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OPCIONES PARA LA APLICACIÓN DE DETERMINADAS POLÍTICAS

PÚBLICAS

El capítulo anterior mostró que la reciente crisis económica en Argentina derivó en graves
trastornos sociales y una marcada reducción del bienestar de la población. El Plan de
Convertibilidad fracasó en el 2002 y trajo como consecuencia una cesación de pagos de la deuda
pública externa, un aumento de la inflación, una baja de la producción, la devaluación del tipo de
cambio y un agravamiento de la ya difícil situación social del país. La economía comenzó a
recuperarse en el 2003. Desde entonces la tasa de desempleo ha disminuido, alcanzando el
12,1% a fines del 2004 (14,5% si se considera como desempleados a los beneficiarios del Plan
Jefes y Jefas de Hogar). Los salarios reales han repuntado en gran medida, aunque los de los
sectores informal y público se siguen situando un 25% por debajo de los niveles anteriores a la
crisis. Como resultado de todo ello, se observó una mejora paulatina de la situación social. Muy
importante, como indica la evidencia empírica presentada en el Capitulo 3, la última
recuperación fue claramente un proceso de crecimiento pro-pobre.

No obstante, las mejoras económicas y sociales ocurrieron a partir de una base muy baja y
grandes segmentos de la población argentina siguen enfrentando hoy graves dificultades. La tasa
de pobreza se mantiene alta y afectaba al 40,2% de la población en el último trimestre de 2004.
En esa misma fecha el 15% de la población estaba todavía por debajo de la línea de pobreza
extrema. Como consecuencia, uno de los principales desafíos enfrenta actualmente el país es la
implementación de políticas apropiadas para emprender un proceso de crecimiento económico
sostenido y equitativo. El crecimiento económico vigoroso, basado en una acertada gestión
macroeconómica, será crucial para una mayor reducción de la pobreza.

Recientes estudios empíricos, que incluyen una muestra de varios países, han tratado de
determinar los factores o políticas que permitirían lograr un crecimiento económico vigoroso. El
marco empírico en esos estudios se deriva principalmente del modelo neoclásico de crecimiento,
ampliado y complementado por los modelos más recientes de crecimiento endógeno. Como se
indicó en el Capítulo 2, en estos estudios suelen emplearse dos categorías principales de
variables explicativas: las variables de estado inicial y las variables de control y de entorno. Las
variables de estado inicial incluyen, por ejemplo, el logaritmo del ingreso per cápita al comienzo
del período, la brecha inicial entre el producto efectivo y el potencial, y el capital físico y
humano existente al inicio del período analizado. Las variables de control y de entorno incluyen
las medidas escogidas y aplicadas por los gobiernos o agentes privados y se dividen en las
siguientes subcategorías: i) variables estructurales, ii) variables macroeconómicas y iii) variables
de las condiciones externas.

El objetivo de este último capítulo es analizar un grupo selecto de políticas públicas que en la literatura
teórica y empírica se han considerado eficaces para producir un alto grado de crecimiento económico.
Por supuesto, un análisis de todas las opciones con la que dispone el gobierno actualmente está fuera
del alcance del presente estudio. Por lo tanto, la atención se centra en un número limitado de esas
opciones en determinados campos: infraestructura, política fiscal, políticas comerciales, formación de
capital humano (educación) y desarrollo del sector privado. Como se indicó en el Capítulo 2, numerosos
estudios concluyen que estas políticas son factores determinantes del crecimiento económico. Pero
además de considerarse la forma en que esas políticas podrían ayudar a fomentar el crecimiento en la
Argentina, en este capítulo también se examinan sus posibles efectos sobre la pobreza y la desigualdad.

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