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MOMENTO #3:

Ensayo: Tras siglos de olvido, en los últimos días medios nacionales e


internacionales se han volcado al fin hacia Buenaventura, pero
lastimosamente ha sido por cuenta de sus problemas de seguridad, por
la sangre, por los abusos, por lo aberrante de su situación. Cubrir este
tipo de noticias, tan dolorosas, es necesario para encender las alarmas y
llamar la atención del mundo entero para que los abusos no se repitan.
Sin embargo, Buenaventura no es sinónimo de muerte y pobreza, es
cuna de grandes talentos que llevan en la sangre la música, la poesía, la
danza, el folclor, el ritmo y esa poderosa fuerza ancestral que rebasa
fronteras y tiene a muchos de ellos brillando en lugares remotos del
planeta. Aquí les rendimos homenaje y resaltamos su compromiso social
con su tierra natal y, en ellos, a todos aquellos bonaverenses de bien,
los bienaventurados que anhelan la paz. Danza de libertad El único
bailarín colombiano que hace parte del Royal Ballet de Londres se llama
Fernando Montaño, tiene 29 años y sus pies -que pisan hoy en día los
más prestigiosos escenarios de la danza mundial- tocaron en su niñez
las calles de su Buenaventura natal. En el barrio Camilo Torres, donde
vivió sus primeros años, solía jugar entre los rieles del Ferrocarril, pero
tuvo la fortuna de que sus padres descubrieran temprano su natural
talento por la danza. Por ello se trasladaron a Cali y, pasando múltiples
dificultades, lograron que ingresara al Instituto Colombiano de Ballet,
Incolballet, donde inició su formación artística que concluyó en Cuba
gracias a una beca que obtuvo para estudiar en la Escuela Nacional de
Ballet, regentada por esa leyenda viviente de la danza mundial, Alicia
Alonso. De allí saltó a La Scala de Milán, Italia, para luego llegar al Royal
Ballet de Londres. Denominado por algunos como el ‘Billy Elliot
colombiano’ por su fascinante historia, la plasticidad de sus
movimientos ha sido admirada por grandes personalidades del mundo,
como la Reina Isabel de Inglaterra o la primera dama norteamericana
Michelle Obama y, actualmente, es candidato para ganar por segunda
vez consecutiva el Premio Lukas, otorgado por una publicación que
exalta la labor de los artistas iberoamericanos en el Reino Unido. Pero,
aunque suena a cuentos de hadas, en su vida ha tenido que superar
obstáculos. Uno de ellos lo vivió recién llegó Londres, cuando luego de
una presentación recibió la triste noticia de la muerte de su madre. Sin
embargo, la danza ha sido su bálsamo. “Lo que más me gusta del ballet
es la libertad que experimento cuando estoy en el escenario. Es difícil
de explicar esa sensación, pero te sientes invencible, no hay dolor, no
hay maldad. Incluso cuando murió mi madre, yo tuve que seguir
bailando y mientras lo hacía era feliz. Sólo volvía a mi realidad cuando
estaba fuera del escenario. “En la danza o en cualquier arte debes estar
enfocado en lo que quieres y persistir sin cansancio en ello. Hay
muchas personas con un gran talento, pero si se detienen ante el primer
obstáculo el sueño se acaba”, dice. Fernando quiere encender esa llama
en los niños de su Puerto natal, por eso apoya la Escuela de Artes que
promueve Findeter. “Cuando el año pasado estuve visitando las
escuelas, vi en los ojos de los niños unas ganas inmensas de salir
adelante. Lo que debemos hacer es brindarles la oportunidad para que
lo consigan. El arte tiene el poder de transformar vidas. Una voz para el
mundo La portentosa voz de la soprano Betty Garcés conmovió a
millares de personas de Colombia y el mundo, durante la inauguración
de los World Games el año pasado en Cali, cuando tuvo a su cargo
entonar las notas del Himno Nacional. Esta porteña, egresada del
Conservatorio de Bellas Artes, se dio el lujo de ser admitida en la Alta
Escuela de Música de Colonia, Alemania, uno de los centros académicos
más prestigiosos del mundo. Heredera de ese talento musical innato de
su tierra, su talento ha sido reconocido dentro y fuera del país. En la
actualidad reside en la ciudad alemana de Gelsenkirchen, del estado de
Renania del Norte, en Westfalia, donde hace parte del Junges Ensamble
(Ensamble Joven) de la ópera de esta ciudad y ha participado en
recitales en varias ciudades alemanas, como en el concierto de cierre
del Festival de Lied, en Hannover. Entregada de lleno a su arte, Betty
dice mantener presentes sus raíces. “Buenaventura, su música
folclórica, sus danzas, sus atardeceres, sus tardes de lluvia, incluso el
bullicio alegre  de mis vecinos, están grabados en mí.  He tenido la
oportunidad de encontrar un poco de Buenaventura en muchos lugares
donde he estado y al poder conocer a personas de África y Brasil,
puede uno reconocer las raíces, que en el fondo siguen siendo las
mismas”, aseguró la artista desde Alemania. Aunque la música que hace
es muy diferente a la de sus orígenes, la soprano afirma que siempre
busca la oportunidad de evocar sus ricas melodías. “Ya sea para mí, o en
público, me gusta interpretar canciones que de alguna forma tengan ese
espíritu, temas o sonidos que evoquen recuerdos y momentos dulces.
Dueña de un espíritu solidario que aprendió en el calor de su hogar en
Buenaventura, Betty trabaja con empeño en apoyar su Fundación Yo
Soy y la Academia Pitágoras, que busca educar a los jóvenes de su
ciudad. “A pesar de la realidad que se está viviendo, creo que algunas
vidas pueden ser transformadas por la fe convertida en obras.
Queremos implementar la educación artística en nuestra Academia,
para que los niños tengan una opción de vida, pero también para
construir y servir de instrumento e inspiración para otros, de alguna
forma dar lo que se tiene para intentar construir una realidad diferente.
La danza En una casa, junto a la parroquia del barrio El Firme está la
sede de la Pastoral Afrocolombiana. Allí, a ritmo de vientos del Pacífico,
un grupo de jóvenes y niños de los barrios de bajamar tienen dos
grupos de danza. “Es un proyecto en el que buscamos que esto cambie
y lo hacemos con el rescate de nuestras tradiciones. La mayoría de los
niños y jóvenes siguen asistiendo a las clases y otros se han convertido
en líderes sociales. Pero tenemos una historia triste de una niña de 12
años, que fue reclutada”, dice uno de los profesores. Los grupos
Arambé -“frase africana que significa con berraquera, algo que sale
desde adentro”- y Manitas de Paz, conformada por niños entre 7 y 12
años, han viajado a festivales de danza. Una de sus presentaciones fue
en la canonización de la madre Laura. Y el viernes, los jóvenes de
Arambé bailaron currulao en el parque Néstor Burbano durante la
marcha de la Legión del Afecto. Instrumentos de paz Baudilio Cuama es
un estandarte de la tradición cultural de todo el Litoral. Este constructor
de marimbas y de instrumentos de percusión, aprendió el oficio de su
padre y se ha empeñado en transmitírselo a las nuevas generaciones de
porteños. Por eso no ha querido abandonar el taller que tiene en Viento
Libre, un barrio del Puerto azotado por la violencia, un fenómeno que el
músico ha padecido en carne propia pues dos de sus nueve hijos (todos
músicos) murieron en medio de su embate. “Yo no me voy de aquí
porque yo llegué primero que esos grupos armados. Voy a seguir
haciendo sonar la marimba y el bombo, haciendo que los muchachos
cambien el fusil y la granada por un instrumento. Aquí la naturaleza nos
brinda los recursos para hacer los instrumentos, la chonta el balso o la
guadua”, dice con total convicción. Cantores del Río Desde 1995, se
realiza en Buenaventura el Encuentro Cultural Cantores de Río, un
espacio que busca reunir a los cantores y cultores de las tradiciones
afrocolombianas e indígenas de la zona rural y la zona urbana de este
municipio. El certamen, que tiene entre sus propósitos recuperar,
fortalecer y salvaguardar la esencia de esa cultura en su calidad de
patrimonio inmaterial, es organizado por la Dirección Técnica de
Cultura de Buenaventura. La danza, como lenguaje universal del cuerpo,
se expresa aquí con todo su colorido y plasticidad para comunicar lo
vivido, lo soñado y lo anhelado por los integrantes de estas
comunidades. En el certamen, en octubre, el canto y la danza se
acompañan con instrumentos musicales de todo tipo. De esa
combinación surgen los cantos de bogas, jugas, bundes, alabaos, las
décimas, los cuentos de leyendas y mitos, pero también las
entonaciones de laboreo y de las selvas. Son los sonidos que se
construyen en medio de la vida cotidiana. Al rescate de los oficios En la
antigua Estación del Ferrocarril de la ciudad portuaria funciona la
Escuela Taller, la cual hace parte del Programa Nacional Escuela Taller
Herramientas de Paz del Ministerio de Cultura. Allí se forman jóvenes
entre los 17 y 26 años, provenientes de sectores vulnerables. En calidad
de becarios, ellos son certificados como técnicos laborales en áreas
como carpintería con énfasis en construcción y mantenimiento de
instrumentos musicales, construcción con énfasis en madera y cocinas
tradicionales del Pacífico. Este proceso, que se inició el 10 de julio de
2012, acaba de entregar en febrero su primera promoción y ahora
cuenta con 73 nuevos alumnos quienes, además de aprender un oficio,
redescubren la receta de las abuelas que se estaban quedando en el
olvido, dándole así un nuevo sabor a sus vidas; elaboran los
instrumentos que dan sonido a sus tradiciones y rescatan sus formas
constructivas en medio de su biodiverso paisaje. Tablas salvadoras
Pocas ciudades de la periferia colombiana se pueden dar el lujo de
haber llevado un grupo escénico al Festival Iberoamericano de Teatro
de Bogotá. Eso ocurrió hace una década cuando dentro del programa
Jóvenes Creadores del Litoral, promovido por la Universidad del Valle y
el MinCultura, un grupo de jóvenes actores fueron seleccionados para
llevar hasta la máxima fiesta del Teatro en Latinoamérica la obra
‘Lección de piano’. Esa experiencia fue la semilla para que, en 2010,
surgiera en Univalle Buenaventura el programa de Licenciatura en Artes
Dramáticas. La carrera inició con doce estudiantes y ahora tiene 38,
pero los logros son notables. Los estudiantes han girado por el país con
cuatro montajes teatrales, que retoman obras clásicas pero
enriquecidas con la esencia cultural del Pacífico. De ese proceso
salieron Cristian Advíncula y Jarlin Martínez dos de los talentos de la
película ‘Manos Sucias’, rodada en Buenaventura con la dirección del
norteamericano Josef Kubota Wladyka, producida por el reconocido
cineasta afroamericano Spike Lee y estrenada en el pasado Festival de
Cine de Cartagena.
MOMENTO #4
Elemento Artístico:

MOMENTO #5
Actividad:
¿Te interesa ser parte de algún grupo artístico cultural?
R// Pues por ahora no porque me estoy concentrando solo es mis estudios y haciendo
todo lo posible para entrar a una buena universidad.

¿Conoces a alguien de tú familia, que trabaje con procesos culturales?


R// la hermana de mi abuela ayuda a estudiantes haciendo proyectos de
comunidades negras.

¿Qué otro nombre, le pondrías al Realiza un escrito, mínimo de 800


palabras y un máximo de 1400 palabras? Recuerda, debes reproducir el
tema y el trabajo en el cuaderno.
R// Yo le Pondría “Realiza un resumen de mínimo 800 palabras y cópialas en el
cuaderno.”

MOMENTO #6
¿Qué Aprendí?
¿Cómo te sentiste realizando esta guía de aprendizaje?
R// Pues me sentí muy bien porque pude aprender cosas que no sabía de
Buenaventura, cosas como que Buenaventura tiene demasiado talento y comidas que
saben extremadamente sabrosas.

¿Qué aprendiste con esta guía de aprendizaje?


R// Pues que en buenaventura hay personas importantes y que hay mas tesoros de
los que pensaba y hay muchísimos talentos.

¿Qué fue lo que más se te dificulto entender?


R// No entendí muy bien lo de los elementos artísticos.

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