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Cada parte del discurso cubría una de estas funciones, el exordio y el epilogo
(partes extremas) aportaban la emisión y la pasión, mientras que la narratio y la
confirmatio (partes intermedias del discurso) conformaban la demostración y la
racionalidad.
Fijas:
2) la partitio, anuncia las divisiones que se harán y el plan que se seguirá. Esta
parte del exordio se conserva hoy, en los trabajos de extensión como los
ensayos, las ponencias a congresos, los trabajos monográficos o los textos
didácticos facilitando la tarea de lectura o recepción oral, también puede
aparecer con valor enfatizador, en textos más breves y de carácter periodístico.
Debía ser clara, breve, verosímil, y su función era preparar el terreno para la
argumentación que se desarrollaría en la parte siguiente. Además, incluía las
descripciones, que se detenían en la reconstrucción de las características de
lugares, periodos históricos o personas.
Se diferencia formalmente de la argumentación que le sigue. El indicio más
importante de su presencia es el relato de los hechos sucedidos en el pasado,
los tiempos verbales son el pretérito indefinido, el imperfecto o el
pluscuamperfecto.
El epilogo: Costituido por los párrafos finales, cuya función era clausurar, darle
cierre al desarrollo argumental. Presentaba dos niveles:1) el nivel de las
“cosas”; “las cosas dichas” se retomaban y se resumía, 2) el nivel de los
“sentimientos”, en el que volvía a apelarse a la emotividad del interlocutor al
que, en esta parte, se buscaba conmover más que “convencer”.
Variable:
-e (copulativo)
-O también…
-Así mismo…
-Repito…
(opinión personal) Añadir nuevos argumentos,
-En mi opinión… nuevos hechos o reiterar los
antes expuestos.
-En un sentido…
(explicación)
-Se podría decir
que…
-Sólo… (restricción)
-Tan poco…
-No creo…
-Es…
-Finalmente…
-O… Coordinación.
(disyuntivo)
Establece relaciones de
-Por lo tanto… (consecuencia) causa y efecto.
-Siempre…
- o de tal o de
cual…