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E Pa t d Ami  

 
 
Era lunes 
Yo me desperté tipo 12hs como lo venía haciendo el último mes. 
Un poco por el cansancio y agotamiento de un cuerpo con varios kilos de más y otro poco 
porque mis tobillos estaban tan hinchados que no podía ni caminar. 
Carlos (nuestro obstetra), había recomendado que repose por lo menos 12 horas por día. 
A mi mucho no me costaba ya que vivía con pachorra... 
 
Ese lunes, que te íbamos a conocer, yo aún no lo sabía, ni papá tampoco. 
Estaba de 39 semanas y 5 días. 
Faltaban 2 días para la fecha probable de parto. 
La mayoría de las veces (me habían dicho), las primerizas se atrasan...así que yo tranquila 
me ocupaba de alimentarme bien, dormir, estar relajada y tener la casa limpia...ya que 
podías venir en cualquier momento y te esperábamos para recibirte en casa. 
Con papá desde antes de estar embarazada sabíamos que queríamos un parto en casa. Un 
parto respetado. 
Por supuesto teníamos un plan B (por si algo requería de otro tipo de asistencia teníamos 
una clínica fichada). 
Ese lunes entonces desayuné avena con frutos secos y miel y me fui a leer bajo el sol del 
patio. 
Luego almorcé con papá, que estaba trabajando en casa, como siempre. 
Aún no imaginábamos que ibas a llegar!! 
Que iba a ser el día más importante de nuestra vida, que nos transformábamos en una 
familia, y no en una familia más...sino en MI familia...nuestra familia. 
Pero inconscientemente algo intuía sin llegar a darme cuenta...porque mensajeé por wsap a 
Alejandra (la partera), para pedirle que cuando llegue el día del parto venga con Coti y no con 
Miriam...(yo iba a las rondas todos los martes y veía a las parteras Ale y Coti, con quien 
establecí más vínculo...y a Miriam casi no la había visto, pero como vive en Escobar, Ale me 
había anticipado que tal vez en lugar de Coti venía con ella, por una cuestión de cercanía 
geográfica) 
Ese lunes hermoso donde la magia se iba a hacer presente me alivió el “ok, como vos quieras 
Agos”, de Alejandra y entonces seguí como un día más... 
Al mediodía llegó Mariana a hacer la limpieza y empecé a sentir dolor en la zona baja de la 
espalda 
Le conté a papá pero no nos alarmamos...nos sentíamos preparados para que vengas. 
Ya teníamos todo listo, casa, cuerpo, la lista que nos pidió el equipo médico y sobre todo el 
corazón. 
Yo pensaba: “que sea cuando tenga que ser”. 
 
Con el correr de los minutos el dolor en la espalda se intensificaba cada vez más y empecé a 
sentir que la panza se me ponía dura (contracciones). 
A eso de las 16hs empecé a usar la pelota de esferodinamia y sentada arriba hacia 
movimientos para relajarme. 
Luego me di un baño. 
En el baño me di cuenta de que el dolor estaba cada vez más presente y era EL DÍA. 
No tuve miedo, ni ansiedad, una parte mía dudaba si sería o no...yo esperaba... 
Papá fue a llevar a Mariana a la parada porque lloviznaba y le pedí que al volver traiga fruta y 
frutos secos...por si comenzaba el proceso del parto y no se sabe cuánto tiempo va a llevar... 
Me bañé y salí relajada. No me cambié, me quedé en bata. 
Papá volvió con las cosas y le dije, lo supimos...ibas a llegar. 
Nos vinimos a la pieza, papá puso música (él había armado una playlist hermosa con música 
para tu nacimiento). Yo me senté en la pelota y papá sentado atrás sobre la cama me 
masajeaba, me transmitía amor, confianza, serenidad y compañía, todo lo que una mujer 
necesita para parir...que es algo así como ABRIR. 
El rato que estuvimos así fue idílico, mágico, amoroso, me sentía en paz y relajada...amada, 
respetada y confiada. 
Pero no todo fue así, con esa energía yin...porque de un momento a otro me vino una 
contracción que viví como un terremoto dentro de mi vientre. 
Un sacudón dolorosísimo que me asustó. No me gustó nada porque pensé que no iba a poder 
soportar ese dolor. 
Papá llamó a Coti, ella me sugirió que vaya a la bañera y me dijo algo que me ayudó: ”Agos, 
no dejes que el dolor te tome la cabeza” 
 
Fuimos al baño. Me metí en la bañera. Yo ya no estaba amorosa sino que daba órdenes y me 
metía para adentro. Ya no conectaba mediante miradas y sonrisas con papá sino que cerraba 
los ojos y trataba de conectar con la respiración. Sin embargo no quería que él se despegara 
de mi. Que se quedara al lado mío, acompañando casi invisible, sin perturbar, sin 
moverse...pero firme como un tótem. 
Nunca tuve miedo...pensaba “voy a conocer a mi hijo” 
”Hoy es el día”, “gracias Dios mío“ y se me caían las lágrimas de amor y gratitud. 
Las contracciones eran cada 4 minutos y duraban un minuto, así que volvimos a llamar. 
Carlos salía para acá. 
Yo en la bañera gritaba de dolor durante las contracciones hasta que decidí darle otro cause a 
ese dolor: interiormente pensé: “así no voy a soportar el dolor, mejor voy a pasar las 
contracciones respirando“. 
Y eso hice. Me di cuenta de que cada contracción duraba 5 respiraciones...y deje de gritar y 
putear para respirar.  
Las contracciones son un momento de dolor intenso porque el cuerpo se abre para dejar 
pasar al bebé  
Eso es lo que TIENE que pasar. 
Yo elegí un parto verdadero, con el dolor que eso acarrea, para sentir esa apertura, esa salida 
al mundo de mi hijo...ese pasar a través mío para hacerse paso a la vida. 
Elegí vivir eso sin anestesia. Intenso, real...como amerita la situación: un ser nace a la vida, 
es una situación que no puede pasar desapercibida o a las apuradas, anestesiadas y en 
desconexión. 
Por suerte tuve a Alejandro, tu papá acompañando esta situación, y la intuición que me llevó 
al equipo de Carlos Burgo en total concordancia con este sentir. 
Cuando Carlos llegó yo estaba en la bañera. 
Me dolía y se lo dije... 
“Si Agos, duele...pero es lo que tiene que pasar” 
Me hizo un tacto y ohhh sorpresa!! 
9 de dilatación!!! 
“Ya estás casi dilatada completamente Agos” 
Se ve que los libros de Michel Odent, las clases de Gimnasia de los centros de energía con 
Sandra Casasnovas en Maschwitz, las charlas con Patsy (mi Doula), el amor de mi 
compañero y la ronda de panzas con las parteras y todo lo que hice dio sus frutos...se ve que 
los niveles de oxitocina eran altos!!! Se ve que Laura Gutman tenía razón: “para parir en casa 
hay que tener un embarazo conectada” 
Conectada con el cuerpo 
Conectada con las emociones  
Conectada con el amor 
Y con el deseo de conocerte Amir!!!! 
 
Tuve ganas de salir de la bañera  
Quería hacer fuerza como para hacer caca. 
Quería pujar. 
Pregunté por Ale y Coti, 
Quienes serían mis parteras... 
Y Carlos me dijo que no iban a venir : 
Otra chica estaba pariendo y habían llamado antes que yo 
“Pero va a venir Miriam!” 
Lo acepté sin ninguna trascendencia...no me afectó.  
Estaba Carlos! Con quien había hecho el vínculo de entrada, estaba papá y estaba dilatada y 
con ganas de pujar... 
Todo sobre ruedas. 
 
Fuimos al living. 
Yo estaba desnuda y pedí una silla. 
No podía estar parada. 
 
Me senté en la butaca de tocar la guitarra y justo llegó Miriam con el banquillo de partos. 
(Me resultó muy cómodo y funcional) 
Yo gritando y pujando... 
Controlaron tus pulsaciones y todo bien!!! 
Palabras de aliento del equipo me ayudaban mucho, 
Me daban fuerzas!! 
Varias veces grité “no puedo“, 
“Si podes!”me decía Miriam  
sentada en el piso. 
Me miraba con sus ojos cómplices, amorosa y emocionada 
Totalmente sintonizada conmigo. 
Me sentía contenida, comprendida, abrazada. 
La partera estaba conmigo, me entendía, era como una hermana. 
Me propuso que haga los movimientos que quisiera pero 
no quise moverme del banquillo, y 
fui respetada y aprobada en mi negativa. 
Me propuso cantar. 
Lo hice 
Gritaba unas “ahh” que me salían del útero hasta la garganta. 
Papá me sostenía por detrás física y emocionalmente. 
Todo bien. 
Hasta que me dijeron que se veía tu cabecita!!! 
Esos movimientos internos llamados contracciones eras vos empujando para salir! 
En un momento Miriam me dijo que no tenga miedo, que me abra, que no me iba a romper... 
que no me iba a pasar nada. 
Y en un pujo ahí saliste... 
Ojitos negros abiertos  
Resbaladizo 
Llanto potente 
Caliente  
Vivo 
Papá lloró  
Yo nerviosa y emocionada 
Muy movilizada te abracé  
Envuelto en una toallita 
Luego salió la placenta y la atesoramos para luego plantarla en el jardín (debajo de frutillas y 
calabazas). 
Recién cuando el cordón dejó de latir papá lo cortó. 
Y en un silencioso acto simbólico pasamos de ser uno a ser dos en este Mundo. 
Me acostaron en el sillón vos arriba mío desnudito piel con piel. 
Yo estaba debilitada. 
No daba más. 
Papá me preparó un jugo de naranja con miel y frutos secos. 
Me fui reponiendo. 
Vos te prendiste a la teta y nos quedamos así los 3. 
Carlos y Miriam se fueron a la habitación contigua. 
Nos dejaron solos en intimidad. 
Con papá te cantamos la canción: 
“Vení mi amor vení 
Vení a tu casita 
Que te esperamos para darte amor y linda vida“. 
Esa canción la inventé yo cuando estaba esperando tenerte en mi cuerpo. 
Te llamaba...te deseaba 
(No quedaba embarazada y me angustiaba, hasta que una Doula me dijo: “cantále, Agos” y 
quedé embarazada ese mes). 
Y ese 3 de julio mágico te tenía entre mis brazos!!! 
 
El equipo se quedó para constatar que estaba todo bien. 
Yo sufrí un pequeño desgarro y Carlos me coció. 
Luego bajaron el colchón al living para evitarme escaleras. 
Se quedaron 2 horas más. 
Pero ya luego no hizo falta más. 
Vos prendido al pecho... 
Los dos pulsando cuerpo a cuerpo  
Nutriéndonos mutuamente 
Oliéndonos  
Mirándonos 
Sintiéndonos  
 
En el silencio de la noche nos dormimos los 3 
Exhaustos 
Yo por parir 
Vos por nacer  
Papá por sostener  
 
Tres en la noche Maschwitenze de un julio transformador. 
Nunca más dos.  
Tres. 
Envuelto entre las sábanas y piel con piel sobre mi pecho te acuné en tu primer noche en esta 
encarnación. 
Había sueño pero las ganas de vivir esta vida con vos me ganaron... 
Ni bien me despertaron los primeros rayos de sol del amanecer lo miré a tu papá y le dije: 
“quedó torta?” 
Si. 
Y tomando mate con torta de crema y dulce de leche, al lado de la ventana, arrancó nuestro 
primer día en la vida juntos. 
 
Así viniste cangrejito canceriano intenso, a volverme Madre. 
A curarme todos los males y a desvelarme como nunca en la vida. 
Así llegaste y en el mismo momento que te parí algo en mí se rompió y se abrió para siempre. 
Y algo murió también... 
Porque la que era no volvió nunca más. 
Algo me pasó en el útero, y en el corazón. 
 
No hay fotos 
No hay filmación 
Pero las imágenes permanecen nítidas en mi  
Al igual que la sensación: 
Me tiembla todo el cuerpo a cada palabra que escribo, para transmitirte lo que viví. 
 
Hoy dormís a mi lado, Amir, mi tesoro, mientras escribo este pedacito tan solo de nuestra 
larga historia: tu nacimiento. 
 
Mamá. 

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