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(En una cena del trabajo, con una copa en la mano)

Salud! (Toma) Me fascina comer afuera, aunque sea un pancho. Me encanta gastar plata, ir a la
playa. ¡Ay! ¡Mar de Ajó! ¡Mar de Ajó! Hace más de tres años que no puedo tomarme
vacaciones. Ni tiempo para un Papanicolau tengo. El alquiler, las expensas, luz, gas y el
teléfono, todo se me va ahí. La comida, mi ropa y la de los chicos la compro, gracias a Dios, con
la tarjeta de crédito. Con la tarjeta que ¡oh, milagro! un glorioso día vinieron a ofrecernos a la
oficina, sin la condición de tener que poseer una propiedad de garantía. ¿Cómo voy a hacer el
mes que viene con su renovación? Cuando no pueda demostrar un trabajo con relación de
dependencia? Salud por la renovación! (Agarra el pollo con la mano) Mmmm.. este pollito está
fantástico. Jugosísimo. Se nota que le pusieron mucho limón y vino blanco. Salud por el pollo!
(Toma) Desde el casamiento de Mabel que no tomaba champagne. No vayan a creer que mi
amiga Mabel tiró la casa por la ventana. No, pobre. Además el champagne, vale igual que
cualquier vino más o menos. Es una cuestión de costumbre. Todos deberíamos comer tomando
champagne. Lo merecemos. En el super de acá a la vuelta hay uno de setenta pesos, aprovechen
antes de que se lo lleven. Salud! (Toma) Por la felicidad de los que no se resignan a su suerte y
pelean más. Ustedes los millonarios saben de qué les hablo. Quisiera tener más hijos. Sí, a mi
edad, no me miren así. No puedo convencer a Esteban. Tiene miedo. Trato de insistirle con que
tenemos que poblar más la tierra. Nuestros hijos son los luchadores del futuro. Sobre todo
ahora, que se los puede tener con cualquier método. Hasta los podés encargar por teléfono con
tarjeta. Salud por los hijos y por el sexo! (Toma y agarra los bombones) Mmm no hay cosa que
me guste más que una mesa dulce. Los bombones de licor son mis preferidos. De chica se los
robaba a mamá. Por fin algo dulce en esta mesa tan amarga. Pero no quiero que piensen que soy
una madre egoísta. Los Ferrero Roshé se los voy a llevar a los chicos. Así se endulzan antes del
caos. Por si no sabían, Esteban está desocupado hace siete meses. ¡Pero hay buenas noticias de
último momento! Aparte de que ahora yo también me acabo de quedar sin trabajo, él acaba de
conseguir una changa de sereno en un estacionamiento. ¿Sueldo? Doce mil pesos, de once a
siete de la mañana. Pago en negro. Tiene cincuenta años y dos bypass. Tres pibes. Él siempre
nos insiste con que nos vayamos del país. “¡Sí, Esteban! ¿Dónde?”, le digo yo, entusiasmada.
Pero, después le digo .¿A qué, Esteban? La esperanza no tiene nacionalidad. Acá hay de sobra!
¡UN CARAJO HAY ACÁ! Salud por todas las buenas personas de mi bendito país! Yo sé que
un día, para todos nosotros habrá justicia. De la buena. (Toma) Y ya que estamos les comento
que algunos estaban pensando en tomar la empresa hasta que depongan la medida, y que no
querían negociar una mierda. Otros, como yo, pensábamos que no se iban a animar a dejar en la
calle a tanta gente. Salud! Por el gil del abogado que brilla por su ausencia! (Toma y comienza
a sentir ganas de vomitar) Ahora, me voy a dormir. Tengo que levantarme muy temprano. Estoy
un poco… un poco mareada. Mañana me levantaré y desayunaré como una reina inglesa. Y
sonará el timbre. Y le diré al cartero que suba. Y con mucha altura, atenderé la puerta. Y si no
quiere, bajaré. Y sin que me tiemble el pulso abriré el telegrama y le firmaré al hombre...Pobre,
¿él qué culpa tiene? Salud! Por el brillante futuro que me… nos espera. (Amaga a tomar, pero
no lo hace porque ya está asqueada) Salud y buenas noches desgraciados!

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