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TEMA AGUA
El agua es, en primer lugar, fuente y poder de vida: sin ella no es la tierra más
que un desierto 'árido, país del hambre y de la sed, en el que hombres y
animales están destinados a la muerte. Sin embargo, hay también aguas de
'muerte: la inundación devastadora que trastorna la tierra y absorbe a los
vivientes. Finalmente, el culto, trasponiendo un uso de la vida doméstica, se
sirve de las abluciones de agua para purificar a las personas y a las cosas
de las manchas contraídas a lo largo de los contactos cotidianos.
Así el agua, alternativamente vivificadora o temible, pero siempre
purificadora, está íntimamente unida con la vida humana y con la historia
del pueblo de la Alianza
Mt.27,24
esús sentenciado a muerte
J

Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más


bien se promovía tumulto, ,,,tomó agua y se lavó las manos delante
de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo.
Vosotros veréis.
Mt.3,1
Predicación de Juan el Bautista
11. Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene
detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las
sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego
Lc.3,16-17
Predicación de Juan el Bautista

16. Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los
cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y
venía sobre él.

17. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado,
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en quien me complazco.»|

Lc 7,44

Jesús en el hogar de Simón el fariso


y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer?
Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio,
ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos

Jn 2,19-20
Jesus ´purifica el templo

19. Jesús les respondió: «Destruid este Santuario y en tres días lo


levantaré.»

20. Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se han tardado


en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»

Jn 4, 10-14

Jesus y la mujer samaritana


Jesús y la mujer samaritana

1. Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de los fariseos que él
hacía más discípulos y bautizaba más que Juan -

2. aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos -,

3. abandonó Judea y volvió a Galilea.

4. Tenía que pasar por Samaria.

5. Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que
Jacob dio a su hijo José.

6. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino,
estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.
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7. Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.»

8. Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la


mujer samaritana:

9. «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer
samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)

Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que


te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a él, y él te habría
dado agua viva.»

11. Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es


hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?

12. ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el
pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?»

13. Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a


tener sed;

14. pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino
que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que
brota para vida eterna.»

.15Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga
más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.»

JN 7, 37-39

El paralítico de Betesda

1. Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a


Jerusalén.
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2. Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en


hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos.

3. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos,


paralíticos, esperando la agitación del agua.

4. Porque el Ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina


y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación
del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera.

5. Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.

6. Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo,


le dice: «¿Quieres curarte?»

7. Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta


en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja
antes que yo.»

8. Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.»

Jn 7, 37-39

Ríos de agua viva

37. El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie,


gritó: «Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba

38. el que crea en mí», como dice la Escritura: De su seno correrán


ríos de agua viva.

39. Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que
creyeran en él. Porque aún no había Espíritu, pues todavía Jesús no
había sido glorificado.

Jn 9,6-7
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Jesús sana a un ciego de nacimiento

6. Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con
el barro los ojos del ciego

7. y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir


Enviado). Él fue, se lavó y volvió ya viendo.

Jn 13,2-15

Jesús lava los pies de sus discípulos

2. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a


Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle,

3. sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que


había salido de Dios y a Dios volvía,

4. se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla,


se la ciñó.

5. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los


discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.

6. Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los


pies?»

7. Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo


comprenderás más tarde.»

8. Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás.» Jesús le


respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo.»

9. Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las
manos y la cabeza.»

10. Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del
todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
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11. Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios
todos.»

12. Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la
mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?

13. Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien,


porque lo soy.

14. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros


también debéis lavaros los pies unos a otros.

15. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis


como yo he hecho con vosotros.

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