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Leonardo Manzino
In memoriam
Emma Garmendia
Robert Stevenson
El Instituto de Estudios Superiores fue la institución que sentó las bases para el
surgimiento de la musicología en el Uruguay. Fue un organismo creado en 1929 —por iniciativa
de los profesores Adolfo Berro García, Luis A. Barbagelata Birabén y Eduardo de Salterain
Herrera— con un objetivo claro estampado en el Artículo 1º de sus Estatutos (Instituto de
Estudios Superiores, 1931: 37): “a) la difusión y profundización de la cultura científica superior,
con absoluta prescindencia de fines profesionales” y “b) el fomento de las investigaciones de
naturaleza científica”. Un listado del cuerpo de profesores del Instituto en 1930, su primer año
de actividad, incluyó a Manuel Fernández Espiro —Profesor de Historia de la Música en el Liceo
Francés —como profesor de “Música Superior”; a Avelino Baños —Catedrático de Canto Coral
en el Instituto Normal —como profesor de Historia de la Música; y a María V. de Müller como
profesora de Canto (Ibíd., 3-7). La publicación conmemorativa de la primera década de actividad
del Instituto comenta sobre las motivaciones de su creación:
Los Estatutos del Instituto previeron, en sus artículos Nº87 al Nº 89, la creación de
“Secciones de Investigación” integradas por profesores del Instituto o personas ajenas a él, pero
de reconocida autoridad y seriedad científica, con el fin de dedicarse personalmente o en
colaboración, a investigaciones originales de naturaleza científica, y con un programa general
que debía presentarse al Consejo Directivo para obtener el reconocimiento del Instituto. Las
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investigaciones que realizaran estas Secciones serían publicadas por cuenta del Instituto y las
personas que integraran esas Secciones de Investigación se considerarían “profesores
agregados” y tendrían preferencia para dictar cursos complementarios o libres (Instituto de
Estudios Superiores, 1931: 51). El Consejo Directivo del Instituto de Estudios Superiores
entendió pertinente instalar un organismo que estimulara con vigor la actividad musical
latinoamericana destinando gran parte de los recursos de que disponía a la ejecución de un
ambicioso plan de trabajo.
Existe una lista de ejes temáticos de obras que la Sección de Investigaciones Musicales del
Instituto de Estudios Superiores se propuso editar que merece ser citada por constituir una guía
de líneas de investigación para el campo musicológico (Ibíd., 51):
Fue creada por una resolución del presidente uruguayo Juan José de Amézaga el 16 de
febrero de 1946 como un Departamento adscripto en el Museo Histórico Nacional con la triple
finalidad de investigar, conservar y divulgar el acervo musical uruguayo culto y popular (Nicrosi,
Lauro Ayestarán y la Música Uruguaya, s/f: 32). El Profesor Alfredo Nicrosi también indica el 20
de febrero de 1946 como fecha de creación de esta Sección (Ibíd., 44). El primer equipo de
recursos humanos nombrado para trabajar en la Sección Musicología, a los pocos días de su
creación, se integró con el musicólogo Lauro Ayestarán, el compositor Carlos Giucci y el Profesor
Antonio Álvarez Varela. Nicorsi también publicó un extracto de la resolución del Poder Ejecutivo
que creó la Sección Musicología (Ibíd., 44-45). Ese extracto permite ilustrar, en el momento de
creación del organismo, el “estado de situación” sobre los desafíos de la Musicología como
disciplina en el Uruguay.
El decreto del Poder Ejecutivo reconoce que el Uruguay poseía en 1946 un importante
acervo musical que era urgente recoger para salvaguardarlo de su paulatina pérdida o
destrucción y consideraba varios aspectos:
3. La Universidad de la República
DOMENICO ZIPOLI - VIDA Y OBRA. Museo Histórico Nacional, Sección de Musicología Nº 2, 1962.
Montevideo, 39 páginas. Este segundo trabajo sobre Zipoli, publicado 21 años después del
primer folleto, ofrece una reseña sobre los aportes de distintos musicólogos que comprobaron
la hipótesis inicial de Ayestarán sobre el establecimiento y muerte de Zipoli en la ciudad de
Córdoba: señala el cuestionamiento de Adolfo Salazar sobre la identidad del compositor ítalo-
rioplatense; cuestionamiento que Víctor de Rubertis desacreditó definitivamente en 1946 al
publicar la partida de nacimiento de Zipoli constatando la hipótesis de Ayestarán. Además, una
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edición de las Sonate d’intavolatura per órgano e cembalo de Zipoli publicada en Heidelberg
(1959) por Luigi Ferdinando Tagliavini aportó en el prólogo datos sobre el manuscrito inédito de
un Diccionario Musical Biográfico del Padre Martini (maestro de Mozart) que incluye una
biografía de Zipoli que confirma también la hipótesis del musicólogo uruguayo. Una tercera
fuente de confirmación surgió en 1960 cuando el musicólogo estadounidense Robert Stevenson
(1916-2012) encontró en el Archivo Capitular de la Catedral de Sucre (Bolivia) el manuscrito de
una Misa para coro a tres voces, dos violines, órgano y continuo de Zipoli; obra copiada en Potosí
en 1784 —58 años después de la muerte del compositor.
DOMENICO ZIPOLI Y EL BARROCO MUSICAL SUDAMERICANO. Revista Musical Chilena, Año XVI,
Nº 81-82, 1962. Santiago de Chile, 31 páginas. La tercera publicación de Ayestarán en esta línea
de investigación cumple los mismos objetivos que la publicación precedente y es en realidad
una reimpresión del trabajo anterior con un título diferente; orientado a colaborar en la
construcción de un campo de estudio sobre el estilo musical de los siglos XVII y parte del XVIII,
el Barroco, en una zona geográfica determinada: Sudamérica. Es comprensible que Ayestarán
accediera a la reimpresión de este trabajo porque la Revista Musical Chilena aseguraba mucha
mayor difusión de los resultados de su trabajo que la publicación anterior; lo que resulta peculiar
es que en esta última edición haya hecho referencia a su primer folleto sobre Zipoli (1941) y
ninguna mención a su segunda publicación (1962).
LA MÚSICA EN VILLA RICA (MINAS GERAIS, SIGLO XVIII) PARTE I Revista Musical Chilena Año XXI,
Nº 102, 1967, 43 páginas y PARTE II Revista Musical Chilena Año XXII, Nº 103, 1968, 72 páginas.
Este artículo publicado en dos partes y escrito en español incluye, en la primera de ellas, lo que
podría considerarse un informe del estado de la investigación iniciada por Lange a partir de 1944
sobre la música en Minas Gerais. La segunda parte del artículo presenta la publicación de datos
referidos a la actividad musical recopilados por el autor y clasificados tanto en sub-períodos
cronológicos dentro del siglo XVIII como en categorías que incluyen, entre otras, a cantantes,
instrumentistas o directores de conjuntos.
relevantes, una reseña crítica de los estudios, catálogos y ediciones de villancicos Sudamericanos
publicados hasta 1993 que sobreviven en el Archivo de la Catedral de Bogotá (Colombia), el
Archivo Arzobispal (Lima, Perú), el Archivo del Seminario San Antonio Abad (Cuzco, Perú), el
Archivo de la Catedral de Sucre (Bolivia), la Colección Julia Elena Fortún (La Paz, Bolivia) y la
Colección San Felipe Neri en el Museo Histórico Nacional (Montevideo, Uruguay). El estudio
determinó que hasta 1993, en un total de 759 villancicos existentes en archivos sudamericanos,
solo 51 de ellos que representan el 6%, habían sido transcritos a notación musical moderna y
publicados para poder ser difundidos. La segunda parte ofrece la edición de seis villancicos de
la Colección San Felipe Neri que son representativos de la música del Virreinato de La Plata en
el contexto del Barroco Sudamericano. El villancico es un género muy significativo en la historia
de la música latinoamericana. Su trascendencia resulta evidente por la cantidad de ejemplos
que sobrevivieron en archivos y colecciones particulares así como el lugar de preferencia que
ocupó entre las composiciones sudamericanas durante un período de 250 años desde finales del
siglo XVI hasta comienzos del siglo XIX. Casi todo compositor que actuó durante el período
barroco como Maestro de Capilla en las principales catedrales sudamericanas (Catedrales de
Bogotá, Lima, Cuzco y La Plata —hoy Sucre) compuso villancicos que sobreviven en los archivos
de América Latina. La diseminación del Villancico desde España y Portugal a sus dominios en los
países bajos y las Américas fertilizó el género de varias formas: los compositores incluyeron
españoles, italianos y latinoamericanos de ascendencia mixta; entre los latinoamericanos hubo
descendientes de africanos, europeos o nativos como Ignacio Quispe en Perú y Tomás Pascual
en Guatemala. Tanto en América como en Europa el villancico fue sensible a los cambios de
estilo del arte occidental entre 1650 y 1750 asimilando composiciones poli corales con bajo
continuo u obras de estilo concertato con solistas virtuosos y ritornelli instrumentales.
el Premio Pablo Blanco Acevedo de la Universidad de la República en 1945 con el título LOS
ORÍGENES DE LA MÚSICA EN EL URUGUAY. La publicación sobre La Música Indígena en el
Uruguay (1949, página 4) ofrece una lista de publicaciones de Ayestarán en la que se incluye
este volumen bajo el rótulo “en vías de aparecer” y con el título HISTORIA DE LA MÚSICA EN EL
URUGUAY- PRIMER TOMO – LOS ORÍGENES. Este último título quizás hubiera sido el más
representativo de los contenidos de la publicación pero el autor optó finalmente por
circunscribir este volumen al plan editorial general que comunicó en el Volumen I (1953)
considerando cuatro partes: la Música Primitiva, la Música Culta, la Música Folklórica, y
Antología y Ensayo Crítico sobre el Pasado y el Presente de la Música en el Uruguay. Este primer
volumen, lamentablemente el único que Ayestarán logró publicar, incluye las primeras dos
partes de su plan general de edición: la Música Primitiva y la Música Culta hasta 1860.
anterior a Carmelo Calvo (1842-1922) que desplegó una intensa actividad musical en
Montevideo desde 1867.
El Capítulo II sobre Música Escénica comienza con la contextualización de las
manifestaciones del género en Montevideo donde el gusto favoreció la Tonadilla Escénica entre
1793 y 1825 para ceder luego ante la ópera italiana y culminar con la inauguración del Teatro
Solís en 1856, hito sobre el que Ayestarán señala “fue levantado únicamente como templo del
arte lírico italiano del siglo XIX” (1953, página 162). Las secciones siguientes —entre ellas las que
tratan la Casa de Comedias, la Tonadilla Escénica y otras manifestaciones como el melólogo, la
ópera (1830-40; 1843-51), la zarzuela española; y la ópera cómica francesa y la opereta—
incluyen aportes relevantes al estudio de la música escénica desde la publicación en 1943 de su
Crónica de una Temporada Musical en el Montevideo de 1830. El capítulo se completa con una
cronología de la música escénica entre 1829 y 1860.
El capítulo III presenta una introducción donde Ayestarán ubica el Salón como institución
donde se practica la música en la Europa del Siglo XVIII, presenta referencias a la tertulia colonial
que se desarrolló en Montevideo, informa sobre Sociedades Filarmónicas del período 1827-53
que promovieron la música en este ámbito y estudia las danzas de salón practicadas hasta 1860:
Contradanza, Paspié, Minué Europeo y Minué Montonero —básicamente una reimpresión de
su estudio publicado en 1950— Gavota, Fandango, Vals, Bolero, Cielito, Media Caña, Pericón,
Cuadrilla, Rigodón, Solo Inglés, Danza de las Cintas, Polca, Galop, Varsoviana, Redova, Mazurca
y Chotis. Siguen secciones sobre las canciones del salón señalando la Romanza como
manifestación diferenciada y el Triste criollo de alrededor de 1800. El capítulo cierra con el
inventario del cuaderno de José Ancieto de Castro; un álbum montevideano con 79 canciones
impresas entre 1820 y 1843.
En el Capítulo IV titulado Los Precursores, Ayestarán plantea abordar la organización
musical uruguaya en función de los creadores divididos en dos etapas cronológicas: la primera
desde la colonia hasta la Jura de la Constitución en 1830 y la segunda desde 1830 hasta 1860. El
aporte sobre Fray Manuel de Úbeda (1760-1823) —compositor de la “Misa para el Día de
Difuntos”; obra que ostenta hasta el momento el rótulo de ser la primera obra musical
compuesta en el actual territorio uruguayo— es una reimpresión de los datos biográficos del
compositor y de los comentarios sobre su Misa que Ayestarán publicó en 1952. Los datos sobre
compositores activos antes de 1830 con referencias a sus obras también incluyen a Juan José de
Sostoa (174?-1813), Juan Cayetano Barros (activo entre 1806 y 1827), Antonio Barros (activo
hasta 1842). Los compositores activos a partir de 1830 incluyen a Antonio Sáenz (radicado en
Montevideo a partir de 1829), Mariano Pablo Rosquillas (activo en el Río de la Plata a partir de
1823), Fray José María de Arzac (también organista), Francisco Cassale (activo a partir de 1837),
Roque Rivero (nacido en Argentina y activo en Montevideo a partir de 1837), Francisco José
Debali (¿?-1859) establecido en Montevideo desde 1838, Peregrín Baltasar (activo entre 1838 y
1848), Antonio Aulés (activo a partir de 1839), Demetrio Rivero (activo en 1842), el argentino
Nicanor Albarellos (1810-91), Fernando Quijano (1805-¿?), las aficionadas Orfilia Pozzolo y
Dolorcita Rentería (ambas activas en 1848), Ignacio Pensel (activo entre 1849 y 1852), Alejandro
Marotta (activo en 1851), José Amat (radiado en Montevideo entre 1853 y 1856), Luis Preti
(1826-1902), César Dominicetti y Santiago Ramos (ambos activos en 1855), Clemente Castagneri
(activo en 1857), Oscar Pfeiffer (1824-1906) y Luis Cavedangi (activo en 1858-9). Además de las
ilustraciones incluidas, principalmente la reproducción en facsímil de la firma de algunos
compositores y algunos retratos, el capítulo ofrece un apéndice representativo con ilustraciones
en facsímil de ejemplos del acervo musical estudiado por Ayestarán.
El Capítulo V, último del Volumen de 1953, reúne aportes para el estudio de diversas
actividades vinculadas a la música. La primera sección sobre las canciones patrióticas y políticas
amplía el aporte sobre ese tema que Ayestarán publicó en 1943 en Crónica de una Temporada
Musical en el Montevideo de 1830. Las secciones siguientes vierten luz sobre el Himno Nacional
uruguayo, música militar, enseñanza musical, impresos musicales y comercio musical en el
Uruguay hasta 1860.
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LUIS SAMBUCETTI – VIDA Y OBRA. Museo Histórico Nacional, Sección de Musicología Nº 1, 1956.
Montevideo, 38 páginas. Ayestarán reconoce a Sambucetti como el “removedor” de la
conciencia musical colectiva que impulsa el movimiento sinfónico en el medio uruguayo a
comienzos del Siglo XX luego de un recorrido sinuoso durante el Siglo XIX. Este trabajo aporta
datos biográficos—Infancia y Juventud (1860-84), Estudios en Europa (1885-88), La Época
Creadora (1885-1905), La Orquesta Nacional (1908-14), Últimos Años (1915-26); y un catálogo
de obras del compositor.
LEÓN RIBEIRO. Boletín Latinaomericano de Música, Vol. 3 (Abril 1937). Montevideo, 17 páginas.
Este aporte de Lange constituye el ordenamiento y la clasificación del archivo musical de León
Ribeiro efectuados luego de la donación de su archivo a la Sección de Investigaciones Musicales
del Instituto de Estudios Superiores; donación que realizó la Sra. Juana Cremonesi de Ribeiro,
viuda del compositor. Lange ordenó los materiales en tres grandes categorías: biblioteca,
manuscritos y documentos. Los manuscritos aparecen listados en grupos rotulados Óperas,
Música Sinfónica, Música Religiosa, Música de Cámara y Música Vocal. Los documentos que
aportan datos sobre la biografía de Ribeiro se presentan organizados en 11 sub-categorías
diferentes: Documentos Personales, Certificados sobre sus condiciones artísticas, Cartas y
Comunicados, Borradores de Cartas e Informes (con fecha exacta o aproximada y con fecha
desconocida), Otros Documentos y Apuntes, Recortes de Diarios y Revistas sobre su obra,
Recortes de Diarios y Revistas sobre la vida artística del país, Lista de Programas de actividades
donde figuran obras del compositor, Programas de Conciertos realizados en vida del compositor,
Correspondencia recibida por Ribeiro, Documentación Varia y Documentación posterior a su
fallecimiento.
La Licenciada Susana Salgado que se desempeñó entre 1966 y 1973 como Profesora
Adjunta de la Cátedra Investigación de la Música Uruguaya en la Universidad de la República —
en ese momento en el Instituto de Musicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias;
contribuyó al estudio de la música uruguaya de la segunda mitad del siglo XIX publicando
trabajos con datos biográficos de compositores y sobre la historia de la música culta (sic) en el
Uruguay que incluye a la generación de compositores uruguayos activos a partir de ese período.
Sus aportes también incluyen: la publicación de datos biográficos sobre compositores activos en
Uruguay en el siglo XX; su tesis de Licenciatura en Musicología (1983) sobre Luis Cluzeau Mortet,
compositor representativo del Nacionalismo Musical uruguayo; y la actividad musical
desplegada en el Teatro Solís en su primer siglo de existencia.
de los hechos de la vida cultural uruguaya que fueron testigos de la práctica musical de épocas
o autores específicos. Los primeros cinco capítulos de la obra están organizados atendiendo a la
funcionalidad de diversos géneros musicales. Se titulan música religiosa, en el teatro, en el salón,
sinfónica y de cámara. Los siguientes seis capítulos ordenados cronológicamente están
concebidos en función de los compositores. Los primeros dos capítulos agrupan compositores
por generaciones; se titulan “los primeros compositores” y “los maestros”. Los capítulos
siguientes, que agrupan compositores representativos de distintos movimientos estéticos, se
rotulan: el nacionalismo, los contemporáneos al nacionalismo, la generación actual
(compositores nacidos entre 1904 y 1941) y los más jóvenes / nuevas corrientes (compositores
nacidos desde 1936 a 1944 y estudiantes de composición del Conservatorio Nacional de Música).
El volumen concluye con el catálogo de las obras de dieciocho compositores uruguayos nacidos
entre 1847 y 1936.
THE TEATRO SOLÍS - 150 YEARS OF OPERA, CONCERT AND BALLET IN MONTEVIDEO. Wesleyan
University Press, 2003. Middletown, Connecticut, 494 páginas. Es una historia de la
trascendencia del Teatro Solís presentada en distintos capítulos ordenados cronológicamente a
partir de los antecedentes coloniales de la tonadilla escénica y la zarzuela española en
Montevideo, la irrupción de la ópera italiana a partir de 1830, el proceso de construcción del
teatro a partir de 1839 y su inauguración en 1856. La presentación de artistas de trayectoria
internacional en el teatro está comentada en capítulos subsiguientes hasta 1956. El aporte de
Salgado sobre el Teatro Solís a partir de 1956 es en esencia una crónica que debería considerarse
como un aporte de opinión individual carente del soporte documental que la autora utilizó
rigurosamente para estudiar el primer siglo de actividad en la institución. La obra incluye un
apéndice con seis secciones que, a pesar del título de la publicación, aportan información sobre
un siglo de actividad en el teatro entre 1856 y 1956: cronología, artistas que actuaron en el
teatro, obras musicales presentadas (óperas, operetas, ballets y zarzuelas), conjuntos
instrumentales, conjuntos vocales y compañías de ballet que actuaron el teatro.
LA MÚSICA URUGUAYA EN LOS FESTEJOS DE 1892 CON MOTIVO DEL IV CENTENARIO DEL
ENCUENTRO DE DOS MUNDOS. Revista de Música Latino Americana, Vol. 14 Nº 1, 1993. Austin,
Texas, 28 páginas. Es un estudio sobre el lugar que ocupó la música en el Uruguay durante la
conmemoración del IV Centenario de los viajes de Colón al continente americano;
particularmente sobre el encargo que la Comisión de Festejos realizó a León Ribeiro para
componer “Colón”; una Alegoría Melodramática en un acto con texto en español de Nicolás
Granada y escenografía de Diógenes Hequet que es la única ópera con libreto en español
compuesta en 1892 para los festejos del IV Centenario. Las limitantes del medio uruguayo a
finales del siglo XIX para favorecer la producción de óperas de compositores uruguayos
determinaron que la obra se estrenara en el Teatro Solís el 21 de octubre de 1892 en una versión
de Poema Sinfónico. El artículo intenta promover la reflexión sobre la situación carenciada de
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mecenazgo accesible a los compositores uruguayos a fines del siglo XIX y la restringida difusión
de sus obras.
LA ÓPERA URUGUAYA DEL SIGLO XIX – ESTRENOS DE TOMÁS GIRIBALDI EN EL TEATRO SOLÍS.
Edición del autor, 2010. Montevideo, 264 páginas. Publicación del proyecto “Ópera Romántica
Uruguaya e Identidad Nacional (1878-1912)”, declarado de fomento artístico cultural en la
categoría Investigación, convocatoria 2008 de los Fondos Concursables para la Cultura.
Representa un estudio de las condiciones de producción y circulación de las obras artísticas en
un contexto histórico determinado así como de lo que se define actualmente como “consumos
culturales de la población”, tópico que reúne una copiosa bibliografía en las últimas décadas del
siglo XX y que está escasamente analizado en el siglo XIX. La primera parte de la publicación
continúa el estudio iniciado en el libro sobre León Ribeiro —primero de la Serie Los Románticos
Uruguayos— sobre aspectos de la cultura uruguaya de la segunda mitad del silgo XIX. Este
segundo libro de la Serie atiende las ideas sobre música y ópera, algunos valores de la cultura
uruguaya, la crítica musical montevideana en el surgimiento de la ópera nacional y las
costumbres del público montevideano. Los hitos musicales emblemáticos del Teatro Solís en el
ámbito de la ópera romántica uruguaya estudiados en este volumen incluyen, en el orden
cronológico de sus estrenos, dos óperas de Tomás Giribaldi: La Parisina (1878) —con una
segunda producción en 1899— y Manfredi di Svevia (1882). La Parisina de Giribaldi ostenta el
rótulo de ser la “primera ópera uruguaya” y además fue compuesta en un momento clave de la
construcción de nuestra identidad nacional promovida oficialmente como política de estado.
Manfredi di Svevia fue la segunda ópera de Giribaldi estrenada en el Teatro Solís el 18 de julio
de 1882 en una función de gala ligada a la conmemoración de la Jura de la Constitución uruguaya
de 1830.
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