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Índice
Desarrollo emocional humano
Las emociones básicas
Nivel de activación emocional o arousal
Historia de la psicobiología de la emoción
Harlow describe el caso Phineas Gage
Darwin
Teoría de James-Lange
Hipótesis del hemisferio derecho
Teoría de Cannon-Bard
Síndrome de Klüver-Bucy
James Papez
Reacción defensiva afectiva
El sistema límbico (MacLean)
Efectos de la extirpación de la amígdala en monos
Teoría de la activación cognitiva de Schachter-Singer
Debate Zajonc-Lazarus sobre la cognición y la emoción
Diferentes emociones básicas se pueden distinguir autónomamente
Condicionamiento del miedo
Papel de la emoción en el tratamiento de la ansiedad social
Estimulación cerebral profunda para la depresión resistente al tratamiento
Neurociencia afectiva
Reconocimiento de emociones
Reconocimiento interno de las emociones
Reconocimiento externo de las emociones
Bases neurales de las emociones
Amígdala
Procesamiento de las expresiones faciales de las emociones
Condicionamiento del miedo
Consolidación de memorias emocionales
Corteza cingulada anterior (CCA)
Corteza prefrontal (CPF)
Trastornos psiquiátricos y neurológicos asociados
Población con déficit en cognición social
Demencia frontotemporal variante frontal
Lesiones de la corteza prefrontal ventromedial
Inteligencia emocional
Algunos investigadores de la emoción
Véase también
Referencias
Bibliografía
Bibliografía complementaria
Enlaces externos
Primeros meses: Desde los primeros meses, el bebé tiene la capacidad de reconocer emociones positivas y
negativas. Es preciso considerar que la experimentación de las emociones es previa a la capacidad de expresarlas.
Niñez: Hacia los 2 años, son capaces de demostrar empatía, es decir, reflejar el sentimiento del otro sin
necesariamente comprenderla. Mientras que, aproximadamente a los 4 años, pueden reconocer las emociones
básicas, y también entienden cómo estos sentimientos generan diferentes respuestas.
Adolescencia: En esta etapa se enfatiza la parte social en el reconocimiento de emociones. Se va desarrollando la
autovaloración a partir de la interacción con los demás. Adicionalmente, ya se considera que todas las emociones
son aceptables; las diferentes respuestas o reacciones que provocan las emociones pueden ser buenas o malas. Es
por eso que, entre los 11 y 15 años, se reconocen las emociones propias y las de otras personas, así como las
reglas de expresión; sin embargo, en esta etapa, se experimentan problemas en el manejo de las emociones.
Adultez: En la adultez, ya se espera que el sujeto tenga la capacidad de identificar y reconocer las emociones
propias y las ajenas, así como ejercer control adecuado de estas, teniendo en consideración la inteligencia
emocional.
En síntesis, con el paso del tiempo se generan diversos cambios de las emociones, y estos impactan sobre la concepción
del sí mismo y el entorno. En ese sentido, durante el desarrollo emocional, la cultura y la sociedad tienen gran influencia
en las emociones, ya que regulan su expresión.
sorpresa (surprise)
asco (disgust)
tristeza (sadness)
ira (anger)
miedo (fear)
alegría / felicidad (happiness).
Esta lista de emociones básicas se convirtió en la propuesta con mayor aceptación, recibiendo el nombre de Las Seis
Grandes Emociones ("The Big Six") (Prinz, 2004). Se consideraron básicas en dos formas: 1. psicológica y 2.
biológicamente, debido a que no contienen otras emociones con prelación, y a que son innatas. Ekman y colaboradores
(1983) influyeron en la investigación subsecuente, en la búsqueda de patrones de la emoción con diferentes respuestas en
el sistema nervioso autónomo, que dieron soporte al punto de vista de las emociones básicas. Sin embargo, estudios
posteriores señalan que el grado de especificidad del sistema nervioso autónomo puede ser dependiente del contexto, por
lo que persiste el debate, incluso acerca la existencia misma de emociones básicas (Barrett, 2006).
Los resultados de un metaanálisis sugieren que las emociones negativas y positivas pueden ser diferenciadas en el
sistema nervioso autónomo, pero no necesariamente emociones específicas (Cacioppo et al., 2000, en Friedman, 2010).
En contraste, otro metaanálisis mostró una considerable especificidad autonómica del miedo frente a la ira (Stemmler,
2004, en Friedman, 2010).
El caso de Gage es uno de los más famosos e influyentes de la neurociencia, debido a que jugó un papel crucial en el
descubrimiento de los síndromes de comportamiento resultantes de la disfunción del lóbulo frontal (Neylan, 1999).
Darwin
Charles Darwin, en su libro La expresión de las emociones en hombres y animales (1872), supuso que las respuestas
faciales humanas evidenciaban estados emocionales idénticos en todos los seres humanos. Relacionaba la expresión de la
emoción con otras conductas y a todas ellas las hacía resultado de la evolución; a partir de ahí intentó compararlas en
diversas especies.2
Sus ideas principales eran que las expresiones de la emoción evolucionan a partir de conductas, que dichas conductas si
son beneficiosas aumentarán, disminuyendo si no lo son, y que los mensajes opuestos a menudo se indican por
movimientos y posturas opuestas (principio de antítesis).
Teoría de James-Lange
William James y Carl Lange propusieron simultáneamente, pero de forma independiente, en 1884 una teoría fisiológica
de la emoción. La teoría de James-Lange propone que la corteza cerebral recibe e interpreta los estímulos sensoriales que
provocan emoción, produciendo cambios en los órganos viscerales a través del sistema nervioso autónomo y en los
músculos a través del sistema nervioso somático.
Síndrome de Klüver-Bucy
En 1937, H. Klüver y P. C. Bucy,6 demostraron el papel fundamental de las estructuras del lóbulo temporal en las
emociones. Les retiraron a monos rhesus los dos lóbulos temporales, y se produjeron una serie de conductas (síndrome
de Klüver-Bucy): a) incremento del comportamiento de exploración; b) pérdida de la reactividad emocional; c)
hipersexualidad, d) tendencia a examinar objetos con la boca; y e) coprofagia (ingestión de heces).
Estudios posteriores demostraron que los trastornos emocionales del síndrome Klüver-Bucy podían generarse al
extirparse solo la amígdala, por lo que la investigación sobre el control emocional se centró en el papel de esta estructura.
James Papez
En 1937, James Papez sugirió un esquema anatómico para el circuito neural de la
emoción, conocido como el circuito de Papez (Papez, 1937). El circuito comienza
cuando un estímulo emocional se presenta, este llega directamente al tálamo, de
donde va a la corteza sensorial y al hipotálamo. Cuando la información proveniente
de estas dos estructuras es integrada por la corteza cingulada ocurre la experiencia
emocional, es decir, las sensaciones se convierten en percepciones, pensamientos y
recuerdos. Papez demostró que la corteza cingulada y el hipotálamo están
interconectados mediante el núcleo anterior del tálamo, el hipocampo y los cuerpos
mamilares, y que estas conexiones son necesarias para el control cortical de la
expresión emocional. Circuito de Papez
Hess y Brügger acuñaron, en 1943,7 el término reacción defensiva afectiva para describir los comportamientos
producidos por la estimulación del hipotálamo en gatos, en particular: a) enjorobarse, b) aplanar las orejas, c) mostrar los
dientes, d) gruñir, e) sacar las garras, f) piloerección (erizamiento de los pelos) y g) midriasis (abertura de la pupila)
marcada. Hess y Brügger sugirieron que, así como la defecación y el vuelo eran manifestaciones típicas del miedo, la
reacción de defensa era la expresión de la ira.
La importancia de los estudios de Hess y Brügger radica en que demostraron que, si se estimula el hipotálamo
eléctricamente, se pueden obtener reacciones emocionales.
Para MacLean (1970 en Dalgleish et al., 2009), la arquitectura del cerebro consiste en tres sistemas cerebrales, que
caracterizan un desarrollo evolutivo:
1. El primer sistema, consiste en el cerebro reptiliano (complejo estrial y los ganglios basales), con el cual se pueden
observar emociones primitivas como la agresión y el miedo.
2. El segundo sistema es el antiguo cerebro de mamífero, el cual aumenta las respuestas emocionales del cerebro
reptiliano como la agresión; además de elaborar las emociones sociales, este sistema cerebral incorpora
componentes del circuito de Papez (hipotálamo, tálamo, hipocampo y la corteza cingular) con estructuras
importantes como la amígdala y la corteza prefrontal.
3. El tercer sistema, el nuevo cerebro de mamífero, consiste en la neocorteza, la cual representa la interfaz de la
emoción con la cognición.
MacLean propuso que las sensaciones producen cambios corporales. Estos cambios regresan al cerebro, donde son
integrados con la percepción y se generan las experiencias emocionales, una postura que puede considerarse
neojamesiana.
la oralidad,
la pasividad,
la conducta alimentaria extraña, y
el aumento de las tendencias exploratorias del síndrome.
A partir de estos trabajos, la amígdala es considerada el centro de atención de los investigadores en los sistemas neurales
de la emoción.
En cambio, Lazarus (1982) sostiene que el pensamiento es una condición necesaria de la emoción. Se opone, por lo tanto,
a la postura adoptada por Zajonc, considerando que el trabajo de este refleja dos malentendidos generalizados sobre lo
que se entiende por procesos cognitivos en la emoción:
Una evaluación cognitiva de la importancia de un encuentro para un bienestar debe ocurrir en etapas fijas a través
del procesamiento de la información de los estímulos desde el medio ambiente (inicialmente).
La evaluación es necesariamente intencional, racional y consciente.
En su trabajo, Lazarus discute las implicaciones filogenéticas y ontogenéticas de una teoría cognitiva de la emoción.
Concluye que las normas deben ser formuladas para explicar cómo se generan los procesos cognitivos, la influencia y la
forma de la respuesta emocional en cada especie que reacciona emocionalmente.
En 1986, LeDoux (en LeDoux, 1995)8 propuso que existen diferentes vías en la amígdala para el condicionamiento del
miedo. LeDoux ha desarrollado ampliamente sus ideas sobre el condicionamiento del miedo.
LeDoux propone que la participación de la amígdala en el condicionamiento del miedo actúa de dos maneras diferentes:
1. Una ruta directa tálamo-amígdala que puede procesar aspectos sensoriales de los estímulos entrantes y transmitir
esta información directamente a la amígdala, lo que permite, una respuesta rápida condicionada del miedo, ante una
señal de amenaza. Esto influido por las ideas psicológicas acerca de la activación de la emoción, en particular con
respecto a la posición de Zajonc de emociones sin cognición (Zajonc, 1980).9 LeDoux considera que existe esta vía
rápida cuando el organismo necesita actuar rápido, como cuando se está amenazado por una serpiente y se
necesita reaccionar rápido (LeDoux, 2002).10
2. La segunda ruta es una vía tálamo-corticoamígdala, que permite un análisis más complejo de los estímulos
entrantes y ofrece una respuesta emocional más adecuada pero lenta del miedo (LeDoux, 2002).10
Mayberg y colaboradores (2005)12 estimularon la región subgenual de la corteza cingulada anterior, en pacientes con
resistencia al tratamiento de la depresión, lo cual produjo remisión de la depresión en la mayor parte de la muestra
(cuatro de seis).
Este estudio es importante, porque la resistencia al tratamiento de la depresión es un trastorno discapacitante, y sin
opciones de tratamiento, debido a que han fracasado: 1. el uso de múltiples medicamentos, 2. la psicoterapia y 3. la
terapia electroconvulsiva.
Los resultados de este estudio sugieren que la interrupción en la actividad de los circuitos límbicocorticales, utilizando la
estimulación eléctrica de la sustancia blanca de la corteza cingulada subgenual, puede invertir con efectividad los
síntomas de los pacientes con resistencia al tratamiento de la depresión.
Neurociencia afectiva
El estudio de la emoción es conocido como neurociencia afectiva, término acuñado por J. A. Panksepp (1992)13 que se
define como: “El campo de investigación científica que estudia las bases neurales de los procesos afectivos y sociales de
los seres humanos y animales, que abarca niveles conductuales, morales y neurales de análisis” (Schmidt, 2003, p. 3).14 .
Recientemente, Garcés y Finkel han publicado una nueva aproximación evolutiva a la relación entre los fenómenos
emocionales y cognitivos, redefiniendo las emociones como "el sistema de optimización del funcionamiento cerebral", y
creando un nuevo marco para intentar explicar numerosos fenómenos psicológicos y de comportamiento (Garcés &
Finkel 2019) 15
1994 Deterioro del reconocimiento de las emociones en las expresiones faciales (Adolphs y colaboradores)
La amígdala responde a los estímulos emotivos en función de la variación del gen transportador de serotonina (Hariri y
2002
colaboradores).
2004 Sistemas que sustentan el sufrimiento y la empatía por el sufrimiento (Singer y colaboradores)
2005 Estimulación cerebral profunda para la depresión resistente al tratamiento (Mayberg y colaboradores)
Reconocimiento de emociones
El reconocimiento emocional interno tiene su base en la comunicación entre el cuerpo y la mente, o sea, la capacidad
interoceptiva. Esta, en su nivel más rudimentario, permite percibir los cambios en el estado de los órganos y las vísceras
(ya sea, frecuencia cardíaca, cadencia respiratoria o el grado de saciedad); también registra las reacciones del Sistema
Nervioso Autónomo ante estímulos ambientales concretos. El procesamiento de esa información, desde la identificación
del cambio, su descripción y su asociación con un estímulo-respuesta específico, suponen la concientización atencional
interna; la cual deriva en la construcción de patrones significativos conocidos, las emociones. 18
El acceso a la información física, por parte de la mente, tiene tres etapas. La primera comprende un análisis general del
cuerpo, o sea, hacerse conscientes del estado interno. Un escalón más arriba, la atención se focaliza en las áreas de
tensión corporal. Finalmente, se puntualiza en las áreas de disconfort (dolor, molestia, picazón, irritación). 18
Las emociones son compartidas con otras especies y han evolucionado a lo largo de la historia. Tienen funciones
específicas en el organismo, como:
asegurar la supervivencia ante estímulos amenazantes, frente a los cuales podemos luchar, huir, paralizarnos.
preservar la integridad física, o sea, el grado de satisfacción y bienestar.
ayudar a la construcción de lazos afectivos, desde reconocer si alguien nos inspira una sensación positiva o
negativa, como también, ser la base para la construcción de la empatía.
influir en la regulación homeostática, en conjunto con el sistema inmunológico y la actividad metabólica.
Es debido a estas funciones que los pacientes que sufren estrés crónico agudo, como las personas que tienen desórdenes
emocionales severos, presentan una desregulación del estado de activación atencional, aconteciendo un grado de hiper o
hipo concientización emocional. 18
El autoconocimiento emocional (AE) supone la capacidad de ser conscientes de las emociones propias, de conocerlas y
entenderlas. El tomar conciencia es un proceso atencional que está interconectado con funciones evaluativas e
interpretativas internas. Esta capacidad posibilita identificar, detectar y descifrar emociones que se hayan inmersas en
gestos, imágenes, voces y artefactos culturales; como también reconocer los propios sentimientos. Este último abarca
tanto el monitoreo y diferenciación de aspectos actitudinales, como las expresiones corporales externas (postura) e
internas (vísceras), hasta el procesamiento subjetivo de esas experiencias. 19
La autorregulación emocional (ARE) es la capacidad de mantener bajo control las emociones perturbadoras que
desequilibran psicológicamente. Esta habilidad es esencial para afrontar los hechos estresantes que se presentan en la
vida cotidiana de una manera proactiva y resiliente, por lo que su ausencia aumenta la probabilidad de que se sufra de
depresión, ansiedad y problemas de conducta, derivando en un bajo rendimiento académico o laboral. 19
Cabe destacar la existencia de una imposibilidad o dificultad para identificar y describir emociones, denominada
alexitimia. Sus manifestaciones suelen ser: dificultad para reconocer, usar y verbalizar emociones, conflictos para
localizar las sensaciones corporales e interpretarlas como una emoción específica; además en los estadios de la primera
infancia, se observará una comunicación preverbal rígida, con escasa mímica y pocos movimientos corporales.20
El autoconocimiento emocional y la autorregulación emocional son indicadores de la inteligencia emocional. Estos son
sustanciales para consolidar la autoconfianza, la cual es un factor relacionado positivamente con el bienestar y la
felicidad; contribuyendo a que los individuos lleven una vida personal y social más placentera. Asimismo, el AE y la ARE
ayudan a: reducir la ansiedad, superar situaciones estresantes, mejorar las relaciones interpersonales, tolerar las
frustraciones y desarrollar habilidades de resolución de problemas, en diferentes ámbitos, ya sea personal, familiar, social
o laboral. 20
Se ha comprobado que a mayor autoconocimiento emocional, hay más probabilidad de tener autorregulación emocional.
La capacidad de una mayor percepción e identificación de las emociones supone un mejor desarrollo de la tolerancia a la
frustración. Además, hablar abiertamente de las emociones y reconocer señales internas, aumenta la probabilidad de
regular los impulsos, así como de generar estrategias de afrontamiento más efectivas. Los adultos tienen más
desarrollado el autoconocimiento emocional que los adolescentes, lo que supone que haya diferencias significativas en los
niveles de inteligencia emocional en estos dos grupos etarios. A su vez, se han encontrado diferencias en cuanto al sexo de
los individuos: las mujeres presentan mayores niveles de autoconocimiento emocional y en la capacidad de comunicarlas,
en comparación con los hombres. Esto deriva en una superioridad en los niveles de expresividad y de regulación de sus
emociones. Cabe mencionar que estos hallazgos no aportan evidencia para confirmar que estas diferencias sean de índole
biológica. Esto deja la posibilidad de que la causa sea parte del procesamiento de socialización en el que se hallan
inmersos los individuos. 20
Como dato curioso, existen estudios que confirman diferencias en estas habilidades entre estudiantes de universidades
privadas y públicas. Los primeros tienen mayores niveles de autoconocimiento emocional que los segundos, y estos a su
vez superan a los de la privada en los niveles de autorregulación emocional. También se encuentra una relación entre los
intentos de suicidio y las dificultades que presentan los jóvenes universitarios para manejar sus emociones y enfrentar
problemas. Por ejemplo, situaciones como la finalización de una relación sentimental, peleas con seres queridos, vivir
lejos de la familia, la pérdida del empleo, el divorcio de sus padres, entre otros. 20
Las emociones son reconocidas principalmente mediante las expresiones faciales. Se pueden reconocer cinco emociones
básicas: tristeza, alegría, enojo, asco y miedo. Las caras se almacenan mentalmente de acuerdo a qué emoción expresa;
para que sea decodificada, se toma en cuenta la información brindada por los ojos y la boca. Sin embargo, estas partes no
son igualmente informativas para la caracterización emocional, sino que se hace un diagnóstico diferencial de los rasgos.
Los ojos aportan mayor información en cuanto a la identificación del miedo (expresión fácilmente confundible con la
sorpresa) y el enojo. Por otro lado, la tristeza es detectada gracias a interpretación de la postura de las cejas. La boca,
cuando se levanta y se separa el labio superior pero se bajan las comisuras, denota asco; contrariamente, la felicidad
corresponde a la elevación y separación de los labios.22 Duchenne sostiene, sin embargo, que una sonrisa genuina puede
ser identificada por la acción involuntaria del músculo orbicular, el cual forma arrugas alrededor de los ojos.21
Amígdala
También se la conoce como núcleo amigdalino. Se trata de un complejo de núcleos (materia gris) localizado en la
profundidad del lóbulo temporal medial. Adopta tal denominación por asemejarse morfológicamente a una almendra.25
Su conexión directa con el hipotálamo (ubicado en el diencéfalo) permite la regulación de los estados de conducta como el
estrés, la ansiedad y el miedo, al estar este involucrado en el control del sistema nervioso autónomo y el endócrino.26
Se trata de una región de suma importancia para el procesamiento de emociones debido a las múltiples funciones que
cumple, que pueden dividirse en tres niveles:23
Involucra el detectar, generar y mantener la diversidad existente de las expresiones faciales de las emociones (entre ellas:
la sorpresa, el asco, la ira, el miedo, la tristeza y la alegría), principalmente la de miedo.24 Tal afirmación se sustenta de
la evidencia hallada de pacientes con lesiones bilaterales en la amígdala, en los que su capacidad de distinguir
expresiones de miedo en humanos se encuentra alterada. De igual modo, aquellos con lesiones unilaterales presentan
dificultades en esta habilidad, aunque en una intensidad menor.23
Asimismo, estudios con neuroimágenes funcionales desvelaron la activación selectiva de esta área ante la presentación de
rostros con expresión de miedo, incluso cuando dicho estímulo era presentado a una velocidad que impedía que el sujeto
fuese consciente de su cualidad. Esto indica que la amígdala puede efectuar un procesamiento automático y breve de la
expresión emocional de un rostro.23
El núcleo amigdalino interviene en el procesamiento del miedo durante el condicionamiento conductual, suscitando una
respuesta de alarma y defensa frente a un estímulo considerado como amenazante por el sujeto mismo, mediante las dos
vías alternativas.24
Su lesión se traduce en fallas tanto en la adquisición de miedos condicionados como en la extinción de los ya
consolidados.24 Se comprueba así el rol que asume en el aprendizaje y en el almacenamiento de memorias implícitas y
no declarativas del miedo, que se recuperan a través de una expresión conductual condicionada.23
A su vez, se evidencia el incremento de la actividad de esta región en el condicionamiento del miedo en sujetos normales
(sin lesiones neurales).23
Consolidación de memorias emocionales
Se ha demostrado que en las experiencias emocionales, tanto las positivas como las negativas, se liberan determinadas
hormonas que influencian la consolidación de memorias y que esa influencia es moderada por la amígdala.23
Se trata de una estructura crucial para la experiencia emocional consciente (sentimiento)24 .Lesiones en la corteza
cingulada anterior implican disminuciones en la intensidad emocional. 23
Diversos estudios han sostenido que los daños en la CCA conducen a alteraciones de espontaneidad, a raíz de la ausencia
de motivación para iniciar conductas. Incluso, esta corteza se activa con mayor magnitud en tareas en las que los sujetos
se encuentran más involucrados emocionalmente.23
Por último, en lo que a lo afectivo respecta, según sugerencias del pensamiento actual, esta área estaría encargada del
control de los conflictos entre los estados funcionales del organismo y la información emergente que tenga consecuencias
emocionales, al enviar dicha información conflictiva a regiones prefontales para su solución.24
La corteza prefrontal ejerce funciones afectivas distintivas de acuerdo a sus subdivisiones anatómicas:23
Por otra parte, se propone que la corteza prefrontal actúa como una guía conductual hacia aquello cualificado como lo
más adaptativo. Por consiguiente, dicha corteza se encargaría de una regulación de las respuestas emocionales de tipo
“top down” (desde la corteza hacia las estructuras subcorticales). Para la consecución de las múltiples metas adaptativas
pueden llevarse a cabo tanto conductas de acercamiento (procesadas por la CPF izquierda) como inhibidoras o de
evitación (CPF derecha).24 Esto implica que los niveles de asimetría funcional (por la hiperactivación de una de las dos
cortezas prefrontales) tiene una fuerte influencia en el estilo afectivo humano, además de que sus variaciones
predisponen al surgimiento de distintos trastornos afectivos y/o de alteraciones comportamentales.23
Antonio Damasio también es otro de los autores que ha estudiado la CPF. De acuerdo a sus aportes, esta estructura ejerce
un papel fundamental en la toma de decisiones de relevancia emocional. Su hipótesis es conocida como la de los
“marcadores somáticos”, siendo éstos reacciones fisiológicas asociadas a eventos pasados de significancia emocional que
se “disparan” ante circunstancias actuales análogas a ellas.24 De esta manera, también ha sugerido que cuando se piensa
sobre las consecuencias potenciales de una conducta, el recuerdo del estado emocional en condiciones similares permite
proporcionar información útil para evaluar esa conducta al activar proyecciones noradrenérgicas y colinérgicas del tronco
del encéfalo y el prosencéfalo basal, reproduciendo así las sensaciones conscientes del estado emocional recordado en la
corteza.26 El procesamiento de estos “marcadores somáticos” se localizaría en la corteza ventromedial.23
Esto puede ser explicado, no excluyentemente, por alteraciones en el procesamiento emocional a causa de afectaciones en
ciertas regiones anatómicas. El sustrato neural de las emociones básicas podría resumirse en: amígdala, hipotálamo y
corteza cingulada anterior. Sin embargo, las emociones secundarias, aunque se apoyan en esas estructuras, también
requieren de la activación de las capas prefrontales ventromediales, que son las que resultan alteradas en esta
patología.29
La teoría de la mente (Theory of Mind, ToM) se entiende como la capacidad intrínseca del ser humano de adjudicar
estados mentales cognitivos y emocionales a otros. Para identificar emociones secundarias o complejas, es necesario
contar con TOM, ya que mediante esta función cognitiva se puede interpretar la información facial en múltiples niveles
de profundidad. Alteraciones en esta capacidad, resultan en cambios en la personalidad de las personas con DFTvf. El
reconocimiento facial de emociones básicas es un proceso cognitivo disociable de la inferencia a partir de la mirada de
estados emocionales secundarios 29 .
Inteligencia emocional
Salovey y Mayer (1990) definen la emoción como un conjunto de metahabilidades que pueden ser aprendidas y
estructuran el concepto en torno a cinco dimensiones básicas referidas al conocimiento de las propias emociones, a la
capacidad de autocontrol, a la capacidad de automotivación, al reconocimiento de las emociones de los demás y al control
de las relaciones. La inteligencia emocional parece contribuir a aumentar la competencia social, mediante la empatía y el
control emocional, incrementando la sensación de eficacia en las acciones que se acometen31 .
La combinación del cociente intelectual (CI) y el cociente emocional (CE) es la idea básica de la denominada psicología
positiva respecto al aprendizaje. En ella se establece que la motivación tiene un carácter emocional. Por ello, el equilibrio
emocional incrementa el aprendizaje. Se resalta que es el equilibrio, y no su ausencia o exceso emocional. Pues estados de
ánimo bajo (depresión) o demasiados intensos (ira) conducen a dificultar el aprendizaje. Esta es la base de la ley de
Yerkes-Dobson (1908), quienes demostraron matemáticamente la relación entre la emoción y el aprendizaje
representándola como una U invertida: a poca activación emocional, poco aprendizaje. Muestra que, si la activación
emocional se incrementa, se eleva el aprendizaje hasta un punto óptimo a partir del cual, si se sigue aumentando, el
aprendizaje disminuye.
Véase también
afectividad
biopsicología de la emoción
psicobiología
sentimiento
vacío (sentimiento)
terapia racional emotiva conductual
Función emotiva o expresiva del lenguaje
Referencias
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Enlaces externos
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Teorías sobre las emociones, en Philosophica: Enciclopedia filosófica on line (http://www.philosophica.info/voces/em
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La emotividad, en Philosophica: Enciclopedia filosófica on line (http://www.philosophica.info/voces/emotividad/Emotivi
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Sartre; Teoría fenomenológica de las emociones, existencialismo y conciencia posicional del mundo - Adolfo
Vásquez Rocca (https://web.archive.org/web/20130511012423/http://www.margencero.com/almiar/sartre-existencialis
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"Origen de las emociones" (https://web.archive.org/web/20190730165513/http://esternoemocion.blogspot.com/)
Jean Paul Sartre: Bosquejo de una teoría de las emociones; conciencia y mundo UCM - PDF (http://www.theoria.eu/
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