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Pensamiento

Ninguna otra especie contempla, analiza, recaba o planea en la forma en que lo hacen los
seres humanos. Sin embargo, entender lo que es el pensamiento va más allá de saber qué
pensamos.

Los psicólogos definen el pensamiento como la manipulación de representaciones mentales de


la información. Una representación puede adquirir la forma de una palabra, una imagen visual,
un sonido o un dato en cualquier otra modalidad sensorial almacenada en la memoria.

Las imágenes mentales son representaciones mentales que evocan un objeto o suceso. No son
sólo representaciones visuales; nuestra capacidad para “escuchar” un sonido en la mente
también se basa en una imagen mental. De hecho, cada modalidad sensorial puede producir
imágenes mentales correspondientes.

Conceptos

Los conceptos son categorizaciones de objetos, sucesos o personas que comparten


propiedades comunes. Éstos nos permiten organizar fenómenos complejos en categorías
cognitivas mucho más simples y, por ende, más fácilmente utilizables.

Los conceptos nos ayudan a clasificar los objetos que encontramos recientemente con base en
nuestra experiencia pasada. Los conceptos influyen en el comportamiento; supondríamos, por
ejemplo, que podría ser apropiado acariciar a un animal después de determinar que es un
perro, en tanto que nos comportaríamos en forma diferente después de clasificar al animal
como lobo.

Cuando los psicólogos cognitivos estudiaban inicialmente los conceptos, se concentraban en


los que estaban claramente definidos por un conjunto único de propiedades o características.
Por ejemplo, un triángulo equilátero es una forma cerrada que tiene tres lados de la misma
longitud. Si un objeto posee estas características, es un triángulo equilátero, si no, no es un
triángulo equilátero. Otros conceptos, a menudo los que tienen más importancia en nuestra
vida diaria, son más ambiguos y resulta más difícil definirlos. Por ejemplo, conceptos mucho
más amplios como mesa y ave tienen un conjunto de rasgos característicos generales,
relativamente vagos, en lugar de propiedades únicas claramente definidas que distinguen un
ejemplo del concepto del que no lo es. Cuando consideramos estos conceptos más ambiguos,
solemos pensar en términos de ejemplos llamados prototipos. Los prototipos son ejemplos
comunes, sumamente representativos, de un concepto que corresponde a nuestra imagen
mental o a un mejor ejemplo del concepto.

Los conceptos nos permiten pensar y entender más fácilmente el mundo complejo en el que
vivimos. Por último, los conceptos y los prototipos facilitan nuestros esfuerzos por extraer
conclusiones adecuadas mediante el proceso cognitivo en el que nos concentraremos a
continuación: el razonamiento.

Algoritmos y heurísticos

Un algoritmo es una regla que, si se aplica en forma apropiada, garantiza una solución a un
problema. Podemos valernos de un algoritmo aun cuando no entendamos su funcionamiento.
Por ejemplo, seguramente sabe que puede hallar la longitud del tercer lado de un triángulo
rectángulo utilizando la fórmula a2 + b2 = c2, aunque no tenga la más remota noción de los
principios matemáticos que hay detrás de esa fórmula.
Sin embargo, para muchos problemas y decisiones no se dispone de algoritmos. En esos casos,
podemos ser capaces de utilizar heurísticos para ayudarnos. Un heurístico es un atajo cognitivo
que puede conducir a una solución. Los heurísticos mejoran las probabilidades de éxito de
llegar a una solución, pero, a diferencia de los algoritmos, no la garantizan. Por ejemplo,
cuando juego cero mata cero, sigo el heurístico de colocar una X en el cuadro central al
empezar el juego. Esta táctica no garantiza que gane, pero la experiencia me ha enseñado que
aumenta mis probabilidades de éxito.

Aunque los heurísticos suelen ayudar a las personas a resolver problemas y tomar decisiones,
ciertos tipos de heurísticos pueden conducir a conclusiones imprecisas.

 Heurístico de representatividad: regla que aplicamos para juzgar a personas en función del
grado en que representan cierta categoría o grupo de personas. Por ejemplo, que usted es
propietario de una tienda de comida rápida asaltada en varias ocasiones por adolescentes.
El heurístico de representatividad lo llevaría a usted a levantar la guardia cada vez que
alguien de esta edad entrara en su tienda.
 Heurístico de disponibilidad: supone juzgar la probabilidad de un suceso con base en qué
tan fácilmente puede recordarse el suceso de memoria. Por ejemplo, el heurístico de
disponibilidad hace que sintamos más miedo de morir en un accidente en avión que en un
accidente en auto, pese a que las estadísticas demuestran claramente que viajar en avión
es mucho más seguro que viajar en automóvil.

Resolución de problemas

En el rompecabezas de la Torre de Hanoi se colocan tres discos en tres postes, donde el disco
mayor está debajo y el menor está arriba. La meta del rompecabezas consiste en mover los
tres discos al tercer poste y que queden dispuestos en el mismo orden, recurriendo para ello a
la menor cantidad posible de movimientos. Hay dos restricciones: sólo puede moverse un
disco a la vez, y ningún disco puede cubrir nunca a otro más pequeño durante un movimiento.

Preparación

Al abordar un problema la mayoría de las personas comienzan por tratar de entender el


problema completamente. Si el problema es novedoso, probablemente presten atención
especial a cualquier restricción que se imponga para llegar a una solución. En contraste, si el
problema resulta familiar, es probable que pasen considerablemente menos tiempo en esta
etapa de preparación.

Los problemas se diferencian en que unos están bien definidos y otros están mal definidos. En
un problema bien definido, como una ecuación matemática o la solución a un crucigrama, la
naturaleza del problema mismo y la información necesaria para resolverlo están disponibles y
son claras. Un problema mal definido, como cómo llevar la paz al Medio Oriente, no sólo la
naturaleza específica del problema es poco clara, sino que la información para resolver el
problema posiblemente sea menos obvia.

Tipos de problemas:

 Problemas de distribución: exigen recombinar los elementos en una forma que satisfaga
cierto criterio (por ejemplo, anagramas y crucigramas).
 Problemas de inducción de estructura: la persona debe identificar las relaciones existentes
entre los elementos presentados y luego construir una nueva relación entre ellos (por
ejemplo, ¿Qué número sigue en esta serie? 1 4 2 4 3 4 4 4 5 4 6 4__).
 Problemas de transformación: consisten en un estado inicial, un estado meta y un método
para pasar del estado inicial al estado meta (por ejemplo, el problema de la Torre de
Hanoi).

Ya se trate de un problema de distribución, inducción de estructura o transformación, la etapa


de preparación que consiste en entender y diagnosticar el problema es crucial para resolverlo,
pues nos permite desarrollar nuestra propia representación cognitiva del problema y ubicarla
dentro de nuestro marco personal. Podemos dividir el problema en subpartes o ignorar cierta
información para tratar de simplificar la tarea. El hecho de descartar información no esencial
suele ser un paso crucial en la etapa de preparación de la resolución de problemas.

Producción

Después de la preparación, la siguiente etapa en la resolución de problemas es la producción


de posibles soluciones. Si un problema es relativamente simple, podemos tener ya una
solución directa almacenada en la memoria de largo plazo, y todo lo que necesitamos hacer es
recuperar la información apropiada. Si no podemos recuperar o desconocemos la solución,
debemos generar posibles soluciones y compararlas con la información en la memoria de largo
y corto plazos.

En el nivel más elemental, podemos resolver los problemas por ensayo y error. En lugar del
ensayo y error, la resolución de problemas complejos suele suponer el uso de heurísticos,
atajos cognitivos que pueden generar soluciones. Probablemente el heurístico que se aplica
con más frecuencia en la resolución de problemas sea el análisis de medios y fines, que
comprende pruebas repetidas de diferencias entre el resultado deseado y lo que existe
actualmente.

Para otros problemas, el mejor método es trabajar en forma retrospectiva concentrándose en


la meta, en lugar del punto de partida del problema.

Otro heurístico que se utiliza comúnmente para generar soluciones es dividir un problema en
etapas intermedias, o submetas, y resolver cada una de estas etapas. Si resolver una submeta
es un paso hacia la solución final a un problema, identificar las submetas es una estrategia
apropiada. Sin embargo, en algunos casos formar submetas no es tan útil y en realidad puede
aumentar el tiempo necesario para encontrar una solución.

Algunos métodos que sirven para generar posibles soluciones se enfocan menos en los
heurísticos graduales que en las oleadas repentinas de comprensión que posiblemente
experimentemos durante nuestros esfuerzos por resolver un problema. El discernimiento es la
conciencia súbita de las relaciones entre varios elementos que previamente no parecían
guardar relación.

Juicio

La última etapa en la resolución de problemas es juzgar lo adecuado de una solución. Si la


solución es clara sabremos de inmediato si hemos sido exitosos o no. Si la solución es menos
concreta o si no hay una única solución correcta, la evaluación de las soluciones se vuelve más
difícil. En tales casos, debemos decidir cuál es la mejor solución alterna.
Impedimentos a las soluciones

La fijeza funcional es la tendencia a pensar en un objeto sólo en términos de su uso común.


Por ejemplo, la fijeza funcional probablemente lo lleve a pensar en este libro como algo que
sirve para leer, en lugar de su uso potencial como tope para la puerta o como combustible
para una hoguera.

La fijeza funcional es un ejemplo de un fenómeno mucho más amplio conocido como esquema
mental, la tendencia a persistir de los viejos patrones de resolución de problemas.

El sesgo de confirmación es la tendencia a favorecer información que sustenta la hipótesis


inicial que uno tiene e ignorar información contradictoria que sustenta hipótesis o soluciones
alternativas.

Creatividad y resolución de problemas

La creatividad es la capacidad para generar ideas originales o resolver problemas en formas


novedosas. Aunque identificar las etapas de la resolución de problemas nos ayuda a entender
cómo aborda y resuelve la gente los problemas, no explica muy bien por qué a algunas
personas se les ocurren mejores soluciones que a otras.

Hay varios factores asociados con la creatividad. Uno de estos factores es el pensamiento
divergente, la capacidad para generar respuestas inusuales, aunque apropiadas, a problemas o
interrogantes. Este tipo de pensamiento contrasta con el pensamiento convergente, que
produce respuestas basadas principalmente en los conocimientos y la lógica. Por ejemplo,
alguien que se basa en el pensamiento convergente respondería “lo lees” a la pregunta “¿qué
puede hacer con un periódico?”. En contraste, “lo utilizas como recogedor” es una respuesta
más divergente y creativa.

Lenguaje

Es la comunicación de información por medio de símbolos ordenados de acuerdo con reglas


sistemáticas, es una capacidad cognitiva importante, indispensable para que nos
comuniquemos entre nosotros. El lenguaje no sólo es medular para la comunicación, sino que
también está estrechamente relacionado con la forma misma en que pensamos y entendemos
el mundo.

Gramática

La estructura básica del lenguaje descansa sobre la gramática, el sistema de reglas que
determinan cómo se expresan nuestros pensamientos. La gramática trata sobre los tres
principales componentes del lenguaje: la fonología, la sintaxis y la semántica. La fonología es el
estudio de las unidades más pequeñas del habla, llamadas fonemas, que influyen en el
significado, y de la forma en que utilizamos esos sonidos para formar palabras y producir un
significado.

La sintaxis son las reglas que indican cómo pueden combinarse palabras y frases para formar
enunciados. Cada idioma cuenta con intrincadas reglas que orientan el orden en que pueden
unirse las palabras para comunicar un significado.
La semántica es el significado de las palabras y los enunciados. Las reglas de la semántica nos
permiten emplear las palabras para comunicar los matices más sutiles.

Desarrollo del lenguaje

Los niños balbucean, emiten sonidos sin sentido parecidos a los del habla, aproximadamente
desde los tres meses hasta el año. Al balbucear, posiblemente produzcan, en un momento u
otro, cualquiera de los sonidos que se hallan en todos los idiomas, no sólo los de aquél al que
están expuestos. Hasta los niños sordos manifiestan su propia forma de balbuceo, ya que los
bebés no son capaces de oír, pero están expuestos al lenguaje de señas desde el nacimiento,
“balbucean” con las manos. Refleja cada vez más el idioma específico que se habla en el
ambiente del crío, inicialmente en términos de altura y tono y finalmente en términos de
sonidos específicos.

Los bebés de corta edad pueden distinguir entre 869 fonemas que se han identificado en
idiomas de todo el mundo. Sin embargo, después de los seis a ocho meses, esa capacidad
empieza a disminuir. Los bebés comienzan a “especializarse” en el idioma al que están
expuestos conforme las neuronas en su cerebro se reorganizan para responder a los fonemas
específicos que oyen en forma rutinaria. Algunos teóricos sostienen que existe un periodo
crucial para el desarrollo del lenguaje al principio de la vida, en el cual el niño es especialmente
sensible a las claves lingüísticas y adquiere con mayor facilidad el lenguaje. De hecho, si a los
niños no se les expone al lenguaje durante este periodo crucial, posteriormente tendrán
grandes dificultades para superar esta deficiencia.

Para cuando los niños tienen aproximadamente un año de edad, dejan de producir los sonidos
que no están en el lenguaje al que se les ha expuesto. En español, éstas suelen ser palabras
cortas que comienzan con un sonido consonante como b, d, m, p y t. Los niños entienden una
buena proporción del lenguaje que oyen. La comprensión del lenguaje precede a la producción
del lenguaje.

Desde el año de edad, los niños comienzan a aprender formas lingüísticas más complicadas.
Producen combinaciones de dos palabras, los componentes esenciales de los enunciados y
aumentan en forma acentuada la cantidad de palabras diferentes que son capaces de utilizar.
A los dos años de edad, el niño promedio tiene un vocabulario de más de 50 palabras. Seis
meses después, el vocabulario crece a varios cientos de palabras. En ese momento, los niños
producen enunciados cortos, aunque se valen del habla telegráfica, enunciados que suenan
como si fueran parte de un telegrama, en los que se eliminan las palabras que no son cruciales
para el mensaje. En lugar de decir “te mostré el libro”, un niño que utiliza el habla telegráfica
posiblemente diga “mostré libro”, y “estoy dibujando un perro” puede volverse “dibuja perro”.

A los tres años de edad, los niños aprenden a formar plurales agregando una “s” a los nombres
y a formar el participio pasado agregando el sufijo ado a los verbos. En esta habilidad, la
sobregeneralización también genera errores, ya que los niños suelen aplicar las reglas en
forma irreflexiva. Por tanto, aunque es correcto decir he “caminado” para el participio pasado
de caminar, la regla de ado no funciona bien cuando los niños dicen he “corrado” para el
pasado de correr.
A los cinco años de edad, los niños han adquirido las reglas básicas del lenguaje. Sin embargo,
no alcanzan un vocabulario completo y la capacidad para comprender y servirse de reglas
gramaticales sutiles sino hasta después.

Adquisición del lenguaje

La teoría del aprendizaje indica que la adquisición del lenguaje sigue los principios del
reforzamiento y el condicionamiento descubiertos por los psicólogos que estudian el
aprendizaje. Por ejemplo, cuando un niño que dice “mamá”, recibe abrazos y elogios de su
madre que refuerzan este comportamiento y hacen que su repetición sea más probable.

Chomsky afirmó que los seres humanos nacen con una capacidad lingüística innata que surge
principalmente en función de la maduración. Según su enfoque innatista del lenguaje, todos
los lenguajes del mundo comparten una estructura subyacente común denominada gramática
universal. Chomsky señaló que el cerebro humano posee un sistema nervioso, el dispositivo de
adquisición del lenguaje, que no sólo nos deja entender la estructura que ofrece el lenguaje,
sino que además nos da estrategias y técnicas para aprender las características únicas de
nuestros idiomas maternos.

Enfoque interaccionista plantea que el desarrollo del lenguaje se produce mediante una
combinación de predisposiciones genéticamente determinadas y circunstancias ambientales
que ayudan a enseñarlo.

Influencia del lenguaje en el pensamiento

La hipótesis de la relatividad lingüística, la noción de que el lenguaje moldea y, de hecho,


puede determinar la forma en que la gente en una determinada cultura percibe y entiende el
mundo. Según este planteamiento, el lenguaje nos proporciona categorías de las que nos
valemos para construir nuestra visión de las personas y los sucesos en el mundo que nos
rodea. En consecuencia, el lenguaje da forma y produce el pensamiento.

Sin embargo, consideremos otra posibilidad. Suponga que en lugar de que el lenguaje sea la
causa de ciertas formas de pensamiento, el pensamiento produce el lenguaje.

¿Cuál es la visión correcta? Las investigaciones más recientes refutan la hipótesis de la


relatividad lingüística y señalan, en cambio, que el pensamiento genera el lenguaje.

Aunque las investigaciones no sustentan la hipótesis de la relatividad lingüística en el sentido


de que el lenguaje sea la causa del pensamiento, es claro que el lenguaje influye en la forma en
que pensamos. Y, por supuesto, no cabe duda de que el pensamiento influye en el lenguaje, lo
que señala que el lenguaje y el pensamiento interactúan en formas complejas.

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