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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Universidad Nacional Experimental de Los Llanos Occidentales
Ezequiel Zamora “UNELLEZ”
San Carlos, estado Cojedes

SEIS SOMBREROS PARA PENSAR


EDWARD DE BONO – SOMBRERO NEGRO
Integrantes:
Palacios, Ibeth C.I. V- 6.373.382
Pinto, Carmen C.I. V- 4.101.093
Rojas A, María Fernanda C.I. V-18.502.090
Ramírez, Miriam C.I. V-11.754.037
Torrealba, Aday C.I. V-15.525.579
Año: IV
Sección Nº: 03
Profesor: Abg. Génesis Araque
Eje Transversal: Desarrollo Personal IV

San Carlos, mayo de 2016


CAPITULO 21

EL SOMBRERO NEGRO: LO QUE TIENE DE MALO

En este capítulo, Edward de Bono, enfatiza que el sombrero negro es


una parte muy importante del pensamiento, con un modo de pensar lógico,
siendo negativo pero no es emocional, ese decir que el pensamiento de
sombrero negro mira el lado oscuro o "negro" de las cosas, pero siempre se
trata de una negrura lógica, a diferencia del sombrero rojo, no se tiene que
dar las razones de un sentimiento negativo. Con el negro se debe dar
siempre razones lógicas y relevantes. De hecho, uno de los grandes valores
del sistema de los seis sombreros para pensar consiste en separar de modo
preciso lo emocional-negativo de lo lógico-negativo
El pensamiento de sombrero negro, se basa en la lógica de la
igualdad y la diferencia, este debe ser lógico y veraz, pero no tiene que ser
justo. Presenta el aspecto lógico —negativo: por qué algo no funcionará,
siendo así este, porque la tendencia de la mente a ser negativa es tan fuerte
que tiene que dotarse con un sombrero específico.
En ese orden de ideas, el autor razona, que un pensador debe tener la
oportunidad de ser puramente negativo. Es muy posible que exista una sutil
diferencia en la composición de la química cerebral cuando somos negativos
y cuando somos positivos. Si esto es así, no sería práctico tener un sombrero
para el juicio objetivo que cubriera tanto el aspecto lógico-positivo como el
lógico-negativo porque la química cerebral no se movería entre ambos
constantemente. La química de lo negativo puede ser la del miedo y la de lo
positivo la del placer. Siempre se sostiene que la palabra crítica implica una
apreciación honesta tanto del aspecto positivo como del negativo.
En la práctica, sin embargo, el verbo criticar señala lo que está mal.
Esto es exactamente lo que implica el pensamiento de sombrero negro. Años
de experiencia en la enseñanza del pensamiento me han convencido dé la
necesidad de separar lo lógico-negativo de lo lógico-positivo. La gente que
afirma ser justa, en general no hace más que rozar unos cuantos puntos
menores de las opiniones contrarias a la suya. Aunque el sombrero negro es
el "sombrero de la crítica", quiero que quede absolutamente claro que no es
una cuestión de ponerse de un lado en una discusión.
El autor deja claro, que un pensador puede cambiar de sombrero
negro a sombrero amarillo y viceversa según lo desee, debido a que
considera que el sombrero negro se concentra en lo lógico-negativo. Con mi
sombrero negro debo señalar la falta de suministro de electricidad en mi
casa, con el amarillo, puedo hacer notar que no hace falta pagar cuentas de
electricidad. El carácter específico del sombrero negro alivia al pensador de
la necesidad de ser justo y mirar los dos lados de una situación. Cuando se
usa el sombrero negro se puede dar rienda suelta a la negatividad. A primera
vista, podría parecer que el sombrero negro intensifica la negatividad tan
característica de tantos pensadores. Tal como el sombrero rojo admite las
emociones, el negro aparentemente toma esta especie absoluta de
negatividad.
En la práctica, el sombrero negro tiene el efecto opuesto. Una persona
de índole negativa introduce constantemente esta negatividad en su
pensamiento. Esa negatividad está siempre pronta para saltar. Esto significa
que en nuestro habitual pensamiento confuso en el que tratamos de hacer
todo al mismo tiempo el tono predominante será negativo. Como se
concentra directamente en lo negativo, el sombrero negro en realidad limita
la negatividad. Se le puede pedir a un pensador que se quite el sombrero
negro. Esto señala un claro y definido abandono de lo negativo.
Para concluir la interpretación de este capítulo, podemos decir que el
sombrero negro es similar, en efecto, al rol del abogado del diablo e integra
este rol particular dentro de toda la serie de roles que simbolizan los seis
sombreros. De este modo la negatividad se aprecia sólo como uno de los
roles del pensamiento, sin embargo, existe una diferencia importante. El
abogado del diablo era en realidad, un abogado que designaban los
tribunales eclesiásticos para defender al acusado de herejía o brujería. Otra
vez estamos en el plano de la argumentación. Como se señaló
anteriormente, el pensamiento de sombrero negro no tiene nada que ver con
la argumentación, sino que sólo se concentra en lo lógico negativo. El pensar
de sombrero negro se usa para completar la parte negra del mapa del
pensamiento. La tarea del sombrero negro es una como cualquier otra.
Necesita que se la efectúe completamente. Retener el pensamiento de
sombrero negro por temor a que los aspectos negativos destrocen una idea,
anulen por completo el propósito del pensar con seis sombreros, lo que
implica que se desempeñe al máximo cada uno de los seis roles.

CAPITULO 22

PENSAMIENTO DE SOMBRERO NEGRO, SUSTANCIA Y MÉTODO

El autor con este capítulo, quiso hacer referencia a los errores que
comúnmente tenemos a la hora de pensar, lo que realmente nos agobia; ya
que el pensador suele de forma inconsciente interrumpir los pensamientos y
expresiones, tratando de llevar una ilación, buscando la estructura y
conformación de los mismos.

Entramos en lo que sería una controversia de pensamientos, aunque el


sombrero negro pueda considerarse un pensamiento netamente negativo, no
siempre ocurre de esta manera, ya que el hecho de entrar en controversia a
la hora de pensar, es precisamente en búsqueda de cual de nuestros
pensamientos es el que realmente vale la pena que prevalezca y ponerlo en
práctica; es allí cuando se sumerge nuestro yo pensante, en intentar llevar
unas pautas, que conlleven a posibles conclusiones y/o soluciones a lo que
nos mantiene la mente ocupados, ya sea una situación en particular bajo el
perfil de un problema, una necesidad o sencillamente en la vida cotidiana.
Este pensamiento de sustancia y método, tiene por objeto hallar ese
patrón bajo la óptica de la polémica, lo que normalmente se conoce por
derivación o consecución, surgiendo así ciertas interrogantes, como por
ejemplo: ¿dónde está la conexión entre esto y lo que dijo antes?, ¿será esto
una suposición?, ¿esa es la única explicación posible o es solo una
explicación?, entre muchas otras; las cuales se llevan a cabo en el momento
en el que el pensador acumula varios pensamientos, a fin de no
interrumpirlos a cada instante; y cuando salen a flote, se realiza la
interrogante en por qué una cosa no sigue a la otra, contrarrestarlas, colocar
esquemas o pautas que den respuesta a las incógnitas que de manera
mental surjan a fin de entrar en un debate que finalice con las soluciones.

CAPITULO 23

LA SUSTANCIA DEL PASADO Y EL FUTURO

El sombrero de la oscuridad, la prevención y la cautela es, quizás, el


que más utilizamos en la vida cotidiana, el más arraigado en la tradición
occidental y el más importante en el pensamiento, porque nos ayuda a ser
precavidos, nos aleja de los peligros y nos permite, en última instancia,
sobrevivir. Si algo no encaja en nosotros, porque no se ajusta a nuestros
recursos, a nuestros valores, a nuestra política o a nuestras características
personales, el sombrero negro es el espacio para señalarlo. Y tal vez por eso
mismo suele ser muy fácil de usar, pues termina siendo una vía para
expresar algo que ocurre de modo natural en nuestros cerebros: la tendencia
a sentirnos incómodos ante la “inadecuación” y a evitar las cosas que no
encajan en nosotros.

Este es el sombrero de la precaución: el que nos aleja de lo ilegal, de lo


inútil, de lo peligroso, de lo contaminante y de todas acciones cuyos efectos
puedan causarnos un perjuicio. Es el sombrero de la cautela: aquel que nos
ayuda a ser precavidos, a evitar peligros y dificultades. Es el sombrero de la
prevención: nos protege de malgastar inútilmente el dinero, el tiempo y la
energía.

A diferencia de lo que sucede con el sombrero rojo, el negro exige


razones que se sostengan por sí mismas. Su carácter es netamente lógico.
No basta con sentir que algo no encaja para expresarlo con este sombrero,
es necesario justificar el fallo, poner de manifiesto el riesgo, explicitar las
razones del escepticismo. Porque, a diferencia de lo que sucede con el
pensamiento académico, el del sombrero negro busca incidir en el mundo
real, anticipándose a las consecuencias reales de un determinado curso de
acción. Y ese análisis debe basarse en peligros reales y no en un pesimismo
irreflexivo.

Por su potencialidad para anticipar el futuro y por su operatividad


práctica, el sombrero negro resulta de gran utilidad al valorar y planificar una
idea: por un lado, ayuda a decidir si se debe seguir adelante con ella o
abandonarla; por otro, señala los puntos débiles de la idea y permite diseñar
estrategias para corregirlos.

En las reuniones que se realizan con el método de los seis sombreros


debe haber un facilitador que se encargue de mantener la disciplina del
sombrero, haciendo que se cumplan las reglas y evitando que se caiga en la
discusión. En algunos momentos, esa persona puede proponer el uso del
sombrero negro para reflexionar sobre el propio proceso de pensamiento que
está teniendo lugar. Así, y siempre que se realice de forma ordenada, la
visión de este sombrero puede encauzar una reunión, al permitir que los
participantes corrijan a otros en sus errores, diciéndoles, por ejemplo, que los
comentarios que están realizando pueden desencadenar una crisis
institucional.

Aunque el empleo del sombrero negro es indispensable, siempre se


corre el riesgo de que se abuse de él. Con el modelo imperante de
pensamiento en el que hemos crecido, resulta mucho más común ser crítico
que constructivo: no solo es más común, también es más sencillo, al igual
que es fácil criticar un soneto, pero muy difícil escribirlo. Por eso, y sabiendo
que hay personas que basan su propia imagen en su disposición a criticar,
no es de extrañar que cuando una idea es excelente en un 95%, todos los
comentarios recaigan sobre el 5% restante. El sombrero negro no es una
invitación a darle rienda suelta al ímpetu de la crítica y a lo negativo, sino una
invitación a pensar en las posibles faltas o inconvenientes. A través de él, se
legitima el valor de la cautela.

Frases acerca del ejemplo citado:

 Se malgasta el tiempo.
 El aprendizaje se ve comprometido.
 Los que hablan sienten que los oyentes del sombrero negro no los
respetan y no quieren oír lo que están diciendo.
 La fluidez de la discusión es escasa.

CAPITULO 24

COMPLACENCIA NEGATIVA

Las personas que se manejan en el esquema del pensamiento negro,


generalmente tienden a Destruir una idea o un proyecto y siempre le resulta
más fácil destruir, buscar los defectos, las fallas o los errores que con su
pensamiento prospectivo color negro, sólo es capaz de percibir.

Este tipo de personas quienes operan en este esquema de


pensamiento, de seguro, les resulta satisfactorio, ser ella quien observa lo
oculto, lo posible, lo que puede fallar y es du orgullo que generalmente, en
los equipos productivos, requieran su opinión, pues su pensamiento
perceptivo del defecto, contribuye a prevenir los fracasos en el desarrollo de
cualquier proyecto y es justo esa cualidad de sus opiniones, lo que les
genera cierto placer por su “Don”, pues como lo refiere el autor, “…Atacar
una idea da una instantánea sensación de superioridad…” sobre quien
genera o es el creativo sobre el proyecto en cuestión.

Señala también De Bono, que las verbalizaciones más frecuentes de


este tipo de pensador negativo, son entre tantas, las siguientes:

 ...Lo que aquí necesitamos es una idea simple, práctica. Su propuesta


es demasiado elaborada y .compleja. Nunca daría resultado.
 "sí... pero"; Sin embargo no se ha tomado en cuenta las posibles
consecuencias que atraería tal actividad… “

Finalmente, la intención que busca o el efecto que pretende generar el


pensador de sombrero negro “…es ocuparse del pensamiento negativo serio
y no de la complacencia negativa infantil, señalando los verdaderos riesgos
que pueden acarrear tales ideas o iniciativas y por lo demás, su
complacencia reside en contribuir a la perfección de tal proyecto o idea en
construcción.

CAPITULO 25

¿PRIMERO LO NEGATIVO O POSITIVO?

Inicia el autor este capítulo, reflexionando acerca de ¿Cuál sombrero


debe ponerse primero el pensador el negro de la inspección negativa o el
amarillo de la exploración positiva? Y se responde que justo el pensador de
sombrero negro, al observar y opinar, automáticamente, está cooperando al
señalar las posibles fallas de los proyectos o iniciativas, que muchas veces
no avanzan por haber carecido de un observador perspicaz
Al respecto, señala De Bono que: “… el sombrero negro debería ser
siempre el primero para poder rechazar con rapidez las ideas impracticables,
sin necesidad de pasar demasiado tiempo considerándolas…”

Este modo negativo es el que usa la mayoría de la gente, y para


muchos propósitos prácticos resulta rápido y eficaz. Cuando nos importa más
la competencia que el logro, la discriminación negativa ahorra tiempo.

Argumenta también, el referido autor, que la tendencia a observar


primero los defectos de las ideas creadoras o de los proyectos siempre ha
resultado más fácil a muchos pensadores de sombrero negro, antes que
agudizar la mirada y expandir el pensamiento optimista y en consecuencia
ser capaces de pronosticar los grandes éxitos que pudiera obtenerse con la
puesta en práctica de tales ideas innovadoras

En este mismo norte, destaca la opinión del autor comentado que: “…


si primero usamos el sombrero negro, es poco probable que avancemos más
en ella. Una vez que la mente se ha dirigido hacia lo negativo, resulta muy
difícil ver lo positivo. Posiblemente la química cerebral ya se ha ajustado a
"miedo" y a "seguridad". Por eso, cuando consideramos nuevas ideas y
cambios, tiene mucho sentido adoptar primero el sombrero amarillo y
después el negro.”

Dado lo anterior, este autor sugiere que la ventaja de aplicar primero


el sombrero amarillo, es que permite examinar a profundidad sobre los
efectos, la viabilidad y los beneficios que traería tal proyecto y luego de
haber determinado tales condicionantes, es que se debe valorar desde el
pensamiento de sombrero negro, a los fines de advertir sobre las posibles
fallas, errores, peligros o riesgos que más adelante podrían fracturar o limitar
sobre los beneficios de tal iniciativa.

RESUMEN Y CONCLUSIONES
 El pensar de sombrero negro se ocupa específicamente del juicio
negativo, el pensador señala lo que está mal, lo incorrecto y erróneo;
el pensador de sombrero negro señala que algo no se acomoda a la
experiencia o al conocimiento aceptado, es perfeccionista.
 También señala por qué algo NO va a funcionar, identifica los riesgos
y peligros; es decir, señala las imperfecciones de un diseño, es
cauteloso.
 El pensamiento de sombrero negro puede confrontar una idea con el
pasado para verificar si encaja con lo ya sabido; igualmente, puede
proyectar una idea en el futuro para verificar que podría fracasar o ir
mal, es analítico y visionario.
 El pensamiento de sombrero negro puede generar preguntas
negativas, maneja varios escenarios para garantizar el éxito del
proceso.
 Por último, es importante mencionar que se concentra en lo lógico-
negativo; es siempre lógico, es negativo pero no es emocional. En la
mayoría de las veces mira el lado oscuro de las cosas, es en definitiva
el sombrero de la crítica.

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