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Llaqtapa rawraynin

-¡Vecinos! ¡Vecinos! ¡Salgan! ¡Fuego, fuego!

-¡Gloria!... ¡Víctor!.. ¡Luis!... ¡Eduardo!...

-¡¿Qué pasa Roberto?! –Dice la vecina Juana con expresión de aun tener
sueño.

-¡Mamallay mama! ¿imapitaq rikukuykunchik? –Dice Gloria asustada al ver la


gran llama de fuego que consume rápidamente los arbustos secos que rodean
el pueblo.

-¡El pueblo se quema! ¡Mi ganado y mi cosecha! ¡Ayuda!

-¡¿Qué paso vecino, estás bien?! –dice Víctor también con sueño mientras se
frota los ojos.

-¡Vecinos, síganme, se queman la cosecha y el ganado!

-¡Agua! ¡Agua! – Se oye en todo el pueblo, también el llanto de los niños que
están asustados.

-¡Sí vecinos, vamos rápido! –Dice Eduardo

-¡Utqayman, yakuta apamuychik! –Dice Roberto desesperado.

Entonces forman una cadena entre todos y llevan agua del río más cercano,
todo esfuerzo es poco para la magnitud del fuego.

Todos los del pueblo ayudaron a apagar el fuego en la noche, molestos y


tristes por la pérdida de muchos animales de ganado y también porque se
habían quemado muchas plantas, solo querían encontrar al culpable y darle su
merecido.

Al día siguiente, en la madrugada, todos estaban en el campo viendo la


magnitud que el fuego había consumido, se encontró ganado calcinado, la
tierra que era fértil ahora estaba negra y seca, fueron afectadas las casa del
vecino Roberto, Samuel y también de la vecina Flora.

Roberto y Flora, tristes por lo sucedido, pues habían perdido vacas, ovejas y
también cerdos, ahora esos animales solo eran comida para perros.
Nadie sabía nada del vecino Samuel, aunque su chacra era la zona más
afectada no sabían a donde se había ido, Roberto se paró y

Dijo: -¡Encontraremos al culpable y pagara por lo que nos hizo!

-¡Sí! –Respondieron todos en una sola voz

Luego todos los vecinos volvieron a su casa tristes por los vecinos que fueron
afectados por el incendio de la noche anterior.

Por la tarde, Luis fue al pueblo vecino a traer víveres y al retornar vio a Samuel
muy borracho y llorando sentado en el camino, entonces se acercó, y le
pregunto: -¿Qué pasa? ¡Hemos perdido nuestra chacra, nuestros ganados, y
tú, aquí tomando!

-¡Perdón, perdón, pampachaykuaychic! –dijo Samuel suplicando perdón de


rodillas.

Luis, sin entender siguió insistiendo para saber de qué hablaba: -¿Qué paso
amigo por qué dices eso?

-¡Yo! ¡Yo! –Dice dándose golpes de pecho mientras llora -quemé la chacra de
Roberto y Flora, solo quería quemar un poquito la mía, pero el viento soplaba
muy fuerte y no me di cuenta.-Dice Samuel apenado.

- Luis sorprendido y molesto quiso golpearlo pero lo empujo y se fue.

Luego de que Luis se fue, Samuel se quedó dormido en el camino.

Luis, va inmediatamente a la casa de Roberto y le cuenta lo que le dijo Samuel,


entonces, Roberto muy enfadado reúne a toda la gente del pueblo y planean
darle su merecido.

A las diez de la noche, todos con antorchas y palos en sus manos van a la
casa de Samuel, golpean la puerta con fuerza y sale la esposa de Samuel
(Anita) con su niño en brazos, suplicando perdón, pero la gente, enfurecida
intenta pasar sobre ella, la gente pide a gritos que se vayan por que la
Pachamama no será la misma de antes tendrá que pasar mucho tiempo para
que sea fértil, logran ingresar y sacan a Samuel y su familia arrastrándolos
hasta las afueras del pueblo y les dicen: ¡Si los volvemos a ver por acá no los
volveremos a perdonar otra vez!

Al día siguiente, una suave lluvia refrescó el campo y calmó el corazón del
pueblo, como dando una nueva oportunidad a la gente.

Kusi Sunqu

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