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TEXTOS MÉDICOS EN EL
EGIPTO ANTIGUO
13/12/2013
1
AUTORES
BENCOMO VIALA, Mariel
RESUMEN
En el siguiente trabajo se recoge un análisis de dos textos de género médico,
concretamente el Papiro Edwin Smith y el Papiro Chester Beatty VI, correspondientes al
Segundo Período Intermedio y al Reino Nuevo del Egipto Antiguo. En este análisis se le
ha dado especial relevancia al procedimiento diagnóstico; a las enfermedades,
tratamientos y productos reflejados en los textos; y a aquellos contenidos de temática
mágica.
Palabras clave: Medicina. Egipto Antiguo. Papiro Edwin Smith. Papiro Chester Beatty.
ABSTRACT
The following pages contain an analysis of two medical texts, specifically the Papyrus
Edwin Smith and the Papyrus Chester Beatty VI, corresponding to the Second
Intermediate Period and to the New Kingdom of the Ancient Egypt. In this analysis it has
been given a special relevance to the diagnostic procedure; to the diseases, treatments and
products perceived in the texts; and to those contents about magic themes.
Key words: Medicine. Ancient Egypt. Papyrus Edwin Smith. Papyrus Chester Beatty.
2
Índice
1. Introducción
2.1. Papiros
3. Conclusiones p. 23
4. Bibliografía p. 25
3
Introducción
Desarrollo de la medicina en el Egipto Antiguo
Los primeros datos que tenemos respecto a una incipiente medicina fue el
intercambio comercial de madera y ciertos fármacos, el cual se estableció con los
territorios que corresponden al actual Líbano durante la II dinastía.
Por otra parte, fue con el reinado de Netcherikhet en la III dinastía cuando se
atestigua el primer doctor de la historia de Egipto, llamado Hesi Ra. Por otro lado es
destacable la figura del arquitecto real de Netcherikhet, Imhotep, quien posteriormente
fue reverenciado como el dios de la curación.
Desde el Reino Antiguo los reyes ya contaban con médicos personales, los cuales
utilizaban, entre otras cosas, fórmulas mágicas como forma de curación, tal y como se
refleja en los Textos de las Pirámides. Por otra parte se piensa que mucho papiros
médicos de los que sólo se conservan copias pertenecen a este periodo histórico.
1
Nunn, 1996. 7-8.
2
Nunn, 1996. 28.
4
varios artículos de interés médico, principalmente las muestras botánicas que siempre
aportan una valiosa información sobre la alimentación y los usos nutricionales.
Tras el Tercer Período Intermedio llegó la Época Baja, donde destaca la figura de
Weja-hor-nesret, el principal médico egipcio que actuó como alto funcionario de
Cambises y Darío I. En estos momentos la medicina griega ya rivalizaba con la egipcia,
sobre todo con la escuela hipocrática en Cos. Cabe destacar que Heródoto en su visita a
Egipto escribió sobre la medicina de la Dinastía XXVII.
Por último, la invasión de los macedonios dirigidos por Alejandro Magno condujo al
establecimiento de la gran escuela médica alejandrina que ejerció una considerable
influencia en torno al período ptolemaico, el copto y el romano.3
En todas las sociedades sin importar la complejidad de las mismas, hay personas que
se caracterizan por su capacidad de sanar. En el caso que nos compete, estas personas
tenían capacidad de invocar a los dioses o llevar a cabo ejercicios de magia para paliar la
enfermedades. Este tipo de metodología curativa se considera, en nuestro lenguaje, como
una práctica alternativa a la medicina, como puede ser la osteopatía o la homeopatía.
Después del Reino Antiguo, era mucho más fácil que las personas en general tuvieran
un entierro importante, y por lo tanto, no se conocen tan bien las relaciones entre los
doctores y la corte.
La especialización dentro de los doctores era bastante alta. Por ejemplo, estaban los
“sunu khet” que era gastroenterólogos, o “sunu irty” que era el oftalmólogo. Incluso los
dentistas llevaban el título de “sunu” como doctor de los dientes.
3
Nunn, 1996. 14-17
4
Nunn, 1996. 144
5
Por otra parte, numerosos sunu tenían títulos como sacerdotes. También alguno de
ellos pudo ser el médico de los animales, o veterinarios, que estaba relacionado con el
bienestar de los animales de los dioses o de los destinados a los sacrificios rituales.5
En las prácticas médicas del Egipto Antiguo, tanto la magia como la religión fueron
dos elementos de estrecha relación en los que intervenían los procesos de curación de los
enfermos, partiendo del concepto por el cual las enfermedades estaban vinculadas a entes
malignos, y paralelamente a procesos físicos, reclamando la atención de las deidades
protectoras y salvadoras con el fin de conseguir que la enfermedad remitiera.
Ante esta realidad cobraría especial relevancia la intervención de las deidades para
curar las enfermedades a las cuales se dirigían mediante encantamientos.6
Si bien los restos humanos son una gran fuente de información sobre la práctica de la
medicina en el Egipto Antiguo, dado su alto grado de conservación y gracias a que
existen varias referencias pictóricas y escritas en estelas y dibujos sobre síntomas de
enfermedades, los papiros también son importantes en esta rama del conocimiento.
5
Nunn, 1996. 146-147.
6
Nunn, 1996. 117.
6
Las temáticas principales que tratan los papiros médicos egipcios son la cirugía
traumatológica, la ginecología, las enfermedades del recto, la magia en la medicina, la
pediatría, la oftalmología, el tratamiento de las mordeduras venenosas y la medicina
general.7
En el presente trabajo hemos elegido llevar a cabo el análisis de dos papiros: por un lado
el Papiro Edwin Smith que trata un tipo de dolencias probablemente relacionadas con el
contexto de su época; y por otro lado el Papiro Chester Beatty VI por considerarlo
significativo en relación a que se vinculasen ciertas afecciones internas con el recto
intestinal.
No se sabe mucho sobre la procedencia de este papiro, pero se cree que fue
tomado de la tumba de un médico enterrado en la necrópolis de Tebas, en el margen
occidental del Nilo, frente a Luxor. Se ha sostenido la posibilidad de que esta obra viniese
de la misma tumba de donde viene el Papiro Ebers (colección de textos médicos sobre
medicina general).
El Papiro Edwin Smith está formado por 17 páginas con 377 renglones en el
anverso y 5 páginas con 92 renglones en el reverso. La escritura hierática es uno de los
rasgos que caracterizan el documento. Éste data del Segundo Período Intermedio, cuando
el Alto Egipto estaba gobernado por la Dinastía XVI-XVII, y a través de la forma del
lenguaje y los fallos cometidos por el escriba se cree que es una copia de un texto escrito
dos o tres siglos antes, y que debió de pertenecer al Reino Antiguo, en base a algunos
detalles de la construcción gramatical. No obstante, no resultaría raro que algunas
7
IBIDEM, Pág. 29-31.
7
características antiguas se colocasen deliberadamente para darle mayor apariencia de
antigüedad, una cualidad muy reverenciada por los egipcios antiguos.8
En el Egipto Antiguo era una práctica común aprovechar también el anverso para
escribir, ya que los papiros eran una mercancía de alto precio. En este caso, parece haber
sido obra del mismo escriba que se encargó de escribir el reverso, pero con un contenido
totalmente distinto: ocho fórmulas mágicas (contra pestilencias y enfermedades mentales)
y prescripciones para solucionar problemas menstruales y para el rejuvenecimiento de la
piel entre otros casos.10
8
Allen, 2006. 71
9
Allen, 2006. 70
10
Nunn, 1996. 31-33
8
Se cree que este papiro perteneció a un archivo familiar privado que empezó el
escriba Qen-her-khepeshef durante la Dinastía XIX en el Reino Nuevo y que pasó a los
hijos de su esposa Niut-nakht. La colección permanecería en esta familia durante un siglo
hasta que fue depositada en una tumba capilla de Deir el-Medina (pueblo donde se
alojaban los artistas de alto rango de la necrópolis de Tebas) donde fue encontrada. A
pesar de que la mayor parte del papiro fuese de tema médico, no se conoce si alguno de
sus propietarios fue un sunu.
11
Jonckheere, 1947. 13
12
Nunn, 1996. 43-45.
13
Calvo, 2003. 47
9
disponible para llevar a cabo un diagnóstico correcto aun a riesgo de que causara
lesiones. Lo segundo que hacían era formular un diagnóstico, tras lo cual, se determinaba
si iba a ser tratada en función de los síntomas que manifestara el paciente. Si se decidía
actuar, se buscaba un plan de acción basado en experiencias clínicas, procedentes de la
tradición escrita y oral. Llegados a este punto, el médico iniciaba la tercera fase; el
tratamiento.
El primer tipo de prognosis era para aquellas enfermedades o dolencias que podían
ser tratadas, dirigiéndose el médico al paciente con la siguiente frase: “es una enfermedad
que podré tratar”; tal y como se manifiesta, por ejemplo, en el caso nº 11 del Papiro
Edwin Smith sobre fracturas del cartílago nasal. Este tipo de prognosis suele ir
acompañado con un tratamiento específico.
El segundo tipo de prognosis es para aquellas dolencias que presentan una mayor
complicación, y aunque el médico no estuviese seguro de la efectividad del tratamiento,
indica al paciente: “es una enfermedad contra la que lucharé”. Un claro ejemplo es el
caso nº 28 del Papiro Edwin Smith sobre heridas en la garganta. A pesar de la dificultad
que supone este tipo de enfermedades, estas prognosis suelen ir acompañadas de un
tratamiento.
14
Empleamos el término “prognosis” entendiéndolo como un juicio que comunica de forma anticipada lo
que va a ocurrir; mientras que “diagnosis” informa del estado en el que se encuentra el paciente.
10
varios casos del Papiro Edwin Smith, mientras que la higiene es un procedimiento
bastante recurrente en el Papiro Chester Beatty VI.
De los 48 casos que se presentan en el Papiro Edwin Smith, 29 de ellos son tratables
(64.58%), 6 son difíciles de tratar (12.5%), 10 no son tratables (20.83%), y el caso nº 9,
como excepción, no ofrece prognosis (2.1%).
Grosso modo, el Papiro Edwin Smith es el más importante para conocer la forma
de sanar los traumatismos en el Egipto Antiguo. De manera recurrente, la causa del
trauma solía ser evidente, y como consecuencia el tratamiento era pragmático, con lo que
la magia cumplía un papel mínimo.
Los traumatismos que más se repiten son los webenu o laceraciones, presentes en
24 de los 48 casos, de los cuales 11 alcanzan la graduación de kefet, utilizando el
15
Nunn, 1996. 197.
11
determinativo de cuchillo para referirse a que ésta es muy profunda. Otro tipo de heridas
muy bien descritas son las fracturas, que en seis casos se diagnostican provocando el
nekhebkheb16. Ello consiste en palpar la zona de la fractura hasta notar una sensación de
crepitación entre los huesos fracturados, a partir de lo cual se podía crear un diagnóstico a
falta de otros métodos. No obstante, en la mayoría de los casos el diagnóstico era
desfavorable.
Este papiro cuenta con 48 casos ilustrativos de traumas que se inicia en la parte
superior de la cabeza y continua hacia debajo de forma ordenada.18
Los diez primeros casos tratan de afecciones a la cabeza, que van desde una herida
superficial en las cejas hasta graves fracturas en el cráneo que llegan al cerebro, llamadas
en egipcio sed19. En líneas generales, el tratamiento efectuado solía consistir en colocar
un vendaje con carne fresca. Una vez cicatrizaba la herida, se untaba con miel y aceite a
diario hasta la sanación total. Al tratarse de dolencias que incluso a veces afectaban a las
suturas del cráneo, en cuatro de los casos se recomienda el reposo, inmovilizando la
16
Nunn, 1996. 211.
17
Nunn, 1996. 219
18
Nunn, 1996. 207
19
Nunn, 1996. 69
12
cabeza del paciente con soportes de ladrillo hechos específicamente para ello. Destacan
algunos casos como el número 9 que trata heridas profundas con fractura craneal, siendo
éste el único en el que se recomienda recitar una oración mágica para conseguir la
protección de Horus, puesto que en ningún otro caso hay relación con la magia. Sin
embargo, no se confía únicamente en esta prescripción mágica, sino que también
recomienda el uso de un polvo de huevo de avestruz y un remedio hecho de higos, aceite
y miel aplicado en frío. A pesar de que el vendaje solía ser un tratamiento muy recurrente
para los traumatismos, en cuatro de estos casos se especifica claramente que no deben
usarse vendajes.
Los siguientes tres casos se dedican al tratamiento de heridas en las mejillas, todas
tratables de forma similar a las heridas de la cabeza –con carne, aceite y miel- y se
especifica la importancia de que se limpien las heridas con tela cada vez que sangre.
Los dos casos que se exponen a continuación tratan heridas de la zona temporal
del cráneo. En el caso 22, la fractura de esta zona no puede ser tratable, por lo que no
ofrece ningún tratamiento; mientras que en el 23 se trata de una simple herida en la zona
de la oreja, la cual ha de ser vendada. Por otro lado, los traumatismos de la zona maxilar
son descritos en el caso 24, donde al haber fractura no se puede tratar; y en el caso 25 la
dislocación de la mandíbula es tratada con un vendaje al que se añade alumbre para darle
mayor dureza.
13
Del caso 28 al 35 están agrupados los tratamientos del cuello, tanto laceraciones
como traumatismos óseos. Uno de los casos más característicos, el 31, hace alusión a la
interrelación entre el dislocamiento del cuello con el aparato locomotor inferior y el
aparato reproductor masculino que podrían verse afectados. Otro de los tratamientos
destacables, el 34, refiere a la recolocación manual de la clavícula seguido de la
aplicación diaria de aceite y miel.
Las dolencias para la zona pectoral van del caso 39 al 41 y del 45 al 46. Todas
ellas tratan sobre infecciones y erupciones tratables. De éstas, se puede señalar el caso 41,
el cual abarca un espectro mayor de remedios para su curación a base de variados
ungüentos.
Una vez finalizan los casos sobre traumatismos, podemos encontrar en el anverso
una serie de prescripciones para distintas resoluciones.
14
de manera que una vez que sangrase se frotara en la vagina un ungüento a base de aceite
de cedro, planta de orejas de protelo, semillas de alcaravea, galena y mirra dulce.
Las tres prescripciones siguientes, a diferencia de las otras, son de temática más
bien estética, ofreciendo consejos para el rejuvenecimiento de la piel y la eliminación de
manchas a través de remedios con miel, natrón rojo, sal del norte y calcita. De ellas,
destaca un remedio que conlleva un proceso complejo, hecho a base de aceite de
almendras amargas, el cual especifica que ha de ser conservado en frío en un tarro de
piedra.
El Chester Beatty VI es un papiro que trata sobre todo las afecciones en el recto
intestinal. El desarrollo del mismo puede desglosarse en distintos grupos en función del
tipo de afección.
El primer grupo hace referencia a las enfermedades del ano de manera general,
este grupo engloba ocho tratamientos. Cada uno de ellos tiene un remedio propio pero
conjuntamente se repiten una serie de elementos, entre los que destacan la miel, el aceite
y en menor medida la sal y el natrón. Dentro de este grupo hay un caso concreto que
15
menciona “sangre corriendo por detrás de él”. Según la interpretación de Nunn, esta
expresión hace alusión a las hemorroides.20
El cuarto grupo, está compuesto por un único caso y va dirigido a aliviar el ardor
de las inflamaciones. Los elementos que se utilizan como remedio son los mismos que se
repiten de manera general en el tercer grupo que son, el algarrobo, la miel y el agua,
además un elemento que se desconoce.
El quinto grupo también está compuesto por un único caso, el 32, cuya finalidad
es lavar el ano y para refrescar la región costal. Este tratamiento podría estar relacionado
con una afección del hígado. Textualmente podemos leer esto en el libro La Medicina en
el Antiguo Egipto:
En líneas generales, podemos pensar que los egipcios consideraban que el problema
no se encontraba esencialmente en el estomago, Primero se debía examinar al paciente
acostado. Se palpaba con las manos la barriga, seguidamente se determinaba si estaba caliente.
20
Nunn, 1996. 110.
16
En ese caso, se estimaba que había una obstrucción estomacal. Entonces el médico debía
decir: “se trata de un caso que abarca el hígado”. A continuación planteaba el tratamiento a
seguir, tras lo cual volvía a observar al paciente. Si esta segunda revisión determinaba que el
lado izquierdo de la barriga estaba fría y el lado derecho caliente, el médico debía decir: “se
trata de una enfermedad que restringe su alimentación”. Se volverá a hacer el tratamiento,
hasta que la barriga se encuentre completamente fría. Entonces el médico dirá: “fue su hígado
el que ha sido purgado”.21
En el sexto grupo, hemos decidido agrupar todos aquellos casos en los que por
falta de información desconocemos las afecciones que tratan. Estos tratamientos abarcan
los siguientes casos, el 29, el 30 y del 33 al 41. A la mayoría de los tratamientos
principales les sigue un remedio para lavarlo, cada uno con sus características propias.
La información que nos aporta este papiro no nos permite mas que adivinar cuales
pudieron ser los diagnósticos, porque no establecen con precisión la finalidad de los
mismos. En muchos de los casos sólo se establece cuál es la zona afectada y la
composición del remedio, pero no aporta información sobre qué tipo de afección tiene el
paciente.
21
Nunn, 1996. 108
17
Productos y remedios utilizados en los tratamientos
De ello se deduce que los elementos más empleados en los diversos remedios son
los de origen vegetal y animal, los cuales están mayormente vinculados con la medicina
interna reflejada en este papiro, pudiendo extraer mediante un análisis formal el uso de
los elementos más empleados; la miel aparece 18 veces, 13 veces el agua, el aceite 12, 10
el algarrobo, 9 las uvas y 7 la sal, como los seis elementos más utilizados en sus recetas.
Hay que destacar muchos de los elementos concretos que se recopilan en estos
porcentajes se repiten poco, ya que muchos son empleados para un tratamiento concreto.
Por ejemplo el caso 41, el cual refleja un remedio para una infección en el pecho y abarca
un amplio espectro de materias de origen vegetal, animal y mineral, pero sin embargo la
mayoría de elementos utilizados en este tratamiento no se repiten en el resto de los casos.
Sin embargo, en los tratamientos empleados para las afecciones referidas a traumatismos,
vinculados mayormente a la medicina externa, se repiten continuamente una serie de
elementos . En este caso, la miel se repite 25 veces, 24 veces el aceite, 24 el vendaje, 13
la carne, 10 la tela y 8 el alumbre. Este hecho es destacable al manifestar un patrón
diferente en los remedios empleados para la medicina externa reflejados en el Edwin
Smith frente a los empleados en la medicina interna en el Chester Beatty.
18
En primer lugar cabe destacar dos materias que aparecen como elementos de
mayor uso en ambos papiros, incidiendo en la importancia de las mismas, ya que dichos
papiros distan en sus tratamientos debido a que están dirigidos a distintos tipos de
afecciones de manera generalizada.
22
Nunn, 1996. 170
23
Nunn, 1996. 180
24
Nunn, 1996. 170
25
Nunn, 1996. 170
19
El algarrobo o djaret forma parte de las plantas nativas de Egipto; y entre sus
propiedades destaca su efecto laxante o emético como principio activo, incidiendo en su
importancia debido a su uso en el Papiro Chester Beatty sobre problemas
gastrointestinales26.
Un elemento con mayor problemática reflejado en este papiro son las uvas, ya que
se desconoce si su uso fue como principio activo de su fruto o como otro de los
excipientes una vez transformado en vino. Así, el vino podía alcanzar una concentración
de alcohol de entre el 10 y 20% , por lo que también podía ser empleado para la
extracción de alcaloides27.28
Otro elemento es el alumbre, mineral que puede tener propiedades que aportan un
efecto astringente, sobre heridas ulcerosas.31
Por otro lado, la tela y el vendaje son elementos que se repiten constantemente en los
tratamientos sobre traumatismos, y podrían intervenir en la inmovilización de la zona.
Sobre ello cabe destacar el uso del imru que es un mineral que no se ha podido
identificar, pero aparece en 8 casos del Edwin Smith, administrado sobre traumatismos,
con las vendas, lo que podría indicar que es algo parecido al yeso.32
26
Nunn, 1996. 192
27
Nunn, 1996. 171
28 28
Citando a Nunn “el principio activo puede ser extraído de una preparación herbácea sumergiéndola,
en agua, alcohol o aceite, dependiendo todo de su solubilidad en cualquiera de los tres medios”, este tipo
de extracción es especialmente eficaz con los alcaloides de las plantas.
29
Nunn, 1996. 178
30
Nunn, 1996. 182
31
Oriol, 1851. 155
32
Nunn, 1996. 179
20
Otro tema de especial interés es el uso de las drogas como fármacos, pues este
concepto presenta una doble problemática, ya que por una parte no se sabe si los antiguos
egipcios tenían plena conciencia sobre el uso narcótico de estos elementos, y por otra
parte, aunque dichas drogas sean mencionadas no se sabe con seguridad la parte
empleada en el remedio. Por lo tanto se desconoce si se dio uso del activo narcótico, al
menos hasta el Reino Nuevo donde su uso se generalizó, se administraba principalmente
por vía oral, rectal y vendada sobre la piel. Encontramos ejemplos de ello en ambos
papiros, como el caso 24 del Chester Beatty, con la aparición del cáñamo, cannabis
sativa, como remedio para lavar un tratamiento anterior y eliminar el calentamiento del
ano, o el opio, reflejado mediante semillas de amapola en el caso 41 del Papiro Edwin
Smith, el cual fue citado anteriormente por su peculiaridad dentro de este papiro.33
33
Nunn, 1996.187-189
34
Nunn, 1996. 168
21
En el caso del Papiro Edwin Smith, en el reverso, el único caso en el que aparece
algún contenido mágico es el número 9 para fracturas craneales, en el que se acompaña el
tratamiento médico con una oración mágica, “El enemigo en la herida ha sido expulsado;
su escondite en la sangre ha sido hecho para temblar; el buitre de cada lado ha sido dado
a la boca de la diosa efectiva. Esta sien no se deteriorará; no hay cocodrilo o veneno en su
interior. Porque yo, que estoy bajo la protección de la diosa efectivo: el hijo de Osiris es
rescatado.”
En lo que respecta al anverso, los ocho primeros apartados son fórmulas para la
protección de diversos males. Entre ellos, podemos diferenciar que las fórmulas 1, 2, 3 y
4 protegen contra aires pestilenciales, los cuales probablemente se tratasen de
enfermedades contagiosas por vía aérea. Para que las oraciones “salven de la amargura de
los malos aires durante un año”, debían ser recitadas dos veces, o bien siendo recitada por
un hombre que camine con un palo de madera alrededor del lugar donde está la
enfermedad.
En este sentido, podríamos hablar que este papiro indica por un lado que se creía
que ciertas enfermedades de tipo pestilencial y mental son causadas por los espíritus
malignos enviados por deidades como Sekhmet, también llamada “La Señora de la
Acacia”. Era una diosa con connotaciones bélicas que representa la energía destructiva
del Sol y que era capaz de causar enfermedades, por lo que se convirtió en patrona de los
médicos, los cuales argumentaban que al conocer su divinidad podían hacer efectivas sus
curaciones.35 Otros entes causantes de pestilencias eran los hijos de Bastet y los de
35
Castel. 2001. 371.
22
Hathor, deidad que en su aspecto de furia podía relacionarse con Sekhmet. 36 Por tanto, se
creería que estos demonios contagiarían las enfermedades a través de algunos animales,
por la comida o incluso a través de las camas.
Conclusiones
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, y tras el análisis realizado a ambos textos,
podemos afirmar una serie de cuestiones.
Por el tipo de lesiones que trata el Papiro Edwin Smith, tales como laceraciones,
fracturas, perforaciones y dislocaciones; muchas hipótesis apuntan a que existe cierta
probabilidad de que éstas estuvieran provocadas por los conflictos bélicos acaecidos a
finales del Segundo Período Intermedio entre los hicsos y los tebanos, siendo estos
últimos los que, según las fuentes, aplastaron brutalmente a los primeros. No obstante,
este tipo de interpretaciones presentan un problema, puesto que no se conoce con
exactitud si la magnitud de estos enfrentamientos fue lo suficiente como para que éstos se
vieran reflejados en este documento médico, el cual incluso podría tratarse de una copia
de un original del Reino Antiguo debido a las características de su escritura, por lo que no
tendría por qué estar directamente relacionado con el contexto bélico del momento. Por
tanto, aunque pudiera tener alguna vinculación, nos inclinamos más por pensar que las
lesiones descritas en el papiro podrían haberse producido por los accidentes, laborales o
no, que pudieran acaecer sobre cualquier trabajador cuyas actividades diarias implicasen
cierto riesgo.
36
Castel. 2001. 140-141.
37
Nunn. 1996 . 124
23
Por otro lado el Papiro Chester Beatty nos aporta una visión general sobre las
afecciones relacionadas con el recto intestinal, las cuales podían manifestarse de forma
externa o interna. Los tratamientos que se llevaban a cabo eran específicos para cada
dolencia, con lo que abarca un amplio espectro de remedios, aunque en la mayoría de
ellos siempre se aplicaba la miel, siendo éste el producto más utilizado.
Sin embargo, este papiro tiene serias carencias en cuanto a los diagnósticos, pues
no se explican con claridad y esto crea lagunas en el conocimiento.
Tras el análisis de los productos, tanto en su empleo como en sus propiedades se sigue
manteniendo la problemática vinculada al uso. En lo que respecta a las materias de origen
vegetal no sabemos qué parte de la planta fue utilizada, ni cuál fue su proceso de
tratamiento para la extracción de los alcaloides, por lo tanto se desconoce si la receta
llegó a contener el principio activo de la misma. Llegados a este punto nos encontramos
una serie de incógnitas, siendo visible el hecho de que existía un uso reiterativo sobre
algunas plantas. Partiendo de ello, cabe plantearse el hecho de que conocieran sus
propiedades medicinales y por ello las explotaban, una idea plausible a nuestro juicio.
Esto conectaría con una serie de conocimientos adquiridos empíricamente y utilizados de
manera racional, aunque habría que mencionar que en contraposición nos encontramos
con el uso de ciertos elementos de origen animal en sus recetas, empleados por los
atributos positivos que cada animal pudiera transmitir al paciente.
Este avanzado conocimiento práctico y teórico que tenían los sunus explicaría que
conocieran el hecho de que si ciertas zonas como las vértebras cervicales quedaban
lesionadas, el tronco inferior podía quedar paralizado, tal y como se ve en el caso 31, por
lo que sabían que algunas partes del cuerpo estaban conectadas. Así pues, se podría decir
24
que su sš3w o “conocimiento ganado de la experiencia práctica” les permitía también
saber que a través de la inmovilización de algunos miembros las fracturas se podían
reosificar, así como también conocían la existencia e importancia de ciertos órganos
como el cerebro (caso 6), el corazón y el hígado (fórmula mágica 5).
Bibliografía
ALLEN, James P. The Art of Medicine in Ancient Egypt. The Metropolitan Museum of
Art. 2006.
NUNN, John F. La Medicina del antiguo Egipto. British Museum Press. Londres. 1996.
25