Si los niveles de prevención anteriores no impidieron que la enfermedad
surgiese, tampoco se pudo frenar en las primeras fases y evitar daños mayores, entonces se activan medidas de prevención terciaria. Este nivel implica que ya la enfermedad ha provocado daños irreversibles y que hay que intentar llevar el impacto de estos en la vida del enfermo a su mínima expresión.
Desde los niveles de prevención terciaria se desarrollan acciones
encaminadas a limitar el grado de discapacidad y hacer que el individuo se ajuste de forma funcional a las nuevas condiciones. Se habla de prevención terciaria cuando se aplican programas de rehabilitación o programas para el manejo de enfermedades crónicas.
A partir de allí decimos que:
La prevención terciaria: comprende aquellas medidas dirigidas al tratamiento
y a la rehabilitación de una enfermedad para ralentizar su progresión y, con ello la aparición o el agravamiento de complicaciones e invalidades e intentando mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Ejemplos de escenarios en los que hay que aplicar medidas de prevención
terciara son las enfermedades crónicas, como la diabetes, o en pacientes con secuelas neurofuncionales debido a un ictus.
Este nivel; Elimina los efectos de las secuelas de la enfermedad, cuando
ésta ya se ha desarrollado. Y su objetivo es hacer más lento el curso de la enfermedad, atenuar las incapacidades existentes y reinsertar al enfermo o lesionado en las mejores condiciones a su vida social y laboral.