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Bryan Humberto Velasco Moguel

El Bienestar Infantil Como Política Internacional

En el documento se menciona la construcción del concepto de bienestar infantil, lo


que significa que el rico entorno en el que los niños viven, crecen y aprenden
afecta en gran medida su desarrollo con la interacción de los padres, los
cuidadores, la familia y la comunidad. En la mayoría de los casos, sin la ayuda de
organizaciones locales, regionales, nacionales e internacionales, los padres y
cuidadores no podrán garantizar un buen ambiente.

A todo esto, el nivel internacional enfatiza la importancia de la educación y el


cuidado de la primera infancia en los niños, ya que esta es una etapa básica en el
proceso de desarrollo y formación de la personalidad. La estimulación y la
activación temprana son, las responsables de actividades neuronales que generan
a su vez, acciones, cognitivas, sensoriales y afectivas, base de otras operaciones
fundamentales para el infante como las intelectuales, las relaciones sociales, etc.
Las actividades mentales más importantes son resultado del desarrollo del infante.

Los enfoques ecológicos y socioculturales han señalado la importancia del


ambiente frente a cualquier determinante biológico donde se ha demostrado que
los seres humanos llegan hacer lo que la experiencia, el aprendizaje y el entorno
vital permiten que sean. La educación temprana aumenta la posibilidad de
modificar, estructurar y perfeccionar la inteligencia de cada infante, permitiéndole
usar un nivel más sofisticado para pensar y conectarse con los demás. La
educación temprana también puede ayudar a coexistir y cooperar con grupos
multiétnicos, evitando así tensiones sociales.

Dicho el punto de vista anterior, se puede decir que el cuerpo principal de la


educación, ya sea un maestro, un padre o una comunidad, es de suma
importancia para promover el bienestar de los niños en su desarrollo general. El
crecimiento, la supervivencia y el desarrollo son los procesos centrales del trabajo
conjunto, por lo que deben ser atendidos de manera simultánea, integral y
permanente. Uno de los principales estándares básicos es considerar de manera
integral los programas de salud, educación y nutrición y otros multidisciplinarios
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para brindar una atención integral a la infancia y la niñez, teniendo en cuenta sus
aspectos físicos, intelectuales y sociales morales.

La primera infancia no solo puede verse como un período en el que los niños
necesitan cuidados para asegurar su supervivencia, crecimiento físico y protección
frente a enfermedades, sino que también el cuidado y la educación deben
promover el desarrollo cognitivo y brindar asesoramiento psicosocial a todos los
niños sin ningún tipo de discriminación asegurando que se satisfagan las
necesidades y priorizando la adquisición de habilidades y capacidades que han
demostrado ser vitales para la vida. Dentro de las cuales está presente la
habilidad lingüística, el desarrollo de la inteligencia y las capacidades socio-
afectivas que promueven la creatividad, el pensamiento crítico y la construcción de
conocimientos como parte del derecho al desarrollo que todo niño tiene.

El documento también explica que no todos los niños tienen las mismas
oportunidades al nacer, la mayoría de los niños nacen con potencial, pero la
exposición a ambientes desfavorables les hará perder oportunidades. Si bien el
entorno familiar y las experiencias tempranas son aspectos clave del futuro del
desarrollo y el bienestar de los niños, lo que sucede en las áreas más
directamente relacionadas con la vida de los niños interactúa estrechamente con
lo que sucede en el contexto de la sociedad y la cultura.

Desde una perspectiva personal, las consecuencias de estos retrasos incluyen


altos costos, dificultan la igualdad de oportunidades y condiciones para la
obtención de una vida de calidad, y retrasan y afectan el desarrollo de toda la
sociedad. Algunos hechos emergentes que exacerban estas desigualdades y
afectan gravemente la vida de niños y niñas, incluido el uso de las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación.

La intervención oportuna en la salud y la nutrición de los niños puede mejorar


significativamente su desarrollo intelectual. Es necesario cubrir las habilidades
iniciales del bebé y el período durante el cual aparecen las habilidades, pero
también es necesario continuar brindando el apoyo necesario para lograr cambios
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continuos. Es urgente determinar la mejor manera de traducir este conocimiento


en un programa integral basado en los derechos del niño.

Referencia Bibliográfica

Méndez Zúñiga, A. (2005). El Bienestar Infantil Como Política Internacional.


Investigación Educativa. Universidad Pedagógica De Durango., (Pp. 36-41).

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