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ÉTERNITÉ

En páginas del infinito está escrito, ese, nuestro secreto, el que nos une hasta el más allá… y más
allá de ese lugar; tantos testigos presentes, tantos ojos vivientes, todos callan, por ti y por mí,
nadie hará relato alguno sobre esa noche, la noche en que me encontraba cautiva en tus brazos
vehementes y el viento cantaba una melodía tenebrosa.

Mi cuerpo estremecido temblaba y se agitaba bajo el yugo de tu respiración, tus ojos brillaban
como la plata bajo la luz de luna en medio de la lluvia, estaban sedientos, lo sé. Tu rostro estaba
oculto en el silencio, tus dedos jugueteaban con mi cabello y en medio de ese delirio combinado
con temor, quise liberarme de tu abrazo, entonces tu reíste eufóricamente, descontroladamente,
y halaste mi cabello hacia atrás dejando al descubierto mi cuello, lo olías, lo deseabas, lo besabas,
tu fría lengua exploraba cada rincón mientras saboreaba su presa.

Absorto permanecía mi ser ante ti, inmerso en un huracán de miedo y excitación, la pasión
hirviendo entre de mis venas, el peligro hurgando en mi conciencia, mi respiración se había
detenido por un lapso de tiempo en el cual me sumergía cada vez más y más y más, me deshacía
en un juego de somnolencia perpetua, inconsciente del tiempo y del espacio, y del frío y del cantar
del viento…

Y entonces mis nervios despertaron, eufóricos gritando, justo en el momento en que sentí la
punzada aguda que incitaba a una lucha incontenible, a una irresistible explosión de sensaciones,
donde el temor se fundía con el dolor, con la excitación, con el frenesí… tu aliento golpeaba
salvajemente mi piel, podía sentir el lento movimiento de succión, mientras te alimentabas
ansioso y sediento, bebías plácidamente, suavemente, percatándote de no romper la copa que
contenía ese elíxir tan preciado, ese vino prohibido y delicioso, ese líquido único que te
proporcionaba… eternidad.

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