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ChNCLOBRG

INVIERNO 1987 REVISTA DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS “JUAN GIL-ALBERT" N.° 11 500 PTS.

LA MEDICINA PROFANA
ω ChN¿LOBR€
Revista del Instituto de Estudios
Juan Gil-Albert

«Canelobre» es una
publicación del Instituto de
Estudios Juan Gil-Albert, de
la Diputación Provincial de
Alicante.

Número 11
Invierno 1988
500 pesetas

Depósito legal
A-227-1984
Director
José Carlos Rovira
Secretario
Ramiro Muñoz Haedo

Consejo de Redacción
Márius Beviá i García
Margarita Borja
Pere Miquel Campos
Enrique Cerdán Tato
Daniel Climent i Giner
José Ramón Giner Mallol
Fernando Gómez Grande
Miguel Angel Lozano
Jaime Lorenzo
Mario Martínez Gomis
Juan Martínez Leal

Diseño
José Piqueras
Lloren^ Pizá

Este número monográfico de


CANELOBRE
__________ titulado__________
“La medicina profana”,
ha sido coordinado por
Emili BALAGUER PERIGÜELL

Agradecemos su colaboración a: Eduardo Ferrandis y Andrés Nolasco, Domenec Morera


(fotógrafo), Vicenta Llorca Pérez, Pilar Sendra Pina, Alfonso Pedros Roselló, Ana Ca-
rratalá Marco, M.a Dolores García Navarro, M.a Teresa Miñana Molla, los Estudiantes
de las Facultades de Medicina de Alicante y Valencia que participaron en los seminarios
de Medicina Popular y Antropología Médica organizados por los Departamentos de His­
toria de la Medicina de ambas Universidades, al Fondo de Investigaciones Sanitarias de
la Seguridad Social, al Instituto “Juan Gil-Albert” y al Secretariat de Normalització Lin-
güística de la Universitat d'Alacant.
INDICA

Invierno 1988

Portada: Miniatura árabe del Manuscrito de Dioscórides.


_______ (Estambul, Palacio de Topkapi)._______________________________________
C71 El conocimiento popular de la salud y de la enfermedad,
J Emilio BALAGUER PERIGÜELL____________________________________
0La importancia creciente de los no profesionales en los procesos asistenciales,
_______ Josep María COMELLES_____________________________________________
I El curanderismo urbano: un fenómeno en expansión,
] Javier GRANERO XIBERTA

CURANDERISME AL PAÍS VALENCIA:

27 La búsqueda de la salud, Enrique PERDIGUERO GIL

I “Trencar els golls”, “Poner las cañas”, “Mirar el aliacá”: rituales diagnóstico-
351 terapéuticos, E. BALAGUER, R. BALLESTER, J. BERNABEU, E. PERDIGUERO
I Curanderisme a les comarques septentrionals,
_ ' Josep Lluis FRESQUET FEBRER_____________________________________
I Superstició i pensament mític a la medicina popular valenciana: les malalties
“no de metges”, Josep L. BARONA VILAR, M.a Jesús VALLADOLID LÓPEZ

55 PORFOLIO: Láminas del Dioscórides de Viena (s. VI, B.N. Viena).

67 Herbes medicináis al País Valencia, Joan PELLICER i BATALLER

DOCUMENTS:

Las alternativas a la medicina oficial en el Alicante del siglo XIX: el caso del
“Baldaet”, Enrique PERDIGUERO GIL

REPORTATGES:

~~Ί Un cas de curanderisme fonamentalista: el centre “La Creación” de Petrer,


uJ Pepe RODRÍGUEZ, Xavier GRANERO.

91 Publicaciones
El conocimiento popular

Emili BALAGUER PERIGÜELL


EL CONOCIMIENTO POPULAR DE
LA SALUD Y DE LA ENFERMEDAD
Emili BALAGUER i PERIGÜELL
Xátiva, 31 diciembre 1987

A TRASCENDENCIA DE LOS FACTORES SOCIALES EN LA SALUD Y EN LA EN-

L fermedad, es algo que fue detectado desde los mismos comienzos de la


medicina científica en Occidente. Los escritos de Hipócrates De diaeta,
De Diaeta in acutis, De salubri victu, etc.; conciben el término dieta,
como un régimen de vida (alimentación, trabajo, descanso, deporte,
relaciones sociales, etc.), destinado a curar al hombre enfermo. Es más,
en el escrito más típicamente hipocrático, el De aere, aquis et locis, se
establece una relación directa entre la cultura de los pueblos y su perfil
epidemiológico. Sin embargo el furibundo biologicismo que se
impondrá en la medicina occidental, sobre todo, a partir de la inmensa
obra de Galeno de Pérgamo (130-ca.201), hará borrar en la
consideración del médico, casi totalmente, la valoración de los factores
sociales como elementos intervinientes en los procesos patológicos. Hay
que llegar al final del Seiscientos para que de la mano del
ambientalismo etiológico de Thomas Sydenham (1624-1689) se
reintroduzcan los planteamientos hipocráticos expuestos en el escrito de
“agua, aires y lugares”, y al siglo XVIII para que comience a hablarse
de “enfermedades profesionales”.
Sin embargo es a partir del siglo XIX y a consecuencia de los
problemas que la revolución industrial planteó en el proletariado,
cuando en el seno de la propia medicina, se denuncia la necesidad de
integrar los factores sociales para una adecuada comprensión de la salud
y la enfermedad. En 1847, Salomón Neumann afirma rotundamente
que si la medicina no se transforma en una ciencia social, su futuro es
incierto y en el mismo sentido, se expresaría Rudolph Virchow en Die
medizinische Reform (1848-49). Pero la ciencia básica que posibilitará
plenamente este nuevo acercamiento, la Antropología Cultural y
Social, está todavía muy lejos de ofrecer a la medicina instrumentos
adecuados para cumplir este objetivo; por otra parte, el éxito de la
microbiología desplazará, por un periodo, el interés por los factores
sociales. Solo después de la segunda Gran Guerra, comenzó a hacerse
efectivo y de forma muy lenta, el programa de la Medicina Social, así
como a plantearse la actividad que llamamos medicina, como un
elemento importante de la cultura de los pueblos.
La Antropología Cultural como ciencia que estudia el
comportamiento humano a través de las instituciones sociales, haciendo
hincapié en las relaciones sociales, tiene como objeto de su estudio, la
cultura de los grupos sociales. El análisis de este concepto ha
demostrado de forma evidente que la cultura son modelos de vida
aprendidos y acumulados durante generaciones fundamentalmente con
tres fines: satisfacer las necesidades biológicas de sus miembros; regular
las relaciones sociales, transmitir el conocimiento y por último,
proporcionar una explicación del mundo. Es impensable pues, entender
Busto de Hipócrates.
(Museo Capitolino. Roma).

al hombre sano y al enfermo sin un conocimiento adecuado de su


dimensión cultural. Pero es más, como ya hemos dicho, la medicina es
una parte importante de esa cultura y desde la Antropología Cultural
Médica, se han hecho importantes aportaciones para entender
comportamientos de ciertos grupos, inexplicables desde cualquier otro
punto de vista. Ackerknecht, por ejemplo, ha demostrado que en
ciertos pueblos primitivos, la medicina cumple una “función social” que
no se agota, ni mucho menos, con solucionar un problema biológico. Es
más que la actitud del hombre ante la salud, la enfermedad y la muerte,
está más en función de la cultura que de la biología.
La Antropología Médica ha evolucionado de la misma manera que
lo ha hecho la Antropología Cultural. En una primera etapa el interés
centraba en aspectos propios del Folklore, como el estudio de
determinados grupos arcaicos dentro de una sociedad o centrando el
interés en aspectos muy concretos como la artesanía y los refranes. Pero
posteriormente su objeto de análisis ha ido evolucionando al estudio de
la llamada cultura popular (más bien de los pueblos) que considera toda
la población sin centrarse en unos pocos rasgos típicos y con un
explícito rechazo del concepto de supervivencia que estaba en la base


de los análisis folkloristas. Al mismo tiempo la antropología cultural ha
ido pasando de la pura etnografía o pura descripción de rasgos
culturales a la etnología, es decir, el estudio de una cultura
reconstruyendo su pasado histórico; hasta llegar a una verdadera
ciencia en la que sobre los materiales y descripciones de etnógrafos y
sobre la síntesis de los etnólogos, tiende a formular leyes generales
válidas para todas las culturas.
La Antropología Médica, pues, ha ido cambiando de la misma
manera. En un período inicial se enfrentó al problema de la necesidad
de explicar datos etnológicos muy distintos a los de la cultura
occidental, y a eso responden las clásicas obras de W.H.R. Rivers,
Medicine Magic and Religions (1924) y la sugestiva síntesis de Forrest
Clement, Primitive concepts ofDiseases (1932). En una segunda fase la
corriente americana conocida como “cultura y personalidad” y sobre
todo el grupo de psiquiatras conocidos como “Escuela de Chicago”,
pusieron en evidencia la importancia de los factores culturales en el
comportamiento del hombre ante los problemas de salud y enfermedad,
y por último, los estudios de Erwin H. Ackerknecht en los pueblos
primitivos; Gonzalo Aguirre en su libro Programa de salud
ensituaciones interculturales (1955) y Harold Wolf y Leo Simmons en su
Social Science in Medicine (1954), crean las bases para que en 1963
Scotch hable ya de una Antropología de la Medicina, acuciado por los
problemas que plantea la asistencia al Tercer Mundo y por otra parte, la
importancia de los factores culturales en la actitud del enfermo ante la
prescripción terapéutica y su seguimiento. El resultado final esuna
definición de la Antropología cultural médica como aquella ciencia
social que se ocupa en analizar como las personas en las diferentes
culturas y grupos sociales explican las causas de la salud y la
enfermedad, los tipos de tratamiento en los que confían y a quienes
acuden cuando están enfermos.
Soy consciente de la petulancia, pero no exagero en afirmar que,
en estos momentos, entre los mejores estudios de Antropología Médica
que existen en el Viejo Continente y sospecho que también en el
Americano, algunos son los realizados en algunas comarcas del País
Valenciano. No es una pura coyuntura. En 1968 me incorporé a la
Cátedra de Historia de la Medicina de Valencia dirigida por el Profesor
José María López Piñero, discípulo de Ackerknecht, allí fui encargado
de dirigir un seminario de Medicina Popular hasta 1977 en que pasé a
ocupar la Cátedra de Historia de la Medicina de la Universidad de
Zaragoza. En Valencia aprendí de mi maestro la importancia de la obra
del gran historiador y antropólogo Ackerknecht para entender la
ingerencia de los factores culturales en los problemas de salud y
enfermedad, así como la trascendencia del idioma como factor de
primera magnitud en la comunicación médico-enfermo. Más tarde tuve
ocasión de trabajar con Ackerknecht en Zurich y profundizar en estos
aspectos. Recuerdo que en mi ponencia al l.er Congreso de Cultura
Catalana en 1972, planteaba un proyecto de Antropología Médica en la
línea de lo que hoy se defiende como lo más adecuado criticando
explícitamente la tendencia folklorista. En la Sociedad Económica de
Amigos del País, por esas fechas, presenté un proyecto de investigación
que no pudo realizarse por mi marcha a Zaragoza y por la dificultad en
su financiación. Debo afirmar, en honor a la verdad, que sólo con la
ayuda del Fondo de Investigación de la Seguridad Social, el mismo
proyecto, ha sido una realidad estos tres últimos años.
Galeno, dibujo de Rubens.
(Biblioteca Nacional. Viena).

Mis estudios en Aragón, en esa misma materia, me afianzaron en la


necesidad de profundizar en el análisis cultural para una medicina
eficaz. Dudo mucho que cuando un labriego del Pirineo, afectado por
un problema hepático, le dice al médico que sólo bebe al día un par de
“vasas” de vino, el doctor sepa interpretar que el enfermo está
ingiriendo más de dos litros de vino.
Desde 1982 en que me incorporé a la Universidad de Alicante, el
estudio de la Antropología Médica de las comarcas del Sur del País
Valenciano ha sido uno de los objetivos fundamentales del
Departamento de Historia de la Medicina. Los seminarios
desarrollados en ese sentido así como las Tesis de licenciatura
realizadas, ha posibilitado la formación de un grupo, que con mucho,
supera, intelectual y metodológicamente, mis planteamientos iniciales
llegando indiscutiblemente a los actuales planteamientos de la
Antropología Médica, pero no solo a nivel programático sino con
resultado concretos que han despertado el interés de más de un
eminente científico.
El conjunto de trabajos que Ies ofrecemos en el presente número,
es un claro resultado de la situación actual de los estudios de
Antropología Médica en el País Valenciano. Desde los
bienintencionados trabajos de Seijo Alono (1974) sólo el Departamento
de Historia de la Medicina de Valencia, se había ocupado de estos
temas. No es casual que sean los Departamentos de Historia de la
Medicina de las Universidades de Valencia y Alicante, así como de un
grupo de médicos-antropólogos catalanes, que alrededor de un
interesante grupo de antropólogos asentados en Tarragona se ocupan
de temas de antropología médica, los que podamos ofrecer trabajos
etnográficos, etnológicos y algunos antropológicos, propiamente
dichos, de lo que son hoy las actitudes, creencias y hábitos terapéuticos
de nuestro pueblo ante la salud y la enfermedad.·
!

Juramento hipocrático. (Manuscrito bizantino del s. XII en forma de cruz. Biblioteca Vaticana).
La importancia creciente
de los no profesionales
en los procesos asistenciales

Josep M.a COMELLES


LA IMPORTANCIA CRECIENTE DE
LOS NO PROFESIONALES EN LOS
PROCESOS ASISTENCIALES

Josep María COMELLES

1. Los profanos en los procesos asistenciales.

Durante siglo y medio el papel del profano en el


campo de la salud había permanecido en un discreto se­
gundo plano, como un agente poco relevante y aún poten­
cialmente peligroso en los procesos asistenciales. Su im­
portancia había sido destacada por los científicos sociales,
porque la literatura especializada se refugiaba en temas
“marginales” quizás por no entrar de lleno en el estudio de
las profesiones e instituciones sanitarias (Cfr. COME­
LLES 1984, COMELLES y PARIS, 1986).
El incremento del interés por el papel de los profanos,
de los no profesionales en el sistema sanitario, es un fenó­
meno relativamente reciente, que no obedece tanto a un
incremento de la presencia de los mismos en la gestión de
la salud, como al incremento del interés de los sanitarios,
de los salubristas y de los propios científicos sociales hacia
ellos (COMELLES 1985,1985a). A mi juicio son varias las
razones que lo presiden.
En primer lugar el desarrollo de políticas de atención
comunitaria que tienen que ver con el desarrollo de la asis­
tencia pública en el marco del estado del bienestar en sus
múltiples formas, y que tienden a atribuir a los no profesio­
nales determinadas responsabilidades implícitas o explíci­
tas en materia de salud. En este mismo marco político, la
atención comunitaria favorece la institucionalización de la
presencia de los profanos, usuarios, en determinadas esfe­
ras de la gestión de la salud: incremento de paraprofesio­
nales, grupos de autoayuda, incentivaciones de conductas
a través de campañas de educación sanitaria, etc...
En segundo lugar y en parte relacionado con lo ante­
rior, la crisis del modelo sanitario desde finales de los se­
senta ha ido generando una tendencia en favor de los dere­
chos de los usuarios que se ha abierto paso en la mayor
parte de los países y que ha supuesto un reconocimiento de
su importancia.
En tercer lugar, el desarrollo de determinadas formas
de autoatención (self-help), aparecía como la consecuen­
cia del fracaso del modelo sanitario y representaba la aper­
tura aparente del mismo hacia formas de atención alterna­
tiva al margen del propio sistema y que involucraban esen­
cialmente a no médicos, dicho de otra manera y según la
ideología dominante entre los doctores, a profanos.

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En cierta medida nos hallamos ante una situación muy centrar sus análisis sobre los componentes carismáticos o
ambigua: por un lado menudean las críticas acerca de la psicopatológicos de chamanes y curanderos, al obsesio­
falta de formación de los profanos, pero por la otra existen narse casi hasta extremos patológicos por tratar de demos­
indicativos según los cuales tanto las autoridades sanita­ trar la eficacia de los procedimientos aborígenes, o por
rias, como incluso los propios médicos, fomentan el desa­ examinar la estructura de los sistemas de pensamiento re­
rrollo de formas de autoatención en salud como alternativa lativos a la enfermedad, la muerte o el infortunio, los an­
a la crisis de eficacia o de recursos de la sanidad pública en tropólogos relegan a los profanos a un segundo plano; unas
los países desarrollados. veces como espectadores-notario de unos rituales percibi­
dos en términos carismático-catárticos, otras veces como
agentes pasivos e indirectos de los rituales.
2. El papel de los profanos en el modelo médico hegemóni-
co.
Sin embargo, si se explora detenidamente la literatura
antropológica, puede observarse como el estudio del papel
de los profanos en los procesos asistenciales, tiene también
La escasa consideración de los no profesionales en el
sistema sanitario de los países desarrollados ha sido conse­ una considerable tradición antropológica que quizás haya
permanecido en un segundo plano hasta hace pocos años.
cuencia lógica del proceso seguido en la constitución del
Me refiero a aquellas investigaciones que enfatizan sobre
“modelo médico hegemónico”, basado en el estableci­
el sistema rol-status del paciente y que han venido elabo­
miento de un monopolio de la corporación médica sobre el
rando desde hace cincuenta años, antropólogos y sociólo­
campo de salud, y que suponía la exclusión legal de toda
gos. En estos estudios, se desarrolla una línea de investiga­
práctica terapéutica o asistencial que no fuese aplicada por
ción que se centra más que en las dimensiones cognitivas
profesionales homologados.
de los procesos asistenciales en sus dimensiones sociales.
Esta asunción pasaba por alto el que la autoatención
Se trata de un énfasis que debe vincularse a la influencia
en salud es un hecho estructural si aceptamos que la enfer­
de los modelos sociológicos en Antropología realizados a
medad es un universal, y por tanto una práctica inevitable
través de la Antropología social británica y de la sociología
en cualquier contexto histórico, mientras que la génesis de
empírica norteamericana. Es decir, planteamiento que gi­
un sistema profesionalizado de atención en salud tiene que
ran en torno al análisis de situaciones y al estudio de casos
ver con un contexto histórico particular, como lo prueba la
en base a percibir los comportamientos sociales como pro­
diversidad, variedad, multiplicidad de formas y falta de
cesos de toma de decisiones que motivan transformaciones
universalidad que adopta la intervención especializada en
salud (Cf. MENÉNDEZ 1978,1984). en las relaciones sociales.
Puede aceptarse como una actitud lógica el que toda
corporación profesional especializada que busque un mo­
nopolio en cualquier campo trate de excluir del mismo
toda práctica que dicha corporación no legitime. Ello
puede comprobarse, no sólo en relación a la profesión mé­
dica sino también al papel que ejercen en muchas socieda­
des brujos, chamanes y curanderos. Y aunque desde la
perspectiva profesional se tienda a rechazar, ocultar o ne­
gar el papel del profano, éste sigue persistiendo en torno
del enfermo, aunque la ideología dominante tienda a igno­
rarlo o a desacreditarlo por estar presuntamente basado en
principios no compatibles con el discurso médico.
Pero esta ocultación del profano no es sólo la conse­
cuencia de la intervención sesgada de los profesionales.
Aún entre los antropólogos, y en buena medida como con­
secuencia de una percepción también en ellos sesgada por
el propio MMH, parece como si el objeto de estudio fun­
damental en el campo de la salud y la enfermedad haya gi­
rado fundamentalmente en torno a énfasis que tienden a
disminuir el papel de los no profesionales privilegiando
aquellos sectores de la atención en salud de las sociedades
aborígenes que se asemejan u homologan a la estructura
cognitiva e ideológica de la percepción de la enfermedad,
las relaciones con la magia y la religión, el énfasis en los
especialistas aborígenes. En cierta medida da la impresión
como si, desde esa perspectiva, la tarea de antropólogo
fuese ante todo la de reconstruir sistemas médicos locales
de un modo que enfatizase casi exclusivamente aquello
que el MMH privilegia en las sociedades desarrolladas. Al

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de movilización, de articulación a través de mediadores,
estos autores establecen, a mi juicio, un marco especial­
mente adecuado para explorar la dimensión social de la en­
fermedad, es decir las trasformaciones y la evolución de las
relaciones sociales que se producen en torno a la situación
de enfermar y que aparece, como particularmente fecundo
no sólo para explorar las distintas dimensiones que engen­
dra la enfermedad, sino también para explorar una serie de
fenómenos sociales más generales que revela la situación
de enfermedad, y en los que lo fundamental es restituir al
profano el papel que no debiera haber nunca perdido.

3. La constitución del saber del profano.

La imagen convencional del profano es la de aquel


que aparece como ignorante y que por su condición es in­
capaz de responder a una serie de situaciones como las que
implica la presencia de enfermedad. Esta asunción es
como hemos visto una construcción ideológica que se
funda en una falsedad y es la consecuencia de un plantea­
miento que pretende dividir a la población en dos sectores
diferenciados: uno depositario de un saber técnico, articu­
lado con una teoría o con un aprendizaje práctico y que
tiene atribuido por razones político-administrativas un mo­
nopolio sobre un campo del saber; otro absolutamente ig­
norante e incapaz de tomar decisiones al respecto ante cir­
cunstancias determinadas. La paradoja de esta situación
está en que quienes promueven sistemáticamente esta idea
Miniatura de Pietro de Eboli de la obra De Balneis Puteolanis) (s. XIV), ba­ no dejan de afirmar, al mismo tiempo, que son la ignoran­
sada en el tratado de Hipócrates. (Ms. 1474, Biblioteca Angélica, Roma).
cia y la falta de educación sanitaria las que están en la base
del mal uso de los servicios sanitarios y del consumo desa­
Esta influencia se pone de manifiesto a partir de la forado e incontrolado de medicamentos.
obra de Evans-Pritchard sobre los zande (1937), y se arti­ Una serie de investigaciones cuidadosas realizadas
cula con los desarrollos teóricos de la antropología britá­ desde mediados de los setenta por una serie de antropólo­
nica de los cincuenta (Cf. WORSLEY 1982), y con el desa­ gos en torno a la dimensión cultural de la enfermedad, la
rrollo teórico y empírico de la sociología empírica nortea­ que los ingleses llaman “illness” y quizás nosotros “padeci­
mericana (PARSONS 1982). A estás influencias hay que miento” ha puesto en evidencia la existencia de “modelos
añadir las que surgen del interaccionismo simbólico. Las explicativos” de la enfermedad distintos para el médico, el
nociones de “proceso”, tal como la emplean los antropólo­ curandero, el enfermo y su familia o red social, pero no tan
gos británicos, y de “carrera moral” tal como la introduce distintos como para que puedan ser considerados absoluta­
Goffman (1970) tienen no pocas similitudes. Asimismo, el mente independientes entre sí. Parece como si entre los
empleo por ambos grupos de técnicas de investigación distintos agentes que intervienen en el proceso asistencial
harto parecidas, refuerza la familiaridad entre uno y otro se estableciesen unas relaciones dialécticas que implican el
planteamiento. que en los modelos explicativos respectivos se filtrasen y se
Existe entre esas aproximaciones un paralelismo bas­ articulasen los de unos y los de otros (Cf. GOOD 1977,
tante evidente en su énfasis en las dimensiones sociales, GOOD y GOOD 1981, KLEINMAN 1980). En cierta ma­
por encima de las que permite una mayor incidencia en el nera, Laín Entralgo entre nosotros (1984) había señalado
estudio de los cambios en los entramados de relaciones so­ desde otra perspectiva teórica y metodológica cómo en la
ciales que se generan en torno a la enfermedad. Creo que relación entre el médico y el enfermo había de producirse
podemos, de acuerdo con Alian Young (1982), reivindicar una forma de empatia, es decir que posibilitase la efectivi­
la existencia de una importante, aunque poco invocada tra­ dad de la misma. Es como si el médico aprendiese del en­
dición antropológica aplicada a problemas de salud y que fermo y éste del médico y que en torno a esa relación se
giraría en torno a los conceptos de proceso, de “social net- constituyese un nuevo tipo de saber, que podemos llamar
work” (red de relaciones sociales), y que fundamentaría el provisionalmente sincrético y que se relaciona dialéctica­
estudio de los procesos asistenciales en torno a la noción mente con la teoría que sobre la enfermedad puedan tener
de “sickness” mucho más que en las de “disease”, o de “ill- los distintos agentes. Este planteamiento representa la ne­
ness”. Al percibir las relaciones sociales como entramados cesidad de repensar las relaciones que se establecen entre
complejos de procesos de negociación social, de coalición, la teoría y la práctica, estableciendo un tercer nivel inter-

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medio, al que siguiendo a Menéndez podemos llamar sa­
ber en el cual quedan representadas de hecho lógicas parti­
culares afectadas por variables que puedan tener poco que
ver con la ideología o la teoría.
Quizás para esclarecer este punto puede ser útil invo­
car como ejemplo la creencia particularmente generalizada
en nuestro país sobre la eficacia del supositorio, de la vía
rectal para la absorción de multitud de fármacos. En mu­
chos casos los farmacólogos destacan lo absurdo del proce­
dimiento pero a pesar de ello muchísimos médicos y gran­
des sectores de la población comparten esa idea. Si se pide
a los primeros una explicación técnica la respuesta puede
oscilar entre el “a mí me va bien” (en todo caso a los
“otros”!!), o simplemente “porque la gente lo prefiere y
para qué voy a discutir si tampoco es esencial”.
La existencia de este saber asumido de hecho por los
propios profesionales, como veíamos en este último ejem­
plo, está en contradicción con la definición de profano,
pero revela que incluso desde el MMH se les acepta un
cierto grado de autonomía de capacidad de decisión a los
profanos. Pero este es un fenómeno relativamente recien­
te, particularmente detectable a partir del momento en
que la crisis de la propia medicina precipita el tomar en
consideración aspectos que con anterioridad hubiesen re­
sultado ignorados o no considerado. Esto se pone en evi­
dencia si atendemos al creciente prestigio que adquiere, in­
cluso entre sectores importantes del sector salud la consi­
deración hacia modelos de atención alternativos basados
en el papel del propio usuario, lo que se ha llamado autoa-
tención en salud (Cf. MENÉNDEZ 1984). Grabado en madera de Albrecht Dürer (1496). (Germanisches Nationalmu-
seum, Nuremberg).

4. El renacimiento del profano.


al peso que históricamente ha tenido la autoatención, es
El desarrollo de una serie de campos en los cuales el porque su misma cotidianeidad la hace difícilmente abor­
papel del profano es reivindicado no deja de tener una na­ dable para el estudioso, y su condición de praxis y de saber
turaleza paradójica en el contexto sanitario actual en el común la hacen aparentemente poco interesante y escasa­
cual la medicina parece caminar hacia una etapa de rearme mente espectacular desde el punto de vista de su registro,
intervencionista y biologicista (Cfr. GREENWOOD 1984, análisis y clasificación. Es cierto que disponemos de abun­
1984a). No voy aquí a examinar la importancia de este fe­ dantes recetarios de remedios caseros, de prácticas locales,
nómeno que ha sido analizado desde una perspectiva de privadas relativas a la salud. Conocemos asimismo de la
análisis contextual por Eduardo Menéndez (1984) y por mí existencia de un sinnúmero de publicaciones desde el rena­
mismo (1986, 1987), pero sí a destacar algunas dimensio­ cimiento en los que se explica a los profanos cómo actuar
nes del mismo que parecen emerger en los últimos tiempos en relación a sus problemas de salud, pero desconocemos
y cuya falta de análisis crítico impide evaluar con correc­ a menudo el peso que esto tiene en relación a la praxis ins­
ción. titucionalizada.
Para plantear el problema de la creciente importancia He insistido en otro lugar, que la dimensión real del
teórica de la autoatención en salud, debemos considerar en papel del profano únicamente puede percibirse y evaluarse
primer lugar que si aceptamos que la enfermedad es un si se tiene en cuenta que la clave en todo proceso asisten-
universal, hemos de aceptar que la autoatención en salud cial radica fundamentalmente en análisis y evaluaciones
debe ser igualmente un fenómeno estructural en toda co­ que se efectúan fuera de la institución o al margen de los
lectividad humana. Tanto si lo abordamos desde una pers­ especialistas. En realidad, la autoatención en salud implica
pectiva ética, filosófica como realiza Laín Estralgo (1984), también el establecimiento de criterios que permitan esta­
como si lo enfocamos desde los datos que nos suministra la blecer el marco en el que se decide recurrir a un especia­
etnología o la historia sobre la praxis y los saberes en las lista o a varios o a una institución. Es obvio que en la toma
sociedades aborígenes u occidentales, la autoatención apa­ de esas decisiones puede haber influencias que sesguen la
rece como una constante estructural, universal, mientras oferta, y que desde el punto de vista del modelo médico
que el recurso al especialista aparece como un fenómeno hegemónico parece fundamental que ese sesgo se dirija
excepcional. Y si no disponemos de evaluaciones respecto a reducir al mínimo las intervenciones no controladas di­

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rectamente por los profesionales. Pero ahí de nuevo he­
mos de distinguir entre la ideología, el saber y la praxis.
Vamos a emplear para ilustrarlo dos ejemplos que
muestran con cierta claridad las contradicciones que se ma­
nifiestan en torno al problema de la autoatención en salud.
El primero es la cifra creciente de usuarios que recurren a
los servicios de urgencias hospitalarios saltando por en­
cima de los escalones intermedios. El segundo es el cre­
ciente uso de medicamentos por la población sin control
facultativo, la automedicación.

4.1. La gravedad según los profanos.

Los profesionales se lamentan que una parte sustan­


cial de la demanda de atención .no se corresponde con la
gravedad del proceso percibido éste según los criterios
científicos. Este fenómeno es un viejo problema que viene
siendo investigado desde los años cincuenta. Se ha plan­ Cada vez son más los usuarios del sistema sanitario que recurren a los
servicios de urgencia hospitalarios saltando por encima de los escalones
teado y ha motivado investigación desde el momento en intermedios.
que se generaliza un modelo de medicina hospitalaria par­
ticularmente sofisticado y que sustituye al modelo anterior más o menos las siguientes cosas: que les manden a casa
prevalente que centraba la asistencia correcta en la rela­ porque, según el médico que les examina al niño, éste no
ción con el médico de familia en visita a domicilio o en la tiene nada. En la visita el médico se limita a la anamnesis
consulta. y a la exploración física, es decir a una visita comparable,
Las interpretaciones que suelen hacerse a esta mala en la mayoría de casos y desde el punto de vista técnico a
utilización de los servicios son de dos tipos: unas reducen la domiciliaria, con un médico no menos conocido que el
el problema a un problema de acceso, de “falta de educa­ que suele acudir a esta última; pero puede suceder tam­
ción sanitaria” o como suele decirse en España “de falta de bién, en algunos casos que el médico sospeche algo más re­
cultura” que se atribuye a la falta de formación escolar de mita al enfermito al hospital para observación, tratamiento
la población, y que se asocia a las situaciones de bajo nivel o exploraciones complementarias, o que instaure una tera­
de renta. péutica provisional y les remitan a su médico de cabecera
Estos argumentos son de escaso valor interpretativo. para continuar tratamiento.
Una larga serie de investigaciones los han rechazado La consecuencia de todo ello es que la decisión más
(HALPERIN, MEYERS y ALPERT, 1982). Se ha pro­ rentable desde todos los puntos de vista para el usuario es
puesto al respecto que la explicación fundamental es que acudir directamente al hospital en el sentido que procura
nos hallamos ante el conflicto inevitable que se produce asistencia completa en los dos primeros casos, y en la even­
entre dos modos de entender la noción de gravedad y que tualidad del tercero es también lo más rentable porque se
da lugar a dos formas distintas de asumirla. De acuerdo asume perfectamente en el caso de un incidente morboso
con este planteamiento trataremos de glosar el caso a par­ en domingo o día festivo.
tir de un ejemplo basado en una serie de observaciones no El criterio que determina la decisión de acudir al hos­
sistemáticas fruto de una investigación piloto sobre el uso pital no obedecería exclusivamente a razones vinculadas a
aparentemente abusivo de los servicios hospitalarios de ur­ la presunta gravedad, aunque no puede negarse que para
gencia pediátrica en nuestro país. muchos padres síntomas como la fiebre muy alta son perci­
Para los padres de niños enfermos el hospital tiene ac­ bidos como muy alarmantes, aquella funcionaría como una
tualmente ventajas indudables en relación a cualesquiera coartada ideológica en la que el profano hace gala de una
otra institución sanitaria incluida la propia visita domicilia­ ignorancia que el sistema médico le atribuye, como de un
ria. El usuario ha aprendido con los años y la experiencia modo de revertir en su favor un conjunto de conocimientos
que el servicio a domicilio de la Seguridad Social o de cual­ que el propio sistema médico se ha ocupado de enseñarle:
quiera otra mutua es lento y malo, y que el servicio privado es decir que en “el hospital disponen de medios”, que fue
es caro y malo a menos que sea el propio médico de familia durante años la excusa para no desplazarse el médico a do­
que se desplace, circunstancia que únicamente se da con micilio en malas horas, pero también el que esos “medios”
ciertas garantías en el caso de la clientela privada, y aun no son sino la consecuencia de un proceso de reconversión
los días laborables a horas de trabajo. Fuera de estas horas técnica e ideológica que ha traspasado el eje de la acción
resulta más económico y rápido desplazar al niño en auto­ terapéutica en el sistema sanitario de las manos del médi­
móvil o mediante cualquier forma de transporte a una ins­ co, otrora agente central del proceso diagnóstico, pronós­
titución. tico y terapéutico a la institución hospitalaria percibida
La experiencia de muchos usuarios es que si acuden a como el instrumento central de una praxis que antaño pa­
un servicio no hospitalario de urgencias pueden suceder saba por las manos del clínico.

16
Pero lo que es más importante destacar aquí es que el que los pacientes no son tontos, que sus saberes no son
eje sobre el que gira el fenómeno a que aludíamos no está como se han considerado a menudo de modo despectivo,
siquiera en la institución hospitalaria sino en decisiones como saberes de circunstancia, asistemáticos, construidos
que se toman al margen de los profesionales, en el seno de en base a una especie de “bricolage”, se advierte un pro­
la red social y que suponen la existencia de un marco de gresivo interés en los medios sanitarios de muchos países
referencia cognitivas que las condiciona y las modela. Es por fomentar modelos de autoatención en salud para un
decir, el escoger la alternativa hospitalaria frente al ambu­ conjunto de actuaciones que contribuyan a descargar la de­
latorio o a la visita domiciliaria no es la consecuencia de la manda de algunos servicios sanitafios, o a intervenir en al­
ignorancia del usuario, del profano, es la consecuencia de gunos sectores en los que el modelo médico (sin reconocer­
su saber. Obviamente, no de un saber técnico en los térmi­ lo) fracasa (Cf. MENENDEZ, 1974).
nos en que este es sistematizado en los tratados de medi­
cina científica, pero si la consecuencia de un aprendizaje
del conjunto de los registros de la situación en los que el
inductor es, paradójicamente, el propio modelo médico
hegemónico, valedor de una estructura sanitaria que gira
indefectiblemente en torno al hospital.
4.2. La automedicación.
Es cierto, que otros factores no vinculados a los profe­
sionales pueden influir en el sesgo de este tipo de decisio­ El tradicional escaso interés de los profesionales sani­
nes. En el área sanitaria de Tarragona, por ejemplo, que tarios por cuando sucedía fuera de las consultas, ha cam­
tiene una fuerte presencia de turistas y veraneantes, la op­ biado en los últimos tiempos. Problemas como la autome­
ción hospitalaria frente a la asistencia primaria obedece a dicación o la falta de cumplimiento de las órdenes médicas
principios parecidos: fácil percepción de la ubicación del son percibidos como problemas ante los cuales no pueden
hospital, reticencias en los médicos de APD en la atención permanecer indiferentes.
a desplazados a cargo de la Seguridad Social por la mala La señal de alarma no ha sido tanto el fruto de una
remuneración, desconfianza en el médico aislado, al que se toma de posición de los profesionales, como de la constata­
considera faltado de medios y de formación continuada, ción por parte de los sistemas de salud de los países occi­
confianza creciente en la institución como crisol de una dentales de los costos crecientes generados por el creci­
tecnología que es presentada en punta de los avances cien­ miento del consumo de servicios asistenciales de alto pre­
tíficos por los medios de comunicación social. cio, por el incremento del gasto farmacéutico, por los cre­
El saber del profano se constituye en base a una sínte­ cientes costos de la iatrogenia y del mal uso de fármacos y
sis de conocimientos procedentes de distintas fuentes de medicamentos.
información: una principal es obviamente el conocimiento Si hacemos referencia al segundo, la lógica del modelo
que adquiere del modelo médico hegemónico a través de médico exigiría que el fármaco fuese prescrito exclusiva­
la información que este mismo le suministra. Pero también mente con receta médica y dispensado por un profesional
ese saber se estructura a partir de los conocimientos que de la farmacia. Sin embargo, la correcta prescripción y dis­
sobre la salud y la enfermedad pertenecen al conjunto de pensación de medicamentos tendría consecuencias de ca­
la sociedad como consecuencia estructural de la universali­ rácter económico sobre tres ámbitos: la cotización social y
dad del hecho, y entre los cuales, de manera primordial las económica del médico que aparecería mucho menos “ar­
estrategias para manejar las situaciones de enfermedad en mado” de lo que pretende estar, el negocio de la farmacia
el modelo social en que el enfermo y su familia viven. Di­ que se reduciría en un grado considerable, y las cifras de
versos estudios realizados entre nosotros estos últimos venta de la industria farmacéutica.
años en torno a enfermos crónicos y terminales han mos­ No voy a entrar en el análisis de estas dimensiones,
trado como el curso de la enfermedad, su evolución, su tra­ pero si a partir de la idea según la cual lo que llamamos ac­
tamiento incluso cuando están bajo la supervisión médica tualmente automedicación, como el uso abusivo de servi­
más o menos formal, son esencialmente la consecuencia de cios sanitarios, no son tanto la consecuencia de un mal uso
procesos de negociación social entre el enfermo y su red. por parte de la población, como el fruto de un determi­
Como decía en un determinado momento una colega: el nado modelo de práctica (Cfr. MENÉNDEZ, 1978).
médico ve al enfermo media hora cada semana, la red so­ La automedicación debe ser considerada un caso par­
cial las otras veintitrés durante esa semana. Pretender que ticular dentro de la autoatención en salud: un fenómeno
los saberes del paciente son simple consecuencia de su ig­ universal que se da desde los orígenes de la humanidad. Es
norancia, o de los defectos o la ausencia de educación sani­ una conducta constante en la historia que se puede docu­
taria no dejan de ser una ironía: la conducta de estos colec­ mentar en todas las sociedades. Es relativamente excepcio­
tivos sociales que atiborran los servicios de urgencias son nal el número de sustancias medicamentosas o empleadas
coherentes con el principio estructurador del modelo sani­ como tales que hayan permanecido históricamente reserva­
tario implantado en los países desarrollados después de la das a la prescripción exclusiva de especialistas. Cierto es que
Segunda Guerra Mundial y que representó un nuevo in­ en las técnicas de botica o de herboristería medicinal han po­
tento de controlar desde los profesionales el conjunto de dido elaborarse preparaciones galénicas más o menos “secre­
la atención en salud. Significativamente, antes que admitir tas” pero en su mayoría estaban destinadas a los profanos.
Sin embargo, el interés por la automedicación, la BIBLIOGRAFÍA
alarma en torno a ella no se produce de manera sistemática
COMELLES, Josep María (Comp)
más que a partir del momento en que los costos farmacéu­ 1984 Antropología i salut.
ticos a cargo de las instituciones nacionales de Seguridad Barcelona, Fundació Caixa de Pensions.
Social desbordan los límites que se le suponen razonables, 1985 “Salud, sociedad y enfermedad: los procesos asistenciales”.
coincidiendo con un fuerte debate sobre la eficacia real de Jano (Barcelona): 655-H: 71-83.
1985a “El papel de los no profesionales en los procesos asistencia­
los medicamentos en la mejora de los parámetros de salud les”.
de la población. El punto de inflexión debe datarse en los Jano (Barcelona):660-H: 357-62.
sesenta, y tuvo como uno de sus puntos de partida ante la 1987 “L’Anthropologie médicale; un domaine en quéte d’objet”·.
opinión pública el caso de la talidomida. Sin embargo, no Bulletin d’Ethnomédecine (París), en prensa.
adquirió más tarde dimensión económica y política. COMELLES, Josep María y SERRA PARÍS
1986 “La Antropología de la medicina en España”.
La falta de trabajo empírico sobra automedicación es Jano (Barcelona) 717: 84-96.
atribuible a mi juicio a dos hechos fundamentales: las im­ EVANS PRITCHARD, E.E.
plicaciones económica, políticas y sanitarias que ello tiene, 1972 Sorcellerie, magie et oracles entre les Azandé.
pero mucho más que eso la dificultad de explorar un com­ París Gallimard (1 ed. 1937).
GOFFMANN, Erving
portamiento que no puede examinarse desde el sistema sa­ 1961 Asylums
nitario sino fuera de él en el terreno “ignorado” voluntaria Nueva York Doubleday (trad. cast. Buenos Aires, Amorrortu
o involuntariamente de la praxis de los profanos, con los 1970).
problemas metodológicos que plantea estudiar una área GOOD, Byron
para la cual la investigación médica tradicional no está es­ 1977 “The heart of what’s the matter: the semantics of illness in
Irán"
pecialmente preparada. Culture, Medicine and Psychiatry. 1: 25-58.
La tendencia intervencionista que parece apreciarse GOOD, Byron and Mary-Jo GOOD
en los cambios que se están produciendo en el sistema sani­ 1981 “The meaning of symptoms: a cultural hermeneutic model
tario desde hace una veintena de años han centrado gran for clinical practice”.
En: EISENBERG y KLEINMAN (Comps). The Relevance
parte de las expectativas de terapéutica en el desarrollo de of Social Science for Medicine. Dordretch, D. Reidel.
técnicas terapéuticas cada vez más vinculadas a medios far­ GREENWOOD, Davydd
macológicos o técnicos con rechazo explícito o descon­ 1984 “La classificació, la incertitud médica y la carrera moral del
fianza para todo aquel tipo de práctica que no pueda ser paciente”.
recuperada por el sistema. Ello contribuye a que aún en En: Comelles (comp), Antropología i Salut. Barcelona, Fun­
dació Caixa de Pensions.
campañas de educación sanitaria se contribuya a exacerbar 1984 “Medicina intervencionista vs. medicina naturalista: historia
la imagen casi monopolística de una medicina vinculada antropológica de una pugna ideológica”.
tecnológicamente a la investigación farmacológica y en téc­ Arxiu d’Etnografia de Catalunya (Tarragona) 3: 57-81.
nicas de punta. Los saberes del usuario recuperan inevita­ HALPERIN, Richard; Alian MEYERS y Joel ALPERT
blemente parte de estos contenidos e integran de manera 1981 “Utilización de los servicios de urgencias pediátricas: revi­
sión crítica”.
sistemática a los fármacos o a determinados instrumentos Clínicas Pediátricas de Norteamérica. 747-757.
técnicos en los procesos de toma de decisiones básicos. KLEINMAN, Arthur
1981 Patients and healers in the context of culture.
Berkeley, California University press.
LAÍN ENTRALGO, Pedro
5. Epílogo. 1984 La relación médico-enfermo.
Madrid, Alianza Editorial.
MENÉNDEZ, Eduardo L. (Comp)
La importancia del papel de los no profesionales en 1978 “Medios de comunicación, masiva, reproducción familiar y
los procesos asistenciales es un fenómeno relativamente formas de medicina popular”.
reciente si lo consideramos desde la valoración que le ha­ Cuadernos de la Casa Chata (México) 57.
bía atribuido el modelo médico hegemónico. En cambio, 1984 “El modelo médico hegemónico: transacciones y alternativas
hacia la fundamentación teórica del modelo de autoatención
si partimos del análisis de la estructura de los procesos asis­
en salud”.
tenciales, como han hecho los científicos sociales, lo que se Arxiu d’Etnografía de Catalunya (Tarragona). 3: 83-119.
pone de manifiesto es como ese papel ha sido voluntaria­ PARSONS, Talcott
mente oscurecido hasta el instante en que las propias con­ 1982 El sistema social.
tradicciones del modelo médico han exigido una revisión Madrid, Alianza Editorial.
WORSLEY, Peter
de su postulados. En este artículo hemos tratado de exami­ 1982 “Non Western Medicines”
nar algunos ejemplos al respecto. Sin embargo queda un Annual Review of Anthropology. 11: 285-294.
campo abierto y apasionante para la investigación en años YOUNG, Alian
ulteriores.· 1982 “The Anthropology of Illness and Sickness”.
Annual Review of Anthropology. 11: 257-285.

18
Pintura de Adriaen Brouwer (c. 1636). (Stádelsches Kunstinstitut, Frankfurt am Main).

Xavier GRANERO XIBERTA

19
EL CURANDERISMO URBANO:
UN FENÓMENO EN EXPANSIÓN
Xavier GRANERO XIBERTA

l debate actual acerca de la Hetero­


doxia médica descansa sobre dos pi­
lares fundamentales: por un lado, la
constación de la multiplicidad y hete­
rogeneidad de las terapias existentes
y, por otro, el evidente auge que,
desde hace más de una década, están
teniendo las llamadas Medicinas Al­
ternativas en nuestro medio urbano
occidental. En el centro de este debate, y como refe­
rente común, se halla la medicina científica, la medi­
cina dominante, frente a la que reaccionan la mayo­
ría de aquéllas, pero sobre las que, a la vez, ejerce
una fascinación de tal magnitud que provoca en ellas,
como veremos, un verdadero efecto mimético desti­
nado a intentar aprovechar al máximo su mayor efi­
cacia terapéutica.
Hay razones históricas, culturales y epistemoló­
gicas para considerar a estas Medicinas Alternativas,
con todo rigor, “diferentes” respecto a la Medicina
oficial, pero, a diferencia de lo que ocurre con la me­
dicina tradicional, no va a ser posible ya explicar la
explosión actual de todas ellas si no es a partir del
análisis del proceso de expansión y penetración ideo­
lógica que la medicina académica ha venido ejer­
ciendo en nuestro medio, especialmente a partir de
la segunda mitad del siglo XVIII. El estudio de lo
que se ha venido en llamar fenómeno del nuevo cu­
randerismo urbano ha de comportar, pues, la consi­
deración previa del proceso aculturativo que la medi­
cina tradicional ha ido sufriendo en contacto con la
medicina científica, para posteriormente pasar a ana­
lizar el proceso de reconstitución ideológica que se
ha venido produciendo en los últimos años según el
cual aquélla ha perdido predominancia en favor de
nuevas disciplinas sobrecargadas de un simbolismo
de origen claramente médico y científico.

De lo tradicional a lo paracientífico.

Las medicinas populares tradicionales, conside­


radas como fundamentalmente de origen rural, cons­
tituyen un conjunto de discursos, representaciones y
prácticas sobre la enfermedad y los remedios aplica­
dos contra ella que, más allá de su diversidad, tienen
como idea común la inclusión del cuerpo humano en
una visión holística del Ser integrado en un entorno
social y cultural, y éste, a su vez, en una determinada

20
idea de la Naturaleza y del Cosmos. Desde el punto
de vista histórico, éstas medicinas populares siguen
en gran medida los conceptos vertidos en la teoría
humoral de la corriente organicista griega y arábiga,
son de evolución lenta, han sido vehiculizadas casi
exclusivamente por tradición oral y se han mantenido
clásicamente asociadas a la especificidad de las socie­
dades y culturas rurales, de las que eran uno de sus
elementos imprescindibles. Al menos en el caso es­
pañol, y hasta que las sociedades urbanizadas no
constituyeron las sociedades campesinas, las medici­
nas populares han subsistido e incluso prevalecido, a
pesar de la constante condena de la Iglesia y de la
presión ideológica ejercida por la medicina científica
naciente, que las consideraba meras supercherías.
Como en otros países europeos, no fue hasta princi­
pios del siglo XX cuando el discurso médico domi­
nante reelabora los contenidos de la medicina popu­
lar y extrae de ellas lo que considera útil y eficaz,
propiciando con ello descubrimientos científicos im­
portantes en campos como la farmacología o la se­
miología, si bien aislando estos hechos de los contex­
tos culturales que los habían producido y despre­
ciando la medicina popular en tanto que conjunto
bien definido y original.
A medida que se produce la progresiva destruc­
ción de las sociedades campesinas, la medicina cien­
tífica, que inicia su extraordinario desarrollo tecnoló­
gico, intenta extirpar las concepciones y las prácticas
populares que subsistían, obstáculos a la vez episte­
mológicos y materiales a su implantación. A partir de
este momento, y progresivamente hasta nuestros
días, van a surgir una serie de corrientes que, si bien
se fundamentan en cada caso sobre puntos de vista
diferentes (tradicional o innovador), van a tener en
común la de proponer respuestas alternativas a las de
la medicina oficial. El curanderismo que encontra­
mos actualmente en nuestras ciudades va a salir di­
J.L., 65 años, no dice que cura sino sólo que enseña a relajarse y a tener fe, pero reco­
rectamente de estas corrientes críticas y reactivas a mienda beber cada mañana un vaso de agua del grifo mentalizada por él mismo.
las que denominamos medicinas paralelas.

Alteridad y mimetismo.

Este nuevo curanderismo al que hacemos refe­


rencia es un fenómeno de origen enteramente urba­
no, moderno y determinado por un proceso de re­
constitución ideológica en el que, por un lado, se re­
cuperan valores y funciones arquetípicas de la medi­
cina popular y, por otro, valores y funciones simbóli­
cas propias del sistema médico dominante, del que
depende para su supervivencia (GRANERO, 1985).
De la medicina popular extrae grandes recursos: en
primer lugar, le supone una fuente de saberes siem­
pre eficaces y un lugar mítico de retorno a los oríge­
nes; en segundo lugar, al menos en nuestro país,
aprovecha la persistencia de ciertos arquetipos clási­
cos, como el recurso ideológico de la religión para
moverse en la misma esfera cultural que aquellos a

21
los que va dirigido y aumentar así la eficacia simbóli­ populares, cuyos practicantes no están nada profe­
ca, de acuerdo con la idea de que el curanderismo sionalizados ni especializados como los nuevos cu­
suele aparecer con mayor intensidad en los pueblos randeros urbanos, y que han venido incorporando
extremadamente religiosos (KIEV, 1968); incluso muy lentamente a su práctica y a su epistemología
podría decirse que de la medicina popular adoptan el elementos procedentes de la medicina académica,
mismo lenguaje metafórico en el que buscan su ex­ éstos últimos puede decirse que han nacido ya como
presión los discursos que constantemente se oponen corrientes críticas de esta medicina científica y, por
a la rígida objetivación del cuerpo y sus enfermeda­ tanto, se permiten tomar de ella lo que les parece
des por parte de la medicina científica. De ésta ex­ más poderosamente significativo de cara a la eficacia
traen su carácter erudito y su profesionalización em­ terapéutica, mientras se aseguran el mantenimiento
pírica, su sistematización, es decir, la integración del de los valores y los saberes ampliamente comparti­
Corpus teórico médico científico en un sistema de dos por su clientela. Esta práctica utilitarista, adap­
conceptos que están en la base de las prácticas médi­ tada a las condiciones de la vida contemporánea, es
cas académicas, pero también la estrategia por la que típica del nuevo curanderismo urbano.
estas prácticas han prevalecido en nuestra sociedad.
Las nuevas medicinas paralelas, a diferencia de Multiplicidad de las terapias.
la medicina popular tradicional, se caracterizan por
ser también fuertemente sistematizadas, llegando in­ Llama la atención, al estudiar el mundo de las
cluso a constituir, en casos extremos, verdaderas medicinas alternativas en el medio urbano actual, la
doctrinas. Todas, incluso las corrientes basadas en la extraordinaria variedad de terapias existentes, desde
capacidad o habilidad personal para descubrir y tra­ las más cercanas a la medicina científica a las prácti­
tar la enfermedad, procuran integrar en un sistema cas sanadoras más disparatadas. Sólo con hojear los
coherente los discursos sobre el mal, sus causas y las manuales divulgativos que se pueden encontrar en
maneras de actuar sobre él, con una teoría general cualquier librería esotérica o los anuncios propagan­
del ser humano, su destino y su inserción en la Natu­ dísticos que aparecen en las numerosas publicacio­
raleza y en el Universo, conscientes de que el sistema nes especializadas surgidas a la sombra del éxito que
médico dominante precisamente se ha forjado a par­ este fenómeno tiene en la actualidad, podrá confec­
tir de una ruptura con estas sistematizaciones fuerte­ cionarse un directorio de varias decenas de ellas.
mente impregnadas de los valores culturales y de las Si a la cantidad de escuelas más o menos organi­
creencias religiosas en vigor, y que adolece de la falta zadas sumamos la tendencia de cada nuevo creador
de esta búsqueda de integración de su ciencia en un a desmarcarse de los demás, en un intento de conse­
sistema global de interpretación de la enfermadad. guir él mismo la utópica “medicina ideal” que todo
Además, al no ser éste un sistema completamente curandero busca, llevado por lo que se ha venido en
coherente desde el punto de vista de su racionalidad, llamar su “furor terapéutico” (PRAYEZ, 1986), ten­
intentan ganarle la partida superando sus contradic­ dremos delimitado un mosaico inmenso, una verda­
ciones y sus insuficiencias con una visión holística del dera atomización de terapias existentes, que podrán
Ser que entronca perfectamente con las ideas que se así ser denominadas con toda justicia “diferentes”,
suponen deberían pertenecer al feliz pero definitiva­ tanto entre sí como respecto a la esfera de referencia
mente perdido mundo del pasado y que todavía es­ de todas ellas que es la medicina oficial.
tán muy presentes en el insconsciente colectivo ac­ Esta heterogeneidad se explica también por este
tual. carácter diferencial del curandero urbano respecto al
Las variadas formas de curanderismo urbano, sanador tradicional en el que venimos insistiendo: su
sean “escuelas” de medicinas alternativas más o me­ acentuada especialización y profesionalización, pro­
nos institucionalizadas que buscan su legitimidad en ducto de la aculturación generada por las ciudades y
una tradición, sean las que lo intenten a través de la de la constante alternativa que le supone siempre la
figura prestigiosa y mitificada de un fundador, o sean medicina científica. Aunque una buena parte de
simplemente figuras individuales no adscritas clara­ ellos, especialmente los que se consideran poseedo­
mente a ninguna corriente organizada y que podría­ res de un don de origen divino, curan todavía a tra­
mos catalogarlos como los herederos más directos vés de la imposición de manos (en realidad, ellos di­
del sanador tradicional, son todas, además, esencial­ cen que sólo son vehículos para la curación y que
mente movimiento miméticos de la medicina oficial. ésta realmente la hace Dios, en cuyo nombre ac­
Tanto el especialista de alguna medicina paralela túan), o mediante la aplicación de su energía mental
como el propio curandero enraizado en las prácticas que les permite “ver” míticamente la enfermedad o
populares, tienden , puesto que su actividad se con­ la zona del organismo lesionada y tratarla con dife­
fronta constantemente con las condiciones modernas rentes técnicas (pases mágicos de “fluido” energético
de la práctica sanitaria reconocida, a imitar la estra­ al enfermo, succión del mal con la boca, con vento­
tegia del médico que lo excluye. Al contrario de lo sas o con sanguijuelas, masaje con aceite de oliva,
que sucede en el caso de las medicinas propiamente etc.), en medio urbano cada vez es más frecuente en-

22
contrar especialistas en indoiogía, reflexoterapia,
osteopatía, quiropráctica (los clásicos “componedo­
res”), dianética, naturopatía, fitoterapia, t’ai chi, au-
tocuración y un sinfín de prácticas terapéuticas, más
de 100 según la Organización Mundial de la Salud
(O.M.S., 1982). De acuerdo con las modernas inves­
tigaciones antropológicas, la especialización del cu­
randero aumenta con la aculturación de la comuni­
dad, lo que coincide en el caso del medio urbano en
donde esta diversificación es producto de unas nece­
sidades psicológicas, sociales y culturales mucho más
complejas que en el relativamente homogéneo me­
dio rural.
La cantidad y variedad de estilos y de técnicas es
tal que todo intento clasificatorio de las nuevas medi­
cinas alternativas viene a resultar inútil. Además de
la diversificación propiamente técnica, existen dife­
rencias ideológicas y conceptuales acerca de la teoría
de la enfermedad, de su diagnóstico y de su trata­
miento que hacen imposible cualquier intento gene-
ralizador. Incluso factores microsociológicos como la
heterogeneidad de las consultas, el distinto aprendi­
zaje, los ritos de iniciación, la utilización de los ele­ E.M., 68 años, detecta la enfermedad pasando las manos por el cuerpo del paciente.
Cuando pasa por una zona enferma los dedos se enganchan materialmente a la piel.
mentos religiosos en la curación o la fuente última de
su poder curativo nos demuestran que lo que se des­
cribe como válido en un momento y un lugar deter­
minados no puede tener validez universal, y que hay
que integrar todos estos factores en un conjunto mu­
cho más complejo y rico cuyo análisis dinámico per­
mita establecer cuáles son las tendencias reales de las
formulaciones y necesidades sanitarias de una pobla­
ción (GRANERO, 1982).

Utilidad del curandero.


En las sociedades rurales la principal función de
la medicina tradicional ha sido, y lo sigue siendo en
los pueblos primitivos, la de proporcionar una ade­
cuada respuesta social a la necesidad de explicación
y de lucha contra el mal y la enfermedad que forma
parte de la naturaleza humana. A medida que la
atención sanitaria moderna se ha ido unlversalizan­
do, la medicina científica ha ido desplazando a la po­
pular y tradicional hasta marginalizarla del todo,
aunque todavía hoy cumple una función substitutiva
de aquélla para buena parte de la población en zonas
de escaso desarrollo y en los suburbios de las grandes
ciudades, en donde la planificación y los servicios sa­
nitarios públicos son deficientes o la gente no puede
permitirse el lujo de acudir a la medicina privada en
razón de su elevado costo.
Pero en medio urbano, y en gran parte debido
al desencanto producido por la excesiva tecnificación
y deshumanización de la propia medicina oficial, es­
pecialmente la pública, derivada de un sistema de
Seguridad Social con inmensos problemas estructu­
rales y de calidad en la asistencia, es cada vez más
frecuente encontrar profesionales de las medicinas Aspecto del salón comedor de la casa de A.G., de 61 años, analfabeta, a la que Dios le
paralelas cuya función es no ya substitutiva de la me- mandó curar. Cura mentalmente y puede hacerlo incluso por teléfono.

23
dicina académica, sino suplementaria de ella. Dentro
de las estrategias de la población para recuperar la
salud, está demostrado que cada día es mayor el re­
curso al curandero para buscar solución a diversas
enfermedades crónicas, degenerativas o tumorales
que la medicina científica ha deshauciado o se de­
muestra incapaz de tratar con todas las expectativas
que el enfermo ha puesto en ella. La dirección de
este “uso dual” de los distintos sistemas terapéuticos
(PRESS, 1980) que se da en el medio urbano se está
invirtiendo progresivamente, y ello es otra de las ca­
racterísticas de la eclosión actual de las medicinas
paralelas: cada vez más la población no acude al cu­
randero cuando la medicina oficial ha fracasado, sino
antes de recurrir a ella; va al curandero en lugar de
acudir al sistema sanitario oficial, consciente “a prio-
ri” de que éste no es operativo ante trastornos no
descritos derivados del “stress” laboral, familiar, am­
biental o sociopolítico que se vive en el momento
presente. En una encuesta practicada sobre 100 en­
fermos sucesivos que acudieron al Servicio de Psi­
quiatría del Hospital Clínico de Barcelona, todos
ellos pertenecientes a su Area Metropolitana, se de­
mostró que nada menos un 38% habían acudido pre­
viamente una o más veces al curandero, y de ellos
La consulta de la casa de A.G. está plagada de imágenes religiosas, y es que ella dice solo siete consideraban que su tratamiento había
que no hace nada para curar, todo lo hace Dios, y sólo se necesita fe. sido un fracaso (J. OBIOLS et al., 1984). Si se pro­
fundizase en el estudio del itinerario de determina­
dos enfermos y para determinadas enfermedades del
mundo urbano actual, obtendríamos cifras escalo­
friantes en cuanto a necesidad y utilización de las
medicinas alternativas como complemento y a veces
suplemento de la deshumanizada medicina oficial.
En un reciente sondeo realizado en Francia en octu­
bre de 1985 se determinó que el 49% de la población
mayor de 18 años ha utilizado alguna de ellas al me­
nos en una ocasión y que más de dos terceras partes
de estos usuarios estimaron que estas medicinas les
fueron eficaces (S.O.F.R.E.S., 1985). Aunque un
estudio de estas características no se ha efectuado to­
davía en nuestro país, la coincidencia en los datos
aportados por OBIOLS y cois, para la asistencia psi­
quiátrica fundamentan la hipótesis de que para la po­
blación general saldrían cifras muy parecidas.
El curandero urbano, a diferencia del médico,
que funda su legitimidad en la Ley y a ella se refiere
en el ejercicio de su profesión, sabe que actúa en el
límite de la legalidad (cuando no en la ilegalidad más
absoluta), y por esto busca beneficiarse de una posi­
ción carismática que descanse en su prestigio, es de­
cir, en el reconocimiento público de una calidad ex­
traordinaria, de un poder desconocido o incluso de
una vida que pueda considerarse ejemplar. Es por
este motivo que la enfermedad no condiciona su es-
pecialización, como suele suceder cada vez más en el
caso del médico científico; el sanador se aviene a tra­
tar cualquier tipo de enfermedad, sea orgánica, psi-
cosomática, mística o derivada de una sociopatía,

24
porque el enfermo acude a él con una fe ciega en su
reputación y él sabe que precisamente es esto lo que
le puede curar, a pesar de que ello implique una
cierta contradicción con la idea de una progresiva es-
pecialización del curandero urbano actual a la que
hacíamos referencia. Ir al curandero es un acto de
afirmación personal que supera la imposición de mé­
dico que se da en el sistema sanitario público o la
simple elección basada en un sistema referencial
como existe en la medicina privada. Sin fe, y esta es
la respuesta común de todos los informantes, es im­
posible que tenga lugar la curación; y mucho más en
la ciudad, en donde el sanador no conoce ya al en­
fermo ni su entorno familiar y social, y no puede por
tanto llevar a cabo no solo una psicoterapia indivi­
dual, sino también toda aquella socioterapia sancio­
nado™ de la relación moral, niveladora de las desi­
gualdades y reforzadora de la estructura social que
llevaba a cabo el curandero rural según la descrip­
ción clásica de la antropología culturalista.
La función principal del nuevo curanderismo ur­
bano, pues, sigue siendo la satisfacción de muchas de
las necesidades afectivas y epistemológicas del ser
humano puesto ante la evidencia del mal, y que no
quedan abiertas por una medicina mucho más efec­
tiva en términos de eficacia comparativa, pero tam­ J.S.. de 30 años, trabajaba como auxiliar sanitario. Se siente un simple transmisor de
fluido que le penetra desde la fuente, la energía crística del Evangelio.
bién mucho más alejada de la Naturaleza y de él
mismo como lo es la medicina actual. Como ya diji­
mos en otra ocasión (GRANERO, 1985), en medio
urbano se ha establecido un verdadero conflicto de
mitologías según el cual el curandero intenta captar
de la medicina moderna aquéllos signos externos re­
vestidos de una gran carga de expresión simbólica
entre la población y que sirven para aumetar su efi­
cacia terapéutica: la bata blanca, una pequeña histo­
ria clínica, una cierta exploración física, la prescrip­
ción de medicamentos patentados o incluso verdade­
ras técnicas médicas como masaje, reducción de frac­
turas, desbridamientos de abscesos, pequeña ciru­
gía, etc., pero conservando al máximo las “ventajas"
culturales que le proporciona el permanecer en la
misma esfera simbólica y hablar idéntico lenguaje
metafórico que el enfermo a tratar. Es más, podría
decirse incluso que la dimensión carismática de estos
nuevos sanadores no puede tener sentido ni efectivi­
dad para la satisfacción de aquéllas necesidades, más
que a favor de un contexto social e ideológico en el
que nacen y se desarrollan estas medicinas alternati­
vas.

Movimiento contra-cultural y sincretismo.

Desde el punto de vista del análisis antropológi­


co, parece claro que, en la actualidad, el conjunto de
creencias, conceptos y prácticas populares relativas
al cuerpo y a sus enfermedades que hemos definido
como “medicina tradicional” se nos aparece como in­
tegrante de un discurso más propio de otras épocas y

25
''Κ-
de una determinada forma de racionalidad muy su­ que sean efectivas en relación a la enfermedad, pero
perada por la medicina científica, de la que quizá que a la vez den respuestas globales al problema del
constituyan sus raíces, pero que claramente se ha de­ mal y del hombre, aunque ello resulte ciertamente
sarrollado en contra de estas formas antiguas de su utópico, puesto que las corrientes alternativas, en
propio saber. Frente a la visión holística del ser hu­ definitiva, al igual que la medicina científica, repre­
mano y de su cuerpo, integrados en un entorno social sentan sólo respuestas parciales a la ausencia de una
y universal, propia de la medicina popular, la medi­ concepción antropológicamente determinada del
cina científica se ha desarrollado a partir de la rup­ mal y al desconocimiento del puesto real que ocupa
tura con estas sistematizaciones tan impregnadas de el hombre en el Cosmos.
los valores culturales y de las creencias religiosas que Si esta renovación existe en virtud de aquel mo­
han fundamentado las sociedades occidentales pre­ vimiento contra-cultural, estamos entonces en condi­
industriales. ciones de preguntarnos ¿se está creando una “medi­
Es muy posible que la eclosión actual de las me­ cina popular urbana” que pueda considerarse en
dicinas alternativas pueda considerarse en gran parte cierto modo el equivalente funcional de la medicina
como un fenómeno reaccional frente a esta medicina popular rural en el seno de las sociedades rurales? ¿o
reductiva, secularizada y deshumanizada y, en este serían todas ellas simplemente aspectos del uso po­
sentido, sería expresión de unas renovadas aspiracio­ pular de los discursos científicos? ¿no será todo ello
nes socioculturales de la población destinadas a en­ un inmenso problema hermenéutico entre la raciona­
contrar nuevos canales para luchar contra el mal y lidad científica y el común de los mortales?·
reinterpretar el sentido de la existencia. El nuevo cu­
randerismo urbano no tendría objeto ni efectividad
en el momento presente si no existiese detrás de él
todo un movimiento cultural (que sería más bien
“contra-cultural") e ideológico que de alguna ma­ BIBLIOGRAFÍA
nera lo reclamase. El estudio de los factores que de­
terminaron la aparición de este movimiento, segura­ BOUCHAYER, F.: “Les usagers des médecines alternatives”.
mente ligado al ascenso de las corrientes políticas Revue Frangaise des Affaires Sociales, n.° hors série Médeci­
nes Différentes. Mai 1986, pp. 105-115.
ecologistas que aparecieron en Europa y los Estados FRIEDMANN, D.: “Les Guérisseurs. Splendeurs et miséres du
Unidos a principios de los 70, y que está por hacer, don. París, A.M. Metailié, 1981.
GRANERO, X.: “La ideología dominante en los estudios de cu­
nos daría a buen seguro noticia de cuáles son los mo­ randerismo urbano”. Arxiu d’Etnografia de Catalunya, 1982,
tivos del rechazo y del fracaso relativo que tiene ac­ 2: 69-89.
tualmente la medicina oficial. GRANERO, X.: “El fenómeno del curanderismo urbano”.
JANO, 1985, 660-H: 375-382.
En cualquier caso, es evidente que en el mo­ KIEV, A.: Curanderismo: Mexican-American Folk Psychiatry.
mento actual, y desde hace unos años, se está proce­ New York, The Free Press, 1968.
diendo a la recuperación de los contenidos y prácti­ OBIOLS, J., PONS, E., GARCÍA M. y RIGOL, A.: “L'usage
des curanderos (guérisseurs) parmi les patiens de la clinique
cas de medicina popular dentro del contexto mo­ universitarie de Barcelona”. Psychologie Médicale, 1984, 16,
derno de debate social alrededor de la medicina, del 7:1191-1194.
O.M.S.: Médecine traditionelle et couverture des soins de santé.
cuerpo y del retorno a lo natural, y que ello se hace Ginebra, 1982, p. 245.
siempre mediante una reelaboración intelectualizada PRAYEZ, P.: Lafureur thérapeutique ou la passion de guérir. Pa­
de sus contenidos, de manera que, podríamos decir, rís, Retz, 1986.
PRESS, I.: “The Urban Curandero”. American Anthropologist,
existe una clara tentativa sincrética que la intenta re­ 1971. 73: 741-756.
novar mediante la fusión de las fuentes populares PRESS, L: “Medicina popular versus medicina científica en Sevi­
con los discursos científicos. Este sincretismo, tan lla”. En KENNY, M., De MIGUEL, J. eds.: La Antropolo­
gía Médica en España. Barcelona, Anagrama, 1980.
característico de las medicinas paralelas, es también S.O.F.R.E.S.: Sondage “Médecines douces”. Médecines douces,
utilitarista, puesto que todas ellas buscan prácticas 47, decembre 1985.

26
LA
BUSQUEDA
DE
LA SALUD

Enrique PERDIGUERO GIL

27
LA BUSQUEDA DE LA SALUD

Enrique PERDIGUERO GIL

S un hecho reconocido que


para librarse de la enferme­
dad y recurepar la salud las
gentes de todo tiempo y lugar
han recurrido y recurren a
múltiples medios y personas.
Hoy día, en un país occiden­
tal como el nuestro, existe el
peligro de caer en la simplifi­
cación de creer que todas las
estrategias de lucha contra la
enfermedad consisten en recurrir al sistema
sanitario oficial. Éste, si bien constituye la
instancia más importante y el inevitable
marco de referencia, no es sino una de las po­
sibles soluciones buscadas para vencer la en­
fermedad.
Nuestro interés es, por tanto, conocer
qué importancia tiene el sistema sanitario y
qué peso tienen otras alternativas a la hora de
luchar contra la enfermedad. El mejor modo
de conocer la situación al respecto consiste en
averiguar qué camino recorren las gentes en
su proceso de búsqueda de la salud, como es­
tado a recuperar tras la pérdida que supone la
enfermedad. Diversos científicos sociales han
establecido estadios o etapas por los que las
NOTAS gentes pasan cuando enfrentan la enferme­
dad. Dada la escasez de textos de antropolo­
1 SUCHMAN, E.
(1965), Social gía y sociología médicas escritos o traducidos
patterns of illness al castellano, entro nosotros ha sido el más
and medical care, J. popular el de Suchman1 que Coe2 incorpora
Hlth. hum. Behav. 6, en su texto sobre sociología médica, y que
2-16.
2 COE, R.M. (1979), describe los diferentes pasos que han de darse
Sociología de la para decidir en el proceso de la enfermedad,
Medicina, 2.a ed., inscribiéndose dentro de la línea teórica de las
Madrid, Alianza
Editorial, p. 132- "pathways models" de los que Kroeger en un
136. artículo de revisión cita varios más3, y que, en
3 KROEGER, A. general, describen el camino desde la percep­
(1983),
Anthropological and ción de los síntomas a la elección terapéutica.
socio-medical health Otros esquemas conceptuales se basan en un
care research in conjunto de variables explicativas o determi­
developing
countries, Soc. Sci. nantes4 que están asociadas con la elección de
Med. 17, 3, p.147- diferentes alternativas curativas. Tales varia­
148. bles se refieren a características de los sujetos
4 KROEGER, A. (edad, sexo, tamaño y status familiar, relacio­
(1983), Op. cit.,
p. 148. nes sociales, grupo étnico y religión, cambios

28
en la identidad cultural, educación, status so­
cioeconómico y ocupación, etc.), a caracterís­
ticas del desorden y su percepción (crónico o
agudo, beneficios esperados en cuanto a la cu­
ración, etc.), accesibilidad a diferentes tipos
de servicios sanitarios, características de la
comunicación entre el sanador y el paciente,
satisfacción con la asistencia recibida, etc.
Lo que vamos a exponer aquí no pre­
tende fijar unos estadios en la lucha contra la
enfermedad, ni estudiar a fondo cada uno de
los posibles determinantes que pueden influir
en la toma de decisiones en el proceso de bús­
queda de la salud. Pretende ser una primera
aproximación al estudio de los pasos que si­
guen y las circunstancias que influyen en las
gentes en nuestro entorno para tomar esta o
aquella decisión ante la realidad del enfer­
mar. El bosquejo que de aquí salga tendrá
que ser estudiado a fondo para confirmar o
reconsiderar algunas de las suposiciones reali­
zadas y que son meras hipótesis de trabajo ba­
sadas en la investigación que la División de
Historia de la Medicina de la Universidad de
Alicante está realizando durante los tres últi­
mos años en las comarcas del sur del País Va­
lenciano. que el conjunto de alteraciones o síntomas
La primera realidad a tener en cuenta es que el individuo percibe sea considerado por
que entre un 90% y un 95% de la población él o por su entorno como constitutivo de una
se encuentra afiliada a la Seguridad Social, enfermedad culturalmente definida: mal de
por lo que el sistema sanitario oficial, repre­ ojo, aporreado de los riñones, sol en la cabe­
sentante de la medicina científico-occidental za, empacho, etc. y sus correlatos en las zonas
va a ser el gran marco de referencia, con el valenciano-parlantes. En tal caso, y como ya
cual todas las demás alternativas van a estar queda descrito en otros artículos de este
en constante interrelación. mismo número, se suele recurrir a la especia­
En el otro lado, en el del paciente, el lista local, que es competente en este tipo de
gran marco de referencia que va a orientar y dolencias, y rara vez se recurre al sistema sa­
reorientar cada paso del posible enfermo.es su nitario oficial, que queda excluido desde el
principio, por ser la mayor parte de estas en­
ámbito familiar o doméstico, donde van a te­
fermedades “no-de-médicos”. Aquí las con­
ner especial importancia los factores cultura­
ductas culturalmente aprendidas frente a unos
les y sociales y donde cada persona realiza el
proceso de aprendizaje de la conducta a se­ conjuntos de síntomas y la orientación del
ámbito familiar o doméstico resultan determi­
guir frente a la enfermedad.
nantes a la hora de tomar una decisión para
Antes de seguir adelante conviene acla­ recuperar la salud. Las detalladas descripcio­
rar que en general nos referimos a pueblos, nes realizadas en otros artículos5 nos relevan
tanto rurales como de economía preferente­ de extendernos más sobre el particular. Es ne­
mente industrial o centrada en el tercer sec­ cesario, sin embargo, puntualizar que el re­
tor, pero donde el componente urbano no re­ curso de la medicina oficial no queda nunca
sulta importante. Los porcentajes que ofrece­ descartado, y si bien podemos generalizar di­
mos se refieren a estudios de municipios en ciendo que los médicos no suelen intervenir
concreto o a datos referidos a comarcas ente­ en estos padecimientos, la realidad es que en 5 Además de los
ras como la Vega Baja del Segura o la Marina casos concretos se puede simultanear una y artículos de este
número
Baixa. otra alternativa. Incluso en el caso del “enfit” BALAGUER, E. et
El modo de enfrentar la enfermedad va a las mismas especialistas que lo curan suelen alii (1987). Rituales
depender de la primera valoración que de esta recomendar la visita al médico cuando el mu­ diagnóstico-
cho tiempo transcurrido tras la “para” puede terapéuticos en las
realice tanto el que la sufre como su ámbito comarcas del sur del
familiar o doméstico. Independientemente de ocasionar que “(...) se vuelva inflamación País Valenciano, IV
si lo percibido como alteración de la normali­ (...)”. Igualmente en el caso del “sol en la ca­ Congreso de
dad es considerado o no enfermedad, tema beza” antes de recurrir a “la mujer que lo Antropología,
Alicante, 21-24 de
que discutiremos un poco más adelante, va­ saca” suele ser común la toma de algún anal­ abril de i987 (en
mos a situarnos en una primera posibilidad: gésico o, incluso, la visita del médico. prensa).

s
Supongamos ahora cualquier otra situa­ duo considera que lo suyo es enfermedad en
ción en la que los síntomas percibidos no co­ porcentajes que oscilan entre el 80 y el 90%.
rresponden a ninguna “entidad morbosa” de En esta consulta más que la legitimación de la
definición cultural. Una primera posibilidad enfermedad, que el individuo ya ha asumido
es que la enfermedad no sea considerada por propia iniciativa o por indicación de su
como tal, es decir que el malestar no sea ele­ ambiente, se busca el remedio por parte del
vado a la categoría de enfermedad por la per­ profesional cualificado. En ocasiones tan solo
sona que lo sufre o por su ámbito familiar. En se busca el anhelado “volante” que permita la
esta categoría entran una serie de padeci­ consulta al especialista, cuya cualificación
mientos menores como dolores de cabeza, ca­ profesional es más valorada por las gentes y
tarros, indigestiones, dolores de garganta, cuyo concurso exigen cuando consideran que
quemaduras pequeñas, arañazos, dolores su enfermedad es de verdadera importancia.
musculares y articulares, insomnio, esguinces, En el médico de cabecera de la Seguridad So­
“nervios”, depresión o irritabilidad6 ante los cial se confía en porcentajes entre el 55% y el
cuales lo habitual son los remedios domésti­ 62%, por ello muchos de los que van a consul­
cos o mucho más frecuentemente la autome­ tarlo lo hacen, no en busca de un profesional
dicación. A ellos también se suele recurrir que pueda tratarlos sino que recurren a él en
cuando aún considerando el padecimiento busca de un papel que les permita, bien el ac­
como tal enfermedad se intenta evitar o retra­ ceso al profesional de más alta cualificación,
sar la visita al médico. Este intento de evitar el especialista, bien la receta. En muchas oca­
en lo posible la consulta al médico se basa siones esta decisión se considera suficiente
bien en razones económicas, es decir evitar la para resolver el problema y no vale la pena re­
pérdida de una o más jornadas de trabajo, so­ currir a otras instancias.
bre todo en zonas rurales, o bien en el intento Si la enfermedad es lo suficientemente
de no reconocer el estado de enfermedad, de grave y la situación del hospital es accesible
resistirse mientras se pueda a considerarse posiblemente se recurra a las urgencias hospi­
como enfermo. talarias, si bien en mucha menor medida que
La importancia numérica del uso de los en ciudades donde el hospital es una instancia
remedios caseros y la automedicación es muy mucho más cercana.
grande. Al preguntar por la actitud tomada El acceso al hospital viene, mucho más
cuando uno comienza a sentirse enfermo se frecuentemente, tras la consulta al generalista
admite el recurso a remedios caseros o auto- o al especialista, pero aquí la responsabilidad
medicación en porcentajes que oscilan entre de la decisión ya queda bajo la esfera del profe­
el 50% y el 65%, si bien creemos que estos sional y el individuo, o su entorno familiar, sue­
porcentajes son más altos, pues al incluir en la len tener mucha menos capacidad de maniobra.
pregunta la palabra “enfermo” estamos indu­ Si la visita al médico de la Seguridad So­
ciendo, de alguna manera, a que se considere cial, sea médico general o especialista, no
el padecimiento como algo más serio que las convence, o si el tratamiento prescrito no so­
molestias menores que siempre, o casi siem­ luciona la enfermedad se suele recurrir al mé­
pre, serán tratadas por el mismo que las sufre. dico particular o “médico de paga”. Que se
El recurso a la automedicación también resalte el pago directo como característica
puede darse en sujetos con enfermedades cró­ fundamental de este tipo de médico resulta
nicas que conocen muy bien sus síntomas y muy ilustrativo de la consideración que tiene
que poseen un arsenal terapéutico propio, este recurso entre la población. El pago di­
fruto de los años que han convivido con la en­ recto es promesa de una atención más pausa­
fermedad, como ocurre entre la población an­ da, más profesional y dilatada en el tiempo,
ciana7. situada en el extremo opuesto del acto buro­
6 PEACH, Η. (1983), Pero, en realidad, este recurso a la auto- crático que constituye la consulta del Seguro.
Trends in self- medicación es posterior al contacto repetido Esto resulta tanto más llamativo en cuanto
prescribing and con el sistema sanitario, mientras que en po­ hemos de tener en cuenta que en muchos pe­
attitudes to
selfmedication, blación no anciana, si bien la automedicación queños pueblos el médico de paga al que se
Practitioner 227, suele ser fruto de contactos anteriores con el recurre es el mismo del Seguro, pero visitado
p. 1.611. médico, también suele proceder de consejos en otro horario, en su propia casa y pagándole
7 SERRALTA
DAVIA, I. et alii de vecinos y familiares. directamente. Por supuesto, este recurso es
(1987), Actitudes y En caso de que el padecimiento sea de la tenido en cuenta dependiendo del status so­
creencias sobre la suficiente entidad, en la valoración del indivi­ cioeconómico del enfermo, ya que no todos
enfermedad en la disponen de recursos para gastarlos en el mé­
Tercera Edad de Ibi, duo o de su entorno, como para considerarlo
Alicante, División enfermedad desde un principio lo habitual dico particular. Otros, aunque podrían permi­
de H.a de la suele ser recurrir al médico de cabecera de la tírselo consideran que no es necesario, puesto
Medicina de la que no obtienen ningún benefició suplemen­
Universidad de Seguridad Social que es la persona más con­
Alicante, Ms. sultada en primera instancia cuando el indivi­ tario. De esta opinión son aquellos que cen­

30
tran su atención sobre todo en el diagnóstico, La falta de personalización y de tiempo dedi­
y que si bien han recurrido en ocasiones al cado a la consulta que en ocasiones tolera un
médico particular para confirmar el diagnós­ adulto para una patología propia, no son tole­
tico emitido por el médico del seguro, lo con­ radas durante la serie de situaciones que se
sideran innecesario. Otros, por el contrario, suceden alrededor del nacimiento y a lo largo
consideran esta confirmación diagnóstica de los primeros meses o años de la vida del
como fundamental, y por ello son partidarios niño. Por ello en estas situaciones es mucho
de acudir al médico de paga, y con frecuencia más frecuente el recurso al médico particular.
a más de uno. Esta actitud es especialmente En este sentido el sexo puede ser un determi­
cierta cuando el tratamiento propuesto por al­ nante de importancia a la hora de la toma de
guno de los profesionales es de índole quirúr­ decisiones en búsqueda de la salud, pues he­
gica. El paso por el quirófano es una decisión mos de tener en cuenta que las mujeres tienen
de gran transcendencia para el enfermo, y la responsabilidad de la salud de su entorno
para tomarla es lógico que recabe el máximo familiar. Ellas cuidan de sus hijos, de sus pro­
de información en busca de la garantía de que genitores y de otros familiares, y por tanto
el tratamiento será el acertado. acumulan mucha más experiencia en el trato
El recurso a varios profesionales puede con la enfermedad, experiencia que utilizan
tener como trasfondo no sólo los motivos cita­ para orientar todas las decisiones que en la lu­
dos, sino lo que se ha dado en llamar “compra cha contra la enfermedad toma el individuo.
de diagnóstico”. Aquí el enfermo consulta a
varios médicos particulares en busca de la También la edad es un determinante de
confirmación de un diagnóstico que él mismo o importancia, una variable a tener en cuenta
su entorno ya ha considerado como correcto. en el estudio del proceso de búsqueda de la
En este punto conviene aclarar algunas salud. En general, los jóvenes tienen mucha
circunstancias. El recurso al médico particular más conciencia del “derecho a la salud” y de
es mucho más frecuente en el caso de que el la necesidad de una asistencia técnicamente
profesional requerido sea un pediatra, y aun­ correcta y digna en la relación interpersonal.
que en menor medida, también en el caso de Ello les lleva a ser mucho más exigentes con
que lo que se busque sea un obstetra. La aten­ los diferentes profesionales lo que influye po­
ción al embarazo, al parto y al infante plantea derosamente en las decisiones que toman en
unas exigencias subjetivas entre la población el ámbito sanitario. En áreas rurales, sobre
mayores que en el caso de la patología adulta. todo, el derecho a la asistencia es entre las

31
mayores algo recientemente adquirido y la si­
tuación actual no puede considerarse como
deficitaria cuando se han conocido tiempos
mucho peores. La aquiescencia ante el sis­
tema sanitario oficial es mucho mayor entre
los ancianos, que.por el hecho de disfrutar de
medicación gratuita son mucho más proclives
a seguir los consejos del médico del seguro y
a no buscar otros profesionales. Claro que la
situación dista de poder simplificarse, pues
igualmente, la edad influye en el aprendizaje
cultural de cómo ha de enfrentarse la enfer­
medad, y los jóvenes suelen mostrar mayor
adeherencia a la medicina científico-occiden­
tal, considerando cosas de viejos otras alter­
nativas como curanderos, herbolarios, etc. a
las que éstos si están dispuestos a acudir. La
complejidad del cúmulo de factores que influ­
yen en las creencias y actitudes de la pobla­
ción en materia de salud resulta evidente.
Volviendo al médico particular conviene
puntualizar que en algunas ocasiones será el
profesional consultado en primer lugar si la
entidad del padecimiento aconseja no recurrir
al seguro. De todos modos el médico de la Se­
guridad Social es el profesional más consul­
tado en porcentajes que oscilan entre el 78%
y el 83%, considerando el total de consultas
realizadas.
Una vez utilizado el recurso del médico
particular la enfermedad puede continuar sin
solucionarse. El número de profesionales mé­
dicos que puede llegar a consultarse llega a
ser muy amplio si el status socioeconómico lo
permite. Asimismo, en esta búsqueda de la
curación puede recurrirse a profesionales ubi­
cados en la capital más cercana o incluso en
grandes capitales como Madrid, Barcelona o
Valencia.
Si la enfermedad persiste y se llega a la
cronificación es muy posible que quede
abierta la puerta para la consulta a otras alter­
nativas curativas entre las que sobresalen los
curanderos. La posibilidad de recurrir a este
tipo de profesionales se ve muy reforzada si el
individuo o el ambiente en el que se mueve
tiene actitudes mágico-religiosas, no solo al
enfrentar la enfermedad sino como funda-
mentación de su propia cosmovisión.
El conocer o creer curaciones milagrosas
y/o el admitir la influencia de fuerzas divinas
u otros espíritus en la vida de las personas re­
sulta bien correlacionado con la posibilidad
de acudir al curandero. Porcentajes de entre
un 60% a un 70% admiten que acudirían al
curandero en caso de enfermedad incurable, y
alrededor del 30% afirma haber acudido en
realidad. La gama de enfermedades por la
que se consulta al curandero es muy amplia,
si bien sobresalen los padecimientos reumáti­
cos como la artrosis y otros dolores diversos,

32
así como dolencias digestivas y cáncer. En ge­
neral, enfermedades ante las que fácilmente
se adivina el fracaso médico. Acudir al curan­
dero es el último recurso ante la enfermedad,
a diferencia de lo que ocurre en zonas urbanas
como podemos ver en otro artículo de este
número. Al curandero se acude tras el de­
sahucio médico, “uno se agarra a la última
mata”, y la condición indispensable para con­
sultarles es “tenerles fe”; de ahí la importan­
cia de un abordaje mágico-religioso de la rea­
lidad para poder acercarse a ellos. En múlti­
ples pueblos de las comarcas del sur del País
Valenciano existen sanadores de este tipo, si
bien enclaves urbanos como Elche concentran
gran número de ellos. Sus procedimientos cu­
rativos y principales características son descri­
tas por otros autores en este número; aquí nos
interesa constatar la posición que ocupan en
el proceso de búsqueda de la salud, como al­
ternativa ante la inoperancia de la medicina
oficial. Rara vez se nos ha relatado que la
consulta al curandero sea la primera iniciativa
ante la enfermedad, por lo que podemos
aventurar que no es este el proceso usual.
Este tipo de curanderos, a diferencia de
los especialistas locales que entienden de un
número restringido de enfermedades, en rela­
ción directa al número de ensalmos que les
han sido comunicados, son competentes ante
todo tipo de patologías. Por ello constituyen
una alternativa a la medicina oficial, pues su
ámbito son las “enfermedades-de-médicos ”,
no otras.
En este breve apunte sobre la tipología
de los sanadores populares merecen unas lí­
neas los “hueseros”, especialistas en torcedu­
ras y esguinces, incluso en fracturas, cuya ha­
bilidad manual para componer huesos les
hace muy apreciados en varias zonas de las
comarcas estudiadas. En este sentido se
puede recurrir a ellos antes que a los repre­
sentantes de la medicina oficial, y en otras si­
tuaciones tras la consulta médica si ésta no ha
aportado la solución apetecida.
Otros profesionales de la curación que
también tienen algo que decir son los herbola­
rios, cuya actuación, si bien queda fuera de la
esfera diagnóstica, está presente durante todo
el proceso de lucha contra la enfermedad,
proporcionando hierbas que los enfermos to­
man por propia iniciativa o por indicación de
médicos o curanderos. La consideración que
se tiene de las hierbas es que aun cuando no
pueden actuar como “terapéutica de choque”,
logrando una curación rápida y segura, pue­
den servir muy bien como coadyuvantes en
patologías de larga duración y difícil cura­
ción. En todo caso “una hierba no puede sen­
tar mal”. Por ello entre un cierto sector de la
población tienen un gran predicamento y apa-

33
recen como una constante, no sólo ante la en­ ser estudiada, y ha de serlo, en mayor profundi­
fermedad sino como medida preventiva, o dad, pero sin perder de vista la constante inte­
simplemente como algo saludable, en porcen­ rrelación con otras posibles y teniendo en
tajes que oscilan entre el 25% y el 40%. cuenta qué camino se puede haber recorrido
En las zonas estudiadas, sin embargo, he­ antes y qué camino puede quedar por recorrer
mos encontrado muy poca vigencia de otros después. Asimismo han de ser tenidos en
sistemas médicos u otras prácticas terapéuti­ cuenta otros profesionales o agentes de los que
cas como homeopatía, acupuntura, quiro- aquí no hemos hablado, como pueden ser los
práctica, etc., lo que nos hace pensar que el farmacéuticos, o más concretamente los ayu­
florecimiento actual de este tipo de profesio­ dantes de farmacia, que desarrollan un impor­
nales es un fenómeno fundamentalmente ur­ tante papel en el caso de la automedicación.
bano. Igualmente factores de los que hemos hablado
Hasta aquí este primer esbozo de lo que como el sexo, la edad, el status socioeconómi­
entre las gentes de las comarcas del sur del País co, el ambiente familiar y doméstico, la accesi­
Valenciano es habitual a la hora de encarar la bilidad de los servicios sanitarios, etc.; y otros
enfermedad y buscar la forma de recuperar la de los que no hemos hablado como el concepto
salud. Insistimos en su provisionalidad y en su de enfermedad, la valoración del binomio sa-
carácter meramente orientativo. El recurso a lud/enfermedad, la consideración social de la
cada una de las instancias curativas depende de enfermedad, etc. han de ser estudiados en pro­
muchos factores muy complejos, y el recorrido fundidad, en la medida que pueden actuar
no es seguido de manera similar ante cada epi­ como factores explicativos de las decisiones to­
sodio de enfermedad, sino que influirán mucho madas por la población.
las experencias previas. Además en cada mo­ Conocer la enfermedad y la salud re­
mento es frecuente que se simultaneen varias quiere conocer las actitudes de la población
alternativas curativas y que se avance y se retro­ frente a ellas y las razones que nos expliquen
ceda, volviendo por ejemplo desde el curan­ estas actitudes. En el estudio de esta compleja
dero al médico del seguro a fin de conseguir maraña de circunstancias nos encontramos y
una receta; o intentando ir nuevamente al espe­ este es un primer esbozo que estimula a seguir
cialista del seguro tras haber desechado al sana­ trabajando y aumentando el conocimiento so­
dor popular. Cada alternativa curativa puede bre el particular.·

¿.Vz.
Relieve en mármol del siglo II a.C. (British Museum, Londres).

“Trencar els golls”,


“poner las cañas”,
”mirar el aliacá”;
rituales diagnóstico-terapéuticos
E. BALAGUER, R. BALLESTER, J. BERNABEU, E. PERDIGUERO

estudio de los modos de cu­


l ser propios de ignorantes y desterrar así los
rar surgidos del pueblo y utili­ “errores del vulgo”. Por otro lado los folklo­

E
zados para encarar la enfer­ ristas, surgidos en nuestro país con gran
medad al margen de la medi­ fuerza en las últimas décadas del siglo pasado
cina oficial de cada momento y las primeras del presente siglo, han estu­
ha estado dominado por di­ diado los procedimientos curativos populares
versos enfoques. La literatura como restos de una tradición a punto de extin­
antisupersticiosa, de gran tra­ guirse que trataban de rescatar.
dición en nuestro país1, y con Algo de estos dos enfoques ha persistido
exponentes tan afamados co­ en estudios de folkmedicina no tan distantes
mo el benedictino Feijoo2 ha en el tiempo y que pueden ejemplificarse en
tratado-de describir los métodos de curar po­ una frase de Castillo de Lucas al hablar del
pulares con el fin de hacerlos desaparecer por mal de ojo:

35
“En el tiempo presente la religión y la Uno de los rituales más extendidos es el
ciencia han podido limitarla, pues ya ape­ denominado “poner las cañas”. El mal al que
nas tiene arraigo más que entre gente in­ este ritual se aplica se denomina “desllomat”
culta”3. o “aporreao de los riñones” y corresponde a
dolores en la zona lumbar que normalmente
Desde el folklorismo y desde enfoques se deben a esfuerzos físicos prolongados o
antropológicos evolucionistas se puede caer violentos “quant etfan mal els renyons i no pot
en el error de considerar las prácticas curati­ adregar-te”, “al agacharse y levantarse brusca­
vas populares como “supervivencias” de épo­ mente se crujió los riñones” o al levantar un
cas anteriores que persisten en la actualidad peso, si bien también se cree que guardan re­
pero desprovistas de su significación primiti­ lación con defectos constitucionales “el que te
va. Sin embargo, desde la Antropología Mé­ defectes amb una forgadeta és prou, hi ha per­
dica lo que precisamente nos interesa es estu­ sones més propenses” o con algunas otras cir­
diar, no sólo la vigencia que tales prácticas cunstancias relacionadas con la falta de ejerci­
tienen en la actualidad, sino las razones que cio, “acostumbrar al cuerpo malamente” o
pueden explicarnos por qué la gente sigue re­ con el permanecer acostado largo rato en
curriendo a ellas ante determinadas situacio­ mala posición. En general, es, por tanto, una
nes que amenazan su salud. dolencia muy en consonancia con el medio de
El “enfít” o “empacho”, el “mal de ojo” vida de los habitantes de algunas comarcas
o “pres d’ull o mal d’ull”, el “sol en la cabeza” preferentemente agrícolas como la Vega Baja
o“sol al cap” son algunas de estas afecciones del Segura, que exige prolongados esfuerzos
que ya han sido descritas en otros artículos físicos. Es, pues, un padecimiento muy enrai­
del presente número y cuyas prácticas curati­ zado en el universo cultural de las zonas rura­
vas también gozan de gran predicamento en­ les y parece lógico que en ese mismo marco
tre las gentes de las comarcas del sur del País cultural se hayan definido las especialistas en­
Valenciano. “Trencar els golls”, “poner las cargadas de subsanarlo.
cañas”, “mirar el aliacá” son algunos rituales El ritual del que se valen tales especialis­
diagnóstico-terapéuticos también usadas por tas tiene como elemento central un par de ca­
la gente y de las que ahora nos ocuparemos. ñas secas de longitud variable y que pueden
Conviene señalar brevemente, antes de estar enteras o seccionadas verticalmente por
describirlas, algunas características de estas su mitad. La especialista coge las cañas por un
prácticas que podemos denominar rituales extremo, siendo el otro tomado por el afec­
diagnóstico-terapéuticos. Es precisamente tado y colocándose ambos frente a frente. Las
este carácter dual, diagnóstico y terapéutico, cañas se colocan a la altura de las caderas, y
lo que resulta característico. En estas prácti­ la especialista recita el ensalmo que da valor
cas populares no suele darse la secuencia ló­ a todo el ritual. Si las cañas, sin abandonar los
gica propia de la medicina científica en la que extremos de su posición, se cruzan, el enfer­
primero se llega al diagnóstico de la enferme­ mo, en efecto, “estaba aporreao de los riño­
dad para establecer, posteriormente, un trata­ nes” y al decir las oraciones se va pasando el
miento. Estos rituales suelen aunar en un dolor y “de estar doblao se pasa a estar nor­
J GRANJEL, L.S. mismo acto la decisión sobre si la enfermedad malmente”. Si las cañas, por el contrario, per­
(1968). Aspectos está o no presente en el individuo y la cura­ manecen en su posición inicial el diagnóstico
médicos de la ción, si el diagnóstico ha resultado positivo. resulta negativo, así como nula la acción tera­
literatura
antisupersticiosa Otra peculiaridad notable es que las per­ péutica.
española de los sonas encargadas de llevar a cabo los rituales Una variante del ritual consiste en que
siglos XVI y XVII. diagnóstico-terapéuticos son especialistas en sea un familiar del afectado el que sujete las
En Humanismo y cañas, en vez de la especialista, pasando ésta
Medicina, estas prácticas, no teniendo competencia en
Salamanca, otras enfermedades. Normalmente han ad­ a ocupar una posición equidistante de ambos
Universidad, quirido el poder mediante una oración que les sujetos pero musitando igualmente los ensal­
p.117-129. ha sido comunicada por otra especialista, en mos pertinentes.
2 Benito Jerónimo
Feijoo en su Theatro los días establecidos para ello, generalmente Pasemos ahora a describir el ritual cono­
Crítico Universal el Jueves o Viernes Santo, quedando por cido como “trencar el golls”. La dolencia a la
(1726-1740) y en sus tanto su campo de acción restringido a aque­ que éste se dirige viene caracterizada por
Cartas eruditas y
curiosas (1742-1760) llas enfermedades cuyo ensalmo conocen. A unos ganglios o bultos en el cuello llenos de lí­
combate muchas de ellas ni siquiera se les paga la vo­ quido y cercanos a los pabellones auditivos.
constantemente las luntad, pues se considera que el poder de que Se asocian con situaciones de debilidad gene­
supersticiones
populares. gozan es un bien de la comunidad que han de ral y en los niños con el período de dentición,
3 CASTILLO DE poner al servicio de los demás y guardar celo­ aunque ya en la primera y en la segunda in­
LUCAS, A. (1958), samente para transmitirlo en el momento fancia, no en lactantes. La sintomatología
Folkmedicina,
Barcelona, Dossat, justo a las personas que gocen de su confian­ viene caracterizada por dolor de garganta y
p. 53. za. dificultad al tragar —disfagia—. Si el dolor es

36
intenso incluso la mandíbula puede quedar Por lo demás se trata de una práctica amplia­
encajada. La gama de actuaciones terapéuti­ mente extendida en una comarca como la Ma­
cas tiene como denominador común el obje­ rina Baixa, y que es bien conocida por mu­
tivo de romper “trencar” los ganglios o chos de los informantes a los que hemos recu­
“golls”. Las modalidades terapéuticas pueden rrido, bien por haberla padecido directamen­
agruparse en tres tipos: en la primera de ellas te, bien por haberla sufrido algún familiar o
se trata de utilizar el dedo pulgar —el dit polze vecino.
o dit gros— untado o no con aceite y saliva, y Pasamos a ocuparnos ahora de otro pa­
deslizarlo a través de la cara interna del brazo decimiento conocido como “aliacrá” en las
desde la muñeca “Ací, a la monyequeta, hi comarcas valenciano-parlantes, y derivado de
han uns bonyets i en el dit gros amb saliva i oli este nombre “aliacá” en las zonas castellano-
es frota cap amunt del brag”. Estos “bonys” o parlantes. El padecimiento se homologa, por
bultos existentes en el brazo acabarían rom­ tanto, al síntoma de ictericia —coloración
piéndose por las frotaciones y producirían la amarilla de la piel, mucosas y secreciones—
inmediata ruptura de los “golls” del cuello. de la medicina científica. El ritual se dirige,
Una segunda modalidad, de acción directa, como en el caso de “trencar els golls” más a un
consiste en hacer una cruz con el dedo pulgar síntoma que a un padecimiento concreto, lo
de la mano derecha en la boca, diciendo “Pa­ que nos informa de la gran importancia que
dre, Hijo y Espíritu Santo”. Finalmente, se algunos síntomas adquieren en la cultura mé­
utiliza un tercer método, consistente en colo­ dica popular, y como consecuencia, de las di­
car al enfermo de pie con las manos enlazadas ferentes concepciones de la enfermedad que
en la espalda. Detrás de él se coloca una per­ se tienen en el saber popular y en la medicina
sona que, cogiéndole los codos, los flexiona- científica.
ría también hacia atrás; cuando se produce un El ritual destinado a enfrentar este pade­
ruido o chasquido significa que ya se ha pro­ cimiento, al contrario de los descritos ante­
ducido la ruptura de los “golls”. riormente, parece gozar de una menor vigen­
cia en las prácticas curativas populares actua­
En general, este ritual presenta la pecu­ les, si bien participa de las mismas caracterís­
liaridad de poder ser practicado por cualquier ticas diagnóstico-terapéuticas. En este caso el
persona, e incluso por el propio enfermo. elemento central del ritual lo constituye un
Sólo en un caso se nos habló de la necesidad vaso de agua sobre el que se echan unas “ba-
de recurrir a personas de gracia o curanderos. yeticas” de diferentes colores: blanco, negro,

37
amarillo. El curandero a la vez que recita las Cabe, para finalizar preguntarse por las
oraciones que legitiman el ritual echa las ba­ razones que justifican la presencia de estos ri­
yetas al vaso de agua, y según cual de ellas se tuales entre las gentes de nuestras comarcas a
sumerja en el agua se estable el diagnóstico la hora de enfrentarse con la enfermedad. El
del “aliacá” y al mismo tiempo lo que pudié­ marco general podría resumirse de manera
ramos llamar un “pronóstico”, pues si la que muy simple: la gente acude a aquello que le
se hunde es la blanca el pronóstico es mejor resulta eficaz ante cada enfermedad, depen­
que si la sumergida es la amarilla, y ésta más diendo de su propia concepción de ésta.
benigna que la negra, cuyo hundimiento se Puede resultar más o menos llamativo, según
considera señal de un pronóstico infausto. la posición del observador la existencia de una
Esta gradación pronostica guarda indudables concepción mágica tan alejada de modos y
concomitancias con la teoría humoralista que modas actuales —¿realmente tan alejada?—,
también diferenciaba entre una bilis negra y pero lo que resulta evidente es que tales con­
una bilis amarilla, cuyo predominio determi­ cepciones y los rituales destinados a solucio­
naba la adscripción de los individuos a un tipo nar los problemas, siguen cumpliendo unas
u otro de los temperamentos definidos por la funciones muy definidas, aceptadas y sancio­
patología humoral. El caso es que este acto nadas por la comunidad.
diagnóstico/pronóstico también actúa como Estudiar la enfermedad, y los medios que
solución terapéutica, salvo en el caso del hun­ se utilizan para combatirla y recuperar la sa­
dimiento de la bayeta de color negro en que lud, así como lo que en sí mismo significa el
el enfermo es deshauciado por el curandero o binomio salud/enfermedad entre las gentes
especialista. exige, desde luego, situarse en la perspectiva
En este repaso por algunos de los rituales poblacional, intentando comprender cada
diagnóstico-terapéuticos usados por los habi­ uno de los pasos seguidos, desde la explica­
tantes de las comarcas del sur del País Valencia­ ción etiológica del malestar, las decisiones en
no, es necesario citar aquellos desarrollados busca de solución que resulta más eficaz,
para combatir una afección dermatológica co­ hasta donde recurrir en caso de repetidos fra­
mún como son las verrugas. La gran variedad casos terapéuticos. Todo ello dependerá de
de actos curativos encaminados a combatir las circunstancias complejas que van a influir en
verrugas tienen, en este caso, una orientación cada persona y del marco cultural en el que se
meramente terapéutica, puesto que el diagnós­ desenvuelva, siendo tan solo la perspectiva
tico lo realiza el mismo afectado “de visu”, y antropológica la que puede contribuir a expli­
presentan una gran riqueza con características carlo. Con este deseo y con el objeto de cono­
mágico-creenciales —rezar determinada ora­ cer cuáles son las necesidades subjetivas de la
ción, contar las verrugas en determinado mo­ población para mejorar su nivel de salud, nos
mento— así como de corte empírico —frotar hemos acercado a las gentes de las comarcas
con ajo o determinadas hierbas—. del sur del País Valenciano.·

38
deptentrÍo-ná.L·

Josep Lluís FRESQUET FEBRER


CURANDERISME A LES
COMARQUES SEPTENTRIONALS
Josep Lluis FRESQUET FEBRER

L a malaltia es un fenomen in­


separable de la vida i totes les
societats humanes han de fer
front ais problemes que
aquesta planteja. La medici­
na, entesa com un conjunt
d’activitats destinat a lluitar
contra les malalties, pot ser
considerada com el resultat de
l’esmentat enfrontament. Es,
per tant, un sistema social i un
sistema cultural: pero no l’únic. William H.R.
Rivers a la seua Medicine. Magic and Religión
(1924), ja parlava de la existencia a tots els
pobles primitius d’un sistema cognitiu medie
sobre les causes de malaltia, que aquestos
combaten a partir de llurs creences, depen­
dente en últim extrem de la seua concepció
global del món. Així mateix, Erwin H. Ac-
kernecht fa referencia també a la pervivéncia
de nombrases medicines primitives basades
en un esquema mágic-religiós, diferents d’alló
que podem anomenar “medicina racional
científica”.
Segons l’opinió de López Pinero, l’eleva-
díssim nombre de sistemes medies existents al
món actual i en époques anteriors exigeix una
tipificació. El criteri més útil partiría del ca­
rácter deis fonaments en qué es basen: creen­
ces mágic-religioses, Lempirisme i la ciencia.
Cal teñir en compte que els dos primers hi
apareixen associats en distinta proporció i que
poden coincidir diversos sistemes medies al sí
d’una mateixa societat.
Hom pot parlar així de sistemes medies
empírico-creencials, com ara la medicina pri­
mitiva, hui present a les societats anomenades
primitives; de la folkmedicina; de les medici­
nes arcaiques, própies de les societats urbanes
arcaiques; i deis sistemes medies científics,
entre els quals hom inclou les medicines cien-
tífiques clássiques i la nostra medicina cientí­
fica moderna.
Pág. anterior e imagen superior:. Centrem-nos, dones, en la folkmedicina,
Muchas ilustraciones de plantas en
la Edad Media reflejan más la mitolo­ medicina popular o etnomedicina, que estigué
gía que la botánica, como se ejem­ i está present a les colectivitats urbanes, així
plifica en este grabado en madera de
la raíz de la mandrágora de una edi­ clássiques com modernes. Hi conviu amb d’al-
ción francesa del Hortus sanitatus.
(c. 1500). (New York Academy of
tres sistemes medies i n’inclou tot una serie de
Medicine). normes de conducta, valors i criteris, idees i

40
visió de les coses, vocabulari, etc., relacionats les dones. Aquells recorren habitualment ais
amb la salut, les malalties i la lluita contra “massatgistes” i aqüestes ais curanderos que
aqüestes. Al present treball ens ocuparem posseeixen “grácia”. Com a altres llocs estu­
d’examinar, en un to molt descriptiu, l’us de diáis, són les persones més majors les més
la medicina tradicional pels curanderos o me- próximes a la medicina popular, i el grup
dicinaires de les comarques septentrionals del comprés entre els quaranta i els cinquanta-
País Valencia i tractarem de demostrar la cinc anys els que visiten més a sovint els cu­
seua supervivencia i arrelament dins una so- randeros. Peí que fa al nivell de formació, la
cietat que gaudeix d’una medicina científica gent de nivells més baixos confia més en
moderna institucionalitzada, la brillantor i l’efectivitat de la medicina tradicional que no
guanys de la qual ningú no pot negar. els que tenen un nivell superior; tanmateix,
La major part de la informació que hem aquests recorren freqüentment a massatgis-
utilitzat, procedeix deis informes que els estu- tes-rehabilitadors, acupuntors i naturópates.
diants d’história de la medicina de la Univer- Ací cal teñir en compte que els curanderos
sitat de Valencia han realitzat al llarg deis pertanyen a la mateixa classe que la gente que
anys. A la nostra assignatura, lluny de narrar els visita, i són integráis totalment al si de la
les victóries de les grans figures de la medicina comunitat de la qual formen part. A més a
occidental, tractem de dur a la práctica les més, les persones d’ámbits rurals tenen més fe
idees de H. Sigerist, E. Ackernecht, G. Ro­ en els remeis populars, que no els que residei-
sen, P. Laín, i de tots aquells que intenten in­ xen ais ámbits urbans.
tegrar els factors culturáis, tecnológics, eco- Tanmateix, malgrat que en qualsevol cas
nómics i socials per a un acostament més viu hi ha una preferencia peí metge, hi ha alguns
a la historia real. Pera aquest motiu dediquem mals, com ara l’enfit, les berrugues, contu-
un capítol especial ais sistemes medies dins la sions traumátiques, etc., per les quals molta
nostra docencia, tant teórica com práctica. gent acudeix directament ais curanderos. Una
Els estudiants arrepleguen dades relacionats bona part deis malalts visiten primerament al
amb el folclor medie i elaboren treballs sobre metge i, si no trauen resultats satisfactoris,
les idees i interpretacions tocant a l’organis- s’adrecen al curandero. El pacient que té pre­
me, la salut i la malaltie, práctiques populars ferencia per aquest és perqué sent que “l’en-
de tipus medie, vocabulari popular relacionat tenen” i es troba “protegit” per ell, li resulta
amb la medicina, així com costums, creences, més senzill comunicar-se i expressar els seus
proverbis, endevinalles, llegendes, pregáries problemes, perqué utilitzen el mateix llen-
de contingut medie, etc. guatge. També hi ha una gran majoria que,
com a últim recurs, aniria al curandero. De la
La major part deis pobles d’aquestes co­
mateixa manera está generalitzada l’opinió
marques compta amb una xarxa assitencial
que moltes persones que es desenganyen deis
primária constituida per metges de carrera i
metges i de la medicina científica peí tráete
diplomáis en infermeria, o bé practicants. Al-
fred i distant, per les llargues hores d’espera,
gunes ciutats amb major nombre de habitants
pels continus i obligáis trasllats a la capital,
(La Valí d’Uixó, Benicarló, Vinarós, Vila-
pels elevats honoraris i, finalment, pels fre-
real, etc.) tenen ambulatoris d’especialitats i
qüents canvis deis seus metges d’ambulatori i
centres medies, o clíniques privades. A la ciu-
de capqalera.
tat de Castelló hi ha, a més, tres hospitals:
l’Hospital de Nuestra Señora del Sagrado Co­
razón, l’Hospital Gran Vía i l’Hospital Pro­
vincial, amb un total de més de mil Hits. El Mals i malalties tractades pels curanderos.
primer d’ells s’ha ampliat recentment amb
una unitat de vigiláncia intensiva, un servei Els mals més comuns que tracten els cu­
d’hematologia, un altre d’hemodiálisi i un al- randeros d’aquestes comarques són: malalties
tre d’anatomia patológica, que reduixen os- deis nervis, “dolors”, “infiera” o ventre inflat,
tensiblement la remesa de malalts cap a hospi­ enfit, artrosi, contorsions, vessadures articu­
tals de Valencia, especialment cap a la Ciutat lare, torcedures, encavalades, desconjunta-
Sanitária la Fe. ments, “culebro”, “el sol dins” i algú assegura
La medicina científica es troba, per tant, “fer caure les cataractes”. Hi ha altres que
ben establerta i és utilitzada prácticament per “passen la llista” i molts pocs que curen el
tota la població. Un percentatge importaht, “mal d’ull”. Aquests temes són tractats ám-
que sobrepassa el vint-i-cinc per cent, recorre, pliament en un altre treball d’aquest numero
pero, a la medicina popular i és fidel a les monográfic.
creences relacionades amb ella. Al voltant del Generalment, hom considera el dolor
quinze per cent reconeixen visitar regular- com a malaltia i, curat aquest, el mal desapa-
ment els curanderos. Els homes són més rea- reix. Així mateix, hom sol distinguir entre do­
cis a les práctiques de la folkmedicina que no lors físics i moráis. A través deis primers es lo-


lalts perqué els donen massatges i els embe-
nen diversos tipus de lesions.
L’herpes zóster o “culebro” (una medici­
naire declara que es diu així perqué “el mal
abraga el malalt com una culebra”) es troba
associat amb una malaltia deis nervis amb ma-
nifestacions doloroses i dermatológiques molt
evidents. Les berruges són un motiu molt fre-
qüent per a visitar el curandero, així com di­
verses erupcions cutánies i quistes sebacis.
Habitualment, els curanderos d’aquestes
ierres s’especialitzen en un tipus de pati-
ments. Hi ha qui tracta tan sois els dolors,
d’altres es dediquen exclusivament a “passar
la llista”, i alguns “recomponen o aparellen
ossos”. La resta assegura que pot tractar qual-
sevol tipus de malaltia llevat del cáncer. Hi ha
dos casos que diuen que poden curar aquest si
és recent o, almenys, llevar el dolor que pro-
dueix.

Característiques deis curanderos

Gairebé la totalitat deis curanderos


d’aquestes terres són dones velles les quals fa-
miliarment són anomenades amb el nom
propi precedit de “donya”, “senyora” o “tia”.
Llevat d’una minoría que ha rebut instrucció
primaria no tenen cap tipus d’estudis. Ex­
Del Evangeliario Echternach (s. XI). (Ms. 9428, fol. 23, Bibliothé-
cepte una inmigrant procedent de Andalusia,
que Royale Albert I, Bruxelles). totes les altres són nascudes en aqüestes co­
marques. Tres han admés que cobren pels
seus servéis tarifes que oscil-len entre dues-
centes i mil pessetes. La resta declaren que
calitza Porgan o la part malalta i molí sovint han acceptat regáis, (“No, no vull que em pa­
van juntament amb els transtorns digestius o guen res, ago és una energía que jo tiñe per
amb traumatismes. Els dolors moráis sempre ajudar ais altres sense esperar res a can vi...
apareixen amb alteracions general, com ara la encara que la gent que jo curo queda molt
depressió, la desgana, l’insomni, etc. agraída i sempre en donen alguna cosa: un
Entre les malalties nervioses trobem “la pemil, peixos, joies... i de vegades diners”).
paralís”, que hom identifica generalment amb Hi ha alguns que tenen una dedicació ex­
i’hemiplexia, i la parálisi facial. Hem trobat clusiva al curanderisme i, fins i tot, han esta-
dos casos en qué el medicinaire afirma que ha blert horari de consulta. Uns altres, tanma-
tornat la movilitat a dos paralítics. teix, atenen tan sois ais pacients quan ho
Molt sovint la gent visita al curandero per sol-liciten; aquests, generalment, tenen una
malalties de l’aparell digestiu. En destaquen altra activitat laboral, de la qual viuen.
l’enfit gástric, la indigestió, la flatositat i el Normalment els medicinaires atenen els
meteorisme. Peí que fa ais cólics, caguetes, seus pacients al propi domicili, que sol ser una
morenes i mal de panxa en general, hom sol modesta vivenda. Utilitzen una saleta sense
recorrer a remeis cassolans tradicionals. més mobiliari que una taula, cadires i algún
Les contusions, cops, contorsions, des- prestatge amb els remeis que utilitzen. Les
conjutaments o luxacions, l’encavalcament parets solen estar plenes d’estampetes i imat-
deis tendons, el canells “oberts”, són les ma­ ges religioses. El rebredor de la casa fa la fun­
lalties de tipus traumatólogic més freqüent- dó de sala d’espera. El nombre de persones
ment atesses pels curanderos componedors, que atenen per día varia molt. Hi ha qui rep
arregladors o massatgistes. No hem trovat a diari, mentre que d’altres ho fan dos o tres
ningú que reduira fractures o fisures. Quan dies per setmana. Generalment s’ocupen d’un
troben alguna d’aquestes alteracions remitei- nombre que no sobrepassa la vintena, perqué
xen els pacients al metge. Malgrat tot, alguns diuen que convé no abusar. En canvi hi ha
han declarat que molts metges els envíen ma- d’altres que reconeixen que han atés en un sol

42
día a més de dos-cents pacients. Els curande­
ros de Tarea estudiada duen una vida tan mo­
desta com la deis seus pacients i, segons ells,
sense cap tatxa. Les dones que curen son vi-
dues, amb magres pensions, o casades amb
homens que fan altres tipus de treballs.
Ara ens referirem a l’origen de la seua
capacitat o “don” de curar. En aquest sentit,
malgrat les diferencies tant peí que fa ais mals
que tracten com ais métodes que hi utilitzen,
hi ha una serie de característiques comunes.
La més freqüent i básica n’és la qualitat de
“grácia” que tot medicinaire té per poder cu­
rar. La “grácia” és un do de Déu, que “ve del
cel”, és a dir, de Déu, de la Mare de Déu o
d’algun sant en particular, encara que aquest
últim cas es menys freqüent.
Ens han explicat varíes causes i formes en
qué aquesta grácia es manifesta. Com ara, ha-
ver nascut “dijous sant amb vel”, o perqué la
comare qui va atendré al part ho va comuni­
car a la mare, o perqué la mare que ja gaudia
d’eixe poder ho va transmetre al fill durant la
gestació. Altres vegades és perqué, en un mo-
ment de la seua vida, es fan conscients que
han curat algún animal o persona. Dos medi-
cinaires ens han referit que després de patir
una malaltia no diagnosticada ni tractada pels Placa de marfil procedente del Sur de Italia (s. XI). (Museum of
metges, tot seguint les recomanacions d’un al- Fine Arts, Boston).
tre curandero, van millorar progressivament i
després van comenqar a guarir altres persones
“que ho necessitaven”.
En alguns casos la grácia va Hígada a un
aprenentatge llarg al costat d’un medicinaire,
que pot no ser de la mateixa familia. Per
exemple, un “recomponedor d’ossos” va
aprendre d’un altre que tractava contorsions i
traumatismes de cavalleries, técniques que Técniques diagnostiques i procediments tera-
després ell ha utilitzat per a les persones. Una péutics.
curandera ens comentá que havia estat treba-
llant molts anys amb un traumatóleg de la El diagnóstic de la malaltia s’estableix ge-
Creu Roja. Hi ha un altre cas d’una curandera neralment en veure o en palpar el malalt; tots
que des que va patir una greu malaltia diu que els curanderos coincideixen en assenyalar que
veu uns seres invisibles que li diuen el que ha “intueixen” i “veuen” el mal; algú afirma que
de fer en cada cas. Un altre ens conta que una es tracta de “telepatía”. De vegades hom
vegada un frare li va dir: “vosté té un poder diagnostica al mateix temps que cura. Una de
sobrenatural molt gran, tan gran que les tor­ les medicinaires “posa la má... i veu com una
ces del mal no poden res contra vosté. Pero radiografía en color on distingueix els budells,
vindran dies ro'íns... pero arribará un moment la sang, els ossos...”. Una altra assegura que
en qué vosté sanará persones, retornará la quan palpa el pacient ja sap de quina malaltia
vista a molts cegos, i fins i tot resucitará els es tracta i si ho és greu o no ho és. Un curan­
morts”. dero comprova la gravetat de la lesió impo-
Un factor comú que caracteritza els cu­ sant les dues mans sobre l’área afectada: “si
randeros és la creenqa de que els pacients han puja la calentura en les dos és senyal de benig-
de teñir confianqa en els seus poders i per nitat, i si una está més calenta que l’altra és
aixó, si cal, arriben a recomanarlos que parlen senyal de gravetat”. Els recomponedors d’os­
i coneguen d’altres malalts que han estat cu­ sos diagnostiquen sempre per palpació.
ráis per ells. Hom recorre també a formules La curació de les malalties mencionades
religioses per a donar confianza ais pacients: adés es realitza per diversos procediments se­
ensenyen imatges, fotografíes de sants popu- gons cada curandero, pero sempre trobem
lars de la comarca, etc. unes característiques comunes a tots ells. Els

43
arregladors d’ossos, junt a l’activitat manual,
utilitzen liniments, ungüents, embenat de la
zona afectada, cataplasma i administració oral
de infusions d’herbes. Les substancies utilitza-
des per el massatge varíen. De vegades usen
simplement greix de porc o oli d’oliva, i d’al­
tres alcohols i esséncies de procedencia diver­
sa, i per últim preparats farmacéutics comer-
cialitzats, com ara el “Reflex”. És habitual
l’ús de cataplasmes d’argila per a les contu-
sions. Així mateix algú prescindeix de subs­
tancies, com ara una curandera de Vila-real
que es limita a passar la má suaument per la
zona lesionada i enrogida fins que la coloració
es reflecteix, al mateix lloc, al eos de la curan­
dera. Només utilitza una substancia que tira
per la boca els dimarts i els divendres, que di­
ferencia de la saliva.
Generalment, mentre es fan les manio­
bres terapéutiques reciten pregarles secretes.
Quan es tracta de casos de tipus traumatoló-
gic, el medicinaire sol prescriure més d’una
sessió de cura.
Peí que fa ais transtorns de tipus digestiu,
els procediments terapéutics són molt variats.
Una curandera “posa les mans i es queda el
mal que li lleva al malalt per a foragitar-lo
després a poc a poc sota la forma de pets i
rots”. Al mateix temps recita en veu baixa
aquesta pregaría:

“Santa María Virgen


cuando por el mundo andaba
con aceite del candil
todos los males curaba.
Ven y cúrame este enfermo
que tu devota te llama.
Dos ángeles a los pies
y dos a la cabecera
y la Virgen María
de compañera
y nos dice:
duerme y reposa
no le tengas miedo
a la mala cosa.

Amén Jesús”.

Altres voltes hom recorre ais massatges


amb oli d’oliva amb la forma de creu a la pan-
xa. Un curandero mana al pacient fer una
truita de ruda amb oli d’oliva, que es faga fre-

44
gues amb l’oli que sobre i que s’adorga amb la
truita sobre el melic, per a curar-li la inflor.
Per a la “tiricia” o ictericia es fa una cata­
plasma amb fulles de carxofa, segó gros, un
quart de vi agre tot xopant un drap que fica
per damunt del fetge. Malgrat tot, a banda de
passar la llista, l’administració d’herbes medi­
cináis és la práctica més habitual. Normal-
ment hom dona les barregues preparades i les
normes d’administració coresponents. De ve-
gades les recomanen comprar-les a una her­
boristería. Una curandera barreja ella ma­
teixa sis tipus d’herbes: olivarda, maríalluisa,
poliol, camomil-la, fenoll i gram. Les beneix i
les fica en mesuretes de paper. Cadascuna
d’aquestes és un dosi. Diu que són bones per
a tot el que fa a la “caixa del eos” (per fer bé
de ventre, llevar el mal de panxa, per al cólic,
per a la vesícula...).
Ara ens referirem al tractament de l’her-
pes o “culebro”. A voltes de curació la lloc
quan palles de ségol de cinc o sis centímetres
es cullen en grups de nou unitats. Es tallen
tres cops per cadascun deis extrems de fora
cap a dintre i un darrer tall central, mentre es
fa una pregária a la Mare de Déu. Els trossos
s’arrepleguen amb una drap que haja estat en
contacte amb l’herpes i es llanga tot dins un
braser encés. Aquest procediment es repeteix
fins que el pacient es cura, qui pot no haver
estat present. Un medicinaire ens compta que
tracta el culebro amb crema de vi agre i pól­
vora. Finalment, una curandera toca el malalt
i li mana que bega deu ampolles de llevat de
cervesa una cada día al llarg d’una novena
(nou dies) i el desé ha de tornar a la consulta
on es pren la darrera ampolla i li aplica sobre la
zona afectada una mésela de tale i oli d’oliva.
Peí que fa a les cataractes, un curandero
del Baix Maestrat de vuitanta-cinc anys, jubi-
lat i que no cobra peí seus servéis, té la se-
guent técnica: al mes de maig es rammassen a
la muntanya fulles de romaní i s’introdueixen
pretes en ampolles d’un litre, i es deixen repo­ Ens han estat referíts dos procediments
sar al sol i a la serena. A poc a poc repixen un per a llevar “el sol dintre”. En el primer, cal
líquid al fons de l’ampolla de la qual s’ins- seure el pacient un lloc on done el sol. S’agafa
til-len unes gotetes dins al l’ull al matí, a la un got d’aigua cobert amb un Πεης i se li posa
tarda i a la nit, al llarg de quatre messos o un invertit damunt del cap. Si l’aigua bombolleja
any fins que cau la cataracta. el diagnostic es confirma. Cal repetir l’opera-
Respecte al tractament de les berrugues ció fins que els símptomes desapareixen (náu-
hem trobat diversos procediments. Un d’ells sees, mal de cap, obnubilació, etc.). El segon
consisteix en fer al compte de les berrugues consisteix a aplicar una tovallola sobre el cap.
que hi ha al eos i prendre el mateix nombre de S’aboca un got d’aigua i a mesura que aquesta
fulles d’olivera. Les fulles se soterren i quan “bull” el mal desapareixerá.
van podrint-se van desapareixent les berru­ Hem recollit també algunes formules que
gues. Un altre procediment consisteix en lli- s’utilitzen per al mal de quixal. Una consisteix
gar ben fort un fil de seda al voltant de la be- a barrejar creosota, fuel-oil, zotal, vi agre, vi
rruga; a poc a poc aquesta s’asseca i cau. Fi­ i orins del malalt i es glopeja la boca amb la
nalment, un altra possibilitat és traure la llet mésela. Un altre és triturar la tija de la flor de
de fulles de figuera i aplicar-la totes les nits baladre i instil-lar dins l’ull del costat contrari
sobre les berrugues fins que desapareixen. a la zona dolorida unes gotes de líquid.

45
Conclusions.

A través d’aquest breu informe hem in- BIBLIOGRAFÍA:


tentat acostar-nos d’una forma descriptiva al ACKERKNECHT, E.H. (1985) Medicina y an­
curanderisme de les comarques septentrionals tropología social, Madrid, Akal Editor.
del País Valencia. Considerem la folkmedi­ CARO BAROJA, J. (1973) Las brujas y su mun­
do, 4.a ed., Madrid, Alianza Editorial.
cina o medicina popular com un sistema me­ CASTILLO DE LUCAS, A. (1958) Folkmedici­
die com ara la medicina científica. Ambdós na, Madrid, Editorial Dossat.
coexisteixen al si de la nostra societat. COMELLES, J.M. (1973) Magia y curanderismo
en la medicina popular, Barcelona, A.
Hem constatat que tant la medicina po­ Redondo Editor.
pular com els curanderos mereixen la con- FERRÁNDIZ ARAUJO, C. (1974) Medicina
fianqa d’una nombrosa fracció de la població, popular en Cartagena, Cartagena, Exc-
la qual té així mateix accés a la medicina cien­ mo. Ajuntament.
KENNY, M.; DE MIGUEL, J.M. (eds.)
tífica i a les seues modernes instal-lacions, (1980) La antropología médica en Espa­
malgrat que es critica fortament l’organitza- ña, Barcelona, Editorial Anagrama.
ció. El malalt s’adreqa on té més esperances LISON TOLOSANA, C. (1971) Antropología
cultural de Galicia, Madrid, Siglo XXI.
de ser atés i especialment quan es tracta de LÓPEZ PINERO, J.M.; GARCÍA BALLES-
determinats tipus de patiments. TER, L. (1972) Introducción a la medici­
La gent recorre al curandero per símpto- na, Barcelona, Editorial Ariel.
SEIJO ALONSO, F. (1974) Curanderismo y me­
mes i malalties perfectament descrites ais ma- dicina popular, Alicante, Ediciones Bi­
nuals medies actuáis com ara la ictericia, la blioteca Alicantina.
dispepsia, el reuma, l’herpes zóster, qualsevol
tipus de contusions traumátiques, etc. Es trac-
ten amb eficacia similar i, en alguns casos su­
perior, a la de la medicina occidental. Els re­
méis emprats són senzills i económics. A més
la comunicació amb el medicinaire és més fá­
cil que no amb el metge. Així mateix l’actitud
deis metges cap ais curanderos no és tan hostil
com fa alguns ays i fins i tot bastants els veuen
amb bons ulls.
Les persones distingeixen bé quan han de
recorrer a un o a l’altre sistema. En el cas que
no hagen obtingut resultáis satisfactoris amb
el metge, visiten el curandero. No queden
gaire vestigis de bruxeria, no més una exigua
xifra de persones creuen en el “mal d’ull”.
La medicina popular, per tant, subsisteix
i té arrelament i prou forca com per a sobre-
viure quasi-indefinidament enmig d’un món
dominat per la medicina científica.·

46
SUPERSTICIO IPENSAMENT MITIC
A LA MEDICINA POPULAR VALENCIANA:
LES MALALTIES “NO DE METGES”

Josep-Lluís BARONA VILAR


María-Jesús VALLADOLID LÓPEZ

47
SUPERSTICIÓ IPENSAMENT MÍTIC
A LA MEDICINA POPULAR
VALENCIANA: LES MALALTIES
“NO DE METGES”
Josep Lluis BARONA VILAR
María Jesús VALLADOLID LÓPEZ

a dedicació quotidiana a la
docencia i a l’estudi de la his­
toria de la medicina desperta
immediatament l’interés per
analitzar el sentit i l’origen de
tots aquells aspectes de la nos-
tra cultura que, relacionáis
amb la salut i la malaltia,
s’han mantingut al marge del
desenvolupament del sistema
medie científic modern a Oc-
cident. La idea que la malaltia com a fenómen
biológic és present a tots els nivells de com-
plexitat de l’organització de la vida ha de veu-
re’s indefugiblement complementada des
d’una óptica cultural. Potser eixa és una de les
conclusions més evidents que hom por ex-
traure de la dedicació a la historia de la medí-·
ciña, ago és, que el concepte de malaltia és un
concepte condicionat culturalment. Tant és
així que la significació que per a un poblé té
el eos huma, la salut, la malaltia o la mort,
está intrínsecament relacionada amb el con-
junt d’elements que componen la seua cultura
i que han anat configurant-se i enriquint-se
d’acord amb les incidéncies concretes del seu
devenir historie. Es per aixó que les idees i
creenges, les pautes de comportament i les va-
loracions que el poblé valenciá, com qualse-
vol altre, posseeix al voltant de la salut i la
malaltia constitueixen en gran mesura, per ex-
presar-ho en termes antropológics, “fenó-
mens de supervivencia” d’elements proce-
dents de les més variades cultures, incorpo­
ráis en un llarg procés de configuració de la
tradició cultural. Cultura médica popular con-
seqüent amb una tradició cultural arrelada a
la propia historia i permeable al contacte amb
altres cultures i que, malgrat el triomf de la
perspectiva científica a Occident, s’ha man­
tingut immutable amb el pas del temps. Es
tracta d’una consideració que no per obvia és
Imagen superior: Ojo alado de Horus, (XIX di­ trivial, donat que aporta la clau per a com-
nastía, c. 1250 a.C.). (The British Museum,
Londres, dibujo de Bee Moss). prendre la situació actual de la nostra cultura
Pág. anterior: Ojo de Horus con escarabajo.
des d’el punt de vista de la seua configuració
(Egipto, origen desconocido). histórica.

48
Sens dubte, la mera observado del nostre
entorn ens porta a desvetlar en la consideració
popular de la malaltia elements de tipus mágic
que es troben en perfecta concordancia amb
alió que s’ha anomenat “mentalitat primitiva” i
que es caracteritza generalment per una visió
fonamentalment mítica de la realitat. D’aixó
justament en parlarem més endavant, sense
restar importancia a l’enorme influencia de les
distintes formes d’assimilació cultural de les
creenqes religioses procedents del cristianisme
—i especialment de la seua versió més degra­
dada en forma de superstició irracional—, o
també a la cristianització evident de ritus i
creenqes paganes, que juguen un paper central
en la concepció popular del fet d’emmalaltir.
En altres casos hom adverteix la influencia
d’elements culturáis característics de les cultu­
res arcaiques, com ara la utilització popular de
l’astrologia —per exemple, la creenqa en el zo-
díac i en general la influencia atorgada ais as-
tres sobre els esdeveniments de la vida hu­
mana— i tants altres procediments adivinatoris,
les distintes versions de la mántica o les omni-
presents referéncies quotidianes a totes aquelles
qüestions que es consideren de bon o de mal
auguri. Es tracta, en síntesi, d’una amplia pre­
sencia d’elements que podem qualificar de
“mágics” i que hi són presents en la nostra par­
ticular forma de viure la realitat en general i en
particular el fet d’emmalaltir. Cal, a més a més,
afegir la pervivéncia en la mentalitat popular
d’elements que corresponen a conceptes elabo­
ráis en etapes históriques ja superades de l’evo-
lució de la medicina. La idea de “depuració de
la sang”, posem per cas, és un exemple tipie
d’una concepció humoralista de la malaltia, an­
terior a la concepció moderna del contagi ani-
mat i, en conseqüéncia, del naixement de la mi­
crobiología.
La casuística seria interminable i aquesta
herencia cultural al voltant de la malaltia és tant
més important per a la medicina oficial en la
mesura en qué la concepció que el malalt té de
Grabado en madera de Jost Ammán de la obra de Jakob Rueff De conceptu et genera-
la seua malaltia condiciona substancialment la tione hominis (1554). (Smith, Kline and French Collection, Philadelphia Museum of Art).
relació terapéutica amb el metge. La relació
metge-malalt esdevé, des d’aquesta perspecti­
va, en l’enfrontament real entre dues cultures.
Per totes aqüestes raons, la cultura popular
valenciana sobre la malaltia ha estat objecte
preferent d’interés en l’ensenyament de la his­
toria de la medicina en la Universitat de Valén-
cia i al seu estudi han consagrat nombrosos tre-
balls de camp any rera any grups d’estudiants
interesáis peí tema. L’orientació metodológica
d’aquests treballs i la direcció deis seminaris en
qué sovint han estat exposats i debatuts ens per-
met ara fer aquesta reflexió sobre alguns ele­
ments de la supertició i el pensament mític al
curanderisme valencia, que hagués estat impo­
sible sense l’esforq de debat i discusió de tots
aquells treballs anónims.

49
CARACTERÍSTIQUES COMUNES DEL 2. La presencia d’elements religiosos i la
COMPONENT MAGICO-RELIGIÓS cristianització de ritus pagans. La influéncia
PRESENT EN LA CULTURA MÉDICA de la religiositat —particularment de la reli-
POPULAR giositat cristiana, assimilada sota la forma més
rudiméntaria i farcida de supersticions— im­
pregna quasibé totes les manifestacions de la
Els estudis consagráis tradicionalment a cultura médica popular i prent part, de ma­
la cultura médica popular coincideixen en ase- nera ben evident, en la práctica del curande-
nyalar l’existéncia de nombrosos trets que són risme. Deixem a banda la creenga en els sants
comuns a les cultures més diverses i que po- guaridors, exemple ciar de la cristianització
dem dir, en síntesi, que corresponen a una vi- deis antics deus protectora de la salut, o la
sió mágico-religiosa de la realitat i, per tant, consideració de la malaltia com a punició divi­
també de la malaltia i la salut. En el nostre en- na, i destaquem, dos deis elements més signi-
torn cultural el més característic és una omni- ficatius de l’activitat deis curandera i de totes
present barreja de les formes tradicionals de aquelles persones que curen: la possessió
pensament mític amb continguts procedents d’una “grácia” o do que els atorga una capaci-
de l’assimilació popular del cristianisme. Pa­ tat sobrenatural per a guarir, i el recurs a
sero, dones, a considerar seguidament alguns l’oració com a via per a obtenir la curació mit-
deis elements, al nostre parer, més significa- jangant la influéncia divina.
tius. La possessió de “grácia”, entesa com a
capacitat sobrenatural per a guarir, procedeix
1. La influencia del pensament analógic en de l’assimilació popular del concepte de “grá­
la concepció popular d’emmalaltir. Les diverses cia divina” elaborat peí cristianisme i consti-
formes de pensament analógic constitueixen, tueix l’element principal que justifica l’activi­
potser, la manera més freqüent d’interpretació tat deis curandera. Aquesta “grácia” sol tin-
de l’origen de la malaltia. Una idea tan difun­ dre un origen considerat diví, encara que en
dida en el nostre ambient com que la no satis- ocasions s’atribueix a la comunicació amb al­
facció d’un desig durant l’embarás provoca una tres éssers superiors, com ara els extraterres­
marca semblant en el fill, n’és un ciar exemple. tres. El descobriment d’aquest do té lloc de
Hi ham molts més: la creenga que comptar es­ vegades de manera totalment fortuita —és
trelles provoca raparició de berruges i un llarg freqüent descobrir-ho a partir de la curació
etcetera. Sovint aquest pensament analógic d’algun animal— tot i que sovint es troba rela-
s’acompanya de la creenga en l’existéncia de cionat amb aparicions de sants, de la Mare de
simpaties mágiques o, dit d’una altra manera, Déu o de Jesucrist. En aqüestes aparicions, la
en la possibilitat que les persones pateixen la in- divinitat posa en coneixement de l’implicat la
fluéncia a distáncia de forces espirituals. La ma­ seua capacitat per a guarir, li sol demanar que
laltia anomenada “mal de lluna” o la “presa es purifique i l’impideix lucrar-se amb l’utilit-
d’ull” són casos ben difundits d’aquesta “pato­ zació d’aquest do. Altres vegades l’origen
logía popular” on es fa palesa l’esmentada in- prové d’haver nascut el dia de divendres sant,
fluéncia. Aixó mateix es pot dir de la suposada mentre passava la processó (curandera d’Alzi-
influéncia deis astres i també de tots els proce­ ra) o bé la “grácia” está Hígada a determinada
diments de diagnosi basats en la “mántica” o en oració que fou comunicada per la divinitat a
la “magia simpática”, ben difundits entre els cu­ uns pastora (curandera d’Énguera), o a ora-
randera. Ens referim, posem per cas, a la diag­ cions que només poden transmetre’s en dies
nosi i curació de la malaltia a través de la roba particulars (dijous sant, divendres sant, el dia
que ha estat en contacte amb el eos del malalt; de tots-sants...). En alguns casos s’atribueix al
al pronóstic de la seua evolució en funció de fet d’haver plorat dins el ventre de la mare o
com volen els ocells o la idea que la transmissió haver nascut amb “surró” (les membranes
de la malaltia es pot fer per la transmissió d’un que rodejen el fetus).
objecte propietat de la persona malalta a un al­ En la majoria deis casos, la idea de la
tra. El pensament analógic i la creenga en les “grácia” s’associa a elements característics de
simpaties mágiques —dos deis elements més ca- la tradicional doctrina del magnetisme animal
racterístics de la manera de veure el món els o “mesmerisme” que va gaudir d’una enorme
pobles anomenats “primitius”— constitueixen, difusió popular durant el segle XVIII, encara
en gran mesura, el fil conductor que porta la que fos rebutjada per la cultura científica. La
mentalitat popular a considerar l’existéncia de seua preséncia es fa palesa en la imposició de
malalties “no de metges”: aquelles on la cultura mans sobre la zona afectada i en la idea que
popular es troba més radicalment enfrontada es transmet una suposada “energía” de les
amb la concepció marcadament somaticista de mans del curander al eos del malalt. Aquesta
la malaltia que s’en deriva de la tradició científi- creenga ha estat descrita prácticament a totes
qua de la medicina occidental. les comarques estudiades del País Valenciá, i

50
sovint ve reforgada per la idea que l’energia es série de patiments atribu'íts a “mals de l’áni-
fa palesa mitjangant un augment de la tempe­ ma” o malalties de carácter somátic que han
ratura en la zona on s’ha imposat les mans, o estat conegudes i tractades de forma tradicio­
bé provoca que a qui fa la cerimónia se li do­ nal.
ren les mans i senta una especie d’electricitat. La “presa d’ull” és potser la malaltia “no
Aquesta energía que algunes persones pos- de metges” més coneguda en el nostre am-
seeixen en virtut de la “gracia” —deguda sem­ bient cultural, on gaudeix d’una amplia difu-
pre a la intervenció d’éssers sobrenaturals— sió entre la mentalitat popular. Es important
és la que, transmesa al pacient, proporciona assenyalar que s’han descrit amb molta fre-
el seu guariment. qüéncia cuadres semblants en zones ben di­
L’oració és l’altre element religiós que té verses, no sois de la Península Ibérica —on ha
una marcada significació en els rituals curatius estat documentada des d’el segle I a. C. per J.
de les practiques populars. En alguns casos el Caro Baroja (1973)— sino també en moltes
poder per a guarir es troba íntegrament en altres cultures d’arreu el món. El tema ha es­
l’oració; en altres, l’oració és el vehicle de co- tat objecte recentment d’un estudi de detall
municació amb la divinitat o amb els sants elaborat per M.A. Díaz Ojeda i J.L. Sevilla
guaridors per a obtenir el guariment, mitjan­ (1980) en comarques de la Manxa i hi ha nom­
gant la seua intervenció. Posem-ne un exem- brases descripcions a les comarques galleges;
ple: a Enguera hi ha una curandera que cura per la nostra banda, intentarem establir els
el dolor deis queixals des que va rebre de sa trets més significatius que adopta la creenga
mare la “gracia” a través d’una oració que li en la “pressa d’ull” al País Valencia d’acord
va transmetre el dia de dijous sant a mitja nit. amb les dades obtingudes en algunes de les
A l’oració apareix Santa Apol-lónia, patrona seues comarques.
deis dentistes: “La Virgen María por el
mundo andaba.! con aceite del candil todos los
males curaba.! Santa Apolonia en su puerta es­
taba! y la Virgen María por allí pasaba:! Apo­
lonia ¿qué haces?! Ni vivo ni duermo! tengo un
mal de muelas que me estoy muriendo”. En
realitat, l’oració pot desenvolupar una doble
funció: d’una banda, com a mitja de comuni-
cació amb la divinitat; d’altra, juga un paper
semblarit al deis conjurs i eixarms en les cultu­
res primitives, és a dir, com a element protec­
tor enfront de les forces del mal.
No són aquests, ni de lluny, els únics ele-
ments religiosos presents en la cultura médica
popular; assenyalem a manera d’exemple que
les aparicions divines, els éxtasis i, fins i tot,
els quadres al-lucinatoris, solen ésser fre-
qüents, al temps que les imatges deis sants o
l’acció de persignar-se juguen sovint el paper
d’amulet protector i tenen una funció impor-
tant en els procediments populars de preven­
ció de la malaltia.

LA “PRESA D’ULL”, PARADIGMA DE


"MALALTIA NO DE METGES”

És un fet reconegut que en moltes cultu­


res el poblé distingueix entre unes malalties,
la curació de les quals está en mans de la me­
dicina científica occidental (la medicina ofi­
cial), i altres que escapen a la capacitat cura­
tiva deis metges. Les primeres són considera-
des malalties noves i fonamentalment de ca­
rácter somátic, el guariment de les quals es
troba lligat al desenvolupament técnic de la
medicina. En canvi, sota la concepció de les
malalties “no de metges” el poblé inclou una

51
El concepte de “presa d’ull”. Comencem Es tracta, de fet, d’un ritu basat en la hidro-
peí concepte. La malaltia anomenada “presa máncia i que consisteix en que el xiquet supo-
d’ull” es configura a partir d’una creenga am- sadament malalt ha de fer caure amb el seu dit
pliament estesa en la capacitat de produir el unes gotes d’oli damunt d’un recipient que
mal a través d’una torga present en la mirada. conté aigua. Després, el diagnóstic es fa en
Es tracta, dones, d’un malefici, és a dir, d’una funció de l’evolució de les taques d’oli: si l’oli
influencia negativa a distancia que provoca la es dispersa i tendeix a fondre’s, aixó vol dir
malaltia. Aquest “poder” es considerat en que el xiquet ha estat ullprés. En cas contrari,
certs casos com a privilegi d’algunes persones, quan les gotes d’oli romanen tal qual, aixó es
les quals de manera inconscient poder produir tradueix com a bon senyal i significa que el xi­
el mal, o bé, altres vegades, és relacionat amb quet no ha estat ullprés. El procediment de
una manera particularment intensa y volunta­ diagnóstic descrit a Torrent es desenvolupa
ria de mirar, o atribuít al simple fet que l’esser mitjangant dos gots, pie d’aigua ún i l’al.tre
viu afectat haja cridat l’atenció de forma espe­ d’oli. El dit índex del malalt s’introdueix en
cial i, en conseqüéncia, haja estat observat l’oli i es deixen caure dues gotes en l’aigua.
amb una particular intensitat. La “presa d’ull” Aquest procediment coincideix amb el que
pot afectar qualsevol ésser viu: planta, ani­ trobem descrit a Enguera. A Moixent s’ompli
mal, home o dona; no obstant aixó, ni ha un plat amb oli i en un cantó es crema un tros
l’amplia creenga que la malaltia afecta espe- de coto o un ciri petit. El malalt introdueix un
cialment ais xiquets. Xiquets que han estat dit i fa caure algunes gotes en un got amb ai­
mirats amb particular intensitat i vehemencia gua; a continuació s’observa el resultat al ma­
per dones que no poden tindre’ls, o senzilla- teix temps que es prega una oració. En el cas
ment que han cridat l’atenció d’una manera de Xátiva, es col-loquen damunt de la taula
especial i algú ha fixat intensament la mirada deu gots plens d’aigua i de l’oli contingut en
en ells. Aquesta descripció coincideix básica- un quinqué es va introduint-hi una gota d’oli
ment amb les que s’han descrit tradicional- amb el dit. La interpretació del resultat coín-
ment en altres llocs. A les comarques valen- cideix en tots els casos: la dispersió de l’oli es
cianes en tenim descripcions en treballs realit- senyal de mal auguri.
zats a Torrent, Moixent, Xátiva, i al Camp de Tractament de l’ullprés. En canvi, l’ac-
Morvedre. tuació terapéutica, és a dir el tractament de
El xiquets afectats fan palés un quadre l’ullprés, presenta algunes variacions. A Xá­
d’afectació del seu estat general caracteritzat tiva la curació s’aconsegueix mitjangant una
per inquietud, pérdua de les ganes de menjar, oració, al cotingut de la qual no ens ha estat
febra, dificultat per a conciliar la son, dolors revelat; a Torrent, el tractament consisteix en
abdominals i malestar general, que aboca ge- pregar tres vegades l’oració següent: “Tres te
neralment en un estat de desnutrició i/o deshi­ lo han hecho,! tres te lo han de quitar,! las tres
dratado. Aquest estat de l’ullprés es conside­ personas de la Santísima Trinidad.! Santa Ana
ra, dones, resultat del malefici transmés mit- parió a la Virgen,! Santa Isabel a San Juan,! la
jangant la mirada i posseeix trets comuns amb Virgen parió a Jesús! la noche de Navidad”. El
altres malalties populars atribüides a influen­ tractament descrit en el cas de Moixent con­
cies malignes. Davant el perill evident en qué sisteix a repetir tres vegades el proces, conti­
es troben els xiquets, es poden pendre mesu­ nuació s’introdueix sal dins el got d’aigua i
res preventives, entre les quals ens han descrit s’aboca a térra el contingut a la porta del ca-
les següents: a Moixent solen utilitzar amulets rrer. Mentres es va vessant el líquid ha de fer-
preventius, com ara colocar al xiquet un llag se el senyal de la creu. Un procediment sem-
roig que estigui en contacte aamb el seu eos, blant pot trobar-se a Sagunt i a altres contra­
encara que també es concedeix carácter de- des valencianes.
fensiu a la roba interior colocada al revés; a
Xátiva, per altra banda, s’utilitzen els anome-
nats “evangelis”, que són unes bossetes tanca-
des que es lliguen a la roba, en el interior deis
quals s’ha posat un tros de cartolina on hi han
escrits fragments deis evangelis. A Petrés (el
Camp de Morvedre) la prevenció es fa mitjan-
gant la colocació de castanyes dins d’una bos-
seta de tela, la qual ha de penjar-se del coll
del xiquet.
Diagnóstic de l’ullprés. Peí que fa al diag-
nóstic de la malaltia, els procediments que
trobem a les contrades valencianes coincidei-
xen amb els descrits també en altres cultures.

52
DIAGNÓSTIC I CURACIÓ DE L’ENFIT:
UNA PRÁCTICA POPULAR
AMPLAMENT ARRELADA

L’enfit és potser l’estat morbos que gau-


deix d’una presencia més amplia en la menta-
litat popular valenciana. Aixó és comprensi­
ble si tenim en compte l’enorme incidencia de
les alteracions digestives i gastro-intestinals
que es veuen englobades sota aquesta deno-
minació. Es considera que una persona es
troba “enfitada” quan té pesadesa digestiva,
restrenyiment, flatuléncia, acidesa, de vega-
des amb una sensació de malestar general o
de mareig, i tot aixó normalment després
d’haver menjat amb excés o per trobar-se en
un estat d’ansietat. La malaltia es considera
provocada per una detenció deis aliments al
llarg del tractus digestiu, i es per aixó que en
molts llocs se li dona el nom de “para”, fent
referencia a la parada del tránsit. La práctica lizada que les propietats que posseeixen pro­
popular encaminada al diagnóstic i la curació venen d’haver estat beneída el dia de dijous o
de “l’enfit” es basa en un ritu mágico-religiós divendres sant. Sobre aquest punt es troben,
que posseeix característiques comunes a tots lógicament, diverses variants: perqué siga efi-
els llocs on es dona i que va adregat a “medir cag ha de col-locar-se sota el coixí del Crist
la para”; o dit amb altres paraules: mitjangant del Sepulcre el divendres sant i retirar-se a
un mecanisme creencial de mesura, es tracta l’endemá (Torrent). Convé fer palés també
de delimitar el punt exacte on han quedat atu- que, en alguns casos, la cinta no sois s’utiliza
rats els aliments, per tal de fer-los “baixar” per a “trencar l’enfit”, sino també per a curar
convenientement. El ritus es complementa altres patiments, com ara el mal de cap o al­
amb una serie d’elements religiosos proce- tres dolors.
dents de la tradició cristiana, que experimen­
Peí que fa a l’oració, cal assenyalar que
ten petites variacions d’uns pobles a d’altres.
en tots els casos la seua eficácia va condicio­
Entre els nombrosos treballs de camp realit-
nada per una série de condicions: només pot
zats, es troben descripcions acurades de diag­
ser comunicada, en general, el dijous o diven­
nóstic i tractament de l’enfit almenys a Llosa
dres sant i en algún cas el dia de tots sants (la
de Ranes, La Font d’En Carros, Torrent, el
Font d’En Carros); la persona que l’aprén no
Genovés, Cotes, Xátiva, Moixent, el Port de
pot comunicar-la en un altre moment —a vol-
Sagunt, Gandía... i tenim la certesa de que la
tes ha de jurar que no en parlará a ningú— i
casuística és absolutament més nombrosa; en
si ho fa pert el seu “poder”; l’eficácia está li­
tots els casos, les práctiques emprades coinci-
mitada ais creients: els no creients no poden
deixen en l’essencial. fer ús d’aquest poder, ni tan sois curar-se per
Diagnóstic de l’enfit. Tot el procediment aquest procediment quan es troben malalts.
de diagnosi i delimitació de la localització de La creenga en la necessitat de mantenir el se-
l’enfit gira al voltant de dos elements: la “cin­ cret fa que ho hágem pogut accedir al contin-
ta” i l’oració. Parlem en primer lloc de la “cin­ gut, sens dubte variable en cada localitat, de
ta”, que és l’element material emprat per a l’esmentada oració.
determinar el lloc on es troba l’enfit i, per Tanmateix, quin és el paper que corres-
tant, punt de partida per a “trencar la pará”. pon a cadascun d’aquests elements en la ceri-
Es tracta d’una cinta, o en alguns casos un mónia diagnóstica i curativa? Cal subratllar
mocador (la Font d’En Carros, el Genovés, que en tots els casos estudiáis la cerimónia la
Cotes), que en ocasions ha d’esser d’un mate­ feien dones, encara que no pose'ím cap testi-
rial específic, com ara de seda (Cotes, Gan­ moni en contra que puga ésser feta per ho­
día) o fins i tot posseir color bermell i teñir nres. Els trets generáis que la componen són
quatre centímetres d’amplária (Torrent). En els següents —les variacions locáis les veurem
aquest cas, la importáncia atribuida al seu després—: el malalt col-loca un extrem de la
material li confereix el carácter de talismá. En cinta a l’altura de l’estómac i la dona que pasa
qualsevol cas, la cinta ha de teñir una llargária la cinta pren l’altre extrem i es posa a la dis­
equivalent a tres vegades la distáncia que hi táncia que permet la llargária de la cinta. A
ha des d’el colze a la punta deis dits de la me­ continuació procedeix normalment a persig-
didora. A més a més, hi ha la creenga genera­ nar-se i mesura tres vegades la distáncia des

53
d’el colze a la punta deis dits, persignant-se un procediment que consisteix en col-locar un
cada vegada que comenga a mesurar, al temps tros de pa sense corfa en el lloc on es localitza
que recita en veu baixa l’oportuna oració. Si, el mal; se li claven tres mistos i s’encenen al
en acabar la tercera mesura, la má coincideix temps que es tapen amb un got. Quan s’apa-
amb el punt on el malalt mantenía ferma la guen es comprova si el pa está inflat i en eixe
cinta, aixó vol dir que no hi ha enfit. En cas cas és senyal d’enfit. Finalment tenim referen­
contrari, el malalt está enfitat i allí on coinci­ cia d’un curander de Xátiva que “trenca l’en-
deix la má amb el eos del malalt es cosidera fit” perqué “té grácia que li ve de dalt”, i ho
com a punt exacte on s’ha produít “la pará”. fa tocant amb les mans untades amb oli i sent
Aquesta cerimónia presenta algunes va- unes veus que li diuen alió que al malalt li ha
riants com ara la que es produeix al Genovés, “pegat mal”. Curisosament, el remei, en
on hi ha descrit un ritu semblant, sois que, aquest cas, consisteix en recomanar al malalt
una vegada acabat el procediment, l’altura de que prenga bicabornat o suc de llimó, en fun-
“la pará” es determina per la distáncia a térra ció del tipus d’aliment que li ha provocat l’en-
des d’el mocador, una vegada aquest s’ha dei- fit.
xat penjar des d’el punt que ha quedat marcat Tant en el cas de la “presa d’ull” com en
per la darrera mesura. En altres casos, el ma­ el de “l’enfit”, exemples paradigmátics de les
lalt no col-loca la cinta damunt de l’estómac, malalties “no de metges” a les contrades va-
sino allí on sent el dolor (Moixent). lencianes, es fa palesa l’existéncia d’una con­
Fins aquí hem arribat en el diagnostic de cepció mágico-religiosa de la malaltia amb
l’enfit, tanmateix, com es produeix la cura- una mésela heterogénia d’elements süperti-
ció? En sintesí, el ritu consisteix e repetir vá- ciosos farcits d’influéncies religioses proce-
ries vegades la medició fins al moment en qué dents de la cultura cristiana que, com hem
després de la darrera mesura, la má de la me­ vist, constitueixen la base fonamental d’una
didora coincideix amb el punt on el pacient visió extranatural de la malaltia i de la cura-
subjetava la cinta. Des d’aquest moment s’ini- ció, la qual gaudeix d’una ámplia preséncia en
cia la curació. En alguns casos el procediment la mentalitat popular.·
és molt més llarg i les mesures dirigides a l’ab-
domen del malalt van seguides de medicions BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA
semblants en la projecció deis mateioxos
punts sobre l’esquena. CARO BAROJA, J. (1973) Las brujas y su mundo 4.a
ed., Madrid, Alianza.
Una vegada conclosa la cerimónia, la cu­ CASTILLO DE LUCAS, A. (1958) Folkmedicina. Ma­
ració del malalt es fa palesa peí fet que experi­ drid, Dossat.
menta un sensació d’alleujament amb desig COMELLES, J.M. (1973) Magia y curanderismo en la
de defecar, expulsió de ventositats, de vega- medicina popular. Barcelona, A. Redondo.
DÍAZ OJEDA, M.A.; SEVILLA, J.L. (1980) Patología
des vómits, que anuncien la curació. En altres popular y mal de ojo. En M. Kenny y J. De Miguel (eds.)
casos, una vegada diagnosticat l’enfit, la me­ La antropología médica en España. Madrid, Anagrama.
didora intenta “baixar-ho” mitjangant una GUERRA, F. (1976) Las medicinas marginales. Madrid,
Alianza.
frega amb la má en la zona on s’ha produít LISON TOLOSANA, C. (1971) Antropología cultural de
l’enfit mentre continua pregant. Per altra ban­ Galicia. Madrid, Siglo XXI.
da, s’han descrit altres procediments per al OSUNA, J.M. (1971) Los curanderos. Barcelona, Aula
de Ediciones.
diagnostic i tractament de l’enfit; posem-ne SEIJO ALONSO, F.G. (1974) Curanderismo y medicina
algún exemple. A la Font d’En Carros hi ha popular. Alacant. Biblioteca Alicantina.

54
poRpoLío ω

Las láminas que se reproducen a continuación, conformando el


PORFOLIO de este número monográfico de CANELOBRE,
pertenecen al Codex Anida Juliane o Dioscórídes de Viena (c. 512,
Bibl. Nacional de Viena).
Dioscórídes, médico romano del siglo I a. C., sistematizador y
recopilador de los remedios naturales, vegetales y animales
conocidos hasta ese momento. La importancia de su obra
—Materia Médica—, y su repercusión en la medicina popular
queda patente en el hecho de que todavía hoy, ciertamente no
siempre de forma rigurosa, continúa editándose.·


poRpoLío ω

CARDO
CICUTA

IV
PAPAVER (ADORMIDERA)
AJO

VI
ROSA

Vil
REPTILES
YERBABUENA
ARO
Herbes medicináis
al País Valencia
Joan PELLICER i BATALLER
HERBES MEDICINALS AL PAÍS VALENCIA

Joan PELLICER i BATALLER

L
a recuperació del nostre llegat fitoterapéutic tradicional, la llarga i necessária, profitosa i apassio-
nant crónica de l’ús medicinal deis vegetáis indígenes a térra nostra está per fer. Es inútil buscar
un estudi global, sensible i rigorós; podem trobar algunes aproximacions i treballs parcials meri-
tóris, i esborranys, cites, referéncies, al-lusions, i alguna cosa més. De fet el fenomen ultrapassa
no poc el camp de la fitoterápia estricta. Una tal tasca demana un gest voluntarios, una visió am­
pia, i una obligada col-laboració interdisciplinária. Medicina, farmacología, botánica, historia,
antropología, ecología, religió, mágia, poesía son algunes de les vies de coneixenga que hi están
involucrades i que hauran d’agermanar-se, si és que hom es proposa més enllá de tot sentimenta­
lismo i oportunisme, arribar a la molla del tema.
El present treball no pretén volar tan alt ni podrá ser, per limitacions d’espai i de temps, el
necessari llistat complet, la guia i el manual d’usos i virtuts de les herbes remeieres autóctones.
Es tracta d’una breu selecció, d’una modesta mostra feta a tall de testimoniatge i que s’ofereix
com una crida a acarar amb el rigor i la sensibilitat imprescindibles l’aventura d’aquest preuat
rescat.
Ara fa deu anys llargs que encetárem de bon grat el rude i atractiu periple devers els rastres
del que podía quedar de la saviesa del món popular i tradicional arreu les nostres terres, tenint
especial mira en l’us de les herbes remeieres. El país s’eixamplá i progessivament es féu més i
més dens i divers. Pastors, llauradors, herbolaris, ancians i velletes trobades ran de camí. El Ser-
pis, la Safor, la Mariola, l’Aitana, la Penyagolosa, el Millars, Bernia, El Montgó, el Cabegó d’Or,
la Serrella, el Vinalopó, el Benicadell, el Cavall Verd, el Túria, la Teixereta... Les nostres grans
serralades front la mar, els nostres mai preuats rius, els oblidats senderols i els camináis, les ardi­
des cingleres, el innombrables barrancs, els prats, les valls, les marjals, els platjars, aquell menut
tossalet i llogaret. En aquesta policromada i prodigiosa encilopédia, en aquesta oberta i ben do­
tada universitat, en aquesta deu originária hem anat a esbeurar. Tant com les coses en han inte-
ressat els seus lligams. Més que l’antogonisme hem buscat la confluencia. Ens hem deixat guiar
per l’esperit d’integració, de concordanga: la complementarietat deis sabers. Un estés i nefast
malentés ha volgut fer rivals la ciencia de la poesía, la mística, la mágia i el saber tradicional, la
tecnología de la naturalesa, la ciutat del camp, la medicina académica de totes les altres maneres
d’assistir i de guarir. El cert és que s’imposa el diáleg, la col-laboració, la cooperació mútues. No
están barallats els sabers, sino els usos folls que en fem els hómens. Cal, aixó sí, i no sense una
certa urgencia, un contrast rigorós, pacient i net de prejuís que busque la necessária reconciliació
i la felig simbiosi entre l’home i la térra, entre la cultura i la natura, entre el progrés i les tradi-
cions.
Ocupar-se ara de les herbes salvatges no és un simple exercici nostálgic, un esplaiar-se en
sentiments ancoráis en un passat més o menys idealitzat. Es d’entrada un valuós intent de recupe­
rar una important porció de la nostra cultura, d’alló que ens és propi, peculiar i singular com ha-
bitants d’aquestes planes, d’aquestes valls, aqüestes serres i aquesta mar. I sobre tot és una tasca
extraordináriament actual, que es troba devant una realitat vibrant, present, un suggestiu i fe-
cund món obert, uns vasts espais inédits a explorar.
El vegetáis corresponen de natural al nostre camp de forces, al nostre espai vital. No es
tracta d’una opinió ni d’una simple convicció, el fet és incontrovertible, rotundament evident. El
món per al qual ha estat dissenyada i programada la criatura humana, rere l’aquátic paradís in-
trauterí, és un món poblat de vegetáis, de prats, de matollar, de boscos. Sabem que res ni ningú
no és una illa, que tota criatura o cosa existeix interconnectada, en continu intercanvi amb el seu
entorn, que tot són camps energétics inclosos i integráis en altres camps més vasts que, alhora,
també o están en altres més i més dilatats. Pero dins d’aquest complex i intercomunicat univers
hi ha relacions més estretes, més intimes, i aquest és el cas de l’home amb les plantes. ¿S’ho val
encara recordar que les nostres més confortables cases están fetes amb la seua noble materia,
que elles són la pródiga fábrica i el fabulós magatzem deis nostres nodriments?, les purificadores

68
Fotografía pág. 67: Mata solita­
ria de camamirla amb les, cin­
gles de Marcén al fons. És la
santolina chamaecyparissus,
una de les plantes remeires més
populars del país. És l’or deis
dies limpids i puixants de juny,
sois solsticial concentrat, i s’usa
correntment per alleujar les in-
flamacions deis ulls i les diges-
tions pesades.

Colonia de falcies de pou tapis-


sant un gorg virginal del riu Car-
bo, afluent deis Millars. És
l’adiantum capillus-venenis,
una de les més elegants i singu-
lars de les nostres falagueres
molt usada i estimada des deis
temps antics en que era tinguda
com remei infalible de les malal­
ties pulmonars.

i renovelladores del nostre aire, el laboratori principal i el mágic alquimista deis remeis de bona
part de les nostres malalties? Els vegetáis amb la seua diversitat i complexitat, el seu port i les
seues metamorfosis, la seua geometría i l’arquitectura, el seu cromatisme i les seues fragáncies
ens criden a la fascinació i a la recerca, a la comprensió i al respecte, i, alhora, ens desafien a
una vida més plena i senzilla, més noble i pacífica, més vigorosa i coratjosa. Les herbes, les ma­
tes, els arbres són alguna cosa més que útiís per ais hómens, foren també motiu i matriu de refle-
xió, d’admiració, de contemplació, i font inesgotable de mites, representacions i símbols del món
més profund nostre. Icones, estampes, “mándales” vivents dirigides no sois a la nostra raó sino
sobretot al nostre cor i a la totalitat del nostre ésser. L’arbre per la seua robusta verticalitat abra­
gada a la térra i enlairada al cel, i la seua capacitat de regenerar-se rítmicament més enllá de les
nostres efímeres vides ha vingut a representar l’eix i la incessant mudanga i renovellament de la
vida del cosmos. Tótem i insignia de pobles i nacions, expressió de la forga elemental, emblema
de la inmortalitat, broll de la beatitud, santuari de la saviesa primitiva de la vida, model de fide-
litat i confianga al secret de la propia semenga, a la sagrada llei de ser alió que s’és... La pluriva-
léncia i la profunditat simbólica de l’arbre queda molt lluny de ser filia de la ignorancia i la super-
tició o de l’embadocament, i més aviat respon a una fonda afinitat i a una original corresponden­
cia entre l’ánima humana i el regne vegetal. Belles, secretes, elementáis, per totes bandes es fa
evident l’estret lligam, l’íntima alianga, el pacte ancestral de mutu benefici entre l’home i les
plantes. I tanmateix no són aquests els millors temps per a unes tan subtils i fondes evidencies,
per a uns tan estrets lligams i uns tan nobles pactes. Assistim sorpresos, i a contracor, a un món
erigat de violencia i dominat per la frivolitat, l’espasme, la gelor i la terbolesa; un món en qué
les massacres més exorbitants i cruels contra el entorn natural i contra nosaltres mateixos s’han
fet només simple rutina informativa i on la mitología de l’arbre i la térra ha estat desplagada amb
arrogancia per la mitología del desbocat progrés i de la freda i obedient máquina. Un món on la
naturalesa ha perdut tot encís, tot misterí, tota majestat i ha esdevingut opaca, inerta, muda,
sense capa missatge a donar, ni clau a desvetlar. Es veritat que d’engá uns pocs anys entre la gent
més sensible i formada s’ha despertat un lent i creixent interés per la tradició i la natura, que ja
no són considerades contraríes a la ciencia d’avantguarda i a l’auténtica cultura. Pero el més cert
és que els hómens hem anat a poc a poc desconfiant deis poders de la térra i del propi eos i allu-
nyant-nos-en més i més, mentre un progressiu oblit ha anat estenent-se en la memoria deis po­
bles peí que fa ais usos i costums tradicional i es fa ara cada vegada més difícil de rastrejar el
llegat popular, i de trobar un ver coneixedor de les herbes remeieres com de qualsevol altre as­
peóte del nostre singular patrimoni cultural i natural. La cosa ve rodada així i el que resta són
esparsos trossos, esquingos i pedagos que com un puzzle o un mosaic haurá de ser recomposat.
¿Serem capagos d’afrontar aquest desafiament, d’aprofitar aquesta darrera oportunitat abans
que l’allau de consumisme i uniformitat arrase amb tot color i tota singularitat; tot estil de pensar
lliure i tota via de coneixenga popular?

69
ESPÍGOL

Al país tenim els espígols bellament re­


presentáis per cinc especies ben peculiars i de-
finides que ocupen cadascuna el seu territori
dilecte i de tal manera enllacen llurs florides
al llarg de l’espiral de l’any que per a gran for­
tuna nostra tenim sempre espígols florits a les
nostres muntanyes.
El primer espígol que anem a considerar
per més que siga somerament és el de fulla
partida, la lavandula multifida, que porta
aquest nom perqué a diferéncia de les altres
especies té Jes fulles dividides en segments
molt fins. Es el més humil i ignorat, el que
creix ais faldars i ais roquissars de les terres
més baixes i de flaire menys refinada. Floreix
des la tardor fins ben entrada la primavera, i
les seues flors són d’un vivíssim blauvioleta.
Acompanya de vegades l’espígol dentat o la­
vandula dentada que és l’espígol de l’hivern i
de la mar, el més pompos i esponerós, i el més
ornamental de tots. Aquesta bella mata pobla
tot el brau i formós, i ara tan amenagat mun-
tanyam, de la costa de la Marina: Bairén on
té la frontera tramuntanal, el Montgó, la Lio-
renga, Ifac... Recomanem per a saber de la
La lavandula dentada és l’espígol del fret i de la sal, el que ais forga, la bellesa i l’esplendor d’aquest espígol
hiverns orna amb la seua exuberant florida la brava i formosa
costa de la Marina.
una visita al cim del Montgó a primers d’hi-
vern ascendint per la senda de llevant. Quin
álbum o tractat ens podrá ensenyar unes re-
produccions i comentaris sobre l’espígol i tan-
tes altres plantes més que aquesta ben traga­
da, ardida i iniciática sendera un dia qualsevol
d’hivern o de la jove primavera?
Amb tot l’espígol més- graciós i bonic a
parer nostre és el tomaní, la lavandula stoe-
chas. Es l’espígol deis sois agres, silicis, sense
calg, i és per aixó que de vegades es fa difícil
de trobar. Floreix amb la primavera tot enlai-
rant unes singulars espigues quadrades, amb
les floriues d’un morat molt enfosquit alinia-
des a les ixents arestes, i coronades per unes
vistents i formoses comes porpra. Creix acom-
panyant l’esvelt, dur i melangiós cepell másele
—erica arbórea—, la galana estepa crespa —
cistus crispus—, i el serios surer.
De florida estival i per ben concloure la
roda de les estacions tenim l’espígol i l’espigo-
lina, el másele i la femella segons nomencla­
tura popular. El másele, la lavandula latifolia
és l’espígol per antonomásia entre les gents de
la muntanya, el més abundant i el més utilitzat,
i estimat entre nosaltres. Pobla els solells de la
major part de les nostres serres des d’uns pocs
centenars de metres fins sobrepassar els mil. I
és sobretot el d’olor més fina i perfumada.
L’espígol femella, la lavandula angustifo-
lia, spica, vera o officinalis, vol sol i calg en
abundáncia com el másele, pero li agrada més
l’altura i remunta fins els dos-mil. Tots dos
Lavandula latifolia o espígol simplement és el més abundant i fan molt bona fragáncia i són els que més s’as-
usat al país, i el més grácil i esvelt, i de perfum més delicat. semblen entre la familia deis espígols. Per di­

70
ferenciar-los cal fixar-se a més de la qualitat
del perfum, en l’estretor o ampiaría de les tu­
lles, i si volem ser minuciosos en aqueixes
dues fulletes peculiars i oposades que soste-
nen l’espiga floral, i que els botánics anome-
nen bráctees. En l’espígol són primes i filifor­
mes, i en la espigolina ampies i romboidals.
Aquesta és l’espécie que se sol conrear arreu
d’Éuropa com a planta ornamental en jardins
i camps, sobretot al sud de Franga, per a la in-
dústria del perfum.
Un indret ideal per a sorprendre i admi­
rar curosament aquests dos espígols acompa-
nyats d’una rica varietat de peus híbrits, és
l’assolellada sopalma de l’abrupta, tallada i
colorada cara ponentina del Penyagolosa, a
tocar de la senda del bancal del Paso i a les en­
vistes deis impresionants cingles de Marcén.
Podem passar-hi una bella vesprada i hi troba-
rem a prop un grapat de bones fonts i pinto­
rescos masos: Fuente Roya, font del dit ban­
cal, mas del Penyagolosa, casa Camalas,
Fuente del Linar, casa Cardas, el mas i la font
de la Cambreta si ens girem camí de Sant
Joan...
El gentil, senzill i aromátic espígol té di­
versos usos entre nosaltres deriváis la major
part del seu perfum. I és que l’espígol abans
que altra cosa és el perfum per excel-léncia, la El tornan! o lavandula stoechas és l’espígol deis sois agres que
suprema fragancia, el més noble i saludable a térra nostra abunden poc i només els trobem com illots enmig
olor de la muntanya. Fins fa poc els pastors i d’un gran oceá de cal?; tal és el cas de les suredes o surars com
el de Pinet de la Valí d’Albaida d’on són les espigues que mos-
camperols aprofitaven l’agost per traure l’es- trem.
séncia amb estrafolaris alambins casolans per
fer-ne ús doméstic i per vendre-la. Les dones
alcen encara la roba interposant pomets de
flors per perfumar-la i guardar-la deis pará-
sits. I hom crema unes espiguetes per comuni­
car un agradívol olor a la casa quan l’occasió
ho demana.
El volgut espígol és calmant, analgésic,
estomacal, diurétic, emenagog, vermífug, en-
demés d’antiséptic, bactericida, cicatritzant i
una rastrera més de virtuts. La flor de l’espí-
gol forma part de nombrases tisanes tran­
quil-lizants i sedants, així com per a afeccions
circulatóries, reumatismes, i diverses malal­
ties infeccioses. Per via externa s’usa en lo-
cions capil-lars, inhalacions, contra picaduras
i per a sanar ferides i ulceres.
Entre els principis actius d’aquesta planta
ais quals són atribu'ídes les seues virtuts des­
taca en primer lloc l’oli essencial del qual són
molt riques, les matéries tániques, un glucósid
i una sapónima acida. El linalol, un alcohol
terpénic, el cineol, el geraniol i la cámfora són
els components químics fonamentals d’aques­
ta esséncia volátil. I la quantitat de linalol és
la que determina la finor de l’esséncia.
Portar després d’un dia a la muntanya un
ram d’espígol a casa és una bella cosa, i millor
seria viure voltats d’arbres i herbes tan salu­
dables com l’espígol, aquesta senzilla planta
La espigolina és la lavandula officinal o de fulla estreta, i és la
que ens dilata el respir, ens aclareix els sentits que se sol conrear arreu d’Europa per a la indústria farmacéutica
i ens asserena l’ánima. i del perfum. Es fa només a les muntanyes del nord del país.
CAMA-ROJA.
CICHORIUMINTYBUS.

És la reina de les nostres herbes mengí-


voles, i cal comptar que a les nostres comar­
ques no són poques les herbes silvestres que la
gent culi amb grat per menjar-se-les. Hi ha els
incondicionals deis conillets —silene vulga-
ris— per fer un bon arrós; hi ha qui té predi-
lecció .pel gust picant i agrenc de la rosella; o
qui s’estima per a l’amanida el lletsó de paret,
la dolceta —samolus valerandi— o els créi-
xens... Pero l’herba més buscada i degustada
sense comparanza, i tinguda per més saluda­
ble entre nosaltres, és la cama-roja, fins al
punt que anar a fer cama-roges és un sinónim
amplament acceptat d’anar a fer herbes men-
gívoles.
La cama-roja que rebrota tots els hi-
verns, fins i tot abans, de la seua arrel potent
i rabassuda té preferencia pels terrenys asso-
lellats i ben nodrits, ríes en materia orgánica,
i s’estima per aixó de poblar Ies vores deis ca-
mins on competeix i s’alia amb les seues com-
panyes quasi inseparables: la cariota silvestre,
el fenoll, l’encisament salvatge, l’olivarda, les
porrines, l’asbelatge, les lletreres i unes po­
A partir de maig fins ben entrat l’estiu podrem servir-nos de la ques herbetes més. Aquesta colla de tenaces
flor de la camarroja, del sen celeste i radiant blau que embelleix plantes formen una mena d’avangada del món
humilment i anónimament els nostres camináis i carreteres. N’és
un bon ingredient i un exquisid ornament de les amanides es­
vegetal a la conquesta i ocupació deis terrenys
trenques. despulláis o arrabassats per la má de l’home,
un agosarat exércit de vegetáis d’arrelament
sovint resistent i amb una enorme capacitat
d’enduranga tot i la seua aparenga sovint ten-
drívola.
Totes les parts de la cama-roja salvatge
són amarges, nutritives i medicináis. És tracta
d’un tónic amarg, refrescant, aperitiu i remi-
neralitzant que té a més propietats coleréti-
ques, laxants, diurétiques i sudorífiques que
la fan ideal per fer una cura depurativa a la
primavera. I no és just aixó el que fan, més o
menys ben portat, els nostres llauradors i les
nostres dones del camp en arribar la qua-
resma que és l’época escollida per eixir a fer
cama-roges? La tradició esdevé sovint una
mordaga pero hi ha costums del poblé que dol
molt vore’ls desparéixer i aquest tan encertat
i saludable n’és un a remarcar.
La cama-roja, sobre tot les seues fulles,
és rica en vitamines B, C, K, P i en elements
minerals, postassi, fósfor, ferro, sodi, magne-
si, coure, manganés, calg i sucre. Tota la
planta conté lactones sesquiterpéniques, lac-
tucina, i principis amargs. I s’han aillat també
a les seues fulles l’ácid xicorésic i una cumari-
na.
Collirem les fulles de la tan sana i saluda­
ble cama-roja a l’hivern i comengant la prima­
vera quan acabades d’eixir formen ran de té­
rra el seu rosetó basal. És quan més ampies i
tendres están, i les podem menjar fresques en
amanida o bullir-les una estona. Impossible

72
no esmentar el pastissets de cama-roges, deli­
cia crua de tants bons dinars i berenars prima-
verals.
Des de maig fins ben avangat l’estiu ens
podem servir de la flor de cama-roja, aqueix
blau celest i viu que orna humilment i anóni-
mament els nostres camins i carreteres. Es un
bon ingredient i un exquisit ornament de les
amanides estiuenques.
A la tardor descolgarem els arrels que
ben raspallades i torrades ens servirán per
preparar-nos una agradable tisana tónica, di­
gestiva i lleugerament laxant, la xicória.
Hom fa també compresses i micapans
amb les seues fulles per guarir les afeccions de
la pell. És planta vermífuga. I hi ha qui es pre­
para un vi estomacal i reconstituient macerant
les seues arrels micolades en un bon vi blanc.

SALVIA. La camarroja, cichorium intybus és la veina de les nostres herbes menjívoles, la més
SALVIA LAVANDULIFOLIA. buscada i degustada, i tinguda per més saludable.

Un deis espiáis més agradívols i expan-


sius, una de les recreacions més fascinants i
acollidores que es pot donar un valencia al­
guna vegada en la seua vida és passejar-se per
les altes ombries d’Aitana un matí de Sant
Joan o qualsevol altre proper al solstici esti­
val. Recomanable la senda del Partagat a la
font de Forata per deixar-se caure després fins
la de l’Arbre. No anem errats, ni parlem per
parlar ni fem marrada. Parlem senzillament
d’una de les herbes remeieres més caracterís­
tiques, emblemátiques, i utilitzades al llarg i
ampie de la conca mediterránia i més esti­
mada entre nosaltres: la salvia. La temptació
de Hangar i construir belles exclamacions i
aprimorats adjectius és quasi irreprimible.
Pero fóra inútil de tractar d’atrapar en parau­
les vulgars com les nostres una tal bellesa al
nu, la magia i la suavitat d’aquest aromat, viu
i tendre blau. Llengos, escampalls, camps sen-
cers de salvia. Vergers rodats per més i més
vergers de salvia florida. Lleugeresa, exquisi-
desa, forga. Algú ha dit amb molt d’encert
que la salvia fa olor a dona neta, a lleu suor
de dona sana i neta. I nosaltres hem pensat si
no será per aqueixa subtil i fonda qualitat que
la salvia es tinguda per un broll de benestar i
un do de llarga vida.
Salvia al país no manca, pero no és herba
que pugam trobat pertot, i en algunes comar­
ques falta absolutament o s’hi troba en me-
nuts rodáis o raconades. Vol ombries altes i
tocades peí sol, i en podem trobar a manta a
més d’Aitana, a la Serrella, a 1 Penyagolosa, i
a les ombries ampies d’Agres i d’Alfara de la
Mariola, que són també un colossal jardí de
sálvia. L’admirarem, l’olorarem, la tocarem, i
si cal la collirem amb cura a menuts ramets
pero mai arrancarem la sálvia ni cap altra de La sálvia és herba sagrada, i a més de medicinal és culinária,
les nostres herbes salvatges. cosmética i ornamental.

73
La salvia és a més de medicinal, culinaria
i cosmética. Rep el seu nom del llatí salvus,
sá, i els egipcis ja coneixien les seues virtuts i
la usaven per tornar més fecundes les seues
dones. Per ais antics era una herba sagrada i
al llarg de la historia sempre ha ocupat un lloc
d’honor entre les herbes remeieres.
Dioscórides tracta de la salvia en el llibre
tercer de la seua “Matéria Médica”: té la sal­
via virtut d’ennegrir els cabells, soldar les feri-
des fresques, quallar la sang i sanar les nafres
malignes. El cuit de les seues fulles i rams be-
gut provoca l’orina, el menstru i el part...
La salvia a més d’entrar en nombrases ti-
sanes terapéutiques té ella sola un ús extens i
important entre la gent de la muntanya que
l’utilitza sobretot per a millorar la circulació.
Pero la salvia també es presa contra les indi-
gestions, contra l’asma i l’excessiva sudoració,
i per rentar-se les ferides o peí simple gust de
La salvia ol ombries altes i obertes cóm les de les nostres grans serralades: Altana, Mano­ pendre-la. Fra Miquel Agustín en el seu en-
la, La Penyagolosa... tretingut i sucos llibre deis secrets d’agricul-
tura apunta a fer tornar la gana de menjar i
netejar el ventrell pié de mals humors, convé
usar sovint la salvia en l’olla, i en les altres
menges.
Aqüestes virtuts i propietats medicináis
atribuídes a la salvia han estat corroborades
durant els darrers anys peí laboratori, així
com les de tantes altres herbes remeieres. La
pricosalvina, principi amarg, és la responsable
de les seues propietats hipoglucemiants, an-
tioxidants i febrífugues. Els tanins són els res­
ponsables de la seua astringéncia. Els flavo-
noides i els ácids fenólics ho són de la seua ac-
ció antiespasmódica, colerética i diurética. I
l’esséncia de la seua virtut antisudoral, eme-
nagoga, desinfectant i tonificadora del cuir ca-
bellut. Pero val a dir tant en aquest cas com
en qualsevol altre que l’eficácia d’una planta i
la clau del seu éxit rau en la seua unitat natu­
ral, la seua acció integral. El remei vegetal es
un producte vivent i els seus efectes deriven
de la integració deis múltiples components,
aíllats o no, que formen el seu espectre qui-
mic, i entre els quals es creen sovint sinergis-
mes i potenciacions.
No volem cloure aquest comentan de la
salvia sense anomenar dues germanes seues,
una de les quals es molt frequent entre nosal-
tres. El tarree o salvia verbenaca que sol criar­
se vora els camináis, pels márgens i planells
herbats. I la salvia de prat o salvia pratensis
que creix a les terres altes i fa per aixó més di­
fícil de trabar. Aqüestes dues sálvies són tin-
gudes també per bones vulnerarles, i el llaura-
dor s’aplica les seues fulles picades damunt les
ferides recents o les velles úlceres rebels. Les
llavoretes del tarree, molt riques en mucílag,
tenen gran anomenada des del temps de l’an-
tigor d’aclarir la vista i per a la qual cosa es
col-locaven davall les parpelles perqué tan-
cant i girant els ulls es netejaren.

74
ESPINAL. CRATAEGUS MONOGYNA.
CRATAEGUS MONOGYNA var.
BREVISPINA.

L’espinal, arg blanc o cirerer de pastor


noms amb els quals es també conegut arreu
els nostres pobles és un deis arbustes més ca-
racterístics i valuosos de les terres baixes me-
diterránies. Vegetal fronterer, amant de la
llum i deis terrenys no mancats d’humitat, el
seu lloc de creixenga dilecte són les vores as-
solellades i frescals del bosc on s’alia amb un
seguit d’arbusts i lianes, com l’aranyoner, l’es-
barzer i el roser silvestre, característics per
l’espessor i Pespinescéncia, tot formant el
conjunt una biomassa verda, punxosa i inex-
trincable impossible de travessar impunement
i que servirá de segura defensa del bosc contra
els voragos herbívora.
D’espinals a més de dalt les muntanyes es
trobarem encara ais plans i les valls i no pocs Les flors de l’espinal d’aroma dolQ i amarg com la mateixa vida s’obrin amb exuberant i
entre els nostres tarongerars enlairats a les ve- jovenívola alegría principiant la primavera. Les fa en ramellets en forma de corimbe, i són
sedants i depuratives.
lles margenades com vestigis d’un temps antic
i natural que es resisteix aferrissadament a de-
saparéixer. No costa massa d’identificar. Es
una arbret de la familia de les rosácies molt
branquellut, forga dens i ben armat d’espines
com hem assenyalat adés, i que en estat sal-
vatge s’alga uns dos o tres metres pero que pot
arribar a amidar-ne sis o més si hom l’esporga
convenientment. Caducifoli, el cirer de pas­
tor, és despulla a poc a poc en aplegar la tar-
dor, brosta a mitjan hivern i gruma amb jove-
nívola alegría en comengar la primavera. Té
unes fulletes molt peculiars, Ilustrases i parti-
des en tres o cinc lóbuls triangulara. Les flora
les fa en ramelletes en forma de corimbe, i te­
ñen cinc frágils i arrodonits pétals blancs. El
fruit, la cirereta de pastor, és de la grandária
d’un pésol, i de color roig quan está madur,
amb un sol pinyol, i una carnadura més o me-
nys escassa, farinácia i herbenca de tast.
D’aquest arbust res no és inútil. Arrel,
corfa, tronquéis, fulles, flora i fruits tenen
propietats medicináis, virtuts i usos diversos.
N’és un bon amic i un auténtic tresor posat al
nostre abast.
Les flora d’aroma dolg i amarg com la
mateixa vida, i que podem comengar a re­
conectar a primera d’abril són antiespasmódi-
ques, un excel-lent tónic i regulador cardíac i
de tot l’aparell circulatori sense toxicitat ni
perill d’acumulació. Són, a més, sedants, diu-
rétiques i febrífugues. De fet són un inmillo-
rable regulador de la pressió sanguínia. Están
indicades en la hipertensió sanguínia, trans-
torns del ritme cardíac, taquicárdies, palpia-
tacions, estats d’irritabilitat, angoixa, insom-
ni... Són un vasodilatador coronari preventiu
de l’angina de pit i convenient en l’arterioes-
clerosi. Posarem una cullerada de flora per
tassa en infusió, i se’n podran pendre dues o Espináis o cirerers de pastor —crataegus monogyna— en tro­
barem encara ais plans i no pocs entre els conrees d’horta enlai­
tres tasses per dia. Podem també afegir-li fe- rats a les velles margenades com vestigis d’un temps salvatge i
noll, vesc, malrubí o valeriana. mágic que es resisteix aferrisadament a desaparéixer.

75
L’arrel en decuit és especialment eficag
per fer glopets i gargarismes en les afeccions
de boca i gola com bé ho saben els nostres
camperols.
La corfa deis branquillons tendres és fe­
brífuga. La recol-lectarem a les acaballes de
l’hivern durant la puja de la saba. Se’n posará
un pessic de corfa picada per tassa.
Els fruits, utilitzats des de l’alba de la
prehistoria, ríes en vitamina C són com tots
sabem mengívols, i se’n trau quan están secs
una mena de fariña amb la qual s’elabora un
peculiar pa silvestre. Madurs i assecats rápi-
dament al forn serveixen per preparar una ti­
sana astringent indicada per tallar les dia­
rrees.
Les fulles són també astringents i diuréti-
ques. Tendres, tot just brotades, poden entrar
en l’ensalada.
Endemés l’espinal té utilitat per al llaura-
dor que de vegades l’empra per a bardissa per
tancar i arrecerar el seus horts, i l’usa també
com a patró per empeltar nesprers i pereres, i
aconseguir així fruits mes saborosos. Es bó sa­
ber també que l’espinal té un germá gran molt
interessant i absurdament oblidat, el soroller
o crataegus azarolus de fruits de polpa sucosa
i perfumada i de sabor agredolg i que tants
portem lligat ais més bells estius de la nostra
infantesa.

COA DE CAVALL. EQUISETUM


MAXIMUM o E. TELMATEIA.
EQUISETUM RAMOSISSIMUN.
EQUISETUN AR VENSE.

Pels bells i ben encertats noms de coa o


cua de cavall, canudet i sagnua es coneix
aquesta beneficiosa, peculiar i sorprenent
planta arreu els nostres pobles. Coa de cavall
per seu esvelt posat cabellut quan guanya la
seua ufanor. Canudet per la seua estructura
tubular. I sagnua per la seua enérgica acció
coagulant o hemostática. Les coes de cavall, a
térra nostra les més frequents són les tres
ementades a dalt, creixen ais camps i llocs hu-
mits i de preferéncia argilosos i arenosos, i
són afeccionades ais fondals i márgens de
l’horta i ais prats i rierols de muntanya. I val
dir, que esdevenen sovint per al llamador una
tenagmala herba.
Es tracta d’uns deis vegetáis més primi-
tius, a mig camí entre les algues i les plantes
superiors, d’una planta ancestral que en
temps remots, allá per l’época del Carbonífer
ara fa uns tres-cents milions d’anys arribava a
medir vora els trenta metres i formava exten­
sos i densos hoscos.
Entre la gent del camp aquesta herba
Matallar de coa de cavall gran d’un fondal de la partida de Térra gaudeix de merescuda anomenada com a
Nova d’Oliva. bona vulnerária i remeiera de les inflamacions

76
i infeccions de les vies urináries i intestinals,
com a antihemorroidal i antivaricosa, i Tusen
amb provada eficacia per fer cicatritzar rápi-
dament les ferides i sanar les nafres i estron-
car les hemorrágies, per desfer i foragitar les
pedres del renyó i tallar les diarrees. Aliada a
parts iguals a la canyeta d’or —asperula cy-
nanchica— els vells d’arreu les nostres mun-
tanyes la prenen en dejú i amb gran fe per
descongestionar-se i augmentar la producció i
l’eliminació d’orina. També en banys locáis fa
servir contra les inflamacions deis ulls, sola o
barrajada amb el rabet de gat, la camamirla,
el fenoll o el plantatge.
Els equisetum són plantes molt riques en
sais minerals, sobretot en silici i potassi a més
de calci, manganés, fósfor, sodi... Posseixen
el silici orgánic més pur i en més alta taxa i
contenen també una saponina, diversos hete-
rósids flavónics, ácid péptic i gálic, vitamina
C... En medicina académica són coneguts per
quatre propietats farmacológiques remarca­
bles i superposades ais usos tradicionals es-
mentats: la seua virtut remineralitzant expli­
cable peí seu alt contingut en elements mine­
rals. Les seues propietats diurétiques atribuí-
des a les sais de potassa, la saponina i les fla-
vonoides. I les seues accions hemostátiques i
cicatrizants degudes a ,1’ácid gálic i péptic, el Brots naixents de coa de cavall gran o equisetum telmateia. Es
silici i els tanins. El silici és un element mine­ un deis vegetáis més primitius, una planta ancestral que a
ral vital per a l’organisme que s’associa ais l’época del Carbonífer media més de vint metres i formava ex­
tensos i densos boscos amb les falagueres.
processos de desenvolupament, creixenga i
protecció. I les coes de cavall passen per ser
estimulants deis órgans productors de glóbuls
sanguinis i activadores de la renovació i re-
construcció del teixit conjuntiu.
La recol-lecció la farem durant la prima­
vera pero l’herba és bona en qualsevol época
de l’any. És preferible d’usar només les tiges
estérils. I convé tindre en compte que una es-
pécie, la coa de cavall de maresme —equise­
tum palustre—, posseeix una certa toxicitat, la
qual provoca l’amagriment en el bestiar que la
consumeix; viu en enclavaments permanent-
ment humits a les térras altes i de clima plu-
jós, i entre nosaltres és raríssima.
Per via interna está indicat el seu ús en
les colitis, cistitis, prostatitis, hemoptisis,
menstruacions excessives..., essent la dosi de
dues cullerades grans d’herba seca per un litre
d’aigua i deixar bullir uns minuts. Se’n beuran
tantes tassetes com siga el cas, pero no convé
abusar-ne per evitar efectes irritatius.
Hom nota de seguida en passar la má per
les llises tiges d’aquestes plantes un particular
tacte aspre, i es que Fepidermis te coberta la
seua part externa per gran quantitat de polsim
de silici. Aquesta particularitat deis equisetum
és la que els dona les seues propietats abrasi-
ves per les quals s’han emprat com a fregall i
per a netejar i polir estris metál-lics. Els noms
d’herba estanyera o deis argenters que també
porten aqüestes plantes en altres contrades en
són ben expressius.
ΤΕΙΧ.
TAXUS BACCATA.

El teix és un arbre insólit a les nostres se-


rres escarnades i colpejades per un sol potent
puix és amant deis freds, de les neus i de les
boires, i entre nosaltres es tracta d’una verita-
ble reliquia de quan ací feia un temps glacial
i era normal a les nostres muntanyes la flora
eurosiberiana. Un arbre que en descobrir-lo
difícilment podem quedar-nos indiferents, tan
imponent i greu és l’impacte de la seua obscu­
ra, densa i enigmática presencia. I és que el
teix és un arbre de fullatge espés i sempre
verd, que guanya amb el temps un port corpu-
lent, un arbre robust entre els robusts, frugal
i resistent, capag de suportar condicions molt
adverses, amb un vigorós arrelament i una
gran capacitat regenerativa. Botánicament es
El teix de tronc únic o múltiple prefereix els rodáis allunyats i solitaris. És amant deis frets, tracta d’una conifera no resinosa que abasta
de les neus i de les boires. Creix molt lentament i gaudeix d’una gran longevitat. normalment de cinc a deu metres d’algária
pero que pot arribar ais quinze, amb un tronc
múltiple o únic que aconsegueix el metre i mig
de diámetre quan está ben desenrotllat, i que
prefereix els sois calcaris i allunyants de la má
de l’home i de la seua influéncia. Creix molt
lentament i guadeix d’una gran longevitat ja
que s’hi traben teixos mil-lenaris i de mes de
dos mil anys. Un arbre sovint solitari, que ra-
rament fa boscos, i que sol ocupar els obacs
tramuntanals més amagats i les raconades més
recóndites, i enfilar-se pels barrancs i els ves-
sants escarpats i ombrius, i pels cims aillats
aferrat ais badalls de la roca. Quan s’agrupa i
fa petits boscos se n’alia amb arbres, mates i
herbes que li afavoreixen l’existéncia, com els
fleixes i els aurons que li asseguren l’ombra a
l’estiu i la primavera, i les anémones, els gera-
nis, les prímules, el fenás i les panissoles que
li tapissen, afermen i retenen la humitat del
terreny.
El teix és també un arbre dióic, que és
com dir que té dues cases, una per ais peus
máseles i l’altra per a les femelles que són les
que mostren arribada la tardor les tan decora-
tives i atractives baies de color vermell viu, de
frágil tacte i sabor delicat i dolg. Les flors del
másele que copsarem a la primavera són uns
menuts i esquamosos glóbuls amb nombrosos
i curts estams groes penjant. Pels fruits, que
botánicament no són veritables baies, i per les
flors podem diferenciar amb facilitat uns peus
deis altres.
El teix a més és un arbre adorat, mitoló-
gic, sagrat. Pausánies esmenta el teix com
l’arbre a la vora del qual Epaminondes trobá
en la muntanya Ithone Turna de bronze que
contenia els misteris secrets de la Gran
Deessa en un rail d’estany de Tarsís. Divinit-
zat pels pobles guerrers i cuites de l’antiguitat
acollia al davall del seu dens i vigorós bran-
catge els hómens a l’hora de pendre les més
árdues decisions. Arbre protector, totémic, i

78
guia de vida, i ensems tóxic, al-lucinogen i da­
dor de mort. Arbre sagrat, diví i demoníac,
total. Un deis “Cinc Arbres Mágics d’Irlanda”
era el teix. Era l’arbre de Ross, descrit com
una divinitat inflexible i recta, i era també el
taüt de la vinya perqué les botes de vi es feien
amb llistons de la seua dura i incorruptible
fusta. A Roma, quan es sacrificaven a Hécate
braus negres, perqué les animes posguessen
llepar la sang que vessaven, els enguirnalda-
ven amb teix. L’ús del teix en el cuite de les
bruixes angleses és recordat a Macbeth on la
caldera d’Hécate contenia
“...esqueixos de teix
esguellats durant l’eclipsi de lluna”.
A Británia es diu que els teixos deis ce-
menteris estenen un arrel fins la boca de cada
cadáver. Es encara l’arbre heráldic de Gipuz-
koa, i conta la llegenda que els antics guerrers
bascons durant les lluites que sostenien contra
les legions romanes impregnaven llurs fletxes
amb el veri d’aquest arbre i quan queien pre-
soners, i abans de ser crucificats s’engolien
una certa quantitat de llavors de teix que
duien sempre penjant al coll, tot morint sense
dolor entre cántics, malediccions i insults ais
seus enemics que contemplaven l’espectacle
plens de temor i esbalaíment.
Pero potser la llegenda més sustanciosa i Teix gran de Bernia. És possiblement el més alt del país, i la gent
encisadora de totes les que hem llegit sobre deis pobles del voltanten fa ús medicinal. Tot i l’afectuosa rapi-
nya a que és sotmés repetidament continua dret, solitari i crei-
aquest ancestral i reverenciat arbre és la con- xent enmig de l’aspre I cantellut ruñar.
tinguda en el romang irlandés de Naoise i
Deirdre, dissortats amants els cadávers deis
quals travessaren amb estaques de teix que
brotaren, i amb el temps, es convertiren en
arbres, les altes i brancudes capgades deis
quals acabaren abragant-se sobre la catedral
d’Armagh.
Alió que li ha donat al teix tanta anome-
nada de tóxic i de verinós és la taxina, un alca­
loide de sabor amarg que es troba.en les
arrels, branques, fulles i llavors, conegut i em-
prat pels cagadors de l’antigor per a enverinar
les fletxes. De tot l’arbre només la cúpula car­
nosa i roja que envolta les llavors, o aril, no
conté taxina i es pot tastar amb grat i menjar
sense temenga. La taxina passa per ser una
metzina molt activa que acaba paralitzant el
cor. Dioscórídes ja avisava que és tanta la
seua veheméncia que ofén greument ais qui a
la seua ombra s’adormen o s’asseuen, i encara
moltes vegades els mata. I Laguna, més lacó-
nic, apunta que és veri que molt prest despat-
xa.
Al costat de la cara protectora, dadora de
saviesa, d’incorruptibilitat i de vida, la cara
tétrica, funesta i fatal del teix copsada pels an­
tics, recitada per la tradició, proclamada en
tots els tractats i manuals, i confirmada per la
ciéncia. ¿Qui la podría negligir? I tanmateix
nosaltres que hem dormit alguna migdiada
davall la seua densa ombra i hem tingut la sort
de regalar-nos amb el vermell i el dolg de les Amb el lluent vermell deis fruits el foso teix esdevé a la tardor un
seues baies fins l’assadollament considerem el deis arbres més atractius i festius.

79
teix en tota la seua secreta globalitat, com na l’ús d’aquest teix, que tot i l’afectuosa repinya
criatura vegetal única i total, una presencia a que és sotmés repetidament continua incó­
pletórica de sentit, de vida i de misteri davant lume i creixent. La indicació principal del teix
la qual hi cap l’esbalaíment més corprenedor, de Bernia és la inflamació de 1’orina segons
la més pacífica serenor o el més sagrat horror terminología popular on s’engloben un seguit
pero mai no la indiferencia. de processos i malestars urinaris diversos com
El fort, fose, mágic i durador teix a les ara cistitis, prostatits, uretritis i tota dificultat
nostres terres creix en solitari enmig deis crus de micció. Es el cas interessant de totes les
runars i ais amagatalls més frescals o en els herbes que porten aquest curios nom com la
clevills deis cingles ombrius de les serres més solidago virga-aurea o Γ aspeada cynanchica.
altes. N’hem trobat a la Serrella i la Xortá, a Médicament el teix és planta tinguda per
Altana, a Bernia i a la Safor, i a la Penyago­ emenagoga, avortiva i narcótica. I s’ha usat
losa i sobretot a la Mariola on arriba a formar en infusió feble i en tintures contra l’artritis i
un bosquetó, el més meridional d’Europa, i el reumatisme, afeccions hepátiques i malal­
que malauradament ha sofert les repetides ties de les vies urináries. És a més vulnerária
embranzides del foc, i de la desidia. Un cas a i s’empra en glopeigs per alleujar les afeccions
banda es el Carrascar d’Alcoi, muntanya sin­ de la gola i de la boca. El suc de la polpa de
gular, principal i estimada, la solana de la les baies, Túnica part dolga i enterament ino-
qual, curiosament és coneguda a Ibi peí sug- qua de l’arbre, és endemés d’una llepolia de
gestiu i agradívol nom de Teixereta. Es tracta luxe, un xarop laxant, diurétic, béquic i ex-
d’un deis pocs boscos virginals que ens que­ pectorant.
den, d’un museu i una reliquia vivents de la
vegetació autóctona a l’época de les glacia- El principal component químic conegut
cions, i on podem trobar un centenar de tei- del teix a banda de la taxina és la taxicantina,
xos convivint amb els gal-lers, els aurons, els un glucósid que cristalitza en forma d’agulles.
fleixes i les carrasques. Conté també diverses substancies colorants, i
El teix és present també en la nostra inte- una certa quantitat d’efedrina en els fruits.
ressant, rica i sovint pintoresca i encisadora Un especial esment convé fer de la fusta
toponimia, on amb relativa freqüencia aparei- dura, flexible i resistent deis teix. Ha estat
xen coves, recingles, passos, partides, fonts i molt utilitzada des de temps remots i amb ella
barranes del Teix o les teixeres. es fan els millors ares, com aprengueren els
Es de Plini que ens arriba la creenga que romans deis grecs, cosa, val a dir, que realga
clavant un clau de coure en la soca del teix li la qualitat mortífera de l’arbre. Éls tallistes,
lleva tota maldat. I si bé les vaques avorten torners i escultors l’aprecien molt per la for-
quan en mengen, sembla que el teix és inocu mosa coloració, la fermesa i la finor; ben cu­
per ais rossegadors, les cabres, les liebres, els rada i polida adquireix una capacitat extraor-
conills... Quant a nosaltres hem pogut consta­ dinária de resistir la corrupció, virtut posada
tar amb sorpresa que en una de les comarques de manifest per les troballes de sarcófags
de la Marina el teix, sobretot un, és emprat egipcis de teix de fa més de tres mil-lenis. A
con a herba remeiera sense miraments ni re­ més d’arcs, ballestes i taüts s’han fabricat amb
céis; fins i tot, com per a remarcar el seu ca­ aquesta fusta vaixells i instruments musicals, i
rácter mágic i benéfic, se li ha canviat el nom també piques, esclops, corrióles...
peí de vareta d’or. El cas d’aquest teix de Ber­ Quant a l’etimologia, val a dir que taxus,
nia, el més alt possiblement de tots els del el seu nom llatí, probablement es relaciona
país, i de l’ús que se’n fa per les gents deis vol- amb toxon, el nom grec de l’arc ja que aquests
tants és mereixedor d’una recerca. “Durant construien els seus millors ares amb la fusta
més de dos anys mon pare es prenia tots els del teix; i amb toxicon, el nom grec del veri
matins un tassó de vareta d’or, i com ell tants amb que estaven untades les fletxes. D’altres
altres”, ens digué una vella llamadora al Ban­ més primmirats i prosaics el fan derivar de ta­
cal Llarg de Bernia acarats al llunyá i solitari xis —renglera— per la disposició liniar de les
teix. Altres trobades ens confirmaren després seues agudes i lluents fulletes.·

BIBLIOGRAFÍA
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na, Ed. Labor, S.A. vo”. Buenos Aires, Ediciones Paidos.

80
Escena representativa del magnetismo animal de Mesmer, en la que vemos el uso del “baquet”. (Biblioteca Nacional, París. 1780).

LAS ALTERNATIVAS A LA MEDICINA OFICIAL


EN EL ALICANTE DEL SIGLO XIX:
EL CASO DEL “BALDAET"

E. PERDIGUERO GIL

as topografías médicas son un tipo de litera­ Se escribieron muchas topografías médicas en

L tura médica que intenta describir la influencia


de los factores ambientales y estacionales en la
Europa a partir de la elaboración de las “Constitucio­
nes epidémicas” de Londres por el famoso clínico in­
salud. La primera formulación completa de esta doc
trina aparece en el tratado hipocrático “De los aires,
­ Sydenham, trabajo en el que tuvo muy en cuenta
glés
los aspectos meteorológicos. En el caso español po­
aguas y lugares”, obra que ha tenido gran influencia demos considerar a la obra de Nicolás Francisco San
en las doctrinas médicas de todas las épocas, que han Juan y Domingo “De morbis endemis Caesar Augus-
retomado de este trabajo lo que más se iba acomo­ tae” como la primera topografía médicb moderna2.
dando a sus propios puntos de vista1. En nuestro país siguieron apareciendo topografías

81
médicas durante los siglos XVII y XVIII, pero fue Algunas de las características referentes a la
sobre todo en el segundo cuarto del siglo XIX, al im­ doctrina médica presente en la topografía de Ali­
pulsar las academias su realización cuando se hicie­ cante ya han sido estudiadas en otro lugar9, pero ade­
ron realmente frecuentes. La Academia de Medicina más, las topografías incluían una serie de noticias re­
de Barcelona convocó un concurso anual premiando ferentes a la ciudad y a las costumbres de los habitan­
estudios topográficos-médicos de cualquier punto de tes, y así lo hace también la de Mañero. Estos mate­
España. En el concurso correspondiente al año 1882 riales resultan de un gran interés para el estudio de
fue premiada la obra de Evaristo Mañero Mollá “Es­ aspectos importantes de la sociedad de la época y son
tudios sobre la Topografía médica de Alicante”, muy útiles para una historia social de la medicina.
siendo publicada un año más tarde3. Así ocurre con el estudio de las alternativas curativas
E. Mañero Mollá (1849-1916), natural de Relleu que se usaban en el Alicante del XIX al margen de la
(Alicante), fue un clínico de notable éxito en su ejer­ medicina oficial. Su importancia debía ser grande
cicio médico realizado en Alicante. Lo inició en 1870 puesto que Mañero incluye en su trabajo una refe­
cuando encontrándose casualmente en la ciudad se rencia al tema del “intrusismo”, es decir de aquellos
declaró la epidemia de fiebre amarilla y se ofreció que actuaban como médicos sin serlo. En la primera
como facultativo a las autoridades. De su experiencia sección del libro titulada “Higiografía” —dedicada a
en la lucha contra esta enfermedad dio noticia en la la Higiene en un sentido amplio— dentro del capí­
obra “La fiebre amarilla en Alicante el año 1870”4. A tulo titulado “Gimnástica” Mañero habla de las
partir de ese momento fijó su residencia en la capital “Profesiones que se ejercen en la localidad”, dedi­
alicantina donde desarrolló su labor profesional. cando, sobre todo, atención a las sanitarias. En ese
Fundó la Cruz Roja, de la que fue presidente durante contexto incluye el siguiente fragmento:
muchos años, y participó desde el principio en la vida “Otro punto que ruboriza sólo el pensarlo: he­
del Colegio de Médicos de Alicante, perteneciendo a mos de tratar íntimamente ligado al ejercicio de la
la primera junta directiva constituida en 1898 de la medicina, pero que es á la vez el enemigo más encar­
que llegó a ser su presidente entre 1903 y 1905. nizado de los médicos, el rival declarado de la civili­
Además de la topografía médica ya citada pu­ zación y el progreso, la intrusión, en una palabra,
blicó la obra “Breves consideraciones sobre las aguas que solivianta el ánimo de las gentes inexpertas, se­
minero medicinales en el tratamiento de las ginecopa- ducidas por el charlatanismo. En todas partes se ha­
tías” (1986)5, una serie de folletos y más de una de­ lla extendida la intrusión en el ejercicio de la medici­
cena de trabajos sobre temas médicos muy diversos na, y no es porque deje de perseguírsela, sino que
en el Boletín del Colegio Médico-Farmacéutico de nuestras leyes vigentes en este ramo, acusan grandes
Alicante, en el Sucesor de este mismo boletín y en el defectos. Unicamente de semejante modo, compren­
Boletín del Colegio Provincial de Médicos de Alican­ demos el descarado abuso de aquellos vividores que
te, publicaciones en las que participó activamente especulan con estudiada habilidad. La doctrina de
siendo director de las dos primeras6. Alian Kardec, o filosofía espiritista, ha introducido
La aparición de la topografía médica de Mañero una nueva clase de médicos (médiums curanderos),
coincide con la especial preocupación que se observa que sanan por intuición y aconsejan sus remedios du­
en el Alicante de finales del siglo XIX y principios rante un exceso de sueño sonámbulo; pero entre to­
del XX por la salubridad pública y por la mejora en dos, el que goza de proverbial fama por sus admira­
conjunto de la ciudad7. bles curaciones, y atrae las gentes dolientes desde le­
Lo que Mañero pretendía en su topografía nos janas tierras, es el llamado alias Baldaet, sér desgra­
lo dice él mismo: “La topografía médica de un país ciado, según aseguran sus mismos defensores clien­
se propone estudiar todas las circunstancias que con­ tes; pues la Naturaleza, no sólo se ha mostrado parca
curren e influyen de una manera más o menos direc­ en la constitución de su cuerpo contrahecho y raquí­
ta, en la producción y desarrollo de enfermedades, tico, si que también ha sido por demás mezquina al
bien de carácter esporádico, endémico o epidémico; dotarle de inteligencia. Cuando habla, sus palabras
en el curso más o menos peculiar que las mismas le son monosílabos ininteligibles, que han de troducir
imprimen; en el carácter dominante o constitución las pocas personas que dicen entenderle. Ha estable­
del pueblo; en las variadas formas tanto como en el cido horas de consulta, y los enfermos acuden en tro­
orden de frecuencia o rara presentación del proceso pel, por centenares, moviendo algunas veces tumul­
así como en la índole del pronóstico y régimen dieté­ tos escandalosos la afluencia de gentes. Escena pan-
tico y terapéutico”8. tomímica-bufa es la que caracteriza el momento de
Aparte de la utilidad práctica de este conoci­ cada consulta; el éxtasis se apodera del desgraciado
miento para el clínico, Mañero también hace hinca­ curandero; instantes luégo, de convulso temblor, pa­
pié en la higiene y salubridad pública como posibles lidecen sus mejillas, pone lánguidos los ojos, que
beneficiarías de los datos aportados por su topogra­ deja melancólicamente filamentosas babas, retuerce
fía. el cuello, y, con la cabeza abandonada sobre un

82
hombro y laxos sus miembros, transporta el espíritu la legislación no tuvo mucho éxito pues diversas ór­
a largas distancias, atraviesa los mares, corre como el denes ministeriales y leyes de otro tipo siguieron inci­
pensamiento, y por fin penetra en el cuerpo enfermo diendo a lo largo del siglo en el problema14.
que quiere investigar, interpretando el diagnóstico, Ocupémonos ahora del personaje y del tipo de
pronóstico y remedios que pueden aliviarle ó ahu­ actuaciones que el testimonio de Mañero nos per­
yentar su mal. ¡Qué pobreza de cultura revela una mite vislumbrar. Como se nos dice en la descripción,
sociedad que solivianta con su concurso tanta farsa el Baldaet es el que más éxito tiene entre los seguido­
sarcástica!... ¡Qué baldón para un pueblo que per­ res de Alian Kardec. Este individuo, que en realidad
mite con impasible desdén la producción de fenóme­ se llamaba Hyppolite Denisard Rivail, adoptó el
nos milagrosos, propios exclusivamente de épocas le- nombre con el que se hizo famoso después de que en
víticas y de oscurantismo!... El tal curandero, se re­ una comunicación con los espíritus éstos le revelasen
duce a emplear, en el tratamiento de todas las enfer­ que así se le conocía en una encarnación anterior.
medades, el método hidroterápico: agua que debe Fue el creador del espiritismo francés en la obra
proceder con certeza del manantial de la Alcoraya, Books ofthe Spirits (París, 1858), con una tendencia
para usarla al interior y en fomentaciones, después más religiosa que la representada por Andrew Jack-
de bendecida por su mano que desarrolla flúidos son Davis, al que se considera fundador del espiri­
magnéticos. Desde luego puede inferirse que el sub­ tismo moderno por su obra Relations with Spirits15.
delegado de medicina, en cumplimiento de su más El movimiento espiritista se extendió por toda Eu­
exacto deber, comunicó oficialmente á la autoridad ropa con notable éxito y fueron muchos los médiums
gubernativa el hecho de que hablamos; ésta lo pasó y los fenómenos físicos descritos. La comunicación
al Juzgado, y, por lo visto, la ley no vé culpabilidad, con los espíritus adquirió formas variadas y una de
y tenemos noticias de haber resultado el fallo favora­ ellas fue la utilización para fines diagnósticos y tera­
ble á la causa del Baldaet. Cosas de España...”10. péuticos. En esta línea podemos situar al Baldaet.
El tono con el que se enfoca el problema es el Su método terapéutico utiliza, asimismo, ele­
que corresponde a un médico de la época que ade­ mentos de otro de los movimientos europeos que
más desarrolló una gran actividad en la consolidación tuvo más éxito entre las gentes, el mesmerismo o ma-
del colegio profesional en Alicante. No cabe pues ganetismo animal. Franz Antón Mesmer (1734-1815)
otro planteamiento que el de la exclusión y el despre­ fue un médico vienés que defendió una especie de
cio. “concepción magnética del universo”. Todo estaría
Albarracín Teulón considera que las razones del penetrado por un sutil fluido magnético gracias al
intrusismo en el ejercicio profesional que se dio en la cual los cuerpos desplegarían sus fuerzas, propieda­
sociedad española del XIX son la proliferación de tí­ des, y sus interacciones rigiéndose por los principios
tulos profesionales, equívocos en sus. límites y super­ de atracción y repulsión. De acuerdo con su teoría
puestos en sus facultades; la falta de asistencia a la puso a punto un método terapéutico basado en au­
población rural que está en manos de barberos indo­ mentar la cantidad de fluido magnético existente en
cumentados y ministrantes ignorantes, puesto que los los organismos enfermos, a fin de activar su circula­
profesionales cualificados se concentran en las ciuda­ ción por los nervios y restaurar de este modo el equi­
des; y, por último, la enorme competencia de profe­ librio fisiológico que suponía el reparto adecuado del
sionales en las zonas urbanas que se tradujo en char­ fluido entre los diferentes órganos y partes del cuer­
latanería y búsqueda de notoriedad para ganarse a po. A lo largo de su práctica fue utilizando diversos
los clientes. métodos de comunicar el fluido magnético que se
En este contexto resulta evidente la preocupa­ fueron complicando y haciendo cada vez más sofisti­
ción de los gobernantes de la época por la extirpación cados y espectaculares. Su éxito fue grande en el úl­
del intrusismo profesional. Su denuncia correspondía timo cuarto del siglo XVIII, primero en Viena y
a los subdelegados de sanidad —médicos que ejer­ luego en París. Los médicos reaccionaron y comisio­
cían tal función en la cabeza de los partidos judicia­ nes de la Facultad de Medicina y de la Academia de
les— según establecía el Reglamento para las Subde­ Ciencias de la Sociedad de Medicina estudiaron el fe­
legaciones de Sanidad interior del Reino, aprobado nómeno y acabaron desautorizando a Mesmer. Si
por S.M. el 24 de julio de 1848. En el capítulo II, ar­ bien el prestigio de Mesmer decayó no desapareció el
tículo 7.°, obligación 6.a se regula la persecución del mesmerismo y hubo continuadores de sus ideas como
intrusismo mediante examen de los títulos profesio­ Puysegur que extendió notablemente el movimiento
nales y registro de los nombres de los facultativos de magnético con la creación de “Sociedades de la Ar­
cada zona, exigiendo a los jefes políticos el cumpli­ monía” compuestas por partidarios del magnetismo.
miento de la legislación vigente1 . Este esquema no Este autor se centró sobre todo en el estudio de “so­
fue modificado por la Ley de Sanidad de 185513 y por nambulismo provocado”16. Otros autores continua­
ello Mañero nos habla del subdelegado cuando se re­ ron con las investigaciones, y si bien el movimiento
fiere a la denuncia sobre el Baldaet. Parece ser que sufrió un nuevo enfrentamiento con la medicina ofi­

83
cial que le hizo caer en el desprestigio más absoluto, Augustae» (1686) de N.F. San Juan y Domingo. En: ALBA-
hoy, a través de la obra de Braid se considera el mag­ RRACÍN TEULÓN, A. et alii., Medicina e Historia, Madrid,
Universidad Complutense, p. 45-62.
netismo animal como el eslabón inicial del complejo
3 MAÑERO, E. (1883) Estudios sobre la Topografía Médica de
proceso que condujo a la formulación de la psicotera­ Alicante, Alicante, Imp. de Carratalá y Gadea, 544 p.
pia contemporánea17. 4 MAÑERO, E. (1879) La fiebre amarilla en Alicante el año
Las ideas de Mesmer también evolucionaron en 1870, Alicante, Imp. de Carratalá y Gadea, 39 p.
otras direcciones creando doctrinas de contenido 5 MAÑERO, E. (1886) Breves consideraciones sobre las aguas
minero-medicinales españolas en el tratamiento de la gincopa-
fundamentalmente mágico-creencial y algunas de tías, Alicante, Tip. de A. Reus, 134 p.
ellas entroncaron con el espiritismo. Los fenómenos 6 La mayoría de los datos referentes a Evaristo Mañero Mollá
curativos eran explicados por la actuación de “espíri­ han sido tomados de DE LA VEGA GUTIÉRREZ, J.L.
tus auxiliares” o a los viajes espaciales o temporales (1984) Medio siglo de Medicina en Alicante, Alicante,
de mentes o almas de sonámbulos. Vemos pues que C.A.P.A., p. 57-86, 139-145 y 258. En MARTÍNEZ SAN PE­
DRO, R.; VAN-DER HOFSTDAT CLAVERO, J.M. (1975),
el Baldaet actuaba como una alternativa curativa a la Bibliografía Médica Alicantina (1440-1925), Alicante, p. 45 apa­
medicina oficial dentro de las corrientes de este tipo recen otros trabajos de E. Mañero Mollá cuya existencia hemos
que surcaban la Europa de la época. podido comprobar en el caso de: Las metrorragias, Alicante,
Lo que resulta llamativo, es que a pesar de la de­ 1886, Tip. de V. Botella, 26 p. y Brevísimas consideraciones fí­
sico-patológicas sobre la mujer en sus diferentes edades, Alican­
nuncia del subdelegado el Baldaet resultó absuelto te, 1887, Tip. de V. Botella, 19 p.
por el Tribunal Supremo en sentencia del 26 de sep­ 7 Veáse BALAGUER, E.; BALLESTER, R. (1986) La ciudad
tiembre de 187919, justo la época en que Mañero es­ y el desarrollo de la Salud Pública. El ejemplo del Alicante de
taba escribiendo su obra, de ahí su indignación. principios de siglo. VIII Congreso Nacional de Historia de la
El Baldaet no fue por supuesto el único curan­ Medicina, Murcia-Cartagena, 18-21 de diciembre de 1986 (en
prensa) y un trabajo de los mismos autores de próxima apari­
dero que ejercía en el Alicante de la época. En el ba­ ción en libro homenaje al historiador Sebastián García Martí­
rrio alicantino de Benalúa se reunían en 1887 saluda­ nez titulado Una nueva ciudad para un nuevo siglo: los proyec­
dores que se consideraban a sí mismos apóstoles, pre­ tos de reforma sanitaria en Alicante (1880-1914).
sididos por un tal Rocafull que había sido detenido 8 MAÑERO, E. (1883) Op. cit. p. 1.
9 PERDIGUERO GIL, E. (1986) Las Topografías Médicas en la
en Madrid en 1884 por ejercer con otros dos saluda­ España del siglo XIX. Los “Estudios sobre la Topografía mé­
dores, y condenado por el Tribunal Supremo de Jus­ dica de Alicante” (1883) de E. Mañero, VIII Congreso Nacional
ticia a treinta días de arresto20. de Historia de la Medicina, Murcia-Cartagena, 18-21 de diciem­
Vemos pues que en la búsqueda de salud las bre de 1986 (en prensa).
gentes siempre han acudido a otras alternativas tera­ 10 MAÑERO, E. (1883) Op. cit., p. 127-128.
11 ALBARRACÍN TEULÓN, A. (1972) Intrusos, charlatanes,
péuticas, que independientemente de otras razones secretistas y curanderos, Asclepio XXIV, p. 323-325.
que puedan explicar su existencia, siempre ofrecen la 12 Idem, p. 327.
esperanza de una curación que no ha logrado la me­ 13 GRANJEL, L.S. (1974) Legislación sanitaria del siglo XIX.
dicina oficial.· En: El Ejercicio Médico, Salamanca, Universidad, p. 123.
14 ALBARRACÍN TEULÓN, A. (1972) Op. cit., p. 325-334.
15 CASTIGLIONI, A. (1972), Encantamiento y Magia, 2.a ed.,
México, Fondo de Cultura Económica, p. 293-294.
16 MORALES MESEGUER, J. M.a (1973) El “magenetismo ani­
mal”. En: LAÍN ENTRALGO, P. (dir.), Historia Universal de
NOTAS la Medicina, vol. V, p. 109-111.
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(1970) Neurosis y Psicoterapia. Un estudio histórico, Madrid,
1 MILLER, G. (1962) Airs, Waters and Places in History, J. Hist. Espasa-Calpe, 447 p.
Med. 17, p. 140. 18 MORALES MESEGUER, J. M.a (1973) Op. cit., p. 112.
2 BALAGUER, E.; BALLESTER, R. (1980) La primera “topo­ 19 ALBARRACÍN TEULÓN, A. (1972) Op. cit., p. 357.
grafía médica moderna” en España: «morbis endemis Caesar- 20 Idem, p. 363-365.

84
de ca/tattde'tc&wte ¿(Mtametáalctáa:
eC centre "Λα ^zeaccia" de Setter

Pepe RODRÍGUEZ
Xavier GRANERO

85
UN CAS DE CURANDERISME
FONAMENTALISTA: EL CENTRE
“LA CREACIÓN” DE PETRER

Pepe RODRÍGUEZ
Xavier GRANERO

l maleter obert d’un cotxe va omplint-se de


botelles, garrafes i altres atuells plens d’aigua.
Una llarga filera de personatges espera
pacientment el seu torn per a endinsar-se per la
porta d’una vivienda que no es diferencia en res
de les del voltant. Mentre, a intervals de temps
regulars, diverses persones abandonen la casa
ben proveíts amb llurs respectives reserves
d’aigua. És aigua beneita sortida d’un subtil gest
que fan amb les mans En Paco o Na Lola.
Som a Petrer, un poblé alacantí tocant a
Elda, a casa d’En Érancisco Martí Donat i Lola
Alvárez Egea. La gent queixosa de tot el País
els coneix com “els curanderos de Petrer”, una
mena de reconeixement que no pot denotar més
que vellúria en l’ofici, donat que per aquesta
zona (Elda, Petrer, Villena) els operaris de la
curació miraculosa han florit com un prat en
primavera. Lola i Paco són l’ánima d’un centre
anomenat “La Creación” en el qual segons diu
un full de propaganda, beneeixen aigua per a
curar tota classe de malalties, tallar les
“emorragias” (així sense hac), donar filis ais
matrimonis que no en tenen, treure el dolor en
el cáncer, (si bé reconeixen que no el curen), i
guarir les cremádes en deu minuts! Com hom
pot observar, s’avenen a intentar la curació de
qualsevol tipus de malaltia, perdent així tot
carácter d’especificitat que hom podría esperar
de trobar en un guaridor en el moment actual.
La técnica es sempre la mateixa: amb les
mans toquen diferents parts del eos, sobretot les
que representen els signes externs d’alguna
malaltia, i les manenten uns segons sobre el
malalt mentre En Paco, segons assevera ell
mateix, tot pensant tan sois en el nom del Pare,
diu: “ésta es mi cura” i f el senyal de la Creu.
Sense un bri de dubte en la seua capacitat,
afirma rotund “podría curar milers de persones
en un moment...”
Certament, Paco és un home carismátic,
que assegura teñir relació directa amb el cel (de
fet, “kharisma” vol dir en grec “grácia divina”).
Textualment ens confessá: “El Padre ha dicho
¡Basta de especulación de Dios! Él no es
religioso ni político y si la Humanidad no
cambia rápidamente se acerca confusión de
mentes y cáncer. El 93% de la humanidad

86
morirá. Y la catástrofe ya llegó. Empezó en el
momento en que RTVE se rió de mí. Cuando
Iñigo no cumplió lo pactado el Padre intervino.
En el mismo estudio me dijo: a partir de hoy
habrá cáncer y confusión”.
Lola i Paco, en un full volant encapgalat
per un cridaner “Somos la Creación” i que
acaba amb la curiosa nota “curamos materia y
espíritu pero no curamos mente”, diuen a la seua
potencial clientela que, si tenen fe, garanteixen
la curació a tothom que begui de la seua aigua,
pero tenint en compte que “la fe és l’amor a la
Humanitat, no teñir prejudicis, no ser
ambiciosos, respectar els drets de tot ésser
huma siguí el Rei o siguí un humil escombriaire,
sense distinció de classes. Si tens aquests
sentiments, serás guarit en poques cures...”. En
el mateix full ja avisen que, en beure l’aigua
primer notarás una reacció que et posará pitjor,
pero rápidament millorarás, pero si, peí contrari
“... vienes a burlarte o tiras el agua tú mismo te
castigarás, riega las plantas para comprobar el
efecto del agua, no tomes ésto como risa pues tú
mismo te castigarás en el acto, sino en el acto
llevas el castigo dentro tí, no tardarás en notar
el castigo bien en tí o en tus hijos. Puedes lavar
las heridas, las quemaduras con este agua
durante 10 minutos. Todo el que no camine será
destruido. Ama y serás amado” [sic.].
El tó entre suggestiu i coercitiu d’aquest
fulletó cal tenir-lo molt en compte per l’impacte
emocional que produeix sobre la gent,
habitualment deprimida i d’escassa cultura, que
vénen a buscar l’ajut deis curanders de Petrer.
Tant el Paco com la Lola tenen molía traga
i fan molta via amb les arts del curar. El
passadís de la casa desemboca en un saló que
cada día es converteix en un mercat de l’aflicció
popular. En fila, en cercle o tal como raja els
malalts s’apiloten al voltant deis dos guaridors.
Lola i Paco están molt per la feina, pero en cap
moment deixen de comunicar-se amb ells. Cada
malalt explica al medecinaire el que li passa, i
fins i tot li dona el diagnóstic que abans li havia
donat el metge de la Seguretat Social qui,
malgrat tot, “no hi ha forma que aconsegueixi

87
guarir-me”. En Paco l’analitza amb ull d’expert
i emet el seu diagnostic. “Molts malalts tenen
cáncer, pero no cal amoinar-se, l’hem enxampat
molt al comenqament i la curació está
garantida”. Si el malalt es mor, En Paco es cura
en salut, és que Déu ha volgut que fós així. Per
les mans d’En Paco i Na Lola passen tants
cáncers que la seua particular estadística
oncológica no tindria res a envejar-li a la del
constipat comú.
Mentre imposen les mans sobre el eos del
malalt, Paco i Lola —cadascun amb un malalt o
amb diversos—, van comentant en veu alta els
detalls de cada malaltia i de la seua guarició. La
parroquia assisteix al ritual en franca comunió,
els problemes individuáis es fan públics a la
placeta del saló i queden alleujats quan
l’adolorit, amb pas segur, travessa les rengleres
de gent que espera torn per al miracle. Mai en
tan pocs metres no es comenta tants cops la
milloria que el malalt diu haver experimentat, i
una estranya barreja d’angoixa i d’esperanga
recorre l’espinada deis qui encara fan cua per a
gaudir d’aquesta inexplicable sensació. És
l’angoixa per arribar com més aviat millor a les
mans del curandero. És l’esperanga d’assolir
l’alleugeriment deis seus problemes.
Siguí como siguí, amb el que sí se surt és
amb un recipient pie d’aigua beneita. L’aigua
l’envase un deis ajudants de “La Creación” en
qualsevol deis atuells que ha portat el malalt.
Sense cap tipus de ritual, l’aixeta de la cuina
s’encarrega de canalitzar l’aigua municipal apta
per al miracle. El fiasco amb l’aigua és portat a
la presencia de qualsevol deis dos curanderos
qui, sense cap esforq ni deixar el que esta ven
fent, la beneeixen amb la mirada o bé amb un
lleuger toe, depén de la inspiració del moment i
del treball qui hi hagi.
Mentre tot aixó succeeix , un altre deis
ajudants, la missió del qual és de barrejar-se
entre la gent i comentar la santedat i eficacia
d’En Paco i Na Lola, i como són d’abnegats per
no cobrar res tenint tantes despeses. Cal
aconseguir que la clientela es fixi en un deis
racons del saló. Allí hi ha una botella d’aigua i
uns quants bitllets escampats peí térra. No cal
dir res; el malalt ja sap que és allá on ha de
dipositar llur agraíment. Quan ja n’hi ha una
bona pila, un altre ajudant s’endu tots el bitllets
menys uns quants que queden com a esquer.
Acomplert el trámit voluntan, el malalt
surt amb la seua aigua beneita i una targeteta
amb les instruccions on pot llegir-se la manera
de fer l’aigua: “En nombre del Creador Lola y
Paco a las nueve de la noche destaparla y a las
nueve y cuarto taparla. Baños: a cualquier hora
y con agua caliente, en nombre del Creador
Lola y Paco piden que les hagan el baño y a los
cinco minutos entran en él. Importante: no
mezclar el agua bendecida con ninguna otra. Ni
se puede volver a bendecir ni destapar” [sic.].
Si les intruccions semblen confuses, no ho
són més que la definició de societat ideal que,

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segons En Paco, li havia dit el Pare: Para ayudar
a un subnormal crean un centro de vicio y
quitan comida a otros. Y fíjate en que cuando
una perra está preñá el perro no la monta. El
pecado no es trabajar sino que es el no saber
hacerlo y el destruir cosas (huelgas)”.
Les frases monolítiques, entretallades,
esqueixades de qualsevol context que les faci
lógiques, són molt característiques d’En Paco.
Potser perqué cregui que el cel comunica amb
nosaltres a través de designis inescrutables, el
cas és que ambdós utilitzen una mena de
fonamentalisme traslladat al camp de guarimet i
del curanderisme. Acostumen a desorbitar la
magnitud de la dolencia per a després
magnificar la qualitat del miracle. Diagnosticar,
per exemple, un cáncer de pulmó allá on no hi
ha més que un simple costipat tindrá, quan el
malalt guareixi, un innegable ressó
propagandístic.
Aquest fenómen és possible donada la greu
incultura de la majoria deis clients d’aquests
medicinaires, pero també a la formació d’un
nucli de “guarits miraculosament” que actúen
como una caixa de ressonáncia suggestiva. Són
precisament aquest grup de fidels els qui els
acompanyen quan van a realitzar curacions a
altres pobles. S’organitzen excursions
programades amb autobusos que ja surten de la
casa amb una quantitat mínima indispensable
per a preparar l’ambient emocional necessari en
un context de medicinaires d’aquest tipus. I són
també aquests mateixos fidels els qui pressionen
les autoritats quan, com va passar a Guadix,
engarjolaren En Paco amb carrees com ara
exercici il·legal de la medicina i frau. Els
programats aldarulls pels carrers, naturalment,
són capagos d’alliberar Paco de qualsevol
guardia urbana poc permissiva.
Paco com la majoria de curanders del seu
genere, assegura haver-se curat a sí mateix
abans d’iniciar la seua tasca cara al públic, fent-
se ressó de la idea del curanderisme elássie
hispano-americá de qué sois pot conéixer i
guarir la malaltia qui abans ha passat peí ritus de
passatge de partir-la i superar-la. “Yo estuve
gravemente enfermo —ens diu—, se me hinchó
todo el cuerpo. Tenía cáncer. Estando en cama
tuve visiones de seres, pero con la ayuda del
Padre sané”. La descripció de la seua suposada
malaltia, de tota manera, és tan térbola com els
propis resultáis de la seua, també, suposada
acció terapéutica, pero aixó poc els importa ais
centenars o milers de persones que vénen a
Petrer tot cercant la mágia de la guarició sense
esforg.
Que En Paco i Na Lola curin o no és tan
sois un fet anecdótic, i més tenint en compte
l’immens poder de l’autosuggestió i l’elevat
nombre de malalties psicosomátiques, fins i tot
moltes d’elles imagináries, dolencies inventades
inconscientment per cridar l’atenció i l’ajut deis
parents o de la gent que té al voltant el
pressumpte malalt. Els verdaders protagonistes

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d’aquestes histories no són precisament els temors i patiments, el humans seguim sent ens
medicinaires, sino el seus clients, gent disposada a sofisticadament primitius i simples. Paco i Lola
creure en qualsevol cosa amb tal que aquest món possiblement desconeguin aquest aspecte, pero
de la responsabilitat personal sigui vengut, en no hi ha dubte que el seu éxit es fonamenta en
lluita desigual, peí de la voluntat extra-terrena. actuar com si el conseguessin. Ells són “La
L’estructura deshumanitzada de la Creación”, la resta éssers humans adolorits que
medicina d’avui sembla haver oblidat que, a la no podem fer altra cosa que sentir-nos templats
base de la nostra personalitat, dins deis nostres a provar.·

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R. HERNÁNDEZ FERRIS. La Socie­
dad Cooperativa “El Trabajo” 1880-1942.
400 Pts.
Junio Febrero 1988
Este número de Canelobre se
terminó de imprimir el 26 de
Febrero de 1988 en los talleres
de Gráficas Estilo, S.C., en la
calle de General Elizaicin, 11,
en Alicante. Se utilizó para
la impresión papel offset
de 125 gramos, y para el porfolio
papel verjurado blanco. Para
la composición se utilizaron tipos
Times, Helvética y Serifa.
Las selecciones de fotomecánica
se realizaron en las instalaciones
de Fotograbados García,
en Alicante.
ω C4HÍLOBRE

Firma
W C4h€LOBRe

Instituto de Estudios Juan Gil-Albert


Diputación Provincial de Alicante
Avda. Estación, 6
03005 Alicante
·*··

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