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HORA SANTA (Por los Seminaristas, Consagrados, Sacerdotes, Obispos y el Papa)

Oración

Oh Señor, Te ofrecemos estas oraciones por los Seminaristas, Consagrados, Sacerdotes, Obispos y
el Papa. Ilumina nuestros corazones con la luz de la fe y enciéndelos con el fuego de la caridad,
para que en esta vigilia confiadamente adoremos, en espíritu y en verdad, a nuestro Dios y Señor,
Jesucristo, a quien reconocemos en este sacramento, el cual vive y reina contigo en unidad del
Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Mateo 23 1-14.
1.Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos 2.y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han
sentado los escribas y los fariseos. 3.Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis
su conducta, porque dicen y no hacen. 4.Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente,
pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. 5.Todas sus obras las hacen para ser vistos por los
hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; 6.quieren el primer
puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, 7.que se les salude en las plazas y
que la gente les llame "Rabbí". 8.«Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno
solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. 9.Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la
tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. 10.Ni tampoco os dejéis llamar "Instructores",
porque uno solo es vuestro Instructor: el Cristo. 11. El mayor entre vosotros será vuestro servidor.
12.Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado. 13.«¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros
ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar. Palabra del Señor

ACTOS DE REPARACIÓN, DESAGRAVIO Y PERDÓN

Señor Jesús: Tú compartiste nuestra vida humana, alegrías y penas, y, sin acusarnos, por amor,
cargaste con la responsabilidad de nuestras culpas para redimirnos. Ayúdanos a seguir tu ejemplo
desde nuestra situación de pecadores redimidos. Avergonzados de nuestras obras, fruto del olvido o
rechazo culpable de tus enseñanzas, te pedimos perdón y ayuda.

Nos unimos diciendo después de cada petición: Perdón, Señor, perdón

– Por los sacrilegios contra la Sagrada Eucaristía


– Por las faltas de respeto e impiedad en las iglesias y ante el Sagrario
– Por las comuniones sacrílegas
– Por los sacerdotes que celebran la Santa Misa en condiciones indignas, o por enseñar una vida
litúrgica y eucarística contraria a la que manda la Iglesia
– Por la recepción de la Sagrada Comunión con vidas incoherentes.
- Por todo desprecio de los obispos y sacerdotes.
– Por la persecución que sufren los consagrados, sacerdotes, y obispos.
- Por todas las irreverencias y calumnias contra el Santo Padre.

Oración: Señor nuestro, Jesucristo, que has querido permanecer en el Sacramento hasta la
consumación de los siglos para dar a tu Padre una gloria infinita y a nosotros el aliento de la
inmortalidad; que te has expuesto a todos los ultrajes de los impíos, antes de abandonar a tu Iglesia;
concédenos la gracia de llorar con verdadero dolor los ultrajes y descuidos que cometen los
hombres contra el mayor de los sacramentos, danos celo eficaz para reparar las ofensas que has
sufrido en este misterio de la Eucaristía. Tú que vives y reinas con Dios Padre, en unión del Espíritu
Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
ECLESIASTICO 17, 25 – 31

Vuélvete al Señor y deja el pecado, suplícale y cesen tus ofensas. 26.Vuélvete al altísimo, apártate
de la injusticia y aborrece lo abominable. 27.Porque en el abismo, ¿quién alabará al altísimo? Sólo
los vivos pueden alabarlo. 28.El que muere y deja de existir ya no puede alabar; mientras vive y está
sano es cuando puede alabar al Señor. 29.¡Qué grande es la misericordia del Señor y su perdón para
los que a él se convierten!

ACTO DE DESAGRAVIO COMPUESTO POR S.S. PÍO XI

¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más
que olvido, negligencia y menosprecio! Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar, con
especiales homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas
partes, hieren vuestro amantísimo Corazón.

Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad de la cual nos
dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras almas vuestra divina
misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino
también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o
no quieren seguiros como a Pastor y Guía, o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido
el suavísimo yugo de vuestra ley.

Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la deshonestidad


de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes, la
profanación de los días festivos, las execrables injurias proferidas contra vos y contra vuestros
Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles
sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos pecados de
las naciones que oponen resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por vos fundada.

¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas, entretanto, como
reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen vuestra Madre, de
los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la satisfacción que vos mismo ofrecisteis un día
sobre la cruz al Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo
corazón que, en cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los
pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo la firmeza en
la fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad,
mientras nos esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos podamos
para que vayan en vuestro seguimiento.

¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os suplicamos
que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que seamos fieles a vuestros mandatos
y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de la perseverancia, con el cual lleguemos
felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y reináis, Dios por todos
los siglos de los siglos. Amén.

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