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LECCIONES DE HISTORIA DE LA FILOSOFÍA

RESUMEN DE SAN AGUSTIN

1. CONCEPTOS CLAVE DEL PENSAMIENTO AGUSTINIANO.


 CONOCIMIENTO SENSIBLE: Captación de los objetos por medio de las
modificaciones de nuestros sentidos. No es un conocimiento verdadero, sólo
nos ofrece opinión, ni ciencia ni verdad. Es propio “de los hombres y de los
brutos “
 CONOCIMIENTO RACIONAL: Señala Copleston que entre los niveles 1 y 3
“hay una especie de estación intermedia... es peculiar del hombre y no es
compartido por los brutos... aunque es inferior a la contemplación directa de
objetos eternos e incorpóreos “. Es un conocimiento dirigido a la acción. Parte
de los datos de la sensación y emite juicios sobre los objetos que conoce a través
de ellos comparándolos con los modelos eternos (Ideas, Formas, RATIONES de las
cosas en la mente divina, principios a priori de la razón, reflejo de la eterna
verdad divina) que residen en la mente de Dios.
 CONOCIMIENTO DE CONTEMPLACIÓN. Se contemplan los verdaderos
modelos de las cosas, las verdades necesarias, inmutables y eternas. Esa verdad
es una realidad inteligible que Agustín de Hipona identificará con Dios. Es el
ideal de la sabiduría contemplativa. Pero para llegar a esas ideas, formas,
rationes eternas es precisa una ayuda
 ILUMINACIÓN. Para superar la limitación de la mente humana (finita,
temporal, mudable, etc.) y poder alcanzar estas verdades inmutables y eternas,
el hombre es iluminado para ser capaz de aprehender lo que trasciende de
nuestras mentes. Es una iluminación espiritual, divina “porque ninguna
criatura, por muy racional e intelectual que sea, se ilumina por sí misma, sino
que es iluminada por participación en la Verdad eterna “. Por eso la Verdad es
el interior del hombre. Aquí está, en la teoría de la Iluminación, una vez más, la
huella de Platón (República 508 y ss.), la Idea de Bien es como el Sol del mundo
inteligible; y del Neoplatonismo pues Plotino situó las ideas en la mente divina
(Nous) y establecía un escalonamiento, una degradación de lo real desde Dios a
la materia, estando en contacto con Dios la parte superior del alma (espíritu). Así
como en el Evangelio de San Juan, “El Verbo (lógos) es la luz verdadera que
ilumina a todo hombre que viene a este mundo “.
 INTERIORIZACIÓN. (La Verdad habita en el interior del hombre, este es el
camino para llegar a Dios). Una vez que haya recibido de Dios la luz natural
estará capacitado para ver las verdades esenciales y necesarias. De ahí su
apotegma, “Noli foras ire, in te ipsum redi. In interiore homine habitat veritas, et si
tuam naturam mutabilem inveneris transcende et te ipsum “; No vayas fuera, vuelve
a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad. Y si encontraras mutable a tu
propia naturaleza, transciéndete también a ti mismo. Su punto de partida es la
intimidad de la conciencia, que por un proceso ascendente lleva al hombre más
allá de sí mismo (AUTOTRANSCENDIMIENTO). Podemos distinguir tres

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momentos de esta interiorización, habiendo correspondencia con los tres


niveles de conocimiento señalados:
1. Aversión mundo sensible.
2. Introversión, esto es, descubrimiento de las ideas como modelos
eternos.
3. Transcendencia, la unión con Dios como fundamento último.
 EJEMPLARISMO. El mundo es destello del divino modelo, las cosas creadas
tienen sus ideas o rationes en Dios, las conocía desde antes de la creación, como
ejemplares, como reflejos externos y finitos de su divina esencia. Las esencias de
las cosas están presentes en la mente divina desde toda la eternidad, las ideas
divinas son” ciertas formas arquetípicas o razones estables e inmutables de las
cosas, que no fueron a su vez formadas, sino que están contenidas eternamente
en la mente divina y son siempre iguales. Nunca nacen ni perecen, sino que
todo cuanto nace o perece se forma según aquellas” (De diversis questionibus 83,
43, 2). Se ve la influencia del neoplatonismo que entendía que las ideas
ejemplares platónicas están contenidas en el Nous. El ejemplarismo será una
característica de toda la escuela agustiniana durante la Edad Media.
 TRINIDAD. Distinción de tres personas divinas en una sola y única esencia.
San Agustín concibe la naturaleza divina antes que las personas, su concepción
de la Trinidad será: una naturaleza subsistiendo en tres personas; la de los
griegos, por el contrario, decía: tres personas con una sola naturaleza. El alma es
como el Padre, y de su ser engendra la inteligencia de sí misma como el Hijo,
como el Verbo; y la relación entre este ser y su inteligencia es una vida, como el
Espíritu Santo. El Hijo procede del Padre y el Espíritu del Padre y del Hijo.
 GRACIA. Ayuda sobrenatural concedida por Dios al hombre para la práctica
del bien y alcanzar la bienaventuranza. Sólo mediante la gracia divina puede
reintegrarse el hombre a su situación anterior al pecado original (caída) y ello lo
hace mediante la iluminación del entendimiento. Mediante ella somos libres
pues proporciona la fe, el hombre sin la gracia es incapaz de cumplir la ley,
supone el libre albedrío pero produce la Libertad (que sería imposible sin ella).
 FELICIDAD. sólo se encuentra en Dios, en su posesión amorosa y en la unión
sobrenatural y plena con El (fundamento de la ascesis y la mística cristiana). La
única razón de ser filósofo es para ser feliz (Platón), sólo aquél que es
verdaderamente feliz es filósofo... y sólo el cristiano es feliz. Para ello ha de
volverse cada hombre hacia el Soberano Bien, quererlo, adherirse a él. De ahí se
impone la necesidad de ser libre.
 LIBRE ALBEDRÍO - LIBERTAD. El libre albedrío (liber arbitrium) es la
posibilidad de elección que tiene el hombre entre el bien y el mal. La libertad
sólo se alcanza mediante la gracia. El libre albedrío consiste en poder no pecar.
La libertad en no poder pecar. La libertad era el estado en que vivía el hombre
antes del pecado original (la Caída), después fue el libre albedrío. El libre
albedrío es el soporte de todo el orden moral y el principio de un mundo de
valores superiores, pero a la vez supone la facultad de elegir el mal, la facultad
de caer, que es una imperfección de la voluntad humana. El hombre se aparta

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de la felicidad-libertad y es responsable de su propia decisión-acción libre,


aunque la gracia le empuje hacia el bien
 MAL. Es una carencia del Bien. Es la definición de Plotino que lo
caracterizaba como una privación y no como una realidad positiva. Luego no
puede ser atribuido a Dios ni a ninguna causa como hacían los maniqueos. Es el
hombre quien elige entre el bien y el mal a través del liber arbitrium.

2. COMENTARIO DE TEXTO:

1. TESIS: El hombre, imagen de Dios y la Trinidad, es, conoce y ama.


1.1. El hombre es imagen de Dios. Comparación:
 no es igual (3)
 distante (3)
 no coeterna a ella (5)
 no de la misma sustancia (6)
 la más cercana (7)
 perfeccionable (9)

1.2. El hombre es imagen de la Trinidad (2). Paralelismo:

El Padre................... es el ser.................... el hombre es


El Hijo...................... es el conocimiento... el hombre conoce
El Espíritu................ es el amor................ el hombre ama

1.3. La tesis “El hombre es, conoce y ama” es cognoscible:


 No por los sentidos externos, “viendo “, “oyendo “,
“oliendo “(17-18)
 No por los sentidos internos, “imaginación “,
“memoria “(20 y 22)

2. Refutación de los académicos y confirmación de la tesis


(AUTOCONCIENCIA)
2.1. La tesis agustiniana se enfrenta al escepticismo académico (29)
2.2. La tesis agustiniana se confirma en el ámbito de la
autoconciencia
 La conciencia de la existencia (30-41)
 La conciencia del amor (41-46)

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 Amor – Felicidad (47-55)

3. Nueva confirmación de la tesis por vía observacional


(HETEROCONCIENCIA).
3.1. Todo ser desea persistir en su ser
sobre todo a nivel humano ................ “los miserables “(58)
pero también a nivel animal ................ “los animales todos “(86)
y a nivel vegetal .................................... “arbustos y arbolitos “(93)
incluso de los inertes................. “se encumbran y se allanan “(102)
3.2. Muerte (74-85)
3.3. Sólo el hombre, además de ser, conoce y ama (106-115)
4. La iluminación, fundamento del conocimiento humano (115)
4.1 No es conocimiento de los sentidos común a los animales (120)
4.2 Y menos el “alimentarse y engendrar” vegetal (127)
4.3 Si no que es un “saber superior” específicamente humano
( “sentido interior”), conocimiento del intelecto-razón, por el que
juzgamos “lo justo por su especie inteligible, y lo injusto por la privación
de la misma “(136-141)
4.4 “Luz incorpórea que de algún modo ilumina “(110-118)
4.5 La adaptación agustiniana de la iluminación: por la
iluminación sabemos que somos, que conocemos y que amamos (141-
147).

El hombre, imagen de Dios y la Trinidad, es, conoce y ama.


 El hombre está hecho a imagen del Creador, su naturaleza humana tiene
también una triple forma en cuanto imagen de Dios: “Yo soy, yo conozco, yo
quiero. Soy en cuanto sé y quiero; sé que soy y quiero; quiero ser y saber. Vea
quien pueda como en estas tres cosas hay una vida inseparable, y, sin
embargo, existe “. (Confesiones, XIII, 11). Los tres aspectos del hombre se
manifiestan en las tres facultades del alma humana:
 La memoria que constituye la vida. SOMOS
 La inteligencia que constituye la mente. CONOCEMOS
 La voluntad que constituye la sustancia del alma. AMAMOS
La memoria es la presencia de Dios en el alma, por ella el alma es
felicidad y eternidad, dejando atrás las consecuencias de la Caída. “Yo, recuerdo
que tengo memoria, inteligencia y voluntad; sé que entiendo, quiero y recuerdo,
y quiero querer, recordar y entender” (De Trinitate, X, 18). Todas estas tres cosas
las recuerdo, entiendo y quiero, pues, coinciden plenamente y, pese a su
distinción, constituyen una sola vida, una sola mente y una sola esencia. Aquí
está la imagen de la Trinidad divina.
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Luego, si el hombre está hecho a semejanza de Dios, significa que el


hombre puede buscarlo para amarlo y constituir ese hombre nuevo, que se
caracteriza no por su edad sino por su progresivo acercamiento a Dios.
 En su obra Contra Académicos es donde San Agustín muestra que
indudablemente conseguimos certeza, al menos de ciertos hechos. Su
lectura de obras de Platón le sugirió el problema de cómo es que somos
capaces, no solamente de conocer con certeza verdades eternas y
necesarias, sino también, de conocerlas como verdades eternas y
necesarias. Si Platón lo hacía mediante la teoría de la reminiscencia
(anámnesis), Agustín de Hipona se valdrá de afirmaciones como
“sabemos que estamos vivos “, “que pensamos “, “que somos “; todas
ellas similares al famoso “Cogito, ergo sum” cartesiano, pero que no
buscan un punto de partida firme en medio de la duda. Para Agustín se
trata de ejemplos que corroboran la existencia de conocimientos
indudables, lo cual conlleva al rechazo del escepticismo. Para él, todo
aquello de lo cual somos inmediatamente conscientes es cierto. La
autoconciencia como testimonio del mundo inteligible es la afirmación
determinante frente a los escépticos de la Academia Nueva, Arcesilao y
Carneades (s.III-II) seguidores de Platón. Distingue entre dos tipos de
objetos, a los cuales corresponden dos tipos de conocimiento: “Hay
conocimiento de dos clases de cosas; de aquellas que la mente percibe a
través de los sentidos corporales y de los que percibe por sí misma “. La
primera incluye los objetos que conocemos por medio de los sentidos, el
mundo material. La segunda clase es el mundo inteligible al que la mente
conoce independientemente de la experiencia sensorial. Entre estos
últimos, figura la mente misma, la tarea de lograr el autoconocimiento, el
conocimiento de sí mismo.
 El alma sabe que existe, vive y entiende, al igual que la inteligencia;
conoce que quiere y recuerda, lo cual supone la existencia y la vida.
Memoria, entendimiento y voluntad implican un objeto al cual se
refieren. Para pensar, querer y recordar, es preciso existir.La teoría de la
iluminación es la concepción agustiniana del conocimiento. El
pensamiento y el razonamiento descubren sus objetos, no los crean. No
establece ninguna distinción entre las proposiciones de la lógica y la
matemática y las certezas básicas del juicio moral; para él, son
igualmente claras e ineludibles. El resultado de esta ampliación del
ámbito de las “verdades eternas” es que estas quedan dentro de un basto
mundo inteligible.
Agustín identifica el mundo inteligible con la mente divina, que se conoce
a sí misma intemporalmente, que contiene las ideas arquetípicas de todas las
cosas creadas. Las formas están dentro de la mente divina y la luz intelectual
que las hace inteligibles es una iluminación divina dentro de la mente humana.
A la iluminación se refiere de muchos modos: como participación de la mente
en la palabra de Dios; como la presencia de Dios interior a la mente; como la
permanencia de Cristo en el alma humana, etc. San Agustín rechazó la teoría
platónica de la reminiscencia ya que implicaba la preexistencia del alma y

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conllevaba dificultades teológicas. Para Agustín la verdad no es recuerdo sino


presencia, es algo constantemente descubierto a la luz que está siempre
presente en la mente.

3. LA CIUDAD DE DIOS (De civitate Dei)


La Ciudad de Dios, obra de Agustín de Hipona escrita, entre los años 413
y 427, fue una respuesta a las acusaciones que hacían los paganos contra los
cristianos con motivo del saqueo de Roma por Alarico en el año 410. Los
paganos reprochaban la falta de protección de un Dios omnipotente y bueno
como el cristiano. De cualquier modo, la obra contiene una concepción de la
sociedad y la historia, que es para el cristianismo el escenario donde Dios se
manifiesta al hombre y tiene lugar el drama de la salvación. Hay una
perspectiva moral en su interpretación de la historia universal, desarrollando
una concepción lineal de la historia y no cíclica como la de los griegos.
“Siguiendo el camino recto, que para nosotros es Cristo y teniéndole a Él por guía y
salvador, abandonemos esos círculos vacíos e inútiles” (De civ. Dei, XII, 21).
Desde Séneca y Marcial se iba preparado y madurado el enfrentamiento
entre estas dos concepciones de la vida y el mundo, paganismo–cristianismo,
dos ciudades, dos sociedades, porque ante todo ciudad significa sociedad (De
civ. Dei, XV, 8, 2). Los cristianos rechazaban la sociedad imperial como civitas
diaboli, civitas terrena, civitas impiorum; frente a ella la civitas Dei, espiritual e
invisible para los no creyentes. Las dos sociedades corresponden a Satán y a
Dios. En medio, el hombre.

CIVITAS DIABOLI CIVITAS DEI

Babilonia (Roma, Babilonia de Occidente) Jerusalén

Ciudad terrena Ciudad celeste

Ciudad del diablo Ciudad de Dios

Justicia Amor

Estado Iglesia

Impiorum (de los impíos) Espiritual

Sociedad pagana Sociedad cristiana

Muerte: destrucción Muerte: salvación

Soberbia Charitas

La ciudad terrena se rige por una ley que no es la eterna, la voluntad

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divina; es una ciudad imperfecta donde la salvación hay que buscarla a nivel
individual y el Estado representa un cierto grado de orden. En la ciudad de
Dios todo es perfección, ya que es una comunión de todos los hombres que
están en gracia y son los elegidos por la voluntad de Dios.
San Agustín caracteriza la ciudad terrena como la habitada por unos
hombres que se aman a sí mismo hasta el desprecio de Dios, es una ciudad
imperfecta, debido a la caída y se rige por una ley que no es la voluntad divina,
sino una ley dada por los hombres. En la ciudad de Dios los hombres lo aman
hasta el desprecio de sí mismos. La ley que impera es la ley de Dios, todo es
perfección. Sólo los elegidos pueden vivir en esta ciudad celeste. En esta
simbología agustiniana vemos una metáfora de la sociedad imperante y de la
deseada en la época de San Agustín. De ahí que La ciudad de Dios, mas que una
filosofía de la historia sea una teología de la historia, la Iglesia como señala
Salvador Giner “es el agente o brazo de la divinidad en el gran teatro del
mundo...la historia de los reinos y los imperios anteriores a Cristo está
ordenada por la Providencia Divina... Dios establece las líneas generales de la
historia “. El gobernante perfecto para Agustín de Hipona es el gobernante
cristiano, Carlomagno basó su modelo del Sacro Romano Imperio, que es una
teocracia en La Ciudad de Dios. El teocentrismo (Dios como centro del universo)
característico de los sistemas filosóficos medievales se presenta en San Agustín
de un modo inequívoco. Dios y la Providencia como los autores de la historia
(incluido el saqueo de Roma para purificar y santificar a los pecadores); pues es
en el marco, en el contexto de la historia donde se desarrolla la salvación del
hombre.
Truyol concluye que la conclusión agustiniana (el llamado agustinismo
político) es que la Iglesia es una sociedad más perfecta que el Estado, de ahí que
el poder espiritual del Papa deba estar por encima del temporal del Emperador.
El Estado cristiano debe estar dirigido, como decía San Pablo, por el amor.
Luego la Iglesia es superior al Estado porque es una sociedad perfecta, y es
quien ha de conformar moralmente al Estado, quedando éste minimizado,
reducido a mero organizador de la convivencia y de la paz. Esta concepción –
dependencia del poder temporal del espiritual - va a prevalecer hasta el siglo
XIV (conflicto entre el Papa Juan XXII y el Emperador Luis de Baviera),
Guillermo de Ockham reivindicó frente al absolutismo papal la libertad de la
conciencia religiosa y la separación entre el poder temporal y espiritual.
La teología de la historia agustiniana es, en última instancia, una moral
donde hay una subordinación de la razón a la fe, de lo natural a lo sobrenatural,
de lo temporal a lo divino, del odio-egoísmo al amor, del Estado a la Iglesia.
Copleston lo resume así” Lo que el santo quiere hacer constar es que el Estado
no encarnará la justicia verdadera, que no será realmente un Estado moral, a
menos que sea un Estado cristiano; es el cristianismo el que hace a los hombres
buenos ciudadanos. El Estado en sí mismo, como un instrumento de fuerza,
tiene sus raíces en las consecuencias del pecado original, y, dado el hecho del
pecado original y de sus consecuencias es una institución necesaria; pero el
Estado no puede ser justo a menos que sea cristiano “. Es la Iglesia la que debe
impregnar al Estado de sus principios.

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Siempre se ha relacionado la obra de San Agustín con la República ideal


platónica, y con la de Cicerón; si Platón y Agustín de Hipona son pesimistas en
su concepción del hombre y la sociedad, Cicerón es optimista pues el hombre es
altruista. Platón se ocupa de la sociedad de los filósofos, Cicerón de la de los
ciudadanos y San Agustín de la de los santos.
Gilson ha señalado como prolongación y transformación de la
concepción agustiniana de la historia una serie de obras vinculadas con La
Ciudad de Dios. Desde la República cristiana de Roger Bacon, la Monarchia o
Imperio universal de Dante, la paz de la fe (pax fidei) de Nicolas de Cusa, e
incluso ha visto una metamorfosis de la Civitas Dei en la Ciudad del sol, la utopía
renacentista de Tomás Campanella.

4. EL AGUSTINISMO MEDIEVAL
La influencia de Agustín de Hipona pervivirá a lo largo de toda la Edad
Media, hasta los siglos XIII y XIV. Las tesis que prevalecen durante esta época,
defendidas por ANSELMO DE CANTERBURY, Avicena (s.XI), la Orden
Franciscana (s. XIII), San Buenaventura y otros, son las siguientes:
1. Las relaciones entre razón y fe sirven para
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esclarecer la verdad cristiana (recordar como la fe
ilumina a la razón).
2. Existe la dualidad platónica entre cuerpo y alma, ésta posee un
conocimiento directo de sí misma.
3. En el plano ético predomina la primacía de la voluntad sobre el
entendimiento. Se dará en Duns Scoto y Guillermo de Ockham,
filósofos del siglo XIV.
4. El agustinismo medieval mantiene la teoría de la iluminación para
explicar el conocimiento, mediante ella el alma humana conoce las
verdades universales, inmutables y eternas(ideas que están en la
mente de Dios).
5. San Buenaventura y Raimon Llull incorporaron el hilemorfismo
(teoría de la materia, hylé, y la forma, morphé) al ejemplarismo; todas
las cosas están compuestas de materia y forma, excepto Dios.

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