Está en la página 1de 9

SEMINARIO PONTIFICIO SANTO TOMÁS DE AQUINO

FACULTAD DE TEOLOGÍA

Sacramento del Bautismo

SÍNTESIS DE SACRAMENTOS II

Sustentante
GERMAN AMAURIS DÍAZ DE LA CRUZ

Facilitador

RVDO. P. DR. ABELINO REYES

Santo Domingo, DN

2020
ESTUDIO SOBRE EL SACRAMENTO EL BAUTISMO
La configuración con Cristo es la base de la fe cristiana, pero esta disposición hacia Jesús se
hace más plena, en el modo en que nuestra vida tiende hacia una blancura interior. Desde esta
perspectiva, Cristo nos hace criaturas nuevas por medio del “agua y el Espíritu, permitiéndonos
gozar de su infinita blancura. Y más que eso, por la gracia del bautismo, nos hace uno con Él en
su iglesia y herederos del reino prometido. Por consiguiente, el santo Bautismo es el fundamento
de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida espiritual y la puerta que abre el acceso a los otros
sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios,
llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su
misión1.

Sentido Bíblico
El Bautismo es un sacramento de la Nueva Ley instituido por Cristo para la regeneración
mediante el lavado por el agua y la palabra. El término latino “baptismus”, que viene del griego
“baptizein”, significa: sumergir, lavar, limpiar. Este sacramento ya estaba prefigurado en el AT,
visto en: la circuncisión, paso del Mar Rojo, diluvio, etc. El Catecismo dice que desde el origen
del mundo, el agua, es la fuente de la vida y la fecundidad; la Sagrada Escritura expresa, que el
Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas 2; Más en su Pascua Cristo abrió a todos los hombres
las puertas de su Bautismo.
El rito iniciático de la circuncisión, ya conocido entre algunos pueblos de Oriente en
tiempos premosaicos (cf. Gen 17,10), fue asumido por Israel como una acción simbólica a la que
todos los varones israelitas debían someterse (Lev 12,3), comparado en cierto modo con el
bautismo. Esta señal se convirtió en la característica distintiva determinante para diferenciarse de
las naciones paganas (Jue 14,3; 1Sam 14,6; 1Mac 1,60; 2,46; 2Mac 6,10). Sólo los circuncisos
pertenecen al pueblo de la alianza de Dios y sólo ellos pueden participar en su culto (Ex 12,48).
Igualmente, el bautismo nos permite gozar de la comunión plena en la iglesia santa de Dios, y
nos da la gracia de ser hijos adoptivos del Altísimo.
Este sacramento fue anunciado por San Juan Bautista, cuyo bautismo era una preparación
para el Bautismo de Cristo señalando las disposiciones necesarias para recibirlo. También fue
anunciado por el Señor mismo en su conversación con Nicodemo 3. De modo que todas las
prefiguraciones de la Antigua Alianza culminan en Cristo, que se sometió al bautismo de Juan y,
sobre todo, habló de la pasión que iba a sufrir en Jerusalén como el bautismo con que debía ser
bautizado, de forma que la sangre y el agua que brotaron del costado traspasado de Jesús
crucificado son figuras del bautismo y de la eucaristía, como sacramentos de la vida nueva que
hacen posible el nacer del agua y del Espíritu Santo para entrar en el Reino de los Cielos.

1
Cf. CEC 1216-19
2
Cf. CEC 121718.
3
Jn 3, 5.
En cuanto a la institución hay un acuerdo generalizado en que Cristo es su autor, aunque hay
diferencias sobre en qué momento y de qué manera.
La teología piensa que el momento de la institución es el acontecimiento Pascual de Cristo,
ya que el bautismo es morir con Cristo y resucitar con El. Pero la mayoría de autores afirman
que la institución se funda en diversos momentos de la vida de Cristo:
o Iniciada con el Bautismo en el Jordán, porque el Señor al querer ser bautizado por Juan
da al agua la virtud de santificar y se hace patente que la fuente de la regeneración bautismal
es la Santísima Trinidad. Aquí se puede citar el diálogo del Señor con Nicodemo 4 y el
diálogo con la Samaritana5.
o Pero la eficacia se realiza en la Cruz y Resurrección de Cristo. Su promulgación como
sacramento de la fe nace del mandato misional de Cristo “...y haced discípulos a todas las
gentes bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”6.

En el NT el bautismo es, por lo que se refiere al rito, un baño de agua en la palabra (en
Lucas se añade la imposición de las manos para ungir, fortalecer y sellar con el Espíritu Santo).
El signo verbal está constituido por la epíclesis del Padre, el Hijo y el Espíritu, o la de Jesús de
Nazaret. Como efecto espiritual se menciona el perdón de los pecados, la santificación y la
justificación en el Espíritu Santo. Se crea una criatura nueva, se produce un renacimiento en
virtud de la participación en la vida del Dios trino. Mediante la comunión Con el Hijo de Dios
hecho hombre y la configuración con su pasión, su muerte y su resurrección se llega a la
comunión con Dios. El bautismo transmite el don de la vida eterna hacia la que caminamos por
la fe (2Cor 5,7). Tras nuestra muerte, alcanza su plenitud la vida eterna iniciada en el bautismo
como visión de Dios cara a cara (1Cor 13,12) y como comunión de conocimiento y de amor Con
el Padre, el Hijo y el Espíritu (Jn 1,3; 4,3; 5,11s.)7.
Son parte inseparable del bautismo la fe, la esperanza y la caridad como dones y como
actos personales, y la consiguiente configuración de la vida. En adición, El bautismo es el inicio
de la comuni6n (koinonía) y de la participaci6n en la vida trinitaria eterna de Dios. Al bautizado
se le otorgan los dones gratuitos de la fe, la esperanza y la caridad (virtudes sobrenaturales
infusas). El cristiano bautizado participa en la misi6n salvífica de la Iglesia y es miembro de su
“comunidad sacerdotal”8.

Sentido Teológico
Este sacramento recibe el nombre de Bautismo en razón del carácter del rito central
mediante el que se celebra: bautizar (baptizein en griego) significa "sumergir", "introducir dentro

4
habla de la necesidad de renacer de nuevo, Jn. 3,5.
5
El agua que salta hasta la vida eterna.
6
Mt. 28, 16.
7
Sartore D., Triacca A. M., Canals J. M., Nuevo diccionario de liturgia, «Bautismo», San Pablo, pag. 207-2015.
8
cf. LG 11.
del agua"; la "inmersión" en el agua simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de
Cristo, de donde sale por la resurrección con Él (cf Rm 6,3-4; Col 2,12) como "nueva criatura"
(2 Co 5,17; Ga 6,15). Es llamado también “baño de regeneración y de renovación del Espíritu
Santo” (Tt 3,5), porque significa y realiza ese nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual
"nadie puede entrar en el Reino de Dios" (Jn 3,5)9.
El Bautismo «es el más bello y magnífico de los dones de Dios [...] lo llamamos don, gracia, unción,
iluminación, vestidura de incorruptibilidad, baño de regeneración, sello y todo lo más precioso que
hay. Don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables;
bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los
que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra
vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios» (San
Gregorio Nacianceno, Oratio 40,3-4)10.

Desde su perspectiva teológica, este sacramento podría verse también en virtud de:

El bautismo como configuración con Cristo


Ya hemos podido apreciar cómo el elemento que determina toda la novedad del bautismo
cristiano es su núcleo cristológico. Tanto es así, que todos los efectos del bautismo derivan y se
comprenden a partir de este centro. Concretamente, el bautismo “en el Nombre de Jesucristo”
sólo puede comprenderse como una identificación con la persona de Jesús, que lleva a participar
de su misma vida y destino. Esta dimensión cristológica del bautismo se halla particularmente
desarrollada en el texto de Rom 6,1-11. En él se expresa vigorosamente esa equivalencia entre
“bautismo y muerte” que hemos encontrado ya presente en la interpretación del bautismo de
Jesús como cumplimiento de la misión del Siervo, así como en otros textos del NT (Mc 10,38s;
Lc 12,50; también Col 2,12 e, implícitamente, 1Cor 1,13). Esta perspectiva tiene importantes
consecuencias prácticas, como J.Mª Castillo ha subrayado:
Ser bautizado es lo mismo que asumir un destino semejante al destino de Jesús, el destino que acabó
en el sufrimiento y en la muerte por los demás. El bautismo es, por consiguiente, el símbolo
mediante el cual un hombre expresa que asume en la vida el mismo destino que asumió Jesús (...),
que quiere vivir y comportarse como vivió y se comportó Jesús, sirviendo a todos, luchando por el
bien de todos, por la liberación de todas las fuerzas que oprimen al hombre, para hacer posible una
humanidad nueva11.

El bautismo como comunicación del Espíritu


En relación con el bautismo de Juan, el bautismo cristiano se distingue porque es conferido
“en el Nombre de Cristo” y porque va unido a la comunicación del Espíritu Santo 12. En rigor, la

9
CEC 1214-1215.
10
Véase también en: CEC 1216
11
J. Mª CASTILLO, La alternativa cristiana, 291s. El autor añade que, así entendido, “el bautismo es el punto de
partida para la alternativa que los cristianos debemos ofrecer al mundo”. En este punto no será ocioso advertir que el
sentido vicario de la muerte de Cristo.
12
cf. Hch 1,5; 2,38; 11,16; 19,5s.
incorporación a Cristo y la comunicación del Espíritu son dos aspectos de una misma realidad,
puesto que el Espíritu Santo es el Espíritu de Cristo (cf. Rom 8,9; Flp1,19; Gal 4,6; 2Cor 3,17),
hasta el punto de que puede decirse que «ser en Cristo y ser en el Espiritu» es para Pablo
prácticamente lo mismo. Podría hablarse incluso de una mutua causalidad, en cuanto que Cristo
comunica el Espíritu Santo, que recibió del Padre (cf. Hch 2,33), y el Espíritu a su vez comunica
y hace crecer la vida en Cristo (cf. Rom 8,2.9; Ef 3,16s) 13. En este sentido, en la misma acción
bautismal, el Espíritu puede considerarse a la vez como sujeto y como fruto de la misma.
En suma, el bautismo hace de nosotros miembros del Cuerpo de Cristo, nos incorpora a la
Iglesia; y de las fuentes bautismales nace el único pueblo de la Nueva Alianza. Por el bautismo
participamos del sacerdocio de Cristo de su misión profética y real. Por el Bautismo
participamos del sacerdocio común de los fieles, de modo que los bautizados por el nuevo
nacimiento están obligados a confesar delante de los hombres la fe que recibieron de Dios por
medio de la Iglesia y de participar en la actividad apostólica y misionera del Pueblo de Dios.

Sentido Litúrgico
Litúrgicamente nos encontramos ente un sacramento muy rico, que desde su perspectiva
simbólica, su celebración nos hace adentrarnos en el misterio de la trasformación interior y de la
vida nueva, visibilizado en los siguientes momentos.
Liturgia de la palabra
En la celebración del bautismo, ya sea dentro o fuera de la misa, la proclamación de la
palabra de Dios es un elemento esencial, puesto que: ilumina con la verdad revelada a los
candidatos y a la asamblea y suscita la respuesta de la fe (CIC 1236). Según el Catecismo de la
Iglesia Católica, entonces, los textos bíblicos cumplen una doble función: por un lado, mediante
estos se busca la iluminación de los presentes con la verdad que dichos textos nos traen, por
tanto, los presentes deben dejarse interpelar por la palabra de Dios que les confirma en la
verdadera fe que están a punto de hacer vida mediante el sacramento; por otro lado, luego de
iluminar con la verdad a los presentes, provoca una respuesta a Dios que acaba de hablar a través
de su palabra, y no hay ningún modo más admirable de responder a Dios que con la fe en él y en
su palabra.
En definitiva, la palabra proclamada es la responsable de ir allanando el camino y
preparando los corazones para que el sacramento que se celebra logre la adhesión y
proclamación de la fe de una forma consciente y libre, con la seguridad de que es un medio para
alcanzar la voluntad del Padre y llegar a habitar en su morada eternamente.
La oración de los fieles
A la homilía y un momento de silencio, le continúa la oración de los fieles, en la que se pide,
especialmente, por los frutos del sacramento: …se prepara la comunidad [con la liturgia de la
13
Cf. J.C.R. GARCIA PAREDES, Iniciación cristiana, 152.
palabra] cristiana a profesar la fe en nombre de los niños y a comprometerse en su formación
cristiana hasta hacerles llegar a ser adultos en la fe. Es esto lo que se pide en la oración de los
fieles14. De aquí que esta oración sea la manifestación de un deseo porque el neófito crezca cada
vez mas en la fe que se acaba de profesar, ya por él mismo (si es adulto), ya por sus tutores (en
caso de ser niño).
La fórmula sacramental
N., yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo 15. Por razones
pastorales puede cambiar el modo del encuentro entre el catecúmeno y el agua: puede ser por
inmersión, donde se introduce al bautizando en una fuente tres veces; o puede ser derramada
sobre su cabeza tres veces el agua bendecida con anterioridad. Ahora bien, la formula bautismal
con la que hemos iniciado este párrafo no cambia en ninguna circunstancia, es en nombre de la
Santísima Trinidad que es bautizado el catecúmeno y no bajo ningún otro, ya que: …significa y
realiza la muerte al pecado y la entrada en la vida de la Santísima Trinidad a través de la
configuración con el Misterio pascual de Cristo [CEC 1239].

Sentido pastoral
Pastoralmente, el bautismo tiene diversas peculiaridades, plasmadas en los siguientes aspectos:
Características del padrino
Son diversas las funciones del padrino en el sacramento del bautismo, entre las que
destacan: dar testimonio de la fe del bautizado adulto, o bien para profesar, junto con los padres,
la fe de la Iglesia en la cual es bautizado el niño16; en nuestro país es común escuchar que el
padrino tiene la responsabilidad de que, en caso de faltar los padres de su ahijado, le corresponde
hacerse cargo de su manutención hasta cumplir la mayoría de edad. Estas son solo algunas de las
responsabilidades del padrino frente a su posición como testigo de fe junto al bautizando o como
representante de este; por lo que se precisa unas características especiales indicadas en el número
10 de las prenotanda del sacramento del bautismo, estas son:
o Que tenga la madurez necesaria para cumplir con esta función.
o Que haya recibido los tres sacramentos de la iniciación cristiana.
o Que pertenezca a la Iglesia católica y no esté incapacitado, por el derecho, para el
ejercicio de la función del padrino17.

En todo caso, ha de observarse las leyes canónicas sobre el tema (entre los números 872-
874, del Código de Derecho Canónico), en conjunto con las prescripciones hechas por el obispo

14
Sartore D., Triacca A. M., Canals J. M., Nuevo diccionario de liturgia, «Bautismo», San Pablo, pag. 207.
15
Cf. Pardo A., Ritual de los sacramentos, B.A.G., 25.
16
Cf. Pardo A., Ritual de los sacramentos, «Prenotandas de la iniciacion Cristiana #9», B.A.G., 6*.
17
Ibid., 10.
o algunas indicaciones aisladas vistas como necesarias, a las que el párroco se haya tomado la
libertad de implementar.
La fuente bautismal
El caso de la fuente bautismal es un tema que va a depender totalmente de las posibilidades
de la comunidad; ya que no hay unas leyes que indiquen las características propias de esta
fuente. Ahora bien, el ritual hace referencia a la limpieza y la estética de esta18.
Hay varios puntos desde los que podemos tratar este tema:
o Las características o formas de la fuente; de la que no se exige una en específico, pero
esta puede tener la capacidad de contener mucha agua y de un tamaño suficientemente grande
para sumergir en ella a los catecúmenos; como puede ser también un recipiente más pequeño del
que se pueda extraer el agua necesaria para derramar en la cabeza del bautizando, donde la
cantidad de agua dependerá de la cantidad de catecúmenos o de que se pretenda conservar el
agua restante para la parroquia o para que algunos fieles dispongan de ella.
o La ubicación: esta puede ser ubicada fuera del templo, o en una capilla especial; pero
también puede estar dentro, ya en la puerta, ya frente al altar e incluso en el presbiterio. El lugar
dependerá de las características propias del templo, de lo más adecuado para que el signo no
pierda su significado, o donde el ministro considere más conveniente por razones de visibilidad o
por la facilidad de desplazamiento.
Como vemos, el caso de la fuente bautismal va a depender de cada realidad en específico,
por lo que no se puede forzar a una comunidad a utilizar tal o cual tipo de fuente o lugar, ya que
esto podría, por la misma realidad, disminuir la significación de lo que el sacramento representa.
Pero los signos manifestados a lo largo de toda la celebración litúrgica, son el más fiel
reflejo del sentido pastoral del sacramento, pues mediante ellos los fieles se nutren y tratan de
comprender aquel misterio o culto que solo puede llegar a nosotros de manera alegórica.
A modo de conclusión se ha de manifestar, que la Constitución sobre la sagrada liturgia
(SC) y la Constitución sobre la Iglesia (LG 7) entienden el bautismo como inserción en el
misterio de pascua y, con ello, como configuración con la pasión, muerte y resurrección de
Cristo. «Los fieles, incorporados a la Iglesia por el bautismo, quedan destinados por tal carácter
al culto de la religión cristiana y, regenerados como hijos de Dios, tienen el deber de confesar
delante de los hombres la fe que recibieron de Dios por medio de la Iglesia»19.
En resumidas cuentas podemos decir, que en virtud del bautismo comparten todos los
creyentes la esencia y la vida sacramental de la comunidad eclesial y la misión salvífica
sacerdotal de la Iglesia. Ejercen su sacerdocio en la recepción de los sacramentos, en la oración,
en la acción de gracias, en el testimonio de una vida santa y en la negación de sí del amor activo

18
Ibid., 19
19
LG 11.
al prójimo20. El bautismo y la confirmación son las bases sacramentales del apostolado de los
laicos, que realizan, a su propia manera, la esencia apostólica y el encargo dado a la Iglesia: «En
la Iglesia hay variedad de ministerios, pero unidad de misión. A los apóstoles ya sus sucesores
les confió Cristo el encargo de enseñar, de santificar y de regir en su mismo nombre y autoridad.
Los seglares, hechos partícipes del ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo, cumplen su
cometido en la misión de todo el pueblo de Dios en la Iglesia y en el mundo»21.

20
Cf., LG 10.
21
AA 2.
Bibliografía

 Apostolicam Actuositatem, Exortación, Roma 1965.


 Documentos completos del Vaticano II.
 Sartore D., Triacca A. M., Canals J. M., Nuevo diccionario de liturgia, «Bautismo»,
Ediciones Paulina, Madrid 1987.

 J. Mª Castillo, La alternativa cristiana, Renacer, Madrid 1996.

 José C.R. García, Iniciación cristiana, ICLA, Madrid 2008

 Pardo A., Ritual de los sacramentos, B.A.G., Madrid 20122.

 Epiconsa, Catecismo de la Iglesia Católica, Paulinas, Lima 20112.

También podría gustarte