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San Juan de Pasto, 03 de julio de 2019.

Señores:
TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DE NARIÑO (Reparto).
La Ciudad.

Referencia: ACCIÓN POPULAR. (Medio de protección a derechos e intereses


colectivos)
Accionante: JESUS LISANDRO MELO MELO

Accionados: IVAN DUQUE MARQUEZ, presidente de Colombia


MARGARITA LEONOR CABELLO BLANCO Ministro de
Justicia y del Derecho Presidente del CONSEJO NACIONAL
DE ESTUPEFACIENTES
ANA MARÍA RUEDA RODRÍGUEZ Directora de Política contra
las Drogas y Actividades Relacionadas Ministerio de
Justicia Secretario Técnico CONSEJO NACIONAL DE
ESTUPEFACIENTES
JORGE LUIS RAMÍREZ ARAGÓN DIRECCIÓN DE
ANTINARCÓTICOS POLICÍA NACIONAL DE COLOMBIA

JESÚS LISANDRO MELO MELO, mayor de edad, identificado con la Cédula de Ciudadanía
Número 1.124.853.074 expedida en Mocoa (Putumayo), en mi condición de presidente del
Concejo de Mocoa Putumayo1, obrando en nombre propio como accionante, a través del
presente escrito, respetuosamente manifiesto a su Señoría que interpongo ACCIÓN
POPULAR, con fundamento en el artículo 88 de la Constitución Política de Colombia y la ley
472 de 1998, con el fin de garantizar la protección de los derechos colectivos del MEDIO
AMBIENTE SANO, SALUBRIDAD PÚBLICA EN CONEXIDAD CON LA EL DERECHO A LA VIDA.
MORALIDAD PÚBLICA, EQUILIBRIO ECOLÓGICO, PROTECCIÓN DE ZONAS DE
CONSERVACIÓN, PROTECCIONES DE ESPECIES ANIMALES Y VEGETALES, PROTECCIÓN DE
ECOSISTEMAS DE ZONAS FRONTERIZAS, PREVENCIÓN DE DESASTRES ECOLÓGICOS, en
contra de los señores: IVAN DUQUE MARQUEZ, presidente de Colombia MARGARITA
LEONOR CABELLO BLANCO Ministro de Justicia y del Derecho Presidente del CONSEJO
NACIONAL DE ESTUPEFACIENTES, RUEDA RODRÍGUEZ Directora de Política contra las
Drogas y Actividades Relacionadas Ministerio de Justicia Secretario Técnico CONSEJO
NACIONAL DE ESTUPEFACIENTES, Mayor General JORGE LUIS RAMÍREZ ARAGÓN
DIRECCIÓN DE ANTINARCÓTICOS POLICÍA NACIONAL DE COLOMBIA, o quienes hagan sus
veces al momento de notificarse de la presenta acción, con Fundamento en los siguiente:

1. LEGITIMACIÓN DE LA ACCIÓN.

El articulo 12 numeral 5 de la ley 472 de 1998 establece: podrán adelantar acciones populares:
5. Los alcaldes y demás servidores públicos que por razón de sus funciones deban promover la
protección y defensa de estos derechos e intereses.
1
Departamento que hace parte de la Amazonia colombiana.
Así las cosas en mi condición de concejal en ejercicio del municipio de Mocoa Putumayo, es
mi deber impetrar acciones legales encaminadas a evitar un perjuicio irremediable al medio
ambiente, salud humana, recurso hídrico, flora y fauna y equilibrio ecológico, por las
acciones desplegadas por el gobierno nacional con el fin de asperjar con glifosato cultivos de
uso ilícito muy a pesar de las restricciones que ha establecido la Honorable Corte
Constitucional.

2. SOLICITUD DE MEDIDA CAUTELAR

ORDENAR suspender de forma inmediata e indefinida todas las operaciones realizadas


por el gobierno nacional para reanudar las aspersiones aéreas con glifosato en el en
el departamento del Putumayo, en aplicación del principio de precaución, y en concordancia
con el concepto emitido en abril 24 de 2015 por el Ministerio de Salud y Protección Social
“ante la reciente clasificación del glifosato en la categoría 2A de la IARC” T-236 de abril del 2017
y T-080 de 2017. y sentencias STC4360-2018, que reconoce a la amazonia colombiana de
la cual hace parte el departamento del Putumayo, territorio sujeto de derechos y
ordena acciones para su protección.

Con el fin de garantizar a los Putumayenses el goce de un ambiente sano; moralidad


administrativa, existencia del equilibrio ecológico, el manejo y aprovechamiento racional de
los recursos naturales, la conservación de las especies animales y vegetales, la protección de
áreas de especial importancia ecológica, de los ecosistemas situados en las zonas
fronterizas, así como los demás intereses de la comunidad relacionados con la preservación y
restauración del medio ambiente, la utilización y defensa de los recursos naturales dando
prevalencia al beneficio y calidad de vida de los habitantes.

Petición que elevo teniendo en cuenta que existen múltiples estudios que evidencian que la
aspersión con glifosato puede causar efectos profundamente dañinos a la salud humana y al
ambiente sano. Si bien es cierto que existe incertidumbre sobre las efectos nocivos en la
salud humana y el medio ambiente, también es cierto que existe información científica
seria sobre los riesgos y sobre la posible vulneración de los derecho a la salud y al
ambiente, considero que dando aplicación al principio de precaución al PECIG2, no debe
ser reanudado hasta tanto no existan suficientes elementos científicos que desvirtúen de
forma contundente estos nuevos hallazgos científicos tal como lo establece la honorable
Corte constitucional en recientes fallos T-236 de abril del 2017 y T-080 de 2017, de igual
manera en virtud del mandato legal de la honorable Corte suprema de justicia en reciente
fallo del 5 de abril de 2018 mediante sentencia STC4360-2018 que ordena tomar medidas
de protección a la Amazonia colombiana.

Lo anterior con el fin de evitar la comisión de un perjuicio irremediable en la


vulneración de los derechos e intereses colectivos de los Putumayenses.

2.1. CASO EN CONCRETO

El ministro de defensa y el señor presidente de la república, han manifestado


públicamente que a partir del mes de Julio del presente año, se reanuda las aspersiones

2
Programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos con el herbicida Glifosato
aéreas con glifosato, en algunos departamentos del país en los que se encuentra Nariño,
Norte de Santander y Putumayo. Sin tener en cuenta los condicionamientos de la Corte
Constitucional y los conceptos emitidos por el Ministerio De Salud de Colombia así
mismo el emitido por la IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) y
los derechos prevalentes de los que goza el departamento del Putumayo, por ser zona
fronteriza y pertenecer a la amazonia colombiana que encuentra  la Reserva  Forestal
Protectora de  la  cuenca alta del  rio Mocoa constituida  mediante la Resolución 
Ejecutiva 0224 del  21   de noviembre de 1984     la   cual   cubre  un  área  aproximada  de 
34.600    hectáreas;   dicha  área  que corresponde   a   bosques   amazónicos   se  
caracteriza   por   ser  un   ecosistema amazónico    cuyas    particularidades    según  
diversos    estudios    nacionales    e internacionales,   le catalogan como reserva natural
de importancia no solo  nacional si no global.  A su protección,   y a la preservación de las
fuentes  hídricas,  la  flora Y  la fauna.  Es a lo que le apuntan los artículos 8 y 80 de la
Constitución Política  de 1991 pues la región  amazónica como es plenamente  conocido
por todos.  Es el pulmón del mundo.

tenemos entonces que es una actividad orientada a eliminar cultivos ilícitos tiene riesgos
de causar daños a la salud que están estrechamente derivados con un daño al ambiente,
pues el PECIG prevé la aspersión de glifosato sobre zonas enteras de cultivos
seleccionadas, sin discriminar la presencia de personas, fuentes hídricas o animales en el
lugar.

Por lo que Frente a este riesgo, se solicita que se aplique el principio de precaución
porque (i) aunque existe controversia sobre el daño, el estudio de la IARC plantea bases
científicas plausibles; ii) al tratarse de un posible agente cancerígeno, el glifosato puede
causar daños graves que son inaceptables por el impacto que podrían tener en la vida
de las personas que reciben involuntariamente la aspersión con el herbicida.

Las consecuencias normativas de esta ausencia de certeza están claramente


establecidas en el sistema jurídico. Por un lado, ante la probabilidad de un daño tan
grave, las aspersiones con glifosato solo deberían realizarse si existe absoluta certeza
científica de su inocuidad, pues opera la inversión de la carga de la prueba para quien
pretenda o quien promueva la continuación de la realización de la aspersión con
glifosato. Por otro lado, deben buscarse otras medidas alternativas que no sean lesivas
de la salud y del ambiente sano. Por eso, esta solicitud a lo único que se encamina es a
que ninguna política pública del Consejo Nacional de Estupefacientes se haga valiéndose
de unos medios que, se puede considerar plausiblemente, producen peligros graves.

Por otro lado es de tener en cuenta que el Consejo de Estado ya ha aplicado el principio
de precaución para suspender la aspersión de glifosato. En la sentencia de la Sección
Primera del Consejo de Estado se anuló el parágrafo 2 del artículo 1 de la Resolución 013
de 2003 que permitía la aspersión con glifosato en zonas de Parques Naturales
Nacionales. En esta decisión la Sala determinó, que la aspersión con glifosato en
zonas afectadas por cultivos ilícitos ubicadas en las zonas de Parques Naturales
Nacionales, implicaba un riesgo potencial de producir un daño grave e irreversible al
medio ambiente3

3
En este mismo sentido que el Ministerio de Salud emitió la comunicación del 24 de abril
de 2015 en la que recomendó suspender el uso de glifosato para aspersión área en el
marco del PECIG, aplicando para ello el principio de precaución. Si bien es cierto que la
destrucción de cultivos ilícitos de los que pueden extraerse drogas no se puede
realizar sin el concepto previo favorable de los organismos encargados de velar por la
salud pública, entonces su pronunciamiento es una razón seria para considerar que
debe aplicarse el principio de precaución y suspender las aspersiones con glifosato
puesto que el gobierno no hay cumplido con los condicionamientos establecidos por la
Honorable Corte Constitucional.

Es cierto que en determinadas zonas  como  la  amazonia    colombiana    de la    cual  hace 
parte    el Departamento del Putumayo y el Municipio    de Mocoa,  su impacto  ambiental  y
social tiende a ser negativo.

1)  La particular  condición del    departamento del Putumayo, de    estar  en  una región y 
ecosistema amazónico  en zona fronteriza.

2) El  hecho  de  que  dentro  de  los   perímetros  del  departamento del Putumayo se 
encuentre  la Reserva  Forestal  Protectora  de  la cuenca  alta del  rio  Mocoa,   los ríos
Putumayo, Acaé, Alguacil, Blanco, Caimán, Caquetá, Caucayá, Chalguayaco, Churuyaco,
Cohembí, Concepción, Conejo, Cristales, Curilla, Dorada, El Caldero, Guamués, Guineo,
Juanambú, Laguicía, Mandur, Mecaya, Mocoa, Mulato, Orito, Pepino, Picudo Chico, Piñuña
Blanco, Remolino, Rumiyaco, Sabilla, San José, San Juan, San Miguel, Sencella, Ticuanayoy,
Uchupayaco, Vides, Yarumo y Yurilla, además de numerosas quebradas como la Concepción y
fuentes de menor caudal. Mismos que proveen de fuentes hídricas  para la región.

3)  El hecho de que existen dentro de su territorio diversas comunidades étnicas asociadas en
76 resguardos indígenas que cuentan con la especial protección del Estado.

4) La  condición    especial  que  adquiere  el  departamento del Putumayo,    luego  del fallo
de la Corte Suprema de Justicia STC4360-2018, que reconoce a la amazonia colombiana
de la cual hace parte el departamento del Putumayo, territorio sujeto de derechos y
ordena acciones para su protección de sus afluentes hídricos  y bosques amazónicos.

5) Los  preceptos    constitucionales establecidos  en  los  artículos  8, 79  y  80  que
propenden por  la  protección  de  los  ecosistemas  fronterizos    las  reservas forestales,
afluentes hídricos, flora y fauna de la región amazónica, deben llevar a este despacho    a 
entender  que con la solicitud de la medida cautelar se pretende  preservar el interés general
sobre el particular de  sus  habitantes      cuyo  territorio  y  ecosistema  amazónico  ha  sido
gravemente afectados por las aspersiones aéreas con glifosato, deforestación y desastres
naturales producto del conflicto armado.

2.2. CONSIDERACIONES DE LA SOLICITUD DE LA MEDIDA CAUTELAR.

El artículo 25 de la Ley 472 de 1998, establece que el juez de oficio o a petición de parte,
podrá decretar, debidamente motivadas, las medidas previas que estime pertinentes para
prevenir un daño inminente o para hacer cesar el que se hubiere causado. Entre otras,
podrá decretar la siguiente:

“b) Ordenar que se ejecuten los actos necesarios, cuando la conducta


potencialmente perjudicial o dañina sea consecuencia de la omisión del demandado.”
En ese orden de ideas, el artículo 26 de la Ley 472 de 1998, dispone que las medidas
cautelares podrán ser objeto de los recursos de reposición y de apelación, los cuales
deberán ser resueltos en el término de 5 días. Asimismo, la oposición a estas deberá
fundamentarse en los siguientes casos:

a) “Evitar mayores perjuicios al derecho o interés colectivo que se pretende


proteger;
b) Evitar perjuicios ciertos e inminentes al interés público;
c) Evitar al demandado perjuicios cuya gravedad sea tal que le haga
Prácticamente imposible cumplir un eventual fallo desfavorable.”

Quien alegue cualquiera de las anteriores causales deberá demostrarla, y será,


precisamente, ese elemento probatorio el que servirá de fundamento al juez para
decretar la respectiva medida cautelar.

Los mencionados presupuestos para la procedencia de una medida cautelar, de


acuerdo con la citada normativa, hacen relación a lo siguiente: a) en primer lugar, a
que esté debidamente demostrado en el proceso la inminencia de un daño a los
derechos colectivos o que el mismo se haya producido, esto con el fin de justificar la
imposición de la medida cautelar, el cual es prevenir aquel daño que está por producirse
o a hacer cesar aquel que ya se consumó; b) en segundo lugar, que la decisión del juez
al decretar la medida cautelar este plenamente motivada; y c) en tercer lugar, para
adoptar esa decisión, el juez debe tener en cuenta los argumentos contenidos en la
petición que eleve el demandante, para que se decrete tal medida, lo cual,
lógicamente, no obsta para que el juez oficiosamente, con arreglo a los elementos
de juicio que militen en la actuación, llegue al convencimiento de la necesidad de
decretar una medida cautelar y proceda en tal sentido.

Se debe entrar a ponderar los derechos, intereses o bienes jurídicos que se encuentran en
colisión por la medida administrativa acogida, el escenario que se plantea es que la
decisión, si bien prohíja intereses legítimos, vulnera otros tantos también legítimos,
situación que hace necesario que se cotejen para establecer si el sacrificio al que se
someten se ajusta a la proporcionalidad, esto es, si la relación existente entre unos y otros
resulta equilibrada.
Para lograr el cometido anteriormente descrito se deben identificar los elementos en
contienda, es decir, los fines y los medios. El gobierno nacional busca erradicar los cultivos
ilícitos en el país, obligación de las autoridades encardas de ello en el marco de la
conservación del orden público. El mecanismo por el que optó el Consejo Nacional de
Estupefacientes fue la aspersión aérea de glifosato, medida que contiene riesgos
potenciales al medio ambiente.

Pues bien, el sacrificio del medio ambiente resulta mayor al beneficio que puede lograrse
con la aspersión con glifosato de los cultivos de uso ilícito, para lo cual es indispensable
precisar el alcance de estos conceptos jurídicos a la luz del ordenamiento jurídico así como
su valor normativo.

En cuanto el orden público, este se entiende “como la protección del derecho de los demás
al ejercicio de las libertades públicas y derechos fundamentales, y la salvaguarda de la
seguridad, la salubridad y la moralidad públicas” 4 que en el presente asunto se manifiesta
en la decisión administrativa de eliminar los cultivos ilícitos.

Sin duda, el mantenimiento del orden público se refiere a las “condiciones necesarias para
el desenvolvimiento armónico y pacífico de las relaciones sociales y, en consecuencia, para la
realización de los derechos y el cumplimiento de los deberes correlativos. El orden público es
un supuesto de la pacífica convivencia, es el escenario de desenvolvimiento normal de las
relaciones entre el poder y la libertad. De allí que el concepto de orden público se ligue
siempre a las condiciones de seguridad, tranquilidad y salubridad requeridas para el
despliegue de la vida en comunidad y para la afirmación de sus miembros como seres libres y
responsables”.5
Por su parte el medio ambiente se enmarca dentro de la denominada “Constitución
Ecológica” a la que se ha hecho referencia en esta decisión. Respecto su valor normativo,
propicio es acudir a la sentencia de constitucionalidad C- 666 de 2010 en la que a propósito
se señala:

“Precisamente, es el ambiente uno de esos conceptos cuya protección fue


establecida por la Constitución como un deber, consagrándolo tanto de forma
directa –artículo 79 de la Constitución-, como de forma indirecta –artículos 8º y 95
– 8 de la Constitución-; al respecto la Corte manifestó en la sentencia T-760 de
2007, “[d]e entrada, la Constitución dispone como uno de sus principios
fundamentales la obligación Estatal e individual de proteger las riquezas culturales y
naturales de la Nación (art. 8°). Adicionalmente, en desarrollo de tal valor, nuestra
Constitución recoge en la forma de derechos colectivos (arts. 79 y 80 C.P.) y
obligaciones específicas (art. 95-8 C.P.) las pautas generales que rigen la relación
entre el ser humano y el ecosistema.  Con claridad, en dichas disposiciones se
consigna una atribución en cabeza de cada persona para gozar de un medio
ambiente sano, una obligación Estatal y de todos los colombianos de proteger la
diversidad e integridad del ambiente y una facultad en cabeza del Estado tendiente a
prevenir y controlar los factores de deterioro y garantizar su desarrollo sostenible, su
conservación, restauración y sustitución”[28]. 

El énfasis de la Constitución de 1991 se materializa en un cúmulo de disposiciones que,


entendidas sistemáticamente, denotan la importancia que, como bien constitucional,
tiene en nuestro ordenamiento jurídico el ambiente, cuya protección se garantiza a través
de su consagración como principio fundamental, derecho constitucional y deber
constitucional. En este sentido en la sentencia T-411 de 1992 la Corte desarrolló un
concepto que resulta ser fundamental para la comprensión del medio ambiente, la
Constitución ecológica, respecto que la cual manifestó:

“(…) de una lectura sistemática, axiológica y finalista surge el concepto de


Constitución Ecológica, conformado por las siguientes 34 disposiciones: ||
Preámbulo (vida), 2º (fines esenciales del Estado: proteger la vida), 8º (obligación
de proteger las riquezas culturales y naturales de la Nación), 11 (inviolabilidad del
derecho a la vida), 44 (derechos fundamentales de los niños), 49 (atención de la
salud y del saneamiento ambiental), 58 (función ecológica de la propiedad), 66
(créditos agropecuarios por calamidad ambiental), 67 (la educación para la

4
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Primera. Expediente No. 2007-00065-
01(AC). Fallo de 11 de octubre de 2007. C. P. Rafael E. Ostau de Lafont Pianeta.
5
Corte Constitucional. Sentencia C- 802 de 2002.
protección del ambiente), 78 (regulación de la producción y comercialización de
bienes y servicios), 79 (derecho a un ambiente sano y participación en las
decisiones ambientales), 80 (planificación del manejo y aprovechamiento de los
recursos naturales), 81 (prohibición de armas químicas, biológicas y nucleares), 82
(deber de proteger los recursos culturales y naturales del país), 215 (emergencia
por perturbación o amenaza del orden ecológico), 226 (internacionalización de las
relaciones ecológicas, 268-7 (fiscalización de los recursos naturales y del
ambiente), 277-4 (defensa del ambiente como función del Procurador), 282-5 (el
Defensor del Pueblo y las acciones populares como mecanismo de protección del
ambiente), 289 (programas de cooperación e integración en zonas fronterizas
para la preservación del ambiente), 300-2 (Asambleas Departamentales y medio
ambiente), 301 (gestión administrativa y fiscal de los departamentos atendiendo a
recursos naturales y a circunstancias ecológicas), 310 (control de densidad en San
Andrés y Providencia con el fin de preservar el ambiente y los recursos naturales),
313-9 (Concejos Municipales y patrimonio ecológico), 317 y 294 (contribución de
valorización para conservación del ambiente y los recursos naturales), 330-5
(Concejos de los territorios indígenas y preservación de los recursos naturales), 331
(Corporación del Río Grande de la Magdalena y preservación del ambiente), 332
(dominio del Estado sobre el subsuelo y los recursos naturales no renovables), 333
(limitaciones a la libertad económica por razones del medio ambiente), 334
(intervención estatal para la preservación de los recursos naturales y de un
ambiente sano), 339 (política ambiental en el plan nacional de desarrollo), 340
(representación de los sectores ecológicos en el Consejo Nacional de Planeación),
366 (solución de necesidades del saneamiento ambiental y de agua potable como
finalidad del Estado).”

Es claro, que el concepto de medio ambiente que contempla la Constitución de 1991 es un


concepto complejo, en donde se involucran los distintos elementos que se conjugan para
conformar el entorno en el que se desarrolla la vida de los seres humanos, dentro de los
que se cuenta la flora y la fauna que se encuentra en el territorio colombiano. Adelanta la
Corte que los elementos integrantes del concepto de medio ambiente pueden protegerse
per se y no, simplemente, porque sean útiles o necesarios para el desarrollo de la vida
humana. En efecto, la visión del ambiente como elemento transversal en el sistema
constitucional trasluce una visión empática de la sociedad, y el modo de vida que esta
desarrolle, y la naturaleza, de manera que la protección del ambiente supera la mera
noción utilitarista, para asumir una postura de respeto y cuidado que hunde sus raíces en
concepciones ontológicas. (…)

Ya desde ese entonces, y con mayor énfasis a partir de la Constitución de 1991 y en la


actualidad, la protección del ambiente superaba nociones que lo entendían con un
insumo del desarrollo humano, al cual había que cuidar simplemente porque su
desprotección significaría un impedimento para nuestro progreso.

El ambiente es visto como contexto esencial del transcurso de la vida humana, razón
por la cual se entendió que su protección se desarrollaba sobre el fundamento de la
armonía con la naturaleza y que el accionar de los seres humanos debe responder a
un código moral, que no implica nada distinto a un actuar acorde con su condición de
seres dignos, concepción que se ubica en las antípodas de una visión que avale o sea
indiferente a su absoluta desprotección, así como que se aleja de una visión
antropocentrista, que asuma a los demás –a los otros- integrantes del ambiente como
elementos a disposición absoluta e ilimitada de los seres humanos. 

La esencia y el significado del concepto “ambiente” que se desprende de los


instrumentos internacionales y que armoniza con la Constitución de 1991 limita la
discrecionalidad de los operadores jurídicos al momento de establecer i) cuáles
elementos integran el ambiente y ii) qué protección debe tributárseles por parte del
ordenamiento jurídico.”

Como corolario de lo anterior, se tiene que tanto el orden público como el medio
ambiente encarnan conceptos de cara relevancia para el desarrollo, mantenimiento y
aseguramiento del Estado Social de Derecho, sin embargo, resulta evidente que el medio
ambiente encuentra un plus de protección en la Carta dada su trascendencia para el
aseguramiento de la vida misma, lo que le otorga un mayor valor normativo. Quiso el
constituyente involucrar a todos los actores de la sociedad en el compromiso de
salvaguardar su entorno vital a fin de asegurar el presente y futuro de nuestra especie,
para ello propagó a lo largo y ancho de la Constitución preceptos que reflejan la
preponderancia que para el modelo de Estado escogido implica el medio ambiente, su
protección, mantenimiento y aseguramiento.

A lo anterior se suma que una de las medidas que propenden la materialización del querer
constitucional es la creación y protección de zonas de especial importancia ambiental
como lo constituye la amazonia colombiana de la cual hace parte el departamento del
Putumayo., por tanto, la actividad antrópica que en ellos se desarrolle debe garantizar su
intangibilidad, más aún si quien la realiza es una autoridad pública.

Con todo, el sacrificio del medio ambiente que implica la ejecución de las aspersiones
aéreas con glifosato, resulta mayor al beneficio que pueda lograrse con la erradicación de
cultivos ilícitos, si bien no se pueden establecer a ciencia cierta los daños ambientales que
pueda causar dicha actividad, su eventual acaecimiento daría al traste con uno de los
postulados de más relevancia dentro del diseño de Estado acogido en la Carta Política. Se
trata, ni más ni menos, que de evitar que se vea frustrada la intención del constituyente
de tomar las medidas necesarias para asegurar la existencia del entorno necesario para la
vida de los seres humanos, por contera, el que este fin ceda ante la medida de orden
público adoptada denota un desequilibrio ilícito en términos de la ponderación,
aseveración que nos conduce indefectiblemente a la conclusión de que la medida no
resulta proporcional y que por tanto afecta de manera irremediable el medio ambiente y
la salud pública.

El uso del glifosato en la erradicación definitiva del arbusto de coca, está mediado por
la inmediatez de los resultados que se les exige a los gobernantes de Colombia
quienes, poniendo en juego su prestigio, acostumbran adoptar este tipo de estrategia
cuya eficacia es estructuralmente ineficaz y, además, goza de una elevada probabilidad
de ocasionar daño grave a la salud de la población campesina.

Los campesinos cocaleros son el eslabón más débil de la cadena de valor del negocio
cocalero. Además de percibir una porción marginal de tal negocio, son un grupo social
caracterizado por residir en vastas zonas del país con una tradición de débil o nula
presencia del Estado colombiano, vinculadas al cultivo del arbusto de coca como
alternativa económica para suplir el costo de sus necesidades fundamentales y que, en
el caso de los asperjados con glifosato, no cuentan con los recursos para gestionar el
riesgo que de allí emana para su salud, a diferencia de quienes lo emplean con menores
dosificaciones y mayores seguridades en cultivos como la caña de azúcar. La
consideración de un prolongado período de latencia del cáncer, y en particular del
linfoma no-Hodgkin, presagia que cientos de casos están aún por conocerse debido a
la persistencia del uso de la aspersión aérea con glifosato que llegó a su climax en 2006 y
tan sólo dejó de emplearse para este propósito desde el 2016.
El daño a la salud de los campesinos ya está hecho, pero no hay razón para que siga
ocurriendo.

La quinta modalidad del principio de precaución sugiere que existen alternativas más
eficaces y menos dañinas para la erradicación de los cultivos ilícitos que, a diferencia de
los dudosos beneficios de la inmediatez de la aspersión aérea, deberían ocupar el lugar
privilegiado en la agenda pública para el tratamiento de tales cultivos como problema de
salud pública.

2.3. Del Derecho al Goce de un Medio Ambiente Sano y la Existencia del Equilibrio
Ecológico, el Manejo y Aprovechamiento de los Recursos Naturales
Renovables.
2.4.
El medio ambiente se encuentra al amparo de lo que la jurisprudencia constitucional ha
denominado la "Constitución Ecológica", conformada por el conjunto de disposiciones
superiores que fijan los presupuestos a partir de los cuales deben regularse las
relaciones de la sociedad con la naturaleza y que se encaminan a proteger el medio
ambiente.

En este sentido los artículos 8°, 58, 79, 80 y 95 Superiores, consagran, respectivamente,
i) la obligación del Estado y de las personas de proteger las riquezas naturales de la
Nación; ii) la función ecológica de la propiedad; iii) el derecho a gozar de un ambiente
sano y el deber del Estado de proteger la diversidad e integridad del ambiente,
conservando las áreas de especial importancia ecológica y fomentando la educación
para el logro de estos fines; y iv) el deber del Estado de planificar el manejo y
aprovechamiento de los recursos naturales, para garantizar su desarrollo sostenible,
su conservación, restauración o sustitución. Así como de prevenir y controlar los
factores de deterioro ambiental, imponer las sanciones legales y exigir la reparación de
los daños causados.

En un mismo sentido, la Ley 99 de 1993, por la cual se creó el Ministerio del


Medio Ambiente, reordenó el Sector Público encargado de la gestión y conservación
del medio ambiente y los recursos naturales renovables, y se dictaron otras
disposiciones, fija que la política ambiental colombiana seguirá, entre otros, los
siguientes principios generales: i) el proceso de desarrollo económico y social del país se
orientará según los principios universales y del desarrollo sostenible contenidos en la
Declaración de Río de Janeiro de junio de 1992, sobre Medio Ambiente y Desarrollo; ii)
en la utilización de los recursos hídricos el consumo humano tendrá prioridad sobre
cualquier otro uso; iii) la formulación de las políticas ambientales tendrá en cuenta el
resultado del proceso de investigación científica. Aun cuando, no obstante, las
autoridades ambientales y los particulares darán aplicación al principio de precaución;
iv) el Estado fomentará la incorporación de los costos ambientales y el uso de
instrumentos económicos para la prevención, corrección y restauración del deterioro
ambiental y para la conservación de los recursos naturales renovables; v) el paisaje por
ser patrimonio común deberá ser protegido; vi) la prevención de desastres será
materia de interés colectivo y las medidas tomadas para evitar o mitigar los
efectos de su ocurrencia serían de obligatorio cumplimiento; y vii) los estudios de
impacto ambiental serán el instrumento básico para la toma de decisiones
respecto a la construcción de obras y actividades que afectaran significativamente el
medio ambiente natural o artificial.

2.5. Del Principio de Precaución.

Cabe destacar, que en reiteradas oportunidades ésta Sala ha considerado que éste
principio proclamado en el Tratado de Río, y consagrado también en la Ley 99 de
1993, es consonante con los deberes de protección y conservación del medio ambiente
consagrados en los artículo 79 y 80 de la Constitución Política, a cuyo tenor: “(…) la
Declaración de Río de Janeiro sobre el Medio Ambiente y Desarrollo de 1992, prescribió
en su principio 15 que los Estados deben valerse del principio de precaución,
debiendo tomar las medidas eficaces que impidan un daño ambiental, ante un peligro
de daño grave o irreversible al medio ambiente, así no exista certeza científica absoluta
sobre las consecuencias que este pueda generar. Si bien los Estados no deben adherirse a
esta declaración, por no tratarse de un convenio o tratado, debe destacarse que dicha
declaración ha sido carta de ruta en materia medio ambiental para el legislador
colombiano.

De hecho, la Ley 99 de 1993, por la cual se creó el Ministerio del Medio Ambiente, se
reordenó el Sector Público encargado de la gestión y conservación del medio ambiente y
los recursos naturales renovables y se organizó el Sistema Nacional Ambiental, se refirió
al principio de precaución, en el numeral 6° del artículo 1°, disponiendo que pese a que en la
formulación de políticas ambientales el Estado debía tener en cuenta el resultado de los
procesos de investigación científica, debe asimismo dar aplicación al principio de
precaución conforme al cual “cuando exista peligro de daño grave e irreversible, la falta de
certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de
medidas eficaces para impedir la degradación del medio ambiente.”

2.6. El principio de precaución como medida para garantizar el respeto a vida, la


salud y al ambiente sano.

La aplicación del principio de precaución para garantizar la obligación de respeto de los


derechos a la vida, salud y al goce del ambiente sano, frente a las aspersiones con
glifosato y consecuencia, la solicitud de la suspensión inmediata del PECIG.

El principio de precaución, está orientado a prevenir los potenciales daños que el


avance tecnológico puede producir en el ambiente y su biodiversidad, la salud humana,
la existencia de los pueblos indígenas y otras culturas, así como sobre los recursos
necesarios para la calidad de vida de generaciones futuras6. Está pensado como una
manera de resolver aquellas situaciones donde existe un riesgo posible, en términos
científicos, de que una actividad humana pueda producir un daño moralmente
inaceptable o de consecuencias irreversibles para las personas o para el ambiente, sin
que exista una certeza sobre la magnitud o probabilidad de que tales acciones
produzcan ese daño catastrófico.
6
UNESCO. World Commission on the Ethics of Scientific Knowledge and Technology COMSET.
2005. The precautionary Principle. Paris, UNESCO.
En la Declaración de Río en 19927, en la que se expresó un consenso internacional
respecto de la necesidad de evitar la consumación de daños sobre la naturaleza,
se estableció que los Estados deberán aplicar el criterio de precaución, de modo que
donde “haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no
deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de
los costos para impedir la degradación del medio ambiente”8. Por su parte, para la
Corte Constitucional, si bien este principio no se encuentra de manera explícita en
el texto constitucional, la precaución es un principio normativo derivado de la lectura
completa e integral de la Constitución Ecológica9.

Así entendido este principio jurídico, de acuerdo con la jurisprudencia de la Corte


Constitucional, la precaución debe aplicarse en toda situación en la que se establezcan
los siguientes elementos: i) que existe riesgo de que una actividad humana pueda
generar un daño; riesgo que no es una simple conjetura, pues aunque existe
controversia al respecto, tiene bases científicas plausibles; ii) que el daño que puede
ocurrir debe ser grave y por ello es considerado inaceptable; y iii) que en todo caso
subsiste algún nivel de incertidumbre, pues no hay certeza sobre la probabilidad ni los
mecanismos causales que generan el daño.

Una vez aplicado este principio constitucional, las autoridades deben implementar
mecanismos de prevención de daños para desvirtuar la aplicación del principio de
precaución frente a una medida concreta o para encontrar otras vías menos
nocivas. Es decir, que el principio de precaución tiene consecuencias normativas
entre las que se encuentra: i) la inversión de la carga de la prueba para quien pretende
realizar una actividad peligrosa; ii) el deber de buscar alternativas que no representen
riesgos; y iii) la ampliación de la discusión pública sobre los temas, a fin de que los
afectados puedan intervenir en la decisión que debe tomarse10.

En síntesis, el principio de precaución es un principio vinculante para las autoridades


colombianas en virtud de la Constitución Ecológica y otros instrumentos
internacionales, cuya aplicación es imperativa en aquellos casos en los que se reúnan las
condiciones que la jurisprudencia ha establecido para ello.

Dado que este principio se orienta a proteger el ambiente y la salud de las personas,
especialmente cuando su afectación depende directamente de la intervención en la
naturaleza, su aplicación es imperativa para satisfacer las obligaciones de respeto y
prevención que tiene el Estado colombiano frente a los dos derechos.

2.7. La obligación del estado Colombia por el respeto a la vida, salud


y al ambiente sano.

El Estado colombiano ha adquirido la obligación de respetar los Derechos Económicos,


Sociales y Culturales – DESC –, particularmente en lo que tiene que ver con el derecho a

7
Uprimny, R. y Orduz, N. El principio de precaución y la Amazonia. Bogotá 2012, p. 5.
8
Principio 15.
9
Corte Constitucional, Auto 073 del 27 de marzo de 2014. M.P.: Luis Ernesto Vargas Silva, numeral 70.

10
Kriebel et al.. The Precautionary Principle in Environmental Science. En: Environmental Health Perspectives. Vol 109,
No 9, pp. 871 a 875.
la salud y el derecho al ambiente sano. En materia del derecho a la salud, tal obligación
de respeto implica que el Estado debe asumir, por lo menos, dos comportamientos.
Primero, las autoridades públicas deben abstenerse de realizar conductas que vayan
en detrimento del derecho que tienen las personas al más alto grado de salud
posible11. El Comité del PIDESC, estableció el alcance de esta disposición, señalando
que los Estados deben abstenerse de “contaminar ilegalmente la atmósfera, el agua y la
tierra, (…), utilizar o ensayar armas nucleares, biológicas o químicas si, como resultado de
esos ensayos, se liberan sustancias nocivas para la salud del ser humano”12. Segundo, el
deber de respeto incluye la obligación de adoptar medidas preventivas y de tratamiento
de las enfermedades epidémicas, endémicas, profesionales y de otra índole, y la lucha
contra ellas. Por ejemplo, en virtud de esa obligación, el Estado debe dedicar esfuerzos
de diferente naturaleza para prevenir el crecimiento de la población con padecimientos
asociados al cáncer13.

Al interior del ordenamiento jurídico colombiano, la jurisprudencia de la Corte


Constitucional ha entendido que el deber del Estado en relación con el derecho a la
salud no se satisface sólo cuando se permite el acceso al sistema de salud o al goce
de un estado físico apropiado.

En particular, respetar el derecho a la salud puede implicar “no realizar” un acto que
atente contra el derecho fundamental de un grupo de personas, pero también, puede
significar la adopción de las medidas adecuadas y necesarias de salud pública que
eliminen obstáculos para la satisfacción del derecho. Incluso puede implicar “dejar
sin efecto una decisión administrativa o una determinada regulación”14.

En cuanto al derecho al ambiente sano, el PIDESC entiende que se encuentra


relacionado íntimamente con el derecho a la salud. De allí que dentro de las medidas
que deben adoptar los Estados con el fin de respetar la plena efectividad de éste
derecho, se encuentre “el mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene y del medio
ambiente”15 Esta norma está concordancia con la Constitución de 1991, sobre todo en
lo que tiene que ver con la Constitución Ecológica16. Por eso, para la Corte
Constitucional, el derecho al ambiente puede ser protegido mediante acción popular
cuando se alegue que la existencia de factores perturbadores del ambiente puede
generar daños irreparables en los seres humanos que comprometan su vida digna17.

En consecuencia, la salud y el ambiente sano no pueden examinarse de manera


separada y deben garantizarse de manera conjunta. No se trata de derechos ajenos o
desconectados, ya que el Estado puede incurrir en un incumplimiento de las

11
PIDESC, articulo 12.
12
Observación General No. 14 del comité del PIDESC.
13
En ese contexto, el Estado colombiano ha proferido leyes y normas administrativas tendientes reducir
las tasas de mortalidad por enfermedades asociadas a patologías cancerígenas. Por ejemplo, la Ley 1384
de 2010 declaró al cáncer como una enfermedad de interés en salud pública y prioridad nacional, y la
Resolución No. 1383 de 2013 (Ministerio de Salud y de la Protección Social) que adoptó el Plan Decenal
para el Control del Cáncer en Colombia 2012 – 2021. De acuerdo con el anexo técnico de la mencionada
resolución, una de las principales localizaciones de cáncer en los hombres linfomas no-Hodgkin.
14
T 760 de 2008, apartado 3.4.2.9.4.
15
PIDESC, artículo 12, 2) b).
16
Sentencia C-431-00 apartado 3.
17
Corte Constitucional, Sentencia T 724 del 26 de septiembre 2011. M.P.: Nilson Pinilla Pinilla. Apartado 5.2.
obligaciones relacionadas con el derecho a la salud pública cuando realiza acciones
contaminantes sobre el ambiente de una comunidad particular.

2.8. evidencia sobre posibles consecuencias de la aspersión


con glifosato

El 20 de marzo de 2015, la IARC – Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer,


siglas en inglés–, instituto encargado de los estudios en cancerología de la Organización
Mundial de la Salud – OMS – publicó un informe en el que se concluyó que existe la
posibilidad de que el glifosato, junto con otros herbicidas, pertenezca al grupo de
agentes cancerígenos. En sus palabras, “probablemente cancerígenos para humanos y
perteneciente al grupo 2ª”18. Si bien el estudio indica que falta robustecer las
informaciones y los estudios sobre los impactos que tiene la exposición humana a este
agente químico, sí señaló que es plausible que los componentes de este producto
tengan un efecto en las cadenas de reproducción del ADN de las células humanas.

El estudio, que es el primero avalado por la OMS, no es conclusivo respecto del


establecimiento de una relación causal entre el desarrollo del cáncer y el contacto con
el herbicida, ya que se trató de una decisión fundamentada en estudios
realizados a campesinos de algunos países que se exponen en sus labores diarias al
glifosato. Además, el criterio de la Agencia de protección Ambiental de Estados Unidos
es que el glifosato “no es considerado un carcinógeno” para los seres humanos19..Sin
embargo, sí se trata del primer estudio de una agencia adscrita a la OMS que tiene
evidencias científicas del daño probable que podría causar el glifosato. Ante esta
probabilidad, la sociedad no puede correr el riesgo de exponer a las personas a una
composición química que tiene incidencia en el desarrollo de patologías cancerígenas.
Este daño es inaceptable, pues estas patologías son enfermedades especialmente
graves –en muchas ocasiones incurables- y pueden afectar indiscriminadamente a todos
los que han recibido exposición al glifosato.

La gravedad y el carácter inaceptable de estos posibles riesgos se hacen evidentes por


la posibilidad de que el Estado incumpla sus deberes de respeto en materia del derecho
a la salud y al ambiente sano. Así, por ejemplo, en el 2014 la Defensoría del Pueblo
publicó un informe sobre la Crisis Humanitaria del Chocó, donde se expone que las
aspersiones aéreas de glifosato en las zonas ubicadas en el bajo y alto río Tamaná, han
generado vulneraciones a las comunidades ya que sus cultivos han sido afectados
porque fueron “roseados directamente con glifosato y por tanto han muerto, lo que ha
producido la pérdida de la producción de alimentos, teniendo efectos muy graves en su
supervivencia, además de efectos en el detrimento de su salud física y mental. La situación
es de tal magnitud que las comunidades manifiestan que se encuentran en crisis por la
falta de alimentos y que de no resolverse la situación, se verán forzados a desplazarse
porque cada vez que inician un cultivo nuevo y este se encuentra a punto de generar
producción, se realizan aspersiones aéreas, acabando con los mismos”.20.

2.9. Aplicación del principio de precaución al PECIG

18
IARC. IARC Monographs Volume 112: evaluation of five organophosphate insecticides and herbicides.
Disponible en http://www.iarc.fr/en/media-centre/iarcnews/pdf/MonographVolume112.pdf.
19
Groot, H. y Ortiz, S. Glifosato: ¿riesgo humano? En Revista: Hipótesis / Apuntes Científicos Uniandinos.
20
Defensoría del Pueblo. Informe sobre la crisis Humanitaria en Chocó – 2014. Bogotá, p. 179.
El Programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos con el herbicida Glifosato fue
implementado inicialmente por el Consejo Nacional de Estupefacientes en 1994 para la
erradicación forzosa de cultivos ilícitos a través de la fumigación aérea. En 1998, el
Gobierno colombiano dio impulso a esa política en el “Plan Nacional de Lucha contra
las Drogas: 1998 - 2002”21. Además, aunque el Consejo Nacional de Estupefacientes
expidió el parágrafo segundo del artículo 1 de la Resolución 013 del 2003 y la Resolución
No. 015 del 2005, que permitían la aspersión del químico en cultivos ubicados dentro de
los Parques Naturales Nacionales, la Sección Primera del Consejo de Estado en
sentencia del 11 de diciembre de 2013, aplicó el principio de precaución y anuló el
parágrafo mencionado22.

De este modo, actualmente la lucha contra los cultivos ilícitos de drogas se


continúa enfrentando mediante la aspersión con glifosato, excepto en las zonas de
Parques Naturales Nacionales. No obstante, esta política se enfrenta a la reciente
aparición de nuevas evidencias científicas según las cuales el glifosato puede causar
daños graves a la salud, ya que está asociado al desarrollo del cáncer. Esta evidencia,
junto con estudios anteriores que apuntaban al mismo tipo de conclusiones, debería ser
tomada en consideración para aplicar el principio de precaución y suspender las
operaciones aéreas de destrucción de cultivos ilícitos con glifosato.

2.10. ASPECTOS QUE DEBERÍAN SER CONSIDERADOS EN LA JURISPRUDENCIA EN


DESARROLLO DEL PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN

a. Aplicación del principio de precaución para proteger la territorialidad campesina

Para analizar la aplicación del principio de precaución con el propósito de proteger la


territorialidad campesina, se debe tener en cuenta el consenso en la aplicación del
principio de precaución cuando existen situaciones que pueden poner en riesgo la
identidad étnica y la diversidad cultural de comunidades étnicas, por actividades que
puedan causar un daño grave o irreversible al medio ambiente o la salud de estos pueblos
y en consecuencia se afecte su territorio y se ponga en riesgo la supervivencia de los
pueblos étnicos. Así el principio de precaución se constituye en una “garantía y deber
constitucional para proteger los territorios ancestrales de las comunidades étnicas” 23

El Auto 073 de 2014, expedido en el marco del seguimiento a la sentencia T-025 de 2004, al
estudiar la existencia de riesgos derivados del programa de erradicación de cultivos de
uso ilícito a través de aspersiones aéreas con glifosato y de actividades extractivas
relacionadas con la exploración y explotación de minerales en las comunidades negras del
pacífico en el departamento de Nariño, ordenó entre otras medidas, realizar
estudios técnicos que permitieran “una caracterización adecuada de la situación actual de
riesgo y afectación al medio ambiente y a la salud de los miembros de las comunidades
negras de Nariño, producto de los distintos factores que intervienen en sus territorios,

21
Dentro del componente de reducción de la oferta de drogas, el Plan Nacional de Lucha contra las Drogas:
1998 – 2002, contempló “destruir los cultivos ilícitos en forma manual o aérea bajo las normas establecidas
por la autoridad ambiental competente” (p. 34).
22
La sentencia del Consejo de Estado no dispuso nada sobre la Resolución No. 015 del 2005. En el primer
artículo de esta resolución se dispone como su objeto: “Autorizar al Presidente del Consejo Nacional de
Estupefacientes, para decidir sobre la aspersión aérea con el herbicida Glifosato en Parques Nacionales
Naturales”.
23
Auto 073/14. MP. Luis Ernesto Vargas. P. 81
para evaluar el deber y la pertinencia de dar aplicación al criterio de precaución en relación
con territorios y comunidades específicas del Pacífico nariñense en riesgo” 24

La Corte Constitucional en sentencia la C-623 25 de 2015, reconoció el derecho subjetivo al


territorio de las comunidades campesinas como consecuencia del vínculo particular que se
crea entre esta población y el lugar físico en donde es posible la cultura campesina.

Entendiendo que hay dos conceptos claves en el artículo 64 de la C.P. Por un lado, el
concepto de “tierra”, el cual hace alusión a la base física de un asentamiento humano. Por
otro lado, el concepto de “territorio”, el cual “hace referencia a las relaciones espirituales,
sociales, culturales, económicas, entre otras, que construyen las personas y las
comunidades alrededor de la tierra”22, el cual “a la luz del artículo 64 Constitucional, el
Estado debe garantizar no sólo el acceso a la tierra de los campesinos sino también su
derecho al territorio, así como proveer los bienes y servicios complementarios para el
mejoramiento de su calidad de vida desde el punto de vista social, económico y cultural,
entre otros”26

En el mismo sentido en la sentencia SU-426 27 de 2016 la Corte Constitucional se refirió a la


naturaleza del derecho a la tierra de la población campesina señalando: (i) Su carácter
subjetivo con fundamento en el artículo 64 de la C.P.; (ii) que el acceso progresivo a la
propiedad rural va acompañado de la garantía de bienes y servicios básicos; (iii) que al
hacerse efectivo este derecho “se satisface la dignidad humana, al hacer posible el
desenvolviendo del plan de vida y el fortalecimiento de las condiciones de existencia de
quienes conforman el campesinado colombiano”; (iv) que se reconoce que entre el
campesino y la tierra se genera una relación de producción e ingreso económico, de
manera que existe un nexo directo entre el acceso a la propiedad agraria y el derecho al
trabajo; (v) que el acceso progresivo a la tierra por parte de los trabajadores agrarios
guarda una relación intrínseca con el derecho a la vivienda digna; y (v) dispone que
el acceso progresivo a la tierra por los trabajadores agrarios guarda un vínculo
inescindible con los derechos a la alimentación adecuada y la seguridad alimentaria.

Adicionalmente la Corte ha considerado la especial situación de vulnerabilidad en la que se


encuentran los trabajadores agrarios, manifestando que son sujetos de especial
protección constitucional “debido a una serie de limitaciones para emprender la
defensa de sus intereses, debido a vulnerabilidad de sus organizaciones, el bajo nivel de
escolaridad, la dificultad para acceder a cargos de toma de decisiones, el poco apoyo
institucional, etc.”28.

Vemos entonces que el principio de precaución tiene un efecto reforzado cuando estamos
ante poblaciones en situación de especial vulnerabilidad y que existe una especial relación
entre la población campesina y el territorio que habitan, que incluso puede llevarles a su
desaparición cultural por fuera de su territorio. En esas condiciones, y en función del
principio de igualdad, debe aplicarse el principio de precaución, en los casos en los que se
pone en riesgo el territorio campesino por acciones que tienen la potencialidad de causar
24
Ibidem. P. 96.
25
MP. Alberto Rojas.
26
Sentencia C-623 MP. Alberto Rojas.
27
MP. María Victoria Calle.
28
Sentencia T-445/16 MP. Jorge Iván Palacio. p. 40
un daño grave o irreversible sobre el medio ambiente y la salud de las comunidades
campesinas.

b. El principio de precaución debe aplicarse para proteger de manera directa el derecho


al agua

La Corte Constitucional, en la sentencia C-220 de 2011, señaló la aplicación del principio de


precaución, en materia de protección y conservación de los recursos hídricos,
explicando que “dada la complejidad de la protección y conservación del agua, así como
de los ecosistemas asociados a ella, las actividades que involucran el uso del recurso están
sujetas no sólo a los principios constitucionales generales, sino también a los principios
propios del derecho ambiental como el de solidaridad, humildad, “el que contamina
paga”, precaución y prevención, entre otros”. Igualmente, la Corte ha señalado al agua
como elemento indispensable para la vida, como patrimonio, e incluso como derecho
fundamental de manera autónoma, tal y como se expresó la en la sentencia C-035 de 2016,
que dice al respecto lo siguiente:

“Desde sus inicios, esta Corporación ha reconocido que el agua es un recurso vital para el
ejercicio de derechos inherentes al ser humano y para la preservación del ambiente. Así,
ha establecido que (i) el agua en cualquiera de sus estados es un recurso natural
insustituible para el mantenimiento de la salud y para asegurar la vida del ser humano; (ii)
el agua es patrimonio de la Nación, un bien de uso público y un derecho fundamental; (iii)
se trata de un elemento esencial del ambiente, y por ende su preservación, conservación,
uso y manejo están vinculados con el derecho que tienen todas las personas a gozar de un
ambiente sano; (iv) el derecho al agua potable destinada al consumo humano es un
derecho fundamental, en tanto su afectación lesiona gravemente los derechos
fundamentales, entre otros, a la vida digna, la salud y el medio ambiente.

La Corte Constitucional ha indicado también, que del derecho al agua se derivan una serie
de deberes correlativos a cargo del Estado, dentro de los cuales se destacan: (i) garantizar
la disponibilidad, accesibilidad y calidad del recurso; (ii) expedir leyes dirigidas a la
realización de los derechos fundamentales al agua y a un ambiente sano en todos los
órdenes (social, económico, político, cultural, etc.), no solamente en el contexto de
controversias subjetivas que se sometan a la jurisdicción; (iii) ejercer un control muy
exigente sobre las actividades económicas que se desarrollan en sitios que por expresión
natural son fuentes originales de agua”.

Es pues importante fortalecer la jurisprudencia de la Corte en torno a la aplicación del


principio de precaución para garantizar el derecho al agua. Esta aplicación se vuelve
urgente especialmente en tiempos de cambio climático.

Hecho el anterior recuento sobre el nacimiento y adopción del principio de precaución,


que ordena que, ante la existencia de una actividad que pueda causar daño grave o
irreversible al medio ambiente, a la salud, o a los territorios de comunidades étnicas, así no
exista certeza de que se podrá causar el daño, se impone la necesidad de evitar la
concreción del daño y tomar medidas proporcionales a la gravedad del daño potencial,
nos referiremos de manera concreta a su aplicación en el caso de aspersiones aéreas de
cultivos ilícitos con glifosato.
1.8. PELIGRO DEL DAÑO GRAVE E IRREVERSIBLE POR LA ASPERSIÓN DE
GLIFOSATO

Como se mencionó de manera reciente (marzo de 2015) la Agencia Internacional para la


Investigación del Cáncer, concluyó que existe la posibilidad de que el glifosato, junto con
otros herbicidas, pertenezca al grupo de agentes cancerígenos.

Previamente, el Ministerio de Salud y de Protección Social emitió dictamen técnico


toxicológico No. 2234 de 2011, en el que consideró al glifosato ligeramente peligroso
(Categoría III), debido a que causa irritaciones moderadas en ojos y piel. Sin embargo, la
Defensoría del Pueblo29 ha denunciado y documentado en reiteradas ocasiones los riesgos
y daños a los que se han expuesto las poblaciones rurales, sus cultivos, fuentes de agua y
ecosistemas circundantes por la ejecución del PECIG, como la perdida de los cultivos lícitos
que sustentan la alimentación de las comunidades y el aumento de casos de
intoxicaciones (con cuadro de epigastralgia, diarrea y vómito)30

También, la Corte Constitucional mediante Auto 073 de 2014, identificó como factor
transversal que incide en el desplazamiento forzado de las comunidades negras en el
municipio de Tumaco: las aspersiones aéreas orientadas a la eliminación de los cultivos
ilícitos, especialmente por la contaminación de los recursos hídricos y fluviales de los
cuales dependen las comunidades negras, daños a la tierra por imposibilidad de cultivar
algunos productos en las zonas de los territorios que se han fumigado, y afectaciones a la
salud de personas y animales que consumen los recursos que han sido expuestos al
herbicida arrojado por vía aérea31.

3. HECHOS

1) La historia de la aspersión aérea de los cultivos del arbusto de coca con


agrotóxicos en Colombia se remonta a 1983 cuando el Consejo Nacional de
Estupefacientes anunció la posibilidad de su uso a fin de propiciar la erradicación masiva
(Moreno, 2016: 4). Desde entonces se ha atravesado por varias etapas, caracterizadas
por el uso de diferentes tipos tales como el tebuthiurón, el paraquat y el glifosato, entre
otros, sin que después de 35 años tal uso haya permitido la erradicación absoluta de los
cultivos ilícitos.

2) El balance de las políticas de erradicación del arbusto de coca se acostumbra


realizar con los resultados del monitoreo del segundo semestre que realiza UNODC lo
que, desde cualquier punto de vista, es un error, pues equivaldría a establecer la
solvencia económica de los individuos con base en los saldos monetarios de fin de año. Al
igual que la solvencia, el negocio cocalero y, por tanto, los cultivos del arbusto de coca,
29
Defensoría del Pueblo. La ejecución de la estrategia de erradicación aérea de los cultivos ilícitos, con
químicos, desde una perspectiva constitucional. Bogotá, 2003, p. 25.
30
En julio de 2001, un informe del Departamento Administrativo de Salud del Putumayo, indicó que “desde la
iniciación de las fumigaciones, en los hospitales y centros de salud de Orito, la Hormiga (Valle de Guamuez) y
la Dorada (San Miguel) se observó un notorio incremento en las causas de consulta por problemas de
dermoreacción, abscesos, impétigo, infecciones gastrointestinales, respiratorias y conjuntivitis”. Tomada
de: Defensoría del Pueblo, 2003, p. 24
31
De acuerdo con la Diócesis de Tumaco, en los últimos 10 años de ejecución del PECIG en Nariño se han
fumigado más de 390.000 hectáreas. Si se requieren 6 galones de glifosato para asperjar una hectárea de
hoja de coca, en total más de 2.3 millones de galones han sido arrojados sobre los suelos del
departamento. Tomada de: Diócesis de Tumaco. Que nadie diga que aquí no pasa nada (Balance No. 3).
2012, p. 60
son un flujo y no un stock y, dependiendo de lo que ocurra en proximidad de la
fecha de monitoreo, el stock del arbusto puede crecer o reducirse en relación con los
años anteriores. De tal manera, el flujo o negocio cocalero lo componen esos saldos, a los
que habrá que adicionar las áreas erradicadas por aspersión aérea y por métodos
manuales, y el equivalente en hectáreas de las incautaciones de hoja y de clorhidrato,
dando como resultado un monto aparente de áreas sembradas durante un lapso de
tiempo, generalmente un año, siendo posible extender ese balance a otros horizontes
temporales como a un cuatrienio presidencial, por ejemplo. Se denomina aparente
porque en efecto tal resultado no incorpora las áreas sembradas cuyo producto fue
efectivamente procesado y remitido a los centros de consumo del país y del exterior sin
que hayan sido incautados. Sobre esa porción efectivamente distribuida y consumida no
existen registros sistemáticos y confiables, tan solo algunas especulaciones con base en
metodologías basadas en dudosos supuestos.

3) la ineficacia estructural de la aspersión aérea de los cultivos del arbusto de coca, le


es inmanente una dimensión espacial. Los territorios libres del arbusto son, por regla
general, son las zonas con mayor tasa de urbanización localizadas en la zona andina del
país y cuya población, con contadas excepciones, goza de los mejores niveles de vida del
país y de la mayor presencia del Estado. No es ningún secreto que las áreas cocaleras
sean, en especial, las zonas periféricas del país; esto es, las que detentan los mayores
niveles de pobreza y en donde la ausencia del Estado es su otro rasgo característico. Sin
embargo, los gastos en agrotóxicos no han sido suficientes para asperjar la totalidad de
las zonas rurales de los municipios con presencia del arbusto, debido a las políticas que se
han ensañado con algunos municipios cuya población se ha expuesto de manera
persistente a los efectos de la aspersión, mientras que en el otro extremo están una
variedad de jurisdicciones municipales que no la conocen debido, de una parte, a la
trashumancia de los cultivos, estrategia dominante de los narcotraficantes para enfrentar
la aspersión y, de la otra, a la dispersión y mimetización de los cultivos entre arbustos de
mayor envergadura que impone dificultades a la aspersión. Reconocida la ineficacia
estructural espacio-temporal del uso del glifosato en la erradicación del arbusto de coca
y, además, siendo el agrotóxico que más sospechas ha acumulado en todo el planeta
sobre sus propiedades carcinogénicas, la cuestión subyacente es ¿por qué se insiste en su
uso?

4) La aspersión aérea con glifosato para la erradicación del arbusto de coca es


estructuralmente ineficaz, y su uso tiene una elevada probabilidad de ocasionar daño a
la salud de la población residente en las zonas rurales de los municipios asperjados.

5) La elevación sustancial del bienestar físico y psíquico de los miembros de cualquier


sociedad, es un fin social de primera jerarquía inmanente al Estado Social de Derecho.
Expuesta a una inagotable variedad de riesgos y aún sin descifrar la causa de muchos
males que la agobian, la vida de las personas se debate entre las aspiraciones a una sana
longevidad y la fragilidad de las instituciones sociales creadas para garantizar el derecho
fundamental al medio ambiente sano y a la salud. El daño a la salud es el par dialéctico de
tal derecho que, por causa de su incesante violación, es materia de arduas y perennes
preocupaciones de tratadistas de la responsabilidad civil, lo que se ha traducido en una
prolífica producción intelectual consignada en una gruesa bibliografía prácticamente
inabarcable (Cortés, 2009: 19).
6) La incertidumbre científica es el contexto dominante, siendo empleada
estratégicamente por los agentes potencialmente culpables del daño a la salud y al
medio ambiente, a fin de dilatar las decisiones regulatorias. La cuestión de fondo es ¿por
qué los campesinos asperjados deben padecer de linfoma no-Hodgkin si no deben
padecerlo? El riesgo es plenamente reductible por cuanto existen segundas alternativas
más eficaces que la aspersión aérea con glifosato, cuyas externalidades son socialmente
más deseables.

7) En la décima versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la


Organización Mundial de la Salud, vigente durante el período 1990-2022, se identifican
450 neoplasmas malignos y 451 neoplasmas benignos, de comportamiento incierto y
carcinomas in situ. Dentro de los tumores malignos del tejido linfático, de los órganos
hematopoyéticos y de tejidos afines, se clasifican 15 tipos de linfoma no-Hodgkin –ver
tabla 1– susceptibles de presentarse por igual en todos los sexos y entre personas de al
menos un año de edad. García et. al. (2011: 39-47) dirigieron su investigación a demostrar
la necesidad de mejorar esta clasificación a fin de cualificar “el diagnóstico, pronóstico y
tratamiento”, en vista de que es la neoplasia cuyas clasificaciones han producido más
debates y confusiones en el campo de la salud.

Tabla 1. Tipos de linfoma no-Hodgkin según la Clasificación Internacional de


Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud, versión 1032

Código Descripción
C820 Linfoma no-Hodgkin de células pequeñas hendidas, folicular
C821 Linfoma no-Hodgkin mixto, de pequeñas células hendidas y de
grandes células, folicular
C822 Linfoma no-Hodgkin de células grandes, folicular
C827 Otros tipos especificados de linfoma no-Hodgkin folicular
C829 Linfoma no-Hodgkin folicular, sin otra especificación
C830 Linfoma no-Hodgkin de células pequeñas (difuso)
C831 Linfoma no-Hodgkin de células pequeñas hendidas (difuso)
C832 Linfoma no-Hodgkin mixto, de células pequeñas y grandes
(difuso)
C833 Linfoma no-Hodgkin de células grandes (difuso)
C834 Linfoma no-Hodgkin inmunoblástico (difuso)
C835 Linfoma no-Hodgkin linfoblástico (difuso)
C836 Linfoma no-Hodgkin indiferenciado (difuso)
C837 Tumor de Burkitt
C838 Otros tipos especificados de linfoma no-Hodgkin difuso
C839 Linfoma no-Hodgkin difuso, sin otra especificación

Se sabe que el linfoma no obedece a la negligencia de la persona con el cuidado de su


salud, y que tampoco es una pena impuesta por alguna divinidad o que sea un mal
congénito. ¿Existen vínculos inexplorados que expliquen el avance perenne de los
neoplasmas? Está cuestión, así planteada, lleva implícita una respuesta afirmativa, pues

32

Fuente: Extractada de
https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=9178:2013 - actualizaciones-
cie-10&Itemid=40350&lang=es
concibe la existencia de un universo inobservado por los científicos que, al ser allanado,
posibilitará el conocimiento más certero de los determinantes de la carcinogenicidad.

8) La potencial carcinogenicidad del glifosato ha polarizado a los científicos en todo


el planeta, cuyas discusiones tienen como telón de fondo las disputas acerca de quienes
gozan de la mejor racionalidad científica en el universo conocido, ocultándose detrás de
esta actitud un evidente desdén por la investigación contrafactual. Esto se advierte
en el apartado ¿El Glifosato causa cáncer? del informe de EFSA (2017) que se ocupa de
rechazar la asociación positiva de la carcinogenicidad del glifosato con el linfoma no-
Hodgkin que prescribe el informe de los 17 científicos de IARC-WHO (2015: 398-399) al
concluir que “en general, los datos mecanísticos proporcionan una fuerte evidencia de
genotoxicidad y estrés oxidativo. Hay evidencia de que estos efectos pueden operar en
humanos”; y a reglón seguido afirma que “hay pruebas limitadas en humanos de la
carcinogenicidad del glifosato. Se ha observado una asociación positiva para el linfoma
no-Hodgkin…Un estudio en varias comunidades en individuos expuestos a
formulaciones basadas en glifosato también encontró daño cromosómico en las células
sanguíneas; en este estudio, los marcadores de daño cromosómico (formación de
micronúcleos) fueron significativamente mayores después de la exposición que antes
de la exposición en los mismos individuos”.

9) Monsanto-Bayern, el productor del herbicida que en 2014 alcanzó las 825.000


ton/año que se distribuyeron a 160 países (Landrigan y Belpoggi, 2018: 1), aporta al
inicio de su página web once comentarios científicos y regulatorios de todas las
latitudes del planeta acerca de la seguridad del glifosato y sugiere la existencia de más
de 800 estudios que la demuestran (ver
http://www.monsantoglobal.com/global/ar/productos/Pages/es- seguro-el-
glifosato.aspx). Especial atención se otorga al comentario de EFSA, según el cual “es
poco probable que el glifosato presente un peligro cancerígeno para los seres humanos
y la evidencia no apoya la clasificación con respecto a su potencial carcinogénico”.

10) 94 científicos se dedicaron a estudiar las diferencias de ambas evaluaciones


(Portier et. al., 2016) encontrado deficiencias interpretativas en los informes de EFSA,
además de una bibliografía insuficiente y la ausencia de una actitud crítica ante
evidentes conflictos de interés, para finalmente establecer que de dicho examen si es
posible concluir acerca de la relación positiva que aduce IARC-WHO. Esas diferencias
acarrean diversas consecuencias, siendo la más notoria la incertidumbre regulatoria
latente en los países que emplean el glifosato. La Iniciativa Ciudadana Europea (2017)
consiguió que, a partir de la sentencia del Parlamento Europeo, sólo sean aceptados los
estudios requeridos y sufragados por las autoridades regulatorias a organismos
independientes de reconocida idoneidad. Un ejemplo de estos últimos es el estudio
piloto del Instituto Ramazzini de Bologna, Italia, que con autorización ministerial y en
asocio con otros institutos de ese país y del exterior, realizó pruebas in vivo a partir de
la dosis segura o de referencia crónica establecida por la EPA en 1,75 mg/kg de peso
corporal/día, encontrando evidencias de que el glifosato tiene potencial para inducir la
mutación de parámetros biológicos asociados al desarrollo sexual, la
genotoxicidad y la flora bacteriana intestinal (Landrigan y Belpoggi, 2018: 3-4). En el
estudio in vitro realizado por Santovito et. al. (2018) en el que se expusieron linfocitos
humanos a cinco concentraciones de glifosato, se encontró que para el umbral de
genotoxicidad de 0.500 μg/mL (o 0.5 partes por millón) se incrementan
sustancialmente los puentes nucleoplasmáticos, y para todos los superiores a 0.025
μg/mL aumentan las frecuencias de aberración cromosómica y micronúcleos; es decir, a
esos umbrales hay evidencia de desarrollo tumoral. Por su parte, Douwes et. al. (2018:
82) concluyeron que el proceso adelantado por la Autoridad de Protección Ambiental
de Nueva Zelanda para evaluar la carcinogenicidad del glifosato fue defectuoso, en
buena medida por basarse “en el informe de la Autoridad Europea de Seguridad
Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), que tiene una marcada falla, y al igual que el
informe de la NZEPA, depende en gran medida de las revisiones financiadas por la
industria y manipuladas por la industria”.

11) Según la Dirección Nacional de Estupefacientes (citada por Groot y Ortíz, 2005:
33), se requieren 10,4 lt/ha (ó 4,992 kg/ha) de glifosato por aspersión aérea para
erradicar una hectárea con arbusto de coca. A diferencia de otros cultivos en donde se
emplea el herbicida como en los cultivos de caña de azúcar, la dosificación oscila entre
1,0 y 2,0 kg/ha según Terralia, y en su aplicación no hay “efecto deriva” como sí lo hay
en la aspersión aérea, que es la dispersión del agrotóxico sobre áreas próximas a los
cultivos del arbusto de coca por efecto del viento (Groot y Ortíz, 2005:33). Las altas
concentraciones y el “efecto deriva”, además de tener una potencialidad reconocida
para alterar el ADN, también lo tiene para involucrar a población inerme que no cuenta
con los recursos para gestionar el riesgo, como si los provee un hacendado a los
fumigadores terrestres de sus cañadulzales.

12) Da Costa et. al. (2017: 58), luego del estudio de 16 resultados de investigación
seleccionados de un grupo de 46 por cumplir con reglas de exhaustividad científica
predeterminadas, aportan dos reflexiones de utilidad para dirimir las controversias
acerca de los vínculos causales entre el uso de agrotóxicos y el riesgo de desarrollo del
linfoma no-Hodgkin en humanos: la primera es la dificultad de identificación de agentes
activos en las muestras clínicas originado en el corto tiempo de observación, y la
segunda es que las fuentes orales de los estudios no guardan registros de las mezclas
empleados cuando se expusieron a los agrotóxicos. Finalmente, y en vista de la
extrema vulnerabilidad de la población brasileña a las enfermedades causadas por los
agrotóxicos, reclaman regulaciones más restrictivas a su empleo que las que están
vigentes en la actualidad.

13) la sala plena de la Corte Constitucional se abordó el cumplimiento de la sentencia


T236 de 2017, por medio de la cual, la Corte le ordenó al Consejo Nacional de
Estupefacientes (CNE) no reanudar el Programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos
Mediante Aspersión Aérea con el herbicida Glifosato (PECIG), dado que se desconocían
los riesgos que este podría acarrear en la salud pública y en los ecosistemas de nuestro
país.

14) Esta sustancia no ha sido ajena de controversia. Antes de la decisión de la Corte


en el 2017, el propio CNE suspendió el PECIG debido a que el Ministerio de Salud, en ese
entonces presidido por Alejandro Gaviria, había recomendado hacerlo debido a que la
IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) había reclasificado la
sustancia como probablemente cancerígena para seres humanos.

Es necesario acotar que tanto el acto administrativo del CNE como la sentencia de la Corte
no tienen efectos en la comercialización del producto para su uso agrícola. La diferencia
radica en que cuando el glifosato es usado en la agricultura sus efectos son asumidos y
controlados por el usuario. En cambio, cuando se utiliza en la erradicación forzosa, estos
efectos son impuestos, dado que se trata de avionetas que vuelan entre 50 y 120 metros
del suelo; la cantidad aplicada es 23,65 litros por hectárea, 5 veces más del promedio de la
sugerida en la etiqueta del producto para uso agrícola y la deriva que provoca el viento
hace que la sustancia no solo afecte la coca, sino los cultivos de pancoger de las personas
que viven estas zonas, independientemente si tienen cultivos ilícitos o no, las fuentes
hídricas y los bosques nativos.

15) Teniendo en cuenta estos factores, la Corte condicionó la reanudación del


programa a la realización de una serie de estudios, objetivos e imparciales (las
instituciones encargadas de la erradicación no podrían hacer parte en la elaboración de los
mismos) en los que se deberían observar los riesgos del glifosato y establecer una serie de
herramientas para mitigarlo, en caso de que la sociedad colombiana decida asumir dicho
riesgo. Al sol de hoy, no se conoce la existencia de dichos estudios, pero en múltiples
escenarios, tanto nacionales como internacionales, el gobierno no ha descartado la
reactivación del PECIG, tanto así que después de la intervención de la fuerza pública en el
territorio, es la segunda estrategia contemplada en la Ruta Futuro -el documento de
política pública mediante el cual el gobierno Duque pretende abordar el problema de las
drogas en Colombia- para reducir el número de hectáreas de cultivos ilícitos.

16) Por otro lado, el jefe de Estado, en varias ocasiones, ha llamado al pueblo
colombiano a mantenerse unido. Sin embargo, la eventual reactivación del PECIG
contraría este llamado, dado que las condiciones de vulnerabilidad de los municipios
donde hay presencia de cultivos ilícitos -según el Tercer Censo Nacional Agropecuario el
35% de las familias que habitan en zonas de cultivos de coca viven en pobreza extrema- no
son idóneas para volver a implementar estrategias militaristas de erradicación. El tejido
social existente necesita intervenciones que bajo ningún supuesto pongan en riesgo la su
subsistencia de las personas y que fomenten el goce pleno de los derechos sociales,
económicos y culturales (salud, educación, vivienda). Entonces, resulta necesario pensar
en formas de reducir los cultivos ilícitos, más fraternales y eficaces, que no sean motores
de distanciamiento entre la institucionalidad y los habitantes de los municipios en donde
hay presencia de estos cultivos.

17) Algunas de estas pueden ser los programas de desarrollo alternativo y desarrollo
territorial, mediante los cuales se priorice la sustitución de cultivos ilícitos acompañada de
inversiones en servicios públicos; el fortalecimiento de la justicia, la titulación de tierras,
el mejoramiento y la expansión de la red vial y la infraestructura, los programas de
impulso a la producción y comercialización agropecuaria, el aumento en la inversión en
programas sociales, el fortalecimiento de la seguridad y convivencia ciudadana, el
robustecimiento de la transparencia y la rendición de cuentas y la ampliación de las
capacidades de la Procuraduría regional, la Contraloría y los gobiernos locales.

18) según la UNODC el porcentaje del cumplimiento del programa de erradicación


voluntaria derivado del acuerdo de paz, en el que se suscribieron miles de campesinos que
depositaron ciegamente su confianza en el Estado y que no pasa de los dos años de
implementación, es del 94% con más de 34.000 hectáreas erradicadas y con una tasa de
resiembra del 0,6%; vale la pena preguntarse ¿Por qué pensar en utilizar políticas públicas
que fomentan la división?
19) El gobierno no ha cumplido las órdenes impuestas por la Corte Constitucional. No
se ha presentado, ni mucho menos socializado, el proceso decisorio siguiendo los
requisitos de objetividad, imparcialidad y participación en el que se deben evaluar los
riesgos planteados por la aspersión aérea sobre la salud humana y sobre el medio
ambiente exigido por la Corte.

20) Recalcamos que todas las circunstancias que motivaron la aplicación del principio
de precaución en el 2017 persisten. Incluso, hay nuevas evidencias, provenientes de la
academia y de autoridades internacionales en materia de salud, que reiteran los daños
que el producto puede llegar a causar en la salud humana y en el medioambiente. Con
respecto a la existencia de un riesgo plausible que pueda generar daños, se sostiene que
hay nuevas investigaciones que vinculan al glifosato con afectaciones oculares,
dermatológicas, cancerígenas y abortivas33.

21) En el mismo sentido, considero que el daño es inaceptable por cinco razones: 1.)
por que recae sobre la salud humana; 2.) afecta a comunidades de especial protección
constitucional, tales como pueblos indígenas, afrodescendientes, campesinos, zonas de
frontera y niños; 3.) los municipios con cultivos ilícitos tienen acceso limitado a servicios
de salud, por lo que resulta aún más difícil mitigar el daño en estos lugares; 4.) es una
forma indiscriminada de aplicación de la sustancia, lo que implica que la población
afectada no está en capacidad de tomar las precauciones del caso y 5.) La sustancia puede
llegar a afectar ecosistemas de especial importancia.

22) El    Departamento    del  Putumayo  se encuentra  situado  en  una zona fronteriza 
que limita con los países de Ecuador y Perú, además de encontrarse en la región amazónica.
Dentro  de  los  límites    del  Departamento del Putumayo  se encuentra  la Reserva 
Forestal Protectora de  la  cuenca alta del  rio Mocoa constituida  mediante la Resolución 
Ejecutiva 0224 del 21 de noviembre de 1984 la    cual    cubre  un  área  aproximada  de 
34.600      hectáreas;    dicha  área  que corresponde    a    bosques    amazónicos    se   
caracteriza    por    ser  un    ecosistema amazónico       cuyas      particularidades      según   
diversos      estudios      nacionales      e internacionales,    le catalogan como reserva natural de
importancia no solo  nacional si no global.  A su protección,    y a la preservación de las
fuentes  hídricas,  la  flora Y  la fauna.  Es a lo que le apuntan los artículos 8 y 80 de la
Constitución Política  de 1991 pues la región  amazónica como es plenamente  conocido por
todos.  Es el pulmón del mundo.

23) Ahora bien,  El  Departamento del Putumayo es el quinto  departamento de Colombia
con  mayores  indicies    de deforestación,  el  desarrollo de proyectos  de  explotación
minera  han  contribuido    al  aumento    de  la  vulnerabilidad      de  unas  condiciones
33
Tales como: ANDREOTTI, Gabriella KOUTROS, Stella Jonathan N. HOFMANN, Dale P.
SANDLER, Jay H. LUBIN, Charles F. LYNCH, Catherine C. LERRO, Anneclaire J. DE
ROOS, Christine G. PARKS, Michael C. ALAVANJA, Debra T. SILVERMAN, Laura E.
Beane FREEMAN. Glyphosate Use and Cancer Incidence in the Agricultural Health
Study. Oxford University press, 2018. Disponible
en: https://www.baumhedlundlaw.com/pdf/monsanto-documents/johnson-trial/PTX-0669-
Gly-Use-Cancer-Incidence-AHS.pdf ZHANG, Luoping, et al. Exposure to Glyphosate-
Based Herbicides and Risk for Non-Hodgkin Lymphoma: A Meta-Analysis and
Supporting Evidence. Mutation Research (18). 2019. MEJÍA, Daniel y CAMACHO,
Adriana. The health consequences of aerial spraying illicit crops: The case of
Colombia.Journal of Health Economics 54. 2017. Pp. 147-160.
geológicas  que han desembocado en tragedia,  como la ocurrida el día 31  de marzo de 2017
y la  madrugada del 1    de abril del mismo año en la ciudad de Mocoa,  que si bien  es 
cierto,    también    se  lo  atribuye a  la  falta  de  previsión  del  riesgo,    a  la planificación 
y  ordenamiento territorial      la deficiente  protección  ambiental  de  los afluentes hídricos 
y los bosques amazónicos,  y la deforestación y erosión de la tierra causadas a raíz de las
actividades      humanas.

24) Los  preceptos    constitucionales establecidos  en  los  artículos  8  y  80  que
propenden por  la  protección  de  los  ecosistemas  fronterizos    las  reservas forestales,
afluentes hídricos, flora y fauna de la región amazónica.

25) En el año 200834 cuando el gobierno nacional realizo fumigaciones aéreas con
glifosato, afecto gravemente la salud y medio ambiente de la zona fronteriza con ecuador
lo que le costó al país el pago como indemnización de 15 millones de dólares, razón que
nos lleva a concluir que al pagarse semejante costosa indemnización el gobierno
colombiano reconoce y es consiente del daño que genera a la salud humana y ecosistemas
el uso del glifosato. ¿Por qué entonces insistir en su uso, acaso solo es dañado del otro
lado de la frontera? Y en territorio colombiano NO?

26) El ministro de defensa y el señor presidente de la república, han manifestado


públicamente que a partir del mes de Julio del presente año, se reanuda las aspersiones
aéreas con glifosato, sin tener en cuenta los condicionamientos de la corte constitucional
y los conceptos emitidos por el ministerio de salud de Colombia así mismo el emitido por
la IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer)

27) Por ultimo tenemos La Sentencia STC4360 de Abril de 2018 Que es ciertamente una
enseñanza a nivel jurídico, a nivel del medio ambiente, de su deterioro, de su defensa, de
las relaciones hombre naturaleza, que desde luego es valioso su conocimiento a través de
la lectura y análisis de la misma, reseñada así: STC4360-2018.

Dicha Sala resuelve “otorgar la salvaguarda impetrada” por los accionantes, ordenando a


los entes accionados las pertinentes actuaciones que detalla en tiempo, modo, lugar y
entidades del orden nacional y municipios de la Amazonía colombiana, para su ejecución.
Entre estas:

La Formulación de un plan de acción de corto, mediano y largo plazo, que contrarreste la


tasa de deforestación en la Amazonía, en donde se haga frente a los efectos del cambio
climático; la construcción de un “Pacto Intergeneracional por la Vida del Amazonas
Colombiano -PIVAC”, en donde se adopten medidas encaminadas a reducir a cero la
deforestación y las emisiones de gases efecto invernadero; actualizar e implementar los
Planes de Ordenamiento Territorial en los municipios de la Amazonía colombiana, en lo
pertinente, deberán contener un plan de acción de reducción cero de la deforestación en
su territorio; realizar un plan de acción que contrarreste mediante medidas policivas,
judiciales o administrativas, los problemas de deforestación informados por el IDEAM. Sin
embargo el gobierno nacional no ha cumplido.

Resulta entonces contraproducente que pese a los esfuerzos legales de la población civil
para proteger su territorio el gobierno nacional insista en generar daños a la salud y medio
ambiente a través de las aspersiones aéreas con glifosato.
34
https://www.semana.com/nacion/articulo/colombia-fumigaciones-ecuador-15-millones/357509-3
4. COMPETENCIA.

Señala el Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo


en su artículo 152, que los Tribunales Administrativos conocerán en primera instancia de
los procesos relativos a la protección de derechos e intereses colectivos, reparación de
daños causados a un grupo y de cumplimiento, contra las autoridades del orden
nacional o las personas privadas que dentro de ese mismo ámbito desempeñen
funciones administrativas.

En este orden de ideas, si la controversia a dirimir se trata del amparo de los derechos
colectivos al medio ambiente sano y la salubridad pública en conexidad con el
derecho a la vida entre otros, en contra de unas entidades, todas ellas del orden
Nacional, la competencia tal y como lo indica el artículo 152 numeral 16 del C.P.A.C.A,
recae para este caso sobre el Tribunal Administrativo de Nariño, teniendo en cuenta
que en el departamento del Putumayo, lugar de mi residencia no existe tribunal de lo
contencioso Administrativo.

5. AGOTAMIENTO DEL REQUISITO DE PROCEDIBILIDAD.

De conformidad a lo estipulado en el artículo 161 del Código Procedimiento


Administrativo y da lo Contencioso Administrativo, numeral 4, y el artículo 144 de la
misma ley, el 18 de septiembre de 2018, se envió peticiones por correo
electrónico. A presidencia de la república, ministerio de justicia y derecho,
Dirección de Policía Antinarcóticos y Directora de Política contra las Drogas y
Escritos para agotar el requisito de procedibilidad en aras de que dichas entidades
adoptaran las medidas necesarias de protección de los derechos colectivos al medio
ambiente sano y la salubridad pública en conexidad con el derecho a la vida y
protección de la amazonia colombiana.

Ahora bien tratándose ante una situación eminente de la vulneración de derechos


colectivos, como es el caso que nos ocupa el ordenamiento normativo ha sostenido en el
art 144 de la ley 1437:

(…)Excepcionalmente, se podrá prescindir de este requisito, cuando exista


inminente peligro de ocurrir un perjuicio irremediable en contra de los derechos e
intereses colectivos, situación que deberá sustentarse en la demanda.(…

En el caso que nos ocupa, de considerar el honorable Tribunal Administrativo de Nariño


que la petición de fecha 18 de septiembre de 2018, no cumple con el requisito de
procedibilidad establecido en la ley 1437 de 2011, amparado en el principio de
interpretación del derecho sustancial y en el entendido que ante el emite riesgo, que se ve
abocada la población del departamento del putumayo por los anuncios del gobierno
nacional de que en el mes de julio reanuda las aspersiones aéreas con glifosato
desconociendo los condicionamientos que ha estblecido la Corte35
35
CONSEJO DE ESTADO SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO SECCION PRIMERA
Consejera Ponente: MARIA CLAUDIA ROJAS LASSO Bogotá, D.C., veinte (20) de noviembre de dos mil
catorce (2014) Radicación numero: 88001-23-33-000-2013-00025-02(AP) Actor: JORGE IVAN PIEDRAHITA
MONTOYA Demandado: NACION-PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA Y OTRO

conforme lo ha precisado la propia jurisprudencia, es que el juez administrativo deba interpretar las
demandas que no ofrezcan la claridad suficiente para poner en marcha el proceso, lo cual es consecuente
6. DERECHOS E INTERESES COLECTIVOS VULNERADOS

MEDIO AMBIENTE SANO

Los diversos informes presentados por defensoría del pueblo, Ministerios de salud y el
Instituto nacional de salud, dan cuenta de las graves afectaciones al medio ambiente de
los comunidades que se encuentran en las zonas donde son asperjadas con glifosato.

En el caso objeto de estudio se anexa la resolución de la defensoría del pueblo que da


cuentas de los daños causados en el departamento del putumayo como consecuencia del
uso del glifosato.

SALUBRIDAD PÚBLICA EN CONEXIDAD CON LA EL DERECHO A LA VIDA.

Los resientes estudios científicos advierten sobre los problemas a la salud por el uso del
glifosato, con relación a la problemática la defensoría del pueblo relato que en putumayo
encontró problemas dermatológicos, diarreicos, malformaciones en los fetos que podría
ser consecuencia de la exposición de las aspersiones con glifosato.

Asi las cosas la vida y condiciones de salud de los putumayenses podría verse expuesta de
pretender reanudar las fumigaciones.

MORALIDAD PÚBLICA

La moralidad pública (i) es un elemento adicional en la constitucionalización de los


derechos de los ciudadanos (iii) está compuesta por los principios que se encuentran en
relación de conexidad necesaria con la idea de Estado social y democrático de derecho,
cuales son, entre otros: dignidad humana, la búsqueda de la paz, el pluralismo y la
tolerancia. En ese orden de ideas, frente a la vaguedad conceptual e indeterminación de
fuentes normativas de reglas y principios en el ámbito de la moral pública frente al
evidente anuncio del gobierno nacional de reiniciar las aspersiones aéreas con glifosato, la
incertidumbre de la población putumayense acrecienta teniendo en cuenta que al no
cumplirse con los condicionamientos establecidos por la Honorable Corte Constitucional
los daños serán incalculables aun cuando es deber del estado proteger a la población.

Aun cuando se debe considerar que el departamento del putumayo por contar con
población indígena es territorio sujeto de protección especial

Por otro lado el estado colombiano no adoptado acciones que permitan inferir que el
daño a la salud humana y los ecosistemas no se afectaran.

con el deber de administrar justicia consagrado en la Constitución y con el principio de prevalencia del
derecho sustancial sobre lo meramente adjetivo, como también es correlativo al derecho de los particulares
de acceder a la administración de justicia…

para la Sala, también es comprensible en virtud del derecho sustancial como principio fundamental de la
función jurisdiccional. En razón a lo anterior, la Sala observa que aunque la demanda presenta una
deficiencia en el cumplimiento de las cargas procesales y probatorias frente al requisito de procedibilidad
consagrado en el artículo 144 del Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso
Administrativo, no se advierte lo mismo acerca de la excepción que trae la norma citada, relativa a prescindir
de este requisito, cuando exista inminente peligro de ocurrir un perjuicio irremediable en contra de los
derechos e intereses colectivos, que en el caso concreto no fue narrado de manera clara, pero que, como ya
se dijo en observancia al principio de la prevalencia del derecho sustancial sobre lo formal y por la
importancia del tema que se expone, se ordenará admitir la demanda, independientemente de si prospera o
no
EQUILIBRIO ECOLÓGICO.

La humanidad ha intervenido el medio ambiente con sus actividades que alteran y


transforman los recursos naturales, los ecosistemas, los hábitats, las áreas verdes, el agua,
el aire, el suelo, la flora y la fauna. El hombre con su desarrollo económico, industrial,
científico y tecnológico; está impactando el entorno natural dando origen a cantidades de
problemas ambientales globales como la contaminación ambiental, el cambio climático y
el calentamiento global que producen desequilibrios ecológicos que afectan la calidad de
vida de las sociedades y del planeta tierra.

Por esta razón, toda la humanidad está llamada a detener la problemática ambiental y
buscar alternativas que permitan lograr un equilibrio entre el hombre y la naturaleza para
un desarrollo sostenible que permita satisfacer las necesidades presentes sin
comprometer los recursos de las futuras generaciones.

El equilibrio ecológico es la estabilidad y relación armónica entre el hombre y los seres


vivos con su medio ambiente. Es decir, es lograr que el hombre conviva en paz con todos
los elementos del medio ambiente tanto para la supervivencia humana como la de la
diversidad de especies que habitan en la tierra. Es el equilibrio de toda la humanidad con
los recursos naturales y es mantener la cadena alimenticia de las especies para una
estabilidad ecológica.

El equilibrio ecológico es la relación entre el subsistema humano, natural y construido,


donde el hombre desarrolle sus actividades y proyectos de forma sostenible con los
recursos del medio ambiente. Es reducir y minimizar los impactos ambientales que
modifican los entornos y producen desequilibrios en el planeta como los fenómenos
naturales que repercuten en la calidad del ambiente.

Sin duda alguna, se debe conseguir ahora mismo el equilibrio ecológico por medio de
medidas y acciones sostenibles con el medio ambiente, donde la humanidad fomente y
promueva principalmente el cuidado de su entorno.

En el caso del departamento del putumayo, además de haber sido objeto de las
fumigaciones con glifosato, desarrollo de actividades mineras y explotación petrolera que
sin duda alguna afectan los ecosistemas así como la flora y fauna. Las consecuencias de la
confrontación armada que vivo el país dejo un sinnúmero de afectaciones al ecosistema
por los derrames de crudos que sin control alguno se vierten sobre las fuentes hídricas de
las cuales surten agua para consumo humano y animal.

PROTECCIÓN DE ZONAS DE CONSERVACIÓN.

Así las cosas, el deber de prevenir y restaurar los ecosistemas intervenidos por el hombre,
trae consigo la obligación de identificar cuáles son los lugares más estratégicos por sus
características ecológicas y naturales, para así propender por su correcto tratamiento
hasta llegar o aproximarse a un punto de impacto ambiental cero, tal y como la Corte lo
manifestó en los siguientes términos:

“No es cierto que los límites tolerados no produzcan efectos nocivos para con la
naturaleza y el entorno ecológico. Ha de notarse que el concepto de contaminación
ambiental no parte de que se lesione o dañe el medio ambiente, sino que tenga la
potencialidad de interferir en los recursos naturales o el bienestar de los seres humanos.
Es indispensable que la humanidad avance en la implantación de nuevos objetivos que
impliquen el establecimiento de regulaciones y políticas públicas serias, oportunas y
rigurosas que hagan posible respecto de cualquier actividad humana, aproximarnos al
concepto de impacto ambiental cero”.

Por ultimo tenemos La Sentencia STC4360 de Abril de 2018 Que es ciertamente una
enseñanza a nivel jurídico, a nivel del medio ambiente, de su deterioro, de su defensa, de
las relaciones hombre naturaleza, que desde luego es valioso su conocimiento a través de
la lectura y análisis de la misma, reseñada así: STC4360-2018.

Dicha Sala resuelve “otorgar la salvaguarda impetrada” por los accionantes, ordenando a


los entes accionados las pertinentes actuaciones que detalla en tiempo, modo, lugar y
entidades del orden nacional y municipios de la Amazonía colombiana, para su ejecución.
Entre estas:

La Formulación de un plan de acción de corto, mediano y largo plazo, que contrarreste la


tasa de deforestación en la Amazonía, en donde se haga frente a los efectos del cambio
climático; la construcción de un “Pacto Intergeneracional por la Vida del Amazonas
Colombiano -PIVAC”, en donde se adopten medidas encaminadas a reducir a cero la
deforestación y las emisiones de gases efecto invernadero; actualizar e implementar los
Planes de Ordenamiento Territorial en los municipios de la Amazonía colombiana, en lo
pertinente, deberán contener un plan de acción de reducción cero de la deforestación en
su territorio; realizar un plan de acción que contrarreste mediante medidas policivas,
judiciales o administrativas, los problemas de deforestación informados por el IDEAM.

PROTECCIONES DE ESPECIES ANIMALES Y VEGETALES

Según la Corporación Autónoma Regional para la amazonia (Corpoamazonía), en esta


región hay más de 750 especies36 de aves, 210 de mamíferos y 154 de mariposas. Ranas,
abejas,  Se encuentran además varias especies amenazadas como la danta, varias especies
de monos, el jaguar y el icónico oso de anteojos. También hay 384 especies de plantas,
entre ellas el cedro, el cedrillo y la palma de chonta. 

Con esta iniciativa lo que se busca es proteger las especies animales autóctonas de la
amazonia colombiana ya que al asperjarse con glifosato los árboles que sirven de hábitat
de las aves, o los alimentos de mamíferos y demás especies desaparece poniendo en
riesgo la existencia de estas especies, así mismos e contaminaran los ríos y quebradas de
donde beben el agua animales.

PROTECCIÓN DE ECOSISTEMAS DE ZONAS FRONTERIZAS

Es cierto que en determinadas zonas  como  la  amazonia    colombiana    de la    cual  hace 
parte    el Departamento del Putumayo y el Municipio    de Mocoa,  su impacto  ambiental  y
social tiende a ser negativo.

36
https://ipt.biodiversidad.co/sib/ryesource?r=avescorpoamazonia
1)  La particular  condición del    departamento del Putumayo, de    estar  en  una región y 
ecosistema amazónico  en zona fronteriza.

2) El  hecho  de  que  dentro  de  los   perímetros  del  departamento del Putumayo se 
encuentre  la Reserva  Forestal  Protectora  de  la cuenca  alta del  rio  Mocoa,   los ríos
Putumayo, Acaé, Alguacil, Blanco, Caimán, Caquetá, Caucayá, Chalguayaco, Churuyaco,
Cohembí, Concepción, Conejo, Cristales, Curilla, Dorada, El Caldero, Guamués, Guineo,
Juanambú, Laguicía, Mandur, Mecaya, Mocoa, Mulato, Orito, Pepino, Picudo Chico, Piñuña
Blanco, Remolino, Rumiyaco, Sabilla, San José, San Juan, San Miguel, Sencella, Ticuanayoy,
Uchupayaco, Vides, Yarumo y Yurilla, además de numerosas quebradas como la Concepción y
fuentes de menor caudal. Mismos que proveen de fuentes hídricas  para la región.

3)  El hecho de que existen dentro de su territorio diversas comunidades étnicas asociadas en
76 resguardos indígenas que cuentan con la especial protección del Estado.

4) La  condición    especial  que  adquiere  el  departamento del Putumayo,    luego  del fallo
de la Corte Suprema de Justicia STC4360-2018, que reconoce a la amazonia colombiana
de la cual hace parte el departamento del Putumayo, territorio sujeto de derechos y
ordena acciones para su protección de sus afluentes hídricos  y bosques amazónicos.

5) Los  preceptos    constitucionales establecidos  en  los  artículos  8, 79  y  80  que
propenden por  la  protección  de  los  ecosistemas  fronterizos    las  reservas forestales,
afluentes hídricos, flora y fauna de la región amazónica, deben llevar a este despacho    a 
entender  que con la solicitud de la medida cautelar se pretende  preservar el interés general
sobre el particular de  sus  habitantes      cuyo  territorio  y  ecosistema  amazónico  ha  sido
gravemente afectados por las aspersiones aéreas con glifosato, deforestación y desastres
naturales producto del conflicto armado.

PREVENCIÓN DE DESASTRES ECOLÓGICOS

La utilización indiscriminada del glifosato en zonas de importancia estratégica como


resulta ser el departamento del putumayo, puede desencadenar en un desastre natural
que la única forma de prevenirse el daño es la adopción de la medida cautelar hasta tanto
el gobierno no tenga certeza científica que el uso del glifosato no genera daño a los
ecosistemas. Y salud humana.

7. GENERALIDADES DEL DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO.

El  Departamento del Putumayo  goza de una riqueza  hídrica  evidente. La red hidrográfica
del Putumayo, se conforma por los ríos Putumayo, Acaé, Alguacil, Blanco, Caimán, Caquetá,
Caucayá, Chalguayaco, Churuyaco, Cohembí, Concepción, Conejo, Cristales, Curilla, Dorada, El
Caldero, Guamués, Guineo, Juanambú, Laguicía, Mandur, Mecaya, Mocoa, Mulato, Orito,
Pepino, Picudo Chico, Piñuña Blanco, Remolino, Rumiyaco, Sabilla, San José, San Juan, San
Miguel, Sencella, Ticuanayoy, Uchupayaco, Vides, Yarumo y Yurilla, además de numerosas
quebradas como la Concepción y fuentes de menor caudal.

El río más importante del territorio por su navegabilidad es el río Putumayo es navegable
en alrededor de 1.800 km. desde Puerto Asís hasta su desembocadura en el río Amazonas.
Es navegable durante todo el año desde la población de El Estrecho (Perú), hasta su
desembocadura, para embarcaciones de cuatro pies de calado.

Las velocidades medias del flujo de la corriente varían de 0,5 a 1,5 m/s, dependiendo de la
época del año y del tramo de río considerado. Por ejemplo, la parte alta del río en época
de caudales medios (500 m3/s) alcanza los 1,5 m/s, mientras que en tiempo de estiaje (250
m3/s) solamente llega a los 0,60 m/s. En la parte media y baja del río, con profundidades
que oscilan entre 4 y 9 m, la velocidad varía alrededor de 0,9 m/s, para un caudal de 7.000
m³/s a la altura de la población de Tarapacá (Amzonas).

El río Putumayo tiene una gran variación de niveles en la parte alta de la cuenca, con
diferencias mayores de 2 metros en sólo 48 horas. Sin embargo, los niveles se van
haciendo más estables en las partes media y baja, como lo evidencia el hecho en Tarapacá
la mayor fluctuación en 48 horas sea de 0,5 m.

Por su parte, El río Caquetá, es el segundo rio en importancia fluvial en el territorio, nace
en el Macizo Colombiano, en el Páramo de las Papas, a unos 10 km del nacimiento del río
Magdalena, en el departamento del Huila. En su curso alto, discurre en dirección sur,
atravesando la parte sur del departamento del Cauca y bañando las ciudades de Santa
Rosa y Puerto Limón, próxima a Mocoa, y formando la frontera natural entre Cauca y el
departamento del Putumayo. Gira luego en dirección sureste, internándose en la densa
selva amazónica y siendo también frontera entre Putumayo y el departamento del
Caquetá, en un largo tramo de más de 400 km, en el que atraviesa primero la localidad de
Solita, y en el que cerca de la localidad de Tres Esquinas, recibe el río Orteguaza.
Fuente: Ministerio –Plan vial Departamento del Putumayo
MAPAS: Mapa modificado a partir del Mapa de Hidrografia del Putumayo publicado por La
Sociedad Geográfica de Colombia –Academia de Ciencias Geográficas

6.1. El Departamento del Putumayo, es uno de los treinta y dos departamentos que,
junto con Bogotá, Distrito Capital, componen el territorio de la República de
Colombia. Se localiza en el Sur del país en límites con los países de Ecuador y Perú,
haciendo parte de la región dela Amazonía. Cuenta con una superficie 25.312 Km²,
lo que representa el 2.22 % del territorio nacional.

El Departamento del Putumayo está conformado política y


administrativamente por 13 municipios: Mocoa, ciudad capital, Colón, Orito, Puerto
Asís, Puerto Caicedo, Puerto Guzmán, Puerto Leguízamo, San Francisco, San
Miguel (La Dorada), Santiago, Sibundoy, Valle del Guamuez (La Hormiga) y
Villagarzón; al igual que 9 corregimientos, 26 caseríos, 56 inspecciones de policía y
5 centros poblados. Para el año 2017 registra 52.410 predios urbanos y 52.847
rurales.

Los municipios están agrupados en 8 círculos notariales, con 8 notarías, 2 círculos


registrales correspondientes cada uno de ellos con una oficina principal
distribuidas así: Mocoa y Puerto Asís; y un distrito judicial, el de Mocoa con 3
cabeceras de circuito judicial en Mocoa, Puerto Asís y Sibundoy.

El departamento conforma la circunscripción electoral del Putumayo y según la


Registraduría Nacional del Estado Civil, en el 2016 el número de mesas habilitadas
es de 522 con un potencial electoral de 212.761 votantes.
6.2. POBLACIÓN DEL PUTUMAYO

para el año 2016 según las cifras arrojadas por las proyecciones del Censo de Población y
Vivienda realizado por el Departamento Nacional de Estadística DANE en 2005.
Población total: 349.537 habitantes (172.806 Mujeres y 176.731 Hombres). Representa el
0,72% de la población nacional. (Proyección 2016)

Distribución de la Población: 49,2% Cabecera y 50,8% Otra; a nivel nacional el dato es de


76,6 y 23,4 % respectivamente.

Relación hombres-mujeres: 102,45 (102 hombres por cada 100 mujeres).

Tasa de crecimiento anual: 2,70 % (Proyección promedio periodo del 2015 al 2020)
En la entidad viven 115.999 niños y niñas de 0 a 14 años, que representan el 33,19% de la
población departamental (Proyecciones 2016).
Razón de dependencia por edad: 63.2 (por cada 100 personas en edad productiva -entre 15
y 64 años- hay 63 en edad de dependencia -menores de 15 o mayores de 64 años-).
La densidad de población: 14,05 hab/Km²
6.3. Economía Departamento del Putumayo

La economía del departamento del Putumayo está basada principalmente en la


producción agropecuaria desarrollada principalmente en el piedemonte, y en la
explotación de los recursos petroleros y forestales de su jurisdicción.

El PIB para el año 2013 representa el 0,62% del total nacional. A nivel departamental los
sectores de mayor importancia son explotación de minas y canteras con el 63,76%,
administración pública y defensa; seguridad social de afiliación obligatoria con el 8,14%,
comercio, reparación, restaurantes y hoteles con el 5,48% y agricultura, ganadería, caza,
silvicultura y pesca con el 2,91%.

En relación con el sector pecuario, para el año 2015 el ICA reporta 192.165 cabezas de
ganado bovino; 19.184 porcinos, de los cuales el 100% corresponde a producción en
traspatio. En otras especies pecuarias hay principalmente ganado equino con 10.328
cabezas, caprino con 197 ejemplares, ovino con 4.277 cabezas y bufalino con 473
ejemplares. En el sector avícola existen77.333 aves de engorde.

Por otra parte en la producción acuícola 37, las principales especies que se cultivan son
tilapia roja, trucha y cachama, reportando una producción total de 1.022.970 kg.

En la actividad minera se explotó metales preciosos, obteniéndose $914.882 pesos en


regalías.

En el sector industrial, de los 244 establecimientos reportados en el año 2007, se destacan


81 en los que se elaboran productos alimenticios, 62 en donde se fabrican prendas de
vestir, 23 en donde se manufacturan muebles, 4 en donde curten y adoban cueros y 31 en
los que se elaboran productos de madera.

7. PRETENSIÓN.

Que con fundamento en la incidencia definitiva e irremediable que podría generar las
aspersiones aéreas con glifosato, respecto de los derechos colectivos de la
SALUBRIDAD PÚBLICA, y el MEDIO AMBIENTE SANO EN CONEXIDAD CON EL DERECHO
A LA VIDA, se solicita:

Que se prohíba de manera absoluta al gobierno nacional reanudar las aspersiones


aéreas con glifosato en el departamento del Putumayo, en aplicación del principio de
precaución, y en concordancia con el concepto emitido en abril 24 de 2015 por el Ministerio de
Salud y Protección Social “ante la reciente clasificación del glifosato en la categoría 2A de la
IARC” y sentencias STC4360-2018, T-236 de abril del 2017, T-080 de 2017. Y sentencias
STC4360-2018 que reconoce a la amazonia colombiana de la cual hace parte el
departamento del Putumayo, territorio sujeto de derechos y ordena acciones para su
protección.

8. FUNDAMENTO DE DERECHO

EL PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN

Los fines de la regulación se establecen en concordancia con los propósitos sociales en


los que opera, siendo la prevalencia del interés general sobre el particular el principio
común que los orienta en cualquier área o mercado imperfecto. Los miembros de las
agencias reguladoras enfrentan una variedad de problemas para alcanzar con eficacia los
fines perseguidos, siendo los más comunes la existencia de información privilegiada de
los regulados amparado por los marcos legales, el interés de estos últimos por operar en
marcos regulatorios laxos a través de la puesta en práctica de mecanismos de captura
de los reguladores, y la incertidumbre sobre los efectos colaterales o externalidades

37
Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi IGAC - Diccionario Geográfico Gobernación del Departamento
del Putumayo
negativas sobre el medio ambiente y la salud de los bienes y servicios que son objeto de
la regulación.

Abstenerse de cierta acción en caso de duda acerca de sus consecuencias, de la


trascendencia social de sus efectos colaterales y de sus externalidades negativas, es una
regla de conducta difundida por los ambientalistas que sugiere la precaución como pauta
de respeto al medio ambiente y a la salud de los seres vivos sobre el planeta. Ante un
universo cambiante, pletórico de mutaciones del lado de la sociedad y también del de la
naturaleza, la ciencia no logra dar cuenta de manera oportuna de las demandas de
conocimiento científico que permita acotar la incertidumbre regulatoria. En tal contexto,
la regla de los ambientalistas conduce a una precaución extrema con cuya aplicación se
paralizarían un sinnúmero de actividades humanas. En el otro extremo, el del mundo de
los agentes imprudentes, las decisiones se toman con sustento en coartadas dirigidas a
un público sugestionable que, por lo mismo, aceptará sin recato que los riesgos
decisorios se le trasladen, encubiertos generalmente por la ilusión de unos beneficios
inciertos. El riesgo que asumen los reguladores al dejar de regular una actividad que, en
un escenario de información perfecta, debería regularse; o, de manera alternativa,
regular una actividad que no debería regularse, es cobrado con el prestigio de la agencia
reguladora y con el propio. Asunto diferente son los costos de las decisiones regulatorias,
pues son los sujetos pasivos del riesgo, esto es, el ambiente y las personas los que,
generalmente en estado inerme, afrontan los daños que ponen en evidencia que su
resiliencia no debe ser argumentada como paliativo por los agentes.

La conformación de la Unión Europea con la suscripción del Tratado de Maastricht en


1992, incorporó un conjunto de pautas para los Estados miembros, entre los que se
encuentra el principio de cautela que, Ulteriormente, se empleó en diversos medios
como el principio de precaución como orientador de la política comunitaria de la
protección de la salud de las personas en su relación con el medio ambiente.

Stewart (2001: 2-3) sugiere unos principios para la toma de decisiones regulatorias
ambientales bajo incertidumbre, partiendo de una taxonomía de daños ambientales: i)
cuando el daño que causará la actividad es conocido: ii) cuando se sabe que existe
probabilidad de daño y ella está adecuadamente caracterizada; y, iii) cuando existe un
riesgo de daño que es incierto. El principio de precaución –PP– aplica en los tres casos, y
su investigación identifica cuatro modalidades del principio de precaución:

“PP1. La incertidumbre científica no debe excluir automáticamente la regulación de


actividades que representan un riesgo potencial de daño significativo ("PP sin
exclusión").

PP2. Los controles regulatorios deben incorporar un margen de seguridad; las actividades
deben limitarse por debajo del nivel en el que no se ha observado o predicho ningún
efecto adverso ("Margen de seguridad PP").

PP3. Las actividades que presentan un potencial incierto de daño significativo deben
estar sujetas a los requisitos de la mejor tecnología disponible para minimizar el riesgo de
daño a menos que el proponente de la actividad muestra que no presentan un riesgo
apreciable de daño ("BAT PP").
PP4. Las actividades que presentan un potencial incierto de daño significativo deben
prohibirse a menos que el proponente de la actividad demuestre que no presenta un
riesgo apreciable de daño ("PP prohibitoria").” (Stewart, 2001: 6)

La PP3 se refiere al uso de la mejor tecnología disponible. Las dos primeras se consideran
versiones débiles del principio de precaución, mientras que las dos últimas son las
versiones fuertes en las que, además de que la carga de la prueba recae sobre el agente
que infringiría el daño, podrían conducir a resultados socialmente indeseables. A
diferencia de otro tipo de regulaciones, en el caso de la existencia de incertidumbre con
respecto a los riesgos se justifica la adopción de controles regulatorios (Stewart, 2001:
11). Las evaluaciones cuantitativas del riesgo de daño que soportan los controles
regulatorios de la segunda modalidad del principio de precaución, exige complejas
distribuciones de probabilidad confiables; esto es, realizadas por personas competentes
desafiliadas de los grupos y organismos interesados en las decisiones.

El margen de seguridad de los resultados que predicen efectos significativos sobre el


ambiente y la salud, se acompañan de una evaluación del tipo beneficio/costo, privado y
social, de las decisiones regulatorias. Estas últimas, sin embargo, deben sopesar otras
alternativas disponibles para enfrentar los problemas, con las que sea posible superar el
estado de incertidumbre para alcanzar estadios socio- ambientales plenamente
deseables. La consideración de esos segundos mejores no es tarea fácil pues al
preguntarse, por ejemplo, si se hubieran ahorrado vidas con el uso de la diplomacia en
lugar de la bomba atómica, también habría que consideran el tiempo requerido por una u
otra vía y, en consecuencia, en nuevo orden socio-político que originarían. Las soluciones
rápidas e intimidantes, rodeadas de un halo de eficiencia y autoridad, acostumbran
preferirse a las alternativas parsimoniosas y de contenido persuasivo, percibidas como
ineficaces y timoratas.

La oportunidad regulatoria, así como la revisión periódica de los efectos de las decisiones
regulatorias, son inseparables de la modalidad del principio de precaución. Regulaciones
más severas en torno al cambio climático están a la espera de cambios tecnológicos y en
el orden político mundial, por ejemplo, mientras que las decisiones sobre la publicidad y
la oferta de tabaco han sido asumidas en casi todos los países en defensa de la salud
pública. Las anomalías del clima son cada vez más frecuentes, mientras que las
defunciones no fetales por enfisema pulmonar originado en el consumo de la nicotina
han disminuido. La regulación sobre el tabaquismo no ha sido revaluada, y las
tabacaleras han dejado de contra- argumentar tales decisiones. La reticencia de los
poderes legislativos de los Estados Unidos y Canadá a ratificar la adhesión a las reglas
sobre control a las emisiones de gases de tipo invernadero consignadas en el Protocolo
de Kyoto en1997 y refrendadas en el Acuerdo de París en 2016, les permite incrementar
sus contribuciones periódicas a tales emisiones.

En su análisis sobre el principio de precaución en el derecho y en la política en los Estados


Unidos, la Comisión Europea (2017: 4) ejemplifica con el Principio n.o 15 la legitimidad de
la regulación precautelativa “incluso si la evidencia de respaldo es incompleta o
especulativa y los costos económicos de la regulación son altos”. En contraste, la Corte
Constitucional (Sentencia T-236/17: 42) aduce a este principio como ejemplo de una
regulación débil “en la medida en que cualifica el umbral del riesgo, no establece un
deber positivo ni una inversión de la carga de la prueba, e incorpora un requisito de
eficacia en función de los costos o costo efectividad en la adopción de medidas”.

Una quinta modalidad del principio de precaución es posible: el proactivo. Esta


modalidad se construye sobre la base del balance histórico que dé cuenta de la eficacia
del bien o servicio en cuestión en relación con el fin perseguido por la regulación, y se
apoya en la constatación de la existencia de otras formas de gestión de la necesidad
con externalidades negativas –daño– comparativamente más bajas. La correcta
aplicación del principio de precaución proactivo tiene un gran potencial de incrementar el
prestigio de las agencias reguladoras y de los reguladores. No es extrema ni prohibitoria
pues, antes que paralizar al Estado y a la sociedad, identifica vías alternativas para
alcanzar niveles de bienestar social más elevados, cuyos grados de confianza también lo
son como para reducir significativamente el espectro del riesgo aceptable.

El principio de precaución para garantizar el respeto a la salud y al ambiente.

La acción popular de la referencia se orienta a pedir la aplicación del principio de


precaución para garantizar la obligación de respeto de los derechos a la salud y al
ambiente frente a las aspersiones con glifosato y, en consecuencia, a pedir la
suspensión inmediata del PECIG. Por eso, a continuación se expone en qué consiste
esta obligación de respeto y señalamos el alcance y el ámbito de aplicación del principio
de precaución.

La obligación de respeto a la salud y al ambiente sano.

El Estado colombiano ha adquirido la obligación de respetar los Derechos


fundamentales, Económicos, Sociales y Culturales – DESC –, particularmente en lo que
tiene que ver con el derecho a la salud y el derecho al ambiente sano. En materia del
derecho a la salud, tal obligación de respeto implica que el Estado debe asumir, por lo
menos, dos comportamientos. Primero, las autoridades públicas deben abstenerse de
realizar conductas que vayan en detrimento del derecho que tienen las personas al
más alto grado de salud posible38. El Comité del PIDESC, estableció el alcance de esta
disposición, señalando que los Estados deben abstenerse de “contaminar ilegalmente la
atmósfera, el agua y la tierra, (…), utilizar o ensayar armas nucleares, biológicas o químicas
si, como resultado de esos ensayos, se liberan sustancias nocivas para la salud del ser
humano”39. Segundo, el deber de respeto incluye la obligación de adoptar medidas
preventivas y de tratamiento de las enfermedades epidémicas, endémicas, profesionales
y de otra índole, y la lucha contra ellas. Por ejemplo, en virtud de esa obligación, el
Estado debe dedicar esfuerzos de diferente naturaleza para prevenir el crecimiento de la
población con padecimientos asociados al cáncer40.

Al interior del ordenamiento jurídico colombiano, la jurisprudencia de la Corte


Constitucional ha entendido que el deber del Estado en relación con el derecho a la salud
38
PIDESC, artículo 12.
39
Observación General No. 14 del comité del PIDESC.
40
En ese contexto, el Estado colombiano ha proferido leyes y normas administrativas tendientes
reducir las tasas de mortalidad por enfermedades asociadas a patologías cancerígenas. Por ejemplo, la
Ley 1384 de 2010 declaró al cáncer como una enfermedad de interés en salud pública y prioridad
nacional, y la Resolución No. 1383 de 2013 (Ministerio de
Salud y de la Protección Social) que adoptó el Plan Decenal para el Control del Cáncer en Colombia 2012 –
2021. De acuerdo con el anexo técnico de la mencionada resolución, una de las principales localizaciones
de cáncer en los hombres linfomas no-Hodgkin.
no se satisface sólo cuando se permite el acceso al sistema de salud o al goce de un
estado físico apropiado. En particular, respetar el derecho a la salud puede implicar “no
realizar” un acto que atente contra el derecho fundamental de un grupo de personas,
pero también, puede significar la adopción de las medidas adecuadas y necesarias de
salud pública que eliminen obstáculos para la satisfacción del derecho. Incluso puede
implicar “dejar sin efecto una decisión administrativa o una determinada regulación”41.

En cuanto al derecho al ambiente sano, el PIDESC entiende que se encuentra relacionado


íntimamente con el derecho a la salud. De allí que dentro de las medidas que deben
adoptar los Estados con el fin de respetar la plena efectividad de éste derecho, se
encuentre “el mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene y del medio ambiente”42
(se subraya). Esta norma está concordancia con la Constitución de 1991, sobre todo en
lo que tiene que ver con la Constitución Ecológica43. Por eso, para la Corte
Constitucional, el derecho al ambiente puede ser protegido mediante acción de popular
cuando se alegue que la existencia de factores perturbadores del ambiente puede
generar daños irreparables en los seres humanos que comprometan su vida digna44.

En consecuencia, la salud y el ambiente sano no pueden examinarse de manera separada


y deben garantizarse de manera conjunta. No se trata de derechos ajenos o
desconectados, ya que el Estado puede incurrir en un incumplimiento de las obligaciones
relacionadas con el derecho a la salud pública cuando realiza acciones contaminantes
sobre el ambiente de una comunidad particular.

En la Declaración de Río en 1992, en la que se expresó un consenso internacional


respecto de la necesidad de evitar la consumación de daños sobre la naturaleza,
se estableció que los Estados deberán aplicar el criterio de precaución, de modo que
donde “haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no
deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de
los costos para impedir la degradación del medio ambiente”. Por su parte, para la
Corte Constitucional, si bien este principio no se encuentra de manera explícita en
el texto constitucional, la precaución es un principio normativo derivado de la lectura
completa e integral de la Constitución Ecológica45.

Así entendido este principio jurídico, de acuerdo con la jurisprudencia de la Corte


Constitucional, la precaución debe aplicarse en toda situación en la que se establezcan
los siguientes elementos: i) que existe riesgo de que una actividad humana pueda
generar un daño; riesgo que no es una simple conjetura, pues aunque existe controversia
al respecto, tiene bases científicas plausibles; ii) que el daño que puede ocurrir debe ser
grave y por ello es considerado inaceptable; y iii) que en todo caso subsiste algún nivel
de incertidumbre, pues no hay certeza sobre la probabilidad ni los mecanismos causales
que generan el daño.

Una vez aplicado este principio constitucional, las autoridades deben implementar
mecanismos de prevención de daños para desvirtuar la aplicación del principio de

41
T 760 de 2008, apartado 3.4.2.9.4.
42
PIDESC, artículo 12, 2) b).
43
Sentencia C-431-00 apartado 3.
44
Corte Constitucional, Sentencia T 724 del 26 de septiembre 2011. M.P.: Nilson Pinilla Pinilla. Apartado 5.2.
45
Corte Constitucional, Auto 073 del 27 de marzo de 2014. M.P.: Luis Ernesto Vargas Silva,
numeral 70.
precaución frente a una medida concreta o para encontrar otras vías menos nocivas.
Es decir, que el principio de precaución tiene consecuencias normativas entre las
que se encuentra: i) la inversión de la carga de la prueba para quien pretende realizar
una actividad peligrosa; ii) el deber de buscar alternativas que no representen riesgos; y
iii) la ampliación de la discusión pública sobre los temas, a fin de que los afectados
puedan intervenir en la decisión que debe tomarse.

En síntesis, el principio de precaución es un principio vinculante para las autoridades


colombianas en virtud de la Constitución Ecológica y otros instrumentos internacionales,
cuya aplicación es imperativa en aquellos casos en los que se reúnan las condiciones que
la jurisprudencia ha establecido para ello. Dado que este principio se orienta a proteger el
ambiente y la salud de las personas, especialmente cuando su afectación depende
directamente de la intervención en la naturaleza, su aplicación es imperativa para
satisfacer las obligaciones de respeto y prevención que tiene el Estado colombiano
frente a los dos derechos.

Aplicación del principio de precaución al PECIG

Al interior del ordenamiento jurídico colombiano, la jurisprudencia de la Corte


Constitucional ha entendido que el deber del Estado en relación con el derecho a la salud
no se satisface sólo cuando se permite el acceso al sistema de salud o al goce de un
estado físico apropiado.

En particular, respetar el derecho a la salud puede implicar “no realizar” un acto que
atente contra el derecho fundamental de un grupo de personas, pero también, puede
significar la adopción de las medidas adecuadas y necesarias de salud pública que
eliminen obstáculos para la satisfacción del derecho. Incluso puede implicar “dejar
sin efecto una decisión administrativa o una determinada regulación”46.

En cuanto al derecho al ambiente sano, el PIDESC entiende que se encuentra relacionado


íntimamente con el derecho a la salud. De allí que dentro de las medidas que deben
adoptar los Estados con el fin de respetar la plena efectividad de éste derecho, se
encuentre “el mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene y del medio ambiente”47
Esta norma está concordancia con la Constitución de 1991, sobre todo en lo que tiene
que ver con la Constitución Ecológica48. Por eso, para la Corte Constitucional, el
derecho al ambiente puede ser protegido mediante acción de popular cuando se alegue
que la existencia de factores perturbadores del ambiente puede generar daños
irreparables en los seres humanos que comprometan su vida digna49.

En consecuencia, la salud y el ambiente sano no pueden examinarse de manera separada


y deben garantizarse de manera conjunta. No se trata de derechos ajenos o
desconectados, ya que el Estado puede incurrir en un incumplimiento de las obligaciones
relacionadas con el derecho a la salud pública cuando realiza acciones contaminantes
sobre el ambiente de una comunidad particular.

46
T 760 de 2008, apartado 3.4.2.9.4.
47
PIDESC, artículo 12, 2) b).
48
Sentencia C-431-00 apartado 3.
49
Corte Constitucional, Sentencia T 724 del 26 de septiembre 2011. M.P.: Nilson Pinilla Pinilla. Apartado 5.2.
EVIDENCIA SOBRE POSIBLES CONSECUENCIAS DE LA ASPERSIÓN CON
GLIFOSATO

El 20 de marzo de 2015, la IARC – Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer,


siglas en inglés–, instituto encargado de los estudios en cancerología de la Organización
Mundial de la Salud – OMS – publicó un informe en el que se concluyó que existe la
posibilidad de que el glifosato, junto con otros herbicidas, pertenezca al grupo de
agentes cancerígenos. En sus palabras, “probablemente cancerígenos para humanos y
perteneciente al grupo 2ª”50. Si bien el estudio indica que falta robustecer las
informaciones y los estudios sobre los impactos que tiene la exposición humana a este
agente químico, sí señaló que es plausible que los componentes de este producto tengan
un efecto en las cadenas de reproducción del ADN de las células humanas.

El estudio, que es el primero avalado por la OMS, no es conclusivo respecto del


establecimiento de una relación causal entre el desarrollo del cáncer y el contacto con el
herbicida, ya que se trató de una decisión fundamentada en estudios realizados
a campesinos de algunos países que se exponen en sus labores diarias al glifosato.
Además, el criterio de la Agencia de protección Ambiental de Estados Unidos es que el
glifosato “no es considerado un carcinógeno” para los seres humanos51..Sin embargo, sí se
trata del primer estudio de una agencia adscrita a la OMS que tiene evidencias científicas
del daño probable que podría causar el glifosato. Ante esta probabilidad, la sociedad no
puede correr el riesgo de exponer a las personas a una composición química que tiene
incidencia en el desarrollo de patologías cancerígenas. Este daño es inaceptable, pues
estas patologías son enfermedades especialmente graves –en muchas ocasiones
incurables- y pueden afectar indiscriminadamente a todos los que han recibido
exposición al glifosato.

La gravedad y el carácter inaceptable de estos posibles riesgos se hacen evidente por la


posibilidad de que el Estado incumpla sus deberes de respeto en materia del derecho a la
salud y al ambiente sano. Así, por ejemplo, en el 2014 la Defensoría del Pueblo publicó un
informe sobre la Crisis Humanitaria del Chocó, donde se expone que las aspersiones
aéreas de glifosato en las zonas ubicadas en el bajo y alto río Tamaná, han generado
vulneraciones a las comunidades ya que sus cultivos han sido afectados porque fueron
“roseados directamente con glifosato y por tanto han muerto, lo que ha producido la
pérdida de la producción de alimentos, teniendo efectos muy graves en su supervivencia,
además de efectos en el detrimento de su salud física y mental. La situación es de tal
magnitud que las comunidades manifiestan que se encuentran en crisis por la falta de
alimentos y que de no resolverse la situación, se verán forzados a desplazarse porque cada
vez que inician un cultivo nuevo y este se encuentra a punto de generar producción, se
realizan aspersiones aéreas, acabando con los mismos”.52.

El Programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos con el herbicida Glifosato fue


implementado inicialmente por el Consejo Nacional de Estupefacientes en 1994 para la
erradicación forzosa de cultivos ilícitos a través de la fumigación aérea. En 1998, el
Gobierno colombiano dio impulso a esa política en el “Plan Nacional de Lucha contra

50
IARC. IARC Monographs Volume 112: evaluation of five organophosphate insecticides and herbicides.
Disponible en http://www.iarc.fr/en/media-centre/iarcnews/pdf/MonographVolume112.pdf.
51
Groot, H. y Ortiz, S. Glifosato: ¿riesgo humano? En Revista: Hipótesis / Apuntes Científicos Uniandinos.
52
Defensoría del Pueblo. Informe sobre la crisis Humanitaria en Chocó – 2014. Bogotá, p. 179.
las Drogas: 1998 - 2002”53. Además, aunque el Consejo Nacional de Estupefacientes
expidió el parágrafo segundo del artículo 1 de la Resolución 013 del 2003 y la Resolución
No. 015 del 2005, que permitían la aspersión del químico en cultivos ubicados dentro de
los Parques Naturales Nacionales, la Sección Primera del Consejo de Estado en sentencia
del 11 de diciembre de 2013, aplicó el principio de precaución y anuló el parágrafo
mencionado54.

De este modo, actualmente55 la lucha contra los cultivos ilícitos de drogas se


continúa enfrentando mediante la aspersión con glifosato, excepto en las zonas de
Parques Naturales Nacionales. No obstante, esta política se enfrenta a la reciente
aparición de nuevas evidencias científicas según las cuales el glifosato puede causar
daños graves a la salud, ya que está asociado al desarrollo del cáncer. Esta evidencia,
junto con estudios anteriores que apuntaban al mismo tipo de conclusiones, deberían ser
tomadas en consideración para aplicar el principio de precaución y suspender las
operaciones aéreas de destrucción de cultivos ilícitos con glifosato.

NUEVA EVIDENCIA SOBRE POSIBLES CONSECUENCIAS DE LA ASPERSIÓN CON


GLIFOSATO

El 20 de marzo de 2015, la IARC – Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer,


siglas en inglés–, instituto encargado de los estudios en cancerología de la Organización
Mundial de la Salud – OMS – publicó un informe en el que se concluyó que existe la
posibilidad de que el glifosato, junto con otros herbicidas, pertenezca al grupo de
agentes cancerígenos. En sus palabras, “probablemente cancerígenos para humanos y
perteneciente al grupo 2ª”56. Si bien el estudio indica que falta robustecer las
informaciones y los estudios sobre los impactos que tiene la exposición humana a este
agente químico, sí señaló que es plausible que los componentes de este producto tengan
un efecto en las cadenas de reproducción del ADN de las células humanas.

El estudio, que es el primero avalado por la OMS, no es conclusivo respecto del


establecimiento de una relación causal entre el desarrollo del cáncer y el contacto con el
herbicida, ya que se trató de una decisión fundamentada en estudios realizados
a campesinos de algunos países que se exponen en sus labores diarias al glifosato.
Además, el criterio de la Agencia de protección Ambiental de Estados Unidos es que el
glifosato “no es considerado un carcinógeno” para los seres humanos57..Sin embargo, sí se
trata del primer estudio de una agencia adscrita a la OMS que tiene evidencias científicas
del daño probable que podría causar el glifosato. Ante esta probabilidad, la sociedad no
53
entro del componente de reducción de la oferta de drogas, el Plan Nacional de Lucha contra las
Drogas: 1998 – 2002, contempló “destruir los cultivos ilícitos en forma manual o aérea bajo las normas
establecidas por la autoridad ambiental competente” (p. 34).
54
La sentencia del Consejo de Estado no dispuso nada sobre la Resolución No. 015 del 2005. En el primer
artículo de esta resolución se dispone como su objeto: “Autorizar al Presidente del Consejo Nacional de
Estupefacientes, para decidir sobre la aspersión aérea con el herbicida Glifosato en Parques Nacionales
Naturales”.
55
La sentencia del Consejo de Estado no dispuso nada sobre la Resolución No. 015 del 2005. En el primer
artículo de esta resolución se dispone como su objeto: “Autorizar al Presidente del Consejo Nacional de
Estupefacientes, para decidir sobre la aspersión aérea con el herbicida Glifosato en Parques Nacionales
Naturales”.
56
IARC. IARC Monographs Volume 112: evaluation of five organophosphate insecticides and herbicides.
Disponible en http://www.iarc.fr/en/media-centre/iarcnews/pdf/MonographVolume112.pdf.
57
Groot, H. y Ortiz, S. Glifosato: ¿riesgo humano? En Revista: Hipótesis / Apuntes Científicos Uniandinos.
No. 6. Disponible en http://hipotesis.uniandes.edu.co/hipotesis/images/stories/ed06pdf/Glifosato.pdf, p. 6.
puede correr el riesgo de exponer a las personas a una composición química que tiene
incidencia en el desarrollo de patologías cancerígenas. Este daño es inaceptable, pues
estas patologías son enfermedades especialmente graves –en muchas ocasiones
incurables- y pueden afectar indiscriminadamente a todos los que han recibido
exposición al glifosato.
La gravedad y el carácter inaceptable de estos posibles riesgos se hacen evidente por la
posibilidad de que el Estado incumpla sus deberes de respeto en materia del derecho a la
salud y al ambiente sano. Así, por ejemplo, en el 2014 la Defensoría del Pueblo publicó un
informe sobre la Crisis Humanitaria del Chocó, donde se expone que las aspersiones
aéreas de glifosato en las zonas ubicadas en el bajo y alto río Tamaná, han generado
vulneraciones a las comunidades ya que sus cultivos han sido afectados porque fueron
“roseados directamente con glifosato y por tanto han muerto, lo que ha producido la
pérdida de la producción de alimentos, teniendo efectos muy graves en su supervivencia,
además de efectos en el detrimento de su salud física y mental. La situación es de tal
magnitud que las comunidades manifiestan que se encuentran en crisis por la falta de
alimentos y que de no resolverse la situación, se verán forzados a desplazarse porque cada
vez que inician un cultivo nuevo y este se encuentra a punto de generar producción, se
realizan aspersiones aéreas, acabando con los mismos”.58.

SE REÚNEN TODAS LAS CONDICIONES PARA APLICAR EL PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN


AL PECIG

Así las cosas, tenemos que una actividad orientada a eliminar cultivos ilícitos tiene riesgos
de causar daños a la salud que están estrechamente derivados con un daño al ambiente,
pues el PECIG prevé la aspersión de glifosato sobre zonas enteras de cultivos
seleccionadas, sin discriminar la presencia de personas o animales en el lugar. Frente a
este riesgo, solicitamos que se aplique el principio de precaución porque (i) aunque
existe controversia sobre el daño, el estudio de la IARC plantea bases científicas
plausibles; ii) al tratarse de un posible agente cancerígeno, el glifosato puede causar
daños graves que son inaceptables por el impacto que podrían tener en la vida de las
personas que reciben involuntariamente la aspersión con el herbicida; y iii) en todo
caso no hay certeza sobre la probabilidad ni los mecanismos causales que podrían
generar el daño.

Esto último no puede ser el fundamento para dejar de aplicar el principio de precaución
en este caso. Las consecuencias normativas de esta ausencia de certeza están
claramente establecidas en el sistema jurídico. Por un lado, ante la probabilidad de un
daño tan grave, las aspersiones con glifosato solo deberían realizarse si existe absoluta
certeza científica de su inocuidad, pues opera la inversión de la carga de la prueba para
quien pretenda o quien promueva la continuación de la realización de la aspersión con
glifosato. Por otro lado, deben buscarse otras medidas alternativas que no sean lesivas
de la salud y del ambiente sano. Por eso, esta solicitud a lo único que se encamina es a
que ninguna política pública del Consejo Nacional de Estupefacientes se haga valiéndose
de unos medios que, se puede considerar plausiblemente, producen peligros graves.

Solicitamos además que se tenga en cuenta que en Colombia una Alta Corte como el
Consejo de Estado ya ha aplicado el principio de precaución para suspender la aspersión
de glifosato. En la sentencia de la Sección Primera del Consejo de Estado se anuló el

58
Defensoría del Pueblo. Informe sobre la crisis Humanitaria en Chocó – 2014. Bogotá, p. 179.
parágrafo 2 del artículo 1 de la Resolución 013 de 2003 que permitía la aspersión con
glifosato en zonas de Parques Naturales Nacionales. En esta decisión la Sala
determinó, que la aspersión con glifosato en zonas afectadas por cultivos ilícitos
ubicadas en las zonas de Parques Naturales Nacionales, implicaba un riesgo potencial de
producir un daño grave e irreversible al medio ambiente59.

Aunque en esa ocasión, por la norma demandada, este principio se aplicó solo para la
protección del ambiente, no hay razón constitucionalmente admisible para distinguir
entre la protección del ambiente y la del derecho a la salud. Ambos derechos están
estrechamente relacionados; ambos reciben protección constitucional, y si se ha
dicho que se debe proteger el ambiente de la aspersión con glifosato por la incidencia
que tiene en la vida de las personas, con más razón debe protegerse la vida de las
personas frente a los riesgos plausibles del herbicida. Por eso, creemos que en esta
oportunidad el Consejo Nacional de Estupefacientes debería extender los
razonamientos del Consejo de Estado a propósito de las nuevas evidencias del IARC, y
declarar la suspensión del PECIG.

Creo que es en este mismo sentido que el Ministerio de Salud emitió la comunicación del
24 de abril de 2015 en la que recomendó suspender el uso de glifosato para aspersión
área en el marco del PECIG, aplicando para ello el principio de precaución. Sobre este
punto, consideramos que si es cierto que la destrucción de cultivos ilícitos de los
que pueden extraerse drogas no se puede realizar sin el concepto previo favorable
de los organismos encargados de velar por la salud pública, entonces su
pronunciamiento es una razón seria para considerar que debe aplicarse el principio de
precaución y suspender las aspersiones con glifosato.

LA PERSPECTIVA JURÍDICA DEL DAÑO A LA SALUD

El derecho al medio ambiente sano y a la salud gozan del amparo constitucional y tienen
al Estado como garante. Pero la dinámica del mercado mundial de alcaloides, y en
particular de la cocaína, ha llevado a que en Colombia se procure la erradicación del
arbusto de coca, de manera reiterada, con el uso de herbicidas que están bajo sospecha
de producir efectos colaterales indeseados sobre la salud. El principio de precaución
previene sobre el uso del glifosato para tales fines, y las recomendaciones de la IARC se
ponen en cuestión por Monsanto-Bayer, los principales productores del Roundup®. En
Colombia, tal principio ha sido consagrado en diferentes sentencias de la Corte
Constitucional, siendo la T-236/17 la más comúnmente referida en relación con el amparo
y las garantías mencionadas. Este trabajo pretende aportar, mediante el empleo de
técnicas estadísticas y econométricas, evidencias de la probabilidad de daño grave e
irreversible sobre la salud de la población de las zonas rurales de los municipios de
Colombia asperjados con glifosato.

Hinestrosa (1998: 13) sostuvo que “la vida en sociedad comporta para toda persona un
doble riesgo permanente: dañar y ser dañado”. A los primeros se les denomina como
agentes y les compromete acoger el principio ético de la precaución a fin de inhibirse de
dañar a los sujetos que, de forma pasiva, están sometidos a sus decisiones: las víctimas.
Por existir una relación de superior a inferior, al derecho le corresponde velar por el bien
estar de la población más frágil, aquella que asume el mayor riesgo de ser dañada y sobre
59
Consejo de Estado, Sala de lo contenciosos Administrativo, Sección Primera, Sentencia del 11 de
diciembre de 2013. Radicado No. 11001-03-24-000-2004-00227-01. M.P. Guillermo Vargas Ayala. Aparatado 5.
la que está más expuesta a las amenazas que pesan sobre su integridad psico-física. La
eficacia del derecho y de la justicia se verifica en la prevención del daño. La reparación,
que de por sí es funcional al fin primordial, garantiza un orden social justo (Henao, 1998:
27), y la existencia del daño remite entonces a que el responsable, el agente, repare a la
víctima. Daño emergente, lucro cesante, daño moral y perjuicio fisiológico, son rubros
que en Colombia se emplean para distinguir el daño patrimonial del extrapatrimonial. Por
su parte, el daño emergente atañe al perjuicio a las condiciones físicas de las personas;
esto es, al daño corporal (Henao, 1998: 193-200).

El daño es un fenómeno tan antiguo como la especie humana (Hinestrosa, 1998: 11-12) y,
por tal razón, no es extraño que la producción intelectual sobre el daño sea voluminosa y,
además que, a pesar de los reconocidos avances teóricos, conceptuales y metodológicos
para esclarecer que es daño y qué no lo es, así como para establecer la responsabilidad,
los perjuicios y las formas de resarcimiento, aún no se ha dicho la última palabra sobre el
daño. Con relación a la obra de Henao (1998), Hinestrosa precisa que la jurisprudencia
cumple una función pedagógica y moralizadora de los funcionarios estatales de la
que deviene la confianza de los ciudadanos que, cuando es traicionada, ocasiona un daño
injusto que alcanza los umbrales de la fatalidad.

Cortés (2009: 38) advierte que el incremento en la frecuencia de los hechos dañinos no
reviste mayor utilidad para el derecho civil, a no ser porque los juzgados tienden a estar
más congestionados que antes con las demandas de reparación. No obstante, tal
incremento debe ser verificado antes de explorar por sus determinantes. Que ahora
existan más vehículos no explica per sé que en la actualidad haya más accidentes de
tránsito, como sí que los afanes de la vida cotidiana de los conductores, su imprevisión e
impericia, a más de la inclinación de algunos a violar las reglas de tránsito, sean los
auténticos determinantes de tales accidentes.

En el caso del cáncer, diversos reportes de la Organización Mundial de la Salud presentan


síntesis estadísticas que muestran como el número de pacientes se incrementa
inexorablemente con el paso del tiempo y la consecuente exposición de más personas a
los factores de riesgo, así como plantea que la tasa de sobrevivencia a los tratamientos
se ha incrementado paulatinamente; esto es, que así día a día existan más personas con
cáncer, esto no implica que más vayan a morir por su causa.

En vista de que hay sospechas jurídicas fundadas de que el uso del glifosato y de otros
herbicidas como Lasso® y CosmoFlux® son cancerígenos, el daño a la salud puede ser
prevenido mediante la imposición de restricciones y condicionamientos a su empleo
como ocurre con los ineficaces programas de erradicación del arbusto de coca por el
método de la aspersión aérea con glifosato.

SUSTENTO LEGAL

Es un fin esencial del Estado servir a la comunidad y promover la prosperidad de la


colectividad, y en sujeción a esto, constituye una de sus obligaciones garantizar la
protección del medio ambiente a través de la preservación de la biodiversidad y
conservación de las áreas de especial importancia ecológica.

Que conforme al artículo 2 ibídem “Son fines esenciales del Estado: servir a la
comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los
principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar la
participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica,
política, administrativa y cultural de la Nación; defender la independencia nacional,
mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de
un orden justo.

Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las


personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás
derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales
del Estado y de los particulares”.

Que a la par, la ley 99 de 1993 por la cual se crea el Sistema Nacional Ambiental, prevé
como unos de los principios generales de la política ambiental, la protección prioritaria
de la biodiversidad y el deber de aprovechamiento sostenible, la protección especial de
las zonas de páramos, subpáramos, nacimientos de agua y las zonas de recarga de
acuíferos, la utilización de los recursos hídricos para el consumo humano, sobre
cualquier otro uso, y la precaución ambiental.

“No es cierto que los límites tolerados no produzcan efectos nocivos para con la
naturaleza y el entorno ecológico. Ha de notarse que el concepto de contaminación
ambiental no parte de que se lesione o dañe el medio ambiente, sino que tenga la
potencialidad de interferir en los recursos naturales o el bienestar de los seres humanos.
Es indispensable que la humanidad avance en la implantación de nuevos objetivos que
impliquen el establecimiento de regulaciones y políticas públicas serias, oportunas y
rigurosas que hagan posible respecto de cualquier actividad humana, aproximarnos al
concepto de impacto ambiental cero”.

CASOS DE CONDENA A LA NACION

Para afianzar los argumentos expuesto en el cuerpo de la acción popular dejo de presente
algunos de los casos en los que el Consejo de Estado ha declarado responsable la nación
por aspersiones aéreas con glifosato.

CASO UNO DE CONDENAS AL ESTADO POR DAÑOS AL HACER USO DE GLIFOSATO

(…) Ejecución del programa de erradicación de cultivos 60 ilícitos no puede condicionar el


disfrute de cultivos de alimentos. la responsabilidad del estado por daños ambientales y
ecológicos se trata de un régimen de que tiene su fundamento en una norma
preconstitucional, como lo es el artículo 16 de la ley 23 de 1973, cuyo sustento se
encuentra en los artículos 8, 58, 79, 80, 81, 90 y 334 de la carta política. En efecto, se trata
de encuadrar la responsabilidad patrimonial del estado por los daños ambientales y
ecológicos que se produzcan por acción, actividad, omisión o inactividad. así, respecto a la
aspersión con herbicidas (glifosato), se ha sostenido que la implementación y ejecución
del programa de erradicación de cultivos ilícitos no puede sobrepasar los límites
impuestos por la ley o condicionar el disfrute y aprovechamiento de los cultivos de
alimentos y habrá falla en el servicio cuando la entidad encargada de realizar la

60
CONSEJO DE ESTADO SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO SECCIÓN
TERCERA - SUBSECCIÓN C Rad.: 52001-23-31-000-2006-00435-01(38040) Consejero Ponente: Dr.
Jaime Orlando Santofimio Gamboa Actor: Luis Carlos Marulanda Lotero Demandado: La Nación -
Ministerio de Defensa Nacional y otros Bogotá, D.C., ocho de septiembre de dos mil diecisiete.
erradicación de cultivos ilícitos con la aspersión de glifosato incumple sus deberes
convencionales, constitucionales y legales, al no seguir los procedimientos y protocolos
establecidos para minimizar los posibles daños que se puedan causar con la aspersión al
no ejecutar en debida forma el reconocimiento del área a fumigar, identificando y
ubicando los cultivos presuntamente ilícitos, su extensión y el medio circundante, y por
último, al no dar cumplimiento al plan de manejo ambiental adoptado por la respectiva
autoridad ambiental. Por todo lo anterior, se declara la responsabilidad del estado a título
de falla en el servicio por el daño antijurídico que el demandante no estaba llamado a
soportar como una carga ordinaria, ni siquiera extraordinaria, en atención a que vio
afectado su derecho al trabajo, pues, al desaparecer el cultivo de su propiedad, vio
disminuidos sus ingresos, perdiendo la totalidad de la inversión que había realizado para la
obtención de la cosecha y la utilidad que iba a percibir con su venta. (…)

CASO DOS DE CONDENAS AL ESTADO POR DAÑOS AL HACER USO DE GLIFOSATO

(…) En el ámbito de la responsabilidad del Estado 61 por afectaciones ambientales existe


una tipología de daños antijurídicos, a saber: dañosa un interés colectivo como el
ambiente, y daños particulares y concretos que nacen como consecuencia de la lesión
ambiental. (…). En cuanto a los daños colectivos sobre el ambiente. Según la Corte
Suprema de Justicia en este caso se trata del perjuicio que recae sobre el ambiente, esto
es, un valor, interés o derecho público colectivo, supraindividual, cuyo titular es la
humanidad o la colectividad en general, no un particular ni sujeto determinado, esto es, el
quebranto afecta, no a una sino a todas las personas, y “exclusivamente el medio natural
en sí mismo considerado, es decir, las 'cosas comunes' que en ocasiones hemos designado
como 'bienes ambientales' tales como el agua, el aire, la flora y la fauna salvaje. Se trata
entonces de aquello que se ha convenido llamar 'perjuicios ecológicos puros. (…). Así las
cosas, los daños irrogados a un interés colectivo afectan a la comunidad, pues el
menoscabo se materializa sobre derechos de corte inmaterial cuya titularidad pertenece a
toda la colectividad. (…). En cuanto a los daños individuales, consecuencia de la lesión
ambiental. Si bien la afectación ambiental genera un perjuicio de naturaleza colectiva o
“daño ecológico puro”, también puede generar perjuicios de naturaleza particular, daños
individuales que son la consecuencia o el reflejo de la lesión ambiental, conocidos por la
doctrina como “daño ambiental impuro”; se trata de un perjuicio consecuencial, conexo,
reflejo, indirecto o consecutivo, cuyo derecho no es de corte subjetivo-colectivo, sino
subjetivo-individual. De modo que la afectación ambiental, no solo genera perjuicios de
carácter colectivo cuyos damnificados en muchas de las veces están por establecerse o
determinarse, sino también perjuicios individuales y concretos sobre un particular. (…)
Esta diferenciación entre los daños que se infligen al ambiente –daño ambiental puro- y
los que se ocasionan a los particulares –daño ambiental impuro- ha sido recientemente
distinguida por la Corte Suprema de Justicia en los siguientes términos: (…). Daño
ambiental sólo es el inferido a los bienes ambientales y, por tanto, al ambiente, o sea, a un
derecho, colectivo, valor o interés público, cuyo titular exclusivo es la colectividad, y cuya
reparación versa sobre éste, sin mirar al interés individual sino al de toda la comunidad, así
en forma indirecta afecte a cada uno de sus integrantes. (…). Contrario sensu, cuando el
daño ambiental, ocasiona también un daño a intereses singulares, particulares y concretos
de un sujeto determinado o determinable, el menoscabo atañe y afecta estos derechos, a
su titular y su reparación versa sobre los mismos, o sea, mira al interés particular y no
colectivo. En este supuesto, no se trata de daño ambiental, sino del detrimento de otros
derechos, es decir, la conducta a más de quebrantar bienes ambientales, lesiona la esfera
jurídica individual de una persona o grupo de personas, ya determinadas, ora
determinables. (…). Así las cosas, el daño ambiental puro es cualquier alteración,
degradación, deterioro, modificación o destrucción del ambiente (agua, aire, flora),
causados por cualquier actividad u omisión, que supera los niveles permitidos y la

61
CONSEJO DE ESTADO SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO SECCION TERCERA
SUBSECCION B Consejero ponente: RAMIRO DE JESUS PAZOS GUERRERO Bogotá D. C., veinte (20) de
febrero de dos mil catorce (2014). Radicación número: 41001-23-31-000-2000-02956-01(29028) Actor: LUIS
ELI MEDINA Demandado: NACION - MINISTERIO DE DEFENSA - POLICIA NACIONAL
capacidad de asimilación y transformación de los bienes, recursos, paisajes y ecosistema,
afectando en suma el entorno del ser humano; mientras que el daño ambiental impuro se
define como la consecuencia de la afectación ambiental que repercute en el entorno de
los seres humanos, y supera los límites de asimilación y de nocividad que pueda soportar
cada uno de estos.

Tratándose de actividades peligrosas, al establecer el juicio de imputación, en principio,


no es necesario un análisis subjetivo, como elemento para estructurar el juicio de
responsabilidad del Estado, sino, a partir de un régimen de responsabilidad objetivo,
determinar si la actividad peligrosa, en este caso la erradicación de cultivos de uso ilícito,
implicó la generación objetiva de una amenaza de lesión para los bienes, derechos y/o
intereses de una persona, y que tuvo la capacidad de concretar un riesgo-creado. (…) Sin
perjuicio del riesgo excepcional como título de imputación para actividades que
comportan riesgo o peligro, la Sala también considera que la responsabilidad por daños
ocasionados al ambiente puede fundamentarse en un número importante de casos en la
clásica responsabilidad subjetiva bajo el título de falla del servicio, cuando se demuestra
de manera ostensible negligencia, imprudencia y/o impericia del ejercicio de
competencias administrativas de quien está encargado de llevar a cabo una actividad,
como lo es la erradicación de cultivos de uso ilícito con glifosato. (…) | Así las cosas, en el
sub lite la lesión ambiental no proviene de una infracción funcional; por ende, no es
menester estudiar el régimen subjetivo de responsabilidad. La Sala encuentra que la
obligación del deber de indemnizar en cabeza del Estado nace porque la actividad de
erradicación de cultivos ilícitos con glifosato es considerada riesgosa o peligrosa.(…)

CASO TRES DE CONDENAS AL ESTADO POR DAÑOS AL HACER USO DE GLIFOSATO

En el presente asunto, le corresponde a la Sala determinar si le asiste razón 62 a la entidad


accionada cuando afirma en el recurso de apelación que no hay lugar a endilgarle
responsabilidad por la aspersión realizada con glifosato a los cultivos del demandante,
pues, según su dicho se pudo constatar que la pimienta que tenía sembrada el
demandante estaba revuelta con coca, razón por la que, en cumplimiento del Programa
de Erradicación de Cultivos Ilícitos se adelantó el procedimiento pertinente (…), Sin
embargo, se encuentra que en el presente caso, la Policía Nacional a través de la Dirección
Antinarcóticos efectuó un operativo para asperjar cultivos ilícitos y como resultado de
esta actividad se afectó el cultivo de pimienta de propiedad del demandante con el
herbicida glifosato, siendo relevante señalar, que no se llevó con el pleno de los requisitos
legales señalados para el efecto, lo que per se evidencia la falla en el servicio en que
incurrió la entidad demandada, al incumplir los deberes normativos que le imponían la
obligación de verificar previamente que de manera efectiva el terreno a fumigar tenia
plantaciones ilícitas (…). En conclusión, La Sala de Subsección declarará la responsabilidad
de la parte demandada, por ser imputable a título de falla del servicio el daño antijurídico
causado al demandante, con la aspersión aérea con glifosato realizada al cultivo de
pimienta de su propiedad el 20 de mayo de 2004 en municipio de Orito (Putumayo). 

CASO CUARTO DE CONDENAS AL ESTADO POR DAÑOS AL HACER USO DE GLIFOSATO

62
Consejo de Estado - Sala de lo Contencioso Administrativo - Sección Tercera Sentencia
nº 52001-23-31-000-2006-00435-01 de, de 8 de Septiembre de 2017
(…) Para la Sala, el estudio de la responsabilidad63 se hará bajo el régimen objetivo de
responsabilidad, bajo el título de imputación de riesgo excepcional en la medida en que a
la demandada le es atribuible el daño antijurídico que sufrió el demandante como
consecuencia de la ejecución de una operación aérea de aspersión con glifosato. Actividad
lícita que generó un riesgo para la salud humana y para la vegetación (cultivos de pan
coger y árboles frutales), y causó un daño que aunque, la entidad no acepta
expresamente y cuestiona por la ausencia de prueba técnica, si se encuentra demostrado
con otros medios de prueba (…) La Sala a manera de conclusión puede afirmar que el
demandante no tenía la obligación jurídica de soportar el daño antijurídico causado por la
entidad demandada por lo que a ésta le asiste el deber de repararlo integralmente. Quien
crea un riesgo con la ejecución de una actividad lícita, debe reparar los daños antijurídicos
que cause sin que sea necesario acreditar que incumplió con los deberes de cuidado que le
eran exigibles.

Por su parte el Ministerio Público al rendir concepto de fondo 64 concluyó que el título de
imputación que resulta aplicable al presente evento, es el objetivo por daño especial y no
por falla del servicio como lo aduce el demandante. Destacó que las pruebas relacionadas
a lo largo del proceso constituyen indicios que deben ser analizados de manera integral y
sistemática y son suficientes para determinar, dentro de criterios de razonabilidad y con
un alto grado de probabilidad, que el daño a los cultivos lícitos de propiedad del actor,
fueron ocasionados por las operaciones de aspersión aérea del herbicida glifosato en
virtud del programa de erradicación de cultivos ilícitos del Gobierno Nacional. Actividad
lícita pero que no desliga de responsabilidad al Estado por los daños que pueda ocasionar
por la imprecisión en la fumigación. (…)

CONCLUSIONES

La incertidumbre con respecto a la generación del daño subsiste, debido a que no hay
certeza sobre la probabilidad de este ni sobre los mecanismos causales que podrían
generarlo. Esto, por dos razones: en primera medida, la mayoría de estudios científicos
miden los impactos de la exposición controlada al glifosato en su uso agrícola y no en la
aspersión aérea, lo que podría conllevar a la que magnitud de los daños sea incluso
mayor. En segundo lugar, señalamos que los estudios difieren sobre la probabilidad y el
peligro del daño. Sin embargo, diferir sobre la probabilidad no desconoce la existencia del
peligro de la sustancia.

Con base en el anterior recorrido relacionado con el principio de precaución, concluimos


afirmando que se debe continuar aplicando el principio pues las autoridades no deben
esperar a que haya certeza sobre cómo se produce el daño ni sobre la magnitud del
mismo, sino que se deben tomar medidas inmediatas para evitarlo, como lo han venido
haciendo hasta el momento.

1. Es costoso

Reactivar la aspersión aérea con glifosato es inconveniente debido a que es el método


más costoso económicamente, que acarrea mayor cantidad de riesgos, y menos efectivo
en el mediano y largo plazo. En el mismo sentido, sostuvimos que el gobierno tiene
alternativas más eficientes, a mediano y largo plazo, para disminuir el número de
63
CONSEJO DE ESTADO SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO SECCIÓN TERCERA
SUBSECCIÓN C Consejero ponente: JAIME ENRIQUE RODRÍGUEZ NAVAS Bogotá, D.C., diecisiete (17)
de septiembre de dos mil dieciocho (2018) Radicación número: 19001-23-31-000-2010-00350-01(54756)A
Actor: ALCIDES SINISTERRA ANGULO Demandado: NACIÓN – MINISTERIO DE DEFENSA – POLICÍA
NACIONAL
64
hectáreas de cultivos de uso ilícito y que protegen los derechos fundamentales de las
poblaciones directamente afectadas.

Con respecto a los costos del programa, trajimos a colación un derecho de petición
respondido por la Dirección para la Sustitución de Cultivos Ilícitos de Presidencia de la
República a la Cámara de Representantes en octubre de 2018, en donde se afirma que el
costo promedio de erradicación por medio de aspersiones aéreas entre el 2003 y 2014 fue
de 72 millones de pesos por hectárea, 32 millones más que hacerlo vía sustitución, según
la misma fuente.

2. NO SE SABE SI ES EFECTIVO

La efectividad de la aspersión aérea nunca ha sido comprobada y hay algunas razones que
ponen en duda esta presunción. Por ejemplo, la tasa de resiembra con la aspersión aérea
es cercana al 35%, mientras que según el último Informe de las Oficina de las Naciones
Unidas para la Droga y el Delito la tasa de resiembra tras la erradicación manual y
voluntaria en el Marco del PNIS es del 0,6% 65. Asimismo, en el marco de investigaciones
académicas, particularmente en el trabajo de Daniel Mejía y Adriana Camacho, se ha
afirmado que para erradicar definitivamente una hectárea vía aspersión aérea es
necesario fumigar 30, lo que pone en entredicho la efectividad de este método 66.

En el mismo sentido y con el objetivo de enriquecer el debate, se trae a colación las


diferencias entre la fumigación aérea con glifosato para erradicar cultivos ilícitos y el uso
de la misma sustancia en la agricultura. En primera medida, cuando el glifosato se usa en
la agricultura, sus efectos son asumidos y controlados por el usuario. En cambio, cuando
se utiliza en la erradicación forzosa, estos efectos son impuestos, sin posibilidad de
controlarlos. Así mismo, la cantidad del producto también varía, dado que la
concentración del químico en la erradicación forzada es 5 veces mayor que el promedio de
la cantidad sugerida para su uso agrícola. Por último, dado que se fumiga con avionetas
que vuelan a 50 metros del suelo, la deriva que provoca el viento hace que la sustancia no
solo afecte la coca, sino los cultivos de pancoger y las fuentes hídricas, perjudicando así a
todo el ecosistema circundante a los cultivos.

Para cerrar el punto, es necesario mencionar que la propia Corte en la Sentencia T-080 de
2017, afirmó que en el marco del deber del Estado por reducir los cultivos ilícitos, las
políticas se deben suscribir a “métodos de sustitución que, garantizando los derechos de
las comunidades, resulten más efectivos para la eliminación de las plantaciones de uso
ilícito en sus territorios.” Por ende y teniendo en cuenta que el cumplimiento de los
campesinos que se suscribieron al PNIS es del 94% según la UNODC, sugerimos que las
estrategias de erradicación de cultivos se deben orientar desde esta perspectiva.

Así las cosas, resulta que no es constitucional ni conveniente reactivar la fumigación aérea
con glifosato porque 1.) No se han cumplido las condiciones establecidas por la Corte en
la Sentencia T236 para proteger la salud y el medio ambiente de las comunidades
afectadas; 2.) Se han agudizado las condiciones por las cuales la Corte aplicó el principio
de precaución en 2017; y 3.) la evidencia muestra que existe una alternativa menos costosa

65
Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Informe ejecutivo consolidad No. 16 Programa
Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos PNIS. 15 de febrero de 2019.
66
MEJÍA, Daniel y CAMACHO, Adriana. The health consequences of aerial spraying illicit crops: The case of
Colombia. Journal of Health Economics 54. 2017. Pp. 147-160.
económicamente, menos riesgosa para la salud y el medio ambiente, más efectiva en el
mediano y largo plazo, y más respetuosa de las garantías constitucionales, que es la
sustitución, en este momento contenida en el decreto 896 de 2017. Por lo tanto, lo
constitucionalmente adecuado es mantener el principio de precaución, no reactivar la
aspersión e impulsar la estrategia de sustitución voluntaria.

9. PRUEBAS:

Documentales:

1) Copia de cedula, credencial de concejal y constancia de secretaria donde consta que


soy el presidente del concejo de Mocoa.
2) Escrito de fecha 18 de septiembre de 2018, enviado mediante correo electrónico a
presidencia de la Republica
3) Pantallazo de prueba de envió de correo electrónico a presidencia
4) Escrito de fecha 18 de septiembre de 2018 enviado por correo electrónico, a
Ministro de Justicia y del Derecho Presidente del CONSEJO NACIONAL DE
ESTUPEFACIENTES, Directora de Política contra las Drogas y Actividades
Relacionadas Ministerio de Justicia Secretario Técnico CONSEJO NACIONAL DE
ESTUPEFACIENTES y DIRECCIÓN DE ANTINARCÓTICOS POLICÍA NACIONAL DE
COLOMBIA.
5) Pantallazo de prueba de envió de correo electrónico a presidencia Ministro de
Justicia y del Derecho Presidente del CONSEJO NACIONAL DE ESTUPEFACIENTES,
Directora de Política contra las Drogas y Actividades Relacionadas Ministerio de
Justicia Secretario Técnico CONSEJO NACIONAL DE ESTUPEFACIENTES y
DIRECCIÓN DE ANTINARCÓTICOS POLICÍA NACIONAL DE COLOMBIA.
6) Video en el que el presidente de la Republica y Ministro de Defensa anuncia las
reanudaciones de las aspersiones aéreas con glifosato.
7) Capturas de pantalla de las noticias sobre reanudaciones de fumigaciones.
8) Copia del Informe de 20 de marzo de 2015, la IARC – Agencia Internacional para la
Investigación del Cáncer, siglas en inglés–, instituto encargado de los estudios en
cancerología de la Organización Mundial de la Salud – OMS
9) Copia de concepto jurídico del Instituto nacional de Salud sobre PECIG
10) Copia de la resolución 1214 de 2015 del ANLA suspende fumigaciones aéreas
11) Copia resolución 04 de 12 de febrero de 2001. Defensoría del pueblo sobre daños por
el glifosato en el putumayo.
12) Copia del cuestionario del cámara de representantes sobre glifosato
13) Copia de la presente acción popular para archivo.
14) Copia de la presente acción popular para traslado al Presidente de la Republica.
15) Copia de la presente acción popular para traslado al ministerio publico
16) Copia de la presente acción popular para traslado al Ministro de Justicia y del
Derecho Presidente del CONSEJO NACIONAL DE ESTUPEFACIENTES
17) Copia de la presente acción popular para traslado a la Directora de Política contra
las Drogas y Actividades Relacionadas Ministerio de Justicia Secretario Técnico
CONSEJO NACIONAL DE ESTUPEFACIENTES
18) Copia de la presente acción popular para traslado DIRECCIÓN DE ANTINARCÓTICOS
POLICÍA NACIONAL DE COLOMBIA.
19) Demanda y anexos en medio magnético para notificación de las partes.
20) CD que contiene la acción popular de la referencia y las respectivas pruebas

De oficio:

Solicito a su señoría:

1) Oficiar a la honorable corte constitucional con el fin de que certifique si el gobierno


Ha cumplido con los 6 requisitos establecidos en la sentencia T- T236 de 2017 y 080
de 2017. ubicada en el Palacio de Justicia Calle 12 No. 7 65  Bogotá D.C.- Colombia
PBX: (57 1) 350 62 00 http://www.corteconstitucional.gov.co/ correo electrónico
info@cendoj.ramajudicial.gov.co

2) Oficiar al Ministerio de Salud Nacional con el fin de que certifique si tiene


documentados casos en el que el uso del glifosato haya causado daño a la salud
humana o medio ambiente. Punto de atención presencial: Carrera 13 No. 32-76 piso
1, Bogotá, código postal 110311 Conmutador: +57(1) 330 5000 - Central de fax: +57(1)
330 5050 correo electrónico notificacionesjudiciales@minsalud.gov.co

3) Oficiar a la defensoría del pueblo nacional con el fin de que certifique si tiene
documentados casos en el que el uso del glifosato haya causado daño a la salud
humana o medio ambiente. Dirección: Cra. 9 No 16- 21- Bogotá Código
Postal: 110231Teléfono PBX: (57) (1) 314 73 00 correo electrónico
atencionciudadano@defensoria.gov.co o juridica@defensoria.gov.co

4) Oficiar al Instituto Nacional de Salud, con el fin de conocer si existe estudios


científicos que den certeza de que el uso del glifosato no es dañino a la salud
humana y al medio ambiente. Avenida calle 26 No. 51-20 - Zona 6 CAN. Bogotá, D.C. |
Código postal: 111321 Tel: (+571) 220 7700 | Línea Gratuita: 018000113400 | Línea
PQRDS: +57 (1) 324 4576 correo electrónico procesosjudiciales@ins.gov.co

10. ANEXOS.

Los enunciados en el acápite de pruebas

11. NOTIFICACIONES.

El accionante

JESÚS LISANDRO MELO MELO, en condición de ACCIONANTE, en mi lugar de trabajo, es


decir en la Calle 7 No. 6-42, barrio centro en la ciudad de Mocoa (Putumayo); o al Celular
No. 3142880311 – 3104951356, o al correo electrónico chucho4175@hotmail.com

Los accionados

IVAN DUQUE MARQUEZ, presidente de Colombia, Casa de Nariño: Carrera 8 No.7-26;


teléfonos (57 1) 562 9300 - 382 2800 - 407 1212, Bogotá D.C. Fax: (57 1) 596 0631 correo
electrónico contacto@presidencia.gov.co y contactocinco@presidencia.gov.co Web:
https://dapre.presidencia.gov.co/AtencionCiudadana/notificaciones-judiciales
MARGARITA LEONOR CABELLO BLANCO Ministro de Justicia y del Derecho Presidente
del CONSEJO NACIONAL DE ESTUPEFACIENTES, Calle 53 No. 13 - 27 - Bogotá D.C PBX (+57)
(1) 444 31 00 E-mail: servicio.ciudadano@minjusticia.gov.co

GUILLERMO BOTERO NIETO, Ministro de Defensa Nacional, ubicado Carrera 54 Nº 26 – 25


CAN, Bogotá - Colombia PBX (57-1) 315 0111 E-mail: usuarios@mindefensa.gov.co,

ANA MARÍA RUEDA RODRÍGUEZ Directora de Política contra las Drogas y Actividades
Relacionadas Ministerio de Justicia Secretario Técnico CONSEJO NACIONAL DE
ESTUPEFACIENTES, Calle 53 No. 13 - 27 - Bogotá D.C PBX (+57) (1) 444 31 00 E-mail:
servicio.ciudadano@minjusticia.gov.co o ana.rueda@minjusticia.gov.co

JORGE LUIS RAMÍREZ ARAGÓN DIRECCIÓN DE ANTINARCÓTICOS POLICÍA NACIONAL DE


COLOMBIA, ubicado en el Aeropuerto Internacional El Dorado entrada 6 CATAM
teléfonos 5159750 extensión 31170 diran.oac@correo.policia.gov.co

Del (a) Señor (a) Magistrado (a)

Atentamente:

JESUS LISANDRO MELO MELO


Cc: N° 1.124.853.074 de Mocoa Putumayo.

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