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Guía de preguntas para la lectura de Spinoza, Ética, parte I.

1. ¿Qué categorías ontológicas reconoce Spinoza en las definiciones del libro I de la Ética?
Sustancia (def. III: aquello que es en sí y se concibe por sí, esto es, aquello cuyo concepto no
necesita del concepto de otra cosa para formarse) y modo (def: V: las afecciones de la
sustancia, o sea, aquello que es en otra cosa, por lo cual también se la concibe)

2. ¿Qué entiende Spinoza por 'ser libre' y 'ser necesario o compelido'?


Es libre aquella cosa que existe por la sola necesidad de su naturaleza y se determina por sí
sola a obrar. Es necesaria o compelida aquella cosa que es determinada por otra a existir y
obrar de cierta determinada manera. Cabe destacar que Spinoza no apela a la voluntad ni para
definir lo libre ni para definir lo necesario.

3. ¿Qué se entiende por 'eternidad' y en qué se diferencia de una duración sin principio ni
fin?
La eternidad de Spinoza es un presente constante, no una temporalidad infinita. La
eternidad es la existencia de la cosa eterna que no puede explicarse por la duración o el
tiempo, aunque se conciba que la duración carezca de principio o fin, esto es, que sean
infinitos.

4. Explique cómo llega Spinoza a la afirmación de que “no pueden darse dos o más
sustancias de la misma naturaleza, o sea, con el mismo atributo” (prop. 5)
Dos sustancias distintas se distinguen o bien por la diversidad de los atributos o bien por la
diversidad de afecciones, ya no hay otro criterio para distinguir varias cosas: por axioma I, todo
lo que es, o es en sí (sustancia) o es en otra cosa (modo de la sustancia). Si se distinguen por el
atributo, entonces, naturalmente, este no puede ser el mismo y por lo tanto no es posible que
distintas sustancias compartan el mismo atributo. Pero si se distinguieran por la diversidad de
afecciones, dado que la sustancia es anterior a sus afecciones (el modo es en la sustancia
mientras que la sustancia es por sí), se las deberá dejar de lado para considerar a la sustancia
en sí; por lo tanto no se distinguirían por las afecciones ya que no se distinguirían en absoluto:
serían la misma sustancia (si la diferencia fuera sólo de afecciones)
Por lo tanto, dos sustancias distintas se distinguen sólo por el atributo y por lo tanto, éste no
puede ser el mismo.

5. ¿Por qué se puede afirmar que “toda sustancia es necesariamente infinita” (prop 8)?
Dado que a cada sustancia le pertenece existir por su propia naturaleza (ya que una
sustancia no puede producir a otra sustancia, sino que es causa de su propia existencia) o será
finita o será infinita. Pero no puede ser finita ya que debería ser limitada por otra de la misma
naturaleza es decir, del mismo atributo (ya que lo finito en su género es aquello limitado por
otra cosa de la misma naturaleza), cosa que es imposible porque no existen dos o más
sustancias con el mismo atributo. Por lo tanto, toda sustancia es necesariamente infinita.

6. Explique las pruebas que da Spinoza de que Dios, o una sustancia que consta de infinitos
atributos, existe necesariamente (prop. 11)
Es imposible concebir que Dios no existe ya que, por definición es una sustancia y a toda
sustancia le pertenece el existir (ya que una sustancia no puede producir a otra sustancia, sino
que es causa de su propia existencia como tampoco la esencia de algo que puede concebirse
como no existente implica la existencia).
(1) a priori. Toda cosa posee cierta causa, o bien por la que existe, o bien por la que no
existe. Y esta causa debe estar contenida en la naturaleza de la cosa o fuera de ella. Por esto, si
algo no posee causa de su no existencia, existe necesariamente. Ahora bien, si Dios tuviera una
causa de su no existencia o estaría contenida en Él o bien fuera de Él, en una sustancia de otra
naturaleza. Pero una sustancia no es causa de otra sustancia (prop. III: ya que dos sustancias
que tienen distinta naturaleza no tienen algo en común y por ende no puede una ser causa de
la otra), por lo tanto no hay tal sustancia que le prive de la existencia a Dios (o que se la dé).
Pero Él tampoco puede impedirse a sí mismo llegar a la existencia, ya que esto implicaría una
contradicción. Además, no está contenido en su naturaleza el no existir, al contrario, por ser
sustancia, le pertenece por su naturaleza el existir. Si no hay causa que quite la existencia a
Dios, ni en Él ni fuera de Él, existe necesariamente.
(2) a posteriori. De otra manera. Existir es potencia. Si lo que existe necesariamente son
entes finitos, serían más potentes que el ser absolutamente infinito, Dios, si este no existiera;
pero esto es evidentemente absurdo. Entonces, o no existe nada (ni nosotros, por no
sobrepasar en potencia a Dios, ni Dios) o existe necesariamente Dios, [y por Él, nosotros].
Existimos, y existimos o por nosotros o en otra cosa que existe necesariamente (o somos
sustancias al ser por sí y concebirnos por sí, o somos modos de la sustancia). [No existimos por
nosotros], entonces Dios existe necesariamente.
(3) a priori. Como existir es potencia, cuanta más realidad le compete a la naturaleza de una
cosa (es decir, cuántos más atributos tiene, por prop.: IX) tanta más fuerza tiene por sí para
existir. Por definición, Dios tiene infinitos atributos, o sea, posee una potencia absolutamente
infinita de existir; por lo tanto, existe necesariamente.
La sustancia obtiene su carácter de perfección de su propia naturaleza, a diferencia de las
cosas que se hacen en virtud de causas externas. Dado que la perfección implica la existencia,
por la esencia de Dios se sigue su existencia: la esencia de Dios implica la perfección absoluta.

7. ¿Por qué Dios es uno, único e indivisible? (prop. 12-14)


Una sustancia no puede dividirse, ya que las partes en que estará dividida o bien retendrían
la naturaleza de la sustancia o bien no. Si las partes retuvieran la esencia de la sustancia, dado
que toda sustancia es infinita y causa de sí, cada parte debiera ser infinita y causa de sí y
constar de un atributo que no sea idéntico al de las demás partes (es imposible que existan dos
o más sustancias con el mismo atributo); por lo tanto, una sustancia produciría otras, lo que es
absurdo ya que una sustancia no puede ser causa de otra sustancia (dos sustancia no tienen
algo en común). Pero si la división de la sustancia no conservara su naturaleza, esta dejaría de
ser, lo que es absurdo, ya que a la sustancia le pertenece el existir. La sustancia es, por tanto,
indivisible.
Dado que Dios es una sustancia infinita que consta de infinitos atributos y puesto que existe
necesariamente, cualquier otra sustancia existente debería explicarse por algún atributo de
Dios. Pero esto implicaría que dos sustancias distintas posean el mismo atributo, lo que es
imposible. Por tanto, no puede darse ni concebirse alguna sustancia aparte de Dios. Así, en el
orden natural de las cosas no se da sino una sustancia, que es absolutamente infinita: Dios es
único.
8. ¿Qué significa que “todo cuanto es, es en Dios, y sin Dios nada puede ser ni concebirse”?
(prop.15)
Dios es la única sustancia, lo único que es por sí y se concibe por sí. Pero dado que el modo
es aquello que es en una sustancia y se concibe por ella, éste sólo puede ser en la naturaleza
divina (la única sustancia) y sólo concebirse por ella. Y como todo lo que es, o es sustancia –
Dios– o es modo –afección de Dios–, nada puede ser ni concebirse sin Dios: todo lo que es, es
en Dios y nada puede concebirse sin Dios.

9. ¿Por qué Dios es causa de infinitas cosas de infinitos modos (prop. 16)?
Cuanta más realidad tenga la esencia de una cosa cualquiera (cuanto más atributos tiene),
cuantas más propiedades se siguen necesariamente. Dado que Dios tiene infinitos atributos,
cada uno de los cuales expresa una esencia infinita en su género, de la necesidad de la
naturaleza de Él deben seguirse infinitas cosas en infinitos modos: todas las que puedan caer
bajo un entendimiento infinito.

10. Explique por qué Dios es libre (prop. 17). ¿Implica esto que Dios puede hacer milagros si
así lo quiere?
Dado que Dios tiene infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia infinita
en su género, de la necesidad de la naturaleza de Él deben seguirse infinitas cosas en infinitos
modos. Es decir, Dios obra por las solas leyes de su naturaleza. Y dado que Él es la única
sustancia, todo lo que es, es en Él y por Él, es decir, fuera de Él nada puede ser, no hay algo
que pueda determinarlo o forzarlo a obrar. No hay causa que incite a obrar a Dios, sino que Él
es la única causa libre (ya que, por definición, libre es aquella cosa que existe por la sola
necesidad de su naturaleza y se determina por sí sola a obrar: Dios).
Se cree que Dios puede hacer que lo que se sigue de su naturaleza deje de hacerlo, es decir,
que pueda haber milagros, ya que se cree que a Dios le pertenece una voluntad absoluta y un
entendimiento infinito. Pero esto implicaría que Dios no pudiese crear nada más de lo ya
creado porque ya todo estaría hecho, por lo que Dios no sería omnipotente. Pero Dios es
omnipotente: de la sola necesidad de su naturaleza se siguen infinitas cosas en infinitos
modos. Y si se prefiere admitir que Dios no hace todo, se le atribuye cierta indiferencia y
contingencia en su obrar (lo decretado por Él sería de su voluntad absoluta y no de una
necesidad). Pero Dios obra necesariamente, de acuerdo a su propia naturaleza, por lo tanto,
todo lo que es es necesariamente como es y no puede ser de otra forma. Si las cosas fueran de
otro modo, si pudiera haber milagros, significaría que Dios puede obrar de otra forma de la
que obra, y por lo tanto se le debería atribuir una naturaleza distinta; sería otro del que es. Lo
que es absurdo.

11. Determine cuáles son las características de los modos infinitos (prop. 21 a 23)
Todo lo que se sigue de la naturaleza, tomada en términos absolutos, de algún atributo de
Dios ha debido existir siempre y ser infinito [¿la naturaleza absoluta del atributo? ¿Los
atributos no son infinitos en su género, pero no de forma absoluta?]
Es imposible concebir que en un atributo de Dios se siga, en virtud de su naturaleza tomada
en términos absolutos, algo que sea infinito y de existencia determinada, como por ejemplo la
idea de Dios en el pensamiento.
Ya que: El pensamiento, en tanto atributo de Dios, es infinito; pero se lo supone finito por
tener la idea de Dios, algo finito de existencia durable (ya que, si el pensamiento tiene una idea
finita y de duración determinada, deberá éste también poseer las mismas características
porque de lo contrario, habría un momento –cuando la idea dejase de existir o no hubiera
comenzado a existir– en que el pensamiento no tuviera idea de Dios, que es lo que se está
suponiendo [¿correcto? Me fue difícil encontrar una interpretación a por qué el pensamiento
infinito no podría albergar una idea finita]. Pero si fuera finito, es a causa de ser limitado por
algo de su misma naturaleza: el pensamiento mismo [¿otro pensamiento?]. Ahora bien, el
pensamiento no puede limitar al pensamiento en tanto posea la idea de Dios, ya que es en
cuanto posee la idea de Dios porque se supone al pensamiento como finito (no comprendo
para nada por qué el pensamiento no puede limitar al pensamiento si posee la idea de Dios. No
comprendo por qué continúa con la demostración, podría tan sólo decir que el pensamiento no
puede ser finito apelando a alguna proposición anterior y que por lo tanto, la idea debe ser
infinita. No logro ver cuál es el argumento que subyace). Por lo tanto, el pensamiento limita al
pensamiento en cuanto no constituye la idea de Dios. Se concibe al pensamiento como
constituyendo y no constituyendo la idea de Dios. Pero se había supuesto que la idea de Dios
estaba en el pensamiento. Por lo tanto, por reducción al absurdo, la idea de Dios debe ser
infinita.
Si algo, cualquier cosa, “se sigue, en algún atributo de Dios, en virtud de la necesidad de la
naturaleza, tomada en términos absolutos, de ese mismo atributo, ello deberá ser
necesariamente infinito”. Es decir, si algo se sigue necesariamente por la naturaleza absoluta
de un atributo, ese algo es infinito (no comprendo a que se refiere con “la necesidad de la
naturaleza, tomada en términos absolutos, de ese mismo atributo”. Si un atributo fuera infinito
absolutamente, sería único, sería Dios mismo, ¿no? En la conclusión de la misma demostración
dice: “Por consiguiente, la idea de Dios en el pensamiento, o cualquier otra cosa que
necesariamente se siga de la naturaleza de algún atributo, tomada en términos absolutos, no
puede tener una duración determinada, sino que, en virtud de ese atributo, es eterna. Que era
lo segundo. Nótese que esto mismo debe afirmarse de cualquier cosa que se siga
necesariamente, en un atributo de Dios, de la naturaleza divina tomada en términos
absolutos.” ¿De la naturaleza absoluta de Dios o de la naturaleza absoluta del atributo? Si el
atributo fuera infinito absolutamente, no estaría limitado de forma alguna; Por otro lado,
¿cuáles son estas “cosas”? ¿Toda idea?)

Tampoco entiendo, en la proposición XXII que es un atributo “afectado de una modificación”.


¿Es una forma de decir “modo”? La proposición diría que todo modo de un atributo infinito y
existente, también es infinito y existente.
En la proposición XXIII, volviendo al tema de la naturaleza absoluta del atributo, Spinoza
opone a esta última el atributo afectado de una modificación.

La relación entro modos finitos y modos infinitos. ¿En qué punto los últimos son medios para
que Dios produzca a los primeros? Según la proposición 28, las cosas finitas son causadas por
otras cosas finitos, pero todas esas son causadas por Dios mediante los modos infinitos.

12. Determine las características de los modos finitos (24 a 33)


La esencia de los modos finitos, de las cosas producidas por Dios , no implica la existencia,
sino que para comenzar a existir y para que perseveren en la existencia dependen de Dios:
Dios es causa del ser de las cosas. Y esto porque Dios es la única sustancia, lo único que es
causa de sí. Pero como las modos finitos se conciben por Dios, su esencia también depende de
Dios. Dios es causa eficiente y esencial de las cosas. Es por esto que las cosas particulares no
son nada sino afecciones de los atributos de Dios: modos por los cuales se expresan de cierto y
determinada manera los atributos de Dios. Por lo tanto, una cosa determinada a obrar algo fue
determinada necesariamente por Dios, ya que Él es la única causa eficiente y esencial de las
cosas. Y lo que no fue determinado a obrar por Dios, no puede determinarse de manera
alguna, ya que todo es por Él. En consecuencia, una cosa determinada por Dios no puede
indeterminarse ella misma.
Ahora bien, los modos (in)finitos, las cosas singulares y de existencia limitada, no fueron
determinados directamente por Dios, ya que todo lo que se sigue de Él es infinito y eterno. La
cosa particular debe seguirse de algún atributo de Dios, en tanto atributo afectado por cierto
modo. Pero este atributo no puede ser causa, en cuanto afectado por una modificación que
sea eterna e infinita (ya que la cosa no sería finita, sino infinita). La cosa debe ser determinada
a existir y a obrar por un atributo de Dios, en cuanto modificado por una modificación que sea
(in)finita y que tenga una existencia determinada (no eterna). Y esto porque Dios produce
inmediatamente a los modos infinitos, aquellas cosas que se siguen necesariamente de su
naturaleza absoluta. Mediante éstos, son producidos los modos finitos, que no pueden ser ni
concebirse sin Dios. [Es decir, Dios es causa inmediata de las cosas infinitas absolutamente,
pero no es causa de inmediata de las cosas infinitas en su género].
Por lo tanto, todas las cosas se siguen necesariamente de la naturaleza de Dios y fueron
determinadas a ser y a obrar por ella, ya que si las cosas fueran de otra manera, implicaría que
Dios posee otra naturaleza, otra esencia. Sería otro del que es. Pero como esto es absurdo, las
cosas no han podido ser producidas por Dios de ninguna otra manera ni en ningún otro orden
que como han sido producidas.

13. ¿Por qué no hay en la naturaleza nada contingente? (prop. 29)


Dios es la única sustancia, que existe necesariamente y no contingentemente, de la que se
siguen necesariamente infinitas cosas de infinitos modos. Por lo tanto, Dios es causa necesaria,
no contingente, del ser de las cosas (no hay algo por fuera de Dios, todo lo que es, y no es Dios,
es en Dios), lo que implica que Dios determina a obrar a las cosas, ya que éstas no pueden
determinarse a sí mismas (por ser modo de los atributos de Dios). Es decir, es imposible, no
contingente, que las cosas se determinen o indeterminen a sí mismas: sólo por Dios las cosas
son determinadas, y lo son necesariamente.

14. ¿Por qué no es posible la voluntad libre? (prop. 32)


La voluntad es un modo de pensar. Y ninguna voluntad puede existir ni ser determinada a
obrar si no es determinada por otra causa (y esta causa por otra, así hasta el infinito). Incluso si
la voluntad fuera infinita, debe ser determinada a existir y a obrar por Dios (lo infinito se sigue
necesariamente de la naturaleza absoluta de algún atributo de Dios). Por lo tanto, la voluntad,
finita o infinita, requiere de una causa que la determine a existir y obrar. La voluntad no es
libre, sino necesaria o compelida. Esto implica que Dios no obra en virtud de la libertad de la
voluntad.
Que se sigan infinitas cosas de la voluntad no implica que Dios obre en virtud de una
voluntad libre, ya que también se siguen infinitas cosas del movimiento y del reposo y no por
ello se afirma que Dios obre en virtud de éstos. La voluntad no pertenece a la naturaleza de
Dios, a su esencia, sino que se vincula con Dios de la misma forma en que se vinculan las
demás cosas naturales: es determinada por la necesidad de la naturaleza divina a ser y a obrar
de un cierto modo.

15. ¿Por qué la potencia de Dios es equivalente a su esencia?


De la esencia de Dios se sigue que Él es causa de sí, que existe. Pero además, Dios es causa
de todas las cosas: de la necesidad de la naturaleza divina se siguen infinitas cosas en infinitos
modos. Dios es absolutamente causa primera: tanto de la existencia como de la esencia de las
cosas. Por lo tanto, la potencia de Dios, por la cual Él es y obra por sí mismo, y por la cual,
consecuentemente, son y obran todas las cosas, modos de la sustancia única, es la esencia de
Dios mismo. Sin su potencia, habría nada.

Apéndice
1. ¿Cuál es el prejuicio del que se derivan todas las demás concepciones erróneas que los
hombres poseen acerca de la naturaleza de Dios?
Los hombres suponen comúnmente que todas las cosas naturales obran, como ellos
mismos, por un fin. Incluso aseveran que Dios mismo dirige todas las cosas hacia un fin
determinado, pues se dice que Dios ha hecho todas las cosas por el hombre, y al hombre para
que lo adore a Él.

2. ¿Qué se propone Spinoza hacer respecto de tal prejuicio?


En primer lugar, examinar el origen o la causa de este prejuicio, junto al motivo por el cual
todos los hombres son por naturaleza propensos a abrazarlo. Luego pretenderá mostrar la
falsedad del prejuicio, para finalmente enseñar cómo dio lugar a otros prejuicios: los del bien y
el mal, los del mérito y el pecado, los de la alabanza y el vituperio, del orden y la confusión, la
belleza y la fealdad, entre otros.

3. ¿Por qué los hombres imaginan ser libres?


Spinoza considera que todos los hombres nacen ignorantes de las causas de las cosas y que
todos apetecen buscar en las cosas lo que les es útil, pero que son conscientes de todo ello. De
aquí, Spinoza deduce que todos los hombres imaginan ser libres, puesto que son conscientes
de sus voliciones y de su apetito; pero no consideran las causas que los disponen a apetecer y
querer, porque las ignoran. [Es decir, creen que su deseo y su voluntad no están determinadas,
ya que no conocen las causas que las hacen las disponen de cierta manera.]

4. ¿Cómo es el origen de la superstición en los humanos?


También deduce Spinoza que los hombres hacen todo por un fin, siendo éste la utilidad que
apetecen. Por eso siempre anhelan conocer las causas finales de las cosas que se llevan a cabo.
Incluso consideran, según Spinoza, a todos los seres naturales como medios para conseguir lo
que les es útil. Y una vez que han considerado las cosas como medios, no han podido creer que
se hayan hecho a sí mismas, sino que han tenido que concluir, basándose en el hecho de que
ellos mismos suelen servirse de medios, que hay algún o algunos rectores de la naturaleza,
provistos de libertad humana, que les han proporcionado todo y han hecho todas las cosas
para que ellos las usen. Pero dado que no conocen la índole de tales rectores, creyeron que
eran similares a los hombres mismos. De donde resulta que todos, según su propia índole,
inventaron diversos modos de dar culto a Dios, con el fin de que Dios los amara más que a los
otros, y dirigiese la naturaleza entera en provecho de su ciego deseo e insaciable avaricia.
Así, este prejuicio se convirtió en superstición, echando profundas raíces en las almas, lo
que causó que todos los hombres se hayan esforzado al máximo por entender y explicar las
causas finales de todas las cosas. Por eso, frente a enfermedades o terremotos, interpretaron
que los dioses estaban irritados por las ofensas que recibían de los hombres. Pero al no lograr
establecer explicar las desgracias acaecidas a los piadosos, colocaron este hecho entre las
cosas desconocidas cuyo uso ignoraban que desistir a este inveterado prejuicio. Y de ahí que
afirmasen como cosa cierta que los juicios de los dioses superaban con mucho la capacidad
humana, afirmación que habría sido, sin duda, la única causa de que la verdad permaneciese
eternamente oculta para el género humano, si la Matemática, que versa no sobre los fines,
sino sólo sobre las esencias y propiedades de las figuras, no hubiese mostrado a los hombres
otra norma de verdad.

5. ¿Por qué la doctrina finalista priva a Dios de perfección?


Spinoza considera que las causas finales son todas ficciones humanas que trastocan la
naturaleza. Pues confunde la causa, lo anterior con el efecto lo posterior, como también a lo
que es supremo y perfectísimo lo vuelve imperfectísimo. Sin embargo, de acuerdo a las
características de los modos infinitos, es perfectísimo el efecto producido inmediatamente por
Dios; cuantas más causas intermedias necesita algo para ser producido, tanto más imperfecto
es. Pero si las cosas primeras hubieran sido hechas por Dios teniendo como fin a las cosas
últimas, estas serían necesariamente las más excelsas de todas.
Además, esta doctrina acaba con la perfección de Dios. Si Él obrase con vistas a fin,
necesariamente apetecería de algo de lo que carece. Quienes defienden la doctrina finalista,
incluso aceptan que, aparte de Dios, antes de la creación no había algo en cuya virtud Dios
obrase, por lo que se ven forzadas a confesar que Dios desearía algo de lo que carecía. Cabe
destacar, dice Spinoza, que los que defienden esta doctrina, al no tener otra forma de
argumentar introdujeron la reducción, no a lo imposible, sino a la ignorancia. Es posible
siempre preguntar por la causa de la causa, hasta que, por falta de argumentos, se apela a la
voluntad de Dios, esto es, al asilo de la ignorancia.

6. ¿Cómo surgen las nociones de Bien, Mal, Orden, Alabanza, Vituperio, etc..?
Los hombres, a raíz de la doctrina que cree que la naturaleza toda se estructura en torno a
causas finales, juzgaron que lo primordial en cada cosa, su fin último, era lo que les era más útil
de ellas y estimaron como las más excelentes todas aquellas cosas que los afectaban de la
mejor manera. De donde formaron nociones con las que intentan explicar la naturaleza de las
cosas, tales como Bien, Mal, Orden, Confusión, Calor, Frío, Belleza y Fealdad; y, dado que se
consideran a sí mismos como libres, de ahí han salido nociones tales como Alabanza, Vituperio,
Pecado y Mérito. Han llamado Bien a todo lo que se encamina a la salud y al culto de Dios, y
Mal, a lo contrario de esas cosas. Además, como los hombres que nada entienden de las cosas
de la naturaleza, nada pueden afirmar acerca de ellas, sino que sólo se las imaginan,
confundiendo el entendimiento con la imaginación, creen por ello que en las cosas hay un
Orden; ignoran la naturaleza de las cosas como la suya propia. Pues dicen que están bien
ordenadas cuando están dispuestas de tal manera que, al representárnoslas por medio de los
sentidos, podemos imaginarlas fácilmente y, por consiguiente, recordarlas con facilidad; y, si
no es así, dicen que están mal ordenadas o que son confusas. Y puesto que las cosas que más
nos agradan son las que podemos imaginar fácilmente, los hombres prefieren, por ello, el
orden a la confusión, corno si, en la naturaleza, el orden fuese algo independiente de nuestra
imaginación; y dicen que Dios ha creado todo según un orden, atribuyendo de ese modo, sin
darse cuenta, imaginación a Dios, a no ser quizá que prefieran creer que Dios, providente con
la humana imaginación, ha dispuesto todas las cosas de manera tal que ellos puedan
imaginarlas muy fácilmente. Y acaso no les ofrecerá dificultad el hecho de que se encuentran
infinitas cosas que sobrepasan con mucho nuestra imaginación, y muchísimas que la
confunden a causa de su debilidad. Por lo que toca a las otras nociones, tampoco son otra cosa
que modos de imaginar, por los que la imaginación es afectada de diversas maneras, y, sin
embargo, son consideradas por los ignorantes como si fuesen los principales atributos de las
cosas; porque, como ya hemos dicho, creen que todas las cosas han sido hechas con vistas a
ellos, y a la naturaleza de una cosa la llaman buena o mala, sana o pútrida y corrompida, según
son afectados por ella.

7. Explique la afirmación “los hombres juzgan de las cosas según la disposición de su


cerebro, y que más bien las imaginan que las entienden”
Para Spinoza, las nociones [] no son otra cosa que modos de imaginar, pero que de todas
maneras son consideradas por los ignorantes como si fuesen los principales atributos de las
cosas; porque, como ya hemos dicho, creen que todas las cosas han sido hechas con vistas a
ellos, y a la naturaleza de una cosa la llaman buena o mala, sana o pútrida y corrompida, según
son afectados por ella. Esto muestra que cada cual juzga de las cosas según la disposición de su
cerebro, o, más bien, toma por realidades las afecciones de su imaginación. Pues, aunque los
cuerpos humanos [¿ es ejemplo ? o se refiere a que hay propiedades universales que sí están
en las cosas?] concuerdan en muchas cosas, difieren, con todo, en muchas más, y por eso lo
que a uno le parece bueno, parece malo a otro; lo que ordenado a uno, a otro confuso; lo
agradable para uno es desagradable para otro; y así ocurre con las demás cosas. Es por eso que
puede afirmarse que “hay tantas opiniones como cabezas”, “no hay menos desacuerdo entre
cerebros que entre paladares”. Esto muestra suficientemente que los hombres juzgan de las
cosas según la disposición de su cerebro, y que más bien las imaginan que las entienden.

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