciente y por la gravedad con que se
presente, debiendo realizarse siempre en una Unidad de Cuidados Intensivos. En el caso de
infección por H. influenzae y N. meningitidis, los pacientes deberán permanecer aislados
(aislamiento respiratorio) por 24 hrs, notificar de manera inmediata y dar tratamiento
profiláctico a los contactos. La meta primordial en estas circunstancias es disminuir o evitar el
daño secundario causado por eventuales problemas hemodinámicos, hipóxicos, trastornos
hidroelectrolíticos, convulsiones etc. De acuerdo a la gravedad de la presentación, el
tratamiento puede incluir monitorización hemodinámica, soporte vasoactivo, conexión a
ventilación mecánica, terapia para hipertensión endocraneana, anticonvulsivante y
manipulación estricta de los fluidos y electrolitos. Para entender mejor las bases e indicaciones
del tratamiento de soporte es importante discutir algunos hechos fisiopatológicos.
A) FLUJO CEREBRAL
RECOMENDACIÓN
La medición de diuresis debe ser estricta, con sonda intravesical, en los casos que
hayan presentado compromiso hemodinámico. La aparición del Síndrome de Secreción
Inapropiada de ADH (SIADH) se reporta en la literatura entre 1 a 40%. En nuestra
experiencia este cuadro es poco frecuente pero debe vigilarse activamente con
medición horaria de diuresis y control de electrolitos plasmáticos. Este síndrome se
caracteriza por presentar secreción de vasopresina inadecuadamente alta para la
osmolaridad plasmática. Existirá disminución de la diuresis con pérdidas de sodio
normales por la orina lo que da hiponatremia con volumen extracelular conservado. La
hipoosmolaridad plasmática favorece la generación de edema cerebral y debe
prevenirse y tratarse activamente.
B) HIPERTENSION INTRACRANEANA
RECOMENDACIÓN
El uso de Manitol, diurético osmótico, actúa generando una gradiente osmolar entre el
compartimento intravascular y el tejido cerebral. Promueve la salida de líquido desde
el cerebro al espacio vascular disminuyendo el edema cerebral y la PIC. Antiguamente
su uso era rutinario en los pacientes con meningitis. Actualmente se restringe a
pacientes con hipertensión intracraneana significativa idealmente monitorizando la PIC
y vigilando estrictamente los efectos secundarios (poliuria, depleción del volumen
extracelular, hipokalemia). Las dosis deben ser las menores para lograr el efecto
deseado, inicialmente 0.25Gr/Kg.
En 1997, se publicó un metaanálisis con los resultados de los trabajos publicados desde
1988 respecto al uso de dexametasona en la MB; la evidencia disponible mostró que la
terapia adjunta con dexametasona resultaba ser beneficiosa en la infección por H.
influenzae y si es usada antes de los antibióticos parenterales, podría ser beneficiosa en
la meningitis neumocócica, utilizándola durante dos días en dosis de 0.15mg/Kg/dosis
cuatro veces por día. Su principal beneficio esta descrito en disminuir las secuelas
auditivas. 5)
Bibliografía