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Seminario de formación:
Nuestro amado Papa Benedicto XVl nos da la respuesta, en el año 2005 en la celebración de
los 40 años de la constitución dogmática Dei Verbum sobre la divina revelación del Concilio
Vaticano ll, profetizo refiriéndose a la lectura orante con la Palabra: “Si se promueve esta
práctica con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera
espiritual en la Iglesia”. Es ahí, en el promover con eficacia el encuentro diario de los
bautizados con la Palabra de Dios donde se fundamenta nuestro proyecto: Misioneros de la
Misericordia.
1.- La expansión del cristianismo en los tres primeros siglos de vida, hasta la vigilia del
edicto de Constantino que tiene como protagonistas a los profetas itinerantes, en primer
lugar, y después a los obispos;
4.- La época actual que ve a la Iglesia comprometida con una reevangelización del
Occidente secularizado, con la participación determinante de los laicos.
Esta frase brota de un corazón que testimonia el actuar de Dios, la misma, es un reto para
todo hombre y mujer. En medio del vacío existencial de los que caminamos en la tierra, el
orante, rebosado del Amor y Bondad de Dios, nos propone que experimentemos y
degustemos a Dios, de esta manera probaremos y veremos que Bueno es el Señor. Esa es la
historia de la Casa de la Misericordia que deseamos comunicar a cada hijo de Dios, a cada
bautizado. Lo hemos comprobado, el tiempo lo ha patentado, en nuestro caminar de 22 años
lo podemos afirmar: El Señor es Bueno.
De ahí que podamos reconocer tres grupos de católicos, el primero: los de BaMaFu: que son
los que asisten a la Iglesia solamente cuando hay un bautizo, matrimonio o funeral, a este
grupo pertenecen posiblemente más del 80% de los católicos. El segundo, Los
Domingueros: Son los que asisten a la Iglesia solamente los domingos y el resto del tiempo
viven indiferentes a la voluntad de Dios, este grupo lo pueden conformar
posiblemente menos del 17%. Y el tercero, lo llamamos En Vía de Extinción: Ellos son los
que tienen identidad porque viven el Bautismo asumiendo la Palabra de Dios como guía para
su vida, generalmente pertenecen a un movimiento apostólico, comunidad parroquial o a una
fuerza viva de la Iglesia, creemos que no mas del 3% pertenece a él. Con este panorama gris
se hace urgente el trabajo arduo de los Misioneros de la Misericordia para producir una
nueva primavera espiritual en la Iglesia.
Toda la creación gime y sufre con dolores de parto, esperando con ansiedad la
manifestación de los hijos de Dios” (Rom. 8, 19-22).
Nos tocó a nosotros vivir esta etapa de la historia humana que clama Misericordia,
trasformación, liberación. Son numerosos los hogares que se divorcian diariamente, o que se
constituyen al margen de la bendición del Señor en el Sacramento, son cientos los abortos
que se producen en el mundo porque se ha perdido el valor y el respeto por la vida, son
millones los seres humanos que viven en guerra, odio, enemistad porque han olvidado que el
otro es su hermano. Muchos sufren el desconsuelo sin contar con una palabra de ánimo en
sus fracasos y pecados, otros miles viven en el olvido y la miseria sin solidaridad alguna,
todos ellos nos exigen que le presentemos a Cristo cuanto antes.
Por otro lado, cientos de hermanos viven una profunda confusión espiritual dejando que sus
vidas las dirijan chamanes, brujos, astrólogos, las estrellas o las esencias, sin que encuentren
quien les pueda evangelizar para orientarlos por el verdadero camino hacia la Casa del Padre.
Otros encerrados en su soledad, problemas, vicios y miedos viven deprimidos, tentados por
el suicidio, sustraidos de tantas realidades hermosas puestas por Dios en la creación por y
para ellos, en este cuadro de necesidades vitales, nosotros podemos señalarles la solución
para devolverles el brillo de sus almas y el propósito de sus existencias creadas por amor.
Este mundo convulsionado, confundido, deprimido y distraído, que gime como con dolores
de parto esperando la manifestación de nosotros los hijos de Dios, es el mar donde los
misioneros de la misericordia debemos hacer la diferencia, lanzar las redes, impactar, e
influenciar con el mensaje de salvación, la Palabra de Dios que a nosotros generosamente se
nos compartió por Misericordia de Dios.
Una de las imágenes más dolorosas de la Biblia, es la que nos recuerda esta pregunta que
también nos hace hoy el Señor ¿Dónde esta tu hermano? Caín es el signo del que no reconoce
a su hermano como una bendición, el que está dispuesto a sacar del camino a su hermano
porque le es indiferente amarlo. Muchos podemos estar viviendo bajo el signo de Caín y
aunque no demos muerte física a un hermano pareciera que nos complaciera verlo morir ya
que no nos manifestamos para entregarle la Vida de Dios.
Solo si valoramos el don de la filiación divina, que consiste en reconocernos Hijos del Padre
Misericordioso y por eso hermanos de todos los hombres lograremos dar la respuesta
adecuada a la pregunta que hoy nos hace el Señor: ¿Dónde esta tu hermano? Es imposible
encontrar la Paz, la libertad y en últimas, la identidad; si no descubrimos nuestro principio
fundamental, nuestra esencia: Soy Hijo del Padre Misericordioso y el otro es mi hermano
de quien también soy responsable. Recordemos que nuestra misión como el Señor se lo dice
a Faustina es la de Salvar Almas (Diario1690)
Todo el misterio de la Salvación manifestada en Cristo y realizada por la fuerza del Espíritu
Santo nos lleva a la comunión con Dios, a experimentar Su Amor y así poder reconocernos
hijos del Padre Misericordioso. Por esta razón es determinante que nuestra espiritualidad
cristiana esté orientada a descubrirnos y ayudar al otro a descubrirse hijo del Padre Dios.
Asi mismo nuestros pastores en el numeral 129, nos recuerdan: Dios Padre sale de Sí, por así
decirlo, para llamarnos a participar de su vida y de su gloria. … De este Dios, que es Su
Padre, Jesús afirmará que “no es un Dios de muertos, sino de vivos” (Mc 12,27).
Somos una gran familia, don de Dios, deseosa de que Jesús, Palabra de vida, se haga carne
en nuestra historia, de ahí que los Misioneros de la Misericordia estemos comprometidos en
provocar ese “habitar” o ese acampar de la Palabra de Dios en la vida de quienes nos rodean.
Dios esta con nosotros, no estamos solos, necesitamos comunicar esta gran verdad facilitando
a los hermanos este encuentro con Dios.
Para que la Palabra se haga carne es necesario vivir un proceso cotidiano de encuentro con
ella. La Vida que recibimos con el anuncio de un Jesús Vivo es necesario fortalecerla a través
de la Oración Personal con la Palabra de Dios. Así logramos que el Emanuel, el Dios con
nosotros, sea experiencia poderosa que da una orientación decisiva, un nuevo horizonte a la
vida. Nuestra publicación MDD, con su método: “Camino diario de oración personal” facilita
ese encuentro festivo, alegre, gozoso con la persona de Jesús, día a día Él va encarnándose
en nuestra realidad iluminándola y transformándola.
Es de esta manera como los Misioneros de la Misericordia vamos a producir una nueva
primavera espiritual en la Iglesia. Tú y yo estamos llamados a asumir con generosidad esta
gran misión. Vamos juntos como gran familia de la Iglesia Católica a ser parte de la Misión
Continental a través de este proyecto: Misioneros de la Misericordia. Juntos dejaremos un
legado a la presente y futura generación, nuestros hijos, nietos, vecinos, compañeros de
trabajo, recordaran con agrado que seguir a Jesús es la mejor decisión que se puede tomar en
la vida. Que descubrirlo en la Oración Personal con la Palabra de Dios es el mejor regalo que
nos podemos hacer y comunicar a los demás.
Puedes imaginar: ¿Cuántas personas te recordarán porque la Palabra que le compartiste
le dio sentido a su vida, la libero de un vicio, la saco de su soledades y depresiones? ¿Lo
puedes ver? ¿A cuantos impactarás con tu legado de compartir la Palabra y los inspirarás
para que ellos lo hagan en todo tiempo? ¿Cuántos hogares se restablecerán o reconstruirán
gracias a tu misión de darles vida? ¿Cuántos amigos lograrás con solo compartir la
Palabra y presentarles a Jesús como su Señor y salvador.
Para asumir este proyecto contamos con todos los católicos que desean compartir su
experiencia de fe en Jesús y quieren comunicar la Buena Nueva de salvación a quienes les
rodean. Los agentes de pastoral de las parroquias, los integrantes de las nuevas
comunidades, movimientos apostólicos, grupos de oración y adoración. Así lograremos ser
los Misioneros de la Misericordia que necesita la Iglesia y el mundo.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles que el primer anuncio era contundente y las gentes
se vinculaban a la comunidad, hoy no sucede así, razón por la que creemos hay que tender
un puente entre el Kerigma y la Koinonía entre el anuncio de Jesús y la vida en comunidad.
Ese puente puede ser nuestro método de Oración Personal, el cual basado en la enseñanza, el
acompañamiento y seguimiento, logrará que nuevos y numerosos católicos de BAMAFU y
Domingueros respondan al seguimiento de Cristo en comunidad insertándose en sus
parroquias, movimientos y nuevas comunidades.
“Hoy, en la adoración el Señor me hizo saber cuánto desea que el alma se distinga en el amor
activo y vi en mi interior cuán grande es el número de almas que nos piden gritando: Dennos
a Dios; y ardió en mí la sangre apostólica. No la escatimaré sino que la daré hasta la última
gota por las almas inmortales; aunque, quizá, Dios no lo pida físicamente, pero
espiritualmente esto es posible para mí, y no menos meritorio” (Diario 1249).