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TEMA 1: El Mester de clerecía

El mismo nombre del movimiento incluye el término “clerecía”, que significa hombre culto.
Esto es, sus propios integrantes se presentan como individuos letrados. En ese momento de la
historia, la mayoría de la cultura se encontraba en manos de los clérigos (en el sentido
moderno de la palabra). En un sentido amplio, los clérigos son quienes estudian gramática,
retórica, lógica. Se oponen, y por otro lado, se complementan, con los juglares.

El movimiento surge en el siglo XIII, en la Universidad de Palencia, donde se cursa el Estudio


General. El Estudio general de Palencia surge a principios del siglo XIII, y luego desaparece.
Resulta importante señalar que será ahí donde se formen la mayoría de autores del
movimiento. Una de las principales características del mester de clerecía es que, si bien sus
autores cuentan con una gran cultura, intentarán llegar a un público muy amplio. Esto se
evidencia, por ejemplo, porque secriben en lengua romance, a pesar de que dominan el latín.
Muestran una voluntad por expandir el conocimiento, tanto por los medios altos como por el
pueblo, analfabeto. Se desconoce el medio de recepción, aunque es probable que existiera
una doble vía, la oral y la escrita. Muchos de los textos alternan formas como “escuchar” y
“leer” dirigidas al público. Seguramente, fuera concebido para que los lectores cultos lo
leyeran en voz alta hacia la masa inculta. No rechazan la cultura (como explicitan en su nombre
“clerecía”), como demuestra su dominio de la retórica, pero a veces bajan el nivel estilístico,
incluyendo frases “jocosas”, destinadas al jolgorio, y comparaciones con la vida cotidiana. Su
afán divulgador impide que empleen siempre la retórica.

Rasgo métrico: estrofa denominada Cuaderna vía. Consta de cuatro versos que riman entre sí
con rima consonante, cada verso incluye 14 sílabas (alejandrino), y se encuentra cortado (7+7).
El uso de la cuaderna vía es muy riguroso en el siglo XIII, pero no tanto en el XIV (en la obra del
Arcipreste, encontramos una evidente oscilación métrica). La unidad métrica suele coincidir
con la unidad sintáctica y la unidad de sentido. Cada cuatro versos se expresa, por tanto, una
sola idea, y en los cuatro versos siguientes se explicará otra. Frecuentemente, los tres primeros
versos cuentan una idea, y el cuarto es más bien un resumen. Otro patrón frecuente es
encontrar una enumeración en los tres versos primeros y el cuarto recoge todo. En definitiva,
actúa como broche.

Los autores del mester están orgullosos de su cultura: de su dominio de la retórica, de la forma
métrica, y su conocimiento del latín, en oposición a los juglares. Los poemas de los juglares no
emplean estrofas, sino la denominada tirada épica. La rima es imperfecta, y la medida
fluctuante (entre 10 y 20 sílabas). Por tanto, son más habilidosos técnicamente, al estar más
preparados.

Otro rasgo importante es que se basan en fuentes latinas y francesas. No muestran vergüenza
por ello, sino más bien orgullo porque eso evidencia su conocimiento del latín. Las obras son,
por tanto, adaptaciones o incluso traducciones. Exaltan este hecho porque denota que saben
latín, `pero además porque aporta “fiabilidad” a su relato. Omiten datos arguyendo que no se
encuentran escritos en la fuente original. La escasa originalidad al elegir el tema se compensa
con la originalidad al escribirlo. Modifican la fuente estilísticamente, pero además se añaden y
suprimen elementos.
En algunos casos, los textos incluyen “propaganda” de un determinado monasterio. Por
ejemplo, en la Vida de los Santos de Sto Domingo de Silos, escrito por Gonzalo de Berceo, se
amplifica el texto original para “publicitar” el monasterio donde residía Berceo.

Destaca por otra parte la variedad temática, pues no se limitan a composiciones de carácter
religioso, sino que tratan otro amplio rango de temas. Por ejemplo, el Libro de Aleixandre es
una biografía de Alejandro Magno que bebe de fuentes francesas y latinas.

Apolinio es una reelaboración de una novela de aventuras griegas. Cuenta como Apolinio vive
diversas aventuras para conseguir reunirse de nuevo con su mujer y su hija, de las que se
separa durante un naufragio.

Sin embargo, independientemente del tema, encontramos una enseñanza moral, dirigida por
la moral cristiana. Se introduce la moral cristiana de forma implícita (en las acciones los
personajes) y explícitas (intervenciones del narrador). Por ejemplo, en Apolinio, el
protagonista reacciona con paciencia, resignadamente, ya que es la Providencia quien dicta su
destino.

El libro de Alejandro critica el orgullo de Alejandro, durante pasajes moralizantes, pero a veces
el tono se torna hasta mostrar la admiración del autor hacia el emperador.

Se transfieren rasgo de la épica juglaresca para llegar al público amplio, sobre todo de carácter
estilístico (en la presentación, en algunas formas empleadas, lejanas a la retórica, etc.).

Encontramos tanto textos anónimos como textos firmados. Al ser los textos medievales
conservados copias de los textos originales, no se conoce si se prescinde del nombre del autor
al copiarlo, o si es el propio autor el que decide no firmar al no conceder importancia a su
propio papel en la escritura. Este hecho (el que solo se conserven copias) también da lugar a
otra serie de interrogantes en algunos textos, como por ejemplo, si las irregularidades métricas
son conscientes o simples faltas fruto del descuido del copista.

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