Está en la página 1de 14

Emoción

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de


adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, persona,
lugar, suceso o recuerdo importante. Psicológicamente, las emociones alteran la
atención, hacen subir de rango ciertas conductas guía de respuestas del individuo
y activan redes asociativas relevantes en la memoria.1 ​ Los sentimientos son el
resultado de las emociones, son más duraderos en el tiempo y pueden ser
verbalizados (palabras). Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente
las respuestas de distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones faciales,
los músculos, la voz, la actividad del SNA y la del sistema endocrino, pudiendo
tener como fin el establecer un medio interno óptimo para el comportamiento
más efectivo.2 ​ Los diversos estados emocionales son causados por la liberación
de neurotransmisores (o neuromediadores) u hormonas, que luego convierten
estas emociones en sentimientos y finalmente en el lenguaje. Conductualmente,
las emociones sirven para establecer nuestra posición con respecto a nuestro
entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos
alejan de otros. Las emociones actúan también como depósito de influencias
innatas y aprendidas. Poseen ciertas características invariables y otras que
muestran cierta variación entre individuos, grupos y culturas (Levenson, 1994).3 ​

En psicología se define como aquel sentimiento o percepción de los elementos y


relaciones de la realidad o la imaginación, que se expresa físicamente mediante Lámina N°II del libro La expresión de las
alguna función fisiológica, e incluye reacciones de conducta como la agresividad emociones en el hombre y los animales
de Charles Darwin.
o el llanto. Las emociones tienen una función adaptativa de nuestro organismo a
lo que nos rodea. Es un estado que sobreviene súbita y bruscamente, en forma de
crisis más o menos violentas y más o menos pasajeras.

Índice
Desarrollo emocional humano
Las emociones básicas
Nivel de activación emocional o arousal
Historia de la psicobiología de la emoción
Harlow describe el caso Phineas Gage
Darwin
Teoría de James-Lange
Hipótesis del hemisferio derecho
Teoría de Cannon-Bard
Síndrome de Klüver-Bucy
James Papez
Reacción defensiva afectiva
El sistema límbico (MacLean)
Efectos de la extirpación de la amígdala en monos
Teoría de la activación cognitiva de Schachter-Singer
Debate Zajonc-Lazarus sobre la cognición y la emoción
Diferentes emociones básicas se pueden distinguir autónomamente
Condicionamiento del miedo
Papel de la emoción en el tratamiento de la ansiedad social
Estimulación cerebral profunda para la depresión resistente al tratamiento
Neurociencia afectiva
Reconocimiento de emociones
Reconocimiento interno de las emociones
Reconocimiento externo de las emociones
Bases neurales de las emociones
Amígdala
Procesamiento de las expresiones faciales de las emociones
Condicionamiento del miedo
Consolidación de memorias emocionales
Corteza cingulada anterior (CCA)
Corteza prefrontal (CPF)
Trastornos psiquiátricos y neurológicos asociados
Población con déficit en cognición social
Demencia frontotemporal variante frontal
Lesiones de la corteza prefrontal ventromedial
Inteligencia emocional
Algunos investigadores de la emoción
Véase también
Referencias
Bibliografía
Bibliografía complementaria
Enlaces externos

Desarrollo emocional humano


Según Bisquerra (2006), el desarrollo de las emociones en el ser humano presenta las siguientes etapas:4 ​

Primeros meses: Desde los primeros meses, el bebé tiene la capacidad de reconocer emociones positivas y
negativas. Es preciso considerar que la experimentación de las emociones es previa a la capacidad de expresarlas.
Niñez: Hacia los 2 años, son capaces de demostrar empatía, es decir, reflejar el sentimiento del otro sin
necesariamente comprenderla. Mientras que, aproximadamente a los 4 años, pueden reconocer las emociones
básicas, y también entienden cómo estos sentimientos generan diferentes respuestas.
Adolescencia: En esta etapa se enfatiza la parte social en el reconocimiento de emociones. Se va desarrollando la
autovaloración a partir de la interacción con los demás. Adicionalmente, ya se considera que todas las emociones
son aceptables; las diferentes respuestas o reacciones que provocan las emociones pueden ser buenas o malas. Es
por eso que, entre los 11 y 15 años, se reconocen las emociones propias y las de otras personas, así como las
reglas de expresión; sin embargo, en esta etapa, se experimentan problemas en el manejo de las emociones.
Adultez: En la adultez, ya se espera que el sujeto tenga la capacidad de identificar y reconocer las emociones
propias y las ajenas, así como ejercer control adecuado de estas, teniendo en consideración la inteligencia
emocional.

En síntesis, con el paso del tiempo se generan diversos cambios de las emociones, y estos impactan sobre la concepción
del sí mismo y el entorno. En ese sentido, durante el desarrollo emocional, la cultura y la sociedad tienen gran influencia
en las emociones, ya que regulan su expresión.

Las emociones básicas


En un estudio, y partiendo de las aportaciones de autores anteriores, Ekman y colaboradores (1983) propusieron
patrones para seis emociones diferentes que serían universales y biológicamente básicas:

sorpresa (surprise)
asco (disgust)
tristeza (sadness)
ira (anger)
miedo (fear)
alegría / felicidad (happiness).
Esta lista de emociones básicas se convirtió en la propuesta con mayor aceptación, recibiendo el nombre de Las Seis
Grandes Emociones ("The Big Six") (Prinz, 2004). Se consideraron básicas en dos formas: 1. psicológica y 2.
biológicamente, debido a que no contienen otras emociones con prelación, y a que son innatas. Ekman y colaboradores
(1983) influyeron en la investigación subsecuente, en la búsqueda de patrones de la emoción con diferentes respuestas en
el sistema nervioso autónomo, que dieron soporte al punto de vista de las emociones básicas. Sin embargo, estudios
posteriores señalan que el grado de especificidad del sistema nervioso autónomo puede ser dependiente del contexto, por
lo que persiste el debate, incluso acerca la existencia misma de emociones básicas (Barrett, 2006).

Los resultados de un metaanálisis sugieren que las emociones negativas y positivas pueden ser diferenciadas en el
sistema nervioso autónomo, pero no necesariamente emociones específicas (Cacioppo et al., 2000, en Friedman, 2010).
En contraste, otro metaanálisis mostró una considerable especificidad autonómica del miedo frente a la ira (Stemmler,
2004, en Friedman, 2010).

Nivel de activación emocional o arousal


Un factor que influye en gran medida en la conducta de las personas es el nivel interno de activación emocional, también
llamado arousal. Influye en gran medida en otras facultades del sujeto como la atención, y debe ser tenido en cuenta a la
hora de gestionar los aprendizajes.5 ​

Historia de la psicobiología de la emoción

Harlow describe el caso Phineas Gage


Phineas Gage (Harlow, 1848; Harlow, 1868 en Neylan, 1999) fue un obrero de ferrocarriles que, debido a un accidente,
sufrió daños severos en el cerebro, específicamente en parte del lóbulo frontal. Gage sufrió cambios notorios en su
personalidad y temperamento, lo que se consideró como evidencia de que los lóbulos frontales eran los encargados de
procesos relacionados con el comportamiento emocional, la personalidad y las funciones ejecutivas en general.

El caso de Gage es uno de los más famosos e influyentes de la neurociencia, debido a que jugó un papel crucial en el
descubrimiento de los síndromes de comportamiento resultantes de la disfunción del lóbulo frontal (Neylan, 1999).

Darwin
Charles Darwin, en su libro La expresión de las emociones en hombres y animales (1872), supuso que las respuestas
faciales humanas evidenciaban estados emocionales idénticos en todos los seres humanos. Relacionaba la expresión de la
emoción con otras conductas y a todas ellas las hacía resultado de la evolución; a partir de ahí intentó compararlas en
diversas especies.2 ​

Sus ideas principales eran que las expresiones de la emoción evolucionan a partir de conductas, que dichas conductas si
son beneficiosas aumentarán, disminuyendo si no lo son, y que los mensajes opuestos a menudo se indican por
movimientos y posturas opuestas (principio de antítesis).

Teoría de James-Lange
William James y Carl Lange propusieron simultáneamente, pero de forma independiente, en 1884 una teoría fisiológica
de la emoción. La teoría de James-Lange propone que la corteza cerebral recibe e interpreta los estímulos sensoriales que
provocan emoción, produciendo cambios en los órganos viscerales a través del sistema nervioso autónomo y en los
músculos a través del sistema nervioso somático.

Hipótesis del hemisferio derecho


La hipótesis del hemisferio derecho fue propuesta a principios del siglo XX por Charles K. Mills (1912), quien afirmaba
que la emoción y la expresión emocional están más representadas en el hemisferio derecho. Para Mills (1912), tanto la
emoción como la expresión emocional se encontraban representadas en la corteza cerebral, la emoción por un lado en la
región prefrontal, y la expresión emocional en la región mediofrontal. Este punto de vista, en el cual el hemisferio
derecho está involucrado en todos los procesos de la emoción creatividad y sentimientos, fue posteriormente retomado
por Sackeim y Gur (1978) y otros. Actualmente se cree, que la especialización del hemisferio derecho se limita a su
expresión y percepción (Adolphs, Damasio, Tranel, & Damasio, 1996).
Teoría de Cannon-Bard
Propuesta por Walter Cannon como alternativa a la teoría de James-Lange, Phillip Bard la amplió y la difundió. Según
esta teoría, los estímulos emocionales tienen dos efectos excitatorios independientes: provocan tanto el sentimiento de la
emoción en el cerebro, como la expresión de la emoción en los sistemas nerviosos autónomo y somático.

Síndrome de Klüver-Bucy

En 1937, H. Klüver y P. C. Bucy,6 ​ demostraron el papel fundamental de las estructuras del lóbulo temporal en las
emociones. Les retiraron a monos rhesus los dos lóbulos temporales, y se produjeron una serie de conductas (síndrome
de Klüver-Bucy): a) incremento del comportamiento de exploración; b) pérdida de la reactividad emocional; c)
hipersexualidad, d) tendencia a examinar objetos con la boca; y e) coprofagia (ingestión de heces).

Estudios posteriores demostraron que los trastornos emocionales del síndrome Klüver-Bucy podían generarse al
extirparse solo la amígdala, por lo que la investigación sobre el control emocional se centró en el papel de esta estructura.

James Papez
En 1937, James Papez sugirió un esquema anatómico para el circuito neural de la
emoción, conocido como el circuito de Papez (Papez, 1937). El circuito comienza
cuando un estímulo emocional se presenta, este llega directamente al tálamo, de
donde va a la corteza sensorial y al hipotálamo. Cuando la información proveniente
de estas dos estructuras es integrada por la corteza cingulada ocurre la experiencia
emocional, es decir, las sensaciones se convierten en percepciones, pensamientos y
recuerdos. Papez demostró que la corteza cingulada y el hipotálamo están
interconectados mediante el núcleo anterior del tálamo, el hipocampo y los cuerpos
mamilares, y que estas conexiones son necesarias para el control cortical de la
expresión emocional. Circuito de Papez

Reacción defensiva afectiva

Hess y Brügger acuñaron, en 1943,7 ​ el término reacción defensiva afectiva para describir los comportamientos
producidos por la estimulación del hipotálamo en gatos, en particular: a) enjorobarse, b) aplanar las orejas, c) mostrar los
dientes, d) gruñir, e) sacar las garras, f) piloerección (erizamiento de los pelos) y g) midriasis (abertura de la pupila)
marcada. Hess y Brügger sugirieron que, así como la defecación y el vuelo eran manifestaciones típicas del miedo, la
reacción de defensa era la expresión de la ira.

La importancia de los estudios de Hess y Brügger radica en que demostraron que, si se estimula el hipotálamo
eléctricamente, se pueden obtener reacciones emocionales.

El sistema límbico (MacLean)


Entre los trabajos que inspiró el circuito de Papez se encuentra el sistema límbico de MacLean, el cual es un modelo
anatómico con mayor sustento. El modelo de MacLean integró las ideas de Papez y Cannon y Bard, con los hallazgos de
Klüver y Bucy.

Para MacLean (1970 en Dalgleish et al., 2009), la arquitectura del cerebro consiste en tres sistemas cerebrales, que
caracterizan un desarrollo evolutivo:

1. El primer sistema, consiste en el cerebro reptiliano (complejo estrial y los ganglios basales), con el cual se pueden
observar emociones primitivas como la agresión y el miedo.
2. El segundo sistema es el antiguo cerebro de mamífero, el cual aumenta las respuestas emocionales del cerebro
reptiliano como la agresión; además de elaborar las emociones sociales, este sistema cerebral incorpora
componentes del circuito de Papez (hipotálamo, tálamo, hipocampo y la corteza cingular) con estructuras
importantes como la amígdala y la corteza prefrontal.
3. El tercer sistema, el nuevo cerebro de mamífero, consiste en la neocorteza, la cual representa la interfaz de la
emoción con la cognición.
MacLean propuso que las sensaciones producen cambios corporales. Estos cambios regresan al cerebro, donde son
integrados con la percepción y se generan las experiencias emocionales, una postura que puede considerarse
neojamesiana.

Efectos de la extirpación de la amígdala en monos


Aproximadamente 20 años después del trabajo de Klüver y Bucy, Weiskrantz (1956, en Dalgleish, 2004) mostró que las
lesiones bilaterales de la amígdala eran suficientes para inducir:

la oralidad,
la pasividad,
la conducta alimentaria extraña, y
el aumento de las tendencias exploratorias del síndrome.

A partir de estos trabajos, la amígdala es considerada el centro de atención de los investigadores en los sistemas neurales
de la emoción.

Teoría de la activación cognitiva de Schachter-Singer


Stanley Schachter y Jerome Singer, al igual que Cannon, aceptaban que la realimentación (feedback) no es lo
suficientemente específica para determinar qué emoción sentimos en una situación determinada, pero, como James,
creían que también era importante. Su idea era que la retroalimentación de la activación física es un buen indicador de
que ocurre algo significativo, incluso cuando no sea capaz de comunicar exactamente qué ocurre. Una vez que detectamos
la activación física mediante el feedback, intentamos examinar nuestras circunstancias. A partir de la evaluación
cognitiva de la situación, se clasifica la activación. La clasificación de la activación es lo que determina la emoción que
sentimos. Por lo tanto, según Schachter y Singer, la cognición llena el vacío entre la falta de especificidad de la
retroalimentación física y los sentimientos.

Estímulo → Activación → Cognición → Sentimiento

Debate Zajonc-Lazarus sobre la cognición y la emoción


En 1980 Zajonc propuso que los sistemas afectivos y cognitivos eran en gran parte independientes (es decir, la emoción
se presenta sin cognición), y que el afecto es más potente y se presenta primero. Zajonc (1980) dijo al respecto: “Se
concluye que el afecto y la cognición están bajo el control de sistemas separados y parcialmente independientes y pueden
influirse cada uno en una variedad de formas, y ambos constituyen recursos de efectos en procesar información.” (p. 151)

En cambio, Lazarus (1982) sostiene que el pensamiento es una condición necesaria de la emoción. Se opone, por lo tanto,
a la postura adoptada por Zajonc, considerando que el trabajo de este refleja dos malentendidos generalizados sobre lo
que se entiende por procesos cognitivos en la emoción:

Una evaluación cognitiva de la importancia de un encuentro para un bienestar debe ocurrir en etapas fijas a través
del procesamiento de la información de los estímulos desde el medio ambiente (inicialmente).
La evaluación es necesariamente intencional, racional y consciente.

En su trabajo, Lazarus discute las implicaciones filogenéticas y ontogenéticas de una teoría cognitiva de la emoción.
Concluye que las normas deben ser formuladas para explicar cómo se generan los procesos cognitivos, la influencia y la
forma de la respuesta emocional en cada especie que reacciona emocionalmente.

Diferentes emociones básicas se pueden distinguir autónomamente


La búsqueda de pruebas de que la emoción tiene diferentes patrones en el sistema nervioso autónomo (como propusieron
James y Darwin) se recuperó con la publicación del artículo "Autonomic nervous system activity distinguishes among
emotions" en la revista Science (Ekman et al., 1983). En este estudio, los participantes representaban expresiones faciales
(sin conocimiento directo de la emoción que representaban), mientras eran registrados con una serie de variables
autónomas (ritmo cardíaco, conductancia de la piel). En este artículo, Ekman y sus colaboradores establecieron patrones
para seis emociones básicas: sorpresa, asco, tristeza, ira, miedo y alegría / felicidad, que se convirtieron en la lista de
emociones básicas con mayor aceptación, conocidas como Las Seis Grandes (The Big Six) (Prinz, 2004).
Condicionamiento del miedo

En 1986, LeDoux (en LeDoux, 1995)8 ​ propuso que existen diferentes vías en la amígdala para el condicionamiento del
miedo. LeDoux ha desarrollado ampliamente sus ideas sobre el condicionamiento del miedo.

LeDoux propone que la participación de la amígdala en el condicionamiento del miedo actúa de dos maneras diferentes:

1. Una ruta directa tálamo-amígdala que puede procesar aspectos sensoriales de los estímulos entrantes y transmitir
esta información directamente a la amígdala, lo que permite, una respuesta rápida condicionada del miedo, ante una
señal de amenaza. Esto influido por las ideas psicológicas acerca de la activación de la emoción, en particular con
respecto a la posición de Zajonc de emociones sin cognición (Zajonc, 1980).9 ​ LeDoux considera que existe esta vía
rápida cuando el organismo necesita actuar rápido, como cuando se está amenazado por una serpiente y se
necesita reaccionar rápido (LeDoux, 2002).10 ​
2. La segunda ruta es una vía tálamo-corticoamígdala, que permite un análisis más complejo de los estímulos
entrantes y ofrece una respuesta emocional más adecuada pero lenta del miedo (LeDoux, 2002).10 ​

Papel de la emoción en el tratamiento de la ansiedad social


En adolescentes con trastorno de ansiedad social, el tratamiento psicológico puede requerir la implicación de los padres
en terapia si estos exhiben altos niveles de emoción expresada11 ​

Estimulación cerebral profunda para la depresión resistente al tratamiento

Mayberg y colaboradores (2005)12 ​ estimularon la región subgenual de la corteza cingulada anterior, en pacientes con
resistencia al tratamiento de la depresión, lo cual produjo remisión de la depresión en la mayor parte de la muestra
(cuatro de seis).

Este estudio es importante, porque la resistencia al tratamiento de la depresión es un trastorno discapacitante, y sin
opciones de tratamiento, debido a que han fracasado: 1. el uso de múltiples medicamentos, 2. la psicoterapia y 3. la
terapia electroconvulsiva.

Los resultados de este estudio sugieren que la interrupción en la actividad de los circuitos límbicocorticales, utilizando la
estimulación eléctrica de la sustancia blanca de la corteza cingulada subgenual, puede invertir con efectividad los
síntomas de los pacientes con resistencia al tratamiento de la depresión.

Neurociencia afectiva
El estudio de la emoción es conocido como neurociencia afectiva, término acuñado por J. A. Panksepp (1992)13 ​ que se
define como: “El campo de investigación científica que estudia las bases neurales de los procesos afectivos y sociales de
los seres humanos y animales, que abarca niveles conductuales, morales y neurales de análisis” (Schmidt, 2003, p. 3).14 ​.
Recientemente, Garcés y Finkel han publicado una nueva aproximación evolutiva a la relación entre los fenómenos
emocionales y cognitivos, redefiniendo las emociones como "el sistema de optimización del funcionamiento cerebral", y
creando un nuevo marco para intentar explicar numerosos fenómenos psicológicos y de comportamiento (Garcés &
Finkel 2019) 15 ​

Hitos en la historia de la neurociencia afectiva


Año Hito16 17
​ ​

1848/1868 Harlow describe el caso Phineas Gage.

1872 Expresión de las emociones, de Charles Darwin.

1884/1885 Teoría de las emociones James-Lange

1912 Hipótesis del hemisferio derecho (Mills)

1931 Teoría Cannon-Bard de las emociones

1937 El síndrome de Klüver-Bucy

1937 Circuito neural de Papez

1943 Reacción defensiva afectiva (Hess and Brügger)

1949 El sistema límbico (MacLean)

1956 Efectos de la extirpación de la amígdala en monos (Weiskrantz)

1959 Modelo de aproximación-evitación de Schneirla

1962 Teoría de los dos factores de las emociones (Schachter y Singer)

1980 Zajonc argumenta la emoción en ausencia de cognición.

1982 Lazarus argumenta el caso de las emociones que requieren cognición.

1983 Diferentes emociones básicas se pueden distinguir autónomamente (Ekman y colaboradores).

1986 Condicionamiento del miedo (LeDoux)

1991 Hipótesis del marcador somático (Damasio)

1994 Deterioro del reconocimiento de las emociones en las expresiones faciales (Adolphs y colaboradores)

1995 La amígdala es necesaria para el condicionamiento del miedo (Bechara y colaboradores)

1996 La amígdala y la consolidación de la memoria emocional (Cahill y colaboradores)

1997 La importancia de la ínsula en el asco (Phillips y colaboradores)

2000 Deterioro del reconocimiento y la experiencia del asco (Calder y colaboradores)

La amígdala responde a los estímulos emotivos en función de la variación del gen transportador de serotonina (Hariri y
2002
colaboradores).

2003 La base neural del sufrimiento social (Eisenberger y colaboradores)

2004 Sistemas que sustentan el sufrimiento y la empatía por el sufrimiento (Singer y colaboradores)

2005 Estimulación cerebral profunda para la depresión resistente al tratamiento (Mayberg y colaboradores)

Reconocimiento de emociones

Reconocimiento interno de las emociones


El foco histórico de las ciencias afectivas ha sido intentar decidir si la experiencia emocional es un proceso previo o
posterior a la interpretación estímulo-respuesta. La primera es una aproximación unívoca orientada al cuerpo y sus
sensaciones, y la segunda una enfocada hacia la mente y sus procesos cognitivos, sin embargo, ambas han dejado cabos
sueltos. Por eso, hoy se sostiene la combinación de las dos posturas y se focaliza, más que en su dualidad, en la compleja
interacción que hay entre el cuerpo y la mente para poder explicar más adecuadamente la experiencia emocional. 18 ​

El reconocimiento emocional interno tiene su base en la comunicación entre el cuerpo y la mente, o sea, la capacidad
interoceptiva. Esta, en su nivel más rudimentario, permite percibir los cambios en el estado de los órganos y las vísceras
(ya sea, frecuencia cardíaca, cadencia respiratoria o el grado de saciedad); también registra las reacciones del Sistema
Nervioso Autónomo ante estímulos ambientales concretos. El procesamiento de esa información, desde la identificación
del cambio, su descripción y su asociación con un estímulo-respuesta específico, suponen la concientización atencional
interna; la cual deriva en la construcción de patrones significativos conocidos, las emociones. 18 ​
El acceso a la información física, por parte de la mente, tiene tres etapas. La primera comprende un análisis general del
cuerpo, o sea, hacerse conscientes del estado interno. Un escalón más arriba, la atención se focaliza en las áreas de
tensión corporal. Finalmente, se puntualiza en las áreas de disconfort (dolor, molestia, picazón, irritación). 18 ​

Las emociones son compartidas con otras especies y han evolucionado a lo largo de la historia. Tienen funciones
específicas en el organismo, como:

asegurar la supervivencia ante estímulos amenazantes, frente a los cuales podemos luchar, huir, paralizarnos.
preservar la integridad física, o sea, el grado de satisfacción y bienestar.
ayudar a la construcción de lazos afectivos, desde reconocer si alguien nos inspira una sensación positiva o
negativa, como también, ser la base para la construcción de la empatía.
influir en la regulación homeostática, en conjunto con el sistema inmunológico y la actividad metabólica.

Es debido a estas funciones que los pacientes que sufren estrés crónico agudo, como las personas que tienen desórdenes
emocionales severos, presentan una desregulación del estado de activación atencional, aconteciendo un grado de hiper o
hipo concientización emocional. 18 ​

El autoconocimiento emocional (AE) supone la capacidad de ser conscientes de las emociones propias, de conocerlas y
entenderlas. El tomar conciencia es un proceso atencional que está interconectado con funciones evaluativas e
interpretativas internas. Esta capacidad posibilita identificar, detectar y descifrar emociones que se hayan inmersas en
gestos, imágenes, voces y artefactos culturales; como también reconocer los propios sentimientos. Este último abarca
tanto el monitoreo y diferenciación de aspectos actitudinales, como las expresiones corporales externas (postura) e
internas (vísceras), hasta el procesamiento subjetivo de esas experiencias. 19 ​

La autorregulación emocional (ARE) es la capacidad de mantener bajo control las emociones perturbadoras que
desequilibran psicológicamente. Esta habilidad es esencial para afrontar los hechos estresantes que se presentan en la
vida cotidiana de una manera proactiva y resiliente, por lo que su ausencia aumenta la probabilidad de que se sufra de
depresión, ansiedad y problemas de conducta, derivando en un bajo rendimiento académico o laboral. 19 ​

Cabe destacar la existencia de una imposibilidad o dificultad para identificar y describir emociones, denominada
alexitimia. Sus manifestaciones suelen ser: dificultad para reconocer, usar y verbalizar emociones, conflictos para
localizar las sensaciones corporales e interpretarlas como una emoción específica; además en los estadios de la primera
infancia, se observará una comunicación preverbal rígida, con escasa mímica y pocos movimientos corporales.20 ​

El autoconocimiento emocional y la autorregulación emocional son indicadores de la inteligencia emocional. Estos son
sustanciales para consolidar la autoconfianza, la cual es un factor relacionado positivamente con el bienestar y la
felicidad; contribuyendo a que los individuos lleven una vida personal y social más placentera. Asimismo, el AE y la ARE
ayudan a: reducir la ansiedad, superar situaciones estresantes, mejorar las relaciones interpersonales, tolerar las
frustraciones y desarrollar habilidades de resolución de problemas, en diferentes ámbitos, ya sea personal, familiar, social
o laboral. 20 ​

Se ha comprobado que a mayor autoconocimiento emocional, hay más probabilidad de tener autorregulación emocional.
La capacidad de una mayor percepción e identificación de las emociones supone un mejor desarrollo de la tolerancia a la
frustración. Además, hablar abiertamente de las emociones y reconocer señales internas, aumenta la probabilidad de
regular los impulsos, así como de generar estrategias de afrontamiento más efectivas. Los adultos tienen más
desarrollado el autoconocimiento emocional que los adolescentes, lo que supone que haya diferencias significativas en los
niveles de inteligencia emocional en estos dos grupos etarios. A su vez, se han encontrado diferencias en cuanto al sexo de
los individuos: las mujeres presentan mayores niveles de autoconocimiento emocional y en la capacidad de comunicarlas,
en comparación con los hombres. Esto deriva en una superioridad en los niveles de expresividad y de regulación de sus
emociones. Cabe mencionar que estos hallazgos no aportan evidencia para confirmar que estas diferencias sean de índole
biológica. Esto deja la posibilidad de que la causa sea parte del procesamiento de socialización en el que se hallan
inmersos los individuos. 20 ​

Como dato curioso, existen estudios que confirman diferencias en estas habilidades entre estudiantes de universidades
privadas y públicas. Los primeros tienen mayores niveles de autoconocimiento emocional que los segundos, y estos a su
vez superan a los de la privada en los niveles de autorregulación emocional. También se encuentra una relación entre los
intentos de suicidio y las dificultades que presentan los jóvenes universitarios para manejar sus emociones y enfrentar
problemas. Por ejemplo, situaciones como la finalización de una relación sentimental, peleas con seres queridos, vivir
lejos de la familia, la pérdida del empleo, el divorcio de sus padres, entre otros. 20 ​

Reconocimiento externo de las emociones


Las emociones tienen una gran relevancia para el desarrollo biopsicosocial, especialmente sirven de base para construir
relaciones afectivas; ya que permiten la adecuación y comunicación en contextos sociales, mediante vías de comunicación
no verbales.21 ​

Las emociones son reconocidas principalmente mediante las expresiones faciales. Se pueden reconocer cinco emociones
básicas: tristeza, alegría, enojo, asco y miedo. Las caras se almacenan mentalmente de acuerdo a qué emoción expresa;
para que sea decodificada, se toma en cuenta la información brindada por los ojos y la boca. Sin embargo, estas partes no
son igualmente informativas para la caracterización emocional, sino que se hace un diagnóstico diferencial de los rasgos.
Los ojos aportan mayor información en cuanto a la identificación del miedo (expresión fácilmente confundible con la
sorpresa) y el enojo. Por otro lado, la tristeza es detectada gracias a interpretación de la postura de las cejas. La boca,
cuando se levanta y se separa el labio superior pero se bajan las comisuras, denota asco; contrariamente, la felicidad
corresponde a la elevación y separación de los labios.22 ​ Duchenne sostiene, sin embargo, que una sonrisa genuina puede
ser identificada por la acción involuntaria del músculo orbicular, el cual forma arrugas alrededor de los ojos.21 ​

Bases neurales de las emociones


El estudio de los sustratos biológicos que subyacen a los estados emocionales ha sido un asunto de gran interés para la
neurociencia afectiva. Es considerable la proporción de estructuras interconectadas que intervienen en la afectividad (ya
sean corticales como subcorticales y pertenecientes al sistema nervioso central como al periférico), por lo que no se debe
asociar al “cerebro emocional” con un sistema anatómico y funcional exclusivamente delimitado al ámbito afectivo.23 ​ No
obstante, la evidencia empírica sugiere la participación de ciertas estructuras neurales en el procesamiento emocional
específico como genérico.24 ​

Amígdala
También se la conoce como núcleo amigdalino. Se trata de un complejo de núcleos (materia gris) localizado en la
profundidad del lóbulo temporal medial. Adopta tal denominación por asemejarse morfológicamente a una almendra.25
Su conexión directa con el hipotálamo (ubicado en el diencéfalo) permite la regulación de los estados de conducta como el
estrés, la ansiedad y el miedo, al estar este involucrado en el control del sistema nervioso autónomo y el endócrino.26 ​

Se trata de una región de suma importancia para el procesamiento de emociones debido a las múltiples funciones que
cumple, que pueden dividirse en tres niveles:23 ​

Procesamiento de las expresiones faciales de las emociones

Involucra el detectar, generar y mantener la diversidad existente de las expresiones faciales de las emociones (entre ellas:
la sorpresa, el asco, la ira, el miedo, la tristeza y la alegría), principalmente la de miedo.24 ​ Tal afirmación se sustenta de
la evidencia hallada de pacientes con lesiones bilaterales en la amígdala, en los que su capacidad de distinguir
expresiones de miedo en humanos se encuentra alterada. De igual modo, aquellos con lesiones unilaterales presentan
dificultades en esta habilidad, aunque en una intensidad menor.23 ​

Asimismo, estudios con neuroimágenes funcionales desvelaron la activación selectiva de esta área ante la presentación de
rostros con expresión de miedo, incluso cuando dicho estímulo era presentado a una velocidad que impedía que el sujeto
fuese consciente de su cualidad. Esto indica que la amígdala puede efectuar un procesamiento automático y breve de la
expresión emocional de un rostro.23 ​

Condicionamiento del miedo

El núcleo amigdalino interviene en el procesamiento del miedo durante el condicionamiento conductual, suscitando una
respuesta de alarma y defensa frente a un estímulo considerado como amenazante por el sujeto mismo, mediante las dos
vías alternativas.24 ​

Su lesión se traduce en fallas tanto en la adquisición de miedos condicionados como en la extinción de los ya
consolidados.24 ​ Se comprueba así el rol que asume en el aprendizaje y en el almacenamiento de memorias implícitas y
no declarativas del miedo, que se recuperan a través de una expresión conductual condicionada.23 ​

A su vez, se evidencia el incremento de la actividad de esta región en el condicionamiento del miedo en sujetos normales
(sin lesiones neurales).23 ​
Consolidación de memorias emocionales

Se ha demostrado que en las experiencias emocionales, tanto las positivas como las negativas, se liberan determinadas
hormonas que influencian la consolidación de memorias y que esa influencia es moderada por la amígdala.23 ​

Corteza cingulada anterior (CCA)


Al encontrarse en una zona de conexión entre la corteza prefrontal y diferentes estructuras subcorticales, es una región
clave en la integración y la modulación de los múltiples sistemas funcionales (visceral, atencional y emocional) que
convergen.24 ​

Se trata de una estructura crucial para la experiencia emocional consciente (sentimiento)24 ​.Lesiones en la corteza
cingulada anterior implican disminuciones en la intensidad emocional. 23 ​

Asimismo, se vería comprometida en la regulación de emociones24 ​.

Diversos estudios han sostenido que los daños en la CCA conducen a alteraciones de espontaneidad, a raíz de la ausencia
de motivación para iniciar conductas. Incluso, esta corteza se activa con mayor magnitud en tareas en las que los sujetos
se encuentran más involucrados emocionalmente.23 ​

Por último, en lo que a lo afectivo respecta, según sugerencias del pensamiento actual, esta área estaría encargada del
control de los conflictos entre los estados funcionales del organismo y la información emergente que tenga consecuencias
emocionales, al enviar dicha información conflictiva a regiones prefontales para su solución.24 ​

Corteza prefrontal (CPF)

La corteza prefrontal ejerce funciones afectivas distintivas de acuerdo a sus subdivisiones anatómicas:23 ​

las zonas orbitofrontal y ventromedial juegan un papel en el establecimiento de representaciones neurales de la


valencia del estímulo, basándose en el estado afectivo de placer o displacer que connota. De esta manera, el
estímulo que ocasiona una respuesta placentera, será asignado como un reforzador, en contraposición al que origina
un estado de displacer o dolor, que será percibido como una amenaza. 23 ​Varios estudios experimentales sostienen
la relación de la región orbitofrontal con el aprendizaje de asociaciones entre un estímulo determinado y un
reforzador primario (tales como la alimentación, el sexo, etc.) o uno significativo para el propio individuo.24 ​

la CPF dorsolateral y ventromedial están ligadas a la generación de representaciones conceptuales y de contenidos


mentales asociados a la emoción. Por ende, participan en la regulación emocional afectiva, aparte de en la
atribución de estados mentales a otros sujetos (capacidad conocida como “Teoría de la mente” o ToM). En el caso de
la inferencia de los estados mentales afectivos (de las emociones y los sentimientos), la región involucrada es la
ventromedial. En cambio, la corteza dorsolateral interviene en lo referente a lo cognitivo (ya sean las intenciones, las
creencias, los pensamientos).23 ​

Por otra parte, se propone que la corteza prefrontal actúa como una guía conductual hacia aquello cualificado como lo
más adaptativo. Por consiguiente, dicha corteza se encargaría de una regulación de las respuestas emocionales de tipo
“top down” (desde la corteza hacia las estructuras subcorticales). Para la consecución de las múltiples metas adaptativas
pueden llevarse a cabo tanto conductas de acercamiento (procesadas por la CPF izquierda) como inhibidoras o de
evitación (CPF derecha).24 ​ Esto implica que los niveles de asimetría funcional (por la hiperactivación de una de las dos
cortezas prefrontales) tiene una fuerte influencia en el estilo afectivo humano, además de que sus variaciones
predisponen al surgimiento de distintos trastornos afectivos y/o de alteraciones comportamentales.23 ​

Antonio Damasio también es otro de los autores que ha estudiado la CPF. De acuerdo a sus aportes, esta estructura ejerce
un papel fundamental en la toma de decisiones de relevancia emocional. Su hipótesis es conocida como la de los
“marcadores somáticos”, siendo éstos reacciones fisiológicas asociadas a eventos pasados de significancia emocional que
se “disparan” ante circunstancias actuales análogas a ellas.24 ​ De esta manera, también ha sugerido que cuando se piensa
sobre las consecuencias potenciales de una conducta, el recuerdo del estado emocional en condiciones similares permite
proporcionar información útil para evaluar esa conducta al activar proyecciones noradrenérgicas y colinérgicas del tronco
del encéfalo y el prosencéfalo basal, reproduciendo así las sensaciones conscientes del estado emocional recordado en la
corteza.26 ​ El procesamiento de estos “marcadores somáticos” se localizaría en la corteza ventromedial.23 ​

Trastornos psiquiátricos y neurológicos asociados


Población con déficit en cognición social
Las personas con trastorno del espectro autista, trastorno de ansiedad social, TDAH y esquizofrenia presentan
deficiencias generalizadas en el procesamiento de expresiones faciales que denotan emociones básicas, específicamente
en el reconocimiento de señales de miedo y tristeza27 ​. Quienes padecen TDAH, además, tienen dificultad para reconocer
emociones básicas como el enojo y el asco; mientras que con las expresiones de sorpresa o de alegría, no presentan
problemas28 ​. La causa del déficit en el reconocimiento emocional se atribuye normalmente a un hipofuncionamiento de
la amígdala. Estas emociones, bajo funcionamiento normal, actúan como pautas inhibitorias de comportamientos
inapropiados (como la agresión) y, contrariamente, sustentan respuestas conductuales empáticas. Cabe mencionar que
incluso en individuos sanos, el miedo es el más difícil de reconocer, a diferencia de expresiones como la felicidad y la
tristeza.27 ​

Demencia frontotemporal variante frontal


La variante frontal de la demencia frontotemporal (DFTvf) se caracteriza por un severo trastorno de la conducta y la
personalidad. La sintomatología conductual comprende desde comportamiento depresivo, desinhibición social y sexual,
apatía, hiperfagia (aumento excesivo de la sensación de apetito, especialmente alimentos dulces), entre otras.29 ​

Esto puede ser explicado, no excluyentemente, por alteraciones en el procesamiento emocional a causa de afectaciones en
ciertas regiones anatómicas. El sustrato neural de las emociones básicas podría resumirse en: amígdala, hipotálamo y
corteza cingulada anterior. Sin embargo, las emociones secundarias, aunque se apoyan en esas estructuras, también
requieren de la activación de las capas prefrontales ventromediales, que son las que resultan alteradas en esta
patología.29 ​

La teoría de la mente (Theory of Mind, ToM) se entiende como la capacidad intrínseca del ser humano de adjudicar
estados mentales cognitivos y emocionales a otros. Para identificar emociones secundarias o complejas, es necesario
contar con TOM, ya que mediante esta función cognitiva se puede interpretar la información facial en múltiples niveles
de profundidad. Alteraciones en esta capacidad, resultan en cambios en la personalidad de las personas con DFTvf. El
reconocimiento facial de emociones básicas es un proceso cognitivo disociable de la inferencia a partir de la mirada de
estados emocionales secundarios 29 ​.

Lesiones de la corteza prefrontal ventromedial


La corteza prefrontal ventromedial permite prestarle atención a los ojos y reconocer las emociones con mayor precisión.
Se ha hallado que en personas con desórdenes del espectro autista, esquizofrenia, depresión, psicopatía, traumatismo
cerebrales, esclerosis múltiple o víctimas de maltrato infantil, esta área se encuentra lesionada. Por lo que, en gran parte
de los casos, suelen haber anomalías en el comportamiento social; especialmente se halló una dificultad en el
reconocimiento de expresiones de ira. Sin embargo, dándole instrucciones al paciente sobre dónde fijarse, el
reconocimiento de emociones mejora 30 ​.

Inteligencia emocional
Salovey y Mayer (1990) definen la emoción como un conjunto de metahabilidades que pueden ser aprendidas y
estructuran el concepto en torno a cinco dimensiones básicas referidas al conocimiento de las propias emociones, a la
capacidad de autocontrol, a la capacidad de automotivación, al reconocimiento de las emociones de los demás y al control
de las relaciones. La inteligencia emocional parece contribuir a aumentar la competencia social, mediante la empatía y el
control emocional, incrementando la sensación de eficacia en las acciones que se acometen31 ​.

La combinación del cociente intelectual (CI) y el cociente emocional (CE) es la idea básica de la denominada psicología
positiva respecto al aprendizaje. En ella se establece que la motivación tiene un carácter emocional. Por ello, el equilibrio
emocional incrementa el aprendizaje. Se resalta que es el equilibrio, y no su ausencia o exceso emocional. Pues estados de
ánimo bajo (depresión) o demasiados intensos (ira) conducen a dificultar el aprendizaje. Esta es la base de la ley de
Yerkes-Dobson (1908), quienes demostraron matemáticamente la relación entre la emoción y el aprendizaje
representándola como una U invertida: a poca activación emocional, poco aprendizaje. Muestra que, si la activación
emocional se incrementa, se eleva el aprendizaje hasta un punto óptimo a partir del cual, si se sigue aumentando, el
aprendizaje disminuye.

Algunos investigadores de la emoción


John Martyn Harlow
Charles Darwin
William James
Carl Lange
Charles K. Mills
Walter Cannon
Philip Bard
Heinrich Klüver
Paul Bucy
James Papez
Paul MacLean
Paul Ekman
Antonio Damasio

Véase también
afectividad
biopsicología de la emoción
psicobiología
sentimiento
vacío (sentimiento)
terapia racional emotiva conductual
Función emotiva o expresiva del lenguaje

Referencias
1. De la Serna, Juan Moisés (2018). Alexitimia. Un mundo sin emociones (https://www.amazon.es/dp/8873046541).
Tektime. ISBN 978-8873046547. Consultado el 3 de julio de 2018.
2. Cabral, João Carlos Centurion; Tavares, Patrice de Souza; de Almeida, Rosa Maria Martins (2016). «Reciprocal
effects between dominance and anger: A systematic review» (http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S01497
63416304146). Neuroscience & Biobehavioral Reviews 71: 761-771. doi:10.1016/j.neubiorev.2016.10.021 (https://dx.doi.org/10.1
016%2Fj.neubiorev.2016.10.021). Consultado el 2016.
3. Levenson, R.W. (1994). Human emotion. A functional view. In P. Ekman & R.J. Davidson (Eds). The nature of
Emotions: Fundamental Questions (pp. 123-126). New York: Oxford University Press.
4. Bisquerra, R. (2006). Educación emocional y bienestar. Madrid : Wolters Kluwer.
5. «TDA-H y tipos de atención.» (https://www.fundacioncadah.org/web/articulo/tda-h-y-tipos-de-atencion.html).
fundacioncadah. Consultado el 18 de abril de 2018.
6. Klüver, H., & Bucy, P. C. (1937).'Psychic blindness' and other symptoms following bilateral temporal lobectomy.
American Journal of Physiology, 119, 352-353.
7. Schenberg, L., Bittencourt, A., Murari E. & Vargas, L. (2001). Modeling panic attacks. Neuroscience & Biobehavioral
Reviews, 25, 647-659.
8. LeDoux, J. E. (1995). Emotion: Clues from the brain. Annual Review of Psychology, 46, 209-235.
9. de Psicología. Texto no publicado. Zajonc, R. (1980). Feeling and thinking: Preferences need no inferences
[Electronic Version]. American Psychologist, 35, 151-175. Consultado el 15 de octubre de 2010, en:
http://psycnet.apa.org/?fa=main.doiLanding&fuseaction= showUIDAbstract&uid=1980-09733-001
10. LeDoux, J. (2002). El aprendizaje del miedo: de los sistemas a las sinapsis. En I. Morgado (Coord), Emoción y
conocimiento (pp. 107-134). España: Tusquets.
11. Garcia-Lopez, LJ et al (2014). «Can parent training for parents with high levels of expressed emotion have a positive
effect on their child's social anxiety improvement?». Journal of Anxiety Disorders 28 (8): 812-822.
doi:10.1016/j.janxdis.2014.09.001 (https://dx.doi.org/10.1016%2Fj.janxdis.2014.09.001).
12. Mayberg, H. S., Lozano, A.M., Voon, V., McNeely, H.E., Seminowicz, D., Hamani, C., Schwalb, J.M., Kennedy, S.H.
(2005). Deep brain stimulation for treatmentresistant depression [Electronic Version]. Neuron, 45, 651-660.
Consultado el 15 de octubre de 2010, en: http://focus.psychiatryonline.org/cgi/content/full/6/1/143 Archivado (https://w
eb.archive.org/web/20110723052702/http://focus.psychiatryonline.org/cgi/content/full/6/1/143) el 23 de julio de 2011
en la Wayback Machine.
13. Panksepp, J. A. (1992). A critical role for "Affective Neuroscience" in resolving what is basic about emotions.
Psychological Review, 99(3), 554-560.
14. Schmidt, L. A. (2003). Special Issue on Affective Neuroscience: Introductory remarks [Electronic Version]. Brain and
Cognition, 52(3), 3. Consultado el 12 de mayo de 2010, de
http://www.ingentaconnect.com/content/els/02782626/2003/00000052/00000001 Archivado (https://web.archive.org/w
eb/20110722044440/http://www.ingentaconnect.com/content/els/02782626/2003/00000052/00000001) el 22 de julio
de 2011 en la Wayback Machine.
15. Garcés, M., Finkel, L. (2019). Emotional Theory of Rationality. Frontiers in Integrative Neuroscience, 13 (11).
Consultado el 7 de abril de 2019, en: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnint.2019.00011/full
16. Dalgleish, T., Dunn, B., Mobbs, D. (2009). Affective neuroscience: Past, present and future [Electronic Version].
Emotion Review, 1(4), 355-368. Consultado el 6 de abril de 2010 en: http://www.mrc-
cbu.cam.ac.uk/research/emotion/cemhp/documents/Dalgleish%20et%20al%20Emotion%20Review.pdf
17. Gendron, M. & Barrett, E. (2009). Reconstructing the Past: A Century of Ideas About Emotion in Psychology
[Electronic Version]. Emotion Review, 1(4), 316-339. Consultado el 19 de marzo de 2010 en:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2835158/?tool=pubmed
18. Price, Cynthia J. (28 de mayo de 2018). «Interoceptive Awareness Skills for Emotion Regulation: Theory and
Approach of Mindful Awareness in Body-Oriented Therapy (MABT)» (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5
985305/). Frontiers in Psychology. doi:10.3389/fpsyg.2018.00798 (https://dx.doi.org/10.3389%2Ffpsyg.2018.00798).
19. Goleman Daniel (2012). Inteligencia Emocional. Bolsillo Zeta.
20. Santoya Montes, Yanin (jun 18, 2018). «Las emociones en la vida universitaria: análisis de la relación entre
autoconocimiento emocional y autorregulación emocional en adolescentes y jóvenes universitarios» (http://www.sciel
o.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0124-01372018000200422&lang=es). Psicogente.
doi:http://dx.doi.org/10.17081/psico.21.40.3081 (https://dx.doi.org/http%3A%2F%2Fdx.doi.org%2F10.17081%2Fpsico.21.40.3081) |doi=
incorrecto (ayuda).
21. Gordillo, Fernando (26 abril, 2013). «La expresión facial de las emociones: historia y aplicaciones» (http://www.cienci
acognitiva.org/?p=664#more-664). La expresión facial de las emociones: historia y aplicaciones.
22. Wegrzyn, Martin; Vogt, Maria (11 de mayo de 2017). «Mapping the Emotional Face. How Individual Face Parts
Contribute to Successful Emotion Recognition» (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28493921-mapping-the-emotional-fa
ce-how-individual-face-parts-contribute-to-successful-emotion-recognition/?from_term=emotion+recognition&from_pa
ge=3&from_pos=2). Mapping the Emotional Face. How Individual Face Parts Contribute to Successful Emotion
Recognition. PMID 28493921 (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28493921). doi:10.1371/journal.pone.0177239 (https://dx.doi.org/10.137
1%2Fjournal.pone.0177239).
23. Labos, E.; Slachevsky, A.; Torralva, T.; Fuentes, P.; Manes, F. (2018). «Neuroanatomía Funcional de las Emociones».
Tratado de Neuropsicología Clínica (2da Edición). Buenos Aires: Akadia.
24. Phan, K.L.; Wager, T.; Taylor, S.F.; Liberzon, I. (2002 Jun;16). «Functional neuroanatomy of emotion: a meta-analysis
of emotion activation studies in PET and fMRI» (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12030820). Neuroimage.
PMID 12030820 (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12030820). doi:10.1006/nimg.2002.1087
(https://dx.doi.org/10.1006%2Fnimg.2002.1087).
25. Snell R.S (2007). Neuronatomía Clínica (https://books.google.com.ar/books?hl=es&lr=&id=9AjM5_4tmMkC&oi=fnd&p
g=PR7&dq=snell+neuroanatomia+clinica&ots=XpCKHjBVE1&sig=SX-GjEpWQngoy_tImK6rel9owdE#v=onepage&q=
snell%20neuroanatomia%20clinica&f=false). Editorial Médica Panamericana. ISBN 978-950-06-0089-7.
26. Kandel & Schwartz (2001). Principios de Neurociencia. España: McGraw-Hill. ISBN 9788580554052.
27. Marsh, Abigail A. (2007 Jan 1). «Deficits in facial affect recognition among antisocial populations: a meta-analysis» (ht
tps://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2255599/). Neuroscience & Biobehavioral Reviews.
doi:10.1016/j.neubiorev.2007.08.003 (https://dx.doi.org/10.1016%2Fj.neubiorev.2007.08.003). Consultado el 2007 Sep 1.
28. Retz-Junginger, Petra (May 2016). «Deficits in Facial Expression Recognition in Adult Attention-Deficit Hyperactivity
Disorder» (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25891880-deficits-in-facial-expression-recognition-in-adult-attention-deficit
-hyperactivity-disorder/). Psychiatr Prax. doi:10.1055/s-0034-1387570 (https://dx.doi.org/10.1055%2Fs-0034-1387570).
29. Tabernero, Maria Eugenia (Diciembre de 2011). «Reconocimiento facial de emociones básicas y complejas en una
población de pacientes con demencia frontotemporal variante frontal» (http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_
arttext&pid=S1851-16862011000100087&lang=es). Anuario de Investigaciones, vol.18 (Ciudad Autonoma de Buenos
Aires).
30. Wolf, Richard. C (sep 2016). «Emotion Recognition Deficits Associated With Ventromedial Prefrontal Cortex Lesions
Are Improved by Gaze Manipulation» (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27423116-emotion-recognition-deficits-associa
ted-with-ventromedial-prefrontal-cortex-lesions-are-improved-by-gaze-manipulation/?from_term=emotional+recognitio
n+deficits&from_page=1&from_pos=5). Cortex. PMID 27423116 (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27423116).
doi:10.1016/j.cortex.2016.06.017 (https://dx.doi.org/10.1016%2Fj.cortex.2016.06.017).
31. De la Serna, Juan Moisés (2017). Inteligencia Emocional: Aprende a sacarle el máximo partido (https://www.amazon.
es/dp/1973374730). ISBN 978-1973374732. Consultado el 3 de julio de 2018.

Bibliografía
Dalgleish, T., Dunn, B., Mobbs, D. (2009). Affective neuroscience: Past, present and future [Electronic Version].
Emotion Review, 1(4), 355-368. Consultado el 6 de abril de 2010 en:
http://www.mrccbu.cam.ac.uk/research/emotion/cemhp/documents/Dalgleish%20et%20al%20Emotion%20Review.pdf
(enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial (https://web.archive.org/web/*/http://www.mrccbu.cam.ac.uk/research/em
otion/cemhp/documents/Dalgleish%20et%20al%20Emotion%20Review.pdf) y la última versión (https://web.archive.org/web/2/http://w
ww.mrccbu.cam.ac.uk/research/emotion/cemhp/documents/Dalgleish%20et%20al%20Emotion%20Review.pdf)).
Gendron, M. & Barrett, E. (2009). Reconstructing the Past: A Century of Ideas About Emotion in Psychology
[Electronic Version]. Emotion Review, 1(4), 316-339. Consultado el 19 de marzo de 2010, en:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2835158/?tool=pubmed
Harlow, J. M. (1848/1999). Passage of an iron rod through the head. Journal of Neuropsychiatry & Clinical
Neurosciences, 11, 281-283. Consultado el 24 de julio de 2010, en:
https://web.archive.org/web/20110812050116/http://neuro.psychiatryonline.org/cgi/content/short/11/2/280?
rss=1&ssource=mfc
Darwin, C. (1872). The expression of the emotions in man and animals [Electronic Version]. London: John Murray.
Consultado el 27 de marzo de 2010 en: http://darwinonline.org.uk/pdf/1872_Expression_F1142.pdf
Mills, C. K. (1912). The cortical representation of emotion, with a discussion of some points in the general nervous
system mechanism of expression in its relation to organic nervous disease and insanity [Electronic Version].
Proceedings of the American Medico-Psychological Association, 19, 297-300. Consultado el 2 de agosto de 2010,
en: http://www.archive.org/details/proceedingsofann19ameruoft
James, W. (1884). What is an emotion?. Mind, 9, 188-205.
Goleman, D. (1999). Inteligencia emocional. Círculo de Lectores. ISBN 978-84-226-6577-9.
Salovey, Peter y Mayer, John D. Emotional intelligence. Imagination, Cognition and Personality. 1990, Nº 9, p. 185-
211.

Bibliografía complementaria
Garcés M. (2009), Emotional Theory of Rationality, "Entertainment=Emotion" workshop, C.C Benasque, Spain (http://
www.themindkind.com/Research/Emotional_Theory_of_Rationality.pdf) – [1] (https://www.frontiersin.org/articles/10.33
89/fnint.2019.00011/full)
Rosenzweig, M., Leiman, A. y Breedlove (2005). Psicología Biológica. España: Ariel.
Wickens, A. (2004). Foundations of Biopsychology. 2a. ed. Prentice Hall. ISBN 0-13-197138-7.

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Emoción.
Teorías sobre las emociones, en Philosophica: Enciclopedia filosófica on line (http://www.philosophica.info/voces/em
ociones/Emociones.html)
La emotividad, en Philosophica: Enciclopedia filosófica on line (http://www.philosophica.info/voces/emotividad/Emotivi
dad.html)
Sartre; Teoría fenomenológica de las emociones, existencialismo y conciencia posicional del mundo - Adolfo
Vásquez Rocca (https://web.archive.org/web/20130511012423/http://www.margencero.com/almiar/sartre-existencialis
mo-y-conciencia-del-mundo/)
"Origen de las emociones" (https://web.archive.org/web/20190730165513/http://esternoemocion.blogspot.com/)
Jean Paul Sartre: Bosquejo de una teoría de las emociones; conciencia y mundo UCM - PDF (http://www.theoria.eu/
nomadas/36/adolfovrocca_2.pdf)

Obtenido de «https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Emoción&oldid=130494613»

Esta página se editó por última vez el 30 oct 2020 a las 05:53.

El texto está disponible bajo la Licencia Creative Commons Atribución Compartir Igual 3.0; pueden aplicarse cláusulas adicionales. Al usar este sitio,
usted acepta nuestros términos de uso y nuestra política de privacidad.
Wikipedia® es una marca registrada de la Fundación Wikimedia, Inc., una organización sin ánimo de lucro.

También podría gustarte