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Lecturas en Casa 2

Fundación Metáfora
Una viejecita que vivía sola en una pequeña casa de la aldea. Un día,
recibe una carta de su nieta, que vivía a muchos kilómetros de la
aldea. La carta le produjo una gran alegría ya que la informaba de
que su nieta se iba a casar e invitaba a la abuelita a su boda. Fue tanta
la alegría que la invadió que inmediatamente se puso en marcha para
no llegar tarde a aquella boda.

Cuando llevaba hechos unos cuantos kilómetros, un lobo apareció


delante suya y con una voz ronca le dice:
- Ummm, ¡creo que hoy voy a comer a una viejecita!
- Bueno, tu sabrás pero creo que deberías de esperar a que volviese
de la boda de mi nieta, ya que ahora estoy muy delgadita y no te
llegaría a nada.
- Ummm, ¡está bien! Regresa pronto que aquí te espero- le respondió el
lobo y la dejo continuar.

Unos kilómetros después, le aparece un gran oso, que, poniéndole las patas
en sus hombros, le dice al oído:

- Ummm, ¡creo que hoy voy a comer a una viejecita!

- Bueno..., tu sabrás pero creo que deberías de esperar a que volviese de la


boda de mi nieta, ya que ahora estoy muy delgadita y no te llegaría a nada.
En cambio, cuando regrese, voy a venir mucho mas gordita y ya seré un
bocado mucho mas digno de un oso tan grande como tú.

- Ummm, ¡está bien! Regresa pronto que aquí te espero- le respondió el oso
y la dejo continuar.
Cuando casi había finalizado su viaje, una tercera fiera le aparece a la viejecita, era un
gran león.

- Ummm, ¡creo que hoy voy a comer a una viejecita!

- Bueno..., tu sabrás pero creo que deberías de esperar a que volviese de la boda de
mi nieta, ya que ahora estoy muy delgadita y no te llegaría a nada. En cambio,
cuando regrese, voy a venir mucho mas gordita y ya seré un bocado mucho mas
digno de un oso tan grande como tú.

- Ummm, ¡está bien! Regresa pronto que aquí te espero- le respondió el oso y la dejo
continuar.

Muy asustada, la viejecita continuó su camino hasta que llegó, por fin a la casa de su
nieta. Allí les contó todo lo que le había sucedido por el camino y la nieta la calmó
diciéndole que no se preocupase, que no habría ningún problema. La boda fue muy
bonita y la abuelita estaba muy feliz.
Cuando se dispuso a regresar para su casa, comenzó a asustarse.

La nieta corrió a la huerta y allí cortó la calabaza más grande y redonda que tenía. Le
abrió una pequeña puerta y la abuelita se metió en ella. Luego, la nieta volvió a cerrar la
calabaza y comenzó la vuelta de la abuelita rodando por el camino, dentro de su calabaza.

Al poco tiempo pasaron por junto el león, quien preguntó:

- Oh calabaza, ¿no habrás visto por ahí a una viejecita?

La abuelita, desde dentro de la calabaza le responde:

- ¡No he visto ni a viejecitas ni a viejas!. Y ahora tengo que continuar que tengo un largo
recorrido por delante.

El león admirado, la dejó continuar.


Unos kilómetros después, llegaron junto al oso quien volvió a preguntar:
- Oh calabaza, ¿no habrás visto por ahí a una viejecita?

La abuelita, desde dentro de la calabaza le responde:


- ¡No he visto ni a viejecitas ni a viejas!. Y ahora tengo que continuar
que tengo un largo recorrido por realizar.
La calabaza continúo rodando y rodando, siempre muy veloz.

Ya casi habían llegado a la casa de la abuelita cuando se encontraron con


el lobo, que estaba muerto de hambre y le pregunta a la calabaza:
- Oh calabaza, ¿no habrás visto por ahí a una viejecita?
La abuelita, desde dentro de la calabaza le responde:
- ¡No he visto ni a viejecitas ni a viejas!. Y ahora tengo que continuar que
tengo un largo recorrido por hacer.
El lobo se puso furioso, pero la dejó continuar ya que él no era
vegetariano.

Finalmente la abuelita llegó a su casa.

¡Ya no había más peligros!

Por el camino había esquivado a sus enemigos, quien engañados


seguían esperando a que apareciese de un momento a otro.

¡La calabaza, le había salvado la vida!

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