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Universidad de Pamplona

Norte de Santander, Pamplona


Autores: Laura Camila Parra Pérez (1098766810), Cesar Esteban Sandoval Vega
(1098729609),
Curso: Antropología, Grupo H

Exploración
Todos los mamíferos poseen un fuerte impulso exploratorio, pero en algunos de
ellos es más decisivo que en otros. Esto depende en gran manera del grado de
especialización que hayan alcanzado en el curso de su evolución. Si han puesto
todo su esfuerzo evolucionista en el perfeccionamiento de un particular ardid de
supervivencia, no necesitan preocuparse demasiado de las complicaciones
generales del mundo que les rodea, los no especialistas los oportunistas del
mundo animal no pueden permitirse el menor descanso. Tienen que explorar y
seguir explorando. Tienen que investigar y seguir comprobando. Tienen que
poseer un alto grado de curiosidad. Pero no se trata solamente de la cuestión de
la comida; la propia defensa puede exigir lo mismo.
¿Por qué tienen que existir los mamíferos oportunistas? El organismo especialista sufrirá
mas para la adaptación incluso deben someterse a cambio gentíos para adaptarse al entorno
cambiante mientras que el oportunista, seguirá con su vida difícil pero se le hará mas fácil
adoptarse a estos cambios. Entre todos los animales no especializados, los monos son quizá
los más oportunistas. Superándolo el mono desnudo.
Se desdobla la rama de la evolución neotécnica es decir que es una faceta de curiosidad,
nunca dejamos de investigar, cada respuesta nos lleva a otra pregunta. Este ha sido el más
grande ardid de supervivencia de nuestra especie. La tendencia a sentirse atraído por la
novedad ha sido llamada neofilia (amor a lo nuevo), mientras la neofobia (miedo a lo
nuevo).
El origen de este interés tiene algo que ver con el principio de premio a la investigación, ya
que se obtienen resultados desmesuradamente grandes en relación con el pequeño consumo
de energía. Quizá se ponga un esfuerzo exagerado en estas actividades, pero son las
acciones que producen un fruto exageradamente grande las que resultan más satisfactorias.
Podemos llamar a esto el principio de juego del «premio aumentado». Es cuando el niño o
un chimpancé se encuentra por primera vez con un lápiz y un papel, este resulta en una
situación poco prometedora, pero cuando hace sus primeros trazos y al ver las líneas se
produce un impacto visual que lo sorprende y es exquisito ver este tipo de reacciones tanto
en un cachorro de chimpancé como en un niño.
Afortunadamente para el arte explorador de la pintura y el dibujo, han sido actualmente
descubiertos otros métodos mucho más eficaces para reproducir imágenes del medio
ambiente. La fotografía y sus derivados han hecho inútil la «información pictórica»
representativa.
A diferencia de los dibujos y pinturas, no fue una forma de actividad destinada a la
transmisión de información detallada en gran escala. El envío de mensajes mediante
redobles de tambor, propio de ciertas civilizaciones, constituyó una excepción a la regla; en
la inmensa mayoría de los casos, la música germinó como sincronizador y excitante
colectivo. La danza siguió aproximadamente la misma trayectoria que la música y el canto.
La gimnasia se ha desarrollado en estrecha relación con la danza. Mientras que, la escritura,
como retoño formalizado del dibujo, y la comunicación vocal verbalizada, han sido, desde
luego, perfeccionadas como nuestro medio principal de transmitir y registrar información.
Universidad de Pamplona
Norte de Santander, Pamplona
Autores: Laura Camila Parra Pérez (1098766810), Cesar Esteban Sandoval Vega
(1098729609),
Curso: Antropología, Grupo H

Así, la pintura, escultura, dibujo, música, canto, danza, gimnasia, juegos, deportes, escritura
y oratoria, podemos desarrollar, para nuestra satisfacción, y a lo largo de toda nuestra vida,
formas complejas y especializadas de exploración y experimentación. Si dejamos a un lado
sus funciones secundarias posición, estas surgen de igual forma de manera biológica, como
prolongación en la vida adulta o como superposición de «reglas de juego», estas reglas
pueden formularse en los siguientes términos:
1. investigarás lo que no conoces hasta que llegue a serte familiar
2. repetirás rítmicamente lo familiar
3. variarás esta repetición en todas las maneras posibles
4. elegirás las más satisfactorias de estas variaciones y las cultivarás a expensas de las
otras
5. combinarás una y otra vez estas variaciones
6. harás todo esto por ello mismo, como una finalidad en sí misma
El comportamiento exploratorio representa también un papel en las normas básicas, y
necesarias para la supervivencia, de la alimentación, la lucha, el apareamiento, etcétera.
Todas estas necesidades en los mamíferos superiores y, sobre todo, en nosotros, se ha
emancipado como impulso distinto y separado.
En cuanto al comportamiento exploratorio, sea artístico o científico, se desarrolla el eterno
combate entre los impulsos neofílico o neofóbico. El primero nos empuja a nuevas
experiencias; nos hace buscar afanosamente la novedad. El segundo nos retiene, hace que
nos refugiemos en lo conocido. En otras palabras encaminadas a la parte práctica, si
perdemos nuestra neofilia, nos quedaremos estancados. Si perdemos nuestra neofobia,
correremos hacia el desastre. Este estado de conflictos explica no sólo las más visibles
fluctuaciones; sino que constituye también la misma base de todo nuestro progreso cultural.
Antes de terminar, debemos mencionar un último y especial aspecto de nuestro
comportamiento exploratorio. Se refiere a una fase crítica del juego social durante el
período infantil, que posteriormente tendrá efecto en cómo nos comportaremos en la
adultez, en otras palabras, los niños excesivamente protegidos padecerán siempre graves
inconvenientes en sus contactos sociales de adultos.
De esto se desprende claramente que el proceso de crianza tiene dos fases distintas:
1. La primera, se dirige hacia el interior: el hijo es amado, mimado y protegido por la
madre.
2. la segunda, hacia el exterior: es incitado a volcarse hacia fuera, a establecer
contactos sociales con otros jóvenes.
Si observamos atentamente los casos más extremos de retraimiento social,
podremos ser testigos de la forma más aguda y característica de comportamiento
antiexplorador. Los individuos marcadamente retraídos pueden llegar a ser
socialmente inactivos, pero estarán muy lejos de la inactividad física. Se dejan
absorber por estereotipos de repetición. Sin embargo, cabe aclarar que todos
tenemos «tics» de esta clase, pero, para ellos (inactivos socialmente), se
convierten en una forma prolongada e importante de manifestación física. Siempre
que se produzcan con moderación, estas pequeñas maniobras antiexploratorias
resultan útiles. Nos ayudan a soportar la esperada «sobrecargada dosis de
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novedad». En cambio, si se emplean con exceso existe el peligro de que se


vuelvan irreversibles y obsesivas, y persistan incluso cuando no son necesarias.

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