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LA REVELACION
Se trata de la revelación de Dios en sí misma y la manera en que se transmite a los
hombres, se revela como Dios padre creador. Revelar significa correr el velo. Si bien el
hombre tiene el deseo de conocer a Dios, es el mismo quien tiene la iniciativa de revelarse.
Esta revelación, este darse a conocer lo hizo en 5 etapas:
Para reunir a la humanidad dispersa, Dios elige a Abraham llamándolo "fuera de su tierra,
de su patria y de su casa" (Gn 12,1), para hacer de él "Abraham", es decir, "el padre de
una multitud de naciones" (Gn 17,5): "En ti serán benditas todas las naciones de la tierra"
"De una manera fragmentaria y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros
Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por su Hijo"
(Hb 1,1-2). Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e
insuperable del Padre. En El lo dice todo, no habrá otra palabra más que ésta. S. Juan de
la Cruz, después de otros muchos, lo expresa de manera luminosa, comentando
"La economía cristiana, como alianza nueva y definitiva, nunca cesará y no hay que
esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor
Jesucristo" (DV 4). Sin embargo, aunque la Revelación esté acabada, no está
completamente explicitada; corresponderá a la fe cristiana comprender gradualmente todo
su contenido en el transcurso de los siglos.
A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas "privadas", algunas de las cuales
han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no pertenecen al
depósito de la fe. Su función no es la de "mejorar" o "completar" la Revelación definitiva
de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia.
Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentir de los fieles (sensus fidelium) sabe
discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo
o de sus santos a la Iglesia.
"La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu
Santo".
"La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los
apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores; para que ellos, iluminados por el Espíritu
de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación"
ACTIVIDAD 3: RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS
DOCUMENTO TRES EN RESUMEN
Al leer el Evangelio se ve que Jesucristo pide un acto de fe antes de realizar el milagro; y
se alegra, y alaba a las personas que de un modo u otro manifiestan su fe. La fe es un
gran de dios, necesario para nuestra salvación; y la respuesta del hombre a la Revelación
divina es creer lo que nos ha dicho, apoyados en su autoridad divina.
Estudiemos, pues, con atención este tema para saber qué es la fe y poder agradecerla
más a Dios. La fe es también necesaria para aceptar y entender lo que Dios enseña, y
que está recogido en esta página.
Sabemos con toda certeza que Dios existe porque -mediante las cosas creadas- se
puede llegar a demostrar su existencia. Pero hay cuestiones fundamentales para el
hombre: ¿cómo es Dios en sí mismo?, quién es Jesucristo?, ¿qué hay después de esta
vida?, que no pueden llegar a conocerse, aunque se piense mucho en ellas, si Dios no las
hubiera revelado. Nosotros las conocemos por la fe.
2. ¿Qué es la fe?
La fe es una virtud sobrenatural por la que -apoyados en la autoridad de Dios- creemos
las verdades que ha revelado, sabiendo que no puede engañarse ni engañarnos. Es,
pues, un asentimiento razonable, libre y sobrenatural, de la inteligencia y de la voluntad, a
la Revelación divina. Por la fe creemos a Dios y todo lo que Dios ha revelado. Como el
motivo que nos mueve a creer es la autoridad divina -no la evidencia de las verdades
reveladas-, la inteligencia del hombre no está determinada a creer, y cree libremente,
movido por la gracia de Dios.
3. La fe es un regalo de Dios
Creer es un acto del hombre, pero la fe es sobre todo un don sobrenatural, un regalo
muy grande que Dios nos hace en el momento del bautismo. Sólo es posible creer por la
gracia y los auxilios internos del Espíritu Santo.
A veces se explica la fe diciendo que es "creer lo que no se ve", lo que parece poco
razonable. Sin embargo, aunque muchas cosas que se creen no se comprenden, creer
es razonable porque es Dios quien revela, y Dios no puede engañarse ni engañarnos.
Tampoco se comprenden muchas cosas de la naturaleza y las admitimos porque las
enseña la ciencia. Por tanto, "creer" es un acto humano, consciente y libre, que no sólo no
contradice sino que dignifica a la persona humana. La fe es libre antes, durante y después
del acto de fe.
5. Creo - Creemos
Cuando rezamos el Credo, unas veces decimos: creo en Dios, en singular, porque la fe
es un acto de la persona que acepta libremente la autoridad de Dios que revela; en otras
ocasiones decimos: creemos en Dios -en plural- para significar que la fe la recibimos, la
profesamos y la vivimos en el ámbito comunitario de la Iglesia de Jesucristo, en la que,
con Él, que es la Cabeza, formamos un solo Cuerpo todos los creyentes. Así, la Iglesia es
como la Madre de todos los fieles, como dice san Cipriano al relacionar la fe en Dios con
el papel de la Iglesia: "Nadie puede tener a Dios por Padre, si no tiene a la Iglesia como
Madre".
Jesucristo fundó la Iglesia para que continúe su misión en el mundo transmitiendo sus
enseñanzas; para eso cuenta con la asistencia del Espíritu Santo. Por eso decimos: "Creo
todo lo que dice y enseña la Santa Iglesia, porque es lo que me dice Dios". La certeza de
esas verdades no se apoya en las razones que puedan darme los hombres que estudian
la Revelación, sino en la autoridad de Dios que las ha revelado; y la Iglesia, asistida por el
espíritu Santo, las transmite íntegras en virtud de la infalibilidad con que Dios la dotó en
cosas de fe y moral.
La fe es necesaria para la salvación. Lo afirma el mismo Jesucristo: "El que crea y sea
bautizado, se salvará; pero el que no crea, se condenará" (Marcos 16,16). Hay un cuadro
del Apóstol Tomás que pone los dedos en el costado de Cristo. Como se resistió a creer
en la resurrección de Jesús, el Señor le reprende cariñosamente: "Tomás, porque me has
visto has creído; dichosos los que sin ver creyeron" (Juan 20,29). Hemos de rezar por los
que no creen, pidiendo a Dios que les conceda la gracia de la fe, ayudándoles con nuestro
ejemplo y doctrina, ejercitando el apostolado de la doctrina.
8. El Credo, resumen de las verdades que debemos creer
Desde el principio los cristianos dispusieron de Símbolos o fórmulas de fe, que
resumían la enseñanza de la Revelación divina. Existen varias formulaciones de las
verdades de fe, pero ocupan un lugar muy particular en la vida de la Iglesia el Símbolo de
los Apóstoles y el Símbolo de Nicea-Constantinopla. En España puede recitarse en la
Misa de los domingos y solemnidades uno u otro -a elección del sacerdote- y es la parte
que se conoce como el Credo. Cuando recitamos el Credo, estamos haciendo un acto de
fe en las verdades fundamentales que Dios nos ha revelado.
Dios nos ha dado el gran regalo de la fe, y hemos de agradecérselo haciendo con los
labios -o sólo con el corazón- actos de fe:
- Creo en Dios Padre, creo en Dios Hijo, creo en Dios Espíritu Santo.
http://www.aplicaciones.info/valores/vavc03.htm
http://www.sepapbcn.org/archivos/VOL2CAT01.pdf
Autor (a)
(Nombre del estudiante: VIVANCO VILLARROEL, Carmen rosa Carrera Profesional de
Coautor (a)
(Nombre del docente tutor: Lic. SEOANE SAMUEL, VARGAS ALEJOS Docente
de Uladech Católica.
Chimbote, 2017.