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PAISAJES CULTURALES DE LA SERRANÍA PERUANA (Resumen)

Espinoza Suarez, Diego Alberto


Gran parte de la geografía y terrenos de las zonas altoandinas se caracterizan por ser
sitios agreste, de marcadas pendientes y de terrenos dificultosos como para poder
sacarle algún beneficio sin tener antes que trabajar estos lugares. Muy pocos son los
lugares en las zonas altoandinas que permiten realizar prácticas agrícolas sin mucha
dificultad.

Estas zonas de difícil manejo del terreno están entre las altitudes de 2,300 a 3,500 msnm
que es considerada la región SUNI, que se caracteriza por tener temperaturas regulares y
no muy variables entre el día y la noche; y la región QUECHUA que esta entre los
3,500 a 4,000 msnm que se caracteriza por tener altas temperaturas en el día, pero con
cambios bruscos en la noche. Estas zonas también se caracterizan por las grandes
corrientes de agua que fluyen por sus valles que se originan desde los glaciares y que
confluyen en la costa donde además se forman grandes depósitos aluviales que son
consideradas como las mejores tierras para realizar actividades agrícolas.

Como se ha dado a entender anteriormente las una de las limitantes con las que cuentan
estas zonas de altura es el terreno en si mismo, el cual a parte de no dar muchas áreas
donde se pueda desarrollar actividades agrícolas de manera accesible, también cuenta
con relieves que pueden ser desde escarpados hasta ondulados. En este tipo de zonas es
donde predomina la agricultura de secano que consiste en el regadío de las propias
lluvias, a lo cual la pendiente de estos estos terrenos tampoco no ayuda a la retención de
aguas para los cultivos. Todos estos inconvenientes descritos y entre otros más, motivo
e impulso a que las sociedades y pueblos que vivieron en estos lugares desarrollen
ciertos sistemas agrícolas que se adapten al terreno en el que vivían. Como solución a
estos inconvenientes del terreno surgieron 2 modelos de practicas agrícolas: Las terrazas
de cultivo y andenes agrícolas.

Siendo las terrazas de cultivo un tipo de modificaciones relativamente sencillas y


progresivas que se realizaban en el terreno. Y que consistía en orillar los terrenos con
piedras y arbustos guiándose de las curvas de nivel y amoldándose a las irregularidades
de la topografía. De esta forma aminoraban la agresividad y gradiente de la pendiente y
formaban pequeños terrenos relativamente aplanados que les permitían poder realizar
actividades agrícolas. Esta manera progresiva de trabajar este tipo de terrenos era
denominada también “terrazas de formación lenta”.

Entre los tipos de cultivos que se desarrollaban en las terrazas de cultivo estaban: la
papa, olluco, oca, mashua, kiwicha, cañihua, asi también como cultivos introducidos de
otros lugares como la cebada y el haba.

Para poder llevar a cabo la realización de este modelo de prácticas agrícolas, se


necesitaba de la unión de la mano de obra de las propias unidades familiares que
habitaban esas zonas, bajo la modalidad de la minka y formas de cooperación y
reciprocidad, que eran modelos aplicados desde tiempos prehispánicos. La elaboración
de estos modelos agrícolas era beneficiaria para todos los habitantes de la zona, ya que
el sistema de terrazas de cultivo no solo permitía el desarrollo de la agricultura en zonas
donde esta seria imposible, sino que también mejora el rendimiento de los suelos más
allá de las posibles condiciones de precariedad y baja productividad que pueden
presentar frente a eventuales sequias y desordenes climáticos que son característicos de
la agricultura de secano. Asimismo, la extensión de este tipo de obras y su desarrollo en
los agrestes territorios andinos permiten un mejor manejo de las cuencas, donde
mejoran las condiciones de retención e infiltración de las precipitaciones pluviales. Y en
cuanto el origen de estos sistemas de cultivo, las evidencias arqueológicas mencionan
que estas se llevaron practicando por lo menos desde el periodo Formativo (1800-500
a.c.).

SISTEMAS DE ANDENES AGRICOLAS

El sistema de andenes agrícolas es el segundo modelo o solución que plantearon los


diversos pueblos y sociedades que vivían en zonas de alturas y terrenos agrestes para
poder lidiar con los problemas e inconvenientes que estos lugares presentaban.
Mayormente se desarrollaron en las zonas ecológicas SUNI y QUECHUA. Pero también
hay evidencia del uso de andenes en las zonas chaupiyunga, yungas orientales y ceja de
selva.

El sistema de andenes agrícolas no solo estaría relacionado solo con la generación de


suelos para los cultivos, cosa que ya se podía hacer con las terrazas. Este modelo
agrícola buscaba ir más allá, que era tratar de reducir al máximo las restricciones y alto
que traía consigo la practica de agricultura de secano, en especial en las zonas donde el
clima era algo impredecible. El desarrollo de este sistema de cultivo ayudo mucho a
reducir este tipo de inconvenientes en relación al clima.

Asimismo con la reducción de los riesgos de la agricultura de secano trajo consigo un


aumento exponencial en la productividad agrícola, asi como de poder obtener mas de
una cosecha en los ciclos productivos anuales. Uno de los cultivos que se practico a
mayor escala en los andenes era el cultivo de maíz, el cual fue un producto muy
demandado desde épocas prehispánicas por culturas como los Wari e Incas, esto
impulso a las grandes culturas antiguas a poder realizar las construcciones de andenes y
a complementarlas con la elaboración de canales hidráulicos.

Otro de los aspectos que resalta Canziani en relación a los andenes, es que estos a parte
de servir como sistemas productivos o funcionales, también sirvieron o tuvieron fines
estéticos donde el objetivo era modelar o embellecer el paisaje con las grandes
formaciones geométricas organizadas y ordenadas que estas tenían y relacionarlos
directamente con los asentamientos cercanos a ellos. Un claro ejemplo de ello se puede
apreciar en Pisac, Ollantaytambo, Chinchero, etc. A lo cual este tipo de construcciones
hacen pensar que fueron parte de una premeditación y planificación que lleve a
relacionar los asentamientos prehispánicos con los sistemas de cultivo de una manera
natural y no forzada.

Entre otro de los beneficios que presenta los andenes era el sistema de protección que
tenían los muros que los componían, sirviendo como protectores de los cultivos de los
fuertes vientos que se producían en las muy bajas temperaturas de las noches, asi como
también sirviendo los mismos muros como reguladores de temperatura de los cultivos,
ya que en las altas temperaturas del día estas construcciones de piedra recibían
directamente los rayos del sol, lo cual ayudaba a mantener a temperatura normal los
cultivos al momento de enfrentarse con los fuertes vientos de la noche.

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