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SEMBLANZA DEL P.

FRANCISCO LOIDI (PATXI), 1929 - 2020

Patxi Loidi nace en la localidad Guipuzcoana de Orio. Muy joven


ingresa en el Instituto de los Hermanos Maristas donde profesa y
ejerce de profesor de Filosofía y Lenguas Clásicas. A la vez que se
dedica a la enseñanza, trabaja en la formación de grupos juveniles.
Tras el Concilio Vaticano II, su vida experimenta un cambio de
rumbo al incorporarse al Plan de Renovación Conciliar, un equipo
dedicado a explicar el Concilio en diversas ciudades de España.
Posteriormente forma con un grupo de compañeros la comunidad
Fe y Acción Solidaria, hoy Jesús Solidario. En 1995 llega a El
Salvador, donde crea la ONG Círculo Solidario y la comunidad laical
Acción Solidaria para trabajar en el desarrollo, la promoción y la
formación religiosa en las zonas marginales y rurales. En el año
2001 se ordena sacerdote, decisión a la que le llevaron los pobres.
Reside habitualmente en El Salvador, pero pasa largas temporadas
visitando, animando y trabajando con las comunidades de Jesús
Solidario y Acción Solidaria de Perú, España y Filipinas.

Después de una corta estancia en el hospital, nos dejó para ir a la


Casa del Padre el pasado 14 de octubre, en San Salvador, El
Salvador.

Ha publicado varios libros de espiritualidad y materiales religiosos


como, Catequesis para la comunidad cristiana (1972), Mar Rojo
(1976), Gritos y plegarias (1978), La zarza (1981), Sal y luz (1983),
Cuadernos Fe y Justicia (1987 a 1993), Mar adentro (2003), Creer
como adultos, Subiendo a Jericó, Gratuito (2006), Jesús, maestro
de vida (Ciclo A, B y C) (2007). En los últimos años ha estado
publicando diariamente un comentario al evangelio del día con el
título “Evangelio Vivo” (escrito y audio). La lectura de estos libros
nos revela un creyente apasionado por Jesús y fuertemente
comprometido con la causa de los pobres y de la justicia. Nos
muestran también un maestro de oración que habla de lo que ha
experimentado y que sabe comunicar dicha experiencia con frases
concisas, claras, atrevidas y llenas de belleza poética.

Sus libros nos revelan sus vivencias, pero el verdadero retrato de su


alma lo están dando decenas de personas de todas las condiciones
que tuvieron la dicha de conocerlo y trabajar con él. Estas
comunicaciones lo retratan como “gran hombre, amigo, hermano,
padre”; “padre en la fe”; “ejemplo del amor de Dios”; “santo”; “gran
maestro espiritual”; “memoria de Jesús”; “camino que nos llevó a
Jesús”; “bendición para los pobres”; “referencia cristiana y
misionera”; “ejemplo de vida y de entrega al prójimo”… Son solo
unas pocas.
A estas comunicaciones de respeto y cariño añado la del cardenal
Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de San Salvador: Es un gran
testigo de la fe y un hombre apasionado de Cristo el que nos deja.
Es un apóstol que nos enseñó cómo encarnar la palabra y cómo
formar laicos para transformar el mundo. Doy gracias a Dios por su
vida… “Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor”.

Miguel Ángel Remírez

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