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son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.

Serie mayor
Colección Teorema

TEOREMA
CÁTEDRA
SEGUNDA EDICIÓN
Jürgen Habermas

Traducción de Manuel Jiménez Redondo


complementos y estudios previos
Teoría de la acción comunicativa:
Título original de la obra:
Vorstudien und Ergänzungen zur Theorie des Índice
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kommunikativen Handellns
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INTRODUCCIÓN ……………………………………………………………………. 9
PREFACIO .................................................................................................................. 15

La publicación de este libro 1. Lecciones sobre una fundamentación de la sociología en términos de


ha merecido la ayuda de In- teoría del lenguaje (1970/1971) ..................................... .............................. 19
ter Nationes a la traducción 2. Teorías de la verdad (1972) ......................................................................... 113

II

3. Notas sobre el desarrollo de la competencia interactiva (1974) ............. 161


4. Consideraciones sobre patologías de la comunicación (1974) ................ 193

III

5. Acciones, operaciones, movimientos corporales (1975) ........................... 233


Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en el
art. 534-bis del Código Penal vigente, podrán ser castigados con 6. Intención, convención e interacción lingüística (1976) ............................ 261
penas de multa y privación de libertad quienes reprodujeren 7. Semántica intencional (1975-1976) .............................................................. 281
o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria,
artística o científica fijada en cualquier tipo IV
de soporte sin la preceptiva autorización.

8. ¿Qué significa pragmática universal? (1976) ............................................. 299


9. Aspectos de la racionalidad de la acción (1977) ......................................... 369

© Suhrkamp Vcrlag Frankfurt am Main, 1984 V


© Ediciones Cátedra, S. A., 1994
Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid 10. Réplica a objeciones (1980) ............................................................................ 399
Depósito legal: M. 1.810-1994 11. Observaciones sobre el concepto de acción comunicativa (1982) ............ 479
ISBN: 84-376-0860-0
Printed in Spain
Impreso en Gráficas Rogar, S. A.
Pol. Ind. Cobo Calleja. Fuenlabrada (Madrid)

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8. ¿Qué significa pragmática universal?


(1976)*

La pragmática universal tiene como tarea identificar y reconstruir


las condiciones universales del entendimiento posible. En otros con-
textos se habla también de «presupuestos universales de la comunica-
ción»; pero prefiero hablar de presupuestos universales de la acción co-
municativa porque considero fundamental el tipo de acción orientada
al entendimiento. Parto, pues, (sin intentar probarlo en este lugar) de
que otras formas de acción social, por ejemplo, la lucha, la competen-
cia y en general el comportamiento estratégico, pueden considerarse
derivados de la acción orientada al entendimiento. Como en el nivel
sociocultural de la evolución el lenguaje representa además el medio
específico del entendimiento, voy a dar un paso más, entendiendo por
acciones comunicativas actos de habla explícitos; pasaré por alto las
acciones no verbalizadas y las manifestaciones expresivas ligadas al
cuerpo.

1. Base de validez del habla

En lo tocante a los presupuestos universales de los actos de habla


consensuales encuentro en Apel la siguiente propuesta de formula-
ción: para identificar tales presupuestos, dice Apel, tenemos que aban-
donar la perspectiva del observador de hechos comportamentales y

* Publicado por primera vez en K. O. Apel (ed.), Sprachpragmaük und Philosophie, Franc-
fort, 1976, 174-272.
W. Tugendhat y G. Grewendorf hicieron de la primera versión de este trabajo una crítica
que me fue de gran ayuda; no creo, por lo demás, que estén completamente de acuerdo con
esta versión corregida.

299
pensar «en lo que necesariamente hemos de presuponer ya siempre en tivo intersubjetivamente reconocido. Por lo demás, la acción comuni-
nosotros mismos y en los demás como condiciones normativas de la cativa sólo puede proseguirse sin perturbaciones mientras todos los
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posibilidad de entendimiento y en lo que en este sentido necesaria- participantes supongan que las pretensiones de validez que unos a
mente hemos aceptado ya siempre»1. Apel se sirve aquí del perfecto otros se plantean, son pretensiones planteadas con razón.
apriórico («ya siempre») y añade también el modo de necesidad, para Meta del entendimiento es la producción de un acuerdo, que termine
expresar la coerción transcendental a que como hablantes nos vemos en la comunidad intersubjetiva de la comprensión mutua, del saber
sometidos en cuanto ejecutamos, entendemos o respondemos un acto compartido, de la confianza recíproca y de la concordancia de unos
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de habla; en la ejecución de ese acto o tras la ejecución de él, podemos con otros. El acuerdo descansa sobre la base del reconocimiento de
tornarnos conscientes de que involuntariamente hemos hecho deter- cuatro correspondientes pretensiones de validez: inteligibilidad, ver-
minadas presuposiciones, que Apel llama «condiciones normativas de dad, veracidad y rectitud. En alemán la expresión Verständigung (enten-
la posibilidad de entendimiento». El añadido «normativas» puede dar dimiento) es multívoca. Tiene el significado mínimo de que los sujetos
lugar a malentendidos. Sin embargo, cabe decir que las condiciones entienden idénticamente una expresión lingüística, y el significado
universales e inevitables, y en este sentido transcendentales, del enten- máximo de que se da entre ambos una concordancia acerca de la recti-
dimiento posible, tienen un contenido normativo si con «normativo» tud de una emisión por referencia a un transfondo normativo que am-
no sólo se piensa en el carácter de la validez de normas de acción o va- bos reconocen. Además, los participantes en la comunicación pueden
loración, ni siquiera en el carácter de la validez propia de las regulacio- entenderse sobre algo en el mundo y hacerse mutuamente comprensi-
nes, sino en la base de validez del habla en todo su espectro. Por eso, bles sus intenciones. Pero si el pleno acuerdo, que comprende los cua-
habré de empezar indicando brevemente qué es lo que entiendo por tro mencionados componentes, fuera el estado normal de la comunica-
«base de validez del habla». ción lingüística, no sería menester analizar el proceso de entendimien-
to bajo el aspecto dinámico de producción o consecución de un acuerdo.
Voy a desarrollar la tesis de que todo agente que actúe comunicati-
Los estados más típicos son los pertenecientes a esa zona gris entre la
vamente tiene que entablar en la ejecución de cualquier acto de habla
no comprensión y el malentendido, entre la no veracidad intencionada
pretensiones universales de validez y suponer que tales pretensiones
y la involuntaria, entre la no concordancia velada y la no concordancia
pueden desempeñarse. En la medida en que quiera participar en un
abierta, por un lado, y la búsqueda de un entendimiento, por otro. El
proceso de entendimiento, no puede menos de entablar las siguientes entendimiento es el proceso de consecución de un acuerdo sobre la
pretensiones universales de validez (precisamente éstas y no otras): base presupuesta de pretensiones de validez reconocidas en común. En
— la de estarse expresando inteligiblemente, cuanto, a lo menos para una de las pretensiones de validez, queda en
— la de estar dando a entender algo, suspenso la presuposición de cumplimiento o desempeñabilidad, la ac-
— la de estar dándose a entender ción comunicativa no puede proseguirse. Nos vemos, entonces, básica-
— y la de entenderse con los demás. mente ante la alternativa, o de pasar a la acción estratégica, o de inte-
rrumpir en general la comunicación, o también de retomar la acción
El hablante tiene que elegir una expresión inteligible, para que ha- orientada al entendimiento en el nivel que representa el habla argu-
blante y oyente puedan entenderse entre sí; el hablante tiene que tener la mentativa (con el fin de pasar a un examen discusivo de la pretensión
intención de comunicar un contenido proposicional verdadero, para que de validez que hemos dejado hipotéticamente en suspenso). En lo que
el oyente pueda compartir el saber del hablante; el hablante tiene que que- sigue pasaré por alto tanto el discurso como la acción estratégica y sólo
rer expresar sus intenciones de forma veraz para que el oyente pueda tomaré en consideración los actos de habla consensuales.
creer en la manifestación del hablante (pueda fiarse de él); el hablante En todo lo que sigue al consenso de fondo, es decir, el «reconoci-
tiene, finalmente, que elegir una manifestación correcta por lo que hace miento en común» de pretensiones de validez que recíprocamente nos
a las normas y valores vigentes, para que el oyente pueda aceptar esa planteamos ha de significar a lo menos lo siguiente:
manifestación, de suerte que ambos, oyente y hablante, puedan concor- — hablante y oyente saben implícitamente que cada uno de ellos
dar entre sí en esa manifestación en lo que hace a un transfondo norma- ha de entablar las mencionadas pretensiones de validez para que en ge-
neral pueda producirse una comunicación en el sentido de acción
1 K. O. Apel, «Sprechakttheorie und transzendentale Sprachpragmatik zur Frage ethi-
orientada al entendimiento;
scher Normen», en K. O. Apel (ed.), Sprachpragmatik und Philosophie, Francfort, 1976 y 1982, — esto significa la convicción común de que las pretensiones de
págs. 10-103. validez planteadas en cada caso, o bien (como sucede en el caso de la

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inteligibilidad de las oraciones emitidas) han quedado ya resueltas o de los actos de habla, voy a desarrollar algunas observaciones introduc-
desempeñadas, o bien (como sucede en el caso de la verdad, la veraci- torias. Se trata, en primer lugar, de una delimitación preliminar del
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dad y la rectitud) podrían desempeñarse porque las oraciones, proposi- ámbito objetual de esta postulada pragmática universal (2); de glosar el
ciones, intenciones manifestadas y emisiones cumplen las correspon- procedimiento que representan las reconstrucciones racionales por
dientes condiciones de adecuación. oposición a los procedimientos empírico-analíticos en sentido estricto
Distingo, pues, entre (a) las condiciones de la validez de una oración (3); de algunas dificultades metodológicas que resultan de que la lin-
gramatical, de una proposición verdadera, de una expresión intencio- güística también pretende el status de una ciencia reconstructiva (4), y
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nal veraz, de la adecuación normativa de una manifestación a un con- finalmente (5) de la cuestión de si la postulada pragmática universal
texto, es decir, de la rectitud normativa de una manifestación, (b) las adopta más bien la posición de una teoría de tipo transcendental o la de
pretensiones con las que un hablante exige reconocimiento intersubjetivo una ciencia reconstructiva provista de contenido empírico.
en lo tocante a la corrección gramatical de una oración, a la verdad de
una proposición, a la veracidad de una expresión intencional y a la rec-
titud de un acto de habla, y (c) el desempeño o resolución de esas pretensiones 2. Delimitación preliminar del ámbito objetual
de validez planteadas con razón. Desempeño (Einlösung) significa que el
proponente, sea apelando a experiencias e intuiciones, sea mediante K. O. Apel ha llamado la atención en distintos trabajos sobre la fa-
argumentos, sea siendo consecuente en su acción, puede mostrar que lacia abstractiva que subyace al planteamiento de la lógica de la ciencia
lo que dice es digno de reconocerse, y dar lugar a un reconocimiento que se ha venido desarrollando en la filosofía analítica del lenguaje4. El
suprasubjetivo de la validez de lo que dice. El oyente, al aceptar una pre- análisis lógico del lenguaje que proviene de Carnap se orienta predo-
tensión de validez planteada por el hablante, reconoce la validez del minantemente a las propiedades sintácticas y semánticas de los pro-
producto simbólico, es decir, reconoce que una oración es gramatical, ductos simbólicos. Al igual que la lingüística estructuralista, delimita
un enunciado verdadero, la intención del hablante veraz, una manifes- su ámbito objetual abstrayendo de entrada de las propiedades pragmá-
tación correcta (en el sentido de atenida a un transfondo normativo). ticas del lenguaje e introduciendo después esa dimensión pragmática,
La validez de estos productos simbólicos se funda en que cumplen deter- pero de suerte que ya no puede verse la conexión constitutiva que se da
minadas condiciones de adecuación; pero el sentido de la validez con- entre las operaciones generativas de los sujetos capaces de lenguaje y de
siste en ser dignos de ser reconocidos, es decir, en la garantía de que bajo acción, por un lado, y las estructuras generales del habla, por otro. Na-
circunstancias adecuadas pueden obtener un reconocimiento intersubje- turalmente que es legítimo establecer un corte abstractivo entre el len-
tivo2. guaje como estructura y el habla como proceso. Una lengua aparece en-
He propuesto el nombre de «pragmática universal» para el progra- tonces como un sistema de reglas para la generación de expresiones, de
ma de investigación que tiene por objeto reconstruir la base universal suerte de todas las expresiones bien formadas (por ejemplo, oraciones)
de validez del habla3. Antes de entrar (en la segunda parte) en la teoría pueden considerarse como elementos de esa lengua. Por otra parte, los
sujetos capaces del lenguaje pueden utilizar, como participantes en un
2 En el marco del neokantismo sudoccidental, ya Emil Lask reconstruyó el concepto de
proceso de comunicación, tales expresiones; por ejemplo, emitir, en-
«validez transubjetiva» (en conexión con el sentido de las expresiones lingüísticas, de la ver- tender o responder a oraciones. Esta abstracción del «lenguaje» respec-
dad de los enunciados y de la belleza de las obras de arte) identificando «válido» con «digno to del empleo del lenguaje en el «habla» («langue vs. parole, language
de ser reconocido». La filosofía de la validez, que Lak desarrolla, asocia motivos de Lotze, vs. speech»), que hacen tanto el análisis filosófico como al análisis es-
Bolzano, Husserl y naturalmente de Rickert:: «Poseer en efecto un valor es ser digno de ser re- tructuralista del lenguaje, tiene, pues, sentido. Pero este corte analítico
conocido, merecer reconocimiento, ser acreedor a una entrega, también lo que la exige o lo
que con insistencia la urge. Ser válido es valor, exigencia, norma... todos esos términos como no debe llevar a la idea de que la dimensión pragmática del lenguaje, de
“dignidad”, “merecer”, “ser acreedor”, “exigir” son conceptos correlativos, apuntan a un
comportamiento subjetivo que corresponda al valor: digno de ser tratado o considerado de
algún modo, la exigencia de un determinado comportamiento...» (E. Lask, Zum System der sentido proceder a una réplica en detalle. Espero que en el presente bosquejo quede algo más
Logik, en Ges. Schriften, III, Tubinga, 1924, págs. 57-170, aquí pág. 92.) claro mi planteamiento (que en buena parte sigue siendo programático), incluso para aque-
3 Es lo que parece pasar por alto Y. Bar-Hillel en su crítica: «On Habermas Hermeneutic llos lectores especialmente agresivos y no particularmente abiertos a lo que son planteamien-
Philosophy of Language», en Synthese, 26, 1973, 1-12. La crítica de Bar-Hillel se refiere a lo tos hermenéuticos.
4 Por ejemplo, K. O. Apel, Transformation der Philosophie, t. II, Francfort, 1971, págs. 406 y
que no eran más que unas notas para un seminario, que yo mismo caracterizaba como provi-
sionales: «Vorbereitende Bemerkungen zu einer Theorie der kommunikativen Kompetenz», ss.; del mismo autor: «Programmatische Bemerkungen zur Idee einer transzendentalen
en Habermas/Luhmann, Theorie der Gesellschaft oder Sozialtechnologie, Francfort, 1971, págs. 101- Sprachgrammatik», en Annales Universitatis Turkuensis Sarja, series B, Osa Tom 126, Turku,
140. Considero que Bar-Hillel me ha malentendido en tantos puntos, que no creo que tenga 1973, págs. 11-35.

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la que se hace abstracción, no puede ser sometida a un análisis formal. ampliación pragmática de la semántica lógica7. Notables son también
Considero que se está cayendo en una falacia abstractiva cuando el éxi- los proyectos de lógica deóntica (Hare, H. V. Wright, N. Rescher)8 y las
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to, o, a lo menos, las importantes perspectivas hoy abiertas en la re- correspondientes tentativas de formalización de actos de habla tales
construcción de sistemas de reglas lingüísticas, se consideran como como las afirmaciones y las preguntas (Apostel)9. Aquí hay que situar
una circunstancia que justifica limitar el análisis formal a ese ámbito también los planteamientos relativos a una lógica de la argumentación
objetual. La separación de los niveles analíticos «lengua» y «habla» no no deductiva (Toulmin, Botha)10. Por parte de la Lingüística, el estudio de
debe hacerse de suerte que la dimensión pragmática del lenguaje quede las presuposiciones (Kiefer, Petöfi)11, de los postulados conversaciona-
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abandonada a un análisis exclusivamente empírico, es decir, a ciencias les (Grice, Lakoff)12, de los actos de habla (Ross, McCawley, Wunder-
empíricas tales como la psicolingüística o la sociolingüística. lich)13, de los diálogos y textos (Filmore, Posner)14 lleva a tener presen-
Voy a sostener la tesis de que no sólo el lenguaje sino también el te la dimensión pragmática del lenguaje; en la misma dirección apun-
habla, es decir, el empleo de oraciones en emisiones, es accesible a un tan también las dificultades de la teoría semántica (Katz, Lyons)15. Por
análisis formal. Al igual que las unidades elementales del lenguaje (ora- parte de la filosofía analítica, la discusión proveniente sobre todo de Fre-
ciones), también las unidades elementales del habla (emisiones) ge y Russell acerca de la lógica del empleo de las expresiones denotativas
pueden analizarse en la actitud metodológica de una ciencia recons- (Strawson)16 cobra importancia para una pragmática universal; lo mis-
tructiva. mo cabe decir de la teoría analítica de la acción (Danto, Hampshire,
Pues bien, partiendo de la semiótica de Charles Morris5 se han de- Shwayder)17, y de la discusión que se inició en relación con la lógica de
sarrollado planteamientos de una teoría general de la comunicación.
Ésta integra en su marco categorial el modelo del behaviorismo lin- 7 Bar-Hillel, «Indexical Expressions», en Aspects of Language, Jerusalem, 1970, págs. 69-
güístico (la reacción comportamental, mediada por signos, de un orga- 88; Id., «Semantics and Communication», en H. Heidrich, Semantics and Communication, Ams-
nismo particular sometido a estímulos) con el modelo de la transmi- terdam, 1974, págs. 1-36. Partiendo de Bar-Hillel, A. Kasher ha propuesto una representa-
sión de noticias (codificación y decodificación de señales entre emisor ción formal para la inserción de expresiones lingüísticas en contextos extralingüísticos: «A
Step forward to a Theory of Linguistic Performance», en Y. Bar-Hillel (ed.), Pragmatics of Na-
y receptor, dado un canal y una provisión común [por lo menos par- tural Languages, Dordrecht, 1971, 84-93. Véase también R. C. Stalnaker, «Pragmatics», en Da-
cialmente] de signos). Cuando se analiza el proceso de habla con tales vidson, Harman, Semantics of natural language, Dordrecht, 1972, págs. 380-397.
medios conceptuales no puede plantearse adecuadamente la cuestión 8 R. M. Hare, The Language of Morals Oxford, 1952; H. V. Wright, Norm and Action, Lon-

básica de la pragmática universal, que versa sobre las condiciones uni- dres, 1963; N. Rescher, Topics in philosophical Logic, Dordrecht, 1968.
9 L. Apostel, «A proposal on the Analysis of Questions», en Logique et Analyse, 12, 1969,
versales del entendimiento posible. Así, por ejemplo, la intersubjetivi- págs. 376-381; W. Kuhlmann, Reflexion zwischen Theorie und Kritik, Francfort, 1975.
dad de significados que son idénticos para, a lo menos, dos hablantes, 10 St. Toulmin, The Uses of Arguments, Cambridge, 1964; W. C. Salmon, The Foundation of

ni siquiera puede plantearse si (a), como ocurre en el caso del behavio- Scientific Inference, Pittsburg, 1967; cfr. el capítulo sobre «non-demonstrative inferences», en
rismo lingüístico, la identidad de significados se reduce a clases exten- R. P. Botha, The justiftcation of Linguistic Hypotheses, Den Haag, 1973, págs. 25-72.
11 F. Kiefer, «On presuppositions», en F. Kiefer, N. Ruwt (eds.), Generative Grammar in
sionalmente iguales de características comportamentales6 o si (b), Europe, Dordrecht, 1973, págs. 218-242; K. H. Ebert, «Prässupositionen im Sprechakt», en
como ocurre en el caso de la teoría de la información, se da por supues- Cate, Jordens (eds.), Linguistiche Perspekiiven, Tubinga, 1973, págs. 45-60; F. Petöfi, Präsupposi-
to en el plano analítico que emisor y receptor poseen un código común tionen in Linguistik und Philosophie, Francfort, 1974.
12 H. P. Grice, «The Logic of Conversation», MS 1968; D. Gordon, G. G. Lakoff, «Con-
y una provisión común de signos.
versational Postulares», MS 1973.
Junto a planteamientos empiristas, que de una u otra manera par- 13 J. R. Ross, «On Declarative Sentences», en Jakob Rosenbaum (ed.), Readings in English
ten de la semiótica de Morris, se encuentran, por otro lado, interesan- Transformational Grammar, Waltham, Mass., 1970, págs. 222-277; J. D. McCawley, «The Role
tes inicios de un análisis lógico de las estructuras generales del habla y of Semantics in a Grammar», en Bach, Harms, Universals of Language, Nueva York, 1968, págs.
de la acción. Los análisis enumerados a continuación pueden enten- 125-170; D. Wunderlich, «Sprechakte», en Maas, Wunderlich, Pragmatik und sprachliches Han-
deln, Francfort, 1972, págs. 68-188: ídem, «Zur Konventionalität von Sprechhandlungen», en
derse como aportaciones en dirección hacia una pragmática universal. Wunderlich (ed.), Linguistische Pragmatik, Francfort, 1972, págs. 11-58.
Bar-Hillel llamó ya muy pronto la atención sobre la necesidad de una 14 C. J. Fillmore, «Pragmatics and the Description of Discourse», MS 1973; G. Postner,

Textgrammatik, Francfort, 1973.


15 J. Lyons, Introduction to Theoretical Linguistic, C.U.P., 1968; J. Katz, Semantic Theory, Nueva

York, 1972.
16 P. Strawson, Logico-linguistics Papers, Londres, 1971.
5 Ch. Morris, «Foundation of Theory of Signs», en Encycl. of Univ. Sciences, 1, n. 2, Chica-
17 A. G Danto, Analytical Philosophy of Action, Cambridge, 1973; St. Hampshire, Thougt and
go, 1938; del mismo autor, Signs, Language, Bebavior, Nueva York, 1955.
6 Cfr. mis observaciones sobre Ch. Morris, en Lógica de las ciencias sociales, Madrid, 1988, Action, Londres, 1960; D. S. Shawyder, The Stratification of Behavior, Londres, 1965; Care, Lan-
145 y. ss. desman (ed.), Readings in the Theory of Action, Londres, 1968.

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la explicación de la acción intencional (Winch, Taylor, V. Wright)18. mento específico de comunidad en la comprensión de significados
Aspectos importantes para una pragmática universal los ofrecen la teo- idénticos o en el reconocimiento de pretensiones de validez intersubje-
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ría del significado como uso introducida por Wittgenstein (Alston)19 y tivas.
la tentativa emprendida por Grice de hacer derivar el significado de las A mi juicio, la teoría de los actos de habla se ve en buena parte libre
oraciones de las intenciones del hablante (Bennet, Schiffer)20. Como de estas debilidades y de otras debilidades semejantes.
punto de partida más prometedor para una pragmática universal, me
apoyaré sobre todo en la teoría de los actos de habla (Searle, Wunder-
3. Nota sobre las reconstrucciones racionales
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lich)21 iniciada por Austin.


Estos planteamientos desarrollados a partir de la lógica, la ciencia como procedimiento
del lenguaje y la filosofía analítica del lenguaje coinciden en la meta
que se proponen de clarificar los procesos de empleo del lenguaje desde Hasta aquí he opuesto, sin entrar en más detalles, «análisis formal»
puntos de vista formales. Pero cuando tales planteamientos han de va- a procedimiento empírico-analítico en sentido estricto. Esto puede a
lorarse por el lado de la aportación que pueden hacer a una pragmática lo menos ser equívoco. Para aclarar el concepto de análisis formal no
universal, quedan patentes también sus debilidades. En muchos casos me voy a referir a la lógica estándar de enunciados y predicados ni a
veo el peligro de que el análisis de las condiciones del entendimiento ninguna lógica determinada. La mejor manera de aclarar el tolerante
posible sufra de antemano un estrechamiento, ya sea, sentido en que entiendo el concepto de análisis formal puede caracteri-
— porque estos planteamientos no generalizan con suficiente ra- zarse por la actitud metodológica que adoptamos en las reconstruccio-
dicalidad, como ocurre, por ejemplo, en la mayoría de los estudios he- nes racionales de conceptos, criterios, reglas y esquemas. Así, habla-
chos en Lingüística acerca de las presuposiciones semánticas y pragmá- mos de aclaración de significados y conceptos, de análisis de presuposi-
ticas, los cuales no logran atravesar la capa que representan los con- ciones, de sistemas de regla, etc. Naturalmente, los procedimientos re-
textos particulares y pasar a presuposiciones universales e inevita- constructivos son también importantes en las investigaciones empíri-
bles; o co-analíticas; p. e. cuando se trata de aclarar un marco categorial, de
— porque se siguen limitando a los instrumentos desarrollados en formalizar supuestos formulados inicialmente en lenguaje ordinario,
la lógica y la gramática, aun cuando éstos (como ocurre, por ejemplo, de clarificar relaciones de inferencia entre distintas hipótesis, de inter-
en el caso de las aclaraciones sintácticas del carácter realizativo de los pretar resultados de mediciones, etc. Sin embargo, los procedimientos
actos de habla)22 resultan insuficientes para la aprehensión de relacio- reconstructivos no son característicos de las ciencias que desarrollen
nes pragmáticas; o hipótesis nomológicas acerca de ámbitos de objetos y sucesos observa-
— porque proceden apresuradamente a una formalización de bles; tales procedimientos son más bien característicos de aquellas
conceptos básicos insuficientemente analizados, que es lo que a mi en- ciencias que reconstruyen sistemáticamente un saber preteórico.
tender ocurre, por ejemplo, en el caso de las lógicas deónticas que redu-
cen las normas de acción a imperativos; o finalmente (a) Voy a partir de la distinción entre experiencia sensorial u obser-
— porque parten del modelo de un actor solitario, que actúa de vación y experiencia comunicativa o comprensión (Verstehen). La observa-
forma racional con arreglo a fines, y, por tanto, como ocurre, por ción se dirige a cosas y sucesos (o estados) perceptibles, la comprensión
ejemplo, en Grice y Lewis23, no reconstruyen adecuadamente el mo- al sentido de emisiones o manifestaciones24. El observador hace en
principio su experiencia en solitario, aun cuando la red categorial en
18 P. Winch, The Idea of a Social Science, Londres, 1968; Ch. Taylor, «Explaining Action»,
que quedan organizadas las experiencias, experiencias que pretenden
Inquiry, 13, 1973, 54-89; H. v. Wright, Explanation and Understanding, Londres, 1971; ídem, «On objetividad, sea compartida ya siempre por muchos individuos (o in-
the Logic and Epistemology of Causal Relation», en Suppes (ed.), Logic, Methodology and Philos. cluso por todos). En cambio, el intérprete que trata de entender el sen-
of Science, t. IV, 1973, págs. 293-312. tido de una emisión hace, en principio, su experiencia como partici-
19 W. P. Alston, Philosophy of Language, Englewood Cliffs, 1964.
20 J. Bennett, «The Meaning-Nominalist Strategy», Foundation of Language, 10, 1973,
pante en una comunicación sobre la base de una relación intersubjetiva
págs. 141-168; S. R. Schiffer, Meaning Oxford, 1972; cfr. también más arriba págs. 332 con otros individuos, establecida mediante símbolos, aun cuando fácti-
21 Cfr. la bibliografía recogida por Savigny (en J. L. Austin, Zur Tbeorie der Sprechakte,

Stuttgart, 1972, págs. 203 y ss.).


22 G. Grewendorf, «Sprache ohne Kontext», en D. Wunderlich (ed.), Linguistiscbe Pragma- Sentence-meaning, and Word-meaning», Foundation of Language, 4, 1968, 225-242; D. K. Le-
tik, loc. cit., 144-182. wis, Convention, Cambridge, 1969.
23 H. P. Grice, «Meaning», Phil. Rev., 66, 1957, págs. 377-388; ídem, «Utterer’s Meaning, 24 J. Habermas, La lógica de las ciencias sociales, Madrid, 1988, 173 y ss.

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camente se las vea a solas con un libro, o con un documento, o con una estos problemas exigiría una comparación entre observación e inter-
obra de arte. No voy a analizar en este lugar la compleja relación entre pretación, entre descripción y aclaración de significados. Así pues, el
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observación y comprensión, sino que voy a dirigir la atención sólo a un esquema que acabo de dar sólo tiene por objeto ilustrar los dos planos
aspecto: a la diferencia de plano que se da entre la realidad perceptible, de realidad a los que en cada caso se refieren la experiencia sensorial y
por un lado, y el sentido susceptible de comprensión de un producto la experiencia comunicativa. La diferencia de planos entre realidad
simbólico, por otro. La experiencia sensorial se refiere directamente a perceptible y realidad simbólicamente preestructurada se refleja en el
fragmentos de la realidad, la experiencia comunicativa sólo mediata- gradiente entre un acceso directo mediante observación de la realidad y
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mente: el acceso comunicativamente mediado mediante comprensión de una


emisión o manifestación acerca de la realidad.
(b) A los pares conceptuales «realidad perceptible» versus «realidad
Fig. 12. Experiencia sensorial versus experiencia comunicativa simbólicamente preestructurada» y «observación» versus «compren-
sión» se les puede hacer corresponder el par conceptual «descripción»
versus «explicación de significados»; con ayuda de una oración que re-
fleja una observación puedo describir el aspecto observado de la reali-
dad; con ayuda de una oración que reproduce la interpretación del sen-
tido de un producto simbólico puedo dar razón, explicar el sentido de tal
emisión o manifestación. Ciertamente que tal elucidación sólo puede
considerarse un paso analítico autónomo cuando el sentido del pro-
ducto simbólico resulta oscuro. En la medida en que se trata de oracio-
nes con cuya ayuda describimos la realidad, la oscuridad puede produ-
cirse a niveles distintos. Y, según sean esos niveles, exigiremos distin-
tos tipos de aclaraciones. Si el fenómeno descrito es un fenómeno nece-
sitado de explicación, exigimos una explicación que aclare cómo funciona
El esquema refleja tres relaciones distintas: la realidad y cómo se produce ese fenómeno necesitado de explicación;
— Relaciones epistémicas entre los actos de experiencia y sus ob- si, en cambio, es la descripción misma la que resulta ininteligible, exigi-
jetos; en este sentido el acto de comprensión se refiere a la expresión mos una explicación que aclare qué es lo que quiso decir el observador
simbólica (aqui al enunciado observacional) de forma similar a cómo con su emisión y cómo se produjo esa expresión simbólica necesitada
el acto de observación se refiere a la realidad (flechas). de aclaración. En el primer caso, una elucidación satisfactoria tendrá
— Relaciones de exposición de un aspecto de la realidad en una la forma de una explicación que damos valiéndonos de una hipótesis
expresión; en este sentido la interpretación reproduce el contenido se- causal; en el segundo caso, hablamos de explicación o aclaración de
mántico (aquí de un enunciado observacional) de forma similar a significados (Naturalmente, las aclaraciones de significados no necesi-
cómo el enunciado observacional reproduce un fragmento de la reali- tan, como ocurre en nuestro ejemplo, limitarse a oraciones descripti-
dad (flechas de líneas discontinuas). vas; todos los productos simbólicamente estructurados pueden some-
— Relaciones de expresión de actos intencionales; en este sentido terse a la operación de explicación o aclaración de significados).
la comprensión (aquí de un enunciado observacional), queda tan ex- Pues bien, tanto las descripciones como las explicaciones de signi-
presada en el contenido proposicional de la oración interpretativa ficados pueden tener distinto alcance; pueden empezar en la superficie
como la observación queda expresada en el contenido proposicional y penetrar hasta las estructuras subyacentes. Esto nos es habitual en la
de la oración observacional (líneas). explicación de fenómenos naturales: cuanto más generales son las teo-
Aun prescindiendo de que estos tres tipos de relaciones se limitan a rías con cuya ayuda explicamos los fenómenos, tanto mayor es la pro-
señalar problemas fundamentales, nos topamos con la dificultad adi- fundidad a que penetran las descripciones teoréticas. Y lo mismo cabe
cional de indicar con exactitud en qué se distinguen las relaciones epis- decir de las explicaciones de significados. Ciertamente que en este caso
témicas del observador y del intérprete con sus respectivos objetos, y el alcance de la explicación no depende del grado de generalidad del sa-
en qué se distinguen las relaciones de exposición entre enunciado ob- ber teorético acerca de estructuras de la realidad externa que nos es ac-
servacional y realidad, por una parte, y enunciado interpretativo y rea- cesible en observaciones, sino del saber acerca de las estructuras pro-
lidad (simbólicamente preestructurada), por otro. La elucidación de fundas de la realidad de los productos simbólicos generados conforme

308 309
a reglas, productos que resultan accesibles a la comprensión (Verste- así decirlo, la superficie del producto simbólico, mirar dentro de él
hen). La explicación de fenómenos necesitados de explicación toma para descubrir las reglas conforme a las cuales ha sido producido (en
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una dirección distinta que la elucidación de los significados de las expre- nuestro ejemplo las reglas conforme a las que está construido el léxico
siones. de una lengua o conforme a las que está construido el correspondiente
(c) Voy a distinguir, además, dos etapas en la explicación de significados. campo de significado). Objeto de la comprensión no es ya el contenido de
Cuando el sentido de una oración fijada por escrito, de una acción, de una expresión simbólica o aquello que en determinadas situaciones
un gesto, de una obra de arte, de un instrumento, de una teoría, de un determinados autores han podido querer decir, sino la conciencia intui-
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objeto de uso, de un documento transmitido, resulta oscuro, la explica-


tiva de regla (Regelbewuβtsein) que un hablante competente tiene de su
ción de significados se dirige, ante todo, al contenido semántico del pro-
lengua.
ducto simbólico. Al tratar de entender su contenido, adoptamos la
(d) Podemos (siguiendo una distinción de Ryle)26 distinguir entre
misma actitud que el autor adoptó cuando escribió esa oración, ejecutó
el know how o la capacidad de un sujeto competente que sabe producir
ese gesto, utilizó el instrumento, aplicó la teoría, etc. A menudo tene-
una cosa o efectuar una determinada operación, por un lado, y el know
mos también que ir más allá de lo que el autor tuvo en mientes y tomar
that, por otro, es decir, el saber explícito acerca de cómo hace el sujeto
en consideración un contexto del que el autor no fue consciente25.
para entender de esa cosa, esto es, acerca de en qué consiste el saber o
Pero típicamente, la comprensión del contenido de un producto simbólico
entender de esa cosa. En nuestro caso aquello que el autor quiere decir
sigue el rastro de aquellas conexiones que unen las estructuras superfi-
con su emisión, y aquello que el intérprete entiende del contenido de
ciales del producto no comprensible con las estructuras superficiales
ella, es un know that de primer nivel. El autor, en la medida en que su emi-
de otros productos que nos resultan conocidos. Así, las expresiones
sión es una emisión bien formada, y, por tanto, una emisión inteligi-
lingüísticas las aclaramos parafraseándolas en la misma lengua o por
ble, la produjo conforme a determinadas reglas y en virtud de determi-
traducción a otra lengua —en ambos casos los hablantes competentes
nadas estructuras. Domina el sistema de reglas de su lengua y sabe
se sirven de las relaciones de sentido intuitivamente conscientes que se
cómo aplicarlo específicamente en cada contexto, tiene de ese sistema
dan dentro del léxico de una lengua o entre los léxicos de dos len-
de reglas un saber preteórico que le permite en todo caso hacer la emi-
guas.
sión o manifestación de que se trata. Esta conciencia implícita de regla
Cuando por esta vía no se obtiene ningún resultado el intérprete
es un know how. El intérprete, a su vez, que no solamente comparte este
puede verse obligado a cambiar de actitud. Cambia la actitud dirigida a
saber implícito del hablante competente, sino que quiere entenderlo,
las estructuras superficiales, que caracteriza a la comprensión del con-
tiene que transformar el know how en un saber explícito, es decir, en un
tenido, actitud en la que, por así decirlo, a través de los productos sim-
know that de segundo nivel. Esta es la tarea de la comprensión reconstructiva, es
bólicos mira al mundo sobre el que esos productos dicen algo, por una
decir, de la explicación de significados en el sentido de una reconstruc-
actitud en la que se orienta a las estructuras mismas por las que o me-
ción racional de estructuras generativas que subyacen a la producción
diante las que son generadas esas expresiones. El intérprete intenta en-
de formas simbólicas. Como la conciencia de regla que ha de recons-
tonces aclarar el significado de un producto simbólico recurriendo a
truirse representa un saber categorial, en la tentativa de reconstruir nos
las reglas conforme a las que el autor ha tenido que producir. Al pa-
vemos remitidos ante todo a la operación que representa la explicación
rafrasear o traducir, el intérprete se sirve de las relaciones de sentido
conceptual.
determinadas por los contenidos semánticos de las expresiones (de las
Carnap señaló cuatro condiciones que una explicación de significa-
relaciones de sentido que se dan p. e. entre las distintas palabras de una
dos ha de cumplir para poder ser adecuada:
lengua) de una forma, por así decirlo, ad hoc, limitándose a hacer apli-
cación del saber que comparte con los demás hablantes competentes de 1. «El explicans tiene que ser parecido al explicandum, es decir, en to-
esa lengua; de ahí que también al propio autor haya de exigírsele (en dos los casos relevantes ha de poder utilizarse el explicans en lugar del
determinadas circunstancias) asumir el papel de intérprete. Pero la ac- explicandum. 2. Tienen que señalarse reglas que fijen de manera exacta
titud cambia en cuanto el intérprete trata, no de aplicar el saber intuiti- (en conexión con otros conceptos científicos) el uso del explicans. 3. El
vo que posee como hablante, sino de reconstruirlo. Entonces el intérpre- explicans tiene que resultar fecundo en lo que hace a la formulación de
te aparta la mirada de la superficie del producto simbólico, ya no mira enunciados generales. 4. El explicans (a condición de que puedan cum-
intentione recta a través de él al mundo, sino que trata, perforando, por
26 G. Ryle, The Concept of Mind, Londres, 1949; cfr. la interpretación que de esa obra hace

25 Esto lo subraya Gadamer, Wahrbeit und Methode, Tubinga, 1960. E. v. Savigny, Die Philosophieder normalen Spracbe, Francfort, 1974, págs. 91-125.

310 311
plirse los requisitos 1-3) tiene que ser lo más sencillo posible»27. plo, a la capacidad de escribir todavía a mediados del siglo XX una no-
Wunderlich resume sus consideraciones sobre el status de las expli- vela que pueda resultar ejemplar conforme a los criterios del XVIII).
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caciones conceptuales de la siguiente forma: Cuando el saber preteórico que ha de reconstruirse representa una ca-
1. «La explicación, conforme a las exigencias 2-4 de Carnap, se pacidad universal, es decir, una competencia (o subcompetencia) cog-
hace siempre con vistas a teorías; o se explican de tal suerte conceptos noscitiva, lingüística o interactiva, lo que empieza siendo una explica-
centrales (como el concepto de “significado”), que se les hace corres- ción de significados tiene como meta la reconstrucción de competen-
ponder teorías enteras como explicans, o se explican distintos conceptos cias de la especie. Estas reconstrucciones pueden compararse en su al-
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recurriendo a las relaciones que entre si guardan. 2. Explicamos siem- cance y en su status con teorías generales.
pre teniendo presentes los casos claros para poder sustituir en ellos nuestras El gran mérito de Chomsky es haber desarrollado esta idea para el
intuiciones por argumentos exactos; la teoría puede muy bien dar des- caso de la teoría de la gramática (por primera vez en 1957 en sus Syntac-
pués respuesta a casos limites; o explicamos por separado lo que clara- tic Structures). La teoría de la gramática tiene por objeto, dicho en térmi-
mente es un caso límite. 3. El lenguaje de la explicación es del mismo nivel nos generales, reconstruir la conciencia intuitiva de regla que es co-
que el lenguaje del explicandum (por ejemplo, el lenguaje ordinario o una mún a todos los hablantes competentes, de suerte que las propuestas de
versión estandarizada del lenguaje ordinario); no se trata aquí, por tan- reconstrucción representen aquel sistema de reglas que permite a los
to, de un lenguaje en que describimos el explicandum o de un metalen- hablantes potenciales adquirir en a lo menos una lengua particular L la
guaje en relación con el lenguaje del explicandum (el explicans no describe competencia de producir y entender cualesquiera oraciones que en L
el explicandum)»28. deban considerarse gramaticalmente correctas, así como de distinguir
(e) En estas consideraciones relativas a explicación conceptual me entre esas oraciones bien formadas por referencia a L y las que no pue-
parece que hay un punto que no queda suficientemente subrayado: me dan considerarse gramaticalmente correctas29.
refiero al rendimiento evaluativo de la conciencia de regla. Las propuestas de re-
construcción se dirigen a ámbitos de saber preteórico, es decir, no a
cualquier opinión implícita, sino a un saber intuitivo acreditado. La con- 4. Ciencia reconstructiva del lenguaje
ciencia de regla del hablante competente actúa, en lo concerniente, por versus ciencia empírica del lenguaje
ejemplo, a la gramaticalidad de las oraciones, como instancia evalua-
dora. Mientras que la comprensión de contenidos se dirige a cuales- Espero haber descrito lo suficiente el procedimiento reconstructi-
quiera manifestaciones, la comprensión reconstructiva sólo se dirige a vo de las ciencias que transforman un saber preteórico (know how) que
los objetos simbólicos que los propios sujetos competentes señalan el sujeto competente domina en la práctica en un saber objetivo y explí-
como «logrados». Así por ejemplo, la teoría de la sintaxis, la lógica de cito (know that), como para que haya quedado claro en qué sentido em-
enunciados, la teoría de la ciencia, la ética, parten de oraciones sintác- pleo la expresión «análisis formal». Antes de señalar algunas dificulta-
ticamente bien construidas, de enunciados correctamente formados, de des metodológicas de la Lingüística que procede en términos recons-
teorías bien confirmadas, de soluciones de conflictos a las que no cabe tructivos, voy a oponer a grandes rasgos dos versiones de la ciencia del
objetar nada, para reconstruir las reglas conforme a las cuales son gene- lenguaje, a saber: una ciencia empirico-analítica y otra reconstructiva
rados esos productos simbólicos. En la medida en que a las evaluacio- (Wunderlich habla de una ciencia del lenguaje empírico-descriptiva y
nes intuitivas, como ocurre en los ejemplos aquí mencionados, les sub- de una ciencia del lenguaje empírico-explicativa)30. Voy a comparar
yacen pretensiones universales de validez (la gramaticalidad de oracio- esos dos planteamientos desde cuatro puntos de vista.
nes, la consistencia de enunciados, la verdad de hipótesis, la rectitud de Datos: en la medida en que la base experimental sólo tenga que ve-
normas de acción), las reconstrucciones se refieren a un saber preteóri- nir asegurada por observaciones, los datos de que se sirve la ciencia del
co de tipo universal, a una capacidad universal, y no a competencias parti- lenguaje consisten en mediciones de variables del comportamiento
culares de este o aquel grupo (por ejemplo, a la capacidad de construir verbal; en la medida, en cambio, en que se permita una comprensión
oraciones en dialecto bávaro o a resolver problemas de física de partí- constructiva, es la conciencia de regla de los hablantes competentes,
culas) o incluso a la capacidad de determinados individuos (por ejem- sacada a la luz en términos mayéuticos (es decir, por medio de pregun-
tas apropiadas con ayuda de ejemplos sistemáticamente ordenados), la
27 R. Carnap y W. Stegmüller, Induktive Logik und Wabrscheinlichkeit, Wien, 1959,
pág. 15. 29 N. Chomsky, Aspects of Theory of Syntax, Cambridge, Mass., 1965.
28 D. Wunderlich, Grundlagen der Linguistik, Hamburgo, 1974, pág. 209. 30 D. Wunderlich, Grundlagen, loc. cit., págs. 210-218.

312 313
que proporciona los datos. Así, los datos se distinguen, si se quiere, por ción puede representar de forma más o menos explícita y adecuada el
su nivel ontológico: el comportamiento verbal efectivo es parte de la saber preteórico, pero no puede nunca falsarlo. Como falsa podrá reve-
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realidad perceptible, la conciencia de regla remite a la generación de larse a lo sumo la reproducción de la intuición de un hablante, pero no
productos simbólicos en los que se dice algo acerca de la realidad31. esa intuición misma33. Esta pertenece a los datos, y los datos pueden
Además, las observaciones significan siempre un saber acerca de aclararse o explicarse, pero no criticarse. En los datos podrá a lo sumo
algo particular, mientras que la conciencia de regla contiene un saber criticarse el que no sean adecuados, es decir, el que se hayan recogido
categorial. Finalmente, los datos observacionales quedan selecciona- de forma defectuosa o el que se hayan seleccionado mal en relación
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dos solamente desde puntos de vista analíticos aportados por el propio con la finalidad teorética que uno se ha propuesto.
lingüista, mientras que en el otro caso los hablantes competentes mis- Las reconstrucciones plantean, en cierto modo, una pretensión esen-
mos pueden valorar y preseleccionar datos posibles desde puntos de cialista. Se puede, ciertamente, decir que las descripciones teoréticas,
vista de su corrección gramatical. cuando son verdaderas, «corresponden» a determinadas estructuras de
Teoría y ámbito objetual: mientras se entienda a los lenguajes naturales la realidad, al igual que las reconstrucciones, cuando son adecuadas,
como objeto de descripciones lingüísticas y no como forma de repre- son «semejantes» a las estructuras profundas que hacen explícitas. Pero,
sentación de un saber preteórico susceptible de reconstrucción, la teo- por otro lado, la afirmada correspondencia entre una teoría descriptiva
ría lingüística se ha acerca de su objeto como una teoría analítico- y su objeto permite múltiples interpretaciones epistemológicas además
causal que, para explicar las descripciones que en Lingüística se hacen de las interpretaciones realistas, por ejemplo, interpretaciones instru-
de la realidad del lenguaje, recurre a hipótesis legaliformes. Si, en cam- mentalistas o convencionalistas. En cambio, las reconstrucciones ra-
bio, la teoría lingüística ha de servir a la reconstrucción de un saber cionales sólo pueden reflejar en un sentido esencialista el saber preteó-
preteórico, la teoría lingüística se ha acerca de su ámbito objetual como rico que hacen explícito; cuando son verdaderas tienen que correspon-
una explicación de significados se relaciona con su explicandum. Mien- der exactamente a las reglas que operan en el ámbito objetual, es decir,
tras que en la versión empirista la relación entre teoría lingüística y el a las reglas que, efectivamente, determinan la generación de estructu-
lenguaje que ha de ser explicado no se distingue esencialmente de la re- ras superficiales34. De ahí que resulte bien consecuente la suposición de
lación entre teoría y realidad, que se da en otras ciencias nomológicas, correlación de Chomsky, según la cual la gramática que construye el
el carácter lingüístico del objeto impone en la versión reconstructiva lingüista está representada por parte del hablante por una gramática
una relación que sólo puede producirse entre diversas expresiones lin- mental que se corresponde exactamente con la primera.
güísticas: justo la relación entre explicación y explicandum, en la que el Dificultades metodológicas: en relación con el programa de Chomsky de
lenguaje que se emplea en la explicación, es decir, el lenguaje que la una ciencia general del lenguaje como reconstrucción racional de la
Lingüística construye, que es una versión estandarizada de lenguaje or- competencia lingüística se han suscitado, no obstante, importantes di-
dinario, pertenece esencialmente al mismo nivel que el lenguaje natu- ficultades metodológicas. Entre otras cosas, se han formado dos con-
ral que ha de ser explicado (ni en la versión empirista ni en la versión textos de discusión, a los que me voy a referir desde puntos de vista
«explicativa» de la formación de teorías puede entenderse la relación metodológicos. El primero concierne al status y fiabilidad del saber in-
entre teoría lingüística y ámbito objetual como una relación entre me- tuitivo de los hablantes competentes (a) y el otro a la relación a que
talenguaje y lenguaje objeto32.
Teoría y saber cotidiano: del distinto planteamiento conceptual resulta
una ulterior peculiaridad. Una teoría empírico-analítica en sentido es- 33 Botha, Justification, loc. cit., pág. 224, piensa que un hablante no solamente puede re-

tricto puede (por lo general es lo que hace) refutar el saber cotidiano producir falsamente intuiciones lingüísticas, sino que puede tener también intuiciones falsas;
que precientíficamente poseemos acerca de un ámbito objetual, y susti- pero el constructo «saber preteórico» no permite esta posibilidad. Creo que tiene sentido par-
tir de que las intuiciones lingüísticas sólo pueden ser «falsas» si proceden de hablantes no
tuirlo por un saber teórico correcto, considerado, al menos provisio- competentes. Otro problema es el juego de sistemas de saber gramaticales y no gramaticales
nalmente, como verdadero. En cambio, una propuesta de reconstruc- (por ejemplo, perceptuales) en la producción de juicios difusos acerca de la aceptabilidad de
oraciones, es decir, la cuestión de cómo aislar manifestaciones de la conciencia gramatical de
regla o intuiciones genuinamente lingüísticas: Th. G. Bever, «The Ascent of the Specious»,
en D. Cohen (ed.), Explaining Lingüista Phenomena, Nueva York, 1974, págs. 173-200.
31 R. P. Botha, Justification, loc. cit., pág. 75, habla a este propósito de external vs. internal 34 U. Oevermann remite en este contexto a los interesantes paralelismos con el concepto
evidence. de «abstracción reflexiva» de Piaget. El procedimiento que representa la reconstrucción ra-
32 D. Wunderlich, Grundlagen, loc. cit., pág. 216. Si no entiendo mal, Schnelle (Sprachphi-
cional quizá no sea otra cosa que una forma estilizada y, por así decirlo, puesta bajo control,
losophie und Linguistik, Hamburgo, 1973, págs. 82-114) da una interpretación empirista al tipo de la abstracción reflexiva que el niño ejecuta cuando, por ejemplo, «infiere» de sus acciones
de ciencia del lenguaje planteada en términos de teoría de modelos. instrumentales el esquema subyacente.

314 315
acabo de referirme entre la gramática de la teoría lingüística y la gra- tes competentes consideran pertenecen al conjunto de las oraciones
mática mental (b). bien formadas. Las emisiones metalingüísticas, en cambio, en las que
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(a) Contra la elección de las intuiciones del hablante como punto los hablantes competentes evalúan oraciones que les son presentadas,
de partida de una teoría que procede en términos reconstructivos se no son objeto de la reconstrucción, sino parte de la obtención de los
han hecho sobre todo dos objeciones35. En primer lugar, se pone en cues- datos.
tión que una lingüística que procede en términos reconstructivos pue- — A causa del carácter reflexivo de los lenguajes naturales el ha-
da llegar a convertirse en una teoría de la competencia lingüística; se blar sobre lo hablado, la mención directa o indirecta de elementos del
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piensa que esa lingüística, dada la base de datos que se elige, lo más que habla, pertenece al proceso normal del entendimiento intersubjetivo.
podrá desarrollar (en el mejor de los casos) será una teoría de la com- La expresión “juicios metalingüísticos” en un lenguaje natural sobre
prensión intuitiva que el hablante competente tiene de su propia len- oraciones del mismo lenguaje sugiere una diferencia de planos que no
gua. Como el uso metalingüístico del propio lenguaje ordinario, a que existe: una de las propiedades más interesantes de los lenguajes natura-
ha de recurrir una ciencia que apela a los juicios del hablante, represen- les es precisamente que pueden emplearse como lenguaje «explicativo»
ta algo distinto (y probablemente obedece también a otras leyes) que el de esos mismos lenguajes (sobre esto volveré después).
uso directo del lenguaje, una teoría de la gramática del tipo de la de — Pero el malentendido me parece que estriba sobre todo en que
Chomsky podrá a lo sumo reconstruir esa parte especial de la compe- Levelt considera el recurso a las intuiciones del hablante separadamen-
tencia lingüística que regula el uso metalingüístico, pero no la compe- te del paradigma de investigación. Sólo si se supone un acceso empíri-
tencia que subyace al hablar y a la comprensión del lenguaje, cuando tie- co-analítico en sentido estricto a la realidad de un lenguaje natural y de
nen lugar de forma directa: las emisiones que se hacen en él, cabe entender el hablar y la compren-
«La cuestión empírica es si una teoría completa de las intuiciones sión del lenguaje, por un lado, y los juicios que en un lenguaje se hacen
lingüísticas es idéntica a una teoría completa de la competencia lin- sobre ese lenguaje, por otro, como dos ámbitos objetuales distintos.
güística humana ... Chomsky no duda de esa identidad ... La teoría de Pero si se elige un acceso reconstructivo, entonces se está eligiendo una
una clase de conducta lingüística, a saber: el juicio metalingüístico so- conceptuación del ámbito objetual, conforme a la cual el know-how lin-
bre cosas tales como gramaticalidad y paráfrasis, quedaría entonces in- güístico de un hablante competente subyace a las oraciones que ese ha-
serta como un todo en teorías sobre otras formas de conducta lingüísti- blante genera con la ayuda (y sólo con la ayuda) de ese know how. Es po-
ca tales como hablar y entender ... Si pensamos en términos de formas sible que este paradigma de investigación resulta infructuoso. Pero esto
primarias y formas derivadas de conducta verbal, entonces el hablar y no puede decidirse en el plano de una crítica que ya tiene como presu-
entender una lengua caen precisamente en la categoría de formas pri- puesto otro paradigma de investigación rival, sino sólo por el éxito o
marias, mientras que los juicios metalingüísticos habrán de considerar- fracaso de las teorías y explicaciones que esos paradigmas de investiga-
se formas altamente derivadas, artificiales, de conducta lingüística, ción rivales hacen posibles.
que, además, se adquieren muy tarde en el uso de una lengua... El pro- La otra objeción se dirige contra la no fiabilidad de los juicios de los
blema empírico en psicología del lenguaje se divide a su vez en dos, la hablantes, intuitivamente fundados, falta de fiabilidad de la que exis-
investigación de factores psicológicos en el uso primario del lenguaje y ten ejemplos impresionantes37. Pero a mí me parece que de nuevo aquí
la investigación psicológica de las intuiciones lingüísticas»36. la interpretación empirista de los juicios de los hablantes estimula fal-
Yo creo que a esta objeción le subyace una confusión entre los pa- sas expectativas y sugiere falsos remedios. La expresión «saber intuiti-
radigmas de investigación que he llamado empírico-analítico y recons- vo» no puede entenderse como si el saber preteórico de un hablante so-
tructivo. Tres observaciones sobre ello: bre la gramaticalidad de una oración (sobre el rigor de una deducción,
— La reconstrucción se refiere a un saber preteórico de hablantes sobre la adecuación de una teoría, etc.) perteneciera a un tipo de in-
competentes que, por una parte, se expresa en la producción de oracio- tuiciones directamente obtenibles, que no fueran susceptibles de justi-
nes de un lenguaje natural y, por otra, en la evaluación de la gramatica- ficación discursiva. Al contrario, al saber implícito ha de tornárselo
lidad de las expresiones lingüísticas. Objeto de la reconstrucción es el consciente mediante la elección de ejemplos y contraejemplos adecua-
proceso generativo de aquellas oraciones que en cada caso los hablan- dos, por relaciones de contraste y semejanza, mediante traducciones,
paráfrasis, etc., es decir, mediante un método mayéutico de encuesta
bien meditado. La obtención de las llamadas intuiciones de un hablan-
35 W. J. M. Levelt, Formal Grammars in Linguistics and Psycholinguistics, I-III, Amsterdam,
.1974.
36 Levelt, Formal Grammars, loc. cit., t. III, págs. 5-7. 37 Levelt, Formal Grammars, loc. cit., t. III, págs. 14 y ss.

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te es ya el inicio de su explicación. Por eso me parece que el procedi- ciones que hace la lingüística no sólo representan exposiciones abarca-
miento practicado por Chomsky y muchos otros tiene sentido y es ya bles y económicas de datos lingüísticos; antes bien, a la complejidad
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suficiente: se parte de casos claros en los que las reacciones de los pre- transformacional que cabe leer en la descripción estructural de las ex-
guntados no se dispersan, para desarrollar sobre esa base descripciones presiones lingüísticas ha de corresponder la complejidad psicológica
estructurales y a la luz de las hipótesis así obtenidas precisar a conti- del efectivo proceso de generación. No puedo entrar aquí en las inves-
nuación los casos menos claros, de suerte que también en estos casos el tigaciones que a este propósito se han hecho ni en las diversas interpre-
proceso de encuesta pueda dar lugar a una clarificación suficiente. En taciones que se les han dado. En Psicolingüística parece tomar cuerpo
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este procedimiento circular no veo nada vicioso; en ese círculo entre la tendencia a apartarse de la hipótesis original de correlación. La gra-
intentos de precisar el ámbito objetual y formación de teoría se mue- mática mental que subyace a la producción de lenguaje que psicológi-
ven todos los procesos de investigación38. camente cabe comprobar, y a los correspondientes procesos de com-
(b) Más difícil es la segunda cuestión metodológica que en la Psi- prensión del lenguaje, no puede explicarse, según opinión de Bever,
colingüística de los últimos diez años ha sido tratada como una cues- Watt y otros, en el marco de una teoría de la competencia, es decir, de
tión empírica y ha inspirado un buen número de investigaciones, a sa- una lingüística que proceda en términos reconstructivos. No me siento
ber: la cuestión de si se da, por así decirlo, una correspondencia directa muy seguro a la hora de enjuiciar esta controversia, pero quiero, sin
entre la teoría de la gramática, que construye la Lingüística, y la gramá- embargo, señalar dos puntos de vista, que, a mi juicio, no se han tenido
tica mental del hablante, la gramática que el hablante tiene, por así de- suficientemente en cuenta en esta discusión:
cir, «en la cabeza»39. Según la hipótesis de correlación, las reconstruc- — ¿Qué fuerza ha de atribuirse, con qué literalidad han de tomarse
las afirmaciones esencialistas de la Lingüística que procede en térmi-
nos reconstructivos en lo tocante a la realidad psicológica de los siste-
mas de reglas reconstruidos? La hipótesis maduracionista de Chomsky
38 Contra las objeciones que Botha, Justification, loc. cit., pág. 224, hace contra el «clear
de que la teoría de la gramática representa exactamente las disposicio-
case principle», voy a reproducir un argumento que J. J. Katz y B. G. Bever sacan a la palestra
contra objeciones similares en un artículo donde se hace una crítica de posiciones empiristas nes innatas que capacitan al niño para desarrollar las hipótesis que di-
(«The Fall and Rise of Empiricisrn», MS febrero de 1974, págs. 38 y ss.): «Tal teoría trata de rigen la adquisición del lenguaje y elaborar los datos lingüísticos que
explicar las intuiciones sobre la interconexión de propiedades fonológicas en términos de recibe del entorno, me parece que es demasiado fuerte40. Dentro de la
una teoría del componente fonológico, de explicar las intuiciones acerca de la interconexión
estrategia conceptual reconstructiva basta, más bien, la hipótesis más
de propiedades sintácticas en términos de una teoría del componente sintáctico, y de explicar
las intuiciones acerca de la interconexión de propiedades semánticas en términos de una teo- plausible de que la teoría de la gramática representa la competencia
ría del componente semántico. La teoría de la gramática trata finalmente de explicar las in- lingüística del hablante adulto. Ésta, a su vez, es resultado de un proce-
tuiciones acerca de la interrelación de propiedades de diferentes clases en términos de cone- so de aprendizaje, que quizá, incluso de forma similar a como acaece
xiones sistemáticas explicadas en el modelo de una gramática que suelda sus componentes en
con el desarrollo cognitivo o con la evolución de la conciencia moral,
una única teoría integrada de la relación sonido-significado en una lengua.
Estas observaciones se limitan, por supuesto, a describir lo que es el ideal teorético. Pero obedece a un patrón racionalmente reconstruible41. Esta misma tesis,
cuando la teoría de la gramática progresa hacia ese ideal, no solamente pone límites a la cons- como Bever propone, y sin necesidad de abandonar el marco catego-
trucción de gramáticas y suministra una interpretación más rica de estructuras gramaticales, rial de una teoría de la competencia, puede debilitarse aún más en el
sino que también define una clase cada vez más amplia de propiedades y relaciones gramati-
cales. Y al hacerlo así, delimita el ámbito de lo gramatical con más claridad, con más distin-
sentido de que mecanismos perceptuales no lingüísticos o sistemas de
ción y con más seguridad que como podría haberse hecho sobre la base de las intuiciones ini- saber no lingüísticos representan condiciones marginales para la ad-
ciales. Como Fodor ha señalado de forma bien convincente, tal teoría define literalmente su quisición y aplicación del saber gramatical de reglas.
materia en el curso de su propio progreso: «Se da, por tanto, un importante sentido en que — No sé muy bien en qué medida la crítica que en psicolingüística
una ciencia tiene que descubrir sobre qué versa: y lo hace descubriendo que las leyes y con-
ceptos que produce para explicar un conjunto de fenómenos, también pueden aplicarse con
se viene haciendo de las implicaciones confesadamente esencialistas de
provecho a otras clases de fenómenos. Por tanto, sólo retrospectivamente podemos decir de la teoría de la competencia de Chomsky podría hacerse derivar a su vez
todos los fenómenos abarcados por un determinado marco teorético que son precisamente de una confusión de paradigmas de investigación. Esto sólo podría dis-
ellos a los que nos referimos al emplear, por ejemplo, el término presistemático “suceso físi-
co”, “interacción química”, o “conducta”. En la medida en que tales términos o el uso que
hacemos de ellos, representan neologismos, el neologismo viene motivado por la constata-
ción de que teorías fecundas nos permiten acceder a símilaridades profundas que subyacen a R. Bartsch, Vennemenn (ed.), Linguistik und Nachbarwissenschaften, Kronberg, 1973, pági-
fenómenos superficialmente heterogéneos» (Fodor, J. A., Psychological Explanation, Nueva nas 225-241.
York, Random House, 1968, págs. 10-11). 40 E. H. Lenneberg, Biological Foundation of Language, Nueva York, 1967; id., «Ein Wort un-

39 H. Leuninger, M. H. Miller y F. Füller, Psycbolinguistik, Francfort, 1973; id. (ed.), Lin- ter uns», en Leuninger et al., Linguistik und Psychologie, loc. cit., págs. 53-72.
guistic and Psychology, Francfort, 1974; H. Leuninger, «Linguistik und Psychologie», en 41 L. Kohlberg, Die Entwicklung des Rindes, Francfort, 1974.

318 319
cutirse suficientemente si existiera claridad acerca de por qué vías las aquí el sitio a una versión más débil. Una investigación transcendental
teorías de la competencia podrían ser sometidas a comprobación y, lle- ha de ocuparse en adelante de la competencia de sujetos cognoscentes
son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.

gado el caso, a falsación. Tengo la impresión de que las investigaciones que juzgan qué experiencias pueden ser llamadas experiencias «cohe-
psicolingüísticas proceden en términos empírico-analíticos y pasan a rentes», para analizar después ese material en lo tocante a los presu-
limine por alto la distinción competencia/realización42. puestos categoriales universales y necesarios que contiene. Toda re-
construcción de un sistema de conceptos básicos o sistema categorial
de la experiencia posible ha de considerarse una propuesta hipotética
5. Pragmática universal versus hermenéutica transcendental
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que puede ser sometida a comprobación mediante nuevas experien-


cias. Llamamos «transcendental» a la estructura conceptual que se re-
Tras haber presentado la idea de una ciencia reconstructiva y ha- pite en todas las experiencias coherentes, mientras no quede refutada
berla explicado brevemente valiéndome del caso de la Lingüística que la afirmación de su necesidad y universalidad. En esta versión más dé-
procede en términos reconstructivos (y de la discusión de dos de las di- bil se abandona la pretensión de que de esa necesidad y universalidad
ficultades metodológicas que plantea), voy a detenerme aún en una pueda darse una prueba a priori.
cuestión más. ¿Qué relación guarda la reconstrucción (en términos de De ello se siguen consecuencias que apenas si son ya conciliables
pragmática universal) de las presuposiciones universales y necesarias con el programa original, pues no podemos excluir que nuestros con-
de los procesos de entendimiento posible con el tipo de investigación ceptos de objetos de la experiencia posible sólo puedan aplicarse con
que desde Kant se viene llamando análisis transcendental? Kant llama éxito bajo condiciones marginales contingentes que, por ejemplo, hasta
transcendental a una investigación que señala y analiza las condiciones ahora hayan podido regularmente cumplirse merced a constantes de la
a priori de la posibilidad de la experiencia. La idea subyacente es clara: naturaleza46. Pero entonces no podemos excluir que la estructura cate-
que junto al conocimiento empírico que se refiere a los objetos de la ex- gorial de la experiencia posible se haya desarrollado filogenéticamente
periencia, ha de haber un conocimiento transcendental que se ocupa y que en toda ontogénesis que discurra de forma normal surja de nuevo
de los conceptos de objetos en general, que anteceden a la experiencia. en un proceso que, por principio, puede resultar accesible a un análisis
Menos claro es el método con que cabe hacer mostración de esos con- empírico47. Ni siquiera podemos excluir que ese a priori de la experien-
ceptos a priori de objetos en general como condiciones válidas de las ex- cia, relatívizado en el sentido indicado, sólo valga para determinados
periencias posibles. Controvertido es ya el propio sentido de la tesis de círculos funcionales de la acción (aunque, eso sí, de profundas raíces
Kant de que: «Las condiciones a priori de la experiencia posible en ge- antropológicas) que hacen posible una determinada estrategia de obje-
neral son a la vez condiciones de posibilidad de los objetos de la expe- tivación de la realidad. El pragmatismo de orientación transcendental,
riencia»43. que inició Ch. S. Peirce trata de mostrar tal conexión estructural entre
La recepción analítica del programa kantiano, de la que Strawson experiencia y acción instrumental48, y la hermenéutica que parte de
representa un buen ejemplo44, conduce a una interpretación minima- Dilthey trata de hacer valer frente a ese a priori de la experiencia el a
lista de lo transcendental. Toda experiencia coherente se organiza en priori más amplio de la comprensión (Vertstehen) y de la experiencia co-
una red categorial; en la medida en que en cualesquiera experiencias municativa49.
coherentes descubrimos la misma estructura conceptual implícita, po- Sin embargo, en la perspectiva de una filosofía transcendental
demos llamar «transcendental» a este sistema categorial de la experien- transformada (en sentido de Appel) parecen demasiado apresuradas
cia posible. Esta concepción renuncia a la pretensión que Kant se pro- otras dos renuncias que la recepción analítica de Kant comporta: la re-
puso desempeñar con su deducción transcendental: a una prueba de la nuncia al concepto de constitución de la experiencia y a un tratamien-
validez objetiva de nuestros conceptos de objetos de la experiencia po-
sible en general 45 . El fuerte apriorismo de la filosofía kantiana cede 46 Así por ejemplo, la recepción de Kant por parte de la Escuela de Erlangen, que para

los conceptos básicos de la protofísica sólo supone un status trascendental en un sentido limi-
42 Cfr. sobre esto U. Oevermann, «Kompetenz und Performanz», MS, MPI Bildungsfors- tado; cfr. ahora el tomo de discusión editado por G. Böhme (ed.), Protophysik, Francfort,
chung, 1974. 1975.
43 Kant, Kritik der reinen Vermunft, A III. 47 De ello puede considerarse caracteristico el kantismo de J. Piaget.

44 B. Stroud, «Transcendental Arguments», Journ. Philos., 9, 1968, págs. 241-254; M. S. 48 Cfr. la introducción de K. O. Apel a su edición de Ch. S. Peirce, Schriften, I y III, Franc-

Gram, «Trascendental Arguments», Nous, 6, 1972, págs. 174-281; M. S. Gram, «Categories fort, 1967 y 1970.
49 Cfr. mi epílogo a la edición de bolsillo de Erkenntnis und Interesse, Francfort, 1973; cfr.
and trascendental Arguments», Man and World, 6, 1973, págs. 252-269.
45 R. Bittner, «Transzendental», Handbuch Philos. Grundbegriffe, t. 5, págs. 1524-1539 también Bubner, «Transzendentale Hermeneutik», en Simmon, Schäfer y Zimmerli (eds.),
(1974). Wissenschaftstheorie der Geschichtsmssemchaften, Hamburgo, 1975, págs. 57-70.

320 321
to explícito del problema de la validez. Las reservas contra un aprioris- es en el que suelo hablar de experiencia comunicativa. El oyente, al en-
mo demasiado fuerte no exigen en modo alguno, a mi juicio, el limitar- tender como participante en un proceso de comunicación la emisión
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se a un análisis lógico-semántico de las condiciones de las experiencias de otro hablante, hace, al igual que el observador que percibe un frag-
posibles. Abandonar el concepto de sujeto transcendental —de ese su- mento de realidad, una experiencia. En esta perspectiva comparativa,
jeto que efectúa la síntesis y que junto con sus estructuras que posibili- las manifestaciones o emisiones concretas corresponderían a objetos
tan el conocimiento se halla por encima de toda experiencia—, no sig- empíricos y las emisiones en general a objetos en general (en el sentido
nifica que tengamos que renunciar a un análisis en términos de prag- de objetos de la experiencia posible). Al igual que nuestros conceptos a
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mática universal de la aplicación de nuestros conceptos de objetos de la priori de objetos en general, es decir, al igual que la estructura concep-
experiencia posible, es decir, a una investigación de la constitución de tual de cualesquiera experiencias coherentes, también podríamos ana-
la experiencia50. Del abandono de la empresa de una deducción trans- lizar nuestros conceptos a priori de emisiones o manifestaciones en ge-
cendental tampoco se sigue la necesidad de transferir los problemas de neral: los conceptos básicos de situaciones de entendimiento posible,
validez a otros ámbitos de investigación, por ejemplo, a la teoría de la es decir, la estructura conceptual que nos permite emplear oraciones
ciencia o a la teoría de la verdad. Ciertamente que la relación entre ob- en emisiones correctas. A este marco categorial pertenecerían concep-
jetividad de la experiencia y verdad de las proposiciones se presentará tos como significado e intencionalidad, capacidad de lenguaje y acción
entonces de otra forma que como se presentaba bajo premisas kantia- («agency»), relación interpersonal, etc.
nas. En lugar de una prueba a priori tendremos una investigación trans- La expresión «situación de entendimiento posible», que en esta
cendental de las condiciones del desempeño argumentativo de aquellas perspectiva correspondería a la expresión «objeto de la experiencia po-
pretensiones de validez que se enderezan a un desempeño o resolución sible», muestra ya, sin embargo, que la obtención de las experiencias
discursivos51. que hacemos en los procesos de comunicación es secundaria frente a la
Sin embargo, me parece que es una interesante cuestión, e intere- meta de entenderse, a la que sirven esos procesos. Las estructuras uni-
sante no sólo en lo concerniente a terminología, si a tales investigacio- versales del habla han de investigarse ante todo bajo el aspecto de en-
nes de los presupuestos universales e inevitables de la comunicación tendimiento, no bajo el aspecto de experiencia. Pero en cuanto admiti-
(en este caso: los presupuestos del habla argumentativa) se les ha de se- mos esto, pasan a segundo plano los paralelos con una filosofía trans-
guir dando el nombre de «transcendentales». Cuando se quieren hacer cendental (sea cuál fuere la forma que se le dé). La idea subyacente a la
accesibles los procesos de entendimiento intersubjetivo (el «habla»), al filosofía transcendental es (simplificando un tanto las cosas) que cons-
igual que los procesos de conocimiento, a un análisis que reconstructi- tituimos las experiencias objetivando la realidad desde puntos de vista
vamente se orienta a presuposiciones52 universales y necesarias, quizá invariantes; esta objetivación se muestra en las suposiciones relativas a
lo más obvio, esto no voy a negarlo, sea recurrir al modelo de la filoso- objetos en general que necesariamente subyacen a toda experiencia co-
fía transcendental —y ello tanto más, cuanto que no ha existido un herente; éstas pueden, a su vez, analizarse como un sistema de catego-
Kant de la teoría del lenguaje y de la acción (a pesar de la crítica de Ha- rías. Pero para esta idea no encuentro correspondencia bajo la que cu-
mann a Kant y de la teoría del lenguaje de Humboldt). Pero este recur- piese situar el análisis de los presupuestos universales de la comunica-
so sólo es comprensible cuando se tiene a la vista una de esas versiones ción: las experiencias, si nos atenemos a la idea básica de Kant, son
débiles de la filosofía transcendental que acabo de mencionar. En este siempre experiencias constituidas; las emisiones, en todo caso, son
sentido habla Apel, para caracterizar programáticamente su plantea- emisiones generadas. Una investigación transcendental transferida a
miento, de hermenéutica transcendental o pragmática transcendental. procesos de entendimiento tendría, pues, que orientarse por otro mode-
Voy a señalar dos razones que me inclinan más bien a rechazar esta lo —no por el modelo de constitución de la experiencia que ofrece la
forma de expresarse. teoría del conocimiento, sino quizá por el modelo de la distinción en-
(a) A mí me parece pausible algo así como una investigación tre estructuras profundas y superficiales.
transcendental de los procesos de entendimiento mientras considere- (b) Además, la adopción de la expresión «transcendental» podría
mos éstos bajos el aspecto de procesos de experiencia. En este sentido ocultar la ruptura que ha tenido lugar mientras tanto con el aprioris-
mo. Kant tuvo que establecer una tajante distinción entre análisis em-
pírico y análisis transcendental. Pues bien, si entendemos la investiga-
F. Kambartel, Erfahrung und Struktur, Francfort, 1968.
50

Habermas, J., «Wahrheitstheorien», en este libro, más arriba págs. 113 y ss.
51 ción transcendental en el sentido de una reconstrucción de presuposi-
52 W. Sellars, «Presupposing», Phil. Rev., 63, 1954, págs. 197-215; P. F. Strawson, «A ciones universales e inevitables de las experiencias que pueden preten-
Reply to Mr. Sellars», Phil. Rev., 63, 1954, págs. 216-231. der ser objetivas, permanece, ciertamente, en pie la diferencia entre

322 323
procedimientos empírico-analíticos y procedimientos reconstructivos.
Pero, en cambio, se torna difusa la diferencia entre la apelación a un
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saber a priori y un saber a posteriori. Por un lado, la conciencia de regla de II


los hablantes competentes es para estos mismos un saber a priori; por
otro lado, la reconstrucción de ese saber exige averiguaciones que se
En la discusión sobre los actos de habla55 han cristalizado ideas so-
hacen recurriendo a sujetos empíricos —el lingüista se procura un sa-
bre las que pueden basarse los supuestos básicos de la pragmática uni-
ber a posteriori. Pues el saber implícito de los hablantes competentes se
versal. Pero el punto de vista que representa la pragmática universal,
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distingue tan profundamente de la forma explícita que adopta la des-


bajo el que voy a seleccionar y reflejar esas ideas, ha conducido a una
cripción en Lingüística, que el lingüista particular no puede abando-
interpretación que en algunos puntos importantes se aleja de la com-
narse a una reflexión acerca de sus propias intuiciones lingüísticas. Los
prensión (todavía determinada por la semántica filosófica) que Austin
procedimientos que se emplean para la reconstrucción y comproba-
y Searle tienen de la teoría de los actos de habla.
ción de hipótesis, para la valoración de propuestas de reconstrucción
rivales, para la obtención y elección de los datos, se asemejan en mu-
chos aspectos a los procedimientos usuales en las ciencias nomológí- 1. Tres aspectos de la pragmática universal
cas. Las diferencias metodológicas que pueden hacerse derivar de las
diferencias en la estructura de los datos (sucesos observables versus sig- La intención básica que la teoría de los actos de habla comparte
nos inteligibles), y de las diferencias entre estructura legaliforme y es- con el proyecto de desarrollar una pragmática universal se refleja en
tructura de regla, no bastan para expulsar a la Lingüística del círculo de que esa teoría tematiza las unidades elementales del habla (emisiones,
las ciencias empíricas. Ausserungen) con la misma actitud que la Lingüística las unidades del
Esto vale sobre todo de las teorías acerca de la ontogénesis, que, lenguaje (oraciones, Sätze). Meta del análisis reconstructivo del lengua-
como la psicología evolutiva cognitivista de Piaget, unen la descrip- je es la descripción explícita de las reglas que un hablante competente
ción estructural de competencias (al igual que la reconstrucción de los ha de dominar para formar oraciones gramaticalmente correctas y
patrones de evolución de esas competencias) con hipótesis acerca de
mecanismos causales53. Los paradigmas introducidos por Chomsky y
flections in Current Linguistic Theory», en Davidson, Harman (eds.), Semantics of natural Lan-
Piaget han supuesto un impulso para un tipo de investigación que se guage, Dordrecht, 1972. Característico del behaviorismo metodológico en Lingüística es tam-
caracteriza más por la peculiar conexión que establece entre análisis bién: H. Schnelle, Sprachphilosophie und Linguistik, Hamburgo, 1973. Añadido 1983: cfr. mien-
formales y análisis empíricos que por la separación de que estos dos ti- tras tanto J. Habermas, «Rekonstruktive vs. verstehende Sozialwissenschaften», en id., Moral-
pos de análisis fueron objeto en la filosofía transcendental clásica. La bewurstsein und kommunikatives Handeln, Francfort, 1983, 29-52.
55 J. L. Austin, How to do things with words (1955), Oxford, 1962; id., «Performative Utte-
expresión «transcendental», con la cual asociamos una contraposición rances», en Philosophical Papers, Oxford, 1970; para bibliografía sobre Austin, cfr. E. v. Sa-
a la ciencia empírica, no resulta, por tanto, apta para caracterizar, sin vigny, Die Philosophie der normalen Spracbe, Francfort, 1974, págs. 162-166.
dar lugar a malentendidos, una dirección de investigación como es la J. R. Searle, «What is a Speech Act», en M. Black (ed.), Philosophy in America, Ithaca, 1965;
pragmática universal. Tras esa cuestión metodológica se oculta la cues- id., «Austin on Locutionary and Illocutionary Acts», Phil. Rev., 77, 1968; id., Speech-Acts, Lon-
dres, 1969.
tión sistemática acerca del status, hasta el momento no suficiente aclara- W. P. Alston, Philosophy of Language, Englewoods Cliffs, 1964; id., «Linguistic Acts», Am.
do, de las ciencias experimentales no-nomológicas de tipo reconstruc- Phil. Quart., I, 1964, págs. 138-146.
tivo. Pero no puedo entrar aquí en esta cuestión. En todo casi sí he de L. J. Cohen, «Do Illocutionary Forces exist», Phil. Quart., 14, 1974, 118-137; ídem,
decir que parece poco prometedora la tentativa de pasar por alto o res- «Speech acts», Current Trends in Linguistics, 12, 1970.
R. M. Hare, «Meanjng and Speech Acts», Phil. Rev., 79, 1970, págs. 3-24; id., «Austins
tar importancia a las interesantes diferencias metodológicas que ese Distinction between Locutionary and Illocutionary Acts», en Hare, Practical [nferences, Lon-
tipo de ciencias ofrece e incluso de eliminarlas en el sentido del progra- dres, 1972.
ma de una ciencia unitaria54. D. Holdcroft, «Performatives and Statements», Mind, 83, 1974, págs. 1-19.
P. F. Strawson, «Intention and Convention in Speech Acts», Phil. Rev., 73, 1964, pá-
ginas 439-460.
S. Thau, «The Distinction between Rhetic and Illocutionary Act», Analysis, 32, 1971/72,
53 U. Oevermann, «Theorie der individuellen Bildungsprozesse», MS, MPI Bildungsfors- págs. 177-183.
chung (1974). Ch. Travis, «A Generative Theory of Speech Acts», en Rosenberg, Travis (eds.), Readings
54 Cfr. sobre esto la controversia entre Quine y Chomsky: N. Chomsky, «Quine‘s Empi- in the Philosophy of Language, Englewoods Cliffs, 1971, 599-613.
rical Assumptions»; W. V. O. Quine, «Replies», ambos en Davidson, Hintikka (eds.), Words G. J. Warnock, «Hare on Meaning and Speech Acts», Phil. Rev., 80, 1971, 80-84.
and Objections, Dordrecht, 1969, págs. 53-68 y 292-352; W. V. O. Quine, «Methodological Re- D. Wunderlich, Grundlagen der Linguistik, Hamburgo, 1974, págs. 309-352.

324 325
emitirlas de forma aceptable. La teoría de los actos de habla se reparte nos para la teoría de la semántica, la distinción entre oraciones y emi-
esta tarea con la Lingüística. Mientras que ésta última parte de que siones no sería relevante (o no lo sería mientras tengan que tomarse en
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todo hablante adulto dispone de un saber implícito susceptible de re- consideración contextos de emisión suficientemente típicos). Pues
construcción, en que se expresa su competencia lingüística de regla (de bien, en cuanto la distinción entre un análisis científico de oraciones y
generar oraciones), la teoría de los actos de habla postula una corres- un análisis pragmático de emisiones se torna vaga, amenaza también
pondiente competencia comunicativa de regla, a saber: la competencia con evaporarse el ámbito objetual de la pragmática universal.
de emplear oraciones en actos de habla. Se supone, además, que la ad a) Con ciertas restricciones57, yo asentiría a la afirmación de
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competencia comunicativa tiene un núcleo tan universal como la que un hablante, al convertir una oración bien formada en un acto de
competencia lingüística. Una teoría general de los actos de habla ten- habla orientado al entendimiento, no hace más que actualizar aquello
dría entonces que describir precisamente el sistema fundamental de re- que ya está implícito en las estructuras de la oración. Pero con ello no
glas que los hablantes adultos dominan en la medida en que pueden se ha negado todavía la diferencia entre generación de una oración gra-
cumplir las condiciones para un empleo afortunado de oraciones en actos de habla maticalmente correcta y empleo de esa oración en una situación de en-
—cualquiera sea la lengua particular a que las oraciones pertenezcan y tendimiento posible, ni mucho menos la diferencia entre los presu-
cualesquiera sean los contextos contingentes en que esas emisiones puestos universales que en ambos casos ha de cumplir un hablante
quedan en cada caso insertas. competente. Para emitir una oración, el hablante tiene que cumplir
La propuesta de investigar el empleo del lenguaje en términos de presupuestos universales de la comunicación. Aun cuando cumpla
teoría de la competencia comunicativa exige una revisión de los con- esos presupuestos conforme a las estructuras que ya vienen dadas en la
ceptos de competencia y realización. Chomsky56 entiende de entrada oración empleada, puede muy bien formar esa oración sin a la vez
estos conceptos de la siguiente forma: tiene sentido investigar las pro- cumplir los presupuestos específicos del habla. Esto podemos verlo
piedades fonéticas, sintácticas y semánticas de las oraciones en el mar- con claridad recurriendo a las referencias a la realidad en que toda ora-
co de una reconstrucción de la competencia (competence) lingüística y ción queda inserta, precisamente cuando se la emite y no antes. Al que-
dejar las propiedades pragmáticas de las emisiones a una teoría de la dar inserta la oración (a) en una relación con la realidad externa de
realización (performance) lingüística. Esta conceptuación suscita la cues- aquello que es percibido, (b) en una relación con la realidad interna de
tión de si la «competencia comunicativa» no será un concepto híbrido. aquello que el hablante quiere expresar como sus propias intenciones
A la base del deslinde entre lingüística y pragmática universal he em- y, finalmente (c) en una relación con la realidad normativa de aquello
pezado poniendo la distinción usual entre oraciones y emisiones, pues que se reconoce social y culturalmente, la oración así emitida queda
la generación de oraciones conforme a las reglas de la gramática repre- puesta bajo pretensiones de validez que la oración no-situada, es decir,
senta algo distinto que el empleo de oraciones conforme a reglas prag- que la oración como puro producto gramatical ni necesita cumplir ni
máticas que forman la infraestructura de las situaciones de habla. Pero puede cumplir. Una cadena de símbolos «cuenta» como oración de un
entonces se plantean las siguientes cuestiones: (a) ¿No podrían las es- lenguaje natural L, si, medida por el sistema de reglas GL, puede consi-
tructuras universales del habla, es decir, aquello que es común a las derarse una oración bien formada. La gramaticalidad de una oración
emisiones con independencia de los contextos particulares en que se significa (bajo un aspecto pragmático) que la oración, cuando un ha-
producen, quedar suficientemente determinadas por las estructuras blante la emite, resulta comprensible para todos los oyentes que dominan
universales de la oración? En este caso, el hablante, con su competen- GL. La inteligibilidad es la única pretensión universal (a satisfacer de
cia lingüística, a reconstruir por la ciencia que llamamos «Lingüística», forma inmanente al lenguaje) que los participantes en la comunicación
estaría también suficientemente dotado para dominar las situaciones pueden exigir de una oración. En cambio, la validez del enunciado que
de entendimiento posible, es decir, para la tarea general de emitir ora- se hace depende de si éste refleja o no una experiencia o un hecho; la
ciones, y, por tanto, no podría justificarse el postulado de una compe- validez de la intención expresada depende de si coincide con la inten-
tencia comunicativa universal que fuera distinta de la competencia lin- ción que tiene en mientes el hablante, y la validez del acto de habla eje-
güística. Además, se plantea (b) la cuestión de si las propiedades se- cutado depende de si ese acto se ajusta a un trasfondo normativo reco-
mánticas de las oraciones (o de las palabras) en el sentido de la teoría nocido. Mientras que una oración gramaticalmente correcta satisface la
del significado como uso, pueden elucidarse de otra forma que recu- pretensión de inteligibilidad, una emisión o manifestación lograda ha de sa-
rriendo a situaciones de posibles empleos típicos. Entonces, por lo me-
57 A las que me referiré más abajo a propósito del principio de expresabilidad de
56 N. Chomsky, Aspects of the Theory of Syntax, Cambridge, Mass., 1965. Searle.

326 327
tisfacer tres pretensiones más de validez: tiene que ser considerada ver- mente la competencia comunicativa para la que propongo una investi-
dadera por los participantes, en la medida en que refleja algo pertene- gación en términos de pragmática universal.
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ciente al mundo; tiene que ser considerada veraz, en la medida en que La parte más desarrollada de la pragmática universal es la que se re-
expresa las intenciones del hablante, y tiene que ser considerada normati- fiere a la función de exposición que cumplen las emisiones, p.e. al em-
vamente correcta, en la medida en que afecta a expectativas socialmen- pleo de oraciones predicativas universales. Este clásico ámbito de in-
te reconocidas. vestigación ha sido proseguido en la filosofía analítica en forma de un
Naturalmente en las estructuras superficiales de las oraciones pue- análisis lógico-semántico58. Que se trata de una investigación plantea-
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den identificarse rasgos que revisten una importancia especial para las da en términos de pragmática universal queda patente en que se tiene
tres funciones pragmáticas de una emisión, a saber, las funciones de re- sistemáticamente en cuenta el valor de verdad de los enunciados. La
flejar algo, de expresar una intención y de establecer una relación inter- semántica formal no investiga, como la Lingüística, oraciones en ge-
personal: las oraciones de contenido preposicional se emplean para re- neral, sino oraciones en su función de reflejar experiencias o hechos: el
producir una experiencia o un estado de cosas (o para referirse indirec- análisis se dirige sobre todo a la lógica del empleo de los predicados y
tamente a ellos); las expresiones intencionales, las formas modales etc, de expresiones que permiten la identificación de objetos. Sin embargo,
se emplean para expresar las intenciones del hablante; las oraciones esta parte de la pragmática universal es menos importante para una
realizativas se emplean para establecer relaciones interpersonales entre teoría de la comunicación. Para la parte de la pragmática universal,
hablantes y oyentes. Las estructuras universales del habla se reflejan que se refiere a la función comunicativa que cumplen las emisiones,
también en el plano de las estructuras de la oración. Pero, en la medida ofrécese como un buen punto de partida la teoría de los actos de habla,
en que consideramos una oración como producto gramatical, es decir, mientras que el análisis de la intencionalidad, que abre el camino para
con independencia de las situaciones de habla en las que puede emitir- una pragmática universal de la función expresiva del lenguaje, sólo po-
se, esas funciones pragmático-universales están todavía sin «ocupar». see hoy un escaso grado de madurez teorética59.
Para producir una oración gramaticalmente correcta, una oración que ad b) Una dificultad ulterior de mi propuesta de conceptuación
el lingüista pueda utilizar como ejemplo, un hablante competente sólo para una pragmática universal podría verse en que la teoría de la se-
necesita satisfacer la pretensión de inteligibilidad. Para ello tiene que mántica no encaja bien en esta distinción entre un análisis efectuado en
dominar el correspondiente sistema de reglas gramaticales; y a esto es a términos de Lingüística, que se ocuparía de las oraciones, y un análisis
lo que llamamos capacidad de lenguaje, analizable en términos de Lin- pragmático que se ocuparía de las emisiones. Los diversos plantea-
güística. Cosa distinta es su capacidad de comunicación, que sólo es ac- mientos de teoría semántica muestran una amplia dispersión. Las teo-
cesible a un análisis pragmático. Por capacidad de comunicación en- rías del significado60 planteadas en términos de Lingüística tratan de
tiendo la capacidad de un hablante dispuesto a entenderse, para inser- aprehender sistemáticamente el contenido semántico de las expresio-
tar una oración bien formada en referencias a la realidad o relaciones nes lingüísticas. La explicación en términos de gramática transformacional de las
con la realidad, es decir: estructuras superficiales de las oraciones parte, o bien de estructuras se-
— para elegir el contenido enunciativo de suerte que refleje o mánticas profundas, o cuenta con la inclusión de elementos semánti-
(cumpliendo determinadas condiciones de verdad) mencione una ex- cos en las estructuras sintácticas. Este planteamiento conduce por lo
periencia o un hecho (de forma que el oyente pueda compartir el saber regular a una combinatoria (construida en términos elementalistas) de
del hablante), rasgos semánticos universales. De forma similar procede la semántica de
— para manifestar sus intenciones de suerte que la expresión lin- contenidos, que por vía de un análisis formal de las relaciones de sentido
güística reproduzca lo que el hablante tiene en mientes (de forma que
el oyente pueda confiar en el hablante),
58 P. F. Strawson, Individuals, Londres, 1959; M. Dummett, Frege, Philosophy of Language;
— para ejecutar el acto de habla de suerte que cumpla normas re-
E. Tugendhat, Vorlesungen zur analytischen Bedeutungstheorie, Francfort, 1976.
conocidas o responda a autoimágenes aceptadas (de suerte que el oyen- 59 Para el análisis de la intencionalidad y de la emisión de intenciones: W. Sellars, «Em-
te pueda concordar en esos valores con el hablante). piricism and Philosophy of Mind», en Metaphysics, Londres, 1968; R. M. Chisholm, «Intentio-
En la medida en que estas decisiones no dependen de condiciones nality and the Mental», en Minnesota Studies, t I, 1963, págs. 507-539; id., Science and Metaphysics,
de saber particulares ni de contextos cambiantes, sino que hacen que Londres, 1968; E. Tugendhat, «Phänomenologie und Sprachanalyse», en Festschrift für Gada-
mer, II, Tubinga, 1970, págs. 3-24; J. Hintikka, Knowledge and Belief, Ithaca, 1962;
las oraciones puedan emplearse en las funciones pragmáticas universa- Ch. Taylor, «Explaining Action», Inquiry, 13, 1970, pág. 54-89.
les de exposición, de autopresentación y de establecimiento de relacio- 60 Cfr., por ejemplo, B. B. Steinberg y Jakkovits (eds.), Semantics, Cambridge, 1971, 157-

nes interpersonales, se expresa en ellas (en esas decisiones) precisa- 484; también H. E. Boekle, Semantik, Munich, 1972.

328 329
aclara las estructuras semánticas de un léxico dado. Las debilidades de actos de habla que satisfacen las pretensiones de validez que son la ver-
estos planteamientos desarrollados en Lingüística consiste en que sólo dad, la veracidad y la rectitud normativa. De las teorías filosóficas del
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se incluye ad hoc la dimensión pragmática del empleo de oraciones, por significado como uso la pragmática universal se distingue, por otra
más que la teoría del significado como uso desarrollada a partir de parte, porque el significado de las expresiones lingüísticas sólo entra en
Wittgenstein hace valer con muy buenas razones que el significado de consideración en la medida en que viene determinado por las propie-
las expresiones lingüísticas sólo puede elucidarse por referencia a situa- dades formales de las situaciones de habla en general pero no por las situa-
ciones de uso posible. ciones de empleo típicas e incluso contingentes.
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines

Las teorías pragmáticas de la semántica61 se ven, por su parte, ante la di- Voy a acabar con un resumen de los puntos de vista analíticos bajo
ficultad de establecer un deslinde entre las situaciones de uso típicas de los que en el marco de la semiótica pueden deslindarse diversos planos
una expresión lingüística y aquellos contextos que contingentemente de análisis y sus correspondientes ámbitos objetuales.
tienen la fuerza de generar significado adicional pero que no tocan el
núcleo semántico de la expresión lingüística. ¿Conforme a qué criterio (a) Oraciones versus emisiones. Si partimos de actos de habla concretos,
hemos de elegir de entre los comportamientos efectivos lo que haya de insertos en determinados contextos, y prescindimos de todos los aspec-
considerarse comportamiento típico? La semántica de la referencia62, ya se tos que esas emisiones deben a sus funciones pragmáticas, nos queda-
plantee como teoría de la designación extensional o intensional, define mos con expresiones lingüísticas; mientras que la unidad elemental del
el significado de una expresión por la clase de objetos a los que esa ex- habla es el acto de habla, la unidad elemental del lenguaje es la oración.
presión puede aplicarse en oraciones verdaderas. Bajo esta premisa El deslinde se produce bajo el aspecto de condiciones de validez. La
puede explicarse el significado de expresiones que entran en oraciones oración gramaticalmente bien formada satisface la pretensión de inte-
con función expositiva. Pero no se ve por qué la teoría de la semántica ligibilidad, el acto de habla comunicativamente logrado exige, además
habría de otorgar un monopolio a la función expositiva del lenguaje y de inteligibilidad de la expresión lingüística, que los participantes en la
preterir el resto de significados que el lenguaje desarrolla en otras fun- comunicación estén dispuestos a entenderse y entablen y supongan
ciones. mutuamente satisfechas las pretensiones de verdad, veracidad y recti-
Estas consideraciones preliminares sólo tenían por fin apoyar la tud. Las oraciones son objeto de análisis lingüísticos, los actos de habla
sospecha de que la teoría de la semántica no es probable que pueda de- objetos de un análisis pragmático.
sarrollarse con éxito como una teoría unitaria. Pero si ha de quedar (b) Lengua particular versus lenguaje en general. La tarea de la Lingüís-
compuesta de fragmentos heterogéneos, de las dificultades que ofrece tica consiste primariamente en desarrollar para cada lengua particular
el deslinde entre semántica y pragmática (que por lo demás también se una gramática, de suerte que a cualquier oración de esa lengua pueda
dan a la hora de establecer un deslinde entre semántica y sintaxis) no hacerse corresponder una descripción estructural. La teoría general de
puede deducirse ninguna objeción contra la importante separación la gramática tiene, en cambio, por objeto la reconstrucción del sistema
metodológica que la pragmática universal establece entre un análisis de reglas que subyace a la capacidad de un sujeto de generar oraciones
de las estructuras de las oraciones y un análisis de las estructuras de las bien formadas en cualquier lengua. La teoría de la gramática plantea,
emisiones. El análisis de las estructuras universales del habla puede por tanto, la pretensión de reconstruir o de ser una reconstrucción de
muy bien partir de las estructuras universales de las oraciones. Pero la capacidad lingüística universal de los hablantes adultos (significan-
sólo se dirige a las propiedades formales de las oraciones bajo el aspecto do esta competencia lingüística, según una versión fuerte del concepto,
de la posibilidad de emplear oraciones como elemento del habla, es decir, la capacidad de, en virtud de una disposición innata, desarrollar las hi-
para las funciones de exposición, expresión y participación. También pótesis que gobiernan la adquisición del lenguaje, mientras que, según
la pragmática universal puede entenderse como un análisis semántico. una versión más débil la competencia lingüística representa el resulta-
Pero se distingue de las teorías del significado que se desarrollan en do de procesos de aprendizaje interpretados en términos constructi-
Lingüística porque los significados de las expresiones lingüísticas sólo vistas).
resultan relevantes en la medida en que esas expresiones se emplean en (c) Aspectos del análisis lingüístico. Toda expresión lingüística puede
considerarse desde, a lo menos, tres puntos de vista analíticos: la foné-
tica investiga una expresión lingüística como inscripción en un medio
61 Son
ejemplares los trabajos de P. W. Alston.
62 F.
v. Kuschera, Sprachphilosophie, Munich, 1971, págs. 117-161; H. Schnelle, Sprachphilo-
subyacente, es decir, como producto fónico, como producto escrito,
saphie und Linguistik, Hamburgo, 1973, págs. 190-240; D. Wunderlich, Grundlagen der Linguis- etc.; la teoría de la sintaxis investiga una expresión lingüística en lo
tik, Hamburgo, 1974, págs. 238-273. concerniente a las conexiones formales de las unidades de significado

330 331
completo más pequeñas; la teoría de la semántica investiga el conteni- Fig. 13. Niveles analíticos
do semántico de las expresiones lingüísticas. Manifiestamente, la teo-
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ría de la fonética y la teoría de la sintaxis son teorías lingüísticas auto- Plano teorético Ámbito objetual
suficientes, mientras que la teoría de la semántica no puede desarro- Lingüística Oraciones
llarse plenamente en la actitud del lingüista, es decir, prescindiendo de gramática oraciones de una lengua particular
aspectos pragmáticos. teoría de la gramática reglas de la generación de oraciones en
(d) Actos de habla concretos vs. situación de oraciones en cualesquiera actos de cualquier lengua
Aspectos del análisis lingüístico
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habla. La tarea de la pragmática empírica consiste primariamente en la


aprehensión descriptiva de acciones de habla o actos de habla típicos teoría de la fonética (fonemas) inscripciones
teoría de la sintaxis reglas sintácticas
de la situación de que se trate, que se producen en un determinado me- teoría de la semántica unidades léxicas
dio, medio que a su vez puede analizarse desde puntos de vista socioló-
gicos, etnológicos y psicológicos. La teoría pragmática general tiene, Pragmática actos de habla
pragmática empírica actos de habla típicos de una determi-
en cambio, por objeto la reconstrucción de sistemas de reglas que sub-
pragmática universal nada situación
yacen a la capacidad de un sujeto para emitir oraciones en cualquier si- reglas para la situación de oraciones en
tuación. La pragmática universal plantea, por tanto, la pretensión de Aspectos del análisis pragmático uni- cualesquiera actos de habla.
reconstruir la capacidad de los hablantes adultos de insertar de tal suer- versal
te oraciones en referencias a la realidad, que esas oraciones puedan asu- teoría de la oración elemental actos de identificación y de predica-
mir las funciones pragmáticas de exposición, autoexposición y estable- ción
teoría de la expresión intencional emisión lingüística de intenciones.
cimiento de relaciones interpersonales. Esta competencia comunicati- teoría de los actos ilocucionarios establecimiento de relaciones interper-
va se expresa entre otras cosas en las operaciones que la hermenéutica sonales.
estiliza y convierte en un arte, a saber: en que las emisiones pueden pa-
rafrasearse con emisiones (de igual contexto) de la misma lengua o
traducirse a emisiones (de un contexto comparable) de una lengua
extraña.
(e) Aspectos pragmático-universales. Las tres funciones universales de
exponer algo, manifestar la intención del hablante y establecer una re- 2. La forma estándar del acto de habla — El principio
lación personal entre hablante y oyente con ayuda de una oración, sub- de expresabilidad de Searle
yacen a todas las funciones que una emisión puede cumplir en contex-
tos particulares. El cumplimiento de esas funciones se mide por las
condiciones universales de validez que son la verdad, la veracidad y la Pieza nuclear de la teoría de los actos de habla es la clarificación del
rectitud. Así, todo acto de habla puede considerarse desde los corres- status realizativo (performativen) de las emisiones lingüísticas. El sentido
pondientes puntos de vista analíticos. La teoría de la oración elemental en que puedo emitir una oración en actos de habla, lo analizó Austin
investiga el contenido proposicional bajo el punto de vista de un análi- como fuerza ilocucionaria de los actos de habla o acciones de habla. Al
sis semántico-formal del enunciado; una teoría, aún apenas desarrolla- emitir una promesa o una afirmación o una advertencia, ejecuto al
da, de la expresión intencional investiga el contenido intencional (re- tiempo con las correspondientes oraciones una acción. Trato de hacer
ferido al hablante) desde el punto de vista de la relación entre subjetivi- una promesa, de hacer una afirmación, de hacer una advertencia: hago
dad e intersubjetividad lingüística, y, finalmente, la teoría de los actos cosas diciendo algo. Aunque existen otros modos de empleo del len-
de habla investiga la fuerza ilocucionaria desde el punto de vista de una guaje —Austin menciona, entre otros, «escribir poesías» y «contar
análisis interaccionista del establecimiento de relaciones interperso- chistes»—, lo mejor es partir de casos no complicados. Toda emisión o
nales. manifestación, para poder ser entendida en una situación dada, tiene
El siguiente diagrama reproduce las mencionadas distinciones se- que establecer y expresar, por lo menos implícitamente, una determinada
mióticas (fig. 13). relación entre hablante y oyente. Podemos también decir que la fuerza
Para una teoría de la acción comunicativa es central el tercer aspecto iocucionaria de un acto de habla consiste en fijar el modo del conteni-
de las emisiones, a saber: el establecimiento de relaciones interpersona- do emitido.
les. Por tanto, voy a empezar partiendo de la teoría de los actos de habla. Pues bien, la distinción usual entre aspecto de contenido y aspecto

332 333
de relación de una emisión63 tiene de entrada un significado trivial. pues, con más exactitud. Para ello podemos partir de ejemplos están-
Quiere decir que con una emisión la oración empleada queda inserta dar, en torno a los cuales se ha desarrollado la teoría de los actos de ha-
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en un contexto, queda situada en determinadas relaciones de interac- bla. Los actos de habla tienen en alemán65 (en castellano) típicamente
ción. Toda emisión explícitamente realizativa establece (y a la vez pre- la siguiente forma:
senta o expone) en cierto modo una relación de interacción entre, a lo
menos, dos sujetos capaces de lenguaje y de acción. Pero trivial es esta «Yo te ............. que ............ .»
circunstancia mientras, bajo el aspecto de relación, nos limitemos a su- verbo oración
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brayar el carácter de emisión o manifestación del habla por oposición


al contenido del habla. Si con fuerza ilocucionaria de un acto de habla Por ejemplo: «Yo te prometo que vendré mañana.»
no se quisiera decir otra cosa, el concepto de «ilocucionario» podría va-
ler, a lo sumo, para glosar el hecho de que las emisiones lingüísticas tie- «Se ........... que ............ .»
nen el carácter de acciones, de que son acciones de habla, actos de habla. verbo oración
No es ahí donde puede radicar el interés de ese concepto. Veo más bien
ese interés en la peculiar fuerza generativa de los actos de habla. Por ejemplo: «Se ruega que dejen de fumar.»
De esa fuerza generativa hago derivar el que un acto de habla pue-
«Yo ............ ........... te que............. .»
da lograrse (o malograrse). Podemos decir que un acto de habla se lo-
gra cuando entre hablante y oyente se establece una relación, y por v. auxiliar verbo oración
cierto la relación pretendida por el hablante, y cuando el oyente puede
entender y aceptar el contenido emitido por el hablante en el sentido Por ejemplo: «Puedo asegurarte que yo no he sido.»
que viene indicado en el propio acto de habla, p. e. como promesa,
como afirmación, como consejo. La fuerza generativa consiste, pues, En lo que a terminología se refiere me voy a atener a las siguientes
en que el hablante, en la ejecución de su acto de habla, obra de tal suer- reglas. El acto de habla explícito satisface en su estructura superficial la for-
te sobre un oyente que éste puede entablar con él una relación interper- ma estándar si se compone de una parte ilocucionaria y una parte preposicional.
sonal64. Ahora bien, de toda interacción, y no sólo de los actos de habla, El elemento ilocucionario consiste en un acto ilocucionario que se ejecuta
puede afirmarse que establece una relación interpersonal. Las accio- con ayuda de una oración realizativa. Esta oración está en presente de in-
nes comunicativas, adopten una forma explícitamente lingüística o no, dicativo y en forma positiva y contiene como sujeto lógico un pronom-
están referidas a un contexto de normas de acción y valores. Sin el con- bre en primera persona y como objeto lógico (objeto directo) un pro-
texto normativo que representan las rutinas, los roles, las formas de nombre en segunda persona; el predicado formado con ayuda de la ex-
vida en que hemos crecido, en una palabra: las convenciones, la acción presión realizativa consiente por lo general la partícula «hiermit, hereby»
particular quedaría indeterminada. Todas las acciones comunicativas («por la presente...»)66. Este componente realizativo necesita ser com-
cumplen o transgreden expectativas sociales normativamente fijadas o pletado con un componente proposicional, que se forma con la ayuda
convenciones. Satisfacer en la acción una convención significa que un de una oración de contenido proposicional. La oración de contenido propo-
sujeto capaz de lenguaje y de acción entabla una relación interpresonal sicional, siempre que se emplea en actos de habla constatativos, toma
a lo menos con otro sujeto. De ahí que el establecimiento de una rela- la forma de una oración enunciativa. La oración enunciativa predicativa
ción interpersonal sea un criterio que no resulta suficientemente selec- elemental consta de (a) un nombre o una descripción definida, con cuya ayuda
tivo para nuestros fines. Ya al principio he subrayado que quiero limi- el hablante designa un objeto, del que quiere enunciar algo, y de (b)
tar el análisis a los casos paradigmáticos de acción orientada al enten- una expresión de predicado para la determinación general que el ha-
dimiento, explícitamente lingüística. Este deslinde ha de efectuarse, blante quiere atribuir al objeto o negar del objeto. En los actos de habla

63 P. Watzlawick, J. H. Beavin y D. D. Jackson, Pragmatics of Human Communication, Nueva 65 D. Wunderlich, «Zur Konventionalität von Sprechhandlungen», en Wunderlich (ed.),

York, 1967. Linguistische Pragmatik, loc. cit., pág. 16; véase también en ese mismo artículo la caracteriza-
64 Una teoría de la comunicación, que tenga por meta reconstruir las condiciones de la ción que en términos de lingüística hace Wunderlich de la forma estándar, caracterización en
acción orientada al entendimiento, no exige incondicionalmente como unidad básica del la que no voy a entrar aquí. Cfr. también su análisis de los consejos en Wunderlich, Grundla-
análisis pares de actos de habla complementarios, es decir, actos de habla recíprocamente eje- gen, loc. cit., págs. 349 y ss.
66 Excepciones son los actos de habla representativos que, cuando son explícitos, tam-
cutados y aceptados, pero sí la emisión de un hablante, que pueda ser no sólo entendida, sino
también aceptada, por a lo menos otro sujeto capaz de lenguaje y de acción. bién pueden adoptar una forma negativa: «No te voy a ocultar que...»

334 335
no constatativos el contenido proposicional no se enuncia, sino que se a un taxi, al empezar el trabajo en mi despacho a las ocho de la mañana,
menciona, coincidiendo el «contenido proposicional» con lo que se viene al reaccionar con el gesto de un padre desesperado a las pésimas califi-
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denominando «unasserted proposition». (Distingo, pues, entre la oración caciones del niño, al sumarse a una manifestación, al expresar la no
nominalizada «que p», que expresa un estado de cosas, y la oración aceptación de una invitación manteniéndose lejos, al dar la mano a un
enunciativa «p», que refleja un hecho, y debe su fuerza asertórica a la candidato que ha superado un examen, etc., sigo o trasgredo determi-
circunstancia de quedar inserta en cada caso en un acto de habla del nadas convenciones. Naturalmente, estas expectativas normativas tie-
tipo de una afirmación, es decir, de quedar asociada con el acto ilocu- nen un contenido proposicional; sin embargo, el contenido proposi-
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cionario de afirmar. En la lógica formal tratamos, sin embargo, las cional tiene que ser ya conocido por los participantes para que el com-
oraciones enunciativas como unidades autónomas; sólo el valor de portamiento expresado pueda considerarse comienzo de mi jornada la-
verdad que artibuimos a «p» por oposición en «que p», nos recuerda allí boral, reacción de un padre, participación en una manifestación, en
la preterición sistemática de la inserción del enunciado en un acto de una palabra: como acción. La propia manifestación no verbal no pue-
habla constatativo)67. de expresar el contenido proposicional de la norma que estoy presupo-
A los actos de habla que tienen la mencionada estructura los llamo niendo, pues no puede cumplir funciones expositivas; ciertamente que
proposicionalmente diferenciados. Se distinguen de las interacciones puede entenderse como un indicador que trae a la memoria el conteni-
simbólicamente mediadas, por ejemplo, de un grito como «¡fuego!» do proposicional de la norma presupuesta.
(que provoca acciones complementarias, acciones de ayuda o reaccio- Los actos de habla proposicionalmente diferenciados permiten, a
nes de huida) porque un componente proposicional del habla queda causa de su función expositiva, una mayor libertad de movimiento y
desconectado del acto ilocucionario de suerte que a) el contenido configuración en la observancia de normas. El inicio de la jornada de
enunciativo puede mantenerse invariante pese a los cambios de poten- trabajo a las ocho de la mañana sólo permite la opción de aparecer o no
cial ilocucionario y b) el modo holístico de lenguaje, en que expectati- aparecer; en caso de aparecer: ser puntual o retrasarme; en caso de no
va de comportamiento, exposición y expresión son todavía una misma aparecer: disculparme o no aparecer sin disculpa alguna, etc. Las accio-
cosa, puede disociarse de los modos diferenciados de lenguaje. Sobre nes no verbales son, a menudo, resultado de tales ramificadas decisio-
esto volveré en la próxima sección. En este lugar baste constatar que nes sí/no. Pero, cuando el oyente puede expresarse verbalmente, se en-
este nivel de diferenciación del habla es condición para que una acción cuentra en una situación más rica en alternativas. Puede expresar el
pueda asumir funciones expositivas, es decir, pueda enunciar algo so- mismo acto de habla, p.e. un mandato, de formas muy diferenciadas;
bre el mundo, sea directamente en forma de enunciado, sea indirecta- puede cumplir el mismo segmento de rol, p. e. el de un profesor de in-
mente mediante mención de un contenido proposicional. glés haciendo un dictado en una clase, con actos de habla muy distin-
Los actos de habla explícitos tienen siempre un componente pro- tos. En una palabra, el habla proposicionalmente diferenciada permite
posicional en el que se expresa una experiencia o un estado de cosas. al agente, frente a un transfondo normativo reconocido, más grados de
A las acciones no lingüísticas les falta normalmente este componente; libertad que una interacción no verbal.
no pueden, por tanto, cumplir funciones expositivas. Al hacer señales Ciertamente que las emisiones proposicionalmente diferenciadas
en modo alguno tienen siempre una forma lingüística, como demues-
67 Apartándome de un uso muy extendido no considero consecuente distinguir entre tra el ejemplo de un lenguaje gramaticalizado de signos, por ejemplo, el
enunciados y afirmaciones diciendo que un enunciado, al ser afirmado, queda ciertamente lenguaje estandarizado de los sordomudos. En este contexto podrían
inserto en una determinada situación de habla, pero que no recibe de ello su fuerza asertórica. mencionarse también los gestos con el dedo índice, pues representan
Pienso más bien que la fuerza asertórica de un enunciado no puede reconstruirse de otro
modo que por referencia a la pretensión de validez que un hablante competente, al afirmarlo,
un equivalente del empleo de expresiones referenciales y, por tanto,
entabla a su favor. El que tal pretensión, en caso necesario, pueda desempeñarse argumenta- complementan el habla proposicional. Por otro lado, se dan también
tivamente, es decir, el que el enunciado sea «válido» (verdadero) depende ciertamente de si actos de habla que no están proposicionalmente diferenciados, a saber:
satisface determinadas condiciones de adecuación. Bien es verdad que podemos considerar a actos de habla ilocucionariamente abreviados como «hola» empleado
los enunciados monológicamente, es decir, como productos simbólicos, con valores abstrac-
tos de verdad, sin referencia a un hablante; entonces estamos precisamente abstrayendo de la
como fórmula de saludo, o «jaque» y «mate» como expresiones realiza-
situación de habla en la que un contenido enunciativo cobra una referencia a la realidad por tivas para determinadas jugadas y sus consecuencias. La circunstancia
la circunstancia de ser afirmado como enunciado, es decir, cumple la condición para poder de que falte un componente proposicional pone a estas manifestacio-
ser verdadero o falso. Tal abstracción, sin embargo, sólo resulta obvia (e incluso a menudo nes verbales en el mismo plano que acciones no lingüísticas normales,
permanece oculta al lógico) porque la pretensión de verdad entablada por el hablante es uni-
versalista, es decir, tiene el sentido de que, aunque se haya entablado en una determinada si-
las cuales se refieren, ciertamente, al contenido proposicional de una
tuación, podría ser defendida en todo tiempo contra las dudas de cualquiera. convención presupuesta, pero sin reproducirlo.

336 337
Como primer paso para el deslinde de las unidades pragmáticas del — cuando el sentido realizativo viene exclusivamente determina-
análisis podemos definir, del conjunto de las acciones comunicativas do por el contexto de la emisión,
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que descansan sobre la base consensual de pretensiones de validez recí- — cuando el sentido realizativo sólo viene indicado, es decir, sólo
procamente entabladas y reconocidas, el subconjunto de los actos de ha- viene expresado por el tono de voz (o por signos de puntuación, por la
bla proposicionalmente diferenciados. Pero tampoco esta determinación es colocación de las palabras, o por partículas como: ¿verdad?, ¿no?, cla-
suficientemente selectiva. Pues entre estas emisiones se encuentran ac- ro, etc.).
tos de habla tales como «apostar», «bautizar», «nombrar», etc. Pese a su
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contenido proposicional diferenciado (apostar por...), están ligados a Finalmente, entre los actos de habla explícitos de forma estándar
una única institución (o a una clase estrictamente circunscrita de insti- han de excluirse todavía aquellos que se presentan en contextos que
tuciones) y pueden, por tanto, considerarse como equivalentes de ac- desplazan el significado. Es lo que ocurre cuando el significado prag-
ciones que cumplen normas presupuestas, bien sea de forma no lin- mático de un acto de habla dependiente del contexto se desvía del sig-
güística, o ilocucioñariamente abreviada. La ligazón institucional de estos nificado de las oraciones empleadas en el acto de habla (y de las condi-
actos de habla se muestra entre otras cosas en que los contenidos pro- ciones generales de contexto indicadas en el propio acto de habla que
posionales permitidos vienen estrictamente circunscritos por el senti- han de cumplirse para el tipo de actos de habla de que se trate). De esta
do de la apuesta, el bautismo, el nombramiento, el matrimonio, etc: se exigencia da razón el «principio de expresabilidad» de Searle. En prin-
apuesta por premios, se bautiza con el nombre de, se nombra a uno cipio ha de ser posible que todo acto de habla que se ejecuta o pudiera
para desempeñar tal o cual cargo, se toma por esposo o esposa al otro ejecutarse quede unívocamente determinado por una oración compleja
contrayente, etc. Para los actos de habla institucionalmente ligados con tal de suponer que el hablante expresa su intención de forma lite-
pueden señalarse siempre determinadas instituciones; para los actos de ral, explícitamente y con exactitud.
habla institucionalmente no ligados pueden darse sólo condiciones ge- Kanngießer ha dado a este principio la siguiente forma: «Para todo
nerales de contexto, que típicamente han de cumplirse para que el acto significado x vale lo siguiente: si existe un hablante H de una comuni-
de habla pueda lograrse. Los actos de habla institucionalmente ligados dad de lenguaje P que quiere decir x, entonces ha de ser posible que en
expresan una determinada institución de forma tan directa como los el lenguaje hablado en P haya una expresión que sea expresión exacta
actos proposicionalmente no diferenciados y las acciones no verbales de x»68. En nuestro contexto podemos debilitar este postulado en el
expresan una norma presupuesta. Para explicar qué significan los actos sentido de que en un lenguaje dado, para toda relación interpersonal
de apostar o bautizar, he de referirme a la institución de la apuesta o del que un hablante quiera entablar explícitamente con otro miembro de
bautismo. En cambio, los mandatos, o los consejos, o las preguntas, no su comunidad de lenguaje, o bien se dispone de una expresión realizati-
representan institución alguna, sino tipos de actos de habla que se aco- va adecuada, o en caso necesario puede obtenerse o introducirse me-
modan a muy distintas instituciones. La «ligazón institucional» es, diante una especificación de expresiones disponibles. Con estas modi-
ciertamente, un criterio que no permite en todos los casos una clasifi- ficaciones puede hacerse frente a las reservas que ha suscitado el prin-
cación unívoca: mandatos puede haberlos en todas partes donde estén cipio de Searle69. El sentido heurístico es, sin embargo, claro: si el pos-
institucionalizadas relaciones de autoridad; los nombramientos presu- tulado de expresabilidad es válido, entonces el análisis puede limitarse
ponen organizaciones especiales de cargos, es decir, organizaciones de a los actos de habla explícitos institucionalmente no ligados que se pre-
cargos burocráticamente desarrolladas; y los casamientos exigen una sentan en forma estándar.
única institución (que, por otro lado, está universalmente difundida). El diagrama siguiente resume los puntos de vista desde los que he
Pero esto no anula la utilidad del punto de vista analítico. Los actos de ha- deslindado la clase de actos de habla que utilizo para el análisis (véase
bla institucionalmente no ligados se refieren (en la medida en que tienen fig. 14, página siguiente).
en general un sentido regulativo) a aspectos generales de las normas Hasta el momento no he hablado de la inserción de la acción co-
de acción; pero no vienen definidos por instituciones determinadas. municativa (de la acción «orientada al entendimiento») en otros tipos
Las unidades analíticas que buscamos podemos definirlas ahora de acción. A mí me parece que la acción estratégica (por ejemplo, el
como actos de habla proposicionalmente diferenciados e institucionalmente no liga- comportamiento competitivo, los juegos competitivos, y, en general,
dos. Sin embargo, sólo resultan aptos para el análisis aquellos que adop-
tan una forma verbal explícita. Pues muy a menudo el contexto en que 68 S. Kanngiesser, «Aspekte zur Semantik und Pragmatik», en Linguistische Berichte, H. 24,
los actos de habla están insertos hace superflua su forma lingüística es- 1973, págs. 1-28, aquí pág. 5.
tándar, como, por ejemplo: 69 Wunderlich, Grundlagen, loc. cit., págs. 337 y ss.

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las formas de acción que responden al patrón utilitarista de acción ra-
cional con arreglo a fines) así como la acción simbólica (todavía no
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analizada suficientemente) (por ejemplo, un concierto, un baile y en


general, formas de acción ligadas a sistemas no propos dónales de ex
3. Sobre la doble estructura del habla
presión simbólica) se distinguen de la acción comunicativa porque
queda en suspenso esta o aquella pretensión de validez (la veracidad en
la acción estratégica, la verdad en la acción simbólica). Voy a volver ahora a la característica doble estructura que puede leer-
se en la forma estándar de los actos de habla. Es claro que ambos com-
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ponentes de los actos de habla, el ilocucionario y el proposicional, pue-


Fig. 14. La deducción de las unidades analíticas den variar con independencia el uno del otro. Podemos mantener in-
de la teoría de los actos de habla variable un contenido proposicional frente a los distintos tipos de ac-
tos de habla en que aparece. En esta abstracción del contenido enun-
ciativo respecto del enunciado afirmado se expresa un rendimiento fun-
damental de nuestro lenguaje. En ello se distingue el habla proposicio-
nalmente diferenciada de las interacciones simbólicamente mediadas
que ya observamos en los primates70. De este carácter invariante de los
contenidos enunciativos o preposicionales; en o pese al cambio de mo-
dos, pueden aducirse cualesquiera ejemplos; para el caso del contenido
proposicional «Pedro fumando en pipa» pueden darse los siguientes:
«Afirmo que Pedro fuma en pipa.»
«Te ruego (Pedro) que fumes en pipa.»
«Te pregunto, Pedro, si fumas en pipa.»
«Te advierto, Pedro, que has de fumar en pipa», etc.
En una perspectiva genética este carácter invariante de los conteni-
dos preposicionales se presenta como una desconexión de componente ilocu-
cionario y componente proposicional en la formación y transformación de ac-
tos de habla. Esta desconexión es condición para la diferenciación de
la doble estructura del habla, es decir, para la separación de dos niveles
de comunicación en los que hablante y oyente han de entenderse simul-
táneamente si se quieren comunicar mutuamente sus intenciones. Voy a
distinguir entre a) el plano de la intersubjetividad en que el hablante y
el oyente establecen mediante actos ilocucionarios relaciones que les
permiten entenderse entre sí y b) el plano de las experiencias y estados de co-
sas, sobre los que hablante y oyente tratan de entenderse en el medio de
la función comunicativa fijada por (a). Al aspecto de relación interper-
sonal y al aspecto de contenido, bajo los que pueden analizarse cuales-
quiera emisiones, corresponden en la forma estándar el contenido ilo-
cucionario y el contenido proposicional del acto de habla. El acto ilo-
cucionario fija el sentido en que se emplea el contenido proposicional,
y el complemento de ese acto determina el contenido que bajo la fun-
ción comunicativa fijada es entendido «como algo...».
70 I. Dornbach, «Primatenkommunikation», MS 1975. Para la diferenciación relativa-

mente temprana de diversos tipos de actos de habla en la evolución lingüística del niño cfr.
ahora la tesis doctoral de M. Miller, «Die Logik der frühen Sprachentwicklung», Francfort,
1975.

340 341
Este «como» hermenéutico puede diferenciarse conforme a los dos en que ha de emplearse el contenido proposicional. La metacomunica-
planos de comunicación. Mediante una proposición, un objeto identi- ción acerca del sentido en que se emplea una oración de contenido
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ficable, cuya existencia se supone, puede determinarse predicativamente proposicional exige una actitud realizativa (performative Einstellung) de
«como algo» (por ejemplo, como un objeto «rojo», «blando», «ideal»); los participantes en la comunicación. La peculiar reflexividad de los
este contenido proposicional puede, a su vez, en conexión con un acto lenguajes naturales descansa, pues, primariamente en el modo como aso-
ilocucionario (o simplemente por su inserción en un acto de habla) ser cian una comunicación del contenido proposicional efectuada en acti-
emitido «como algo» (por ejemplo, como un mandato o como una afir- tud objetivante y una metacomunicación efectuada en actitud realizati-
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mación). Ciertamente que podemos hablar en este segundo caso de va acerca del aspecto de relación bajo el que ha de entenderse ese con-
«determinación» ilocucionaria de la misma forma que en el primero tenido proposicional.
hablamos de determinación predicativa, pero la determinación se re- Sin embargo, los participantes en una comunicación tienen, nor-
fiere entonces no a un objeto en el mundo, sino al modo en que comu- malmente, la posibiliad de objetualizar todo acto de habla que hayan
nicamos acerca de algo que tiene lugar en el mundo. Correspondiente- efectuado, como contenido de un acto de habla (constatativo) poste-
mente, podemos distinguir entre comprensión (Verstehen) ilocuciona- rior. Pueden adoptar frente al componente ilocucionario de un acto de
ria y comprensión predicativa. Comprendemos ilocucionariamente la habla ejecutado una actitud objetivante y desplazar ese contenido ilo-
tentativa (aceptable) de establecer una relación interpersonal; com- cucionario al plano de los contenidos proposicionales —pero esto sólo
prendemos una específica referencia al mundo, en la que podemos en- pueden hacerlo ejecutando un nuevo acto de habla, que, por su parte,
trar, en la medida en que podemos resolvernos a tomar en serio la ofer- contiene un componente ilocucionario no objetivado. Las menciones
ta que con su acto de habla nos hace un hablante. En cambio, entende- directas o indirectas del habla estandarizan esta posibilidad que tienen
mos predicativamente el contenido proposicional de una emisión; es los lenguajes naturales de hacer explícita su reflexividad. La metaco-
decir, entendemos qué hay de ese objeto en el marco del mundo consti- municación que en el acto de habla tn tiene lugar en el plano de la in-
tuido en común para hablante y oyente. Se puede decir en ambos casos tersubjetividad, puede quedar reflejada en un acto de habla (constatati-
que el oyente llega a entender algo; pero la comprensión predicativa con- vo) tn + 1 en el plano de los contenidos proposicionales. En cambio, no
duce a un entendimiento acerca de algo (en el mundo), mientras que la es posible ejecutar un acto de habla y al mismo tiempo objetivarlo71.
comprensión ilocucionaria produce un entendimiento de otro tipo Por lo demás, esta opción ha servido a veces de motivo para incu-
—un resolverse a algo, a saber: a la aceptación de una relación interper- rrir en una falacia descriptiva, de la que también han sido víctimas al-
sonal (que es una referencia al mundo). gunas teorías pragmáticas. Las estructuras del habla, sólo podemos
Con la doble estructura del habla guarda relación un rasgo funda- analizarlas, como cualquier otro objeto, en actitud objetivante; pero en
mental del lenguaje, a saber: la reflexividad que le es inmanente. Las ese análisis, como hemos mostrado, el correspondiente acto ilocucio-
posibilidades estandarizadas de mención directa e indirecta del habla nario no puede convertirse en objeto uno actu. Esa circunstancia ha lle-
se limitan a hacer explícita una autorreferencialidad, que ya está conte- vado a muchos teóricos del lenguaje al error de que los procesos de co-
nida en todo acto de habla. Los participantes en un diálogo, al satisfa- municación se desarrollan en un único plano, en el plano de la trans-
cer la doble estructura del habla, tienen que comunicar simultánea- misión de contenidos (= informaciones). Desde esta perspectiva el as-
mente en ambos niveles, tienen que unir la comunicación de un conte- pecto de relación interpersonal pierde su autonomía frente al aspecto
nido con la comunicación acerca del sentido en que se emplea el conte- de contenido. El papel comunicativo de una emisión pierde su signifi-
nido comunicado. Aquí la expresión «metacomunicación» puede indu- cado constitutivo y queda convertido en un contenido informativo. El
cir a error porque la solemos asociar con el concepto de «metalengua- operador pragmático del enunciado que en las exposiciones formaliza-
je» y conduce a una idea de niveles de lenguaje, según la cual en cada ni- das (por ejemplo, de las lógicas deónticas) representa al componente
vel superior pueden hacerse enunciados metalingüísticos acerca del
lenguaje objeto situado en el nivel inferior. Pero el concepto de jerar- 71 En una carta G. Grewendorf me señala como contraejemplo la firma de un tratado, de
quía de lenguajes es un concepto introducido para los lenguajes forma- una petición, etc., en la que tiene lugar una simultánea objetualización del correspondiente
les a los que precisamente falta la reflexividad del lenguaje ordinario. acto ilocucionario. Pero sólo parece ser posible la siguiente alternativa: o la firma del tratado
Además, en un metalenguaje uno se refiere siempre al lenguaje objeto cobra valor jurídico con ayuda de una emisión realizativa —y entonces no estamos ante una
objetualización—, o bien la firma no verbal del tratado viene acompañada por la constata-
en una actitud objetivamente; se hacen enunciados metalingüísticos. Por ción «S firma el tratado X» —y entonces se trata de dos actos ilocucionarios paralelamente
el contrario, en el plano metacomunicativo del habla es imposible ha- ejecutados e independientes (de suerte que normalmente estamos ante una división de roles:
cer enunciados; en ese plano se elige, más bien, el papel ilocucionario el estadista firma, el periodista informa acerca de la firma del tratado).

342 343
ilocucionario de la emisión no se interpreta ya como un determinado ne significado la oración subordinada de contenido proposicional: «Lo
modo de entendimiento acerca de contenidos proposicionales, sino como que Austin llama la fuerza ilocucionaria de una emisión es el aspecto
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parte de la información transmisible. de su significado que, o bien le viene dado por su prefijo explícitamen-
No voy a entrar en este lugar a analizar esta falacia, pero sí quiero te realizativo, si la oración lo tiene, o que podría haberle sido dado por
llamar la atención sobre una consecuencia de ella: la de que, una vez el uso de un prefijo explícitamente realizativo»72.
que se incurre en ella, se pasa por alto en el planteamiento teórico la Pero este convincente argumento prescinde de la circunstancia de
significación constitutiva que tiene la doble estructura del habla. En que la «force» es algo que de forma específica sólo conviene a las emi-
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contra de lo cual, entiendo, por mi parte, que la tarea de una pragmáti- siones. Así pues, de entrada cabe dar en la idea de reservar «force» para
ca universal consiste, precisamente, en una reconstrucción racional de el contenido semántico que cobra la oración por la circunstancia de ser
la doble estructura del habla. Partiendo de la teoría de los actos de ha- emitida, es decir, de quedar inserta en las estructuras del habla. Pues
bla de Austin voy a tratar de precisar esta tarea por el lado de los pro- podemos distinguir el significado que se produce por el empleo de una
blemas que plantean el concepto de significado (4) y el concepto de va- oración en una emisión, del fenómeno del significado de una oración.
lidez (5). Podemos hablar en sentido pragmático del significado de una emisión de
forma similar a como hablamos, en el sentido de la Lingüística, del sig-
nificado de una oración. Así, Alston ha tomado ocasión del hecho de que
4. Categorías de significados en la perspectiva los mismos actos de habla puedan ejecutarse con ayuda de oraciones
de una pragmática universal muy distintas, para dar en cierto modo al significado pragmático una
primacia sobre el lingüístico. En el sentido de una consecuente teoría
La contraposición que establece Austin entre acto locucionario y del significado como uso, Alston propone que los significados de las
acto ilocucionario ha puesto en marcha una amplia discusión que ha oraciones (y de las palabras) son función del significado de los actos de
dado lugar también a algunas aclaraciones en teoría del significado. habla en que esas oraciones «primaria» o «principalmente» se em-
Austin reservó el concepto de «meaning» para el significado de las ora- plean73. Pero esta propuesta tiene la desventaja de no prestar suficiente
ciones de contenido proposicional, y empleó el concepto de «force» atención a la relativa autonomía de los significados de las oraciones
sólo para el acto ilocucionario de emisión de oraciones de contenido frente a los cambios contingentes de significado que una oración puede
proposicional. Resultan así las siguientes correspondencias: experimentar en diversos contextos. Y también hay que añadir que,
meaning — sense and reference —locutionary act manifiestamente, el significado de una oración es menos dependiente
force — attempt to reach an uptake — illocutionary act de las intenciones del hablante que el significado de una emisión.
Aun cuando una oración muy a menudo se emplee en un contexto
que pragmáticamente introduce variaciones en el significado de esa
Para justificar estas correspondencias Austin podía recurrir al he-
oración y se emplee también con intenciones muy distintas, su signifi-
cho de que oraciones del mismo contenido proposicional pueden emi-
cado lingüístico tiene que mantenerse constante; así, por ejemplo,
tirse en actos de habla de tipo distinto, lo que quiere decir: con distinta
cuando determinados roles sociales prescriben emitir los mandatos en
fuerza ilocucionaria o en modos distintos. Sin embargo, la distinción
forma de ruegos. El significado pragmático de la emisión (como man-
propuesta resulta insatisfactoria. Cuando se introduce «significado»
dato) nada cambia en el significado lingüístico de la oración empleada
sólo como significado de una oración en el sentido de la Lingüística
(como ruego). Esto constituye una razón más para preferir las condi-
(entendiéndose el significado de la oración, bien como función de los
ciones estándar bajo las que el significado pragmático de un acto de ha-
significados de las palabras que contiene o, con Frege, los significados
bla explícito coincide con el significado lingüístico de las oraciones
de las palabras que la oración contiene como funciones de los signifi-
empleadas en él. Pero, precisamente en el caso de un acto de habla ex-
cados posibles de la oración), no se ve bien por qué hemos de limitar-
plícito en forma estándar, aparece de nuevo en primer plano la dife-
nos a los componentes proposicionales de los actos de habla. Pues tam-
bién sus componentes ilocucionarios tienen manifiestamente un signi-
ficado en el sentido de la lingüística. En el caso de una emisión explíci- 72 L. J. Cohen, «Do illocutionary force exist?», en Rosenberg y Travis (eds.), Readings, loc.

cit., págs. 580-598, aquí pág. 587.


tamente realizativa, el verbo realizativo empleado tiene un significado 73 W. P. Alston, «Meaning and Use», en Rosenberg, Travis (eds.), Readings, loc. cit., pá-
(en el sentido del léxico de una lengua) y la oración realizativa formada ginas 403-419, aquí pág. 412: «No puedo encontrar casos en que la mismidad de significados
con su ayuda tiene también un significado, de forma similar a como tie- no dependa de la mismidad de acto ilocucionario.»

344 345
rencia categorial entre el significado de las expresiones originalmente expresión aparece originalmente. Pero, ¿qué quiere decir en este con-
empleadas proposicionalmente, por un lado, y el significado de las texto «originalmente»? Pongamos como ejemplo dos oraciones:
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fuerzas ilocucionarias (asi como de las intenciones emitidas), por otro. (3) Te digo que el nuevo coche de Pedro es amarillo.
En ello queda patente que tiene sentido explicar el par conceptual (4) Te pregunto si el nuevo coche de Pedro es amarillo.
«meaning» versus «force» por referencia a la diferencia entre el significa- La comprensión de ambos actos ilocucionarios (distintos) está liga-
do lingüístico de una oración y el significado pragmático de una emi- da a presupuestos distintos que la comprensión de su contenido prepo-
sión. sicional (que es el mismo). La diferencia se hace visible en cuanto se
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El análisis lingüístico del significado de una oración abstrae de las atiende a las condiciones que han de cumplir las situaciones en las que
determinadas referencias a la realidad en que queda situada la oración alguien que domine el castellano podría aprender esos significados, es
tan pronto como es emitida, y de las pretensiones de validez bajo las decir, entenderlos originaria u originalmente.
que con ello queda puesta. Por otro lado, tampoco es posible efectuar El significado de la oración cuyo contenido proposicional es «el
un análisis consecuente del significado sin apelar a alguna situación de ser-amarillo del nuevo coche de Pedro» puede entenderlo un oyente a
empleo posible. Ahora bien, toda expresión lingüística puede emplear- condición de que haya aprendido a emplear adecuadamente la oración
se para hacer enunciados. También los componentes ilocucionarios enunciativa
del habla (y las expresiones originariamente intencionales) pueden ob- (5) El nuevo coche de Pedro es amarillo,
jetivarse con la ayuda de ulteriores enunciados. De ahí que resulte ten- para, por ejemplo, expresar la correspondiente experiencia, en este
tador asegurar al análisis lingüístico del significado de las expresiones caso su observación de que el nuevo coche de Pedro es amarillo. Es
lingüísticas una cierta unidad, refiriéndolo en todos los casos a las po- menester suponer la capacidad de hacer esta observación u observacio-
sibilidades de empleo de esas expresiones en proposiciones. Pero esto nes similares, pues un empleo adecuado de la oración enunciativa (5)
sólo tiene sentido para aquellas expresiones que no pueden aparecer exige del hablante (por lo menos) los siguientes rendimientos:
más que en los componentes proposicionales del habla. El significado (a) la presuposición de existencia: hay un objeto y sólo un objeto tal
de las expresiones realizativas debería aclararse, en cambio, por refe- que le conviene la denominación «nuevo coche de Pedro»,
rencia a sus posibilidades de uso en actos ilocucionarios (y el significa- (b) la presuposición de identificabilidad: el contenido proposicio-
do de las expresiones originariamente intencionales, apelando a las po- nal reflejado (empleado denotativamente) en la expresión «el nuevo
sibilidades de una emisión directa de intenciones). La explicación lin- coche de Pedro» basta a un oyente en un determinado contexto como
güística del significado de «prometer» debería orientarse por las posibi- indicación para seleccionar el objeto y sólo el objeto al que conviene tal
lidades de empleo de la oración: caracterización,
(1) te prometo que... (c) el acto de predicación: al objeto designado puede atribuírsele el
y no por posibilidades de empleo de la oración: predicado «amarillo».
(2) él le promete que... Y correspondientemente, la comprensión del significado de la ora-
(Correspondientemente, la explicación del significado de «odiar» debe- ción enunciativa contenida en (5) exige del oyente que
ría referirse a la oración: (a)’ comparta la presuposición (a) del hablante;
(1’) te odio (b)’ cumpla la presuposición (b) del hablante, es decir,
y no a la oración: identifique, en efecto, el objeto designado;
(2’) él le odia.) (c)’ haga, por su parte, el acto de predicación (c).
Solamente porque (y sólo mientras) el análisis lingüístico del signi- Otra cosa es lo que ocurre con los componentes ilocucionarios de
ficado se parcializa (se parcialice) en favor de las formas proposiciona- las emisiones (3) y (4). El significado de «aviso» o «pregunta» sólo pue-
lizadas 2 (ó 2’) surge la necesidad de completar el significado de la ex- de entenderlo un hablante a condición de que haya aprendido a parti-
presión lingüística mediante el significado de la fuerza ilocucionaria de cipar en actos de habla logrados del tipo
una emisión (y de la intención de un hablante). Esa circunstancia es la (6) te aviso (o te anuncio) que...
que probablemente motivó también a Austin a distinguir entre «mea- (7) te pregunto si...
ning» y «force». Pero a mí me parece obligado diferenciar ya el análisis es decir, a asumir los papeles tanto de hablante (que actúa) como de
lingüístico de una expresión (y no sólo el significado pragmático de oyente (que coopera). La ejecución de un acto ilocucionario, a diferen-
una emisión) conforme a las posibilidades universales de empleo (y las cia del empleo de una oración enunciativa, no puede servir para expre-
correspondientes pretensiones de validez), en las que (o bajo las que) la sar una observación. Aquí tampoco ha de presuponerse esencialmente

346 347
la capacidad de tener percepciones. Antes bien, la ejecución de un acto como (8) y (9) las expresiones como «avisar» y «preguntar» tienen un
de habla es condición para que resulte posible una experiencia, a saber: la tono semántico que, evidentemente, lo han tomado de la fuerza que sólo
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experiencia comunicativa que hace el oyente cuando acepta la oferta pueden poseer cuando desempeñan roles ilocucionarios (como en (6)
contenida en el acto de habla intentado por el hablante y entra en la re- y (7)).
lación interpersonal que se establece entre quien avisa de algo o comu- En el sentido de estas dos categorías de significados podemos, pues,
nica algo y quien recibe tal aviso o comunicación, o en la relación que mantener la distinción de Austin entre force y meaning; «force» represen-
se establece entre la persona que hace una pregunta y la persona que ta entonces el significado de expresiones que originalmente se emplean
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responde. en el contexto de actos ilocucionarios, y «meaning» representa enton-


Mientras que la comprensión de (5) presupone la posibilidad de ex- ces el significado de expresiones que originalmente se emplean en el
periencias sensoriales (experiencias del tipo de las observaciones), de la contexto de proposiciones. Distinguimos, pues, entre «force» y «mea-
comprensión de (6) y (7) ha de decirse que esa comprensión misma re- ning» como dos categorías de significados que resultan de las funciones
presenta una experiencia comunicativa (una experiencia del tipo de la pragmáticas universales de comunicación (establecimiento de relacio-
«observación participante»): la comprensión ilocucionaria es una ex- nes interpersonales), por un lado, y de exposición (reproducción de un
periencia posibilitada comunicativamente. estado de cosas), por otro. (La tercera categoría de significado, que co-
La diferencia entre significados originalmente ilocucionarios y sig- rresponde a la función expresiva, es decir, a la manifestación de viven-
nificados originalmente proposicionales (force y meaning en el sentido de cias, la paso aquí por alto, aunque para las oraciones intencionales po-
Austin) puede hacerse derivar de las diferencias de situaciones de drían hacerse consideraciones similares ajas que acabo de hacer para
aprendizaje posibles. El significado de los actos ilocucionarios sólo lo los actos ilocucionarios.)
aprendemos en la actitud reaiizativa de participantes en actos (accio- Como resultado de esta discusión quisiera retener:
nes) de habla; el significado de oraciones de contenido proposicional, —No tiene sentido reservar el concepto de «significado» para el
en cambio, lo aprendemos en la actitud no reaiizativa de observadores componente proposicional de un acto de habla y caracterizar el signifi-
que reproducen correctamente en oraciones enunciativas sus experien- cado del componente ilocucionario sólo mediante un operador prag-
cias74. Los significados originalmente ilocucionarios los aprendemos mático (que designe una determinada fuerza ilocucionaria).
cuando entramos en el plano de la intersubjetividad y establecemos — Pero, por otro lado, es también insuficiente reconstruir el sig-
una relación interpersonal; los significados originalmente proposicio- nificado de una oración realizativa exactamente igual que el significa-
nales los aprendemos cuando reproducimos experiencias con los obje- do de una oración de contenido proposicional: el componente ilocu-
tos del mundo. Pero con independencia de esta diferencia de origen, cionario de un acto de habla no expresa ni una proposición ni mencio-
los significados aprendidos en actitud reaiizativa pueden aparecer tam- na un contenido proposicional75.
bién en oraciones de contenido proposicional: — Igualmente insuficiente es la tentativa de equiparar la fuerza
(8) te aseguro que me dijo ayer (o que me avisó ayer de) ilocucionaria con el componente semántico que adquiere una oración
que... mediante el acto de su empleo en un contexto dado.
(9) te informo que me preguntó ayer si... — Desde la perspectiva de una pragmática universal debe estable-
Esta circunstancia puede explicar por qué la analizada diferencia
entre ambas categorías de significado se pasa a menudo por alto. Sin 75 Véase en contra de esto B. Richards, «Searle on Meaning and Speech Acts», Foundation
embargo, en las oraciones de contenido proposicional, los significados of Language, 7, 1971, págs. 519-538, aquí pág. 536: «Austin sostenía que oraciones tales como
de expresiones que pueden emplearse en actitud realizativa, se distin- Ra (te prometo que te pagaré en un año) no aseveran algo que sea o bien verdadero o bien fal-
guen de los significados de las palabras que (como las expresiones no- so, es decir, no aseveran proposiciones. Estoy de acuerdo con eso; pero esto no invalida la
pretensión de que Ra expresa, no obstante, una proposición ... a saber, la proposición de que
minales y predicativas en (5)) sólo pueden aparecer como componentes
Ra.» Richard no equipara el contenido proposicional del acto de habla Ra, con el contenido
semánticos en oraciones de contenido proposicional. En emisiones proposicional de la oración subordinada «Te pagaré en un año», sino con el contenido del
acto de habla Ra objetualizado, que entonces ha de quedar inserto en un acto de habla ulte-
74 Para la ontogénesis me parece que puede resultar fecunda una combinación de la teo- rior Rv, por ejemplo, «Te comunico que le prometí que le pagaría en un año». Considero que
ría del significado de Piaget en lo tocante a los esquemas cognitivos que se forman con la ma- esta confusión de las oraciones realizativas con la reproducción asertórica de su contenido
nipulación de objetos (cfr. H. G. Furth, Piaget and Knowledge, Englewood Cliffs, M. J., 1969) y constituye un error categorial, que, dicho sea de paso, invalida el argumento de Richards
la teoría del significado de Mead en lo tocante a los conceptos que se forman en las in- contra el principio de expresabilidad de Searle, especialmente contra su propuesta de analizar
teracciones (cfr. Arbeitsgruppe Bielefelder Soziolgen (eds.), Alltagswissen, Interaktion und el significado de los actos de habla en su forma estándar en términos del significado de las
gesellscbafftliche Wirklichkeit, 2 tomos, Hamburgo, 1973). oraciones empleadas en los actos de habla.

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cerse más bien una distinción categorial en el significado de las expre- rio (en forma de una oración realizativa)78. Lo que Austin inicialmente
siones lingüísticas, según que sólo puedan aparecer en oraciones que había introducido como acto locucionario quedaba ahora sustituido
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asumen una función expositiva, o puedan servir específicamente al es- por a) el componente preposicional contenido en todo acto de habla
tablecimiento de relaciones interpersonales o a la manifestación de in- explícito, y b) una clase especial de actos ilocucionarios que imputan
tenciones del hablante76. la verdad como pretensión de validez —actos de habla constatativos.
Más tarde Austin consideró también los actos de habla constatativos
como una clase más entre distintas clases de actos de habla. Las dos
5. Tematización de pretensiones de validez
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oraciones:
y modos de comunicación (1) afirmo que...
(2) te aviso que...
La contraposición que establece Austin entre actos locucionarios y expresan por igual actos ilocucionarios79. Pero como interesante con-
actos ilocucionarios no sólo se ha vuelto importante para una teoría secuencia se sigue entonces que la pretensión de validez contenida en
del significado; a propósito de este par conceptual se ha puesto tam- los actos de habla constatativos (verdad/falsedad) representa simple-
bién en marcha una discusión sobre los tipos básicos de actos de habla mente un caso especial entre las pretensiones de validez que el hablan-
y los modos básicos de uso del lenguaje. Originalmente Austin había te entabla en los actos de habla frente al oyente, y cuyo desempeño o
deslindado ambos tipos de actos de la siguiente forma: resolución ofrece:
— the performative should be doing something as oposed to just «En general podemos decir lo siguiente: tanto en el caso de los
saying something; and enunciados (y, por ejemplo, de las descripciones) como en el de los avi-
— the performative is happy or unhappy as opposed to true and sos etc, puede suscitarse la cuestión de si, supuesto que se hizo el aviso y
false77. que se tenía derecho a avisar, supuesto que se hizo un enunciado, o que
— (El realizativo sería hacer algo, por contraposición a simple- se dio un consejo, se hizo bien en (se tenía razón al) hacer ese enunciado,
mente decir algo; y dar ese aviso, o dar ese consejo —no en el sentido de si era oportuno o
— el realizativo puede ser afortunado o desafortunado, por con- conveniente, sino en el sentido de si, dados los hechos y nuestro cono-
traposición a ser verdadero o falso.) cimiento de los hechos y el propósito para el que estábamos hablando,
Este deslinde comportaba las siguientes correspondencias: etc, era eso lo que era adecuado decir»80.
locutionaty acts — constatives —true/untrue En este pasaje acentúa Austin la pretensión de razón o pretensión de
illocutionary acts — performatives —happy/unhappy. validez que entablamos con cualesquiera actos de habla (y no sólo con
los constatativos). Pero sólo distingue de paso entre esas pretensiones y
(Actos locucionarios — constatativos — verdadero/falso las condiciones generales de contexto, típicas para cada acto de habla,
actos ilocucionarios —realizativos —afortunado/desafortunado). que asimismo han de cumplirse para que el acto de habla pueda lograr-
se, es decir, de las «happiness/unhapiness conditions» en general. Para
Pero este deslinde entre actos locucionarios e ilocucionarios no las afirmaciones vale, lo mismo que para las advertencias, consejos,
pudo mantenerse cuando se vio que todos los actos de habla, también promesas etc, que sólo pueden lograrse si se cumplen las dos condicio-
los constatativos, tienen un componente locucionario (en forma de nes siguientes: (a) «to be in order», y (b) «to be right»: «Pero la conclu-
una oración de contenido proposicional) y un componente ilocuciona- sión que realmente habría que sacar es que necesitamos... establecer
con respecto a cada clase de acto ilocucionario —advertencias, estima-
ciones, veredictos, enunciados y descripciones— cuál es la forma espe-
cífica en que se pretenden como tales actos, primero para poder consi-
76 Una consecuencia de esta propuesta es que cada una de las subteorías pragmático-
derarlos “to be in order” o “not in order”, y segundo, “to be rigth” o
formales, es decir, la teoría de los actos ilocucionarios, así como la teoría de la oración ele-
mental (y de las expresiones intencionales) puede hacer su aportación específica a la teoría “wrong”; y qué criterios de evaluación se utilizan para cada uno, y qué
del significado. Incluso en la elección que hace Austin de los términos meaning y force resuena significan esos criterios. Es éste un amplio campo que ciertamente no
el perjuicio descriptivista, superado ya, si no desde Humboldt, sí a lo menos desde Wittgens-
tein, de que la teoría de la oración elemental, que tiene por fin aclarar significado y referen-
cia, puede reclamar un monopolio en lo concerniente a teoría del significado (De este prejui- 78 Ibíd.,
pág. 147; Searle, Speech Acts, loc. cit., págs. 64 y ss.
cio vive, naturalmente, también la semántica de la referencia). 79 Austin, «Performative Utterances», en Phil. Papers, loc. cit., pág. 248.
77 Austin, How to do, loc. cit., pág. 312. 80 Austin, How to do, loc. cit., pág. 144.

350 351
conducirá a una simple distinción de “verdadero” y “falso”; ni tampo- tido de la proposición expresada en ésta última pertenece esencialmen-
co conducirá a distinguir entre enunciados y el resto de los actos de ha- te la pretensión de validez «verdad». Las pretensiones de verdad son,
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bla, pues enunciar es sólo un acto más entre los numerosos actos de ha- por tanto, pretensiones de validez de un tipo que está inscrito en las es-
bla de clase ilocucionaria»81. tructuras del habla posible en general. La verdad es una pretensión
Los actos de habla pueden estar «en orden» en lo tocante a restric- universal de validez: su universalidad se refleja en la doble estructura
ciones típicas de contexto (a), pero sólo pueden ser «válidos» en rela- del habla.
ción con una pretensión fundamental que el hablante entabla en cada Retrospectivamente se asegura Austin de lo que originalmente
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caso con su acto ilocucionario (b). Volveré todavía sobre estas dos cla- tuvo en mientes con la contraposición entre actos de habla constatati-
ses de condiciones que han de cumplirse para que los actos de habla vos y no constatativos («constatatives» versus «performatives»):
puedan lograrse. En este lugar sólo me interesa la circunstancia de que «Con las emisiones constatativas, abstraemos de los aspectos ilocu-
la comparación entre actos de habla constatativos y no constatativos cionarios del acto de habla y nos concentramos en los locucionarios:
arroja luz sobre la base de validez que, manifiestamente, subyace a todos además hacemos uso de una noción supersimplificada de correspon-
los actos de habla. dencia con los hechos... nos ponemos como meta el ideal de lo que se-
Por este lado, se torna ante todo claro el puesto especial que ocu- ría correcto decir en todas las circunstancias, con cualquier propósito,
pan los actos de habla constatativos. Las afirmaciones se distinguen de ante cualquier audiencia. Quizá esto pueda considerarse realizado algu-
otros tipos de actos de habla no por su doble estructura realizativo/ nas veces; con las emisiones realizativas fijamos casi toda nuestra aten-
proposicional; ni tampoco por condiciones generales de contexto que ción en la fuerza ilocucionaria de la emisión y abstraemos de la dimen-
típicamente varían con cada clase de actos de habla; pero sí que se dis- sión de correspondencia con los hechos»82.
tinguen de (casi) todos los demás actos de habla porque prima facie im- Tras percatarse que los actos de habla constatativos sólo represen-
plican una pretensión de validez inequívoca: la pretensión de validez tan un tipo de actos de habla entre otros, Austin abandonó la mencio-
«verdad». También para otros tipos de actos de habla apenas podrá ne- nada contraposición en favor de un conjunto de desordenadas familias
garse que implican algún tipo de pretensión de validez; pero cuando se de actos de habla. Pienso, sin embargo, que lo que Austin pretendió
trata de señalar exactamente qué tipo de pretensión de validez impli- con la contraposición «constatative» versus «performative», puede re-
can, rara vez nos topamos con una pretensión de validez de contornos construirse en términos más adecuados.
tan claros y universalmente reconocida como es la pretensión de vali- Hemos visto que una comunicación lingüística sólo puede tener
dez «verdad» (en el sentido de verdad proposicional). La razón de ello lugar si los participantes, al comunicar entre sí sobre algo, se mueven a
salta a la vista: la pretensión de validez de los actos de habla constatati- la vez en dos planos de comunicación: el plano de la intersubjetividad,
vos es presupuesta, en cierto modo, por los actos de habla de cualquier en que entablan relaciones personales, y el plano de las experiencias y
tipo. El significado del contenido proposicional mencionado en los ac- estados de cosas que constituyen el contenido de la comunicación.
tos de habla no constatativos puede hacerse explícito por transforma- Pues bien, en un determinado segmento de habla, puede convertirse en
ción de una oración «-que p» en la oración enunciativa «p» —y al sen- tema más bien la relación interpersonal, o más bien el contenido pro-
posicional; correspondientemente, hacemos un uso más bien interacti-
vo o más bien cognitivo de nuestro lenguaje. En el uso interactivo del len-
81 Ibid., págs. 145 y ss. Cfr. también Austin, «Performative-Constatative», en J. R. Searle guaje tematizamos las relaciones que hablantes y oyentes entablan,
(ed.), The Philosophy of Language, Oxford, 1971, págs. 14 y ss. «Ante todo es claro que, si estable- como advertencia, como promesa, como exigencia o ruego, mientras
cemos que una emisión realizativa no es desafortunada, es decir, que su autor ha ejecutado su
acto felizmente con toda sinceridad, ello no es aún suficiente para situaría allende el alcance
que el contenido proposicional de las emisiones nos limitamos a men-
de toda crítica. Puede ser siempre criticada en una emisión distinta. Supongamos que digo a cionarlo. En el uso cognitivo del lenguaje, en cambio, tematizamos el conteni-
alguien “Te aconsejo hacer eso”; y supongamos también que todas las circunstancias son do de la emisión como un enunciado acerca de algo que tiene lugar en
apropiadas, que se cumplen las condiciones de éxito. Al decir eso, estoy efectivamente acon- el mundo (o que podría tener lugar en el mundo), mientras que la rela-
sejando a ese alguien que haga eso, pero no enunciando (bien sea con verdad o falsedad) que
estoy aconsejando a alguien. Se trata, pues, de una emisión realizativa. Pero, pese a todo, aún
ción interpersonal nos limitamos a expresarla de paso. En castellano,
se plantea una pequeña cuestión: ¿Era el consejo bueno o malo? Supongamos que actué con por ejemplo, este «de paso» se ve claro si tenemos presente que la forma
toda sinceridad, que creía que al obrar así actuaba en interés de ese alguien; pero, ¿tenía ra- explícita de la afirmación «afirmo (ante ti o frente a ti) que...», que en
zón?, ¿era mi creencia en tales circunstancias una creencia justificada, o, aunque quizá esto otros actos de habla constatativos es la forma normal (te informo de
importe menos, resultó que tal como se desarrollaron las cosas, mi consejo redundó en bene-
ficio de ese alguien? Se da, pues, una confrontación de mi emisión con la situación en la que y
respecto a la que se hizo. Quizá tenía derecho a hacerla, pero ¿fue de verdad correcta?» 82 Austin, How to do, loc. cit, págs. 144 y ss.

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que...; te estoy explicando que...), es, sin duda, gramaticalmente co- de valores, adecuación— resulta tan universalmente incrustada en las
rrecta, pero en comparación con la forma abreviada, que prescinde de estructuras del habla como la pretensión de verdad. Pero sólo en los
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la relación interpersonal, no suele aparecer casi nunca. actos de habla regulativos (en los mandatos y amonestaciones, en las
Como en el uso cognitivo del lenguaje se tematiza el contenido, prohibiciones y negativas, en las promesas y convenios, en las denun-
sólo se permiten actos de habla en que los contenidos preposicionales cias, disculpas, recomendaciones, concesiones, etc.), se evoca o se ape-
toman la forma explícita de oraciones enunciativas. Con actos de habla la explícitamente a la pretensión de validez de un trasfondo normati-
constatativos entablamos en cada caso una pretensión de validez en fa- vo. En cambio, la referencia a la verdad que caracteriza al contenido
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vor de la proposición afirmada. En el uso interactivo del lenguaje, en proposicional mencionado en cada caso permanece simplemente im-
que se subraya temáticamente la relación interpersonal, nos referimos plícita. En los actos de habla constatativos que explícitamente enta-
de distintas formas a la validez del trasfondo normativo del acto de blan una pretensión de verdad es, a la inversa, la pretensión de validez
habla. normativa la que permanece implícita, aunque también esos actos de
En este aspecto el mandato dotado de autoridad tiene un significa- habla (por ejemplo informar, explicar, comunicar, glosar, narrar etc.)
do paradigmático similar al que tienen las afirmaciones en el uso cog- se atienen a un patrón de relación interpersonal establecido, es decir,
nitivo del lenguaje. La verdad es sólo la más llamativa, pero no la única han de venir respaldados por un trasfondo normativo reconocido para
pretensión de validez reflejada en las estructuras formales del habla. La que puedan producirse las relaciones interpersonales que con ellos se
fuerza ilocucionaria del acto de habla, que genera entre los participan- pretenden.
tes una relación interpersonal, está tomada de la fuerza vinculante de Lo que Austin tenía en mientes con su división (después abando-
las normas reconocidas de acción (o de las normas relativas a evalua- nada) «constatative versus performative utterances», me parece que que-
ciones); en la medida en que el acto de habla es una acción, actualiza da captado con la distinción que acabo de establecer entre uso cogniti-
un patrón de relación ya establecido. Se presupone ya siempre la vali- vo y uso interactivo del lenguaje: en el uso cognitivo del lenguaje tematiza-
dez de un trasfondo normativo de instituciones, roles sociales, formas mos con ayuda de actos de habla constatativos el contenido proposi-
socioculturales de vida, es decir, de convenciones. Y esto en modo al- cional de una emisión; en el uso interactivo del lenguaje tematizamos con
guno es sólo así en los casos de actos de habla institucionalmente liga- ayuda de actos de habla regulativos el tipo de relación interpersonal
dos que, como apostar, saludar, bautizar, nombrar etc, cumplen en que establecemos. La distinta tematización resulta de la elección de
cada caso una determinada norma de acción (o una clase de normas es- una de las pretensiones de validez inscritas en todo habla, es decir, de
trictamente circunscrita); también en las promesas, recomendaciones, que en el uso cognitivo del lenguaje entablamos pretensiones de verdad
prohibiciones y prescripciones, que no vienen de antemano reguladas en favor de las proposiciones y en el uso interactivo del lenguaje supo-
por instituciones, implica el hablante una pretensión de validez que, si nemos (o ponemos en cuestión) la validez de un transfondo normati-
el acto de habla ha de lograrse, ha de venir respaldada por normas vi- vo. El propio Austin no sacó esta consecuencia, porque, por un lado,
gentes, lo cual significa: por el reconocimiento (a lo menos) fáctico de sólo tomó en consideración una única pretensión universal de validez,
la pretensión de que tales normas rigen con razón. Esta relación interna entre a saber: la de verdad proposicional interpretada en términos de teoría
las pretensiones de validez implícitamente entabladas en los actos de de la correspondencia, pero, por otro, quiso hacer compatible esa única
habla y la validez de un trasfondo normativo queda tan subrayada en el pretensión de validez con muy distintos tipos de actos de habla (es de-
uso interactivo del lenguaje como la pretensión de verdad en el uso cir, no sólo con los actos de habla constatativos): «Si, pues, aflojamos o
cognitivo del lenguaje. desentumecemos un tanto nuestras ideas de verdad y falsedad veremos
Al igual que para el uso cognitivo del lenguaje sólo se permiten ac- que los enunciados, cuando los evaluamos en relación con los hechos,-
tos de habla constatativos, así también para el uso interactivo sólo se no son muy diferentes después de todo de los consejos, advertencias,
permiten aquellos actos de habla que caracterizan una determinada re- avisos, veredictos, etc»84. Este aflojamiento o desentumecimiento del
lación que hablante y oyente pueden adoptar en lo tocante al contexto concepto de verdad en favor de una ancha dimensión de evaluación en
normativo de su acción. A estos actos de habla los llamo regulativos83. la que una afirmación puede calificarse de exagerada, inexacta o inade-
Con la fuerza ilocucionaria de los actos de habla, la pretensión de vali- cuada al igual que de verdadera o falsa, tiene, por otra parte, como con-
dez normativa —a la que voy a llamar rectitud (Richtigkeit) o, en caso secuencia una asimilación de todas las pretensiones de validez a la su-
puestamente única pretensión de validez que sería la verdad proposi-
83 J. Habermas, «Vorbereitende Bemerkungen», en Habermas y Luhmann, Gesellscbafts-

theorie, loc. cit., págs. 11 y ss. 84 Austin, «Performative Utterances», loc. cit., págs. 250 y ss.

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cional: «Vemos, pues, que cuando tenemos una orden o una adverten- justicia o al mérito son cuestiones completamente distintas de las rela-
cia o un consejo, puede suscitarse la cuestión de cómo se relaciona con tivas a verdad y falsedad. Lo segundo representa un asunto tan simple
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los hechos, lo cual quizá no sea muy distinto de la clase de cuestión que como la distinción entre blanco y negro: o la emisión corresponde a
se suscita cuando discutimos cómo se relaciona un enunciado con los los hechos o no corresponde, y eso es todo»86.
hechos»85. A mí me parece que la pretensión de validez que representa Austin difuminó las diferencias entre las pretensiones de validez
la verdad proposicional, pretensión que, por lo menos de entrada, pue- claramente delimitadas que representan la verdad proposicional y la
de entenderse en el sentido de una correspondencia de enunciados y rectitud normativa, fundiendo en una sola clase la pretensión univer-
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hechos, Austin la confunde con la pretensión de validez que representa sal que la verdad representa y toda una plétora de criterios de evalua-
la rectitud normativa, que de ninguna manera puede interpretarse en ción particulares. Pero esto resulta innecesario si en un acto de habla
términos de una teoría de la correspondencia. dado distinguimos entre:
En la medida en que las advertencias o consejos se apoyan en pro- a) Las condiciones generales de contexto implícitamente presupuestas;
nósticos, son parte de un uso cognitivo del lenguaje. La cuestión de si b) el sentido específico de la relación interpersonal a establecer, y
los participantes tenían razón al hacer, en una determinada situación, c) la pretensión universal de validez que implícitamente se entabla.
determinadas advertencias o dar determinados consejos, depende en- Mientras que (a) y (b) fijan clases (diversamente acuñadas en cada
tonces de la verdad de los correspondientes pronósticos. Pero las ad- lengua particular) de actos de habla estandarizados, (c) determina los
vertencias y consejos pueden tener también un sentido normativo modos de comunicación universales, es decir, los modos de comunica-
como parte del uso interactivo del lenguaje; entonces la justificación ción inscritos en la propia habla.
con que se hacen determinadas advertencias o se dan determinados Antes de entrar en (a) y (b) quiero al menos hacer notar que el pun-
consejos depende de sí la norma presupuesta a la que hacen referencia to de partida de Austin, es decir, la distinción entre emisiones realizati-
rige (de si se trata de una norma intersubjetivamente reconocida) o no vas y emisiones constatativas estrecha demasiado la mirada. Pues con
rige (y en la etapa siguiente: de si debe estar vigente, es decir, debe ser los dos modos de comunicación, que he desarrollado valiéndome de
intersubjetívamente reconocida o no). esta distinción, todavía no se agota el aspecto de validez del habla.
La mayoría de los tipos de acto de habla pueden asignarse, sin em- Ciertamente que no puede haber un modo de comunicación en que se
bargo, a un único modo de uso del lenguaje. El que una estimación sea subraye como tema la inteligibilidad de una expresión: pues todo acto
aceptable o no depende unívocamente de la verdad del correspondien- de habla tiene que cumplir en cierto modo el presupuesto de ser inteli-
te enunciado —las estimaciones sólo pueden presentarse en el uso cog- gible. Si la inteligibilidad de cualquier comunicación se viene abajo, enton-
nitivo del lenguaje—; el que la sentencia de un tribunal o el reproche a ces la exigencia de inteligibilidad sólo puede convertirse en tema con el
una persona o el mandato de un superior a un inferior sean «justos» tránsito a un discurso hermenéutico (y ello, naturalmente, en conexión
dado el comportamiento de la persona, sea un reproche merecido o sea con el correspondiente sistema de lenguaje). Pero lo que en el plano de
una orden que el superior tiene derecho a dar, depende asimismo de la acción comunicativa sí que puede convertirse en tema de forma si-
forma inequívoca de si una norma reconocida ha sido aplicada correc- milar a la verdad de una proposición o a la rectitud (o adecuación) de
tamente a un caso dado (o de si se ha aplicado al caso la norma correc- una relación interpersonal es la veracidad con que el hablante manifiesta
ta) —las sentencias de los tribunales, los reproches, los mandatos sólo su intención. La veracidad garantiza la transparencia de una subjetivi-
pueden ser parte del uso interactivo del lenguaje. El propio Austin se dad que hace presentación lingüística de sí misma. La veracidad queda
hace una vez a sí mismo la objeción de que en estos casos están en juego particularmente subrayada en el uso expresivo del lenguaje. Paradigmáticas
distintas pretensiones de validez: son las oraciones en las que quedan convertidas en tema las intencio-
«De forma correcta y de buena fe puede llegarse al veredicto de que nes del hablante, que en los demás actos de habla sólo expresan de
el acusado es culpable; pero sigue, no obstante, en pie si el veredicto es paso, es decir, las oraciones de vivencia del tipo
justo o adecuado. Puede tenerse derecho a reprender a alguien y haber- (3) Me muero por ti
lo hecho sin mala fe, pero cabe preguntar siempre si la reprensión era (4) Deseo que...
merecida... Más de uno objetará contra toda comparación, entre este siendo la inserción explícita de esas oraciones en un acto ilocucionario
segundo tipo de crítica y el tipo de crítica que resulta apropiado en el del tipo
caso de los enunciados, lo siguiente: las cuestiones relativas al bien, a la (3’) (Por la presente) te expreso que me muero por ti

85 Ibíd., pág. 251. 86 Austin, «Performative-constatative» (loc. cit., págs. 151 y ss).

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altamente desacostumbrada. En el uso expresivo del lenguaje no se todo hablante competente tiene, en principio, la posibilidad de elegir
convierte en tema la relación interpersonal que sirve de soporte a la unívocamente un modo, porque con cada acto de habla tiene que enta-
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función de autopresentación y que sólo necesita, por tanto, mencio- blar cuatro pretensiones de validez, de modo que pueda dar preferencia
narse en situaciones en las que no resulta obvia la presuposición de ve- a una de entre tres de esas pretensiones universales de validez para te-
racidad del hablante: matizar un componente del habla.
(5) Debo confesarte que...
(6) No quiero ocultarte que...
6. La base racional de las fuerzas ilocucionarias
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De ahí que tales actos de habla representativos (como: dar expre-


sión, desvelar, no callarse que, no ocultar que, etc.) no puedan asignar-
se al uso expresivo del lenguaje (que en cierto modo no necesita de ac- Tras haber explicado la estructura del significado y la base de vali-
tos ilocucionarios) de la misma manera que los actos de habla constata- dez de los actos de habla, voy a retornar a la cuestión de en qué consiste
tivos al uso cognitivo y los actos de habla regulativos al uso interactivo la fuerza ilocucionaria de una emisión. Por de pronto sólo sabemos en
del lenguaje. qué termina la fuerza ilocucionaria cuando el acto de habla se logra
Pero también la pretensión de veracidad es una implicación uni- —en el establecimiento de una relación interpersonal. Austin y Searle
versal del habla, mientras no queden en suspenso los presupuestos de han analizado la fuerza ilocucionaria buscando condiciones del logro o
la acción comunicativa. En el uso constatativo del lenguaje es trivial malogro de los actos de habla. Un contenido emitido recibe su deter-
que el hablante tiene que expresar verazmente sus pensamientos, opi- minada función comunicativa porque se cumplen condiciones están-
niones, suposiciones, etc., pero en la proposición que afirma lo que dar para el establecimiento de una relación interpersonal. Con el acto
importa no es la veracidad de su intención, sino la verdad de la propo- ilocucionario hace el hablante una oferta que puede ser aceptada o re-
sición. Del mismo modo, en el uso interactivo del lenguaje, el hablante chazada. La tentativa que un hablante emprende con un acto ilocucio-
da expresión a su intención de prometer, de reprochar, de rehusar, etc, nario puede chocar (fracasar), por razones contingentes, con la negati-
pero en la relación interpersonal que entabla con el oyente la veraci- va del destinatario a entrar en la relación ofertada. Pero este caso no
dad de su intención sólo puede ser una condición necesaria, pues lo nos interesa en nuestro contexto. Nos interesa el otro caso en que el
que importa es que la acción se acomode a un trasfondo normativo re- propio hablante tiene la culpa de un malogro del acto de habla, porque
conocido. Resultan, por tanto, las siguientes correspondencias: la emisión es ilocucionariamente ininteligible, es decir, inaceptable
(adviértase que no se trata de la ininteligibilidad del significado de la
Fig. 15. Modos de comunicación oración empleada en la emisión. Ilocucionariamente ininteligible es,
más bien, un acto de habla cuando el acto ilocucionario resulta inacep-
Modo de Tipo de acto Tema Pretensión table). Cuando el hablante hace una emisión que a todas luces no con-
comunicación de habla de validez tiene una oferta seria, no puede contar con que se establezca la relación
que determina que pretende.
los temas Hablo de «logro» de un acto de habla cuando el oyente no solamen-
te entiende el significado de la oración emitida, sino que entra de he-
Cognitivo Constatativo Contenido Verdad
cho en la relación que pretende el hablante. Y analizo las condiciones
proposicional
del logro de los actos de habla en términos de su «aceptabilidad».
Interactivo Regulativo Relación Rectitud, Como de antemano he restringido esta investigación a la acción comu-
interpersonal adecuación nicativa, es decir, a la acción orientada al entendimiento, un acto de
Expresivo (Representativo) Intención Veracidad habla puede considerarse aceptable cuando el hablante no se limita a
del hablante fingir una oferta seria, sino que la hace sinceramente87.

P.S. Los modos de uso de lenguaje sólo pueden deslindarse entre sí 87 Añadido 1983: en su momento no me percaté de la problemática de esta restricción

recurriendo a casos paradigmáticos. Mi intención no ha sido afirmar que mencioné de paso. Lo que en ese momento supuse que era trivial, ha menester de una
cuidadosa fundamentación, a saber, la tesis de que el uso del lenguaje orientado al entendi-
que cualesquiera secuencias de actos de habla pueden clasificarse unívo- miento, representa el modo original del uso del lenguaje. Cfr. mi Teoría de la acción comunicativa,
camente bajo esos puntos de vista; lo que simplemente afirmo es que Madrid, 1987, t. I, págs. 367-378; cfr. también en este libro, págs. 498 y ss.

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La «oferta seria» exige un determinado compromiso del hablante. las unas con las otras, si los actos de habla (institucionalmente no liga-
Antes de entrar en este compromiso del hablante, voy a mencionar al- dos) han de representar un repertorio instrumental, del que el sujeto
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gunas razones más para la aceptabilidad de los actos ilocucionarios. agente con ayuda de un número finito de tipos pueda componer cual-
Austin desarrolla su teoría de las «infelicities» analizando princi- quier número de acciones conformes a normas.
palmente actos de habla institucionalmente ligados; de ahí que los Pero la peculiar fuerza ilocucionaria, que en el caso de los actos de
ejemplos de «misfires» (a saber, «misinvocations», «misexecutions», habla institucionalmente no ligados no puede estar directamente tomada
«misappplications») puedan considerarse típicos de todos los casos po- de la validez de las normas de acción establecidas, tampoco puede ex-
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sibles de violaciones de reglas. Así, la inaceptabilidad de los actos de plicarse recurriendo a las restricciones contextuales típicas de cada
habla puede hacerse derivar de las transgresiones de las normas de ac- acto de habla. Ello sólo puede lograrse recurriendo a presupuestos es-
ción subyacentes. Cuando un sacerdote, en una ceremonia de matri- pecíficos que Searle introduce bajo el nombre de «essential rule». Sin
monio, no pronuncia adecuadamente la fórmula que confirma el com- embargo, en la tentativa de introducir esta «essential rule» Searle no
promiso matrimonial, se está produciendo un error en el mismo plano parece llegar a conseguir otra cosa que parafrasear el significado de los
que, digamos, cuando un profesor da una orden a uno de sus oyentes, correspondientes verbos realizativos (por ejemplo, en lo tocante a rue-
quien puede replicarle (supongamos que con razón): «Ud. me puede gos o exigencias: «count as an attempt to get H to do A», o en lo tocan-
pedir eso por favor, pero no puede mandármelo». Las condiciones de te a las preguntas: «count as an attempt to elicit an information from
aceptabilidad no se cumplen —pero en ambos casos esas condiciones H»). Empero, no deja de ser interesante que estas paráfrasis contengan
vienen definidas por normas de acción presupuestas. Buscamos, en cam- todas ellas la determinación: «count as an attempt...». El presupuesto
bio, condiciones de aceptabilidad que estén inscritas en el propio acto esencial para el logro de un acto ilocucionario consiste en que el ha-
de habla institucionalmente no ligado. blante contrae en cada caso un determinado compromiso, de suerte que el
Searle ha analizado para los distintos tipos de actos de habla presu- oyente puede fiarse de él. Una emisión puede «contar» como una pro-
puestos convencionales que han de cumplirse para que el acto ilocu- mesa, una afirmación, una exigencia, un ruego o una pregunta, si y
cionario resulte inteligible y sea aceptable. Bajo el nombre de «prepara- sólo si el hablante hace una oferta que, cuando el oyente la acepta, el
tory rules» define Searle contextos generalizados o contextos restringidos hablante está dispuesto a «verificar» —el hablante tiene que «compro-
de tipos de actos de habla posibles: una promesa, por ejemplo, no es meterse», es decir, dar a conocer que en determinadas situaciones saca-
aceptable si no se cumplen entre otras las condiciones de que (a) O (el rá determinadas consecuencias para la acción. El tipo de obligaciones
oyente) prefiera una determinada acción A de H (el hablante) a la omi- constituye el contenido del compromiso. De ello hay que distinguir la sin-
sión de A, y H piense además que eso es así y (b) tanto H como O no ceridad del compromiso. Esta condición introducida por Searle como
partan de que H en circunstancias normales haría, en todo caso, A88. Si «sincerity rule» tiene que darse por cumplida siempre en el caso de la ac-
no se cumplen presupuestos convencionales de este tipo, el acto de ción orientada al entendimiento. En lo que sigue, pues, cuando hable
prometer no tiene objeto ninguno, es decir: la tentativa de un hablante del compromiso del hablante presupondré ambas cosas: un determina-
de ejecutar, pese a todo, el acto ilocucionario, no tiene ningún sentido do contenido del compromiso y la sinceridad con que el hablante está
y está condenado de antemano a fracasar. Las condiciones generales de dispuesto a contraer ese compromiso. Los análisis que hasta aquí se
contexto de los actos de habla institucionalmente no ligados no deben han hecho de los actos de habla resultan, a mi juicio, insatisfactorios
confundirse con las condiciones de aplicación de normas estableci- porque no han aclarado en qué consiste el compromiso del hablante,
das89. Ambos conjuntos de condiciones de aplicación, es decir, las con- del que específicamente depende la aceptabilidad de su emisión.
diciones de aplicación de tipos de actos de habla y de normas de ac- La disponibilidad reconocible y sincera del hablante a contraer una
ción, tienen que variar (en un considerable grado) con independencia determinada clase de vínculo interpersonal tiene un peculiar status si se
la compara con las condiciones generales de contexto. Los contextos
restringidos que determinados tipos de acto de habla presuponen en
88 Searle,
Speech Acts, loc. cit., pág. 63. cada caso, tienen (a) que estar dados y (b) los participantes tienen que
89 D.Holdcroft, en «Performatives and Statements», Mind, 83, 1974, 1-18, ignora esta dar por supuesto su existencia. Tienen, por tanto, que ser válidos los
distinción y llega, por tanto, a la falsa conclusión de que sólo los actos de habla que hallamos dos enunciados siguientes: a) un enunciado cuyo contenido sea que, en
institucionalmente ligados están sujetos a regulaciones convencionales en el sentido del prin- efecto, se dan determinados contextos, precisamente los contextos exi-
cipio: «Una oración es un realizativo si y sólo si su emisión literal y seria puede constituir la
ejecución de un acto que se hace de acuerdo con una convención, la cual no es simplemente gidos por el tipo de acto de habla de que se trate, y b) un enunciado
una convención gramatical o semántica.» cuyo contenido sea que hablante y oyente presuponen que se dan tales

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contextos. Curiosamente, carece de sentido analizar también en los de actuar ilocucionariamente sobre el oyente y éste a su vez actuar ilocucionariamente
mismos términos los presupuestos específicos del compromiso del ha- sobre el hablante porque las obligaciones típicas de los actos de habla van asociadas con
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blante, de suerte que a su vez hubieran de considerarse válidos los dos pretensiones de validez susceptibles de examen cognitivo, es decir, porque la vin-
enunciados siguientes: a) un enunciado cuyo contenido fuese que por culación recíproca tiene un carácter racional. El hablante comprome-
parte del hablante se ha contraido, en efecto, un determinado compro- tido asocia normalmente el sentido específico en que quiere entablar
miso y b) un enunciado cuyo contenido fuese que el oyente supone que una relación interpersonal, con una pretensión de validez subrayada
por parte del hablante se ha contraído ese compromiso. Se puede elegir temáticamente —eligiendo con ello un determinado modo de comu-
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esta estrategia de análisis. Pero la considero inadecuada porque puede nicación. El contenido del compromiso del hablante viene, por tanto,
inducir a hablar de la existencia de un compromiso por parte del ha- determinado por ambas cosas:
blante en el mismo sentido que de la existencia de contextos restringí- — por el sentido específico de la relación interpersonal a estable-
dos. La cuestión de si se dan o no se dan ciertos contextos, es algo que cer, y
puedo adecuadamente decidir por observación o encuesta; la cuesitón, — por la pretensión universal de validez temáticamente subraya-
empero, de si un hablante se ha comprometido en cierta forma y se ha da. Así, las afirmaciones, las descripciones, las clasificaciones, las eva-
obligado a sacar determinadas consecuencias para la acción, es algo luaciones, los pronósticos, las objeciones, etc., tienen en cada caso un
que habré de someter a probación —lo más que en este aspecto cabe sentido modal específico, pero la pretensión que se hace valer en estas
constatar es si se dan indicadores suficientes que abonen la sospecha de diversas relaciones interpersonales es, o se apoya en, la verdad de las
que la oferta resistiría tal probación. correspondientes proposiciones o en la capacidad de un sujeto para te-
El vínculo que un hablante está dispuesto a contraer con la ejecu- ner conocimientos; correspondientemente, los ruegos, los mandatos,
ción de un acto ilocucionario significa la garantía de que, siendo con- las amonestaciones, las promesas, los acuerdos, las disculpas, las confe-
secuente con su emisión, cumplirá determinadas condiciones: por siones etc, tienen un sentido modal específico; pero la pretensión que
ejemplo, dar por zanjada una cuestión cuando se ha dado una respuesta se hace valer en estas diversas relaciones interpersonales es, o se refiere
satisfactoria; retirar una afirmación cuando queda clara su falsedad; se- a, la rectitud de las normas o a la capacidad de un sujeto de asumir res-
guir él mismo el consejo que da cuando se encuentra en una situación ponsabilidades. En esos diversos actos de habla, podemos decir, el con-
igual que la del oyente; insistir en una exigencia cuando ésta no se ha tenido del compromiso del hablante viene en cada caso determinado por
cumplido, etc. La fuerza ilocucionaria de un acto de habla aceptable consiste, por una referencia específica a una misma pretensión universal de validez temáticamente
tanto, en que puede mover a un oyente a confiar en las obligaciones típicas para cada subrayada. Y porque las obligaciones típicas para cada acto de habla, a
clase de actos de habla que contrae el hablante. Pero, ¿qué es lo que puede mo- causa de esta referencia a pretensiones universales de validez, adoptan
ver al oyente, si es que la fuerza ilocucionaria no ha de tener sólo un el carácter de obligaciones de fundamentación u obligaciones de acre-
efecto sugestivo, a poner a la base de su acción la premisa de que el ha- ditación, puede el oyente verse racionalmente motivado, por la señali-
blante toma también en serio el compromiso que su acto de habla com- zación que de su compromiso hace el hablante, a aceptar la oferta que
porta? Cuando se trata de actos de habla institucionalmente ligados, el el acto de habla comporta.
oyente puede quizá confiar en la fuerza vinculante de una norma de ac- En el uso cognitivo del lenguaje el hablante oferta una obligación de
ción vigente. Pero cuando se trata de actos de habla institucionalmente fundamentación, inmanente al acto de habla. Los actos de habla constata-
no ligados, la fuerza ilocucionaria no puede hacerse derivar directamente tivos contienen la oferta de recurrir, en caso necesario, a la fuente de ex-
del carácter vinculante del transfondo normativo. Por eso, voy a soste- periencia de la que el hablante saca la certeza de que su enunciado es ver-
ner la tesis de que la fuerza ilocucionaria con que el hablante, en la eje- dadero. Si esta fundamentación directa no remueve la duda suscitada
cución de su acto de habla, obra sobre el oyente sólo puede entenderse ad hoc, y persiste la problematización de la pretensión de verdad, esa
si, allende este o aquel acto de habla, se incluyen en el análisis las tomas pretensión puede convertirse en objeto de un discurso teorético. En el
de postura de afirmación o negación con que el oyente hace frente a las uso interactivo del lenguaje el hablante oferta una obligación de justificar,
pretensiones de validez que el hablante entabla a lo menos implícita- inmanente al acto de habla. Ciertamente que los actos de habla regula-
mente. Los participantes entablan con sus actos ilocucionarios preten- tivos sólo contienen la oferta del hablante de apelar en caso necesario
siones de validez y exigen su reconocimiento. Pero tal reconocimiento al contexto normativo que da al hablante la convicción de que su emisión es
no necesita ser irracional porque las pretensiones de validez tienen un normativamente correcta. De nuevo, si esa justificación directa no re-
carácter cognoscitivo y son susceptibles de someterse a examen. Por mueve la duda suscitada ad hoc, podemos pasar al plano del discurso,
tanto, voy a defender la siguiente tesis: En última instancia, el hablante pue- aquí del discurso práctico. Sin embargo, en ese plano lo que se convier-

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te en objeto de examen discursivo no es la pretensión de rectitud direc- hablante, señalizado en el acto de habla, va en serio. Esta fuerza
tamente ligada al acto de habla, sino la pretensión de validez de la norma — en el caso de los actos de habla institucionalmente ligados el
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subyacente. Finalmente, también en el uso expresivo del lenguaje contrae hablante puede tomarla directamente de la fuerza vinculante de las
el hablante una obligación inmanente al acto de habla, a saber: la obliga- normas vigentes;
ción de acreditación, la obligación de mostrar (siendo consecuente en su — en el caso de los actos de habla institucionalmente no ligados el
conducta) que la intención expresada es también la intención que de hablante puede desarrollarla de forma que motive al oyente al recono-
hecho le guía. En caso de que las protestas del propio hablante, que ex- cimiento de pretensiones de validez.
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presan lo que al hablante mismo es evidente, no basten a disipar las du- (4) Hablante y oyente pueden moverse mutuamente al reconoci-
das suscitadas ad hoc, la veracidad de una emisión sólo puede compro- miento de pretensiones de validez porque el contenido del compromi-
barse por la consistencia con que el hablante hace frente a las conse- so del hablante viene determinado por una referencia específica a una
cuencias que de ella se siguen para la acción. En tal consistencia se pretensión de validez temáticamente subrayada, de modo que el ha-
acredita la obligación asumida con el acto de habla mismo, y no una blante
pretensión de validez que, como ocurre en el caso del trasfondo nor- — con una pretensión de validez asume obligaciones de funda-
mativo, esté anclada fuera de la emisión. mentar,
Todas las obligaciones inmanentes a los actos de habla pueden de- — con una pretensión de rectitud asume obligaciones de justi-
sempeñarse a dos niveles, a saber: directamente en el contexto de ac- ficar,
ción, sea por recurso a la certeza de la experiencia, por apelación a un — con una pretensión de veracidad asume obligaciones de acredi-
correspondiente transfondo normativo, o por las protestas del propio tar con obras lo que dice
hablante acerca de aquello a lo que él tiene un acceso privilegiado, o y todo ello de forma susceptible de comprobación o examen.
indirectamente en discursos o en una secuencia de acciones consisten-
tes. Pero sólo en el caso de la obligación de fundamentación y acredita- 7. Un modelo de la comunicación lingüística
ción, que contraemos con los actos de habla constatativos y con los ac-
tos de habla representativos, nos referimos en ambos niveles a la misma El análisis de lo que Austin llamó la fuerza ilocucionaria de una
pretensión de verdad o veracidad; la obligación de proceder, llegado el emisión nos vuelve a llevar a la base de validez del habla. Los actos de
caso, a una justificación, que contraemos con los actos de habla regula- habla institucionalmente no ligados deben su fuerza ilocucionaria a
tivos, se refiere directamente a la pretensión de que el acto de habla eje- una gavilla de pretensiones de validez que hablante y oyente entablan
cutado se ajusta a un trasfondo normativo vigente, mientras que con la recíprocamente y que tienen que reconocer como justificadas para que
entrada en un discurso práctico se somete a discusión la norma misma las oraciones gramaticalmente correctas (es decir, inteligibles) puedan
de la que el acto de habla se limita a tomar la pretensión de validez que emplearse con el éxito propio de una comunicación lograda. Un parti-
entabla. cipante en la comunicación sólo actúa orientándose al entendimiento
Nuestras consideraciones conducen al siguiente resultado provi- a condición de que empleando oraciones inteligibles entable de forma
sional: aceptable con sus actos de habla tres pretensiones de validez: pretende
(1) Un acto de habla se logra, es decir, produce la relación interper- verdad para el contenido proposicional enunciado o para las presupo-
sonal que H pretende con él, si el acto de habla siciones de existencia del contenido proposicional mencionado; pre-
— es comprensible y es aceptable, y tende rectitud (o adecuación) para las normas (o para los valores) que
— es aceptado por el oyente. justifican la relación interpersonal a establecer realizativamente en un
(2) La aceptabilidad del acto de habla depende entre otras cosas de contexto dado; finalmente, pretende veracidad para las vivencias ma-
que se cumplan dos presuposiciones pragmáticas: nifestadas. Ciertamente que las distintas pretensiones de validez pue-
— la existencia de contextos restringidos típicos para cada tipo de den quedar temáticamente subrayadas (la verdad del contenido enun-
actos de habla («preparatory rule»); ciativo lo queda en el uso cognitivo del lenguaje, la rectitud [o adecua-
— un compromiso reconocible del hablante de contraer determi- ción] de la relación interpersonal lo queda en el uso expresivo del len-
nadas obligaciones típicas de cada clase de acto de habla («essential guaje). Pero en todo acto de habla entra en juego el sistema de las cua-
rule», «sincerity rule»). tro pretensiones de validez —éstas son universales, es decir, han de en-
(3) La fuerza ilocucionaria de un acto de habla consiste en que pue- tablarse siempre simultáneamente y reconocerse como justificadas, aun-
de mover al oyente a actuar bajo la premisa de que el compromiso del que no todas puedan ser temáticamente subrayadas a la vez.

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La universalidad de las pretensiones de validez inscritas en la es- ejecución de nuestras acciones comunicativas y expresiones, se mantie-
tructura del habla quizá pueda explicarse por referencia al lugar siste- ne en una peculiar semitranscendencia, se presenta al hablante y al
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mático que ocupa el lenguaje. El lenguaje es el medio a través del cual agente (preconscientemente) como un fragmento de realidad sui generis.
hablante y oyente realizan sus operaciones de deslinde. El sujeto se des- Esto no excluye que, a su vez, frente a las emisiones lingüísticas y a los
linda (a) frente a un entorno al que objetiva en actitud de observador, sistemas de símbolos podamos adoptar, o bien una actitud objetivante
(b) frente a un entorno del que hace experiencia en la actitud realizati- dirigida al sustrato material, o una actitud realizativa dirigida al conte-
va de un participante; se deslinda (c) frente a su propia subjetividad, y, nido semántico de los actos ilocucionarios.
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finalmente (d) frente al medio que representa el lenguaje mismo. He El modelo que con ello he introducido intuitivamente es el de una
propuesto para estos ámbitos de realidad los nombres, elegidos más comunicación en el que las oraciones gramaticalmente correctas que-
bien arbitrariamente, de: naturaleza externa, sociedad, naturaleza in- dan insertas a través de pretensiones de validez en tres referencias a la
terna y lenguaje. Las pretensiones de validez inevitablemente implica- realidad, de suerte que adoptan las correspondientes funciones prag-
das en cada acto de habla muestran que en el habla orientada al enten- máticas de exposición, de establecimiento de relaciones interpersona-
dimiento han de hacer siempre presencia de forma simultánea esas les y de autopresentación.
cuatro regiones. Voy a caracterizar la forma de hacer presencia de esas Naturaleza externa es todo aquello que puede ser afirmado explícita-
regiones con unas cuantas referencias fenomenológicas. mente como contenido de los enunciados. «Objetividad» puede desig-
Por «naturaleza externa» entiendo el fragmento objetivado de la nar el modo y manera como la realidad objetivada aparece en el habla.
realidad que el hablante adulto (aunque sea de forma indirecta) puede Y «verdad» es la pretensión que hacemos valer para la correspondiente
percibir y tratar manipulativamente. Naturalmente, el sujeto puede proposición. La realidad social de los valores y normas de acción penetra
adoptar una actitud objetivante, no sólo frente a la naturaleza inanima- en el habla a través de los componentes ilocucionarios de los actos de
da, sino también frente a todos los objetos y estados de cosas que son, habla (por así decirlo, a través de la actitud realizativa de hablantes y
directa o indirectamente, accesibles a la experiencia sensible. «Socie- oyentes) como un fragmento de realidad no objetivada. Análogamen-
dad» designa aquel fragmento de realidad simbólicamente preestructu- te, la naturaleza interna de los sujetos participantes se manifiesta en el ha-
rada que el sujeto adulto puede entender en actitud no objetivante, es bla a través de las intenciones del hablante como otro fragmento de
decir, como agente que actúa comunicativamente (como participante realidad no objetivada. Propongo los términos «normatividad» y «sub-
en un sistema de comunicación): a él pertenecen oraciones y acciones, jetividad» para designar el modo y manera como la sociedad no objeti-
instituciones, tradiciones, valores culturales, y objetivaciones en gene- vada o, en su caso, la naturaleza interna no objetivada aparece en el
ral dotadas de contenido semántico, así como los sujetos capaces de habla. «Rectitud» es la pretensión que hacemos valer en relación con la
lenguaje y acción. La actitud realizativa podemos sustituirla por una normatividad de una emisión, y «veracidad» la pretensión que hace-
actitud objetivamente frente a la sociedad; y, a la inversa, pasar a una mos valer en relación con la intención expresada en ella. Así, las es-
actitud realizativa en ámbitos en los que (hoy) nos comportamos en tructuras universales del habla aseguran no sólo la referencia a la reali-
términos objetivantes: por ejemplo, frente a los animales y las plantas. dad objetiva, sino que dejan también espacio, así para la normatividad
Por «naturaleza interna» entiendo todas las intenciones, que puedo ex- de las emisiones, como para la subjetividad de las intenciones expresa-
presar en cada caso como vivencias mías. Precisamente en esta actitud das. Finalmente, empleo el término «intersubjetividad» para la comu-
expresiva el yo se sabe no sólo como subjetividad, sino como una ins- nidad establecida entre los sujetos capaces de lenguaje y acción a través
tancia que, simultáneamente, en el conocimiento, en el lenguaje y en la de la comprensión de significados idénticos y del reconocimiento de
interacción, ha transcendido ya siempre los límites de la mera subjeti- pretensiones universales de validez. La pretensión que puede hacerse
vidad. No obstante, en una actitud objetivante del sujeto frente a sí valer en relación con la intersubjetividad, es la inteligibilidad —se tra-
mismo quedaría distorsionado el sentido en que las intenciones pue- ta de la pretensión de validez específica del habla.
den ser expresadas en cada caso como intenciones mías90. Toda emisión podemos someterla a examen para ver si es verdade-
Finalmente, he introducido el medio que representan nuestras pro- ra o no es verdadera, si está justificada o no lo está, si es veraz o no es
pias emisiones como una región propia; precisamente porque el len- veraz, porque en el habla, sea cual fuere la pretensión que temática-
guaje (incluyendo los sistemas simbólicos no preposicionales), en la mente se subraya, las oraciones gramaticales quedan insertas de tal
suerte en referencias a la realidad, que en el acto de habla aceptable
90 H. Delius, «Zum Wahrheitscharakter egologischer Aussagen», en Brockman y Hofer siempre hacen simultáneamente presencia fragmentos de la naturaleza
(eds.), Die Wirklichkeit des Unverständlichen, Den Haag, 1974, págs. 38-77. externa, de la sociedad y de la naturaleza interna. También el lenguaje

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mismo aparece en ella, pues el habla es un medio en que se reflejan
también las herramientas lingüísticas que se emplean instrumental-
son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.

mente. En el habla, el habla misma se deslinda de las regiones de la na-


turaleza externa, de la sociedad y de la naturaleza interna como una
realidad sui generis en cuanto en una emisión lingüística pueden separar-
se o distinguirse sustrato sígnico, significado y denotatum. Así:
a) para los ámbitos de realidad a los que todo acto de habla hace
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referencia,
b) para el modo y manera como los ámbitos de realidad aparecen
en las relaciones que los actos de habla establecen con el mundo,
c) para las pretensiones de validez bajo las que se establecen esas
referencias a la realidad,
d) para las funciones universales que las oraciones gramatical-
9. Aspectos de la racionalidad
mente correctas adoptan en sus referencias a la realidad, resultan es- de la acción
quemáticamente las siguientes correspondencias: (1977)*

Fig. 16. Un modelo de la comunicación lingüística I

Ámbitos de Forma fenoménica Pretensiones Funciones generales La racionalidad de las acciones la tematizamos, por lo general, bajo
realidad de las referencias de validez del acto de habla el aspecto de «racionalidad con arreglo a fines» en la elección de me-
a la realidad implícitas dios. Al proceder así, suponemos un modelo ideológico de acción. La
acción es entendida como actividad ideológica. El sujeto agente inter-
Naturaleza Objetividad Verdad Exposición de viene en el mundo con la intención de producir en él un estado apete-
externa estados de cosas
cido, por medio de la elección y aplicación de los medios adecuados;
Sociedad Normatividad Rectitud Establecimiento trata de cumplir en una situación dada las condiciones de contorno
de relaciones
bajo las que, según su conocimiento de las cadenas causales, se produci-
interpersonales
rá el estado deseado. Pues bien, afirmo que la racionalidad con arreglo
Naturaleza Subjetividad Veracidad Expresión
a fines es sólo un punto de vista bajo el que las acciones pueden raciona-
interna de vivencias lizarse, es decir, ejecutarse de forma más o menos racional (y enjuiciar-
subjetivas se según grados de racionalidad). Voy a señalar otros aspectos bajo los
que las acciones, en especial las acciones sociales, son susceptibles de
Lenguaje Intersubjetividad Inteligibilidad ------ racionalización.
Los aspectos de la «racionalidad de la acción», como diré por em-
plear una fórmula breve, son de interés no sólo para la teoría analítica
de la acción, sino también para la sociología, por lo menos cuando se
quieren investigar, como hizo Max Weber, procesos de racionaliza-
ción. Los procesos de racionalización, tanto desde un punto de vista
histórico como desde un punto de vista metodológico, caen fuera del
ámbito de lo habitual. Cuando se quiere explicar el nacimiento de las
sociedades modernas, el «racionalismo occidental» se convierte en fe-
nómeno clave. Es lo que mostró Weber en sus trabajos de sociología de

* Versión inglesa abreviada: «Aspects of the Rationality of Action», en Th. F. Geracts


(ed.), Rationality To-day, Ottawa, 1979, 185-205.

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