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A lo largo de la vida los seres humanos vivimos diferentes situaciones capaces de generan
impactos emocionales, físicos y/o psicológicos, una de estas es la muerte; sobretodo cuando esta es
funcionalidad de la familia e incrementa las dificultades en la elaboración del duelo. Por lo cual,
Estudios en relación al duelo muestran que en población sobreviviente de suicidio este proceso
puede tornarse complicado debido al estigma social que existe sobre esta forma dé muerte, y más
aún cuando la estigmatización proviene del círculo cercano a la familia del suicida, que puede
verse expuesta al abandono y rechazo por parte de quienes consideraban allegados. Estas
respuestas por parte de las personas cercanas incrementan en los supervivientes la herida
Al respecto el estudio realizado por Feigelman, Gorman, & Jordan (2009), sostiene que el punto
central es que los sobrevivientes confían en que recibirán apoyo incondicional ante la situación
desoladora que están transitando y por el contrario se enfrentan según sus propias palabras a “un
muro de silencio”, “la ausencia de un interés cariñoso” o “consejos inútiles”, los cuales producen
mayor decepción así como un aumento en los sentimientos de culpabilidad por lo ocurrido y el
en el manejo de estas situaciones a través de sus intervenciones indaguen acerca de la red de apoyo
y las ayudas con la que cuentan los familiares, que guíen a los supervivientes a evaluar el apoyo
recibido y limitar en caso de ser necesario el contacto con aquellas personas, aunque allegadas no
son de beneficio al proceso, sino que por el contrario tienden a generar más afectaciones. Así
mismo, es necesario que muestren a los sobrevivientes que ellos mismos son capaces de instruir a
sus personas más cercanas en cómo pueden apoyarles de una mejor forma, sin desconocer que para
algunos la comprensión de estos hechos puede estar limitada. Igualmente, y estimando las
esperanzas de los familiares de recibir apoyo incondicional en esta situación, resulta útil que los
reconozcan el papel que desempeñan dentro del proceso de intervención a fin desarrollar actitudes
eficaces que contribuyan a afrontar la perdida inesperada, tomar conciencia de la crisis, reconocer
los sentimientos de pesar y tristeza para finalmente favorecer la reorganización funcional a la vida.
En este sentido, es de vital importancia salvaguardar la salud de las emociones y de las conductas
de los supervivientes pues al ser las personas más cercanas se sitúan como las de mayor riesgo de
comportamiento suicida. De igual forma, es necesario ayudar a las personas a darle nombre a esos
sentimientos ambivalentes que puedan presentar, remarcar la importancia de hablar del suicidio
Feigelman, W., Gorman, B. S., & Jordan, J. R. (2009). Stigmatization and Suicide Bereavement.