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A las 6 de la mañana de un domingo cualquiera se puede empezar a ver las hordas de personas
que van caminando en grupo por las calles de la vereda La Doctora, del municipio de Sabaneta.
Estos grupos van con atuendos cómodos y se les ve detenerse en las tiendas de barrio para comprar
alimentos, pues los necesitan para el recorrido de 2 horas y media que van a realizar hacia la reserva
ecológica La Romera.
Olga Londoño es una habitante de La Doctora y nunca ha hecho el recorrido a La Romera. Varias
veces se la pasó la idea por la cabeza, pero en 20 años que lleva viviendo en el municipio nunca se
dio la oportunidad. En esta ocasión va acompañada de su hermana Beatriz y de su sobrino Juan
Pablo Londoño, quien fue el que las motivó a salir.
El trayecto al principio se hace pesado, pues la reserva está ubicada a 2.178 metros sobre el nivel
del mar. La carretera se encuentra muy empinada en el primer tramo y el cansancio le empieza a
pesar a Olga, quien a sus 45 años no está acostumbrada
a hacer deporte. Sin embargo, el recorrido se va
haciendo más ameno a medida que corre el tiempo.
Pasada una hora de caminata se comienzan a sumergir
en la naturaleza de la montaña. Las fincas con sus
caballos, gansos, y vacas van desapareciendo y el
silencio se empieza a notar. En ocasiones es
interrumpido cuando el agua cristalina que proviene de
la cima de la reserva se empieza a escuchar bajar por la
Camino hacia La Romera. Foto: Alejandro Jaramillo
quebrada La Romera.
“Es una especie que es endémica de Antioquia, tiene una distribución bastante amplia, tiende a ser
sombrilla, o sea que la presencia de ella demuestra la conservación del ecosistema. No es común
verla porque tiene un color similar a las rocas y al agua”, mencionó Andrea Morales de Secretaría
de Medioambiente.
En el transcurso de la caminata Olga empieza a notar la alta cantidad de ciclistas que circulan por la
vía a la reserva “la gente es muy guapa, yo ya me cansaba en la primera subida”, dijo. Además del
ciclismo La Romera cuenta con actividades como el senderismo, zonas de picnic, y también permite
investigaciones que se realicen del ecosistema con el permiso de Secretaría de Medio Ambiente.
Varias de las actividades que se desarrollan se ven potenciadas por gremios turísticos. Es el caso de
la Corporación Entusur, que presta sus servicios para dar a conocer La Reserva a otras personas.
“vemos la oportunidad de apropiarnos de nuestro propio territorio, y a eso le estamos aportando,
para darle la tranquilidad a las personas de volver a salir”, dijo Juan Fernando Vélez miembro de
Entusur.
Los últimos meses para el gremio del turismo no han sido fáciles por las condiciones que trajo la
pandemia, sin embargo, con la nueva normalidad aproximándose comienzan a ver una salida. “Es
obvio que el turismo fue de los más afectados y la cuarentena fue un stop en el que nos quedamos
en silencio los dos primeros meses para estar a la expectativa de lo que podía pasar. Pero a partir del
tercer mes, que hubo una luz verde de salida, empezamos a retomar la estructura de la corporación.
Ahora hemos podido hacer nuevos programas con más fuerza porque hay una gran demanda de
personas que tienen ganas de salir a conocer”, dijo Adriana López, directora ejecutiva de la
corporación. La reactivación, por lo menos en la reserva, se hace lentamente y por eso hay
actividades muy limitadas que se pueden realizar. “Los lugares de senderismo están inhabilitados
por la falta de mantenimiento, porque por ahora en la reserva solo se han centrado en recuperar la
parte principal para ir comenzando la reactivación, y con eso tenemos que trabajar”, agregó
Adriana.
Llegando a medio camino Olga divisa un portón grande que oficializa la entrada de la reserva
natural, que cuenta con 243 hectáreas. En este punto se encuentran guardabosques y personal de la
Alcaldía para tomar los datos de los visitantes, así como la temperatura y realizar la desinfección de
manos. Al pasar por el lugar se comienza a ver un panorama más distinto al anterior. Unos enormes
árboles aparecen cual guardianes de la entrada al lado derecho del camino. “Parece como si
estuvieran allí a propósito para darte la bienvenida”, dice Olga. A partir de este momento el camino
empieza a tomar otro aire. Se empiezan a divisar letreros con información acerca de las especies
que habitan el lugar, y algunas frases que buscan hacer conciencia sobre el cuidado de la naturaleza.
En el último tramo del trayecto se puede observar un camino en piedra, cual alfombra, para dar
entrada al área central de La Romera.
Más arriba se puede ver una casita donde se sirven desayunos para los visitantes y que hace parte de
la economía del lugar. “Nosotros subimos, nos atendieron muy bien y comimos un chorizo muy
bueno. Yo pensé que tenía que traer comida, pero acá tienen un buen desayuno”, agregó Olga. El
lugar es atendido por Boris Castaño, un emprendedor del Municipio que lleva desde el 2018 en este
Foto: Alejandro Jaramillo
negocio. “Todo comenzó con una gran inversión
donde se comenzó a incentivar la visita al lugar y
un proyecto de emprendimiento donde yo me
sumé. Al principio venían entre 7 y 20 personas al
día, pero a medida que se incentivó más ya
tenemos un negocio donde la gente hace fila”, dijo
Boris.
La reserva también empieza a pensar en sus planes a futuro y en lo que se viene después de salir del
confinamiento. “Esperamos que nos reconozcan como una reserva forestal protectora y desde la
parte del Silap estamos buscando hacer conectividad con todos los núcleos de conservación que
tenemos en el municipio” finalizó Juliana Romero.
Después de toda un mañana, y parte del medio día, a las 2 de la tarde los guardabosques alertan a
los visitantes para desalojar el lugar. Olga y su familia se despiden de la Romera y agradecen la
experiencia de visitarla. “Este es un lugar muy hermoso, yo voy a seguir viniendo para conocerlo
más”.