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En verano de 1932, Herbert Gericke director de la Academia Alemana de Roma convoca un

pequeño concurso de ideas para la construcción de una casa de campo junto al Wannsee, hacia el
suroeste de Berlín en el que participan cuatro arquitectos prominentes. Ya que se encontraba
residiendo en Roma, Gericke le encarga la gestión de todo el proceso -aunque no de la decisión
final- a Werner March (1894-1976), autor más tarde del Campo de deportes del Reich para las
Olimpiadas de Berlín. El nuevo edificio ocuparía el lugar de una antigua villa demolida para
permitir la nueva operación, de la que se habían conservado tres terrazas que escalonaban hacia
el lago. Dentro de este aterrazamiento eran de particular importancia los muros de contención
dejados en el lugar, en especial lo que se estiraba entre la calle y el primer desnivel. Las
instrucciones del concurso incorporaban un detallado programa para una familia con tres niños y
personal de servicio. Los espacios previstos debían ser el de la zona de servicio, un gran salón con
estudio anexo, un estudio, tres dormitorios para la familia con conexiones a posibles terrazas, tres
dormitorios para el personal de servicio eventual, y un invernadero.
El proyecto de Mies consiste en una serie de pabellones alargados, rodeados de verde y
respetuosos de los viejos árboles arraigados al terreno. Los pabellones están conectados entre sí
por sus esquinas y vinculados mediante una cubierta común que recuerda el proyecto para el Club
de Krefeld, sólo que la organización centrífuga en este caso se desarrolla en dos niveles,
sirviéndose de las terrazas preexistentes. Justamente por esta razón y por el esquema distributivo
adoptado esta casa también recuerda a otro proyecto muy reciente, la Casa Tugendhat (1928-30)
aunque formalmente son diferentes. Asimismo se recuperan algunos dispositivos presentes en la
Tugendhat como las columnas cruciformes, la escalera de caracol de acceso vidriada, el
invernadero o las ventanas escamoteables en el pavimento. Sin embargo, puede intuirse como, a
diferencia de la mayor rigidez de la Tugendhat, en la Casa Gericke profundiza la idea de fluidez
espacial y de vinculación entre sala y patio, un tema que será muy presente en los coetáneos
ejercicios sobre las casas patio.

Se accede a la casa desde la calle situada en la parte superior a través de un patio delantero semi-
cubierto. El pasillo de entrada es estrecho y en su izquierda aparece el pequeño estudio solicitado
en las bases. En el piso superior -el nivel de la terraza de la calle- se encuentra la sala de los niños y
el de la institutriz, que se abren sobre una terraza del jardín orientada al sur. En la sala de estar se
llega por una escalera caracol que nos deja en un espacio intermedio entre el comedor situado
hacia este y el salón situado hacia oeste, y el eje de la que acaba en la chimenea. Buscando las
mejores vistas hacia el suroeste, Mies rodea la sala de estar principal con grandes cristales,
colocando en el extremo oeste un pequeño jardín de invierno. Desviándose del programa
prescrito, Mies hace fluir la sala hacia el jardín ubicado en el norte al que se abre también el
dormitorio de los padres, mientras se conecta con el jardín principal hacia el sur. En la zona de
servicio se puede llegar por una escalera secundaria o desde el comedor atravesando la despensa
separado de la cocina por una mampara de vidrio. Un patio de servicio, con sus altas paredes,
unifica la secuencia formada por la despensa, la cocina, la habitación del personal, la entrada
secundaria, el baño de personal, el sótano y el lavadero.
Mies sería más tarde particularmente desanimado por la decisión final de
Gericke de no perseguir
el diseño, porque había un significado en el hecho de que
el director de un centro para el estudio de la cultura clásica.

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