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El joropo llanero es un subgénero del joropo que posee formas, normas y ejecuciones
específicas. A pesar de la gran dispersión geográfica, representa una unidad estilística bien
diferenciable de otros joropos regionales.
Básicamente se distinguen dos formas: golpe y pasaje, que los llaneros suelen
denominar joropo y pasaje. Ambos se bailan, pero se diferencian por su carácter, temas y
grado de variabilidad. Un pasaje por lo general es más introspectivo, más romántico y suave,
con frases melódicas más desplegadas.
Cabe destacar, que se suele usar para declarar amor a una mujer, o bien para cantar
afectos al terruño, a un animal preferido o para expresar despecho. Se trata de una
composición única sin mayor improvisación, cantada siempre con la misma letra y con pocas
variantes melódicas.
También, el caballo juega un rol tan importante en la vida del llanero que está presente
aun cuando no pareciera indispensable: en los cantos, los pasos del baile, figuras musicales,
entre otras.
En el ambiente tradicional, un joropo llanero puede sonar con dos conjuntos diferentes:
arpa, cuatro y maracas, o bandola, cuatro y maracas. Ambos cuentan, por supuesto, con un
cantador, y desde la década de 1960 con la incorporación de un bajo.
El canto cumple por supuesto una función melódica que sin embargo, se subordina a la
propuesta del instrumento principal, y el bajo asume un apoyo armónico. Los músicos de ese
conjunto en su contexto tradicional suelen ser hombres. Sin embargo, siempre ha habido una
que otra mujer que canta, habitualmente pasajes. Tocar arpa no parece asunto femenino, ni
siquiera en conciertos.
15 AÑOS